domingo, 1 de enero de 2023

Olores & Sabores en la infancia. Reflexiones & Recuerdos. Una vida en imágenes (1). Francisco Huertas Hernández

Una vida en imágenes (1). Canciones de un camarada errante
Reflexiones filosófico-literarias & Recuerdos
Olores & Sabores en la infancia
Francisco Huertas Hernández



Francisco Huertas Hernández
Paseo de Isabel la Católica. Valladolid. Verano 1972
Con mi hermano (Ricardo Huertas Hernández), mi madre (María Elena Hernández Cela) y mi abuela (Piedad Cela Gómez)

Yo vivía en la calle de la Pelota, nº 4, en un piso con un gran balcón, que daba a esa vía tan estrecha. Mi padre tenía el Seat 124 familiar, de color blanco, en un garage enfrente.

¿A qué olía en los veranos de Valladolid en las riberas urbanizadas del río Pisuerga? A rosas, porque estaba el Jardín de la Rosaleda "Francisco Sabadell", con sus rosas primaverales. El perfume de estas flores está en sus pétalos, y yo las "recuerdo visualmente" de colores blancos y rojos. El dimetoxitolueno y la β-damascenona son las sustancias que caracterizan el olor de las rosas.
Mi "olfato" siempre fue pésimo por un problema de nacimiento 

Papá (Juan Huertas Padilla), yo, y Andrés Atienza (mi padrino)
París. 1964
Andrés era madrileño, de Vallecas, y en esta foto parece disfrutar de alguna bebida "espirituosa", que bien podría ser vino, en nuestro apartamento de Blanc-Mesnil.
Yo no sé si podía "captar" esos olores. Desde luego, no recuerdo nada: ni visualmente ni con ningún otro sentido. El cálculo que he hecho de esta fotografía es que tenía un año aproximadamente, así que la he "datado" en 1964



Mi madre y yo
Blanc-Mesnil (Paris). 1964/1965
En la cocina. Mi madre es una gran cocinera (aquí se la ve junto al horno). Aunque fui un bebé "gordito" empecé a tener problemas con la comida. ¡Qué de mojigangas tenían que hacer mi abuela (Mami) y mi madre para que comiera!
¿Qué "platos" hacía mi madre en esos primeros meses de mi vida? Paellas -que despertaban admiración-, "ensaladilla rusa" -mal llamada así, pues era una suerte de "pastel de patata y verduras" exquisito, que los compañeros de mi padrino, Andrés Atienza, alababan en su trabajo-, piernas de cordero con patatas, o cremas de verdura, tipo Vichyssoise. Y no olvidemos los bizcochos hechos con mantequilla, al estilo francés

Mis primos celebrando un cumpleaños
Calle Tetuán. La Unión. 1967/1968
De izquierda a derecha: Paco Huertas Mesas, Isabel(ita) Huertas Mercader (fallecida), Pedro Huertas Mesas (fallecido), Isabel(ita) Huertas Mesas (la homenajeada), Pepe Huertas Mesas, Francisco Huertas Hernández (yo), y Juan Ramón Huertas Mesas.
En la mesa, junto a la tarta de merengue, botellas de Fanta, y los platos franceses de Duralex

El "dulce" (sabor azucarado de los pasteles, galletas, refrescos...) es el "sabor" de la infancia. Una vez mi tía Mari me "reprendió" por mi avidez en la ingesta de "dulces navideños". Yo estaba siempre con mi querida prima Isabelita, en su casa, comiendo en Navidad turrones, mazapanes, "cordiales", polvorones, almendras rellenas, mantecados, peladillas... que estaban dispuestos en bandejas. En esa época los villancicos, las zambombas, los belenes, las películas navideñas en TVE, las decoraciones de las casas, todo era más "auténtico"...


"Et tout d'un coup le souvenir m'est apparu. Ce goût, c'était celui du petit morceau de madeleine que le dimanche matin à Combray (parce que ce jour-là je ne sortais pas avant l'heure de la messe), quand j'allais lui dire bonjour dans sa chambre, ma tante Léonie m'offrait après l'avoir trempé dans son infusion de thé ou de tilleul. La vue de la petite madeleine ne m'avait rien rappelé avant que je n'y eusse goûté; peut-être parce que, en ayant souvent aperçu depuis, sans en manger, sur les tablettes des pâtissiers, leur image avait quitté ces jours de Combray pour se lier à d'autres plus récents; peut-être parce que, de ces souvenirs abandonnés si longtemps hors de la mémoire, rien ne survivait, tout s'était désagrégé; les formes — et celle aussi du petit coquillage de pâtisserie, si grassement sensuel sous son plissage sévère et dévot — s'étaient abolies, ou, ensommeillées, avaient perdu la force d'expansion qui leur eût permis de rejoindre la conscience. Mais, quand d'un passé ancien rien ne subsiste, après la mort des êtres, après la destruction des choses, seules, plus frêles mais plus vivaces, plus immatérielles, plus persistantes, plus fidèles, l'odeur et la saveur restent encore longtemps, comme des âmes, à se rappeler, à attendre, à espérer, sur la ruine de tout le reste, à porter sans fléchir, sur leur gouttelette presque impalpable, l'édifice immense du souvenir"

