miércoles, 5 de enero de 2022

"La Peau douce" (1964). François Truffaut. Francisco Huertas Hernández. Amor: de la mirada a la caricia, del deseo a la posesión. Un thriller lírico

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Amor: de la mirada a la caricia, del deseo a la posesión. Un thriller lírico
Francisco Huertas Hernández

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Pierre Lachenay (Jean Desailly) & Nicole (Françoise Dorléac)

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Trailer

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

En este plano se condensa la historia y su desenlace: el deseo de unión en la caricia -las manos que se buscan- tras el juego de las miradas de dos desconocidos. Un anillo de casado incluye la prohibición de amar a otras mujeres, porque otra porta el mismo anillo de fidelidad guardada. El amor -o su sombra: el deseo- vuela más alto que las leyes y las costumbres 

Si buscamos en internet imágenes de la palabra "pareja" (couple, en francés) encontraremos dos personas que se toman de la mano. Esta actitud corporal simboliza el amor romántico. El fisiólogo y biólogo Bradley Rabquer explicó que "debido a las terminaciones nerviosas adicionales, nuestras manos tienen un mayor sentido del tacto". "Cuando se produce la presión táctil, la frecuencia cardíaca desciende, la presión arterial desciende y estás relajado" señala la profesora Tiffany Field. Diversos estudios empíricos prueban que las parejas que se aman, experimentan mayor seguridad al tomarse de la mano, al sentir la mano amada. El contacto físico conduce a la sincronización de los cerebros de los miembros de la pareja, lo que se correlaciona con un efecto analgésico en situaciones dolorosas. "El hecho de sentirse comprendido tiene un efecto positivo", explica Guillaume Dumas. El tacto es de hecho "un sentido íntimo" que permite la "interacción emocional". Como recordó el profesor de psicología Jim Coan, "los seres humanos se dan la mano por muchas razones, pero la principal es comunicar su afecto, disponibilidad y lealtad".
"Regulamos nuestras relaciones con los demás a través de la relación con el cuerpo. Estamos en sociedades donde no todo el mundo puede tocar a quien quiera como quiera porque el tacto está asociado con la intimidad", añade la socióloga Laura Merla.

Las manos entrelazadas reducen el dolor porque abren la puerta de la confianza. Donde el deseo se convierte en ternura. Al unir nuestras manos experimentamos la salida del "yo" solitario, incompleto, anhelante de su "tú", que se transforma en "nosotros". Los ojos no se unen, la boca solo brevemente, pero las manos quedan entrelazadas para formar el "nosotros". Es muy fácil percibir la crisis de la pareja en la distancia de las manos, en la soledad de las manos

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Jean Desailly. Créditos

Jean Marcel Desailly (1920-2008). Actor de teatro, cine y televisión, nacido en París. Ingresó en la Comédie- Française en 1942. Trabajó con Jean-Louis Barrault. En cine sus papeles más recordados fueron: "Maigret tend un piège" (1958). Jean Delannoy; "Les Grandes Familles" (1958). Denys de La Patellière; "La Mort de Belle" (1961). Édouard Molinaro; "Le Doulos" (1962). Jean-Pierre Melville; y "La Peau douce" (1964) de François Truffaut, en el rol de Pierre, el escritor conferenciante 

Las manos tienen el poder de pedir y recibir otras manos. Son correos del alma, como lo son los ojos, más aún que la boca, que embelesa y engaña con las palabras dichas sin verdad. Las manos acarician y escriben, saludan y aprehenden las cosas del mundo

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Françoise Dorléac. Créditos

Françoise Paulette Louise Dorléac (1942-1967). Actriz nacida en París y muerta a los 25 años en accidente de tráfico. Hermana mayor de Catherine Deneuve. Fue modelo para Christian Dior. Entre sus papeles más importantes figuran: "L'Homme de Rio" (1964). Philippe de Broca; "La Peau douce" (1964). François Truffaut; "Genghis Khan" (1965). Henry Levin; "Cul-de-sac" (1966). Roman Polanski; "Les Demoiselles de Rochefort" (1967). Jacques Demy
Vivió un romance con François Truffaut durante el rodaje de "La Peau douce". Truffaut estaba casado con Madeleine Morgenstern, lo que convierte el film en otra confesión autobiográfica del director, que llamaba a la actriz cariñosamente "Framboise" (!!!)

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Título. Créditos

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Avec Nelly Benedetti. Créditos

Nelly Benedetti (Nelly-Andrée-Renée Guillot) (1921-2011). Actriz nacida en París. Recordada por su rol de Franca en este largometraje de Truffaut, fue una importante actriz de doblaje. Sus films en el cine fueron: "Les Régates de San Francisco" (1960). Claude Autant-Lara; "Les Ennemies" (1962). Édouard Molinaro; "La Peau douce" (1964). François Truffaut; "Faites vos jeux, mesdames" (1965). Marcel Ophüls

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Scénario original de François Truffaut et Jean-Louis Richard
Musique: Georges Delerue (Editions Musicales Hortensia)
Mise en scéne: François Truffaut

 "L'amor che move il sole e l'altre stelle" (Dante Alighieri: "Commedia"Paradiso, XXXIII, v. 145) es el impulso que mantiene la vida y la especie, que hace del ser humano brisa o huracán. Su misterio es tan secreto como su final trágico. Y, sin embargo, no sabemos amar, como nos cuenta el realizador francés.

 "La Peau douce" fue la cuarta película de François Truffaut (1932-1984). A partir de un guion escrito por el director con Jean-Louis Richard (1927-2012), basado en dos hechos reales -l'affaire Jaccoud, un crimen de origen pasional en Ginebra; y l'affaire Nicole Gérard, otro crimen, en el que ésta mató el 26 de junio de 1963 a su esposo infiel, el radiólogo Guy Gérard, en un restaurante de París, con una escopeta de caza-, Truffaut decidió rodar rápidamente este film antes de abordar su gran proyecto, "Fahrenheit 451", pero realizando otra cinta dolorosamente personal. 

 Pierre Lachenay (Jean Desailly) es un ensayista y conferenciante que dirige una pequeña revista literaria en París. Su matrimonio con Franca (Nelly Benedetti) es tan burgués como rutinario. Reparte el tiempo entre sus viajes, su trabajo, su hija Sabine (Sabine Haudepin) y sus amigos. En un viaje a Lisboa conoce a la azafata del avión, Nicole (Françoise Dorléac), por la que experimenta una irresistible atracción. Comienzan una relación de amantes en la ciudad portuguesa, y, luego, se reencuentran en París, pero la vida profesional de Pierre complicará la aventura, mientras la relación con Franca se irá deteriorando hasta el fatal desenlace.

 "El 26 de junio de 1963, en el restaurante Le Petit Chevreau, en la rue de la Huchette del Barrio Latino de París, Nicole Gérard, de 41 años, abatía a su marido de un disparo de escopeta". Apenas un mes después François Truffaut leyendo este suceso en la revista "Détective" decidió escribir un guion con Jean-Louis Richard. ¡Cómo empezar una película por su final! (Christine Masson & Laurent Delmas: "François Truffaut. Film par Film. Gallimard). "Un film où la femme, le mari et la maîtrisse sont à égalité" escribe el realizador. Sí, el marido, la esposa y la amante, en pie de igualdad, porque los tres aman, temen, yerran, huyen, o enloquecen. Aunque Truffaut, como gran contemplador, o voyeur de París y sus gentes, partió de una imagen: una pareja adúltera (esta palabra carece de sentido hoy) besándose en un taxi, antes de separarse para ir a cenar, cada uno, con su familia. 
 El guion escrito mano a mano en Cannes en el verano de 1963 será "muy cercano a la vida, indecente, impúdico, bastante triste, pero muy sencillo" escribe Truffaut a Helen Scott. "Será escrito, rodado, estrenado y amortizado rápidamente". El realizador ya solo pensaba en "Fahrenheit 451". Este guion mezcla recuerdos personales, anécdotas recogidas de acá y de allá, sucesos reales, en un marco urbano: París, Lisboa, Reims.

