Fyodor Dostoyevsky: "Братья Карамазовы" (Los hermanos Karamazov) (1878-1880).
Divagación nº 5. Книга вторая. VI. Зачем живет такой человек!. Libro segundo. VI. "¡Para qué vive una persona así!".
Ética y Fe. El bien y la inmortalidad. El conflicto padre-hijo.
Francisco Huertas Hernández
"Братья Карамазовы" (1968). Иван Пырьев, Кирилл Лавров, Михаил Ульянов
"Los hermanos Karamazov" (1968). Ivan Pyriev, Kirill Lavrov, Mijail Ulyanov
Иван Карамазов (Кирилл Лавров) - Ivan Karamazov (Kirill Lavrov)
Film soviético de 1968 en tres partes. 232 minutos
Uno de los momentos más importantes de la novela "Los hermanos Karamázov" de Fyodor Mijailovich Dostoyevski (1821-1881) se desarrolla en el Libro II, Capítulo VI -"¡Para qué vive una persona así!"- con una disputa filosófica y personal entre los miembros de la familia. Las razones de la enemistad entre padres e hijos tienen su origen en la infancia, en esa dialéctica de amor y rivalidad, que jamás se superará, y que Sigmund Freud llamó Complejo de Edipo. La rivalidad entre las personas se expresa en las discusiones verbales, donde las ideas sirven para justificar las emociones que impulsan la conducta. Así, las personas cultas tienen más facilidad de argumentar sus ideas e imponerse en la confrontación. En este capítulo VI, Iván hace gala de escepticismo religioso, Dmitri de odio enconado, y el padre, Fyodor Pavlovich, que, en su momento, abandonó a sus hijos, ha perdido la autoridad ante ellos, y sólo puede interpretar un papel de bufón insolente. Aliosha es, aún, el mudo testigo de los acontecimientos que a su alrededor se desatan.
"Dmitri Fyodorovich, un joven de veintiocho años, de estatura mediana y rostro agradable, parecía mucho más viejo. Era musculoso y podía adivinarse en él una fuerza física considerable; no obstante, su cara tenía cierto aire enfermizo"
(Дмитрий Федорович, двадцативосьмилетний молодой человек, среднего роста и приятного лица, казался, однако же, гораздо старее своих лет. Был он мускулист, и в нем можно было угадывать значительную физическую силу, тем не менее в лице его выражалось как бы нечто болезненное)
La llegada del hermano mayor a la celda del monje Zosima, padre espiritual del hermano menor, Aliosha, da lugar al encuentro de la familia Karamazov al completo. Padre e hijo están enfrentados por la herencia, que el tacaño y libertino progenitor se niega a entregar, y ha necesitado la mediación del stárets Zosima, al cual todos reconocen sabiduría y prudencia. La irritabilidad de Dmitri es su rasgo predominante: "la verdad es que él era irritable por naturaleza, "de una mente brusca e irregular", como lo caracterizó nuestro juez de paz Semión Ivánovich Kachalnikov en una reunión" (Правда, что он и от природы был раздражителен, «ума отрывистого и неправильного», как характерно выразился о нем у нас наш мировой судья Семен Иванович Качальников в одном собрании).
