martes, 30 de septiembre de 2025

Irene Papas, voz de la poesía neogriega. Canciones, versos y películas. Alejandro Valverde García

Irene Papas (1929-2022), voz de la poesía neogriega.
Canciones, versos y películas.
Alejandro Valverde García

 


 El 14 de septiembre de 2022 se apagaba definitivamente el soplo de vida de la gran actriz Irene Papas (
Ειρήνη Παππά), reconocida internacionalmente como una de las personalidades más importantes del mundo de las artes del siglo XX. En ella se entrelazaron de forma armónica la interpretación, el canto, la danza e incluso la creación poética, aunque esa última faceta se la reservó como una especie de terapia personal para desahogarse ante sus propios fantasmas y miedos. De alma profundamente socrática, no dejó de indagar sobre el sentido de la existencia humana y se involucró en cientos de proyectos que le ofrecieron la oportunidad de dialogar con sus espectadores transmitiéndoles la sabiduría de los autores clásicos, pero también de los contemporáneos.

 De sus extraordinarias actuaciones sobre los poemas homéricos y sobre las antiguas tragedias griegas conservamos numerosas películas que podremos seguir proyectando una y mil veces. Sin embargo, queremos aquí subrayar otra faceta artística de esta inmensa actriz que fue la de servir de embajadora de la literatura griega contemporánea a través de declamaciones y de interpretaciones de poemas musicalizados por los grandes compositores griegos. Ella nunca se consideró cantante. De hecho, en alguna entrevista confesó que muchas otras personas podrían haber cantado mejor algunas de sus canciones, pero que sentía la obligación de hacerlo quizás aguijoneada por el tábano de su conciencia, como le había ocurrido al propio Sócrates. Esa es la razón por la que, en el Festival del Teatro Romano de Mérida del año 1987, decidió presentarse por primera vez ante el público español con un espectáculo, “Poesía en el canto”, en el que, acompañada al piano por el compositor Mimis Plessas, interpretaba poemas de Elytis, Seferis, Ritsos, Kambanelis y Kariotakis musicalizados por Theodorakis y Hatzidakis. Tal fue el éxito de esta representación que al año siguiente lo repitió en la ciudad de Valencia y en 1996 en el Festival de la Magna Grecia en Italia.

 La grabación más antigua que tenemos registrada de una canción interpretada por Irene Papas es la del tema “Pandrevoun tin agapi mou” incluida en el disco de la banda sonora de la película "Tribute to a Bad Man" (1956), de Robert Wise, con arreglos del gran compositor Miklós Rózsa y grabada en estudio con la orquesta de la Metro-Goldwyn-Mayer.


 También la oiremos cantar con el Trío Belcanto “Ipomoní” (con letra de Yorgos Yannakópulos y música de Takis Morakis) en el film de su marido Alkis Papás Psit… koritsia(1959), una canción incluida en el disco Τα ελαφρά της μεγάλης οθόνης (Minos-Emi 2006).

 Michael Cacoyannis incluirá su voz profunda en dos canciones de "Electra" (1962) y en otras dos de "Ifigenia" (1977), aunque sólo las oiremos en la versión cinematográfica, ya que las bandas sonoras, escritas por Mikis Theodorakis, no registraron su voz . Y, finalmente, volverá a cantar en otras películas por exigencias del guion, como ocurre en "Eréndira" (1983), "High Season" (1987), la serie de televisión "Ociano" (1989), los filmes del director portugués Manoel de Oliveira "Party" (1995) y "Um film falado" (2003) y "Kai to traino paei ston ouranó" (2001), donde interpreta dos temas con música y letra de Tasos Karakatsanis.


 Un momento decisivo en la carrera artística de Irene Papas será el de su exilio voluntario mientras en Grecia duró la dictadura de los coroneles (1967-1974). En esa época fijará su segunda residencia en la ciudad de Roma y trabajará eventualmente en los teatros estadounidenses. Esa es la razón por la que decide, tras un concierto celebrado el año 1969 en Nueva York, acompañada por el bouzouki de Jaris Lemonópoulos, grabar once canciones musicalizadas por Mikis Theodorakis como una pequeña contribución a su lucha por la liberación del compositor griego. "Songs of Theodorakis" (RCA-USA) incluye poemas tan conocidos como “Árnisi” de Yorgos Seferis, “Isoun kalós ki ésoun glykós” de Yannis Ritsos, “Kaimós” o “Goniá, goniá” de Dimitris Jristódoulos y “Doxa to theó” de Iákovos Kambanellis.

 Pero, además, aparece en Italia ese mismo año una versión traducida por Audrey Nohra Stainton, esposa del productor de cine libanés Anis Nohra, titulada "Irene Papas canta Theodorakis" (Polydor) y que contiene las canciones “Per te” y “Il mio aprile”.



 Y al año siguiente grabará también en italiano “La soglia” y “So Cos´è”.



 Lamentablemente no conservamos ninguna grabación en vídeo de la representación que Irene realizó el año 1955 en el Odeón de Herodes Ático de Atenas del "Erófili" de Yorgos Jortatsis, una joya de la literatura griega del siglo XVII, bajo la dirección de Spyros Melás. Sin embargo, su voz sí que quedó registrada en el álbum "Eleftheroi Poliorkimenoi" de Dionysis Solomós (1798-1857) que en 1977 musicalizó Yiannis Markópoulos (Columbia), colaborando en cuatro temas de la obra acompañada por la coral de Prevezas. También conservamos una memorable interpretación del poema “Ta kéria” de Konstantinos Cavafis (1863-1933) que Irene canta, acompañada al piano nuevamente por Mimis Plessas, en una grabación de la Radio-Televisión Helénica.


y una declamación radiofónica de “Tis agapis aímata” del "Axion esti" de Odysseas Elytis (1911-1996), grabada el año 1962 que volverá a interpretar en 1983 cantándola en un programa de la televisión francesa.




 Mención aparte merecen sus colaboraciones con el compositor de fama internacional Vangelis, que se remontarían al famoso tema “Infinity Symbol” del álbum "666" (1972) grabado por el grupo de música rock Aphrodite´s Child con textos de Kostas Ferris sobre el libro del Apocalipsis de San Juan, que presentaron en privado al pintor surrealista Salvador Dalí en París para que les diseñara la portada del disco. Siete años después, ambos volverán a colaborar en "Odes" (Polydor 1979), un trabajo impresionante que recopila muchas de las canciones populares que la propia Irene había cantado de pequeña en su pueblecito natal de Jiliomodi. Destacan especialmente los temas “Saranta palikaria”, "Moiroloi", “To potami”, “O Menousis” y “Nerantzoula”, canción esta con la que se despedirá en su último filme, "Um film falado" (2003), en el que precisamente interpreta el papel de Helena, una cantante griega que puede simbolizar el legado helénico dentro de la cultura mediterránea. Este trabajo de Vangelis y Papas recibió el Disco de Oro en Grecia, fue reproducido íntegramente en el documental de Yiannis Diamantópoulos para la EPT "Parousíes" (1981).


 De igual forma, sirvió de fondo musical para otro documental italiano dirigido por Mario Franco para la Rai3, "Matera: il cantiere degli immortali" (1988), en el que Irene vuelve a cantar los temas principales.