 "La Peau Douce" es un thriller lírico. Por esa época Truffaut veía una y otra vez las películas de Hitchcock, con el que preparaba su famoso libro de entrevistas. Por eso, desde el inicio, cuando vemos a Pierre salir del metro en dirección a su apartamento, el pathos de la "expectación" está presente. La extremada atención a los planos, las miradas y los gestos, la planificación minuciosa de los detalles, sencillos, pero reveladores siempre, todo eso es hitchcockiano

 En la vertiente autobiográfica de la cinta está la crisis matrimonial del director, casado con Madeleine Morgenstern, con quien tiene dos niñas. En enero de 1963 se separaron. En diciembre acabó la filmación. Toda la rutina, distanciamiento, disputas, reconciliaciones, infidelidades, celos, indiferencia, abandonos continuos y regresos ilusionados, vividos por Truffaut en su vida, están en el film, rodado en el propio apartamento -¿dificultad presupuestaria?- del cineasta, en el número 15 de la rue du Conseiller-Collignon, en el muy burgués XVIe arrondissement de París, conocido como Passy (dicho sea de paso: en el puente del metro de Passy, rue de l'Alboni, se filmó "Last Tango in Paris" (1972) de Bernardo Bertolucci). Que el matrimonio Lachenay viva en el apartamento del director fue una dolorosa forma de contrición. Esa vivienda de 5 habitaciones presentaba, con su sala de estar con dos niveles, el dormitorio conyugal en el nivel superior, con una ventana interior en forma de cuadro, que se abría y cerraba con manivela, indicando los momentos de intimidad de la pareja Lachenay. 

 Asistimos a una crítica del matrimonio burgués, con su hipocresía y rutina -la escena de las dos parejas aburridas, con la televisión encendida-, no tan social como en Claude Chabrol, porque en Truffaut predomina un tono lírico, triste y subjetivo, como todo lirismo. Un Pierre, que se muestra cariñoso con su hija -preciosa escena en la que le pone el disco de la Sinfonía de los Juguetes-, atareado y siempre con prisas -increíble la escena hitchcockiana del inicio, en el auto a toda velocidad, camino de Orly-, como si su vida experimentara un terror absoluto al vacío: "J'ai découvert que tout le malheur des hommes vient d'une seule chose, qui est de ne savoir pas demeurer au repos dans une chambre" (He descubierto que todas las desgracias de los hombres provienen de una sola cosa: no saber permanecer en reposo dentro de una habitación). Esta famosa cita de Blaise Pascal abre la conferencia de Pierre en Reims, adonde ha llegado con Nicole para estar juntos, mas la vida tiene abismos insondables, y Nicole acabará sola, sin poder escuchar a su amante, junto a unos carteles de películas de Marcel Ophüls y Jean Cocteau, en el hall del cine. Pierre tampoco ha tenido tiempo para ella. Pierre Lachenay, es "l'homme qu'on ne saurait aimer", el hombre que no sabríamos amar, porque amar es salir del tiempo para deslizarse en la eternidad de las manos que se acarician y las miradas infinitas. ¡Cuánto tiempo hace que Franca y Pierre salieron de ese reino! O, ¿acaso, no entraron en él? ¿Aman los burgueses? Georges Brassens y Jacques Brel fueron feroces críticos de "ces gens-là" (esa gente): "les Bourgeois". Truffaut también. Él fue un niño pobre y abandonado, que no conoció el amor de la familia. Pierre Lachenay ilustra aquello en que el propio Truffaut podía haberse convertido, un autorretrato sin concesiones, donde el lirismo encubre el vacío y la melancolía de unos personajes que no saben amar

 Lachenay es una persona que adopta las peores decisiones en los momentos más inadecuados. Conformista, convencional. Se encandila con la joven belleza celestial de Nicole, pero, tras conquistarla, no tiene tiempo para ella. Lachenay no es un hombre viejo, pero actúa como un prócer, acartonado, encorsetado en su rol de "grand homme de Lettres". Cuando Franca discute por celos a su regreso de Reims, él se marcha de casa. Y, cuando regresa a recoger sus pertenencias, hace el amor con su esposa, para volver a marcharse, todo con una aparente normalidad, pero no, Franca es víctima de una crisis de ansiedad. Él decide casarse con Nicole, pero ya se aburre con su conversación. La distancia generacional y cultural es determinante. Ella toma conciencia y decide no seguir con la relación. Lachenay no solo es la indecisión, sino la cobardía (Lachenay, ou la lâcheté). Todo su mundo está construido sobre sus "importantes ocupaciones". A diferencia de André Gide, sobre el que diserta en Reims, y de Blaise Pascal, su vida no tiene "reposo"
 En la gran escena central de Reims, la espiral de la cobardía (lâcheté) de Pierre, llega a extremos cómicos, en el único momento del film en que Truffaut se permite el humor. Lachenay, corriendo del hotel al banquete con sus anfitriones de provincias, tan chismosos como asfixiantes, abandona a Nicole, pero también a sus anfitriones y a su pesado amigo de universidad Clément (Daniel Ceccaldi sensacional), una especie de Serafín Latón o Bombilla (Séraphin Lampion), el arquetipo de pelmazo, del "Tintin" de Hergé. Sorprende la dureza con que Jean-Louis Richard y Truffaut retratan a los habitantes de Reims, "la bonne société locale composée comme il se doit d'un prêtre, d'une vieille fille et de quelques couples compassés" (la buena sociedad local compuesta, como Dios manda, por un cura, una solterona y algunos matrimonios compasivos). Nicole naufraga en su tabla solitaria, mientras Pierre intenta dejar plantados a todos los provincianos inoportunos. Llegado, por fin, al hotel donde Nicole llora en la cama, Pierre intenta consolarla de su cobardía, lo que sirve a Truffaut para entregarnos algunos de los planos más icónicos de la cinta, con una hermosísima Dorléac y un cariacontecido Desailly.

