viernes, 15 de mayo de 2020

Discapacidad en el cine (3). Estrella Millán Sanjuán. Disability in Films - Cinéma et handicap. Profesora de Actividades físico-deportivas para Personas con Discapacidad


Discapacidad en el cine (3)
Estrella Millán Sanjuán
Disability in Films - Cinéma et handicap
Profesora de Actividades físico-deportivas para Personas con Discapacidad

UN RECORRIDO POR LA DISCAPACIDAD EN EL CINE

Imágenes: Francisco Huertas Hernández


"Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb" (1964). Stanley Kubrick
Dr. Strangelove (Peter Sellers), un minusválido que asesora al presidente de EEUU




 Continuando con mi análisis de la discapacidad, observamos que también puede existir un tratamiento de desde el humor, tal como vemos en “Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, (1964) (Teléfono rojo, volamos hacia Moscú / Dr. Insólito / Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba). Stanley Kubrick tuvo la valentía de rodar esta delirante sátira en plena guerra fría entre EEUU y la URSS, resultando una comedia ácida y crítica muy alabada. Uno de sus personajes más raros es el Dr. Strangelove (Peter Sellers), un científico pronazi al que, para cargar de más intensidad, lo presenta con paraplejia en silla de ruedas y con su mano derecha acusando el síndrome de la mano ajena, que, al final de la película, se le rebela intentando ahogarle o actuando anárquicamente en una escena hilarante. De hecho, es un síndrome real causado por problemas neurológicos, tumores o enfermedades degenerativas y que también se denomina Síndrome del Dr. Strangelove a raíz de esta película. Para este director, la discapacidad es abordada desde la extravagancia que quiere sumar a ese extraño personaje, y, aunque esté vista desde la comedia, no deja de aumentar las diferencias, más que lo que nos une.

"Plein soleil" (1960). René Clément
Tom Ripley (Alain Delon), Philippe Greenleaf (Maurice Ronet) et l'homme aveugle (Paul Müller)

 En la película “Plein soleil” (1960) (A pleno sol), René Clément recurre a una escena en la que una persona ciega circula por la calle con su bastón topándose con los dos protagonistas, Alain Delon y Maurice Ronet, personajes indeseables creados por Patricia Highsmith. Estos dos chicos le dan una gran limosna al ciego al no tener billete más pequeño, tratándolo de una forma altiva y despectiva, llevándose el bastón ofrecido como agradecimiento. Lo que sigue después es una secuencia de mofa y poca consideración hacia la discapacidad, ya que los dos imitan ser ciegos para comprobar la solidaridad de la gente y poder conquistar a una chica. Parece una broma, pero es muy revelador de la amoralidad, la frivolidad y frialdad que les acompaña durante el desarrollo del film. 

"Yo, también" (2009). Antonio Naharro, Álvaro Pastor
Daniel (Pablo Pineda)

 El sexo en la discapacidad también es un tema importante. En la película española “Yo, también” (2009), de Antonio Naharro y Álvaro Pastor, nos adentramos en el mundo de Daniel (Pablo Pineda), un licenciado universitario con Síndrome de Down, que consigue un trabajo en la Admón. pública y se enamora de una compañera que es muy receptiva y amable con él. Nos narra la necesidad de afecto y sexo de las personas diferentes, normalizar este aspecto, considerado tabú y muy perseguido. Pablo Pineda, un maestro, actor y conferenciante, posee dos carreras universitarias, un caso atípico en las personas con este síndrome y es un chico muy luchador por los derechos de las personas con discapacidad. 

https://youtu.be/TWgbS3Ej_EU

https://youtu.be/0vnLLi-lE2w 

 No podría dejar de incluir a la primera persona que dirigió una película en la historia del cine, como fue Alice Guy. En sus numerosos trabajos reflejaba con maestría historias religiosas, fantasiosas, policíacas, de la burguesía, pero también de otras clases sociales, tal como podemos observar en el cortometraje “Madame a des envies” (1907), en el que vemos a una señora embarazada con grandes antojos que roba un pirulí de caramelo a una niña, una copa de vino a un señor y también un arenque que se estaba comiendo un mendigo con problemas de movilidad. Con esta secuencia vemos que las personas con discapacidad a principios del s. XX, las pocas salidas que encontraban eran la mendicidad. En una escena cómica, el pobre sigue a la señora andando con mucha dificultad, con los pies hacia adentro en lo que parece ser una poliomielitis, enfermedad infecciosa que afectaba al sistema nervioso, destruyendo las neuronas motoras, causando debilidad muscular y parálisis de alguna extremidad. Necesitaba vacuna y estaba muy ligada a las clases bajas, por la deficiente higiene, medios y desinformación.

