domingo, 31 de agosto de 2025

Mijail Bulgakov: "Записки юного врача: Полотенце с петухом" (Notas de un joven médico: La toalla del gallo) (1926). Medicina como Autobiografía literaria. Francisco Huertas Hernández

Mijail Bulgákov: "Записки юного врача: Полотенце с петухом" (Notas de un joven médico: La toalla del gallo) (1926).
Medicina como Autobiografía literaria.
Francisco Huertas Hernández




 La colección de siete relatos agrupados bajo el nombre "Записки юного врача" (Notas de un joven médico) de Mijail Afanasyevich Bulgákov (1891-1940) se publicaron independientemente en las revistas "Медицинский работник" (Trabajador médico) y "Красная панорама" (Panorama rojo) entre 1925 y 1926. Su viuda, Yelena Bulgakova, editó en libro en 1963 seis de ellos, excepto "Звёздная сыпь" (La erupción estrellada). Los lectores españoles encontrarán una edición muy poco fiel (Diario de un joven médico. Ediciones Barataria-Alianza Editorial. Traducción de S. Casanova, revisada por Adriá Edo), que añade como parte del libro dos relatos más: "El asesino" y la famosa novela corta "Morfina", que, en absoluto, pertenecen al ciclo.

 El tono autobiográfico de los siete relatos es muy evidente. Con veinticinco años Bulgakov trabajó como médico en la aldea de Nikolskoye (Smolensk) entre 1916 y 1917. El personaje de "Notas de un joven médico" tiene veintitres en el pequeño hospital rural de Murino (lugar inventado). El modelo en el que se inspira Bulgakov es el libro "Записками врача" (Notas de un médico) (1901) de Vikenty Veresayev (1867-1945), que fue amigo personal, aunque las diferencias entre ambas obras son notables: en Veresayev predomina un tono documental, mientras que en Bulgakov lo dramático, lo irónico, lo poético, o la precisa y breve descripción de clima (nevadas) y estado anímico configuran una literatura de arte mayor de alguien que ha alcanzado la madurez expresiva y narrativa, en una "obra bella, sabia y humana" (труд прекрасный, мудрый, человечный), según Lidiya Yanovskaya.

 La primera narración editada en 1925 fue "Стальное горло" (La garganta de acero) sobre una traqueotomía a una niña, pero parece que " Полотенце с петухом" (Polotentse s petujom) (La toalla con el gallo) -en versión española: "La toalla del gallo rojo bordado"- temáticamente debe ser el comienzo de la historia del doctor, con su llegada a la aldea. 

 El primer párrafo del relato recuerda inevitablemente a Pushkin y Gogol:

 "Quien no ha cabalgado por perdidos caminos rurales no está en condiciones de hacerse cargo de nada de lo que le cuento. de todas formas no lo entendería. Y quien ha viajado así, más vale que no lo recuerde"
 (Если человек не ездил на лошадях по глухим проселочным дорогам, то рассказывать мне об этом нечего: все равно он не поймет. А тому, кто ездил, и напоминать не хочу)

 Puede apreciarse la precisión y brevedad de la lengua rusa. El monólogo del médico es el eje de la narración en primera persona. Su aislamiento no es sólo geográfico (cómo recuerda la añorada Moscú) sino psicológico. Medio congelado, y repasando los síntomas en los libros estudiados en la universidad, llega a su destino:

 "Me estremecí, miré melancólicamente la descascarada casa de dos pisos, las paredes de madera rústica de la casita del enfermero, y mi futura residencia, una casa de dos pisos muy limpia, con misteriosas ventanas en forma de ataúd. Suspiré intensamente. En este momento, en lugar de palabras latinas, atravesó mi mente una dulce frase que, en mi cerebro entumecido por el traqueteo y el frío, cantaba un grueso tenor de muslos azulados:
 -... Te saludo... refugio sagrado.
 Adiós, adiós por mucho tiempo al rojo y dorado teatro Bolshói, a Moscú, a los escaparates... ay, adiós"
 (Я содрогнулся, оглянулся тоскливо на белый облупленный двухэтажный корпус, на небелёные бревенчатые стены фельдшерского домика, на свою будущую резиденцию — двухэтажный очень чистенький дом с гробовыми загадочными окнами, протяжно вздохнул. И тут же мутно мелькнула в голове вместо латинских слов сладкая фраза, которую спел в ошалевших от качки и холода мозгах полный тенор с голубыми ляжками:
«...Привет тебе... при-ют свя-щенный...»
Прощай, прощай надолго, золото-красный Большой театр. Москва, витрины... ах, прощай).

 La cavatina del acto III de "Faust" (1859) de Charles Gounod es lo que canta en adaptación rusa nuestro joven médico melancólico:
 "- Salut, demeure chaste et pure".

 Bulgakov enriquece sus recuerdos autobiográficos con referencias múltiples, literarias y musicales. El Fausto de Goethe fue una constante en su obra, y sobre él construye su magna "Мастер и Маргарита" (El Maestro y Margarita).

 La dialéctica de reflexión ensimismada (monólogo interior) y diálogo con los parcos personajes que van apareciendo en la casa y el hospital, donde destacan los enfermos, es fuente de angustia. El doctor es un recién titulado inseguro e inexperto, frente a una realidad de la Rusia rural, donde en ese mismo momento se está produciendo la Revolución, pero que continúa aferrada a la religiosidad y la superstición. Algo que mortifica al médico es su apariencia: "mi aspecto juvenil me había envenenado la vida al principio. Cuando me presentaba ante alguien, invariablemente tenía que decir:
 - Soy el Doctor tal.
 Y todos , ineludiblemente, arqueaban las cejas y preguntaban:
 - ¿De verdad? Me parecía que usted era todavía un estudiante.
 - No, ya he terminado la carrera -respondía con aire hosco, y pensaba: "Lo que necesito es usar gafas".
 Pero no necesitaba usar lentes, porque mis ojos estaban sanos y su claridad aún no había sido enturbiada por la experiencia de la vida. Como no podía defenderme de las eternas sonrisas condescendientes y afables con ayuda de unas gafas, traté de desarrollar unos hábitos que inspiraran respeto. Procuraba hablar pausadamente y con autoridad, intentaba controlar los movimientos bruscos, trataba de no correr -como corren los estudiantes de veintitres años que acaban de terminar la universidad-, sino de caminar. Pasados muchos años, ahora comprendo que todo aquello se me daba, en realidad, bastante mal"
 (Мой юный вид отравлял мне существование на первых шагах. Каждому приходилось представляться:
— Доктор такой-то.
И каждый обязательно поднимал брови и спрашивал:
— Неужели? А я-то думал, что вы еще студент.
— Нет, я кончил, — хмуро отвечал я и думал: «Очки мне нужно завести, вот что». Но очки было заводить ни к чему, глаза у меня были здоровые, и ясность их еще не была омрачена житейским опытом. Не имея возможности защищаться от всегдашних снисходительных и ласковых улыбок при помощи очков, я старался выработать особую, внушающую уважение повадку. Говорить пытался размеренно и веско, порывистые движения по возможности сдерживать, не бегать, как бегают люди в двадцать три года, окончившие университет, а ходить. Выходило все это, как теперь, по прошествии многих лет, понимаю, очень плохо).

 El anterior médico proyectaba su gigantesca sombra sobre el nuevo. Leopold Leopóldovich operaba de la mañana a la noche, y nuestro protagonista repasaba el instrumental médico escuchando todo lo que hacía su predecesor. Entre los logros del legendario Leopold Leopoldovich, una estantería llena de libros de cirugía, en alemán y ruso. 
 Los terrores se apoderaban del novato: 
 
 ""¿Y si tengo un caso de peritonitis? ¡Ja! ¿Y la difteria que suele cebarse en los niños campesinos? Y... ¿cuándo es necesario hacer una traqueotomía?... ¿Y... y... los partos? ¡Había olvidado los partos! ¡Las posiciones peligrosas! ¿Qué voy a hacer? ¡Ah, qué irresponsable soy! Nuca debí aceptar este distrito. No debí aceptarlo. Hubieran podido conseguir a algún otro Leopold".
 En medio de la tristeza y el crepúsculo, me puse a caminar por el despacho. Cuando llegué a la altura de la lámpara vi cómo, en la infinita oscuridad de los campos, aparecía en la ventana mi pálido rostro junto a las lucecitas de la lámpara.
 "Me parezco al falso Dmitri", pensé de pronto tontamente, y volví a sentarme al escritorio.
 Durante dos horas de soledad me martiricé, y lo hice tanto que mis nervios ya no podían soportar los miedos que yo mismo había creado. Entonces comencé a tranquilizarme e incluso a hacer algunos planes"
 (А гнойный аппендицит? Га! А дифтеритный круп у деревенских ребят? Когда трахеотомия показана? Да и без трахеотомии будет мне не очень хорошо... А... а... роды! Роды-то забыл! Неправильные положения. Что ж я буду делать? А! Какой я легкомысленный человек! Нужно было отказаться от этого участка. Нужно было. Достали бы себе какого-нибудь Леопольда».
В тоске и сумерках я прошелся по кабинету. Когда поравнялся с лампой, увидал, как в безграничной тьме полей мелькнул мой бледный лик рядом с огоньками лампы в окне.
«Я похож на Лжедимитрия», — вдруг глупо подумал я и опять уселся за стол.
 Часа два в одиночестве я мучил себя и домучил до тех пор, что уж больше мои нервы не выдерживали созданных мною страхов. Тут я начал успокаиваться и даже создавать некоторые планы).