 El segundo disco que Vangelis graba con Irene será "Rapsodies" (Polydor 1986), inspirado esta vez en los himnos sagrados de la Iglesia Bizantina y con un colofón memorable: la declamación del poema bíblico “El cantar de los cantares” atribuido al rey Salomón. Aquí los temas principales tienen que ver con la Pasión y Resurrección de Jesucristo, centro de la liturgia cristiana, como “Oh, glyký mou Ear” y “Jristós Anesti”, y con la alabanza a la Madre de Dios (Theotokos), como “Tin oraiótita tis parthenías sou” o “Ti ypermajo stratigó”, un himno que la propia Irene se había atrevido a interpretar, antes de la Pascua de 1983, en la iglesia de Santa Sofía de Estambul, la antigua Constantinopla, para el programa de televisión "Reporters", como homenaje a la época de esplendor de la cultura cristiana en Bizancio.


 También en la Ciudad del Vaticano, el año 1988, interpretó una selección de poemas religiosos bajo el título de “Psalmodíes” en la festividad de San Cirilo y San Metodio, evangelizadores en tierras rusas, y el sábado 21 de noviembre de 2009 fue convocada junto a otros muchos artistas en la Capilla Sixtina por el Papa Benedicto XVI, quien los animó a ofrecer la belleza como un camino hacia la fe, la esperanza y la verdad.


 Irene, transmisora de la canción popular griega y de los himnos bizantinos, nos ha dejado como legado una gran cantidad de grabaciones a través de las cuales podremos recuperar y disfrutar los mayores tesoros de la literatura griega antigua y moderna, abarcando desde la Grecia homérica hasta los poetas y novelistas más importantes del siglo XX. Además, ella misma escribió algunos monólogos poéticos como los oratorios de Teodora y de Casandra, recientemente recuperados en su traducción al español, con la intención de llevarlos a escena por todos los teatros del mundo.

 Su arte seguirá sirviendo de luz potente que ilumine las oscuridades de un mundo que ha perdido el gusto estético y que reniega constantemente de sus verdaderas raíces culturales grecolatinas y cristianas.



Bibliografía

Dieli, M. – Grasso, F. –Luzi, R. –Mancini, N. – Minga, M. –Piccioni, M. L. – Rossi, S. – Sorrentino, G.(2022), Donne di Grecia: da Flavia Giulia Elena a Irene Papas. Atenas: ETPBooks.

Ευθυμίος, Α., “Η Ειρήνη Παπά στο τραγούδι”,Ράδιο Βαποράκι 22/09/2021: https://www.radiovaporaki.com/i-eirini-papa-sto-tragoydi/

Georgoussopoulos, K. (1995), “Trois mythes qui ne sont pas des stars”, en Demopoulos, M., Le Cinéma Grec . Paris: Centre Georges Pompidou, 127-133.

Millás, J. (1987), “Irene Papas: El canto es una expresión de vida”, Primer acto 219, 45-47.

Millás, J.; Monleón, A.; Valverde García, A. (2024), Irene Papas: Teodora, Casandra. Madrid: Primer acto, Madrid).

Schmidt, B. (2019), “Ειρήνη Παπά, Eiríni Papás, Irene Papas – 4/7”, Blog O Patativa (15/09/19): http://bernardoschmidt.blogspot.com/2019/09/eirini-papas-irene-papas-47.html

Valverde García, A. (2011), “Irene Papas, arte y cosmopolitismo”, Filmhistoria Online 21. 1, 1-13: https://revistes.ub.edu/index.php/filmhistoria/article/view/13796/17116

Valverde García, A. (2021), “Ειρήνη Παπά, η αθάνατη Διοτίμα του κινηματογράφου”, Νόημα 11, 157-162.

Valverde García, A. (2023), “Ειρήνη Παπά (1929-2022), φωνή της νεοελληνικής λογοτεχνίας”, Νόημα 17, 148-155.


 Alejandro Valverde García es profesor de Lenguas Clásicas en el Instituto “Santísima Trinidad” de Baeza e investigador sobre las adaptaciones cinematográficas de las antiguas tragedias griegas. Ha impartido docencia en la Universidad Autónoma de Madrid y en la UNED de Jaén, dando conferencias en Coimbra, Roma, Buenos Aires y Atenas. Ha colaborado con distintos proyectos de innovación docente de las Universidades de Granada y Valladolid, en el libro colectivo A Companion to Ancient Greece & Rome on the Screen (Wiley 2017), editado por el profesor Arthur Pomeroy, y en el libro Irene Papas. Teodora. Casandra (Primer acto 2024), del que es coeditor



domingo, 28 de septiembre de 2025

Mijail Bulgakov: "Мастер и Маргарита" (El Maestro y Margarita) (1929-1940). 2º Ensayo. Estructura y Convergencia. Francisco Huertas Hernández

Mijail Bulgakov: "Мастер и Маргарита" (El Maestro y Margarita) (1929-1940).
2º Ensayo.
Estructura y Convergencia.
Francisco Huertas Hernández


Mijail Bulgakov y Yelena Bulgakova.
В квартире №50 на Большой Садовой, 10 жил легендарный писатель Михаил Булгаков вместе со своей женой. Именно сюда он «поселил» одного из главных героев романа «Мастер и Маргарита» Воланда.
En el apartamento n° 50 de la Bolshaya Sadovaya, 10 el legendario escritor Mijaíl Bulgákov vivió con su esposa. Fue aquí donde se instaló Woland, uno de los personajes principales de su novela "El Maestro y Margarita"


  La novela es la "épica de una era" (Epopöe eines Zeitalters), según György Lukács (1885-1971) en "Die Theorie des Romans" (1916). El lector de la novela contemporánea anhela la totalidad que ya no puede abarcar. La vida se ha vuelto compleja y fragmentaria, y el narrador tiene esa capacidad -destino- de articular con mayor o menor fortuna la "totalidad de la vida" (Totalität des Lebens). Mijail Afanasyevich Bulgakov (1891-1940) había dado muestras en su producción teatral y en las "Notas de un joven médico" (Записки юного врача) (1925-1926) de esa facultad unificadora. 

 La ambición de "El Maestro y Margarita" (Мастер и Маргарита) apunta a esa totalidad de la vida, y, por decirlo de alguna manera, aspira a reunir las dos mitades de la vida: lo cotidiano y lo siniestro. La muerte es la bisagra entre las dos, como supo bien Martin Heidegger (1889-1976). La exclusión del horizonte de la muerte como constitutivo del ser del hombre caracteriza la existencia impropia o inauténtica. Negar la muerte -vivir como si ésta no tuviera una presencia en su ausencia- que cierra la totalidad de la existencia individual, eso es lo propio del que se deja llevar por la rutina de la cotidianidad. La lógica, la experiencia de la vida (acontecimientos, vivencias y recuerdos) y el transcurso del tiempo como sucesión inacabable de instantes configuran esa cotidianidad.

 Así, pues, en "Мастер и Маргарита" tenemos una primera estructura metafísica: la existencia cotidiana, dentro de la lógica, los hechos y el discurrir de un tiempo ajeno a la muerte, de individuos y grupos, que, además, viven dentro de una organización social, un estado comunista, burocrático y en permanente acoso por parte de potencias imperialistas, lo que desarrolla una desconfianza hacia todo lo extranjero. La preservación de un estado en tales condiciones sólo puede realizarse bajo la unificación de vigilancia, obediencia y represión. El plano ontológico se revela en sucesivas lecturas de la novela más certero que el político. El Moscú de "El Maestro y Margarita" resulta universal, porque trasciende el contexto histórico del stalinismo, en el que una y otra vez insisten todos los lectores occidentales y rusófobos. Reducen esta obra maestra a una interpretación sociologista tan pobre como malintencionada. 