La entrada de Dmitri no interrumpe la conversación iniciada en el capítulo anterior en el que Ivan Fyodorovich Karamazov expone su artículo polémico en el que propone que el Estado debe disolverse dentro de la Iglesia Ortodoxa. Piotr Aleksandrovich Miúsov cuenta algo más acerca de las ideas extravagantes de Ivan:
"Les contaré, señores, otra anécdota sobre el propio Ivan Fyodorovich, interesantísima... No hará más de cinco días, en una reunión social de aquí, mayormente de damas, declaró solemnemente en una discusión que no hay en toda la tierra nada que obligue a los hombres a amar a sus semejantes, que esa ley de la naturaleza: que el hombre ame a la humanidad, no existe en absoluto, y que si hay y hubo hasta ahora amor en la tierra no es por una ley natural, sino únicamente porque los hombres creían en su inmortalidad. Iván Fyodorovich agregó a ello, entre paréntesis, que es en esto en lo que consiste toda la ley natural, de modo que si se aniquilara en la humanidad la fe en su inmortalidad se agotaría en ella en el acto no sólo el amor sino también toda fuerza viva para continuar la vida en el mundo. Más aún: entonces ya nada sería inmoral, todo estaría permitido, incluso la antropofagia. Pero como si esto fuera poco, concluyó con la afirmación de que, para cada persona particular, como por ejemplo nosotros ahora, que no creyera en Dios ni en la propia inmortalidad, la ley moral de la naturaleza debe cambiarse inmediatamente por una completamente contraria a la anterior, la religiosa, y que el egoísmo, llevado incluso hasta el delito, no sólo debería ser permitido al hombre sino incluso reconocido como una salida indispensable a su situación, la más razonable y casi que la más noble..."
(Вообще эту тему я опять прошу позволения оставить, повторил Петр Александрович, — а вместо того я вам расскажу, господа, другой анекдот о самом Иване Федоровиче, интереснейший и характернейший. Не далее как дней пять тому назад, в одном здешнем, по преимуществу дамском, обществе он торжественно заявил в споре, что на всей земле нет решительно ничего такого, что бы заставляло людей любить себе подобных, что такого закона природы: чтобы человек любил человечество — не существует вовсе, и что если есть и была до сих пор любовь на земле, то не от закона естественного, а единственно потому, что люди веровали в свое бессмертие. Иван Федорович прибавил при этом в скобках, что в этом-то и состоит весь закон естественный, так что уничтожьте в человечестве веру в свое бессмертие, в нем тотчас же иссякнет не только любовь, но и всякая живая сила, чтобы продолжать мировую жизнь. Мало того: тогда ничего уже не будет безнравственного, все будет позволено, даже антропофагия. Но и этого мало, он закончил утверждением, что для каждого частного лица, например как бы мы теперь, не верующего ни в бога, ни в бессмертие свое, нравственный закон природы должен немедленно измениться в полную противоположность прежнему, религиозному, и что эгоизм даже до злодейства не только должен быть дозволен человеку, но даже признан необходимым, самым разумным и чуть ли не благороднейшим исходом в его положении)
La famosa cita "Si Dios no existe, todo está permitido" es inexacta, aunque, en lo esencial, correcta. Iván Fyódorovich Karamázov justificaba la cooperación social, cimiento de la sociedad, en una fraternidad (amor) que surge únicamente de la fe en la inmortalidad, en una vida futura en la que el bien realizado y el mal recibido sean recompensados.
Dmitri Fyodorovich añadió gritando y corroborando la idea de su hermano: "¡El delito no sólo debe ser permitido, sino incluso reconocido como la más indispensable e inteligente salida para la situación de todo ateo!" (Позвольте, — неожиданно крикнул вдруг Дмитрий Федорович, — чтобы не ослышаться: «Злодейство не только должно быть дозволено, но даже признано самым необходимым и самым умным выходом из положения всякого безбожника»! Так или не так?)
Puede uno preguntarse si el intento de Immanuel Kant (1724-1804) de fundamentar la ética en la razón, y no en la fe, ha fracasado. El fundamento de las normas morales es trascendente cuando creemos que el Bien es objetivo porque es Dios mismo, que además premiará a quienes actúen moralmente. Soportar el sufrimiento (mal) de esta vida es imposible si el bien no es más que la opinión subjetiva que corresponde a intereses y deseos particulares de seres que actúan egoístamente sin la menor consideración por los demás. ¿Por qué va uno a estimar, amar, a sus semejantes, si no hay premio por nuestras acciones, es decir, por las consecuencias en los otros de lo que hacemos? ¿Por qué uno se va a inclinar a la benovolencia si los demás sólo son competidores, rivales, enemigos, ajenos a nosotros? El amor fraternal (fraternidad), hoy degradado a empatía o solidaridad, explica la bondad al ampliar el círculo del amor fuera de la familia a toda la humanidad, en la creencia de ser todos hijos de Dios.