 Nuestro médico padece el síndrome del impostor, en el que a pesar de su expediente lleno de sobresalientes, siente que no podrá demostrarlo cuando se presenten los casos reales, y teme ser descubierto como un farsante. Duda de sus habilidades y quiere huir. El falso Dmitri, un referente de Pushkin, en "Boris Godunov" (1825), tomado de la historia rusa, fue el monje sin escrúpulos que se hizo pasar por el hijo del zar asesinado, para usurpar el trono.
 Bulgákov describe todo esto con un realismo sobrecogedor. Su primer éxito, el del novelista, es la verosimilitud psicológica, y, bien que partiera de su propia experiencia, se ha elevado a rango literario por un admirable uso de la lengua. Es un clásico de la literatura rusa... y universal. 

***

 El primer caso se presentó de improviso: una niña caída por accidente en una "agramadera" (мялка) (trituradora) (В мялку попала). Una máquina diseñada para agramar, machacar el tallo del lino o cáñamo para separar la fibra textil, preparando la fibra para su uso en la fabricación de tejidos. El padre, un hombre viudo, estaba desesperado.

 En la mesa de operaciones, rota la falda, se comprobó con horror que la pierna izquierda ya casi no existía. 

 "En ese momento salí de mi inmovilidad y tomé el pulso de la muchacha. No lo sentí en su muñeca helada. Sólo al cabo de unos cuantos segundos logré encontrar un latido irregular y apenas perceptible. Pasó... sobrevino una pausa durante la cual tuve tiempo de mirar las azuladas aletas de su nariz y sis labios blancos... Quise decir: es el fin... pero por fortuna me contuve... La onda pasó nuevamente como un hilillo.
 "Así se apaga una persona despedazada -pensé-, aquí no hay nada que hacer..."
 Pero de pronto dije con severidad, sin reconocer mi propia voz:
 - Alcanfor"
 (Тут я вышел из оцепенения и взялся за ее пульс. В холодной руке его не было. Лишь после нескольких секунд нашел я чуть заметную редкую волну. Она прошла... потом была пауза, во время которой я успел глянуть на синеющие крылья носа и белые губы... Хотел уже сказать: конец... по счастью удержался... Опять прошла ниточкой волна.
«Вот как потухает изорванный человек, — подумал я, — тут уж ничего не сделаешь»...
Но вдруг сурово сказал, не узнавая своего голоса:
— Камфары).

 Ana Nikolayevna, la comadrona, no creía en la posibilidad de salvarle la vida, pero un impulso inesperado del trémulo e inexperto doctor, una confianza nueva, le arrojó a la intervención. 
 "Todo se aclaraba en mi cerebro y de pronto, sin ningún manual, ni consejos, ni ayuda, comprendí -la convicción de que había comprendido era férrea- que, por primera vez en mi vida, tendría que realizar una amputación a una persona moribunda. Y esa persona moriría durante la operación. ¡Sin duda moriría durante la operación! ¡Casi no le quedaba sangre! A lo largo de diez verstas la había perdido toda por las piernas destrozadas. Yo no sabía siquiera si ella sentía algo en ese momento, si nos oía. Estaba silenciosa. Ah, ¿por qué no moría? ¿Qué me diría su padre enloquecido?
 - Prepare todo para una amputación -dije al enfermero con voz que no parecía la mía"
(Все светлело в мозгу, и вдруг без всяких учебников, без советов, без помощи я сообразил — уверенность, что сообразил, была железной, — что сейчас мне придется в первый раз в жизни на угасающем человеке делать ампутацию. И человек этот умрет под ножом. Ах, под ножом умрет. Ведь у нее же нет крови! За 10 верст вытекло все через раздробленные ноги, и неизвестно даже, чувствует ли она что-нибудь сейчас, слышит ли. Она молчит. Ах, почему она не умирает? Что скажет мне безумный отец?
— Готовьте ампутацию, — сказал я фельдшеру чужим голосом)

 El pasaje de la operación es de un realismo y una precisión escalofriantes. La niña sobrevivió ante el asombro del doctor y sus ayudantes:
 " - Vive... -dijo asombrado y con voz ronca el enfermero.
 Luego comenzamos a levantarla y bajo la sábana se vio una gigantesca hendidura: habíamos dejado una tercera parte de su cuerpo en la sala de operaciones"
 (— Живет... — удивленно хрипнул фельдшер.
Затем ее стали подымать, и под простыней был виден гигантский провал — треть ее тела мы оставили в операционной).

***

 Dos meses y medio más tarde, en uno de los primeros días del invierno, el hombre y su hija, con unas muletas, entraron en la consulta. En Moscú, dijo el doctor, le harían una prótesis, una pierna artificial.
 "Entonces ella se apoyó en las muletas y desenrrolló un paquetito de donde salió una larga toalla, blanca como la nieve, con un sencillo gallo rojo bordado...
 Durante muchos años esa toalla estuvo colgada en mi dormitorio en Múrievo. Luego viajó conmigo. Finalmente envejeció, se borró, se llenó de agujeros y, por fin, desapareció, como se borran y desaparecen los recuerdos"
 (Тогда она, обвисая на костылях, развернула сверток, и выпало длинное снежно-белое полотенце с безыскусственным красным вышитым петухом...
 И много лет оно висело у меня в спальне в Мурьине, потом странствовало со мной. Наконец, обветшало, стерлось, продырявилось и наконец исчезло, как стираются и исчезают воспоминания)

 El motivo del gallo rojo es muy frecuente en el bordado popular ruso. La servilleta (toalla) (Полотенце) campesina, larga banda de tela de lino decorada en sus extremos, era un regalo habitual en las ceremonias familiares más importantes. 

 Así concluye esta historia, que fue publicada en la revista "Trabajador médico" el 12 y el 18 de septiembre de 1926.

Журнал «Медицинский работник».
12 и 18 сентября 1926 г

Francisco Huertas Hernández
31 de agosto de 2025

jueves, 28 de agosto de 2025

Ivan Turgueniev: "Первая Любовь" (Primer amor) (1860). Francisco Huertas Hernández. La literatura curando las heridas de la vida y del amor. "Вся моя биография – в моих сочинениях" (Toda mi biografía está en mis escritos)

Ivan S. Turgueniev: "Первая Любовь" (Primer amor) (1860).
La literatura curando las heridas de la vida y del amor.
"Вся моя биография – в моих сочинениях" (Toda mi biografía está en mis escritos).
Francisco Huertas Hernández

Первая Любовь (Primer amor)
Владимир Петрович и Зинаида Александровна (Vladimir Petrovich y Zinaida Aleksandrovna)


Prólogo. "Primer amor", un recuerdo autobiográfico


 ¿Por qué contar bellamente lo más doloroso? ¿La literatura cura las heridas de la vida y del amor? La lectura atenta de "Первая Любовь" (1860) de Ivan Sergueyevich Turgueniev (1818-1883) nos hace sentir comprendiendo -inteligencia sentiente, según Xavier Zubiri- el paso de la inocencia al desengaño a través de la experiencia iniciática del enamoramiento adolescente. Lo que el arte revela al contemplador es siempre emocional, y la más alta emoción es intuición pura, previa y superior a todo concepto y argumentación. Durante muchos años los editores han presentado "Primer amor" de Turgueniev como una superficial novela romántica de entretenimiento, pero hoy sabemos que contiene un conflicto edípico -antes de que Sigmund Freud lo formulara en 1899 en "La interpretación de los sueños"- y una compleja psicología sádico-narcisista femenina atenuada por jardines, húsares, condes, juegos, ensueños poéticos y una bellísima forma de narrar del gran escritor de Oryol. 