 Para el papel del escritor indeciso y cobarde, Truffaut había pensado en François Périer, aunque finalmente el rol fue para Jean Desailly, renombrado actor de teatro, que había trabajado junto a Madeleine Renaud y Jean-Louis Barrault, y con cineastas franceses a los que Truffaut criticaba desde las páginas de "Cahiers du Cinéma" (Daquin, Autant-Lara, Cayatte, Delannoy, de la Patellière). El realizador de "Les Quatre Cents Coups" le explicó que la película tendría 1000 planos aproximadamente, de los que 500 serían primeros planos de Pierre, y otros 500 planos subjetivos de la mirada de Pierre. Esto es un "tour de force" para cualquier actor. Un film normal tiene unos 500 planos. Así la relación entre estos dos hombres no cesó de deteriorarse. Aunque fue el mejor papel que hizo en su vida, el actor se lamentó de haber "matado" su carrera cinematográfica. Desailly compuso perfectamente la apatía (veulerie) masculina, esa incapacidad para vivir, sin el consuelo de las "grandes ocupaciones". Esa incapacidad para vivir sin las mujeres, porque sin mujeres no existe la vida ni la felicidad. La sensibilidad extrema de Truffaut, su "desvalimiento", inspira esos personajes que ansían el amor como el agua del oasis. ¿Cómo puede un ser humano -Pierre, Nicole, Franca- vivir sin amor? Nicole encarna la dulzura del fruto prohibido. Su inocencia es algo de lo que carece el intelectual atareado. Y Franca es un volcán dormido de pasión, de celos, de rabia. Ambas mujeres son independientes y modernas, pero aman al indeciso, cobarde y vacío Pierre. Truffaut proclama que su personaje principal -un alter ego deformado, bien distinto de Antoine Doinel- es "antipático y malvado". Por eso elimina del montaje final casi todas las escenas de felicidad y seducción de la pareja. Esas manos entrelazadas de los créditos iniciales han desaparecido. Lachenay en el film apenas está a la altura de lo que está viviendo. Una distancia, mezcla de su indecisión, cobardía y rigidez burguesa, le impide arrojarse como un niño en la felicidad descubierta, como en la portentosa escena del telegrama que escribe en el aeropuerto a Nicole: "Depuis que je vous connais, je suis un autre homme, et cet homme ne peut envisager de vivre sans toi. Je vous aime" (Desde que la conozco, soy otro hombre, y ese hombre no puede vivir sin ti. Os amo). Es sorprendente que Lachenay use el pronombre de cortesía (politesse) con Nicole, ese "vous" de la distancia social. La única vez en que Lachenay le dice a Nicole que la ama es por escrito en un telegrama que acaba rompiendo cuando ella aparece inesperadamente en Orly. Y la otra secuencia propia de un genio de inmensa sensibilidad afectiva: cuando Pierre enciende todas las luces de su habitación de hotel en Lisboa, tras la llamada de Nicole aceptando su invitación. Como un "petit enfant joyeux" (niño feliz), tras prender todas las luces se echa en la cama de un salto, con uno de los pocos semblantes relajados de toda la película. El espectador sabe que Pierre no es un conquistador sin escrúpulos, un playboy. Sentimos en él, a pesar de su "máscara burguesa", de su "status" de celebridad, un "buscador de ternura". Su estrecha relación con su hija Sabine permite entrever al hombre tierno que hay bajo su "máscara" y su "vacío vital".

 Franca, interpretada por Nelly Benedetti con 42 años, es una mujer madura, y, en principio, acomodada en su rutina. Es la mujer engañada (femme trompée). El director enjuició así su trabajo: "desnudó su personaje de humor. Afortunadamente, es bella, sexy, y, sobre todo, muy buena en los momentos de violencia y vehemencia". Añade Truffaut: "les moments conjugaux "où ça va mal" sont meilleurs que ceux "où ça va bien" (los momentos conyugales donde las cosas van mal son mejores que aquellos donde van bien). Es un personaje que crece en el transcurso del film, porque todo se encamina hacia su gran escena, algo así como la escena de la locura de Lucia di Lamermoor. Franca es, sin duda, la muy real Nicole Gérard, que fue condenada tras el crimen, y escribió el libro "Sept ans de pénitence", pero también podría ser Madeleine Truffaut. Hoy resulta difícil hablar de estos temas. Franca es la encarnación de los celos posesivos, pero, más allá, de la traición a la confianza dada. Truffaut escribió: "Plus une chose a en elle de force, de puissance d'émotion, plus elle doit être filmée avec discrétion et même avec sécheresse" (Cuanta más fuerza tenga una cosa, más poder emocional, más debe ser filmada con discreción, e, incluso, con sequedad). Este es uno de los distintivos del cine francés: la contención emocional, el alejamiento del subrayado tan habitual en el cine comercial. Truffaut es un cirujano de las emociones, no un pintor. Franca es un volcán, pero no una loca altisonante. Sus palabras son las justas. La cámara revela su poder emocional en las escenas de alcoba, en la sublime escena del "dragueur" (acosador callejero) (¡interpretado por Jean-Louis Richard!), donde la traicionada Franca se encara con él agarrándole por la solapa e increpándole hasta hacerle salir huyendo despavorido.

 Nicole es Françoise Dorléac, a la que Truffaut había conocido en marzo de 1963 en un viaje a Israel. Acaba de rodar "L'Homme de Rio" en Brasil, con Jean-Paul Belmondo. Dudó en aceptar el rol. El director quiere mostrar su rostro, desvelar su belleza de 21 años. Toda la película es una declaración de amor a la bellísima hôtesse de l'air (azafata). Es "Framboise", que se deja filmar, es la sensualidad, el erotismo, la libertad de un cuerpo que baila (maravillosa escena del baile de Nicole, mientras Pierre la mira desde su mesa del restaurante). Esta "gazelle" que sale rauda del auto para cambiar sus jeans por una falda, como a Pierre le gusta. Por un momento, Pierre Lachenay puede pensar que él tiene el control de la relación, pero no. Nicole es la vida, el movimiento, todo lo que Lachenay no alcanza, por más que recorra el mundo y sea aclamado por fotógrafos y lectores. La vida está fuera de los libros, pero eso no lo sabe el intelectual que habla de Balzac y el dinero, en Lisboa. "¿Por qué no Balzac y el amor?" pregunta una periodista portuguesa. Gracias a Françoise Dorléac, este es uno de los films más sensuales del autor, que, como arriba se dijo, elude las escenas del amor físico. La discreción sexual de la cámara, inversamente proporcional a la tensión dramática del thriller, donde el espectador siente la ansiedad de la mirada, o el vértigo del tiempo en fuga. Solo hay una escena de intimidad amorosa casi mística: en el albergue de La Colinière (referencia a "La Règle du jeu" (1939) de Jean Renoir). En 1 minuto y 47 segundos, y 17 primeros planos, Nicole, extendida en la cama, "dormida", se abandona a las caricias de Pierre. Sus piernas, muslos, pies, su falda, liguero, sus rostros alternos: el que contempla la belleza aterido, y la deidad adorada. Solo un genio pudo rodar una escena de delicadeza tan cristalina, donde la belleza de Nicole resplandece en la penumbra, gracias a la fotografía en claroscuro de Raoul Coutard, sublimada con la música conmovedora de Georges Delerue, uno de los prodigios de esta obra de arte. "Nicole. Tu dors? Ma petite fille... Tu es fatiguée?" susurra Pierre ante el cuerpo de la chica, dibujando con sus dedos los labios, acariciando su piel suave (sa peau douce)

 Como bien destacan Christine Masson y Laurent Delmas, cuya obra seguimos en este análisis, "La Peau douce" "ne connaît aucun temps mort et la vitesse est son mot d'ordre" (no conoce ningún tiempo muerto y el ritmo es su consigna). La película se abre con una escena de velocidad frenética en la que el Mercedes de Michel (Jean Lanier) "devora" la autopista a Orly en una lucha contra el crono por no perder el avión. La planificación visual es asombrosa: un aluvión de planos dorsales del interior del vehículo -con Michel, Sabine, con sus trenzas simétricas, y Pierre-, alternados con otros de la autopista bajo la lluvia, vista desde el parabrisas, y planos detalle del volante, las manos y el rostro tenso de Michel. El film se cierra con otra carrera vertiginosa por las calles de París del Austin Mini de Franca, presa de un voraz deseo de venganza. Es entonces cuando constatamos que los autos cumplen una función decisiva en el largometraje: generan vértigo, es decir, tiempo. Un film de aeropuertos y de coches, donde el humano "acelera" el ritmo de la vida.

 Mención especial merece mi amado aeropuerto de Orly. Cantado por Gilbert Bécaud, con alegría, en "Dimanche à Orly" el mismo año en que se filmaba "La piel suave", en 1963:

Je m'en vais dimanche à Orly
Sur l'aéroport, on voit s'envoler
Des avions pour tous les pays
Tout l'après-midi, y a de quoi rêver
Je me sens des fourmis dans les idées
Quand je rentre chez moi la nuit tombée

(Voy los domingos a Orly,
en el aeropuerto vemos despegar
aviones a todos los países.
Toda la tarde hay algo con lo que soñar.
Siento hormigas en mis pensamientos
cuando regreso a casa cuando cae la tarde)

 El optimismo de los años 60, cuando se inauguró Orly Sud, que vemos aparecer tras el cristal y la estrella del Mercedes de Michel, impregna la canción de ritmo vertiginoso de Bécaud. Orly es el lugar en que el acucioso conferenciante encontrará un juvenil amor. Jacques Brel grabó en su último LP una desoladora réplica a Bécaud: "Orly" (1977):

"La vie ne fait pas de cadeau
Et nom de Dieu, c'est triste Orly le dimanche
Avec ou sans Bécaud"

(La vida no hace regalos.
Y Dios, qué triste Orly los domingos,
con o sin Bécaud)

 Esa desesperación de los amantes que se despiden en el aeropuerto. Como Nicole y Pierre si la vida les hubiera mantenido juntos, pero no unidos, porque el amor se pierde como las escaleras mecánicas de la terminal. Orly, aeropuerto de sueños...

