"Sophie's Choice" (1982). Alan J. Pakula
"La decisión de Sophie"
Carmen Parra López
Madrid (España)
"Sophie's Choice" (1982). Alan J. Pakula
"La decisión de Sophie"
Jennifer Lawn (Sophie's Child) & Meryl Streep (Sophie)
LA DECISIÓN DE SOPHIE
Título original: Sophie's Choice
Año: 1982
Duración: 157 minutos
País: Estados Unidos
Alan Jay Pakula (Bronx, Nueva York, 7 de abril de 1928 - Nueva York, 19 de noviembre de 1998)
Director de cine estadounidense
"Sophie's Choice" (1982). Alan J. Pakula
Alan J. Pakula & Meryl Streep. Set
"Sophie's Choice" (1982). Alan J. Pakula
Meryl Streep, Kevin Kline and Peter MacNicol with director Alan J. Pakula (left)
Director: Alan J. Pakula
Guión: Alan J. Pakula (Novela: William Styron)
Marvin Hamlisch (Nueva York, EE. UU., 2 de junio de 1944 - Los Ángeles, EE. UU., 6 de agosto de 2012)
Compositor de cine, pianista y director estadounidense. Compuso el musical "A Chorus Line" (1975)
Música: Marvin Hamlisch
Néstor Almendros (Barcelona, España, 30 de octubre de 1930 - Nueva York, Estados Unidos, 4 de marzo de 1992)
Director de fotografía español
Fotografía: Néstor Almendros
Reparto: Meryl Streep, Kevin Kline, Peter MacNicol, Rita Karin, Stephen D. Newman, Greta Turken, Josh Mostel, John Rothman, Eugene Lipinski
Productora: Universal Pictures / ITC Entertainment
Género: Drama. Romance | Holocausto. Años 40
Sinopsis:
Verano de 1947. Stingo, un joven aspirante a escritor, se instala en una pensión familiar de Brooklyn. Su tranquilidad se verá pronto turbada por la terrible discusión de una pareja que vive en el piso de arriba. Cuando conoce a los amantes queda cautivado por su encanto y simpatía. Ella, Sophie Zawistowska, es una hermosa emigrante polaca y católica. Él, Nathan Landau, un encantador y desequilibrado científico judío. Poco a poco, Stingo se convierte en su mejor amigo. Sophie, hija de un ilustre profesor polaco, sobrevivió al campo de exterminio de Auschwitz, pero vive atormentada por su pasado. (FILMAFFINITY)
"Sophie's Choice" (1982). Alan J. Pakula
Original Poster
Visionar esta película una y otra vez es revivir los sentimientos de dolor y desesperación en su forma más cruda. Preguntarse si el afán de supervivencia es más importante que la vida de otro, o si la vida de otro es más importante que la de uno mismo. Aunque se sepa de memoria el final, esta historia es atemporal, es el relato del sufrimiento en carne viva, en carne propia. Es lo que de antinatural tiene vivir determinados momentos de la historia y ser protagonista de uno de los episodios más crueles, inhumanos, ilógicos y oscuros de aquella. No es a veces una suerte salir vivo de ciertas situaciones, o por el contrario es necesario hacerlo para ser testigo de lo que pasó. Hay que contarlo, dar testimonio, hacer que las carnes de los demás tiemblen como temblaron las de ellos. Quienes no crean, quienes no empaticen, tienen un grave problema.
"Sophie's Choice" (1982). Alan J. Pakula
Por encima del relato crudo están las interpretaciones de los tres actores – Meryl Streep, Kevin Kline y Peter Mcnicol -. O quizás son las interpretaciones las que hacen posible la historia. Esa mezcla de melodrama sureño con la lejana historia del holocausto nazi, es lo que hace que en ocasiones la película rebaje su tono doloroso, pero vuelve cuando menos te lo esperas al tenebroso ambiente del barro, el dolor y las cenizas.
"Sophie's Choice" (1982). Alan J. Pakula
Meryl Streep (Sophie) crying
Éticamente podemos preguntarnos con horror cómo la decisión de la que habla el título puede siquiera pensarse, sopesarse. Pero si vemos el desgarro mental y físico al que se enfrenta la protagonista, nuestras fuertes convicciones se tambalean. ¿Quién puede juzgar a alguien que se enfrenta a la peor de las catástrofes vitales? Es fácil ponerse en el sitio de cualquiera a toro pasado, es fácil estimar de una u otra forma lo que alguien hace, pero cuando nosotros mismos respondemos a nuestros problemas, nunca pensamos en qué haría otro, qué pensaría tal o cual experto. Nadie es el otro, solo el otro es él mismo, y tiene su conciencia, o tal vez no; pero está claro que una decisión conlleva miles de connotaciones a tener en cuenta y que solo el sujeto en cuestión posee en ese momento, ya sea escoger entre dos sabores de helado o decidir sobre la vida de alguien. Dejemos fuera a los asesinos cuya premeditación guía sus actos con claridad y cuya moral supone que obra con razón. Su castigo no depende de nosotros. Me refiero a otra forma de escoger, aquella que nunca nadie debería tener ante sí, esa que obliga a optar por el mal menor por un bien mayor para el resto. Podemos tener la moral ancha o estrecha, el listón alto o bajo, la línea roja aquí o allí, el umbral más sensible o menos, y eso es lo que esta película nos deja de poso. Verla es preguntarse por todo, por nada, por qué y por qué no. Es una llamada, un toque de timbre fuerte y duro. Hoy por hoy es, por desgracia, un imperativo pensar en todo esto cuando vemos como muere gente, se aniquilan pueblos por razón de su religión, su inclinación sexual o cualquier otro aspecto inherente al ser humano y al que se debe tanto respeto como a este.
"Sophie's Choice" (1982). Alan J. Pakula
Meryl Streep (Sophie)
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