 La intuición de ese sentimiento extraño y, al tiempo, esencial, llamado amor, tiene lugar en "Pyervaya Lyubov" -Любовь, en ruso, es palabra femenina, ya que la verdadera naturaleza del amor es femenina- a través de los ojos y corazón de un muchacho adolescente de clase acomodada que veranea en una dacha cerca de Moscú. Lo "eterno femenino" (das Ewig-Weibliche) es descubierto por Johann Wolfgang von Goethe en los versos finales del Faust II (1832): 

Alles Vergängliche
Ist nur ein Gleichnis;
Das Unzulängliche,
Hier wird's Ereignis;
Das Unbeschreibliche,
Hier ist's getan;
Das Ewig-Weibliche
Zieht uns hinan

(Todo lo transitorio
No es más que un símbolo;
Lo insuficiente,
Aquí se convierte en realidad;
Lo inexpresable,
Aquí se realiza;
Lo eterno femenino
Nos atrae hacia lo alto)

 "Hier wird's Ereignis; / Das Unbeschreibliche, / Hier ist's getan; / Das Ewig-Weibliche / Zieht uns hinan", lo inexpresable (Unbeschreibliche) emocional debe transmitirse en palabras, en su feminidad pura y trascendente, que nos atrae hacia lo alto y desconocido: Dios es infinito terror y amor. Y su huella en la tierra mantiene esa dualidad desgarradora: cuánto más se ama, más se sufre. El amor eleva y precipita después al amante en el infierno. Turgueniev no era creyente. Sus ideas racionalistas europeizantes le llevaron a pasar largos años en esos países que odian a Rusia y desconocen su alma, y, sin embargo, la obra de Turgueniev es tan rusa como los autores más eslavófilos (su amigo Dostoyevski o el joven Tolstoi).

 "Primer amor" fue escrita en 1860, tras "Накануне" (En vísperas) y editada en la revista "Библиотека для чтения" (Biblioteca de Lectura) en su número 3, ese mismo año, en San Petersburgo. 

 El tema de la novela es autobiográfico. Tal y como se describe en la narración, el joven Ivan Sergueyevich Turgueniev en 1833 se enamoró en Moscú de la princesa Yekaterina Lvovna Shajovskaya, que veraneaba en una dacha. En el texto es Zinaida Aleksandrovna. Vladimir Petrovich es el nombre de Turgueniev en la novela. Y el padre del autor, Serguei Nikolayevich Turgueniev, se transforma en el progenitor de ficción de Volodya (diminutivo de Vladimir), Pyotr Vasilyevich.
 La historia es escabrosa, incluso ahora: el primer amor romántico y puro de un adolescente de dieciséis años por una vecina de veintiuno, que descubre, que es la amante de su propio padre, adúltero clandestino, aunque respetado y admirado por su hijo.

 Nikolai Mijailovich Chernov (1926-2009), el mayor estudioso de la obra del novelista, expone como la madre de Turgueniev -Varvara Petrovna- conocía el adulterio de su marido con la princesa poeta, cuyo nombre maldito no debía pronunciarse en su presencia. Varvara era poco atractiva: bajita, morena, encorvada, con una nariz larga y ancha, con rastros de viruela, y hábitos masculinos como montar a caballo, jugar al billar o practicar tiro, no podía impedir las aventuras de un marido apuesto, seis años más joven, al que ella eligió por amor. El flirt con la princesa Shajovskaya, de la que su mismo hijo se había enamorado, llevó a Varvara a una relación con su médico, con el que tuvo una hija ilegítima. Su marido, Serguei Nikolayevich, murió en 1834. Varvara no fue a su entierro.

 La madre del escritor tenía un carácter despótico y sólo conocía una herramienta educativa: la vara. "Me pegaban", recordaba Ivan Sergueyevich, "por cualquier nimiedad, casi a diario". Turgueniev era el mediano de tres hijos. Los niños fueron criados por tutores franceses y alemanes. Hasta los nueve años, vivió en la finca familiar, y en 1827 se mudaron a Moscú, donde, en una finca veraniega, conoció a la princesa que despertó su primer amor en 1833.

 Turgueniev no evoca a sus padres desde el resentimiento ni la amargura. Es generoso con ambos y omite la personalidad tiránica y vengativa de la madre y la enfermedad mental del padre. Los personajes que los recrean están llenos de virtudes y rasgos nobles. Pero el lector no puede dejar de sentir un sinsabor al terminar el relato del maduro Vladimir Petrovich.


 Resumen y Análisis filosófico de "Primer amor" (Первая Любовь) de Ivan Turgueniev

 La historia está dedicada a un amigo cercano del literato, Pavel Vasilyevich Annenkov (1813-1887), crítico literario y autor de memorias.

 Tres hombres aburridos, a medianoche, después de que los invitados de la cena hayan marchado se encomiendan a contar historias: "Entonces, está decidido -dijo arrellanándose en la butaca y encendiendo un cigarro-, cada uno de nosotros debe contar la historia de su primer amor" (Итак, это дело решенное, — промолвил он, глубже усаживаясь в кресло и закурив сигару, — каждый из нас обязан рассказать историю своей первой любви).

 Lo relatado por el primer interlocutor y el anfitrión es irrelevante. Es curioso observar que éste llama "solterones" (не молодых холостяков) a sus contertulios con cierto desdén. ¿Es que, acaso, los más grandes amores son incompatibles con el matrimonio y las convenciones sociales? O dicho de otro modo: ¿todo amor verdadero acaba mal y cierra el corazón a cualquier otro?

 Vladimir Petrovich quiere escribir en un cuaderno sus recuerdos y leerlos: "Contar no se me da muy bien: la historia o bien me sale seca y breve o bien prolija y falsa" (рассказывать я не стану; я не мастер рассказывать: выходит сухо и коротко или пространно и фальшиво). Así se recuerda lo vivido, escribiendo. Recordar es vivir dos veces, o morir tres. Osados ignorantes fueron los que despreciaron el valor de la literatura, fuente de vidas revividas desde el manantial de las palabras. Escuchar el murmullo líquido del recuerdo y hacerlo discurrir como el arroyo que nace en el hontanar oculto en el que brotan las aguas subterráneas. El escritor tiene, entre la tinta y su verbo, esa misión divina: hacer feraces los campos del tiempo por los que cruzamos sin apercibirnos. ¿Qué infancia es mejor que la evocada en el cuento? ¿Qué amores más puros que los creados por la poesía? Hay algo en la vida que se presiente en raros instantes: vivimos para narrar después, para depurar lo acontecido en acontecimiento esencial, para compartir la experiencia con los oyentes y lectores que sentirán como propia nuestra vida, pero sólo cuando ésta sea transmitida en palabras, bellas, precisas y concordantes con sentimientos no verbales pero siempre anhelantes de forma estética.

 En veintidós capítulos breves el "solterón" Vladimir Petrovich vivirá dos veces, o morirá tres. En el estilo de Turgueniev la naturaleza, el amor y la libertad interior se concilian, en el uso de la lengua rusa, más precisa y musical que la castellana.  

 "En aquel entonces yo tenía dieciséis años. Todo ocurrió en el verano de 1833.
 Vivía en Moscú con mis padres. Ellos alquilaron una dacha cerca de Kaluzhskaya Zastava, frente al jardín Neskuchny. Me preparaba para el ingreso en la universidad, pero trabajaba muy poco y sin prisas" (Мне было тогда шестнадцать лет. Дело происходило летом 1833 года.
Я жил в Москве у моих родителей. Они нанимали дачу около Калужской заставы, против Нескучного. Я готовился в университет, но работал очень мало и не торопясь).

 La descripción de su madre y su padre no son del todo acordes a los padres verdaderos del escritor. Dice que era hijo único, en la realidad no lo era. Habla de la tranquilidad y despotismo del padre, y de la vida triste, celosa y enfadada de la madre. El chico monta a caballo y goza de la naturaleza en su esplendor estival, pero añade V. Petrovich: "recuerdo que en aquella época la imagen de la mujer, el fantasma del amor femenino casi nunca aparecía en mi mente con rasgos definidos; sin embargo todo lo que pensaba y sentía abrigaba un presentimiento semiinconsciente y vergonzoso de algo nuevo, inenarrablemente dulce y femenino.
 Este presentimiento, esta espera, impregnaba todo mi ser: se hallaba en el aire que respiraba, corría por mis venas en cada gota de mi sangre... y pronto estaba llamado a cumplirse"
(Помнится, в то время образ женщины, призрак женской любви почти никогда не возникал определенными очертаниями в моем уме; но во всем, что я думал, во всем, что я ощущал, таилось полусознанное, стыдливое предчувствие чего-то нового, несказанно сладкого, женского...
Это предчувствие, это ожидание проникло весь мой состав: я дышал им, оно катилось по моим жилам в каждой капле крови... ему было суждено скоро сбыться)