 Sin embargo, ni un solo capítulo de la novela contiene el plano de la existencia cotidiana separado de la existencia siniestra, inquietante, misteriosa o sobrenatural. Ésta es la segunda estructura metafísica. Desde el mismo momento en que el ser humano sueña, tiene deseos, miedo o hace arte, la existencia cotidiana queda orillada. Vivimos en la orilla del río de la vida, temerosos de su empuje, negando que el río -a pesar de su caudal impetuoso y variable, o de su cauce apaciguado y constante- se encamina inevitablemente a morir en el mar. Orillar la existencia cotidiana es más fácil para los artistas.

 La primera estructura de "Мастер и Маргарита" contiene un tiempo presente, un espacio concreto y múltiples personajes que viven mecánicamente

 Un editor y presidente de una asociación literaria de Moscú, con apellido de músico, Berlioz, es el primer figurante de esa galería de sujetos de la cotidianidad, que Bulgakov describe con la distancia del humor de Nikolai Gogol. Pero el humor grotesco de Gógol y Bulgákov no resta humanidad a sus personajes: una corriente de afecto une a lector y personajes. El humor es un oscuro mecanismo de la razón humana que también se sitúa cerca de esa bisagra entre lo cotidiano y lo siniestro, como intuyeron Platón (427-347 aC) en su condena de la risa, Sigmund Freud (1856-1939) en su análisis del chiste, y Henri Bergson (1859-1941) en su ensayo sobre la risa. "La risa es la máscara de la muerte".

 Un acompañante joven de Berlioz es el poeta Bezdomni, seudónimo (sin casa, desamparado) de Iván Nikolayevich. Una pareja que camina en una calurosa tarde de Moscú, que nos evoca otras parejas literarias: Don Quijote y Sancho Panza, Fausto y Wagner, Dante y Virgilio. Ser dos es lo más importante de la vida (Zu zweit geht alles besser). Al ser dos, el lenguaje cobra sentido y el amor alcanza plenitud. Bulgakov engaña al incauto lector: Berlioz y Bezdomni no serán los protagonistas de la obra, sino figurantes necesarios en el paso de la existencia cotidiana a la existencia siniestra

 Aún estamos en el capítulo I de la Primera Parte, "Никогда не разговаривайте с неизвестными" (Nunca hable con desconocidos), y la segunda estructura penetra en la primera: la existencia siniestra, lo desconocido es siempre siniestro. El vano intento de la razón humana de achicar el ámbito inabarcable de lo desconocido es una necesidad terapéutica: no queremos verdades, únicamente, queremos seguridades. Las grandes seguridades metafísicas en las que el hombre vive son la realidad de la verdad, del conocimiento, del bien, de la felicidad, de la belleza, del orden, de la permanencia, de la libertad, del ser y la existencia. Por así decirlo, son valores que caen del lado luminoso, en que la cotidianidad da por supuesta su realidad indiscutible. Claro que hay mentirosos, pero son descubiertos, ignorantes que son enseñados, malvados que son castigados, desgraciados que anhelan la felicidad y que no gozan de acogida social si presumen de infelicidad, y cosas feas que se tiran, rompen o rechazan -¡una de las mayores tragedias de la existencia es ser feo!-. Berlioz ha reprendido a Bezdomni por su poema sobre Jesús, demasiado vívido, como si hubiera existido de verdad. 

 La aparición de un extranjero en los jardines del Estanque del Patriarca alterará las seguridades de la cotidianidad racional de Berlioz y Bezdomni. Ese especialista en magia negra, profesor, consultor o consejero, Woland, es nada menos que el demonio. Pregunta y disuelve las seguridades de los literatos. El mundo empieza a no obedecer ni a las leyes de la física ni a las de la racionalidad, bases de la confiada seguridad de la existencia cotidiana. Alguien deberá morir de forma incomprensible para que esa segunda estructura metafísica (lo siniestro) invada la primera y la paralice. 


 Por otro lado, narrativamente hay en el texto dos estructuras temporales: el presente en los años 30 del siglo XX en la capital rusa, y el pasado en el siglo I en Yershalaim (Imperio Romano), en el palacio del procurador Poncio Pilato que juzga a un extraño iluminado, Yeshúa Ga-Notsri.

 La intercalación de estos capítulos I (Poncio Pilato) y XVI (El suplicio) en la Primera Parte, y XXV (Cómo el procurador intentó salvar la vida a Judas de Keriot) y XXVI (El entierro) de la Segunda Parte, con la historia del juicio y muerte de Jesús de Nazareth, que terminarán convergiendo con la historia del Maestro y Margarita, protagonistas del presente, en el limen entre pasado y presente, lo cotidiano y lo siniestro, en el capítulo XXXII (El perdón y el refugio eterno), último de la Segunda Parte, antes del Epílogo, y cerrando así esa "totalidad de la vida" que se eleva a épica -aquella totalidad perdida en que los destinos individuales y colectivos vivían en armonía-. "El Maestro y Margarita" es esa épica moderna, que anhela la totalidad perdida del mundo homérico. Sus múltiples ámbitos fragmentarios -el relato de Moscú, la pasión de Margarita, la dimensión mesiánica de la historia de Poncio Pilato y Yeshúa- funden lo cotidiano, lo sobrenatural y lo histórico. Y hacen de la literatura del Maestro el gozne que acepta lo siniestro, trascendiendo la inmanencia de la cotidianidad. Su reescritura de la historia sagrada cristiana se realiza desde el exterior de la fe, pero el amor de Margarita, que acepta el Pacto fáustico con lo siniestro, salva la literatura (el manuscrito quemado se reconstruye y el Maestro prosigue su escritura), que, tal vez, sea la única totalidad redimida posible...

Francisco Huertas Hernández
Domingo, 28 de septiembre de 2025
Traducción usada: Marta Rebón


viernes, 26 de septiembre de 2025

Mijail Bulgakov: "Мастер и Маргарита" (El Maestro y Margarita) (1929-1940). 1º Ensayo. Más allá del psicologismo y el sociologismo. Una lectura trascendente de una obra maestra universal e intemporal. Francisco Huertas Hernández

Mijail Bulgakov: "Мастер и Маргарита" (El Maestro y Margarita) (1929-1940).
1º Ensayo.
Más allá del psicologismo y el sociologismo. Una lectura trascendente de una obra maestra universal e intemporal.
Francisco Huertas Hernández

Михаил Афанасьевич Булгаков (1891-1940): "Мастер и Маргарита" (1929-1940)

Prólogo para lectores que buscan la belleza y la verdad en el arte

 A ti lector, que escuchaste hablar con encomio de la novela "El Maestro y Margarita" del escritor Mijail Bulgákov, creada en difíciles circunstancias, publicada con innumerables contratiempos, y mal leída bajo prejuicios sociológicos e históricos, es decir, políticos, cuando no, psicológicos.

 Advierto que dos males acechan al crítico o historiador de la literatura y el arte.