"- ¿Es posible que tenga usted realmente tal convicción sobre las consecuencias de que se seque en los hombres la fe en la inmortalidad del alma? -preguntó de repente el stárets
- Sí, yo he afirmado eso. No hay virtud si no hay inmortalidad
- Dichoso usted, si así lo cree, ¡o ya muy desdichado!
- ¿Por qué desdichado? -sonrió Iván Fyódorovich
- Porque con toda probabilidad usted mismo no cree ni en la inmortalidad de su alma ni incluso en aquello que ha escrito sobre la Iglesia y la cuestión eclesiástica"
(— Неужели вы действительно такого убеждения о последствиях иссякновения у людей веры в бессмертие души их? — спросил вдруг старец Ивана Федоровича.
— Да, я это утверждал. Нет добродетели, если нет бессмертия.
— Блаженны вы, коли так веруете, или уже очень несчастны!
— Почему несчастен? — улыбнулся Иван Федорович.
— Потому что, по всей вероятности, не веруете сами ни в бессмертие вашей души, ни даже в то, что написали о церкви и о церковном вопросе)
El monje sabio, Zosima, cree que la cuestión de la fe no ha sido resuelta aún en el corazón de Ivan. Y por ello le tortura. Inclinarse al lado positivo (fe) y no al negativo (ateísmo), aunque el Creador le dio un corazón elevado para pensar en las cosas de arriba y aspirar a ellas, pues somos ciudadanos del Cielo (San Pablo). Ivan besó la mano del stárets, y todos permanecían callados, por lo enigmática y solemne que fue la conversación. Aliosha sentía casi miedo. De pronto, el bufón del padre prorrumpió en estúpidas consideraciones, tomando "Los Bandidos" (Die Räuber) de Friedrich Schiller como modelo para oponer a sus dos hijos, Dmitri malo e Ivan bueno, y pedir profecías (guía) y oraciones al stárets (Нуждаемся не только в молитвах, но и в пророчествах ваших), que le contestó diciéndole que no se hiciera el débil mental ni insultara a los de su casa.
Dmitri asegura que "mi padrecito necesita sólo el escándalo, ¿para qué? Eso ya es cálculo de él" (Батюшке нужен лишь скандал, для чего — это уж его расчет. У него всегда свой расчет. Но, кажется, я теперь знаю для чего...). El viejo, victimizándose, asegura que es su hijo Dmitri quien le debe dinero y no al revés. A continuación expone sus parrandas y desenfrenos: "Santísimo padre, ¿lo creerá usted?: enamoró a la más noble de las muchachas, de buena familia, de fortuna, hija de su anterior jefe, un valiente coronel, de mérito, que llevaba en el cuello la Orden de Santa Ana con las espadas; comprometió a la muchacha con un pedido de mano, ahora ella está aquí, ha quedado huérfana, es su novia, y él, delante de sus ojos, frecuenta a una seductora. Pero a pesar de que la seductora esta ha vivido, por así decir, en matrimonio libre con una persona honrada, es de carácter independiente, una fortaleza inexpugnable para todos, igual que una esposa legítima, pues es virtuosa, ¡sí, padres santos, es virtuosa! Y Dmitri Fyódorovich quiere abrir esta fortaleza con una llave de oro, por eso ahora se envalentona conmigo, quiere sacarme dinero, y mientras tanto ya ha dilapidado miles en esta seductora; para eso pide incesantemente dinero prestado, ¿y entre otros a quién, qué creen? ¿Lo digo, o no, Mitia?
- ¡Cállese! -se puso a gritar Dmitri Fyódorovich-, espera a que me vaya, pero delante de mí no se atreva a manchar a una nobilísima muchacha... Ya sólo lo que usted se atreve a insinuar sobre ella es un oprobio... ¡No lo permitiré!
Jadeaba.