 El amor antes de la amada: un presentimiento impulsado oscuramente por la testosterona, la dihidrotestosterona y las hormonas producidas por la glándula pituitaria, pero vestido de versos, fragancias e imágenes vertiginosas o luminosas. Un sentimiento vago y sin rostro, un anhelo de plenitud que busca una amada. La madre del narrador habla en la comida de los nuevos vecinos: la princesa Zasékina. Debía ser pobre. Nuestro protagonista no estaba muy afectado por ese título nobiliario: acababa de leer "Los bandidos" (Die Räuber) de Friedrich Schiller. Y esta empobrecida princesa tenía una hija que se convertiría en la destinataria de ese sentimiento para el que el cuerpo y el espíritu del joven Volodya estaba dispuesto

 En la valla separadora del jardín vecino vio por primera vez a la hija de la princesa: "a unos pasos de mí, en un claro entre matorrales de frambuesa verde, se hallaba una joven alta y esbelta, con un vestido rosa a rayas y un pañuelo blanco en la cabeza" (В нескольких шагах от меня — на поляне, между кустами зеленой малины, стояла высокая стройная девушка в полосатом розовом платье и с белым платочком на голове). Cuatro hombres jóvenes jugaban en torno a ella. Nuestro pequeño héroe fue puesto en ridículo cuando le sorprendieron mirando a hurtadillas y huyó. A partir de ese momento la imagen de la joven no le abandonará. 

 En los capítulos siguientes, Vladimir Petrovich recuerda como visitó el pabellón donde se alojaban la princesa y su hija, necesitadas de amparo económico, y como la chica empezó a llamarle con cierta burla "Monsieur Voldemar", y se inicia un juego de seducción ingenuo para Zinaída Aleksándrovna y serio para Vladimir Petrovich: "Escúcheme -atajó ella-. Usted aún no me conoce, soy muy rara: quiero que siempre me digan la verdad. Usted, según he oído, tiene dieciséis años, mientras que yo tengo veintiuno: ya ve que soy mucho mayor que usted y por eso siempre tiene que decirme la verdad... y obedecerme...
 Míreme -dijo con dulzura bajando la voz-, no me desagrada que me mire... Me gusta su cara y presiento que seremos amigos. ¿Le gusto yo a usted? -añadió con picardía...
 Porque yo le gusto, ¿verdad?"
(Послушайте, — возразила она. — Вы меня еще не знаете: я престранная; я хочу, чтоб мне всегда правду говорили. Вам, я слышала, шестнадцать лет, а мне двадцать один: бы видите, я гораздо старше вас, и потому вы всегда должны мне говорить правду... и слушаться меня, — прибавила она...
 Глядите на меня, — промолвила она, ласково понижая голос, — мне это не неприятно... Мне ваше лицо нравится; я предчувствую, что мы будем друзьями. А я вам нравлюсь? — прибавила она лукаво...
 Ведь я вам нравлюсь?)
 El inocente aspirante a universitario enamorado confiesa que Zinaída Aleksándrovna le gusta mucho, y empieza a deleitarse de poder mirarla, pero pronto comprobará que la joven princesa tiene otros muchos admiradores, entre ellos, el húsar Belovzórov.

 La madre de Volodya siente aversión por la princesa Zasékina: "une femme très vulgaire... avec des vilaines affaires d'argent", "una pleitetista consumada", aunque, por cortesía las invitó a comer. El sopor melancólico (унылом онемении) impide a nuestro héroe estudiar.

 Zinaida Aleksandrovna tiene a su alrededor a todos los hombres trastornados. Juegan a las prendas el conde Malevski, el doctor Lushin, el poeta Maidánov, el capitán retirado Nimartski y el húsar Belozórov. Ahora se une el más joven de todos, el casi niño Monsieur Voldemar. Los premios del pícaro juego incluyen el beso de la princesa. Vladimir Petrovich rememoraba: "a mí, un niño educado de forma solitaria y recatada, crecido en una casa señorial de vida sosegada, todo aquel ruido y bullicio, toda aquella alegría informal, casi desaforada, aquellas insólitas relaciones con personas desconocidas se me subieron a la cabeza. Estaba ebrio como si hubiera bebido vino. Empecé a reirme a carcajadas y a hablar en voz más alta que los demás... Pero me sentía feliz hasta tal punto que, como suele decirse, todo me importaba un comino y no hacía caso de las burlas ni de las miradas de reojo de los demás" 
(Мне, уединенно и трезво воспитанному мальчику, выросшему в барском степенном доме, весь этот шум и гам, эта бесцеремонная, почти буйная веселость, эти небывалые сношения с незнакомыми людьми так и бросились в голову. Я просто опьянел, как от вина. Я стал хохотать и болтать громче других... Но я чувствовал себя до такой степени счастливым, что, как говорится, в ус не дул и в грош не ставил ничьих насмешек и ничьих косых взглядов)
 
 Tras ese día de contacto y excitación, "me senté en una silla y permanecí así mucho rato, como si estuviera hechizado. Lo que sentía era tan nuevo y tan dulce... Estaba sentado algo de lado y sin moverme, respiraba pausadamente y de vez en cuando reía en silencio al recordar algo o un escalofrío recorría mi cuerpo cuando pensaba que estaba enamorado, que lo que sentía era amor. El rostro de Zinaída flotaba serenamente delante de mí en la oscuridad, flotaba sin desaparecer" (Я присел на стул и долго сидел как очарованный. То, что я ощущал, было так ново и так сладко... Я сидел, чуть-чуть озираясь и не шевелясь, медленно дышал и только по временам то молча смеялся, вспоминая, то внутренно холодел при мысли, что я влюблен, что вот она, вот эта любовь. Лицо Зинаиды тихо плыло передо мною во мраке — плыло и не проплывало)

 Turgueniev, desdoblado en el mozo Volodya, realiza un elegante y emotivo análisis psicológico del despertar amoroso sin caer en lo chabacano. Qué diferente es el enfoque hoy en día, cuando lo fisiológico anula por completo lo espiritual, y lo material necesita de menos palabras: el empobrecimiento del espíritu mengua el lenguaje, y, por tanto, nos priva de riqueza de lo real. La gran literatura ensancha y eleva la realidad porque tiene palabras para nombrar las aventuras del espíritu, su odisea, como expresaría Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Toda odisea del espíritu es dialéctica, e implica un proceso de desarrollo: la conciencia individual, la exteriorización en la persona amada y el regreso a sí mismo tras el encuentro con el otro, en el nosotros. Volodya está en el camino de exteriorizar una ilusión solitaria, alimentada por poetas y músicos, en otro ser que opone una resistencia a su deseo. El amor es, así, sentimiento de la identidad incompleta, atracción y resistencia de la alteridad completadora, y superación en la unidad trascendente de la pareja hecha un solo ser completado. Pero en ese proceso de búsqueda, las más de las veces, la interposición de otras conciencias y cuerpos con más poder destruye el proyecto amoroso. Eso terminará pasando con nuestro héroe. La tormenta veraniega que cierra el capítulo siete es metáfora de ello: "no podía dejar de mirar: aquellos mudos relámpagos, aquellos destellos contenidos, al  parecer, contestaban a los mudos y secretos impulsos que centelleaban también en mi corazón" (Я глядел — и не мог оторваться; эти немые молнии, эти сдержанные блистания, казалось, отвечали тем немым и тайным порывам, которые вспыхивали также во мне) ¿Y qué fue de esos sentimientos?
"¡Oh, tímidos sentimientos, suaves sonidos, bondad y quietud del alma conmovida, alegría evanescente y enternecimiento del primer amor! ¿Dónde, dónde estáis?" (О, кроткие чувства, мягкие звуки, доброта и утихание тронутой души, тающая радость первых умилений любви, — где вы, где вы?)

 Dejad que hable este comentarista, que, quizás, conoció lo que él creyó amor con siete años, a la misma edad que sintió el terror de la nada, a la fría muerte, mas no, que el verdadero amor -primero y postrero- vacía el alma, que roba la persona amada, y dejando de amarnos, nos arrebata la vida, pues quien amó de veras jamás podrá amar con fingimiento nuevamente. ¿Qué pensáis, que Vladimir Petrovich volvió a amar tras encontrar a la princesa Zinaída? ¿O que este comentarista quiso amar tras perder a su amada Малиночка? ¿Dónde vosotros, dónde vosotros, sentimientos de unidad y plenitud en que la vida deja de ser cáscara de huevo, semilla de algodón, vado de río infranqueable, mar encrespado sin piedad ante el niño en la playa con su bañador y su patito de goma? 