 "La Peau douce" es un intermezzo lírico entre "Jules et Jim" (1962) y "Fahrenheit 451" (1966) -su film británico-, que cosechó un rotundo fracaso de crítica y de público: "C'est un film désagréable à regarder", pero con los años se sitúa no solo entre las mejores producciones del autor, sino de todo el cine universal. ¿Por qué? Por su equilibrio de propósito, forma y ritmo, por su triste belleza donde el amor es imposible pero inevitable

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Pierre Lachenay (Jean Desailly) en la estación de metro de Passy

Pierre Lachenay, un hombre con prisa que se dirige a su apartamento en el 15 de la rue du Conseiller-Collignon, en el Distrito XVI de París, Passy, cerca del río Sena. Sombrero, abrigo y cartera. Es un tipo importante... pero triste

Por otro lado, el director homenajea a su amigo de infancia Robert Lachenay (1930-2005), que fue crítico de cine. De este amigo en la sombra escribió Antoine de Baecque:

"Il était le camarade d'école le plus proche de François Truffaut. Il deviendra son double, son prête-nom, et il y a beaucoup de lui dans le personnage d'Antoine Doinel. Leur amitié survivra aux brouilles et durera quarante ans.

Personne n'a relevé la mort de Robert Lachenay, le 11 novembre 2005, à 74 ans. La vie d'un inconnu s'est achevée comme elle s'est déroulée, dans l'anonymat. Avec lui s'efface pourtant le nom d'un critique de cinéma célèbre des années 50. Et disparaît un personnage de films. Pas un acteur, non, un personnage: un certain Lachenay qui hante La Peau douce avec son visage triste, et inspire directement le «René Bigey» des Quatre Cents Coups, l'inséparable ami d'Antoine Doinel. À chaque reprise, derrière ces Lachenay, le critique et le personnage, on retrouve le même homme, qui les fait advenir et s'en inspire: François Truffaut. Robert Lachenay fut ainsi le pseudonyme préféré de Truffaut quand il écrivait ses textes les plus virulents des Cahiers du cinéma, comme il fut le modèle de Jean Desailly dans La Peau douce, et de Jean-Pierre Léaud-Antoine Doinel, un des personnages les plus célèbres du cinéma mondial"

Antoine de Baecque. "Libération". 28 novembre 2005

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Pierre Lachenay (Jean Desailly)

Primer plano del protagonista. Su mirada revela un hombre lejano. ¿De dónde? De sí mismo. El filósofo alemán Martin Heidegger (1889-1976) escribió en "Vom Wesen des Grundes":

"Und so ist der Mensch, als existierende Transzendenz überschwingend in Möglichkeiten, ein Wesen der Ferne"
(Y así el ser humano, como trascendencia existente desbordante de posibilidades, es un ser de lejanías)

¿Las posibilidades del ser humano? Solo una real: morir. Y su antídoto: amar. Amar para no morir. En la trascendencia del acto erótico; del deseo propio y ajeno, recíproco; del recuerdo arrobado de la piel y la voz amada.
Esa mirada triste de Lachenay... tan lejana...

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Franca (Nelly Benedetti) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

El matrimonio burgués antes de la crisis. El filósofo suizo-británico Alain de Botton (1969) señala que esperar del matrimonio amor, deseo y una familia feliz es casi pedir lo imposible. A mediados del s. XVIII en Europa un nuevo ideal propuso que las personas casadas deberían no sólo tolerarse mutuamente por el bien de los niños, sino que, extraordinariamente, deberían también esforzarse en amar y desear profundamente a la pareja. 
Esto genera de modo natural la hipocresía (fingir un sentimiento o virtud que no se tiene) de la familia feliz.
Franca espera que Pierre se esfuerce en amarla, y que no solo se preocupe por Sabine

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Sabine (Sabine Haudepin) & Odile (Paule Emanuele)

Plano picado del living del apartamento de los Lachenay, que, en realidad, es del propio Truffaut. Filmar en tu vivienda es un acto de autoconfesión evidente. Sabine Haudepin ya había interpretado a la niña de "Jules et Jim" (1962), con el mismo nombre. Sabine parece una niña solitaria, encerrada en casa, con su nurse. En ese espacio del salón está la librería, el tocadiscos y el televisor. La palabra, la música y la imagen. El espacio íntimo de Truffaut

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Pierre Lachenay (Jean Desailly) & Franca (Nelly Benedetti)

Un hueco o ventana comunica la estancia matrimonial con el living. Un cuadro cubre esa ventana interior -activado por una manivela- cuando la pareja quiere intimidad. La disposición "panóptica" de vigilancia sobre el espacio común se conjuga con la creación de un espacio de mayores dimensiones.
La división del espacio íntimo (amor/sexo) de la pareja y el espacio social (familia/visitas)







"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Sabine (Sabine Haudepin), Pierre (Jean Desailly) & Michel (Jean Lanier)

En esta vertiginosa escena de estructura visual de thriller, Pierre se despide de su hija Sabine con prisa, pero esta quiere ir con su padre al aeropuerto de Orly. Michel les lleva en su Mercedes. Filmada en tres niveles (interior auto / exterior carretera / planos detalle conductor), con un frenesí de planos, la carrera contra el tiempo para no perder el avión a Lisboa es uno de los grandes momentos de esta película perfecta












"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

Escena del avión. Lachenay consigue que le dejen embarcar en el último momento. Es una aeronave brasileña de Panair. Panair do Brasil fue la mayor aerolínea de toda América Latina entre 1945 y 1965. En lo alto de la escalerilla está la azafata Nicole, que recibe su carta de embarque. El ritmo vertiginoso está a punto de detenerse. Lachenay ya está sentado en su asiento fumando un cigarrillo. Una primera mirada de Nicole a los pasajeros. No personalizada aún en este hombre famoso. Panorámica cenital del Castelo de São Jorge de Lisboa.

Truffaut, como Furtwängler en la dirección orquestal, es un maestro de la "transición": de la extrema velocidad a la delicada calma del contemplar, la mirada. Cuando Nicole, tras la cortina, cambia su calzado a zapatos de tacón -Ah! les femmes-, la mirada de Lachenay transita de la curiosidad al deseo. Soberbios plano-contraplano. Sujeto deseante-Objeto deseado. Ojos-piernas. 

La pulsión de mirar fue descrita por Sigmund Freud (1856-1939): la pulsión escópica. Relacionada con lo Imaginario, según Jacques Lacan (1901-1981). Acá entramos en el metatexto: el espectador (tú y yo) mira al personaje que mira a otro personaje. Si el "voyeur", el "mirón", desasosiega con su acto escópico, imaginemos la ansiedad que provoca en el espectador mirar al que mira. Eso es thriller: generar expectativas, angustia.

