Los libros son como amigos a los que no hemos sido presentados. Están llenos de historias por descubrir cuando nos abran sus brazos
Francisco Huertas Hernández
Francisco Huertas Hernández
Alicante. Septiembre 2019
Un "libro" es un "conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen", según el Diccionario de la Real Academia Española. Pero esta acepción remite al "continente", al "objeto", no a su "contenido". Para ello da una segunda acepción: "obra científica, literaria o de cualquier otra índole con extensión suficiente para formar volumen, que puede aparecer impresa o en otro soporte".
"Imprimir" es "marcar en el papel o en otra materia las letras y otros caracteres gráficos mediante procedimientos adecuados". La correlación entre libro e impresión procede del invento de Johannes Gutenberg (1400-1468), la "imprenta" de tipos móviles, sobre 1450. Antes de la imprenta los monjes "copiaban" a mano ("manuscritos") los textos, religiosos en su mayor parte. También existió la "xilografía" (escritura en tablillas de madera) en la Baja Edad Media.
El "soporte" del "texto" es tan determinante que la lectura que se realiza en libro (de papel) activa zonas corticales distintas a las del ebook. "Un texto impreso activa la corteza prefrontal medial y la cingulada (procesamiento de las emociones) y la corteza parietal (señales visuales y espaciales)". El texto en la superficie del papel es más "consistente" visual, táctil, olfativa, e, incluso, auditivamente -pues el pasar de las páginas y el contacto de la mano con el lomo del libro es también parte del proceso de "lectura"- que el texto en una pantalla electrónica.
El "mapa mental" (cartografía) que el cerebro realiza en la lectura "clásica" -"gutenbergiana" (The Gutenberg Galaxy)- ofrece un "universo" multisensorial y polisimbólico. Nada que ver con lo digital. Mi experiencia -creo que compartida- es que la lectura de un poema en internet es empobrecedora, mientras que ese mismo poema dentro de un libro resulta deslumbrante y despierta asociaciones simbólicas y sensoriales inimaginables para un lector digital. Marta Lapid Volosin -doctora en Neurociencias- señala: "la mayoría de las pantallas interfieren con la navegación intuitiva de un texto e impiden que las personas mapeen el recorrido en sus mentes. Si bien es muy fácil el desplazamiento o scrollling por un flujo continuo de palabras, o avanzar en una página a la vez, o usar la función de búsqueda para hallar un fragmento, se hace más difícil ubicar un fragmento en el contexto de todo el texto". Esta "totalidad" del texto, intuitiva, o discursivamente, captada por el cerebro, mente o espíritu del lector, es más que una experiencia intelectual o sensorial, es una experiencia vital. Y con las pantallas no existen "experiencias vitales": el ebook es solamente un "archivo", o un "servicio de internet", que escapa a nuestra mano, a nuestro corazón, e, incluso, a la totalidad de nuestra mente racional, sensitiva y emocional.
Los "nativos digitales" experimentan el libro "físico" como algo "antiguo", "inútil", "incómodo". Han ganado rapidez perceptiva, pero han perdido capacidad de concentración y profundidad. El libro de Gutenberg es un "artefacto" "lento": requiere "tiempo". Ir a comprarlo, leerlo detenidamente, volviendo atrás, tomando notas, consultando prólogo, citas y bibliografía. Cerrándolo y abriéndolo, repetidamente, para evocar el poema, el pasaje, el argumento, el diálogo deslumbrante. Guardarlo en la librería -librero- y tomarlo con cuidado, incitado por su lomo. Un libro, como "objeto" que encierra entretenimiento, placer y sabiduría, es un "amigo". Un archivo digital no puede llegar a compartir nuestra vida. Por eso afirmo: "Los libros son como amigos a los que no hemos sido presentados. Están llenos de historias por descubrir cuando nos abran sus brazos".
Francisco Huertas Hernández
Miércoles 6 de septiembre de 2023
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en que los libros son amigos fieles. Cuando los necesitas ellos te consuelan. Si necesitas consejo, ellos te iluminan. Te hacen reír. Te dejan desolado. Te dan y no piden nada. Están olvidados en estantes llenos de polvo y cuando los abres un amanecer despierta tu alma
El amor por los libros es un romance interminable. Cada página es un encuentro, una conexión con ideas, emociones y mundos imaginarios. Un lazo eterno con la magia de las letras.
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