 No he querido nombrar al padre de Volodya hasta el capítulo ocho en que el narrador lo introduce en su relación edípica -avant la lettre- con su hijo. Un padre que pregunta al chico por lo que ocurre en ese jardín del otro lado: "mi padre ejercía en mí una influencia extraña y extrañas eran nuestras relaciones. Apenas ponía empeño en mi educación. Nunca me ofendía, sin embargo, respetaba mi libertad e incluso, si es posible decirlo así, era cortés conmigo... Pero no me permitía acercarme a él. Yo lo quería, lo admiraba, me parecía un hombre ejemplar y, Dios mío, ¡cuán grande habría sido mi apego por él si no hubiera sentido constantemente que su mano me apartaba!" (Странное влияние имел на меня отец — и странные были наши отношения. Он почти не занимался моим воспитанием, но никогда не оскорблял меня; он уважал мою свободу — он даже был, если можно так выразиться, вежлив со мною... Только он не допускал меня до себя. Я любил его, я любовался им, он казался мне образцом мужчины — и, боже мой, как бы я страстно к нему привязался, если б я постоянно не чувствовал его отклоняющей руки!). En los raros diálogos de hondura filosófica de esta novela, el padre conversa con el hijo sobre la libertad: "- Libertad -repitió él-, ¿sabes tú lo que puede hacer libre al hombre? - ¿Qué? - La voluntad, su propia voluntad. Y además le dará poder, que es mejor que la libertad. Has de saber desear, y entonces serás libre y mandarás"
(— Свобода, — повторил он, — а знаешь ли ты, что может человеку дать свободу?
— Что?
— Воля, собственная воля, и власть она даст, которая лучше свободы. Умей хотеть — и будешь свободным, и командовать будешь)
 Pyotr Vasilyevich conocía el "arte de la vida" porque posiblemente presentía que no viviría mucho tiempo. Los destinos de padre e hijo acabarían convergiendo para desgracia de Volodya.

 El capítulo nueve contiene descubrimientos súbitos: "Mi "pasión" empezó aquel día. Recuerdo que entonces sentí algo parecido a lo que debe de sentir un hombre que empieza a trabajar: dejé de ser un muchacho y pasé a ser un enamorado. He dicho que aquel día empezó mi pasión y podría añadir que aquel mismo día empezaron mis sufrimientos" (Моя «страсть» началась с того дня. Я, помнится, почувствовал тогда нечто подобное тому, что должен почувствовать человек, поступивший на службу: я уже перестал быть просто молодым мальчиком; я был влюбленный. Я сказал, что с того дня началась моя страсть; я бы мог прибавить, что и страдания мои начались с того же самого дня).

 Celos, servilismo, felicidad trémula al divisar a la persona amada, y la feroz competencia de la legión de pretendientes a los que recibía en el pabellón contiguo al de la familia de Volodya, con burla y altanería, aunque cuando pedía que le recitaran versos de Aleksandr Pushkin su rostro quedaba serio. ¡Qué tiempos en que Rusia abarcaba regiones que hoy, desnaturalizadas, se vuelven contra ella! ¡Cuando Pushkin y Lermontov batallaban, amaban y hacían versos en el Cáucaso! Monsieur Voldemar de pronto sospechó que Zinaída se había enamorado... de otro. Su tortura se prolongó durante muchos días de cavilaciones. El Doctor Lushin le advirtió que se alejara de esa casa de aire nocivo.

 Zinaída se iba volviendo cada vez más extraña y ausente mientras el joven Volodya se encaramaba a las ruinas del invernadero de su finca para meditar. Su madre discutía con su padre: ella le recriminaba algo y él permanecía frío. 

 Los días pasaban. Las reuniones en el pabellón de la princesa seguían con la asistencia de nuestro héroe. Una tarde ella propone a los admiradores inventar historias. La suya es reveladora: una reina sale a un jardín tras una lujosa fiesta, se acerca a una fuente, y habla de un señor que allí la espera, aquel a quien entrega su amor. Dicho con tal convicción que Malevski, malévolo duda de que sea una invención poética. Volodya, angustiado, decidió vigilar el jardín, y más cuando Malevski le insinuó que los pajes no deben separarse de sus señoras, día y noche. Así lo había nombrado la caprichosa e independiente Zinaída a nuestro protagonista, esa muchacha extraña y desordenada. 

 En una de sus vigilancias nocturnas escuchó un ruido... y vio pasar a un hombre embozado en su capa que venía hacía él... era su padre. Una cortina se movió en el cuarto de Zinaida. La cabeza de Volodya estallaba: ""¿Qué está pasando? -dije en voz alta, casi sin querer, al volver a mi habitación- ¿Un sueño, una casualidad o...?". Las conjeturas que nacieron de pronto en mi cabeza eran tan nuevas y tan extrañas que ni siquiera me atreví a profundizar en ellas" (— Что ж это такое? — проговорил я вслух, почти невольно, когда снова очутился в своей комнате. — Сон, случайность или... — Предположения, которые внезапно вошли мне в голову, так были новы и странны, что я не смел даже предаться им)

 Monsieur Voldemar, paje y enamorado platónico, pequeño Otelo, lloró desconsoladamente en los brazos de su musa, la hija de la princesa: "soy culpable ante usted, Volodya -dijo Zinaida- Oh, soy muy culpable... -añadió, entrelazando las manos- Cuánta maldad, oscuridad y pecado hay en mí... Ahora no juego con usted, le quiero, aunque usted no sospecha por qué y cómo... Pero, ¿qué es lo que sabe usted?" (— Я виновата перед вами, Володя... — промолвила Зинаида. — Ах, я очень виновата... — прибавила она и стиснула руки. — Сколько во мне дурного, темного, грешного... Но я теперь не играю вами, я вас люблю — вы и не подозреваете, почему и как... Однако что же вы знаете?)

 Los hechos se sucedieron independientemente de la voluntad del joven héroe, "fue un tiempo extraño y febril, una especie de caos, una vorágine de sentimientos, pensamientos, sospechas, esperanzas, alegrías y sufrimientos más contradictorios. Me daba miedo mirar en mi interior, si es que un muchacho de dieciséis años puede hacerlo" (Это было странное, лихорадочное время, хаос какой-то, в котором самые противоположные чувства, мысли, подозренья, надежды, радости и страданья кружились вихрем; я страшился заглянуть в себя, если только шестнадцатилетний мальчик может в себя заглянуть, страшился отдать себе отчет в чем бы то ни было)

 El criado Filipp le informó de una gran discusión entre los padres del protagonista. La madre reprochó al padre que le era infiel. Y éste se marchó. Una carta anónima fue la causa de todo ello. Todo había acabado para Volodya.

 Tiempo después, ya en la ciudad, la herida iba curando, sin rencor al padre, algo verdaderamente insólito. Una vez, en el bulevar tropezó con Lushin, que le dijo que ya tenía mirada de hombre y no de perrito faldero, como en aquel verano. 

 El epílogo triste del primer amor llegó una ocasión en que acompañaba a caballo a su padre, y éste le pidió que le esperara mientras él se internó en un callejón. Cansado de esperar el chico entró por la calleja y vio a su padre delante de una ventana abierta de una casita de madre, dentro de la cual estaba... Zinaída. Quedó estupefacto, pero más cuando después presenció un hecho incomprensible, que le aterrorizó y fascinó al tiempo.

 He de decir, comentarista no objetivo, sino profundamente adorador de Turgueniev y toda la gran literatura, que este pasaje, el más estremecedor del libro, hoy en día es políticamente incorrecto y hasta motivo de censura y persecución. Sólo quienes conocemos la naturaleza humana despojada de ideología woke podemos valorar con escalofrío el verdadero amor que Zinaída experimentaba ante un ser superior en edad, experiencia y poder, mediante la sumisión y la entrega total. Turgueniev, a través de su alter ego, Vladimir Petrovich, ha vislumbrado la psicología más profunda del amor y la dominación: ""¡Eso sí que es amor -volvía a decirme por la noche, sentado delante de mi escritorio, en el que habían empezado a aparecer cuadernos y libros-, eso es pasión!"" («Вот это любовь, — говорил я себе снова, сидя ночью перед своим письменным столом, на котором уже начали появляться тетради и книги, — это страсть!..).

 Lo ocurrido en estos meses había envejecido al protagonista, "y de repente, mi amor, con todas sus emociones y sufrimientos, me pareció algo pequeño, infantil y mísero en comparación con aquello otro, incógnito, que apenas podía intuir y que me asustaba con un rostro desconocido, hermoso, pero temible que uno intenta en vano discernir en la penumbra..." (Последний месяц меня очень состарил — и моя любовь, со всеми своими волнениями и страданиями, показалась мне самому чем-то таким маленьким, и детским, и мизерным перед тем другим, неизвестным чем-то, о котором я едва мог догадываться и которое меня пугало, как незнакомое, красивое, но грозное лицо, которое напрасно силишься разглядеть в полумраке...).