Lachenay mira con intención, es decir, deseo. Inma Arriero Doblado distingue entre miradas con intención y sin intención ¡Cómo baja la cabeza Lachenay, como "hurga" en el encuadre visible entre el suelo y la cortinilla: los pies de la bella azafata! ¡Pero si no había reparado en ella! ¡Es lo que se oculta lo que "desata" la mirada! ¡Acechar! ¡Avizorar!
¡Pero todo esto es inconsciente, instintivo! Nos retrotrae a la infancia, a nuestro estado natural:  la animalidad. Lachenay ha dejado de correr, ahora atisba. Ahora no escribe: mira, desea e imagina



"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

Desembarque en el aeropuerto de Lisboa. Fotógrafos. Y Nicole, dirigiendo a M. Lachenay. Debe esperar a que bajen los demás pasajeros. Nicole es una mujer muy joven, pero muy resolutiva. Su belleza empieza a inundar la pantalla en ese posado para la prensa con el escritor. ¡Cómo Truffaut los recorta sobre el cielo azul -imaginamos- de la ciudad del Tajo!

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Hotel Tivoli. Av. da Liberdade 185. Lisboa

En el hotel Tivoli, Lachenay se ilusiona como un niño. La mirada, el milagro. El amor



"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

La Conferencia en Lisboa (elipsis). Un nuevo encuentro azaroso en el hotel. Son todavía dos desconocidos: la azafata y el escritor. Lidia Mariana Pereira se pregunta si el amor se elige o se encuentra. Truffaut y yo lo sabemos bien. Se encuentra. En el cruce de caminos de la ciudad, de sus quehaceres, pero, eso sí, hay que buscar. Lachenay ha buscado. Una "apertura ontológica" a lo real, porque lo más real es el amor.

La conferencia (que el espectador no ve) viene precedida de un encuentro con periodistas portugueses. "¿Por qué Balzac y el dinero?". La respuesta irónica y distante de Lachenay revela a alguien que no sabe amar, o peor aún, expresarlo.
¿Por qué se enseñó a los hombres a reprimir en público el sentimiento amoroso, la emoción y la ternura? Una distribución de roles afectivos de origen patriarcal: hombre activo-cazador, mujer-pasiva-madre. Lachenay tiene algo de esa ternura, cuya interdicción ha generado tanta neurosis en los hombres. El varón "castrado" en su afectividad solo puede ser o un niño desvalido o un animal desbocado.

La socióloga argentino-alemana Esther Vilar (1935) publicó en 1971 un libro de éxito tan inmediato como efímero: "Der Dressierte Mann" (El varón domado) donde sostenía una idea hoy muy rechazada: las mujeres no son oprimidas por los hombres sino que controlan a los hombres para su ventaja. 
En la película, el punto de vista de Lachenay ha sido impuesto por la cámara: vemos a través de su mirada. Franca y Nicole adquirirán relevancia conforme la mirada de Pierre se vaya eclipsando. De hecho, trazando un arco emocional y conductual muy amplio, ambas mujeres sentirán y actuarán todo lo que el hombre al que amaron no supo sentir ni hacer. 
Vilar no tiene razón: el varón es más débil por naturaleza, y si su poder social es un constructo de la racionalidad instrumental que convierte el mundo en "cosa", también entra ahí su forma de amar, en la que el instinto más animal coincide con la degradación objetual del ser, incluyendo el ser de la mujer: el mundo es algo que se posee








"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)
Frank (Gérard Poirot)

Escena del ascensor. La dirección de la mirada. En plano-contraplano con un tercero incómodo, Frank, el piloto del avión, Truffaut planifica esta "danza visual-escópica". Primeros planos de quietud y silencio mientras el elevador asciende. Primero: mirada de Pierre. Segundo: mirada de Frank y Nicole. Réplicas de Pierre y de Nicole, ya sola, cargada con paquetes. Nervios. A la azafata se le cae la llave: habitación 813. Pierre la recoge. Intercambios de atisbo: él, ella. Cada vez más cerca. Truffaut consigue filmar esta memorable escena con un tempo más lento que el real. La expectación es creciente: tensión sexual no resuelta.

El thriller es un género cinematográfico cuya esencia es provocar suspense (expectación) en el espectador por lo que va a ocurrir. Aunque la mayoría de los thrillers son historias policiales, con crímenes, malos y héroes, éste es un thriller emocional. La mirada es aquí la generadora de ansiedad, porque eso es el suspense: desatar la ansiedad en el contemplador. Pierre es un hombre de palabra, pero, también Balzac tuvo que mirar antes de escribir. Antes de hablar el bebé mira las cosas, a su madre, al mundo. El adulto se envuelve en palabras y tiende a reprimir la mirada, pero Pierre se siente atraído por la bellísima azafata. Y aunque él es un escritor, también los escritores necesitan mirar





"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

Salida del ascensor. Pierre espera. Ve partir a la dulce azafata por el pasillo de la 8ª planta. La cámara -como le explicó el realizador a Desailly- insiste en Lachenay que desciende a la planta 3ª con la velocidad ahora real. Su "procesión", ralentizada y ambientada por la partitura musical, en dirección a su habitación, detiene su mirada en los zapatos de los huéspedes. Las "parejas" (pares) de calzado femenino y masculino indican noches de amor tras las puertas del corredor. Una "inminencia": el deseo ya franquea la puerta de la consumación: que la mirada se transforme en caricia, el deseo en posesión, que el cuerpo entre en el alma...

Una autora reflexiona sobre el amor: "Dicen que el amor no consiste en mirarse a los ojos, sino mirar los dos en una misma dirección...". Nicole y Pierre llegarán a amarse -el horizonte más alto que el deseo- cuando "miren los dos en la misma dirección"



"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Pierre Lachenay (Jean Desailly)

En la habitación de Pierre. Franqueando las "puertas del paraíso". No basta con mirar. Hay que hablar. Invitar. Salir de la "soledad" del yo. El encuentro imaginado, soñado: la piel suave. Truffaut nos da la negativa de Nicole a la llamada de Pierre. Habitación en penumbra. A continuación: Nicole cambia de opinión. Llama. Acepta el "rendez-vous". Habitación iluminada, como el rostro de Pierre. Lachenay quiere ser Pierre. Lo que viene después es otro momento de genio del director: Pierre, como un "petit enfant joyeux" enciende todas las lámparas. Y después se arroja en la cama feliz. Filmar algo tan real, tan infantil, tan simple, distingue a un genio de la vida y del arte de un memo




"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

Un restaurante del Chiado, el barrio céntrico de Lisboa, donde cenan, por primera vez, Nicole y Pierre, "A Quinta". Hablan, ríen. 

Balzac está presente. Para Truffaut, Honoré de Balzac (1799-1850) es un talismán. Lo leyó con pasión en su infancia. El narrador francés concibió su colección de novelas "La Comédie humaine" como un vasto cuadro de la sociedad francesa del s. XIX. El cineasta también tiene su "Comedia humana" en su vertiente sentimental ("Éducation sentimentale"): la serie de Antoine Doinel, que se inicia en "Les Quatre Cents Coups" (1959) y termina en "L'Amour en fuite" (1979)

Truffaut es el cineasta del amor. Amar es un acto de plenitud, tanto si la vida es yerma, como si es feraz. Y el cine francés sabe colmar esa plenitud y esa desolación. El cine es la forma en que hemos amado sin haber conocido aún lo que era el amor. ¡Cuántos jóvenes aprendieron lo que era el amor en las películas! Y son los franceses los que mejor mantuvieron la luz de esas estrellas siempre ardientes en nuestra retina y nuestro corazón dolido





"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

El regreso al ascensor. Ahora Pierre sí cruzará el umbral de la habitación 813. La forma en que el realizador muestra la consumación del deseo, de la espera, de las miradas y las conversaciones en unos planos de manos -ella prende la luz, él la apaga- y de sombras de manos que acarician
La contención emocional del director resta importancia al acto, pues es la potencia (posibilidad) lo que impulsa el amor. El deseo es libertad. El acto (consumación) es la materialidad que desvanece la libertad 





"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)
Franca (Nelly Benedetti)

Regreso de Lisboa. En el avión Pierre repasa algo relacionado con su trabajo. Se despide de Nicole con recato y juego de miradas

Llegada a Orly. Beso de Franca y Pierre. Franca le lleva en su Austin Mini. Nueva intersección de miradas clandestinas. Pierre -desde dentro del auto- ve a Nicole caminando junto a Frank. Vuelve la cabeza: ¿celos, nostalgia, culpabilidad, extrañeza?

