viernes, 22 de mayo de 2020

Carta nimia. Contra los editores. Francisco Huertas Hernández


Carta nimia. Contra los editores
Francisco Huertas Hernández


"Wonder Boys" (2000). Curtis Hanson
"Loco fin de semana" / "Jóvenes prodigiosos"
Grady Tripp (Michael Douglas), un novelista que enseña escritura creativa, y su editor, Terry Crabtree (Robert Downey Jr.). Grady está atascado en la redacción de una novela muy extensa, y su editor parece más interesado en el libro de un alumno de Grady, James Leer (Tobey Maguire). El acto creativo puede ser individual, o, al menos, íntimo, en su vertiente de expresión espiritual, pero la obra artística -libro, en este caso- se convierte en mercancía y está sujeta a leyes económicas. Ahí entra el editor. El que "socializa" la obra transformándola en "mercancía" cultural. Los actos de promoción de una nueva obra obligan al autor a dar entrevistas, participar en emisiones de televisión y firmar en grandes almacenes. La intimidad se convierte en espectáculo publicitario para que el empresario cultural, el editor, obtenga el rédito de lo que invirtió

Mi insomnio tiene muchos nombres,
pero cuando consiga que el primero
sea el mío, habré vencido.
Y dormiré con un sueño dulce
entre las amapolas y los
mirtos
I. A.
2019

 Me dirijo de
nuevo a usted esperando tenga la paciencia de leer las líneas apresuradas que paso a redactar con motivo de las reflexiones y acontecimientos que bien tiene presentes.
 Ante su negativa a dar por bueno el libro que le envié, he de decir que no ha sido fácil para mí aceptar este revés, pero persevero en mi empresa aún sabiendo de las dificultades y decepciones que acarrea. Sobre su observación acerca de la impropiedad de mezclar el ensayo filosófico y la prosa poética y narrativa, le recuerdo que hace más de un siglo que los géneros han decidido superar sus estrechos límites, tanto en la novela como en la poesía, como en el mismo ensayo, por no invocar el precedente tantas veces citado del Quijote en que cabe absolutamente todo, pues la novela cervantina es, sin duda, una summa universal, como Mahler pretendió con la sinfonía: que fuese expresión del universo entero. Yo, modestamente, aspiro a algo menos, bien lo sabe usted.
 He tenido que atesorar muchas horas de escritura para alcanzar ese género subjetivo y misceláneo, de extensión breve cual artículo periodístico, y prosapia diversa, aun en casos donde la serena reflexión filosófica procede, nunca he traspasado los límites para mí naturales de los dos o tres folios, pues como bien advirtió en su crítica, parece, pues, que la inspiración se me acaba como en despertando de un breve sueño vespertino. No soy creador de grandes frescos sino de pequeñas acuarelas, o, incluso, dibujos a plumilla…

Francisco Huertas Hernández
Agosto de 2002 



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