https://youtu.be/mOclcQDRSUo

 También cayó en la tentación de adaptar la novela de Victor Hugo “Notre Dame de Paris”, antes que otros directores, considerada la primera versión del clásico francés en “La Esméralda” (1905), un cortometraje en el que solo salen Esmeralda y Quasimodo, el “jorobado”, interpretado por Henry Vorins. Personaje deformado, sordo y solitario que se enamora de esta mujer y tan reconocido por las numerosas versiones que se dieron con posterioridad.

https://youtu.be/MFB4oHajwGw

 Con “Little Tich and His Funny Feet” (1900), podemos ver que la directora rodó un corto cómico sobre un hombre con acondroplasia (enanismo), que se calza unos enormes zapatos con grandes puntas que hacen mucho ruido al andar y que le permiten inclinar su cuerpo a 45 grados y volver a su posición de nuevo. Otra visión de la discapacidad en esa época, la de servir de diversión al público con sus gracias y ocurrencias e ir de feria en feria, con sus pequeños espectáculos. Little Tich, en realidad llamado Harry Relph, fue un gran comediante y bailarín inglés, que se dedicó a hacer giras a nivel mundial. Además de tener un retraso en el crecimiento, contaba con un dedo más en cada mano. Sus padres “aprovecharon” su discapacidad y facilidad para la imitación y el baile para ser un reclamo en el barrio, a pesar de su gran timidez. Fue así como se preparó para su carrera cómica.

https://youtu.be/-_cYhqVblLc

 Y por último en esta gran directora y pionera del cine, destaco el emotivo corto “Falling Leaves” (1912). En él aparece el tema de las enfermedades incurables del s. XX. En este caso, una chica de clase burguesa está aquejada de tuberculosis, postrada en la cama y el médico que la atiende le comenta a la madre que su hija morirá cuando se caiga la última hoja de los árboles, en alusión a la llegada del invierno. La hermana pequeña, que escucha la conversación, se levanta una mañana temprano para tratar de salvar a su hermana, atando con hilos las hojas caducas en sus ramas en una imagen deliciosa y conmovedora. Contado como un cuento de final feliz, pues el médico acude con medicamento milagroso que curará definitivamente a la chica. Lo que la hermana pequeña ve con la especial magia e inocencia propias de la niñez.

"Handia" (2017). Aitor Arregi, Jon Garaño
Joaquín (Eneko Sagardoy), el "gigante de Altzo"

 A continuación expongo dos películas opuestas en la discapacidad que exhiben, pero complementarias en la desesperación de sus protagonistas: "Handia" (2017) y “The Incredible Shrinking Man” (1957) (El hombre increíble / El increíble hombre menguante)

 En la película vasca, el protagonista es
Joaquín (Eneko Sagardoy), un chico con acromegalia (gigantismo) del s XIX, basado en un caso real de la época. Una enfermedad con la que empezó a crecer más a partir de los 20 años y que parecía que no paraba hasta llegar a los 2,40 metros cuando murió tempranamente a los 42. Su fama le llevó a ser recordado como el gigante de Alzo, siendo recibido por la reina Isabel II de España y otros reyes europeos. Su peculiaridad física le condujo a una vida errante por distintos lugares de Europa acompañado de su hermano, para exhibirlo a un público asombrado por sus enormes dimensiones. En sus espectáculos lo disfrazaban de soldado o con una gran capa para acentuar aún más sus proporciones. Llegó a ser estudiado por los médicos de la época y su existencia fue triste, pues a partir de los 20 años estaría señalado por su discapacidad, las dolencias esqueléticas y orgánicas que de ella se derivaron, no pudiendo trabajar, ni tener relaciones sexuales y considerándose casi un animal de circo. Privado de las emociones y actividades que disfruta la gente normal, su estado anímico fue menguando a la vez que su espalda iba encorvándose y su caminar cansado se volvía más agotador.
 Los directores
Jon Garaño y Aitor Arregi realizaron una película de gran estética visual, con unos paisajes maravillosos del País Vasco, y reflejaron el periplo de este chico abandonado a la ambición de su hermano, que aprovechó su diferencia para lograr una efímera fama. Eneko construye su personaje dotándole de inocencia, melancolía, reforzado con sus prótesis faciales y sus zancos, caminando cada vez con más dificultad y acusando la llama que se apagaba de ciudad en ciudad. Hay escenas memorables como la de los gigantes reunidos en Stonehenge, en una metáfora muy hermosa junto al imponente monumento megalítico; la que camina con dificultad hacia el mar en uno de sus pocos momentos de felicidad; y la de la nieve, en la que se muestra que todos somos insignificantes ante la belleza y magnitud de la naturaleza.