Lo que se denominó adulterio (violación del juramento de fidelidad y compromiso por parte de uno de los miembros del matrimonio al mantener relaciones sexuales con una tercera persona), que estaba penado como delito hasta la Ley del 1 de julio de 1975 en Francia ("Il a donc fallu attendre 1975 pour qu'en France l'adultère ne soit plus puni"), se transformó en "infidelidad" (traición a la confianza dada en el amor de pareja)
La infidelidad sigue siendo la primera causa de divorcio en Francia. El Código Civil francés dice en su artículo 212: "les époux se doivent mutuellement fidélité". En el art. 242 se lee: "le divorce pour faute" pourra être prononcé lorsque l'infidélité de l'un des conjoints devient "une violation grave ou renouvelée des devoirs et obligations du mariage", "rendant intolérable le maintien de la vie commune"

La concepción del "matrimonio" como un "contrato civil" entre dos partes libres y responsables supone -como en todo contrato- "deberes y obligaciones", siendo una la renuncia a las relaciones sexuales con personas ajenas al contrato. Flora Ramírez Jiménez sostiene que "los burgueses no aman, compran". ¿El varón burgués, no obstante, es "putero, libidinoso y lascivo, aparte de hipócrita", como escribe esta autora? ¿Es Pierre Lachenay así? ¿Era François Truffaut así?. ¿Es acaso la lucha inútil entre la libido -el deseo instintivo- y la moral, una prueba de la imposibilidad de este contrato matrimonial -o acuerdo verbal de convivencia mutua-? 

La infidelidad se establece en dos órdenes: el amor y el sexo. En el sacramento católico del matrimonio -aparte del desideratum de la indisolubilidad-, existe el "perdón" (renuncia a la venganza tras un mal recibido), una manifestación suprema de amor. Se puede perdonar la infidelidad sexual, incluso la amorosa. Lo malo es que para los cristianos el "perdón" es una "gracia" de Dios, es decir, no depende de nuestro poder.

La autora argentina Lidia Mariana Pereira habla de "compromiso y responsabilidad" mutua en el matrimonio. Una madurez. Un don. "Hay que ser muy sabios para tener un matrimonio exitoso: el don de perdonar, de comprender, de recomenzar"





"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Franca (Nelly Benedetti) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)
Ingrid (Laurence Badie) & Michel (Jean Lanier)

Aburrimiento matrimonial burgués. Escena de las dos parejas (Franca/Pierre & Ingrid/Michel) ante el televisor. Las conversaciones insípidas

Irrupción del objeto: el paquete de cerillas. Nicole apuntó ahí su teléfono. Recién lo descubrió Pierre en mitad de la insípida conversación
El teléfono y las cerillas. Los objetos evocan el deseo latente: Nicole. Irrelevantes en principio, las "cosas" pasan a estar "investidas" de afecto libidinoso culpable, por "asociación" o "transferencia" de libido. La libido siempre es culpable, porque es a-moral. El corazón se acelera, el sistema nervioso simpático se activa. Si el sistema límbico se impone sobre la corteza pre-frontal, es decir, si el deseo anula el juicio y la razón, fácil es concluir que el humano no es libre de ser infiel, o, más aún, no es libre de sentir. Ya René Descartes (1596-1650) apuntó esto en su libro "Les Passions de l'âme" (1649): las pasiones (emociones) son involuntarias porque dependen del cuerpo, no del alma (voluntad y pensamiento)

Ante esta nueva "presencialidad" "fenomenológica" de las "cosas" (cerillas, teléfono, espejos, cuadro móvil), el crítico Juan Carlos González A. escribe: 

"¿Con qué reemplazar entonces a los personajes y a sus sentimientos? Con los objetos. El mismo montaje hace que La piel suave esté llena de autos, aviones, teléfonos, diales, velocímetros, ascensores, interruptores, llaves y llaveros, botones, cigarrillos, encendedores, cajas de cerillas, lapiceros-linterna, tiquetes, maletines, documentos… casi todo mostrado en primer plano, casi todo mostrado a gran velocidad y sin un objetivo dramático aparente. “La proliferación de objetos sugiere un mundo deshumanizado en el cual los seres no están necesariamente en control” (8), sugiere la biógrafa Annette Insdorf. En una reseña del filme que escribió André Téchiné –la primera que hizo para Cahiers du Cinéma– escribe que “siguiendo una senda de hacer y deshacer, La piel suave nos habla de distancia… dedos explorando hasta los límites del decoro, toques vacilantes, caricias tímidas, manos sostenidas y soltadas, luego apretadas en el pasillo, dedos tocando los botones de un ascensor, haciendo movimientos circulares en un dial telefónico, intercambiando llaves… no hay una impresión vivaz de un cuerpo, no hay un impulso vital. Solo la cubierta externa, la superficie, vistas como la manifestación de una cantidad de síntomas latentes” (9). Téchiné habla de distancia, de la falta de comunicación que esos objetos deberían ayudar a disminuir, pero que en realidad subrayan lo lejos que están los personajes, lo poco que sabemos de ellos, su incapacidad para expresar lo que sienten"

No es ajeno a esa interpretación el dominio filosófico de la "fenomenología" (estudio filosófico del mundo en tanto se manifiesta directamente en la conciencia; el estudio de las estructuras de la experiencia subjetiva) en esa época en Francia. La divisa fenomenológica es "ir a las cosas mismas" (zu den Sachen selbst) según Edmund Husserl (1859-1938). Sin entrar en esta teoría de la "intencionalidad" de la conciencia, y la "reducción fenomenológica", queda claro que "la conciencia solo es en cuanto se encuentra abierta al mundo". Y para la cámara de Truffaut el "mundo", las "cosas", son "símbolo" y manifestación de "intencionalidad" o "deseo", o como dice Téchiné, "distancia" -abismo infranqueable- entre conciencia y mundo


"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Dominique (Dominique Lacarrière)

Oficina de Lachenay. Revista "Ratures" (tachaduras, enmiendas). El director de la revista trabaja en una oficina envejecida. El plano de Dominique, su secretaria, reflejada en el espejo, contiene algo más que un recurso estético: la "distancia". La "mujer", deviene "objeto" para el "ser de lejanías" (sujeto intencional desasido del mundo) que es Lachenay. Nicole nunca se refleja en el espejo, como Franca y Dominique

La elección de "Ratures" (tachaduras, enmiendas, borrones) parece deliberada. ¿No es la vida de Pierre Lachenay una tachadura, un borrón?