 El amor del hijo, amor inexperto, no consumado, modelado por poetas y músicos, de pronto se enfrenta a las simas del amor del padre, con experiencias inimaginables, abismos insondables de gozo y tormento de la carne. El amor es dominación, sumisión y éxtasis: misterio que en la muerte se disuelve. 

 Dos meses después Vladimir Petrovich ingresó en la universidad, su padre murió de un ataque en Petersburgo, a donde acababa de mudarse toda la familia. El mismo día de su muerte le estaba escribiendo una carta en francés a su hijo: "Hijo mío -me decía en ella-, teme el amor de una mujer, teme esa felicidad, ese veneno..." («Сын мой, — писал он мне, — бойся женской любви, бойся этого счастья, этой отравы...»).

 Cuatro años después el protagonista encontró a Maidánov que le informó que la señora Dólskaya -Zinaída ya casada- estaba en la ciudad. Vladimir Petrovich decidió visitarla... Dejamos al lector que Turgueniev cuente el final de esta historia...

 El autor, bajo el aura del divino Aleksandr Pushkin, concluye con esta meditación filosófica sobre la juventud:

 "¡Oh, juventud, juventud! Nada te importa, como si te pertenecieran todos los tesoros del universo. Hasta la tristeza te resulta dulce, hasta la pena te embellece. Eres atrevida y segura de ti misma, dices: "¡Mirad todos, soy la única que vivo!". Y no obstante tus días se van volando y desaparecen, sin darnos cuenta, sin dejar rastro, y todo en ti desaparece, como la cera bajo el sol, como la nieve... Y quizás el enigma de tu encanto no esté en la posibilidad de hacerlo todo, sino en la posiblidad de pensar que lo harás todo; tal vez consista precisamente en malgastar las fuerzas que no podrás dedicar a ninguna otra cosa, en que cada uno de nosotros sinceramente se considera derrochador, sinceramente cree que tiene derecho a decir: "¡Oh, qué cosas podría haber hecho si no hubiera perdido el tiempo en vano!".
 También yo... ¿en qué confiaba, qué esperanzas albergaba, qué prometedor futuro preveía si despedí tan solo con un suspiro, con una sensación de tristeza la estela de mi primer amor que había pasado ante mis ojos por un instante?" 
 (О молодость! молодость! тебе нет ни до чего дела, ты как будто бы обладаешь всеми сокровищами вселенной, даже грусть тебя тешит, даже печаль тебе к лицу, ты самоуверенна и дерзка, ты говоришь: я одна живу — смотрите! а у самой дни бегут и исчезают без следа и без счета, и всё в тебе исчезает, как воск на солнце, как снег... И, может быть, вся тайна твоей прелести состоит не в возможности всё сделать, а в возможности думать, что ты всё сделаешь, — состоит именно в том, что ты пускаешь по ветру силы, которые ни на что другое употребить бы не умела, — в том, что каждый из нас не шутя считает себя расточителем, не шутя полагает, что он вправе сказать: «О, что бы я сделал, если б я не потерял времени даром!»
Вот и я... на что я надеялся, чего я ожидал, какую богатую будущность предвидел, когда едва проводил одним вздохом, одним унылым ощущением на миг возникший призрак моей первой любви?).

 Así es el amor. La visión de un paraíso prometido, del, que, finalmente, somos expulsados... no hay sitio en él para los mortales, que desean lo inalcanzable y viven la delicia de la zozobra y la angustia creyendo que en ello reside la dicha. ¿Qué ventura hay en sufrir anticipadamente lo que nunca llegará? En realidad, el amor es algo de la infancia, de la juventud, un simple instinto vital, que se aferra a una imagen divinizada de alguien al que atribuimos nuestro poder. Más tarde, cuando hemos dejado nuestra alma desgarrada en lances sin sentido, lances amorosos irracionales y fatalmente condenados al fracaso, solamente nos queda añorar ese impulso.

Francisco Huertas Hernández
28-30 de agosto de 2025

sábado, 23 de agosto de 2025

Fyodor Dostoyevski: "Белые ночи" (Noches blancas) (1848). El amor, entre el sueño romántico y la incapacidad de vivir. Francisco Huertas Hernández

Fyodor Dostoyevski: "Белые ночи" (Noches blancas) (1848). El amor, entre el sueño romántico y la incapacidad de vivir.
Francisco Huertas Hernández


"Белые ночи" (1959). Иван Пырьев
Настенька (Людмила Марченко)
Мечтатель (Олег Стриженов)
"Byelye nochi" (Noches blancas) (1959). Ivan Pyryev
Nastenka (Lyudmila Marchenko)
Soñador (Oleg Strizhenov)

Титульная страница книги Ф.М. Достоевского "Белые ночи", первое отдельное издание
Primera edición (Sankt Peterburg, 1865) de "Noches blancas" de F. M. Dostoyevski


Инме


 "Белые ночи" (Byelye nochi) (1848) es una novela breve de Fyodor Mijailovich Dostoyevski (1821-1881) en la que el romanticismo aún domina la atmósfera psicológica de los personajes. La visión pesimista del amor es inseparable de su exaltación como ideal que gobierna la vida... del soñador, apartado de la sociedad y recluido en su imaginación. El individualismo del protagonista irradia un mundo de fantasmas en torno a sí: el ideal femenino es la aparición que constituye la historia de encuentros, relatos, búsqueda y decepción de estas noches blancas petersburguesas (entre mayo y julio) en las que reina un resplandor crepuscular incluso en las horas nocturnas, y los insomnes, enamorados o malaventurados, caminan por los canales imbuidos en sus ensoñaciones. 

 La obra fue publicada en diciembre de 1848 en la revista "Летопись Отечества" (Los Anales patrióticos), teniendo el autor veintisiete años. En 1859 tras su exilio en Siberia se editó dentro de los dos volúmenes de sus Escritos de Juventud, corregida en su estilo (más sobrio y con una exposición más profunda de los pensamientos y sueños del protagonista).

 Dostoyevski abre esta novela sentimental (Сентиментальный роман) con unos versos del poema "Flor" (Цветок) (1843) de su amigo Ivan Turgueniev (1818-1883):

...Иль был он создан для того,
Чтобы побыть хотя мгновенье.
В соседстве сердца твоего?..

(¿O fue creado
para estar siquiera un momento
en las cercanías de tu corazón?)

 Estamos ante los "Recuerdos de un soñador" (Из воспоминаний мечтателя) narrados en primera persona, un hombre (?) sin nombre, que contempla la ciudad, ajeno a sus gentes, recluido en su subjetividad delirante. Esa ciudad es la capital del Imperio, la magnificente San Petersburgo, fundada por Pedro el Grande en 1703. 

 "Era una noche maravillosa, una de esas noches, amable lector, que quizás solo existen en nuestros años jóvenes. El cielo estaba tan estrellado, tan luminoso, que mirándolo no podía uno menos de preguntarse: ¿pero es posible que bajo un cielo como éste pueda vivir tanta gente atrabiliaria y caprichosa?... Porque hace ya ocho años que vivo en Petersburgo y no he podido trabar conocimiento con nadie. ¿Pero qué falta me hace conocer a gente alguna? Porque aún sin ella, a mí todo Petersburgo me es conocido"

(Была чудная ночь, такая ночь, которая разве только и может быть тогда, когда мы молоды, любезный читатель. Небо было такое звездное, такое светлое небо, что взглянув на него, невольно нужно было спросить себя неужели же могут жить под таким небом разные сердитые и капризные люди?... потому что вот уже восемь лет, как я живу в Петербурге, и почти ни одного знакомства не умел завести Но к чему мне знакомства? Мне и без того знаком весь Петербург)

 Este solitario no es un simple flâneur, porque aunque mira edificios y viandantes, su mundo es puramente interior. El ensimismamiento le aisla del exterior. Los acontecimientos que vivió en cuatro noches fueron nimios, y, sin embargo, fueron toda su vida. No hubo más, ni antes ni después. Una vida presentida y más tarde lamentada, pues nunca llegó a materializarse: ser amado, y, por tanto, feliz. 

