"Jane Eyre" (2011). Cary Fukunaga
Una institutriz en el s. XIX
Ensayo histórico sociológico sobre la condición de la mujer
Carmen Parra López
"Jane Eyre" (2011). Cary Joji Fukunaga
Jane Eyre (Mia Wasikowska)
"Jane Eyre" (2011). Cary Joji Fukunaga
Jane Eyre (Mia Wasikowska). Sirvienta
"Jane Eyre" (2011). Cary Joji Fukunaga
Jane Eyre (Mia Wasikowska)
Usualmente la trama de este tipo de literatura, llevado a la pantalla, incluye la temática amorosa que convierte a la protagonista en toda una heroína que lucha desde su inferior posición por un trato legítimo y justo. Poco o nada se nos cuenta sobre el verdadero carácter de un empleo que obligaba a quien lo escogía a tener que mantener un equilibrio constante entre su condición de dama y su papel entre la servidumbre y la familia a la que “alquila”. Igualmente queda relegado el tema de la educación, se nos dibujan mujeres que enseñan destrezas para alcanzar la única meta que anhelaba una joven de buena familia: conseguir un marido con una economía saneada
"Jane Eyre" (2011). Cary Joji Fukunaga
Edward Fairfax Rochester (Michael Fassbender) & Jane Eyre (Mia Wasikowska)
"Jane Eyre" (2011). Cary Joji Fukunaga
Jane Eyre (Mia Wasikowska) & Edward Fairfax Rochester (Michael Fassbender)
"Jane Eyre" (2011). Cary Joji Fukunaga
Jane Eyre (Mia Wasikowska) & Edward Fairfax Rochester (Michael Fassbender)
"Jane Eyre" (2011). Cary Joji Fukunaga
Jane Eyre (Mia Wasikowska) en la niebla
Casi todo el mundo creía que la mujer era débil e inestable, que el matrimonio era su destino natural. En 1800 ni podían votar ni tenían derecho a propiedades ni a la custodia de los hijos. Los padres eran los que fijaban sus relaciones. Por supuesto el vivir o viajar solas era impensable. Durante la segunda mitad del siglo XIX, dos tercios de las mujeres entre 20 y 24 años permanecían solteras. El matrimonio por amor era una idealización que solo adorna las páginas de los libros de Jane Austen, las hermanas Brontë, Charles Dickens, Thomas Hardy, Maria Edgeworth o Elizabeth Gaskell
Currer Bell: "Jane Eyre. An Autobiography"
Smith, Elder & Co. Cornhill. London. 1847
First Edition
"Jane Eyre (originally published as Jane Eyre: An Autobiography) is a novel by english writer Charlotte Brontë, published under the pen name "Currer Bell", on 16 October 1847, by Smith, Elder & Co. of London. The first American edition was published the following year by Harper & Brothers of New York. Jane Eyre is a Bildungsroman which follows the experiences of its eponymous heroine, including her growth to adulthood and her love for Mr. Rochester, the brooding master of Thornfield Hall"
Charlotte Brontë (1816-1855)
Novelista inglesa. Hermana de Anne y Emily. Bajo la influencia literaria del romanticismo de Lord Byron, Walter Scott y William Thackeray, y de la pintura y arquitectura de John Martin.
"Jane Eyre" es su obra más famosa
La vida de la mujer en su hogar ya era de por sí restrictiva y trivial. Las niñas solían recibir formación sin un método sistemático, también cabía enviarlas a escuelas que solo perseguían su preparación para su futura vida marital. Llenaban así su existencia con cantidad de labores sin la más mínima utilidad. La mentalidad de la época no asumía que la mujer trabajase fuera de casa si pertenecía a cierta clase económica. La mujer, en 1841, podía encontrarse trabajando principalmente como: sirvienta, en fábricas, como costurera, en el campo y en industrias domésticas.
Jane Austen llega a comparar en Emma (1816) el empleo de institutriz con el comercio de esclavos. A mediados de siglo había unas veinte mil, la oferta excedía en mucho a la demanda. Solían estar mal pagadas – a muchas solo se les pagaba con la manutención y el alojamiento – y solo tenían como compañeras a la soledad y el mal trato que recibían. Las hermanas Brontë dejan en su obra fiel retrato de ello (la propia Jane Eyre, Agnes Grey o Villete). Muchas eran destituidas al envejecer y las que enfermaban eran mayoría.
La institutriz no era ni parte del servicio ni de la familia. Era relegada a una especie de lugar apartado fijado en ninguna parte. Además, se le presuponía un verdadero modelo de comportamiento moral, cristiano, virtuoso y apropiado, recibiendo a cambio inseguridad y pocos halagos. Su deber era enseñar a las niñas, cuyas edades solían ir desde los cinco a los dieciocho años. También podía encargarse de la educación de los chicos, hasta los ocho años, edad a la que estos acudían a la escuela. La institutriz educaba en varias disciplinas básicas, de forma primordial las denominadas ‘the Three R´s: Reading, Writing and Arithmetic’ También podía darse el caso de que se encargasen de enseñanzas más complejas: francés, italiano, piano, estudio del globo terráqueo (geografía) y álgebra; adiestraban a sus alumnas en diversas cualidades con vistas a su matrimonio. Además de las anteriores, añadían la de porte -caminar erguidas con un libro en la cabeza-, baile y toda una variedad más de condiciones que les permitiesen encontrar esposo. También corría de su cuenta la educación moral de las pupilas, dirigían las oraciones nocturnas de los pequeños y les leían la Biblia. Constantemente les inculcaban mandamientos sobre la necesidad de no recurrir a la mentira, no pellizcar a los amigos, ser agradecidos por todo y mostrarse amables con sus padres. Sin duda, era un empleo complejo; por un lado, enseñaban cómo ser buenas cristianas y por el otro, adiestraban en cómo “ofrecerse” a los jóvenes solteros. Su labor era complicada, y eran muchas las que sentían una tremenda ansiedad y tensión por el dificultoso trabajo y los escasos réditos, económicos y afectivos que obtenían como recompensa.