 El primero es el psicologismo estético, un reduccionismo interno que hace depender la interpretación y el valor de la obra artística de la vida del autor, de sus experiencias vividas, de su personalidad, en su vertiente genética (temperamento) y en su vertiente ambiental (carácter). Siendo así, que, por ejemplo, lo más importante del Quijote no es lo que pasa en las páginas del libro, sino lo que sucedió en la vida del autor, que da sentido, referencia y valor a lo escrito. Para un psicologista la obra no es más que una proyección material de estados mentales y vivencias temporales del creador. No hay forma de hacer valer la obra más allá de las circunstancias del autor. Aunque se adjudica a Sigmund Freud y Carl Gustav Jung la apoteosis de la hermenéutica psicologista quizás ellos dos, en su interpretación simbólica de conflictos profundos e inconscientes, fueron más allá de esa bienintencionada y pueril caracterización psicológica de los biotipos de Ernst Kretschmer (1888-1964): esquizotímico (introvertido y fantasioso), ciclotímico (alegre y práctico) y viscoso (perseverante y disciplinado). Ni el valor de una gran novela depende del morfotipo corporal de su autor, ni éste genera un carácter determinado, que explique la universalidad e intemporalidad de su obra, ni la emoción que recorre al lector que ni siquiera conoce la vida del artista.

 El segundo gran mal, y, peor aún, que ronda a los intérpretes malintencionados de las obras de arte, es reducirlas al contexto social e histórico en que fueron producidas. El sociologismo estético es una lacra que ilustra el prestigio de la sociología como ciencia triunfante tras la Segunda Guerra Mundial. El arte queda reducido a un fenómeno social, sin valor objetivo ni trascendente, pues depende de factores sociales monocausales. El marxismo, en su aplicación estética, es una de las corrientes predominantes del sociologismo. Lo que podría ser una explicación complementaria de la génesis de la obra se eleva a explicación totalizadora del valor de ésta, que pasa a ser un mero fenómeno de la superestructura social que encubre las relaciones de producción de la infraestructura económica. El artista es un simple reflejo de la clase social a la que pertenece y de los modos de producción de la sociedad en la que vive. Los sociologistas ven a Dickens como un mero divulgador de los cambios sociales de la Revolución Industrial. Muchas corrientes se han multiplicado dentro del vasto panorama reduccionista del sociologismo estético: el marxismo cultural como teoría crítica, el feminismo, el positivismo comtiano, la ideología de género o las teorías poscoloniales.

 Casi ninguna de esas interpretaciones es totalmente falsa, pero su parcialidad se transmuta, por arte de birlibirloque, en modelo universal y monocausal, no ya de la génesis de la obra de arte, sino de su discutido valor en sí. Dicho de otro modo: la creación artística no tiene autonomía ni forma propia, no es más que un reflejo de fuerzas superiores.
 
 Gustave Flaubert, adorador de la belleza, sostuvo en su cartas una idea que tuvo notable eco: "La morale de l’Art consiste dans sa beauté même, et j’estime par-dessus tout d’abord le style, et ensuite le Vrai" (la moral del Arte consiste en su misma belleza, y estimo por encima de todo, primero el estilo, y enseguida la Verdad). No son separables, ¿para qué sirve el estilo si no contiene ideas y sentimientos, es decir, verdades? Lo que en la terminología clásica se ha venido llamando forma no es el único recipiente de la belleza, pues ésta se halla en una cima que exige al espectador un esfuerzo, la ascensión a una alta cumbre donde la música del viento de la verdad se complace en la visión del cielo de la belleza. Ese es el escalofrío que recorre al lector ante "El Maestro y Margarita"


 Hoy estamos aquí para intentar sentir y comprender la grandeza de una novela rusa, "Мастер и Маргарита", de Mijail Afanasyevich Bulgákov (1891-1940), del que no basta conocer las circunstancias vitales e históricas, para reconocer la valía de su narración, pues el autor da a luz la obra, pero ésta vive después de la muerte de éste. Y, ¿cómo sea esto posible si todo valor reside en su vínculo con la circunstancia psicológica y social que son tan pasajeras como el humo de una hoguera, un incendio o un volcán? Porque, lectores, cuando el humo se desvanece, entonces, podemos ver a través del aire las cosas y los seres que pueden ser nombrados, y combinadas las palabras que los designan con estados de ánimo, acciones recíprocas y fines, incluso desconocidos por los agentes y los espectadores, todo ello despierta verdades dormidas en el alma, ante la inesperada belleza de los enlaces verbales que dan vida a seres de papel que nos interpelan y nos invaden alterando nuestro descanso. La literatura, la gran literatura, nace para desvelar y revelar.

 Nos desvela del tiempo neutro y vacío de la cotidianidad, con su discurrir inane, donde lo que se vive no deja huella ni anuncia nuevos reinos. "El Maestro y Margarita" nos desvela, sí. Bulgakov bordeó, sin abandonarlo (¿y quién puede abandonarlo?), el realismo de sus extraordinarias "Notas de un joven médico" (Записки юного врача), pero decidió atravesarlo por un desvelo: el terror del mal que irrumpe en el tiempo de la cotidianidad. Lo sobrenatural está representado en el Demonio y su séquito que llegan al Moscú de los años 30. Bulgakov, con maestría inigualable, al igual que Cervantes y Shakespeare, introduce lo inexplicable en lo cotidiano, lo carente de lógica en el reino de la rutina. Un mago negro opera sobre la naturaleza ejerciendo en ella daño y aflición. Pero, el daño y la aflición ya están en la naturaleza, y, más aún, en la organización social basada en la obediencia y el miedo. El diablo que llega a Moscú desvela al lector, porque, en el primer capítulo -titulado sintomáticamente: "Никогда не разговаривайте с неизвестными" (Nunca hable con desconocidos)- el diablo ejerce una argumentación impecablemente lógica que contrasta con los prejuicios de un editor literario y un joven poeta materialista, ambos ateos por la gracia de Marx. Así, llega el primer desvelo, y el segundo: la dificultad para dormir por el mucho pensar, y, al mismo tiempo, un nuevo cuidado, un nuevo esfuerzo de esa misma mente, enfrentada a lo sobrenatural que surge al llevar la lógica al extremo de descubrir lo absurdo de la cotidianidad. El demonio, en guisa de extranjero, pregunta, como un tábano socrático con su aguijón lógico, por la existencia conjunta e inseparable de un Dios y un Demonio, ambos negados por los literatos materialistas. Las aventuras extravagantes que, a continuación, vivirán múltiples personajes moscovitas cual gran coro grotesco, bajo la mirada de Nikolai Gogol, quedarán anudadas a una historia de amor más allá de la muerte, sellada en un pacto faústico, de un verdadero Maestro escritor y su amante sensual, constante y temeraria, Margarita

 Ya estamos revelando esas verdades que la rutina del tiempo cotidiano esconde: la búsqueda de la verdad en la belleza, o de la belleza en la verdad, es decir, el Arte, que choca siempre con límites (prohibiciones) sociales. El Maestro -sin nombre- escribe una novela sobre el juicio y condena a Yeshúa por parte de un atormentado e insomne procurador romano, Poncio Pilato. Los psicologistas gritan: "Ahí lo tienes: el Maestro es el mismo Bulgákov, en narración autobiográfica, que describe todos sus tormentos vitales: sus dudas, que le llevaron a quemar la primera versión de la novela, la censura férrea del periodo stalinista, y la ayuda inquebrantable de su esposa Yelena. Todo eso, tal cual, se cuenta en la narración". Admitamos que esos señores, críticos psicologistas, con la profundidad insondable del tópico de lo "autobiográfico", que nunca cesa, por más que lo agujereemos y desmenucemos, tuvieran algo de razón, les preguntaríamos, entonces, si el valor de "El Maestro y Margarita" reside esencialmente en ser una confesión autobiográfica, o, quizás, el lector exija algo más: ¿acaso un estilo, una verdad, como señaló Flaubert? ¿quizás un desvelo que hace que el lector quiera despertar para seguir leyendo la historia? ¿tal vez el escalofrío de una revelación al modo inocente en que lo explicó Rosa Chacel: "¡así que esto era aquello!"?