"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)
Sabine (Sabine Haudepin) & Franca (Nelly Benedetti)

Comienza la doble vida de M. Lachenay. Reencuentro con Nicole. Regala a su hija el disco de la Sinfonía de los Juguetes de Leopold Mozart (aunque en esa época se atribuía a J. Haydn). Alternancia de las dos vidas

Escena del aeropuerto. Telegrama. Pierre llega raudo al aeropuerto de Orly en su Citroën DS (tiburón), tras inventar una excusa absurda en casa. Pero el avión ya ha despegado. Entonces escribe un telegrama (no había téléphonie mobilea Nicole: "Nicole. Depuis que je vous connais, je suis un autre homme, et cet homme ne peut envisager de vivre sans toi. Je vous aime. Pierre" (Nicole. Desde que la conozco, soy otro hombre, y ese hombre no puede vivir sin ti. Os amo. Pierre). Inesperadamente aparece la azafata. Hay retraso en su vuelo. El hombre triste se acerca a la chica y guarda el telegrama, arrojándolo disimuladamente a la papelera mientras camina con ella por el hall. 
Ese gesto de cobardía de Lachenay, de no ser capaz de decirle a su amada que la quiere. Aristóteles  (384-322 aC) explica en su "Ética a Nicómaco" que el "cobarde" es "el que peca por exceso de miedo". El valor o valentía es la virtud (término medio) entre dos extremos: la cobardía (defecto) y la temeridad (exceso). ¿Qué tipo de cobardía experimenta Lachenay? La cobardía de amar, de "abrirse al otro", "entregarse", "destituir las ocupaciones" para aceptar la interioridad

Franca enfadada. Pierre pide perdón. Hacen el amor. ¿Haber roto el telegrama es haber renunciado a la infidelidad amorosa: la enunciación explícita de amar a otra persona? ¿arrepentimiento, autoexculpación, o eso absurdo que han venido a llamar "poliamor"? ¿Se puede amar a dos mujeres a la vez? Claro, pero ¿hay que cumplir con el contrato, con la promesa, con la renuncia al resto de las mujeres? Inma Arriero Doblado hablaba de "carne congelada" al referirse a esa renuncia

Pierre almuerza metódicamente en el bar "Val d'Isère"rue de Berri, près des Champs-Elysées. Lee el periódico

Escena del baile de Nicole. Los encuentros íntimos entre Pierre y Nicole son difíciles porque ella vive en un apartamento, donde la conserje y la propietaria -amiga de los padres de ella- vigilan las visitas de hombres. Pierre confiesa que nunca aprendió a bailar, y que por eso le costó encontrar esposa. Pierre anima a Nicole a bailar, él la contemplará desde la mesa: "Je vais te regarder. Ce sera mon plaisir" Nicole baila libre, sensual, joven. Todo lo que M. Lachenay no es

Nicole pide a Pierre que duerma con ella en su apartamento. Su valentía contrasta con la pusilanimidad del escritor. Antes, él intentó llevarla a un hotelito de citas. Ella sintió vergüenza de ser tratada como una meretriz 











"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorleac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)
Clément (Daniel Ceccaldi)

Gran escena central de Reims. Los rasgos psicológicos de Pierre y Nicole se revelan con claridad y distinción en esta gran escena, que es "un petit tableau de la vie de province assez pathétique"  (un pequeño cuadro de la vida provinciana bastante patético)
El conferenciante acude a Reims para hablar de un documental sobre André Gide: "Avec André Gide" (1952) de Marc Allégret. En esta parte del guion Richard y Truffaut rinden homenaje doble al cine y a la literatura.
Pierre pretende pasar dos días en el campo con Nicole, y la lleva a Reims. Comienza un carrusel de cobardías y humillaciones. Primero se alojan en un hotel de tercera huyendo de los organizadores. Luego él la abandona para ir a la cena con los anfitriones en la secuencia más cruel y flaubertiana del film donde Truffaut y Richard se burlan sin compasión de los "rémois", con su "buena sociedad" de curas entrometidos, solteronas, chismosos, matrimonios caritativos, todos amantes de la "cultura" "comme il faut".   
En la conferencia, en un cine lleno, Lachenay cita a Pascal: "J'ai découvert que tout le malheur des hommes vient d'une seule chose, qui est de ne savoir pas demeurer au repos dans une chambre" (He descubierto que todas las desgracias de los hombres provienen de una sola cosa: no saber permanecer en reposo dentro de una habitación), para introducir una semblanza de André Gide, que sirve como presentación del film de Marc Allégret. Lachenay ha olvidado a Nicole, que acude al cine, y se queda sin entrada. Espera, triste y solitaria, en el hall, junto a unos affiches de films ("Le Testament d'Orphée" (1960). Jean Cocteau -Truffaut fue asistente de producción-; "Peau de banane" (1963). Marcel Ophüls)

Episodio de Clément. Al terminar el acto, Lachenay es incapaz de zafarse de un antiguo compañero de universidad, Clément, un tipo pesado, aburrido de la vida provinciana. Nicole ve pasar, ante ella, a su amante a la salida del cine, sin valor. Un "dragueur" persigue a la chica en la calle... Lachenay empieza a marearse. Ha sido testigo de todo. Su indecisión, su cobardía, su apatía, se convierten en la humillación de Nicole

Nicole llora. Cuando Pierre regresa al hotel, Nicole, humillada, llora en la cama. Quiere regresar en tren a París




















"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Nicole (Françoise Dorléac) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

Escena erótica extática. Albergue. La Colinière. La escena erótica del film es, al tiempo, audaz y religiosa: Pierre echa las cortinas. Nicole cae en la cama exhausta. En la penumbra, durante 1minuto y 47 segundos, en 17 primeros planos, Pierre acaricia y contempla extasiado el cuerpo glorioso de la deidad dormida. 

Al día siguiente, durante el desayuno, Nicole cuenta su vida amorosa. Él hace un reportaje fotográfico con ella de modelo (era una auténtica mannequin de Dior). En estas dos secuencias Truffaut y Coutard rinden culto a la belleza purísima de Françoise Dorléac filmando algunos planos magistrales de la historia del séptimo arte























"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Franca Lachenay (Nelly Benedetti), Pierre (Jean Desailly) & Nicole (Françoise Dorléac) 
Ingrid (Laurence Badie)
Un dragueur (Jean-Louis Richard)

El "despertar" de Franca. La esposa engañada despierta de su rutina burguesa. Los celos y la rabia la consumen. Él lo niega todo. Ama a Pierre. Le implora. Él aprovecha la confusión y se marcha de casa. Pierre parece haber estado incómodo los 15 años de matrimonio: ¿nunca amó a Franca?
Franca, despechada, inicia los trámites del divorcio

El final de la relación con Nicole. La azafata comprende la distancia entre los dos. Pierre no quiere contarle a Franca de la existencia de Nicole. La azafata considera un error el ocultamiento. Cuando Pierre confiesa lo duro que es separarse de Franca, habituado a estar juntos, no poder ver a la niña... Nicole, triste, le dice que, si es así,  ha cometido "une belle connerie" (estúpido error) ¡Es un burgués, pardiez!

Cuando Pierre y Nicole visitan el nuevo apartamento en construcción donde vivirán juntos, Nicole rechaza su oferta de casamiento, y reconoce que descubrió que "algunas cosas no fueron como esperaba. Ha habido un gran malentendido entre nosotros". "Depuis quelque temps je m’aperçois que la vie n’est pas du tout ce que je croyais. Il y a eu un grand malentendu entre nous". "La otra noche en el restaurante yo te irritaba. Por un momento me detestaste. Planear una boda cuando llegas a ese punto no tiene sentido". Ella propone verse alguna vez, él lo rechaza secamente.