"The Incredible Shrinking Man" (1957). Jack Arnold
Scott Carey (Grant Williams), el hombre que mengua

 La película americana trata un tema totalmente contrapuesto. Si bien pertenece a la ciencia-ficción, no deja de constituir otro retrato psicológico de un ser humano que se vuelve divergente. Scott (Grant Williams) se ve envuelto en una extraña nube en el mar mientras disfruta de un viaje en yate. Al tiempo observa que su cuerpo va disminuyendo progresivamente, convirtiéndose en una amarga experiencia que supondrá una crisis matrimonial, pérdida de trabajo y continuas revisiones médicas para dar con un diagnóstico y una cura a esa patología tan rara. El médico llega a la conclusión de que la exposición al contenido radiactivo de esa nube provoca la pérdida de nitrógeno, calcio y fósforo y la disminución de todos los órganos y aparato locomotor.
 Jack Arnold
 realiza una película inquietante con unos efectos especiales estupendos y un excelente guión, para ir mostrando el progresivo empequeñecimiento del protagonista y su destrucción como persona. Sólo hay un momento de alivio cuando encuentra a una chica con enanismo en un bar con la que se siente identificado y que le ayuda a comprender su situación durante un tiempo. Cuando observa que el proceso sigue su curso se hunde mucho más y ya lo vemos viviendo en una casa de muñecas, imagen muy impactante. Cuanto más pequeño se va haciendo, más irascible y ansioso es su carácter y el sentido de la supervivencia se va acentuando. Las distancias y proporciones se tornan un abismo, así como los peligros que le acechan; un gato y una araña son sus mayores amenazas cuando su tamaño es de unos 10 cm, así como ya es imperceptible para su mujer que no le escucha y cree que ha muerto devorado.
 Lo que sigue es un juego de lucha por la vida, el alimento, un estudio existencial del ser humano. La inteligencia al servicio de las ganas de sobrevivir, de una constante adaptación al medio conforme se va volviendo minúsculo, una batalla que afronta en una aplastante soledad, en la que encuentra su íntima 
esencia.
 El epílogo de esta gran
 película resulta una reflexión filosófica sobre lo micro y lo macroscópico, submundos, universos paralelos. Un viaje en el que nos adentramos como espectadores, acompañando al protagonista al que imaginamos entre células, ácaros monstruosos, bacterias, virus, átomos, hasta que aguante su energía. Mundos intangibles para el ser humano ávido del conocimiento interior y de lo que le rodea. Preguntas que surgen ante una muerte inminente, el sentido de la vida, a dónde nos dirigimos…

 Estos
 dos personajes, Joaquín y Scott, uno verdadero, el otro imaginario, pero muy real en la forma en que lo sentimos, conforman un todo. El sufrimiento por sentirse diferentes, por la incomprensión, la burla, la pérdida de dignidad. Uno porque se niega a crecer más, el otro porque no quiere menguar, polos opuestos unidos por la soledad y angustia.

"Auch Zwerge haben klein angefangen" (1970). Werner Herzog
Acondroplasia en el cine