Continuará...

Francisco Huertas Hernández
Viernes, 26 de septiembre de 2025
Traducción usada: Marta Rebón


domingo, 21 de septiembre de 2025

Aleksandr Pushkin: "Русалка" (Rusalka / La Ondina) (1829). Folclore, ninfas fluviales y amor fementido. Una obra inacabada. Francisco Huertas Hernández

Aleksandr Pushkin: "Русалка" (Rusalka / La Ondina) (1829).
Folclore, ninfas fluviales y amor fementido.
Una obra inacabada.
Francisco Huertas Hernández

Клавдий Васильевич Лебедев (1852-1916): "Русалка".
Иллюстрация к одноименному стихотворению Пушкина. Последняя четверть XIX века.
Klavdiy Vasilyevich Lebedev (1852-1916): "Rusalka"
Ilustración para el poema homónimo de Pushkin. Último cuarto de siglo XIX


 Las obras inconclusas han atraído siempre con una fuerza inexplicable a los espectadores, bien por la mano del destino que privó al creador de darle fin, bien por un misterio atribuido a la misma creación que necesitó de un discípulo que la concluyera o un intérprete que penetrase en su enigma, que convoca al receptor más allá de la fragmentariedad, realzando lo dejado por el autor con un fulgor remoto. "Русалка" es una de esas obras inacabadas, un poema dramático, de tema folclórico, caro al poeta, que resplandece en la pureza del amor, el dolor de la traición y el halo arcano del castigo.

 "La Ondina" (Rusalka), la última obra dramática de Aleksandr Sergueyevich Pushkin (1799-1837), quedó sin título y a falta de una escena. Escrita entre noviembre de 1829 y abril de 1832, se publicó póstumamente en el almanaque "Современник" (El Contemporáneo) en 1837. Los críticos sostienen un origen autobiográfico en la historia, que coincide también con leyendas folclóricas eslavas. El poeta, traductor y especialista en Pushkin Vladislav F. Jodasevich (1886-1939) mantuvo que el poeta dejó embarazada a una muchacha, de la que se desentendió. Por otra parte, el tema de las jóvenes ahogadas transformadas en sirenas, presente en las leyendas populares, pudo ser conocido por el escritor por la ópera (Singspiel) "Das Donauweibchen" (La Doncella del Danubio) de Karl Friedrich Hensler, con música de Ferdinand Kauer. Pushkin, como Shakespeare, era un maestro en tomar argumentos, personajes y temas ajenos y elevarlos poética y filosóficamente, pues algo que no se destaca en los grandes literatos es el poder de sus ideas. Escribiendo este poema, Aleksandr Sergueyevich demostró su dominio del folclore ruso y las tradiciones populares, sobre todo, en la segunda escena que recrea una boda. 

 Los personajes principales de la pieza son un molinero (más tarde, un viejo), su hija (luego, ondina) y un príncipe (kniaz), amante de la muchacha. Los personajes que se añaden posteriormente son el casamentero, la casamentera, el padrino, la esposa del kniaz (kniaguina), el aya, el montero y las ondinas (incluyendo a la ondina hija). Los escenarios se sitúan a orillas del río Dnieper, uno de los ríos esenciales de Rusia, junto a un molino, la mansión del kniaz y las orillas del río en la noche y su fondo, donde habitan las ondinas.

 Aleksandr Sergueyevich Dargomyzhsky (1813-1869) compuso una ópera sobre el drama de Pushkin en 1848, estrenada en San Petersburgo el 3 de mayo de 1856. Aunque la idea de Dargomyzhsky era ceñirse al texto breve del poeta, le añadió escenas corales y alteró algunos personajes secundarios. Además dio un final que Pushkin no escribió. Los roles principales corresponden a un bajo (molinero), una soprano (Natasha) y un tenor (príncipe). Entre los notables cantantes que grabaron esta música recordamos a los bajos Aleksandr Pirogov (dirigido por V. Nebolsin) y Aleksey Krivchenya (dirigido por Y. Svetlanov); la soprano Yevguenya Smolenskaya; y los tenores Vitaly Kilchevsky (Nebolsin) e Ivan Kozlovsky (Svetlanov). 

 
 A orillas del Dnieper, junto a un molino, un molinero se lamenta de la ingenuidad de las chicas que dejan escapar a los ricos pretendientes, que se limitan a seducirlas y escabullirse (Ох, то-то все вы, девки молодые, / Все глупы вы. Уж если подвернулся / К вам человек завидный, не простой, / Так должно вам его себе упрочить). 
Se dirige a su hija, enamorada de un kniaz (príncipe), que llora la partida de su amado: "¿Por qué crees que me ha dejado?" (Почему же / Ты думаешь, что бросил он меня?). Las visitas del noble se espaciaron y ya pasaron nueve días sin que haya vuelto. La cándida joven achaca al mucho trabajo su ausencia, y poéticamente dice que "no son pocos / sus quehaceres. No es molinero, / el agua no trabaja para él" (Он занят; мало ль у него заботы? / Ведь он не мельник — за него не станет / Вода работать. Часто он твердит). Un elemento natural: el agua. De ella vive el campesino, el molinero. Pero los señores viven de los campesinos y los molineros y de las tierras que les usurpan. Los señores hacen guerras y recogen tributos. Pero no tienen el vínculo directo con tierra, agua y cielo de los que trabajan con la naturaleza. El molinero, un hombre escarmentado y consciente de la explotación feudal, pregunta con sorna: "¿Puedes / creerlo? ¿Desde cuándo esos nobles / trabajan? Pero, ¿qué trabajo es el suyo? / Andar cazando en el campo zorros / y liebres, ultrajar a los vecinos, / hacer festines y engañar a pobres bobas" (Да, верь ему. Когда князья трудятся, / И что их труд? травить лисиц и зайцев, / Да пировать, да обижать соседей, / Да подговаривать вас, бедных дур). Obsérvese que Mijail Chílikov se permite ciertas licencias en su adaptación, pues Pushkin no dice nada de engañar a pobres bobas. 

 Entra el kniaz en escena. La joven le reprocha su ausencia y los temores que, en su imaginación enamorada, nacieron: caballo ahogado en un pantano, caído en un precipicio, devorado por un oso en un bosque, enfermo, o, peor, aún, olvidada por el amante (Ах, наконец ты вспомнил обо мне! / Не стыдно ли тебе так долго мучить / Меня пустым жестоким ожиданьем? / Чего мне в голову не приходило? / Каким себя я страхом не пугала? / То думала, что конь тебя занес / В болото или пропасть, что медведь / Тебя в лесу дремучем одолел, / Что болен ты, что разлюбил меня — / Но слава богу! жив ты, невредим / И любишь все по-прежнему меня; / Не правда ли?). La naturaleza reviste de poesía el frágil vínculo humano, dota a las palabras de ecos vegetales y premonitorios. No es lo mismo ser devorado por un oso en lo espeso del bosque que estar ajetreado en asuntos de palacio. Por otro lado, ¡cuánto imagina el que ama! ¡Cuando más amamos más tememos adversidades mágicas e irracionales que magnifican nuestra pobre dependencia, arrebatando nuestro bien fuerzas ignotas y sin sentido!