El descubrimiento de Franca. El mismo azar que trajo a Nicole a la vida de Pierre, pone en manos de la esposa herida las fotos de Nicole que su marido tomó. Completamente fuera de sí, Franca es hostigada por un "dragueur", contra el que arremete, haciéndole huir despavorido

Ahora ninguno de los tres personajes tiene amor

¿Qué es el amor, entonces? 
La psicóloga uruguaya Jacqueline Sabaj sostiene que "a cierta edad las personas no deberían separarse": han depositado tanto el uno en el otro, que han dejado de ser átomos solitarios para transformarse en moléculas. "¿Cómo vas a volver a París sin escuchar a Inma decir con entusiasmo infantil: "¿Cómo cabe tanto en esta ciudad?"?".
Una autora revela que "el amor es el motor de la vida. No existe otra cosa. Es una sabiduría con la que se nace, que no necesita explicación. Es una ciencia cierta", "incondicionalidad, entrega, compartir en silencio", citando a Milan Kundera: "sabemos que estamos enamorados cuando alguien se instala en nuestra memoria poética". "Así se vive el amor desde la intimidad y la soledad, desde el secreto, de quien se siente feliz y pleno de la persona con la que está. Una magia que ha elevado tu vida, el nivel de conciencia aumenta, y la vida es mucho más hermosa".
La actriz y pensadora Diana Conca expresa que el amor no agota. "El amor crece y es hermoso. Cuánto más amas, más tienes, y es gratificante".
Marilú Mendoza Mendoza, filósofa mexicana, recuerda la sentencia paulina: "el amor todo lo espera" (Primera Carta a los Corintios). Actos, actitudes, sensibilidad y pensamiento entrelazados, abriendo cada instante vivido

¿Y, acaso, la desesperanza no es lo contrario del amor? Pierre era débil. Nicole joven. Franca insatisfecha








"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Franca (Nelly Benedetti) & Pierre Lachenay (Jean Desailly)

El desenlace del film es abrupto, austero y realista. Franca Lachenay es Nicole Gérard. Con un ritmo hitchcockiano, y ese "manejo" del tiempo magistral -como señala Juan Manuel García Ferrer "hace el tiempo elástico: alargándolo o reduciéndolo"-, el espectador asiste a la función final: Franca se apresta a la "acción reparadora", acelera su Austin Mini por las calles de París, mientras Pierre, asesorado por Ingrid, intenta el regreso con Franca, pero la cabina telefónica del restaurante "Val d'Isère" actúa como elemento fatal...

Nicole Gérard inicia su relato autobiográfico "Siete años de cárcel" (Sept ans de pénitence) (1972) así:

"Todo empezó cuando maté a un hombre. Palabras difíciles de pronunciar, difíciles de oír, difíciles de perdonar.
Un día cargué un fusil, crucé una calle con el fusil bajo el brazo y entré en el restaurante donde sabía que estaba el hombre. Acababa de comer y leía el diario mientras tomaba el café. Estaba al final, al fondo de la sala. Disparé dos veces..."

"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Affiche

La Peau douce
France
1964
113 minutes



"La Peau douce" (1964). François Truffaut
Jean Desailly, Françoise Dorléac & François Truffaut
Set

Rodando en las calles de París: el "realismo" de Truffaut va del exterior (fuera del plateau) al interior (corazón)
François Truffaut, enamorado de "Framboise" Dorléac, supo hacer su película más romántica

Réalisation: François Truffaut
Assistant-réalisateur: Jean-Pierre Léaud, Claude Othnin-Girard et Jean-François Adam
Assistant stagiaire: Adrien Campo
Scénario: François Truffaut, Jean-Louis Richard et Jean-François Adam
Production: François Truffaut et António da Cunha Telles



Georges Delerue: "La Peau douce". Bande Originale du film de François Truffaut
EP. Philips 434 887 BE. 1964
7". 45 RPM

Face A: Pierre et Nicole
Thème de Franca
Face B: À Lisbonne (Fado)
Retour à l'hôtel


Georges Delerue (1925-1992) & François Truffaut (1932-1984)
Compositor y director colaboraron en estas películas: "Tirez sur le pianiste" (1960); "Jules et Jim" (1962); "La Peau douce" (1964); "Les Deux Anglaises et le Continent" (1971); "Une belle fille comme moi" (1972); "La Nuit américaine" (1973); "L'amour en fuite" (1979); "Le Dernier Métro" (1980); "La Femme d'à côté" (1981); y "Vivement dimanche!" (1983)

Musique: Georges Delerue
Photographie: Raoul Coutard
Montage: Claudine Bouché
Costumes: Renée Rouzot
Script: Suzanne Schiffman
Format: Noir et blanc - 1,66:1 - Mono - 35 mm
Genre: drame


Distribution:

Jean Desailly: Pierre Lachenay
Françoise Dorléac: Nicole Chomette
Nelly Benedetti: Franca Lachenay
Daniel Ceccaldi: Clément
Laurence Badie: Ingrid
Philippe Dumat: M. Bertrand
Paule Emmanuele: Odile
Maurice Garrel: M. Bontemps
Sabine Haudepin: Sabine Lachenay
Dominique Lacarrière: Dominique
Jean Lanier: Michel
Pierre Risch: chanoine Cottet
Olivia Poli: Mme Bontemps (non créditée)
Charles Lavialle: veilleur de nuit hôtel Michelet (non crédité)
Catherine-Isabelle Duport: Christiane Duchant (non créditée)
Gérard Poirot: Frank (non crédité)
Jean-Louis Richard: dragueur (non crédité)
Camero: organisateur à Lisbonne (non crédité)
Thérèse Renouard: Mme Raymonde (non créditée)
Brigitte Zhendre-Laforest: livreuse blanchisserie (non créditée)
Maurice Magalon: serveur restaurant (non crédité)
Georges De Givray: M. Chomette (non crédité)
Robert Woods: un journaliste américain (non crédité)

Bibliografía:

Christine Masson & Laurent Delmas: "François Truffaut. Film par Film". Gallimard. Paris. 2021
- Arturo Barcenilla Tirapu: "Truffaut, París. El París de las películas de François Truffaut". T & B. Madrid. 2014
- LA PEAU DOUCE • Explication de Film
- Nicole Gérard: "Siete años de cárcel". Ediciones Grijalbo. Barcelona. 1976

Ira Sachs à propos de "La Peau douce" de François Truffaut

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Demoledor estudio

Anónimo dijo...

Magnífico homenaje a una película que lo merece, a unos tiempos, estos tiempos, que lo precisan. Si se sigue hablando de amor de esta manera, algo bueno se está haciendo.
Gracias Francisco!!! Deseo volver a ver La peau douce, con estos detalles que destacas y con estas reflexiones en mi corazón, para ensanchar la experiencia.

Estrella dijo...

Gigantesco ensayo de una película que me gustó mucho y que, sin duda, volveré a ver debido a tu minucioso análisis, tanto en el texto principal, como en el análisis de los fotogramas.
Evidencias tu pasión y veneración por ella y nos lo contagias de una forma febril.
Aparte de tu conocimiento, veo que también has consultado documentos que lo complementan. Yo creo que será el estudio más enorme que haya quizá sobre esta película de Truffaut. Enhorabuena por tu capacidad y esfuerzo.

Francisco dijo...

Gracias Luisa

Francisco dijo...

Gracias Estrella

Francisco dijo...

Esta película es mi favorita. Todo lo que emana me conmueve. París. Amor. Tristeza. Mujeres. Matrimonio. Orly. Lisboa. Literatura francesa. Cines. Bistros. Un thriller lírico

Cariátide dijo...

Cuando se ama, aunque sea a una ficcion( o tal vez porque lo sea), es un deleite escudriñar lo amado. Y eso se percibe al leer a Francisco. Tan descriptivo que no es necesario verla. Tan preciso, que poco más hay que añadir. Tacto, piel, manos, y luego...todo lo demás,...que vuelve a reducirse a lo mismo...eso sí, mucho mejor rn un pequeño café de la Plaza Pigalle...

MARCELO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MARCELO dijo...

Truffaut siempre me ha parecido el más necesario de los directores de la nueva ola, cada tanto vuelvo a él y siempre me produce el mismo sentimiento de expansión poética por la vida. Y en “La Peau Douce” transmite tanto sobre las relaciones de pareja, el cansancio del tiempo que envejece las delicadas maderas del tobogán del amor y la belleza de volver a empezar o terminar algo que alguna vez tuvo un pasado tan lleno de colores como el presente.

Francisco dijo...

Muchas gracias amigo Marcelo

Francisco dijo...

Gracias Cariátide

Francisco dijo...

Gracias anónimo

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Ya se ha omitido el nombre de los colaboradores que así lo han expresado. Gracias