 En la primera noche vio a una muchacha apoyada en la barandilla del muelle mirando el agua turbia del canal (В сторонке, прислонившись к перилам канала, стояла женщина; облокотившись на решетку, она, по-видимому, очень внимательно смотрела на мутную воду канала). La aparición que esperó toda su vida. Y ya sabemos como somos los soñadores: impotentes, frustrados, sumisos hasta la humillación, masoquistas ante lo real que se nos opone con una resistencia invencible. Por supuesto, nuestro soñador siguió discretamente a la chica por la calle, sin ninguna mala intención, como el Piskariev de Nikolai Gogol (1809-1852), el pintor, que persiguió a su enamorada encontrada al azar en la Avenida Nievski, descubriendo con horror que vivía en un burdel. Lo que luego hizo Piskariev fue lo mismo que el protagonista de "Noches blancas": soñar, pero, en el caso dramático y límite del personaje gogoliano, éste durmió días y noches, para soñar contra la realidad sórdida. Murió durmiendo. 
 Nuestro soñador dostoyevskiano salva a la joven de un caballero borracho que la persigue con malas intenciones, y surge la conversación. El narrador confiesa tener veintiséis años aunque nunca ha conocido a ninguna mujer: "¿Puede usted creer que nunca he hablado con una mujer, nunca jamás? ¿que no he conocido a ninguna? Ahora bien, todos los días sueño que por fin voy a encontrar a alguien. ¡Si supiera usted cuántas veces he estado enamorado de esa manera!... De nadie, de un ideal, de la mujer con que se sueña. En mis sueños compongo novelas enteras" (Поверите ли, ни одной женщины, никогда, никогда! Никакого знакомства! и только мечтаю каждый день, что наконец-то когда-нибудь я встречу кого-нибудь. Ах, если б вы знали, сколько раз я был влюблен таким образом!... Да ни в кого, в идеал, в ту, которая приснится во сне. Я создаю в мечтах целые романы). La chica comprende el mal psicológico del pobre soñador: "Me río porque es usted su propio enemigo" (я смеюсь тому, что вы сами себе враг). Sigmund Freud estableció la categoría de la melancolía como forma de autoagresión, de pulsión de muerte. El protagonista de "Белые ночи" vive en la alienación creada por un yo ideal que intenta complacer una libido inconsciente fuertemente reprimida atenazando al yo bajo una imaginación castradora. Y la violencia de esa realidad sustitutiva del sueño exige mantener la esperanza de un nuevo encuentro: "Escuche. Perdona que se lo diga otra vez, pero no puedo dejar de venir aquí mañana. Soy un soñador. Hay en mí tan poca vida real, los momentos como éste, como el de ahora, son para mí tan raros que me es imposible no repetirlos en mis sueños. Voy a soñar con usted toda la noche, toda la semana, todo el año. Mañana vendré aquí sin falta, aquí mismo, a este mismo sitio, a esta misma hora, y seré feliz recordando el día de hoy" (Послушайте, послушайте! — прервал я ее. — Простите, если я вам скажу опять что-нибудь такое... Но вот что: я не могу не прийти сюда завтра. Я мечтатель; у меня так мало действительной жизни, что я такие минуты, как эту, как теперь, считаю так редко, что не могу не повторять этих минут в мечтаньях. Я промечтаю об вас целую ночь, целую неделю, весь год. Я непременно приду сюда завтра, именно сюда, на это же место, именно в этот час, и буду счастлив, припоминая вчерашнее). 

 La segunda noche descubre la confesión vital (literaturizada) del muchacho, un tipo soñador (тип мечтатель) y el nombre de ella: Nastenka ( Меня зовут — Настенька). El soñador estrafalario se entrega a la "Diosa Fantasía" (богиня фантазия) -en expresión del primer poeta romántico ruso Vasili Zhukovski (1783-1852)-, al salir del trabajo, en esa hora en que el día declina. Rico de vida. Pero, ¿qué vida? Una descripción perfecta de neurosis y enajenación realiza el autor de este ciudadano anónimo y perturbado, ignorado por todos y anhelante de no se sabe qué. Pero "la aridez y la tristeza se adueñan del alma de nuestro héroe" (está narrando en tercera persona su propia vida) aunque la imaginación desbordante retorna. Enumera una serie desordenada de esas imágenes, asociadas con la literatura o la música, y, algo extrañamente nietzscheano surge en su pensamiento: "Pero hasta que llegue ese momento amenazador nuestro héroe no desea nada, porque está por encima del deseo, porque está saciado, porque es artista de su propia vida y se forja cada hora según su propia voluntad" (Но покамест еще не настало оно, это грозное время, — он ничего не желает, потому что он выше желаний, потому что с ним всё, потому что он пресыщен, потому что он сам художник своей жизни и творит ее себе каждый час по новому произволу). La voluntad de artista creando la propia vida, pero finalmente reconoce que el amor verdadero es inalcanzable en estas quimeras que nada tienen que ver con la verdadera vida, por muy esplendorosas que sean, y que ha malgastado sus años mejores, asintiendo a la afirmación de Nastenka: "Oiga, ¿sabe que no es bueno vivir así en absoluto" (Послушайте, знаете ли, что это вовсе нехорошо так жить?). Y el delirio neurótico se disuelve tras el encuentro con Nastenka: "¿Y ya con qué voy a soñar, cuando he sido tan feliz despierto? ¡Bendita sea usted... por haberme dado la posibilidad de decir que he vivido al menos dos noches de mi vida" (и о чем мечтать будет мне, когда я уже наяву подле вас был так счастлив! О, будьте благословенны, вы, милая девушка, за то, что не отвергли меня с первого раза, за то, что уже я могу сказать, что я жил хоть два вечера в моей жизни!)

 Hasta este momento, el capítulo correspondiente a la segunda noche ha sido el "aria" del Soñador, un tenor ligero, con breves duetos con la "soprano". Sin embargo, Nastenka le pide consejo -fraternal-. Se interrumpe la numeración de las noches, y el lector asiste a la "Historia de Nastenka" (История Настеньки). La muchacha narra acontecimientos vitales, donde antes su interlocutor se limitaba a describir emociones vagas y fantaseadas. Nastenka pertenece al mundo de la acción, a diferencia de su acompañante. El lector descubre que la joven tiene diecisiete años, vive con su abuela, medio ciega, y tras unas travesuras que no conocemos, "la abuela me llamó una mañana y me dijo que como era ciega no podía vigilarme. Tomó, pues, un imperdible y prendió mi vestido al suyo, diciendo que así pasaríamos lo que nos quedara de vida si yo no sentaba cabeza. Trabajar, leer, estudiar, todo lo hacía junto a la abuela" (Вот в это время я и нашалила; уж что я сделала — я вам не скажу; довольно того, что проступок был небольшой. Только бабушка подозвала меня к себе в одно утро и сказала, что так как она слепа, то за мной не усмотрит, взяла булавку и пришпилила мое платье к своему, да тут и сказала, что так мы будем всю жизнь сидеть, если, разумеется, я не сделаюсь лучше. Одним словом, в первое время отойти никак нельзя было: и работай, и читай, и учись). El hecho de la prisión o encierro de la heroína remite a los cuentos de hadas. Cenicienta, la Bella Durmiente o las Siete Princesas Encerradas, son representaciones del arquetipo de la Doncella, la feminidad en espera de rescate, o sea, de la consumación sexual y la madurez emocional. El rescatador llegó en la figura de un inquilino joven del desván que alquilaba la abuela en su casa de madera. La muchacha empezó a turbarse con el recién llegado, y surgió en ella el amor. El inquilino les prestaba libros de Walter Scott y Aleksandr Pushkin que la nieta leía a la abuela. Una tarde las llevó a la ópera a ver "Il Barbiere di Siviglia" de Rossini. Nastenka adelgazaba y se consumía por amor. Y al descubrir que el hombre iba a regresar a Moscú, decidió presentarse en su cuarto, para escapar con él. El inquilino prometió regresar en un año y casarse con ella, cuando tuviera medios de vida para mantener un hogar. Justo se había cumplido el año y Nastenka le esperaba en el mismo muelle en el que se despidieron, y donde ahora ella había encontrado al soñador, al, que con gran burla del destino, la mujer que le había despertado de su ensoñación delirante, la que por fin le hacía regresar a la vida, resulta que ahora le pedía ayuda para localizar a "otro", a su verdadero amor. 
 El soñador propone escribirle una carta al amado ausente y entregarla él mismo en casa de unos familiares de la chica, conocida también por el antiguo inquilino.

 La noche tercera está contada al día siguiente en que ella no acudió a la cita por la lluvia. "Ayer fue nuestra tercera entrevista, nuestra tercera noche blanca.
¡Pero hay que ver cómo la alegría y la felicidad embellecen al hombre! ¡Cómo hierve de amor el corazón! Es como si uno quisiera fundir su propio corazón con el corazón de otro, como si quisiera que todo se regocijara, que todo riera. ¡Y qué contagiosa es esa alegría!" (Вчера было наше третье свиданье, наша третья белая ночь...
Однако, как радость и счастие делают человека прекрасным! как кипит сердце любовью! Кажется, хочешь излить всё свое сердце в другое сердце, хочешь, чтоб всё было весело, всё смеялось. И как заразительна эта радость!)
 Él (maldito nombre sin rostro) no vino, ella (Nastenka) quedó triste, "comprendió al fin que yo la amaba y buscaba cobijo en mi pobre amor. Es que cuando somos desgraciados sentimos más agudamente la desgracia ajena. El sentimiento no se dispersa, sino que se reconcentra" (что, кажется, поняла наконец, что люблю ее, и сжалилась над моей бедной любовью. Так, когда мы несчастны, мы сильнее чувствуем несчастие других; чувство не разбивается, а сосредоточивается...)
 