 La amante (Любовница), ella (Она). De repente Pushkin la renombra. Ya no es la hija (Дочь), pues el padre ha salido de la escena. En realidad, los padres forman parte del cuadro de la vida antes de que nos enamoremos y volquemos nuestro finito afecto en desconocidos que nos subyugan, enloquecen y destruyen. Ante eso, los padres nada pueden hacer. Entonces la hija se transforma en amante, o en ella. "¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres!", escribió Pedro Salinas. Ella es sólo para un él. En Génesis y Mateo 19:5 se dijo: "Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne" (καὶ εἶπεν, Ἕνεκα τούτου καταλείψει ἄνθρωπος τὸν πατέρα καὶ τὴν μητέρα καὶ κολληθήσεται τῇ γυναικὶ αὐτοῦ, καὶ ἔσονται οἱ δύο εἰς σάρκα μίαν). En este mandato reside la emancipación del amor filial, el temor del advenimiento de la nueva carne que haga arder la fresca carne inocente, que antes sólo jugaba. Ella sabe todo esto, con el saber del cuerpo y el agua. Y ella siente la tristeza en él: "Mas te veo triste. / ¿Qué tienes?" (Однако ты / Печален; что с тобою?). El príncipe miente. Pero la amante sabe que cuando está alegre corre a su encuentro, le dice cosas bonitas y la besa y la abraza y se interesa por ella. Pero hoy no pasa eso. El kniaz entonces confiesa que hay una pena en su alma (Ты права: в сердце я ношу печаль / Тяжелую). La confesión, con introducción filosófica, del noble, recuerda que no existe felicidad que dure en este mundo, ni belleza, ni cuna elevada, ni poder, ni riqueza, nada escapará al infortunio. Y ellos eran felices, pero ahora... lo que va a perder nada puede sustituirlo (Мой милый друг, ты знаешь, нет на свете / Блаженства прочного: ни знатый род, / Ни красота, ни сила, ни богатство, / Ничто беды не может миновать. / И мы, — не правда ли, моя голубка? / Мы были счастливы; по крайней мере / Я счастлив был тобой, твоей любовью. / И что вперед со мною ни случится, / Где б ни был я, всегда я буду помнить / Тебя, мой друг; того, что я теряю, / Ничто на свете мне не заменит). Palabras poco claras que desatan temor en la muchacha. ¡Es la separación! (Разлуку, может быть) (como ella presiente) ¡Qué amor, qué candor el de la chica dispuesta a acompañar al amante por doquiera, vestirse de chico, ir a la guerra con él! ¡No teme a la guerra ni a la muerte, con tal de estar con él! (Кто нас разлучит? разве за тобою / Идти вослед я всюду не властна? / Я мальчиком оденусь. Верно буду / Тебе служить, дорогою, в походе / Иль на войне — войны я не боюсь — / Лишь видела б тебя). ¡Sí, ella ya lo entiende todo: se casa! (Постой, теперь я понимаю все... / Ты женишься. / Князь молчит. / Ты женишься!..). Se excusa el joven con la falta de libertad de los nobles. No pueden casarse por amor, sino por el interés de otros. El tiempo y Dios consolarán la pena de la chica. Y le entrega un collar de despedida y una bolsa con oro para su padre. Ella, entonces, le dice que espera un hijo suyo. Al salir el kniaz se siente aliviado, y ella aún conmocionada: "no puede ser. Lo he amado tanto / ¿Tendrá quizás un corazón de fiera?" (Не верю, / Не может быть. Я так его любила. / Или он зверь? Иль сердце у него/ Косматое?). La muchacha no entiende por qué, si ha perdido su belleza, si le han dado un filtro al amante. Debería haber impedido su partida, agarrado a su faldón, colagado a su estribo, o cortado con un sable los brazos o aplastado con su caballo. La desesperación del amor fementido. De la traición de quien estábamos seguros que nos amaba. El amante noble no puede casarse con una muchacha humilde, lo impide el rígido código social. 

 Gran monólogo filosófico de la hija (Pushkin recupera este rol): "Los nobles, dice, no son libres / como muchachas. Por amor no pueden / buscar esposa. Son libres, por lo visto, / para tentar, llorar y hacer promesas: "Te llevaré a una estancia secreta / de mi mansión. Te vestiré de seda / y terciopelo". Son muy libres para / llamar a las muchachas con silbidos / a medianoche y estar con ellas / tras el molino hasta la aurora. / Les place divertir su alma noble / con nuestras penas y decir después: / "Adiós, mi niña, vete a donde quieras / y ama a quien quieras"" (Видишь ли, князья не вольны, / Как девицы, не по сердцу они / Берут жену себе... а вольно им, / Небось, подманивать, божиться, плакать / И говорить: тебя я повезу / В мой светлый терем, в тайную светлицу / И наряжу в парчу и бархат алый. / Им вольно бедных девушек учить / С полуночи на свист их подыматься / И до зари за мельницей сидеть. / Им любо сердце княжеское тешить / Бедами нашими, а там прощай, / Ступай, голубушка, куда захочешь,  / Люби, кого замыслишь). Un discurso feminista que recuerda al de Marcela en el Quijote, o, salvando las distancias, a la Antígona de Sófocles. Pushkin es tan moderno, tan clásico, tan directo, tan lírico, tan joven y tan sabio... ¡Sus personajes femeninos son tan verdaderos, tan emocionantes, no sólo nuestra amada Tatyana Larina en "Yevgueni Oneguin"! Pero la aguerrida hija del molinero no renuncia a lo que es suyo: "Mas ¿quién será la prometida suya? / ¿Por quién me ha cambiado? Lo sabré / y le diré a la maldita: "Deja / al kniaz. Dos lobas, sabes, nunca viven / en una misma madriguera"" (Да кто ж его невеста? на кого / Он променял меня? уж я узнаю, / Я доберусь. Я ей скажу, злодейке: / Отстань от князя, — видишь, две волчихи / Не водятся в одном овраге). Y reflexiona sobre cómo quiso comprarla y callar su boca. Incluso lanza acusación contra el padre: "provechosa / resulta para ti mi perdición" ya que permitió a su hija amancebarse con el señor. (Да, бишь, забыла я — тебе отдать / Велел он это серебро, за то, / Что был хорош ты до него, что дочку / За ним пускал таскаться, что ее / Держал не строго...). La avaricia del padre y la lujuria del amante son vistas con claridad por la muchacha que se entregó libremente al amante, por otra parte. ¡Cuán pronto olvida uno que sus yerros fueron voluntarios si el deseo puede ser sujeto a la voluntad! ¡El tirano del placer ciega y condena sin remisión! ¡Ni vírgenes ni clérigos, ni esposos ni infantes despertando a la vida, pueden someter a ese tirano! El padre llora y la hija rompe el collar que la ahoga. La hija se despoja del tocado de la deshonra y lo arroja al Dnieper. ¡Cuánto ha visto el Dnieper: traiciones de hombres, de pueblos e invasores! La doncella se arroja al río.