 Existe una película en la que todo el elenco de actores padece acondroplasia. Un trabajo del alemán Werner Herzog, al que le fascinaban los seres singulares, diferentes, llamada “Auch Zwerge haben klein angefangen” (1970) (También los enanos empezaron pequeños). Una fábula en la que, en un país imaginario, rodado en un paisaje yermo (Lanzarote) y con un contexto sin referencias espaciotemporales, un grupo de personas con enanismo está recluido, sin saber si es un centro psiquiátrico, un reformatorio o un campo de concentración, bajo una disciplina dictatorial… Una película bizarra en su planteamiento, estética, guión y pretensiones, a la que se le han dado numerosas interpretaciones. Las personas con discapacidad no están aquí representadas como tales para denunciar la situación de su colectivo, su lucha, sino que simbolizan una alegoría de la pequeñez moral de la sociedad, la inmadurez de determinadas formas de organizarse. Estos enanos se rebelan contra ese sistema tiránico amotinándose y siendo cada vez más despóticos, más vandálicos. Empiezan como un juego, pero alcanzan grandes niveles de crueldad, con la naturaleza y los animales cercanos. Un estado anárquico, caótico, rodeado de risas agudas, sádicas y sin una organización aparente que tenga un fin concreto. El resultado es una visión de la estupidez humana, del fracaso de la desorganización por desconocimiento, de la civilización moderna, el cinismo, la falta de piedad, la barbarie sin control, en un surrealismo influido por la película “Freaks” y “Viridiana”, pero sin su genialidad.
 Según
Herzog “Todo lo que hacen, por más cruel que pueda parecer, no es más que una forma desesperada de pedir ayuda (…) Creo que existe un enano dentro de todos nosotros

"El jardín de las delicias" (1970). Carlos Saura
Antonio (José Luis López Vázquez) y enfermera (Mayrata O'Wisiedo)

 Me gustaría destacar especialmente a tres actores que se metieron de lleno en sus papeles, obsequiando al cine con un gran trabajo para la posteridad. El primero es el español José Luis López Vázquez en el rol de Antonio en la película “El jardín de las delicias” (1970), de Carlos Saura.  Compone un personaje de un rico empresario que, tras un accidente de coche con su amante, queda incapacitado en silla de ruedas y amnésico. Sus expresiones de aturdimiento, incomprensión, su genial actitud corporal en la transferencia de la silla a la cama, el entumecimiento de la mano derecha, todo ello hace que sea totalmente verosímil en el marco de una película hermética y alegórica de este director, que introduce escenas fuertemente simbólicas, como los disparos con escopeta de caza que tanto recuerdan al dictador, así como el epílogo en el que toda su egoísta familia aparece en silla de ruedas con él en el campo, sin mirarse, fríos, impávidos… Una imagen que sugiere la decadencia de la institución familiar y un régimen dictatorial que daba sus últimos coletazos.

"Ryan's Daughter" (1970). David Lean
Michael (John Mills)

 Otro actor es John Mills en la aclamada “Ryan’s Daughter” (1970) (La hija de Ryan), de David Lean. Mucha gente cree que ese personaje tiene realmente una discapacidad intelectual, por la perfección de la interpretación. Un ejercicio de mimetismo que le condujo a obtener el Oscar al mejor actor de reparto. De nuevo la expresión y ojos de enfermo, la boca desdentada y sucia, el aspecto desaliñado, la actitud corporal y la forma de andar, denotan un minucioso estudio y largas horas de ensayo para crear este hombre clave en el desenlace de esta imponente película. Volveré a ella para hablar de otro personaje importante.

"My Left Foot" (1989). Jim Sheridan
Christy Brown (Daniel Day-Lewis)

 Daniel Day-Lewis dio vida al escritor y pintor Christy Brown en “My Left Foot” (1989) (Mi pie izquierdo), de Jim Sheridan. Esta es otra de las grandes interpretaciones de la historia del cine, que le valió un Oscar. El actor británico, famoso por la implicación e investigación de los papeles que le asignan, aquí realizó un soberbio trabajo metiéndose en la piel de este artista con parálisis cerebral severa, con triplejia, que solo tenía movilidad en su pie izquierdo. Éste le permitía pintar, escribir y comunicarse, ya que verbalmente estaba muy perjudicado. El actor se integra perfectamente en los sentimientos de rebeldía, superación de barreras, angustia por la reducida movilidad y dificultad para comunicarse del escritor irlandés. Cuesta reconocer al verdadero Daniel cuando lo ves en la silla, retorcido, con la cara desencajada, balbuceando y las manos en garra. Su actuación es excelsa, pues fácilmente podría haber caído en la sobreactuación y la caricatura, pero se mantiene en su justo equilibrio, reivindicando a este valiente artista, luchador, dotado de un pie prodigioso, sabio, puerta de eclosión de la creatividad que tenía dentro.

 Por último, me apetece resaltar tres personajes con cojera que siempre me han parecido que tenían un halo especial, que te ganaban con su forma de andar peculiar, no viendo el defecto, sino su cualidades humana, de nobleza, arrastrando no solo una pierna, sino una existencia triste y desamparada.

