CASINO ROYALE (1967)
John Huston, Kenneth Hughes, Val Guest, Robert Parrish, Joseph McGrath
¡El bodrio más bello en la historia del cine!
Cuando lo delirante y ridículo fascina
Alejandro Rodríguez
Buenos Aires (Argentina)
Casino Royale es tan desastrosamente delirante como inusual es la cantidad de directores que contó para su realización: Val Guest (secuencias adicionales, escenas con Woody Allen y escenas adicionales con David Niven), Ken Hughes (escenas en Berlín) (aparece en los créditos como Kenneth Hughes), John Huston (escenas en la casa de Sir James Bond y escenas en el castillo de Escocia), Joseph McGrath (escenas con Peter Sellers, Ursula Andress y Orson Welles), Robert Parrish (escenas con Peters Sellers y Orson Welles) y Richard Talmadge (sin créditos finales, para el “terrible” final de la película)
El reparto decididamente fue espectacular: Peter Sellers, Ursula Andress, David Niven, Orson Welles, Joanna Pettet, Daliah Lavi, Woody Allen, Deborah Kerr, William Holden, Charles Boyer, John Huston, George Raft, Jean-Paul Belmondo, Jacqueline Bisset, Peter O’Toole, y muchos otros. Y también se hizo uso del cameo inventado por Todd en su “Vuelta al Mundo en 80 días” y la música fue compuesta nada menos que por el genial Burt Bacharach. ¡Con todo este inmenso bagaje de talento, cómo pudo resultar semejante desastre!
En 1968 recibió el Best Song Nomination de la Academy Awards. Pero no quedó ciertamente en el olvido, porque en 2008, la canción fue incluida en el Grammy Hall of Fame. Este tema de amor, “The Look of Love”, y cantado por la inolvidable Dusty Springfield perduró en mis sentidos por siempre, y, decididamente, cuando vi por primera vez esta película ni idea tenía de quién era Dusty, ni supe hasta muchos, muchos años después que era ella quien cantaba tan hermoso tema. Lo busqué mucho tiempo hasta encontrarlo y pude recién saber quién fue Dusty y su trayectoria en el mundo de la música.
Peter Selllers y
Ursula Andress (La escena con tema de fondo interpretado por Dusty
Springield: “The Look Of Love”)
Recientemente, la comentábamos con mi querida prima Gabriela (una entendida, sí y del buen cine) y ella expresaba riéndose: “¡Un perfecto y delirante desperdicio de talento...!”, sin lugar a dudas… ¡pero amo esta película!
El elenco que reunió difícilmente se haya logrado muchas veces y sobre todo para semejante bodrio…, ¡ja ja ja! (repetiría sin cansancio esta onomatopeya al final de cada opinión que escribo, porque es exactamente una alegría inmensa la que siento cuando rememoro y escribo sobre este film). Si uno lee críticas actuales la defenestran hasta el infinito y uno concuerda con esas críticas, pero la realidad es que a mis sentidos aún sigue siendo deliciosamente encantadora. Fijó su sello en el corazón de un niño, he ahí el punto por la que la hace sin igual, aunque sea perfectamente desastrosa.
Una
muy joven Joanna Pettet en una escena en Oriente haciendo el papel de
la hija de Sir James Bond y Mata Hari (Sí, la hija, ¡aunque no se
pueda creer!)
La guardo muy dentro y surge una fresca alegría volver a ver y oír sus imágenes y sonidos (perdurarán por siempre), y también atesoro su música compuesta por Burt Bacharach, que me resulta adorable. Desde niño y después de ver la película, busqué por años y sin éxito el soundtrack, incluso en New York, donde prácticamente encontré todo lo inconseguible en Buenos Aires, hasta encontrarla recientemente en “la magia del Youtube” (A veces pienso que si hoy algo no está en Youtube no existe, y algunas cosas que no he encontrado ahí y yo tenía, las he posteado de forma tal de reafirmar su vida en el mundo cibernético compartido)
Burt se conformó, (quizás por el click producido a partir de esta película) en uno de los músicos de mis preferencias. El músico apareció en mi vida por primera vez en este film, y luego siguió en mí con The Carpenters y más. Era una sucesión de impresiones sensibles que iban acumulándose desde Casino Royale como en una red deliciosa. Burt siempre me retrotrae a “Casino Royale” como David Niven a “La vuelta al mundo en 80 días”
Peter
Sellers y el magnífico Peter O’Toole, en una de las tantas escenas
donde se hace uso del cameo
Dulce Pontes
Era uma vez
Um rasgo de magia
Dança de sombra e de luz
De sonho e fantasia
Num ritual que me seduz
Cinema que me dás tanta alegria
Deixa a música
Crescer nesta cadência
Na tela do meu coração
Voltar a ser criança
E assim esquecer a solidão
Os olhos a brilhar
Numa sala escura
Voa a 24 imagens por segundo
Meu comovido coração
Aprendeu a voar
Neste Cinema Paraíso
Que eu trago no olhar
E também no sorriso
¡Qué inmensa verdad!, en mi vida hubiese podido expresar esto que mi corazón siente tal como escrito está, en esta maravillosa canción.
Un niño está por siempre escondido en el fondo de nuestro corazón, aunque jamás podamos volver a sentir, mirar o sonreír como ese niño adorable. Pero ahí está, ¡hasta el fin de nuestros días!
Alejandro Rodríguez (Buenos Aires)
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