 La parquedad de Pushkin es tan grande que el lector puede pasar por alto este hecho: la muchacha engañada se ha suicidado. El padre de pronto se ha convertido en viejo (Старик). Estos renombramientos del escritor son metafísicos porque van más allá de roles sociales o familiares. Apuntan a regiones del ser, es decir, del tiempo. Pues el ser es en el tiempo: lo joven deviene viejo, lo inocente culpable, lo bueno en malo se troca. Pensemos en grandes canallas y asesinos que fueron dulces bebés. Y su ser quedó en el tiempo transformado. El lenguaje poético de concisión asombrosa de Pushkin pone cada ser en su tiempo. Y, por eso, el molinero, al perder a su hija, ya no es padre, sino viejo. 


 La mansión del kniaz es el escenario de la fiesta de boda. Toda la escena parece una ópera. Pushkin se lo puso fácil a Dargomyzhsky. Hay evidencia de que el poeta concibió "Rusalka" como libreto de ópera. Por eso la presencia de las canciones, de los coros. Sería una ópera popular sobre la vida cotidiana, aunque con su vertiente fantástica.
 Las celebraciones del casamentero son respondidas por el coro de muchachas. Pushkin aprovecha su inmenso conocimiento del folclore ruso para recrear este rito y sus cantos. Pero un presagio funesto, en voz desconocida que canta acerca de unos peces del río: "¿Has escuchado, hermanita trucha, / las últimas noticias del río? / Una doncella hermosa se ha ahogado / anoche maldiciendo a su amado" (А слышала ль ты, рыбка-сестрица, / Про вести-то наши, про речные? / Как вечор у нас красна девица топилась, / Утопая, мила друга проклинала). El agua regresa. El río de Herálito siempre regresa, aunque nunca es el mismo. Nadie sabe quién ha cantado esa canción. El kniaz está convencido de que ha sido ella que se ha colado en la boda y manda al palafrenero a buscarla, mas no la encuentra. Un invitado se queja de lo amarga que sabe la hidromiel y lo bueno que sería endulzarla un poco. Esa es la señal en la tradición para que los novios se besen, endulzando los alimentos del banquete. Y llegó la hora de rociar con lúpulo a los contrayentes, siguiendo la tradición rusa. Y comer el gallo asado, antes de entrar a la alcoba. Pero la casamentera comenta al padrino, que ha de vigilar bajo las ventanas la noche nupcial, que no augura nada bueno ese canto (Да не к добру пропели песню / Не свадебную, а бог весть какую). 

 El aposento de la esposa del kniaz. El esposo no regresa y la kniaguina (Княгиня) está inquieta y se lamenta al aya (Мамка) del cambio operado en él: ya no es dulce, ya no está con ella apenas. Cuando vuelve a casa ya no dice una palabra cariñosa ni la acaricia (Да до ночи бог ведает где ездит; / Воротится, чуть ласковое слово / Промолвит мне, чуть ласковой рукой / По белому лицу меня потреплет). El tiempo, de nuevo, ha transformado a los entes amorosos, porque, sin duda, el kniaz deseaba y amaba a esta mujer bella y de noble alcurnia, por la que instantáneamente olvidó a la molinera. El aya compara al hombre con el gallo que entona su kikiriki, despliega sus alas y se aleja, mientras la mujer, como chueca, queda en su nido y cuida a los pollos. Cuando novio, dice el aya, ni come ni bebe, sólo admira a su amada, pero luego llegan las ocupaciones y va a todas partes con tal de no quedarse en casa: a cazar, a la guerra... La kniaguina teme por un amor secreto (Как думаешь? уж нет ли у него / Зазнобы тайной?). El aya lo descarta, pues no hay otra más bella ni de modales más distinguidos. Y la esposa reza por tener un hijo que no llega (Когда б услышал бог мои молитвы / И мне послал детей!). Un montero (ayudante de cacería) regresa de la caza. El kniaz no ha querido volver aún. ¿Dónde está? El montero (Ловчий) informa: "se ha quedado solo a la orilla / del Dnieper, en el bosque" (Остался / Один в лесу на берегу Днепра). Ordena la kniaguina que vayan inmediatamente a buscarle, teme a las fieras y los bandidos en el bosque nocturno, y, supersticiosa, presiente una desgracia porque los duendes vagan por esos lares. Pide que se encienda una vela ante el icono (Ах боже мой! в лесу ночной порою / И дикий зверь, и лютый человек, / И леший бродит — долго ль до беды. / Скорей зажги свечу перед иконой).

 El Dnieper, de noche. Muy semejante es el mundo élfico de esta escena al bosque de Atenas de "A Midsummer Night's Dream" (1596) de W. Shakespeare. En definitiva, poderes sobrenaturales que conocen a los humanos y dirigen sus pasiones. Las rusalkas (Русалки) son sirenas fluviales rusas, ondinas. Su modo de vida es cantar. Las ondinas viven en el fondo del caudaloso río, y han visto a alguien que anda por tierra. El kniaz se lamenta del tiempo ido: "¡Lugares tristes, entrañables! Sí, / en mi redor lo reconozco todo: / es el molino, ya hecho una ruina; / se ha apagado el ruido de su rueda. / La muela está inmóvil; por lo visto, / el viejo ha muerto. No lloró / por mucho tiempo a su pobre hija" (Знакомые, печальные места! / Я узнаю окрестные предметы — / Вот мельница! Она уж развалилась; / Веселый шум ее колес умолкнул; / Стал жернов — видно, умер и старик. / Дочь бедную оплакал он недолго). Ella le abrazó en ese mismo lugar, y, luego, quedó callada... (здесь она, / Обняв меня, поникла и умолкла... / Возможно ли?..). De repente, los árboles se marchitan y caen como ceniza sus hojas, y un viejo (Старик) aparece: "Yerno, /  salud, salud" (Здорово, / Здорово, зять). Aunque el viejo dice ser un cuervo, el príncipe le reconoce: es el molinero. Habla como un loco. Dice que su hija encantada es una rusalka, que enterró el dinero en la arena, custodiado por un pez de un solo ojo (А денежки отдал на сохраненье / Русалке, вещей дочери моей. / Они в песку Днепра-реки зарыты, / Их рыбка-одноглазка стережет). Dice el viejo que la pasada noche tuvieron un festín y su hija le esperaba. El kniaz se lamenta de su locura. Y éste se reafirma en que es un cuervo. Así se transformó cuando estaba a punto de suicidarse, tras arrojarse su hija al río Dnieper. Responde al kniaz que le cuida su nieta, una rusalkita (За мной, спасибо, смотрит / Русалочка). Rechaza ir al palacio de su yerno, porque allí le estrangulará con un collar. Y ahí en el bosque, junto al río, él vive libre y come (В твой терем? нет! спасибо! / Заманишь, а потом меня, пожалуй, / Удавишь ожерельем. Здесь я жив, / И сыт, и волен. Не хочу в твой терем). El viejo es un ser intermedio, entre mágico y mortal. No es un cuervo en su forma, pero sí en su espíritu libre y solitario. Está escarmentado de los engaños de los ricos, carga con la culpa de la muerte de su hija. Los ricos no hacen nada gratis. Nunca renunciará a su libertad, pobre, pero digna. Ese collar ya estranguló una vez a su hija. Son las cadenas del poderoso, que deslumbran con su brillo de oro, pero esclavizan y matan con sus grilletes de hierro. El kniaz comprende: "¡De todo esto soy yo el culpable! / ¡Qué horrible es perder el juicio! / Mejor morir. Miramos con respeto / a todo muerto y por él rezamos. / La muerte nos iguala. Pero aquel / que el juicio pierde, deja de ser hombre. / De nada le sirve el don del habla, / no es dueño de sus propias palabras, / la fiera tómalo por su hermano, / provoca sólo risas de la gente. / Cualquiera puede lastimar y humillarle, / y no lo juzga Dios. ¡Ay, pobre viejo! / Su aspecto lamentable ha despertado / en mí remordimientos de conciencia" (И этому все я виною! Страшно / Ума лишиться. Легче умереть. / На мертвеца глядим мы с уваженьем, / Творим о нем молитвы. Смерть равняет / С ним каждого. Но человек, лишенный / Ума, становится не человеком. / Напрасно речь ему дана, не правит / Словами он, в нем брата своего / Зверь узнает, он людям в посмеянье, / Над ним всяк волен, бог его не судит. / Старик несчастный! вид его во мне / Раскаянья все муки растравил!).