"Ryan's Daughter" (1970). David Lean
Major Randolph Doryan (Christopher Jones)

 Retomando la película “Ryan’s Daughter”, el joven militar que desata la pasión de Rosy Ryan, regresa de la I Guerra Mundial cojo, con una cicatriz en el ojo y con estrés postraumático. David Lean rueda una escena memorable del Mayor Randolph Doryan (Christopher Jones), subiendo por una calle lentamente, en la que solo se escucha el ruido del arrastre de la pierna, en un precioso plano con profundidad de campo, ante la atenta mirada de dos mujeres que le increpan. Es de una belleza conmovedora la conjunción de esa cadencia deslizando su pie con dificultad y la expresión melancólica y ausente de su mirada ante las burlas. Para mí, este director llenó de poesía la discapacidad en esa escena; me tocó el alma desde la primera vez que la vi de pequeña.

https://youtu.be/lTT7aZZHEGU

"The Hustler" (1961). Robert Rossen
Eddie Felson (Paul Newman) & Sarah Packard (Piper Laurie)

 En “The Hustler” (1961) (El buscavidas), de Robert Rossen, Sarah (Piper Laurie) es una chica con afición al alcohol, solitaria y vulnerable. Es presentada como una mujer distinta, con poca autoestima, que se reconoce en el perdedor Eddie Felson (Paul Newman), formando una extraña pareja al margen de la sociedad, clandestina. El director acentúa la vulnerabilidad del personaje dotándole de una leve cojera que se puede observar en el plano dorsal por la calle cuando salen del bar. Y ésta se agudiza por factores emocionales, tropezando y derrumbándose en alguna ocasión. La especialidad de esta chica es que se mantiene siempre junto al jugador de billar, al que ama, aunque no sea correspondida, al que soporta su maltrato, al que intenta guiarle y prevenirle de los peligros en que se ve inmerso, al que trata de cambiar… Y la que, al final, paga fatalmente el intento de salvación de su pareja. 

"Nattvardsgästerna" (1963). Ingmar Bergman
"Los comulgantes" / "Luz de invierno" / "The Communicants" / "Winter Light"
Märta Lundberg (Ingrid Thulin) escucha las palabras mortificantes del hombre al que ama

 Su humanidad me recuerda a Märta (Ingrid Thulin), de la película Nattvardsgästerna” (1963) (Los comulgantes / Luz de invierno), de Ingmar Bergman que, si bien la temática y el final son muy diferentes, las semejanzas en el amor son evidentes. Mujeres débiles, generosas, con una fe inquebrantable y dedicación absoluta a sus parejas y que aguantan el desprecio y la humillación.

"El bosque animado" (1987). José Luis Cuerda
Geraldo (Tito Valverde)

 Geraldo “El pocero” (Tito Valverde), en “El bosque animado” (1987) de José Luis Cuerda, es para mí el personaje con discapacidad física (amputación de pierna) más entrañable de la cinematografía española y, por qué no, mundial. Una persona benévola, enamorado de Hermelinda (Alejandra Grepi), una chica decidida, ambiciosa, muy guapa, que no repara en él. De nuevo en el cine, un hombre incompleto, con corazón de oro, infeliz e inseguro por esa prótesis que chirría vergonzosamente al andar y bailar, como chirría el desamor que confiesa fervorosamente exasperando a su amigo el bandido Fendetestas (Alfredo Landa). Con unas gotitas de aceite en su pierna oxidada pretende borrar su minusvalía y llamar la atención de Hermelinda, que ya baila con otro más rápido que él… En el amargo regreso de la verbena al pueblo, a Geraldo le pesa más su pierna, cargada de desilusión, melancolía y pesadumbre.

 Hasta aquí mi pequeño regalo a este colectivo, realizado con respeto y consideración hacia estas personas que siguen luchando por sus derechos, visibilidad y plena inclusión. Pero la lucha no es exclusiva de ellos, es de todos y debe de haber una respuesta de los poderes para que proporcionen garantías y servicios justos para poder disfrutar de una mejor calidad de vida, gozar de las mismas oportunidades y recursos para participar en la vida económica y sociocultural. En el cine, la plena inclusión la encontraremos cuando veamos que todos los papeles con discapacidad son normalizados, que no se haga alusión a ella, sino que forme parte de sus vidas de una forma natural, pero queda mucho trabajo por hacer lamentablemente, aunque la colectividad está mucho más sensibilizada hacia la diferencia, en gran parte por la reivindicación de muchas personas y ámbitos, entre los que se incluyen los trabajos cinematográficos.