Marcel Proust: "À la recherche du temps perdu" I. "Du côté de chez Swann"

 La memoria olfativa y gustativa que "permanece aún mucho tiempo" después de la "muerte de los seres y la destrucción de las cosas", cuando "sólo el olor y el sabor, más frágiles, pero más vivos, más inmateriales, más persistentes, más fieles, permanecen durante mucho tiempo, como almas, recordando, esperando, aguardando, sobre la ruina de todo lo demás, llevando sin doblegarse, sobre su gota casi impalpable, el inmenso edificio de la memoria"
 
 El novelista francés Marcel Proust (1871-1922) sabía que un "íntimo ser de las cosas" fija en el cerebro su "huella primera" en "sentidos" menos "elevados" que la vista y el oído, cuyas artes dominan la cultura y el recuerdo humano: la literatura, la pintura, la escultura, la arquitectura, la fotografía, el cine, la música... ¡¡¡la música!!!

 Una infancia "de olores y sabores", que, inesperadamente, "desencadena" el "recuerdo" de lo "perdido", porque "solo lo perdido es realmente amado", y, para quienes conservan ojos y oídos, las imágenes y los sonidos, aún nos "dirigen", aunque sean cada vez más "vagos", "borrosos", como "las mejores canciones que siempre suenan en las emisoras más lejanas".   
 Y "regresan", como "puertas entornadas" esos "Fragrant Flashbacks": el olor del jabón Heno de Pravia, el sabor de las cerezas de la niñez, el olor de la madreselva en flor, del tabaco del abuelo en el pueblo, el sabor de los caramelos de envoltorios brillantes, del regaliz, las manzanas caramelizadas de las verbenas de verano... 
 Hasta los 5 años nuestro mundo es más "primario", más olfativo-gustativo... en ese "viaje" desde los "estímulos externos" al epitelio olfativo en la nariz, luego a la corteza olfatoria primaria, la amígdala, el hipocampo, donde queda asociado a la memoria. El descubrimiento mediante investigaciones de un sentido del olfato ya disponible antes del nacimiento da la razón al perspicaz filósofo Friedrich Nietzsche (1844-1900) cuando escribió: 

"Und was für feine Werkzeuge der Beobachtung haben wir an unseren Sinnen! Die Nase zum Beispiel, von der noch kein Philosoph mit Verehrung und Dankbarkeit gesprochen hat, ist sogar einstweilen das delikateste Instrument, das uns zu Gebote steht: es vermag noch Minimaldifferenzen der Bewegung zu konstatieren, die selbst das Spektroskop nicht konstatiert"
(¡Y qué buenos instrumentos de observación tenemos en nuestros sentidos! La nariz, por ejemplo, de la que ningún filósofo ha hablado jamás con veneración y gratitud, es por el momento el instrumento más delicado de que disponemos: todavía es capaz de detectar diferencias mínimas de movimiento que ni siquiera el espectroscopio puede detectar)

Friedrich Nietzsche: "Götzendämmerung oder Wie man mit dem Hammer philosophirt". "Die "Vernunft" in der Philosophie. 3"

 Nunca tuve una "buena nariz" para los olores, aunque el tamaño de ésta creara grandes expectativas. No he llegado aún a esa edad en que los "efluvios aromáticos" "liberan" "recuerdos dormidos" de los días en que la infancia aún era prado, rosa, vainilla y emoción sin conceptos...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito

Anónimo dijo...

Leyendo tu publicación, puedo conectar también con mis propios olores y sabores de la infancia, con ese tiempo ingrávido y no perdido que flota en la memoria como nebulosa que aparece en cualquier momento.
Muy hermoso tu relato que nos hace saber más de ti y nos recuerda toda una época.

Anónimo dijo...

Qué interesante...

Anónimo dijo...

Tu relato me ha transportado a mi infancia. Magnífico. Gracias.