La institutriz tipo solía ser una mujer joven, de clase media y familia educada, pero necesitada de recursos. Quería obtener una fuente de ingresos, sin perder demasiados privilegios, sin tener que formar parte de la clase trabajadora que era bajar mucho en el estatus social. Se convertían en algo así como una madre alquilada en casa de otros. La clase media en el siglo XIX creció de forma rápida y sus integrantes perseguían imitar el modo de vida de la aristocracia y una manera era contratar a una joven que educase y se encargase de sus hijas. Así tener una institutriz era una forma de escalar puestos socialmente: una impostura absoluta que aumentaba si tenemos en cuenta que contratar varones para el servicio suponía tener que pagar un impuesto adicional; así que, contar con jóvenes mujeres en el servicio daba un plus de clasismo. Pese a los beneficios que tan ostentoso gesto podía aportar a los contratantes, la propia trabajadora se veía en una situación increíblemente incómoda con su labor. La familia era la familia y no permitiría sentar extraños a su mesa. El servicio tampoco quería tenerla como amiga, para ellos era una persona pagada de sí misma y algo engreída. Se les servían las comidas de forma separada, en la sala donde impartía las clases; para el servicio todo esto suponía un trabajo extra que les obligaba a subir y bajar para servirla. La forma en que debía de vestir también estaba reglamentada. Una apariencia simple estaba asociada a un alto valor moral en ella. El vestido del servicio dominical era algo esencial, era más bien un uniforme social, denotaba sencillez, pulcritud, elegancia, naturalidad y buen gusto. Y su color el negro como la servidumbre. Se gastaba casi la mitad del sueldo anual en indumentaria, con lo que no podía siempre arreglar su calzado o disponer de unos guantes limpios.
En su vertiente puramente educativa, hay que remitirse a la política sobre educación del Reino Unido antes y durante la época victoriana. No existía un sistema nacional de educación como tal antes del siglo XIX. Era un asunto complicado por la escasez de recursos. La educación que podían llegar a dar a niñas era mínima y de poca importancia. Sin duda, a través de los siglos, siempre se ha intentado adiestrar a la mujer para que nunca se distinga ni destaque en nada en que pudiese hacerlo el hombre. Cualquier intento de sobresalir era visto como una amenaza; por eso era necesario buscar un divertimento, una mascarada con la que disfrazar el anhelo de igualdad sobre los familiares varones, y sobre el género masculino en general. La impotencia de verse atada mental, laboral y socialmente en un mundo patriarcal, machista y retrógrado debía de ser una experiencia dolorosa y castrante. Cualquier avance ha sido un triunfo, y el esfuerzo de aquellas mujeres es, aún hoy, poco reconocido
Jane Eyre
2011
Reino Unido
121 minutos
Dirección: Cary Joji Fukunaga
Guion: Moira Buffini
Novela: Charlotte Brontë
Música: Dario Marianelli
Fotografía: Adriano Goldman
Reparto:
Mia Wasikowska as Jane Eyre
Michael Fassbender as Edward Fairfax Rochester
Jamie Bell as St. John Rivers
Judi Dench as Mrs Fairfax
Sally Hawkins as Mrs Reed
Holliday Grainger as Diana Rivers
Tamzin Merchant as Mary Rivers
Simon McBurney as Mr Brocklehurst
Imogen Poots as Blanche Ingram
Sophie Ward as Lady Ingram
Su Elliot as Hannah
Jayne Wisener as Bessie Lee
Amelia Clarkson as young Jane
Romy Settbon Moore as Adèle Varens
Freya Parks as Helen Burns
Harry Lloyd as Richard Mason
Valentina Cervi as Bertha Antoinetta Mason
Craig Roberts as John Reed
Ben Roberts as Briggs
Productora: BBC Films, Focus Features, Ruby Films
Género: Romance. Drama | Drama romántico. Drama de época. Siglo XIX
Sinopsis: Jane Eyre, una muchacha educada en un orfanato y de triste infancia, es contratada por Edward Rochester para trabajar como institutriz de una niña en Thornfield House. La aislada y sombría mansión, así como la inicial frialdad del dueño de la casa ponen a prueba la fortaleza de la joven. Sin embargo, poco a poco empieza a enamorarse de él. (FILMAFFINITY)
Premios:
2011: Nominada al Oscar: Mejor vestuario
2011: Nominada al BAFTA: Mejor vestuario
2011: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor actor (Michael Fassbender)
2011: Nominada al Goya: Mejor película europea
2011: Critics Choice Awards: Nominada a Mejor vestuario
2011: British Independent Film Awards (BIFA): Nominada a Mejor actriz
Acertado estudio de la condición femenina en un mundo clasista y patriarcal
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