La esperanza que se demora, es tormento para el corazón”.
Christy Brown
¡No soy un animal, soy un ser humano!”.
Joseph Merrick
Yo soy Síndrome de Down de los pies a la cabeza”.
Pablo Pineda

En Cádiz, a 23 de Abril de 2020 
Estrella Millán Sanjuán 
Profesora de Actividades físico-deportivas para Personas con Discapacidad y Actividades físico-deportivas para la Inclusión social 

***** 
Comentarios de nuestros lectores: 

- Francisco Huertas Hernández: "La nueva entrega de Estrella Millán sobre la Discapacidad en el cine hace hincapié en el cine de Alice Guy y en algunos personajes secundarios del cine de Lean. Un artículo brillante como siempre. Quisiera citar a mi alumna Lucía García Martín cuando expresó ayer con un poder de síntesis sorprendente la diferencia entre el arte valioso y el entretenimiento inane: "Uno transmite mensajes; el otro, banalidades". Aunque hablábamos de música, vale para el cine, y para la vida en toda su vasto territorio. La discapacidad ha sido uno de esos espacios de banalidad, de tópico, de risa surgida del miedo, el asco, y, sobre todo, el terror supersticioso a la "contaminación". En estas películas de valor artístico y humano la discapacidad entra en las profundas demarcaciones de la existencia que revelan la belleza que solo la vida elevada a arte puede transmitirnos"



4 comentarios:

  1. La nueva entrega de Estrella Millán sobre la Discapacidad en el cine hace hincapié en el cine de Alice Guy y en algunos personajes secundarios del cine de Lean. Un artículo brillante como siempre. Quisiera citar a mi alumna Lucía García Martín cuando expresó ayer con un poder de síntesis sorprendente la diferencia entre el arte valioso y el entretenimiento inane: "Uno transmite mensajes; el otro, banalidades". Aunque hablábamos de música, vale para el cine, y para la vida en toda su vasto territorio. La discapacidad ha sido uno de esos espacios de banalidad, de tópico, de risa surgida del miedo, el asco, y, sobre todo, el terror supersticioso a la "contaminación". En estas películas de valor artístico y humano la discapacidad entra en las profundas demarcaciones de la existencia que revelan la belleza que solo la vida elevada a arte puede transmitirnos

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  2. Gracias, como siempre, por tu labor y por el resultado final del artículo. Esta tercera parte culmina un trabajo y estudio con el que me siento satisfecha. Existen infinidad de películas más en que la discapacidad está presente, pero ésta es mi selección personal. Personajes que se quedarán en nuestra retina por siempre con sus debilidades, miedos, frustraciones, lucha y reivindicación. Me encantaría que leyera mucha gente las tres partes, ya no por mí, sino porque se viera el respeto y el cariño con que está realizado.
    Estrella Millán Sanjuán.

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  3. Otro estremecedor artículo Estrella. Maravilloso, emotivo y profundo en películas y personajes. Me gustó mucho Teléfono rojo, volamos hacia Moscú. El personaje es muy histriónico. La discapacidad ha sido tratada en el cine, en la sociedad y en la enseñanza de maneras a veces poco acertadas. Ya comenté que hay que prevenir, actuar y proteger, no utilizar los impuestos para banalidades. Los discapacitados merecen todo el cuidado. Ahora quieren incluso suprimir los colegios especializados. Es cierto que muchos han recurrido a la mendicidad, que lo plasma muy bien el cine, a los circos o a la delincuencia. Qué maravilla que incluyas a Alice Guy. Una pionera. Yo ni la conocía. Cuando yo era pequeña, nuestros padres sí que me vacunaron de la poliomielitis pero conozco personas de mi generación (y de algunos años más) que no se vacunaron y sufrieron esta enfermedad. Es delicioso la mención que haces de El bosque animado y el pocero.Esa película es entrañable. Admiro mucho a Pablo PIneda, todo un ejemplo. Pero todos no tienen la misma fuerza, ni las mismas oportunidades, ni el mismo grado de discapacidad. Por eso tenemos que exigir que los discapacitados tengan oportunidades, cuidados y prestaciones. Recuerdo que Emilio Aragón contrató a un actor también con síndrome de Dawn, pero no sé si fue a Pablo o a otro. Enhorabuena por otro artículo magistral. Y enhorabuena a ti Francisco Huertas por ilustrarlo y publicarlo
    Manuela Pilar Millán SAnjuán.

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