 El λόγος es nuestra esencia, lo que nos diferencia como especie respecto a otros seres no humanos. Este término griego significa palabra, razón y discurso. Procede del verbo λέγω, decir, poner en orden. El λόγος es, ante todo, orden, y la locura es el desorden, la no adecuación entre palabras y cosas. El orden del λόγος refleja el orden del mundo, por eso podemos conocer, nombrar y calcular lo que hay en el universo, porque tiene orden, estructura regular. Para que el discurso sea verosímil su orden debe ser compartido por los que escuchan y los que hablan. El poder responder preguntas es manifestación de ese isomorfismo del λόγος y el mundo, y del λόγος y nuestra mente. Podría decirse desde Heráclito, Platón y Aristóteles que el λόγος es el tercer elemento entre el alma y el mundo, y está tanto en una como en el otro. Por eso, el logos se hace armonía y medida, aunque el aspecto cualitativo tiende a predominar en un λόγος humanístico y filosófico y el aspecto cuantitativo en un λόγος científico-técnico manipulativo. El lenguaje no puede ser privado porque el λόγος es común a todos, a todos los que disponen de razón. Cuando el λόγος se pierde ya no somos humanos. Por ello, Aristóteles insistió en que el humano es ζῷον λόγον ἔχον, animal que tiene logos. Y como el λόγος es compartido, solamente en la convivencia, en la ciudad, somos humanos: el humano es un ζῷον πολιτικόν, animal social, político. El viejo molinero es un cuervo (animal irracional), ya no tiene λόγος, piensa el kniaz con una concepción estrecha del λόγος, distinguiendo el don del habla de la capacidad de juicio, ser dueño de sus propias palabras. No es un hombre ya. Pero el viejo representa una palabra poética, metafórica, profética, que une a los inmortales con los mortales. Su discurso no es completamente alógico, sino simbólico. Aceptar la existencia de un mundo sobrenatural no es incompatible con un λόγος común y enriquecido. El mundo de la poesía, de la música y de la magia son también logos. Representan estructuras, órdenes no reductibles a número y sentido común, porque tantas veces el poder económico redujo el λόγος para dominar a los niños, los locos, los borrachos, los duendes y los muertos. Todos ellos poetas del transmundo, en el que ahora vive el viejo exmolinero. 

 Aunque el montero encuentra al kniaz, éste se queda en el bosque, rechazando el cuidado de su esposa que lo toma por un niño. Bien se ve que no la ama. La libertad es lo contrario del amor. Los que amamos supimos que la libertad es el disolvente del amor, el veneno del ego soberbio que cree no necesitar a la persona amada. 
 Las ondinas traman algo antes del canto del gallo, cuando el mundo mágico desaparece, porque lo mágico rehuye la luz, esa transparencia solar que corrobora nuestras palabras lógicas acerca del ser y la permanencia. ¡Cuánto miedo tienen los niños al apagarse la luz cuando la presencia de lo ignoto amenaza y las cosas dejan de exisitir al no ser vistas! Todo lo mágico es nocturnal, lunar.

 En el fondo del Dnieper las ondinas (rusalkas) hilan en su palacio subacuático. La Ondina reina (anciana) (Старшая русалка) pide a sus pequeñas que no enreden ni atraigan a los niños al agua. Una ondina hija (Дочь) dice que ha estado con su abuelo, que le pide ese dinero que está escondido en el fondo, pero la rusalka pequeña no sabe qué es el dinero y llevó al abuelo un puñado de conchitas preciosas. Se informa a la rusalka niña de la llegada de un hombre, su padre: "¿Aquel que te abandonó y se casó / con otra?" (Тот самый, что тебя / Покинул и на женщине женился?). La madre transmite un mensaje para el hombre a través de su hija: aún le ama y quiere verle. A solas recuerda que pasaron siete años de su suicidio, pero cada día piensa en su venganza... Parece que su hora ha llegado (С той поры, / Как бросилась без памяти я в воду / Отчаянной и презренной девчонкой / И в глубине Днепра-реки очнулась / Русалкою холодной и могучей, / Прошло семь долгих лет — я каждый день / О мщенье помышляю... / И ныне, кажется, мой час настал).

 La última escena incompleta del drama presenta al kniaz a orillas del Dnieper: "no soy capaz de resistir la fuerza / que me atrae misteriosamente / a estas solitarias orillas. / Todo aquí me recuerda al pasado" (Невольно к этим грустным берегам / Меня влечет неведомая сила. / Все здесь напоминает мне былое). La ondina aparece en la orilla: "¿Qué veo? / ¿De dónde eres, linda criatura?" (Что я вижу! / Откуда ты, прекрасное дитя?)... hasta aquí escribió Pushkin.


 ... Pushkin estaba a falta de una escena para terminar esta obra mágica, en la que, pese a su brevedad, desfilan muchísimos temas: el amor, el deseo, la inocencia, la traición, la diferencia de clases, la humillación social de los poderosos, la libertad femenina, las relaciones paterno-filiales, la avaricia, la oposición naturaleza ciudad, el poder del λόγος, la locura, los ritos nupciales en la tradición rusa, el aburrimiento matrimonial, la venganzala presencia de seres sobrenaturales que protegen o destruyen a los mortales, el tiempo como eje esencial del ser, la importancia de los nombres en la designación de los seres en el tiempo, el poder del agua y de un río Dnieper, tan ligado a la historia de Rusia...

 Pushkin acentúa el carácter folclórico del drama en la lengua usada por los personajes, y con extraordinaria maestría, combina elementos del lenguaje campesino y antiguo con las fórmulas de una poesía popular, conservando al mismo tiempo el carácter de la narración. Pushkin es un narrador conciso, que dota a la acción de una belleza inimaginable en cualquier traducción por los colores, sonidos y precisión de sus palabras. Al igual que más tarde haría Tolstói, el poeta de Moscú, tenía el don de mostrar las conexiones de todas las esferas de la vida interior y exterior, de la naturaleza y la historia, de lo cotidiano y lo mítico, de lo culto y lo popular. La facilidad con la que presenta los sentimientos en apenas unas pinceladas es prodigiosa y la sensación de verdad es tan grande que al leer a Pushkin sabemos que su obra es más grande que la vida, y que ya no queremos más que vivir en sus palabras, sus personajes y su mundo... y todo eso lo logró un escritor que fue asesinado cuando tenía sólo treinta y siete años.

Francisco Huertas Hernández
21 de septiembre de 2025