 ¡Qué azares la vida retuerce para que quienes aman corran en pos de quienes no les corresponden! El soñador, por definición, ama el amor, porque no tiene a nadie. Es un escultor de palabras, imágenes y emociones sin modelo alguno. En el aire desnudo de materia y deseo halla el ensoñador su nido, en las ramas más altas del árbol más frágil. Puedes caminar, correr, volar, en pos de esa estatua de la amada, pero si algún día encuentras la modelo a la que tu obra imitó sin saberlo, sabrás que ama a otro. Que toda línea, volumen, forma de esa escultura es sólo viento que se desvanece. Nastenka busca la consumación sexual de su amor material, pero su enamorado platónico huye de ella. Sospechar alguna malformación, disfunción eréctil, impotencia (coeundi, erigerandi, generandi), homosexualidad, o, simplemente, fealdad, sublimada en el impulso poético de la imaginación alienante, parece verosímil. Mas toda gran literatura es siempre elegantemente elíptica. La elipsis narrativa es una suerte de desplazamiento inconsciente. Dostoyevski protege a su héroe autobiográfico de conjeturas patológicas de su conducta.

 La cuarta noche fue aciaga. Tanta claridad en el cielo no podía ser beneficiosa para un alma melancólica como la del soñador masoquista, tímidamente obsequioso. "¡Dios mío, cómo ha terminado todo esto! ¡Qué fin ha tenido!" (Боже, как всё это кончилось! Чем всё это кончилось!). "Terminar" (кончиться), extraño verbo. En sentido estricto, sólo la muerte es terminación, y acaso no lo sea si Dios nos ama, y nos lleva al otro lado para empezar la nueva vida, mas todo eso es dudoso. Los hombres tienen miedo de morir, de terminar, y por eso no se suicidan, amarrados a una vida de sufrimientos y decepciones, y siempre albergan la esperanza de un nuevo recomenzar. El soñador no pertenece al reino de las terminaciones, sino de las esperanzas, lo contrario de los finales. La esperanza es un inicio que no empieza, un comienzo postergado en ansiedad poética, en desesperación lírica, en ensoñación infantil. Nastenka irrumpe en el reino de los inicios que ya no se esperan, sino que suceden, y ese territorio es el tiempo que concluye con el fracaso de las ilusiones. En el ámbito de lo real la espera tiene límites, aunque en el de la fantasía, la Diosa Fantasía, la esperanza es ilimitada, religiosa, se dirige a otro mundo, que jamás tendrá acá su asiento. Nastenka arrancó al Soñador de la esfera de lo postergado y lo enfrentó al dominio de lo efectivo: si él, el otro, regresa, se acabó la espera, la fantasía, el amor.

 La carta del inquilino amado no llegó. Y Nastenka decide olvidar ese amor de desván, de adolescencia. El Soñador confiesa su amor por la señorita, aunque sea una ilusión: "Esto es quimérico, lo sé, pero la quiero a usted, Nastenka. Eso es lo que pasa. Ahora ya lo sabe usted todo" (Это несбыточно, но я вас люблю, Настенька! вот что! Ну, теперь всё сказано!). La inmadura e inexperta muchacha da esperanzas al solitario: "Yo le quiero a él, pero esto pasará, esto tiene que pasar. Es imposible que no pase, está pasando ya, lo siento... ¿Quién sabe? ¿Quizás termine hoy mismo, porque le odio, porque se ha reído de mí, mientras que usted ha llorado aquí conmigo, porque usted no me hubiera repudiado como él lo ha hecho, porque usted me quiere y él no, porque, en suma, yo le quiero a usted... ¡Sí, le quiero! Le quiero porque es usted mejor que él, porque es usted más noble que él, porque, porque él..." (Я его люблю; но это пройдет, это должно пройти это не может не пройти; уж проходит, я слышу... Почем знать, может быть, сегодня же кончится, потому что я его ненавижу, потому что он надо мной насмеялся, тогда как вы плакали здесь вместе со мною, потому что вы не отвергли бы меня, как он, потому что вы любите, а он не любил меня, потому что я вас, наконец, люблю сама... да, люблю! люблю, как вы меня любите; я же ведь сама еще прежде вам это сказала, вы сами слышали, — потому люблю, что вы лучше его, потому, что вы благороднее его, потому, потому, что он...) ¿Esto es lo máximo a lo que un soñador puede aspirar: a ser segundo plato de una amada rechazada por otro? Los chicos comienzan a hablar de matrimonio. El soñador es pobre, sólo tiene 1200 rublos. Tienen que llevarse a la abuela y a Matriona y a Fiokla (criadas), y Nastenka arrebatada pide al soñador que ocupe el desván de su casa, como nuevo inquilino. Cuando están despidiéndose una sombra de un joven que se acerca, un saludo, y un grito de ella: era él. "Me quedé de pie y les miré como si estuviera muerto" (Я стоял и смотрел на них как убитый). Se alejaron de la mano mientras el joven perdedor les seguía con la vista.

 El último capitulo es "La mañana" (Утро), un epílogo otoñal: "Mis noches terminaron con una mañana. El día estaba feo. Llovía y la lluvia golpeaba tristemente en mis cristales. Mi cuarto estaba oscuro y el patio sombrío. La cabeza me dolía y me daba vueltas. La fiebre se iba adueñando de mi cuerpo" (Мои ночи кончились утром. День был нехороший. Шел дождь и уныло стучал в мои стекла; в комнатке было темно, на дворе пасмурно. Голова у меня болела и кружилась; лихорадка прокрадывалась по моим членам). Matriona anuncia la llegada de una carta (Письмо к тебе, батюшка, по городской почте, почтарь принес, — проговорила надо мною Матрена.
— Письмо! от кого? — закричал я, вскакивая со стула.
— А не ведаю, батюшка, посмотри, может, там и написано от кого). La carta de perdón de Nastenka, dice que quiere al soñador, y que se casa con el inquilino. El protagonista, nuestro protagonista, el que vive los restos de la vida de los otros, llora, y escucha que Matriona ha quitado todas las telarañas del techo, y que aproveche para casarse, e invitar a mucha gente, antes de que el techo se ensucie otra vez (А паутину-то я всю с потолка сняла; теперь хоть женись, гостей созывай, так в ту ж пору...) ¡Oh, nuestra vida, que se va llenando de telas de araña, de hilos que nos sujetan hechos de esperanzas incumplidas, de proyectos frustrados, de personas perdidas, de felicidad desvanecida! La inocente ternura de Matriona y nuestro héroe que la contempla: "Miré a Matriona... Era todavía una vieja joven y vigorosa. Pero no sé por qué, de repente, se me figuró apagada de vista, arrugada de piel, encorvada, decrépita. No sé por qué me pareció de pronto que mi cuarto había envejecido tanto como Matriona" (А паутину-то я всю с потолка сняла; теперь хоть женись, гостей созывай, так в ту ж пору...)

 Quince años pasaron. El soñador yacía en la misma pieza con la misma Matriona, con una vida tan sombría y melancólica, eternamente agradecido a esos instantes de felicidad vividos junto a Nastenka, aunque él no fuera ni siquiera el protagonista de esa historia de amor. El amor existió en la vida del soñador, existió en la realidad, "ese minuto de bienaventuranza que diste a otro corazón solitario y agradecido" (да будешь ты благословенна за минуту блаженства и счастия, которое ты дала другому, одинокому, благодарному сердцу!) ¡Oh, el agradecimiento (благодарность) a la vida, incluso a pesar de que luego nos deja heridos, y nos priva de la dicha, y se nos va...! ¡Cómo la lengua rusa usa la palabra благодарность (blagodarnost), pues el agradecer es el vincular corazones, más allá de las pasiones e intereses, de la separación y el fracaso! 

 ¡Callad, lectores, escuchad las últimas palabras de Dostoyevski, de su soñador, volviendo a los versos introductorios de Turgueniev!:

 "¡Dios mío! ¡Sólo un momento de bienaventuranza! Pero, ¿acaso eso es poco para toda una vida humana?"
 (Боже мой! Целая минута блаженства! Да разве этого мало хоть бы и на всю жизнь человеческую?..)

 Да здравствует Россия!

Francisco Huertas Hernández
23-24 agosto de 2025