- ¡Mitia! ¡Mitia! -exclamó nerviosamente y arrancándose lágrimas forzadas Fyodor Pávlovich-, ¿y la bendición paterna qué? ¿Y si te maldijera, qué sería entonces
- ¡Desvergonzado y simulador! -vociferó con furia Dmitri Fyódorovich
- ¡Dice esto del padre, del padre! ¡Qué será con los otros! Señores, imagínense: existe aquí una persona pobre pero honrada, un capitán retirado, cayó en desgracia, fue retirado del servicio, pero no públicamente, no por un juicio, sino conservando todo su honor, cargado de una numerosa familia. Y hace tres semanas nuestro Dmitri Fyódorovich en un mesón lo agarró por la barba, lo arrastró de esta misma barba a la calle y en la calle lo golpeó ante todo el mundo, y todo porque aquél es mi apoderado reservado en un asuntito-
- ¡Todo esto es mentira! ¡Por fuera es verdad, pero por dentro es mentira -temblaba todo de cólera Dmitri Fyódorovich- ¡Padrecito!"
(отцы святые, она добродетельна! А Дмитрий Федорович хочет эту крепость золотым ключом отпереть, для чего он теперь надо мной и куражится, хочет с меня денег сорвать, а пока уж тысячи на эту обольстительницу просорил; на то и деньги занимает беспрерывно и, между прочим, у кого, как вы думаете? Сказать аль нет, Митя?
— Молчать! — закричал Дмитрий Федорович, — подождите, пока я выйду, а при мне не смейте марать благороднейшую девицу... Уж одно то, что вы о ней осмеливаетесь заикнуться, позор для нее. Не позволю!
Он задыхался.
— Митя! Митя! — слабонервно и выдавливая из себя слезы, вскричал Федор Павлович, — а родительское-то благословение на что? А ну прокляну, что тогда будет?
— Бесстыдник и притворщик! — неистово рявкнул Дмитрий Федорович.
— Это он отца, отца! Что же с прочими? Господа, представьте себе: есть здесь бедный, но почтенный, человек, отставной капитан, был в несчастье, отставлен от службы, но не гласно, не по суду, сохранив всю свою честь, многочисленным семейством обременен. А три недели тому наш Дмитрий Федорович в трактире схватил его за бороду, вытащил за эту самую бороду на улицу и на улице всенародно избил и всё за то, что тот состоит негласным поверенным по одному моему делишку.
— Ложь всё это! Снаружи правда, внутри ложь! — весь в гневе дрожал Дмитрий Федорович. — Батюшка!)
Dmitri reconoce haber actuado como una bestia, pero explica que ese hombre al que agredió intentó que la mujer a la que llamó seductora el padre tomase unas letras de cambio contra el hijo, para hacerle meter preso. Es el padre el que tiene celos del hijo, porque empezó a importunar con su amor a esa mujer. Dmitri Fyódorovich ha sido insultado y también esa nobílisima muchacha. Sus ojos centelleaban, todos estaban agitados. Sólo el stárets permanecía sentado, débil por su enfermedad. Piotr Aleksandrovich Miúsov reconoce que todos son culpables de ese escándalo, avergonzado, dirigiéndose al monje Zosima.
Entonces Fyodor Pavlovich grita que si Dmitri no fuera su hijo lo retaría a duelo. El narrador describe al mentiroso viejo como un actor hipócrita. Dmitri ve en su padre "solamente un lujurioso depravado y el más infame de los comediantes" (а вижу лишь развратного сладострастника и подлейшего комедианта!)
"- ¿Para qué vive una persona así? -gruñó sordamente Dmitri Fyódorovich, ya casi frenético de ira, alzando en cierta forma extraordinariamente los hombros y casi encorvándose por ello-, no, díganme, ¿se le puede permitir todavía que deshonre la tierra con su presencia?... -recorrió con la mirada a todos, señalando al viejo con la mano. Hablaba lenta y mesuradamente.
- ¿Oyen, oyen ustedes, monjes, al parricida? -se arrojó Fyodor Pávlovich sobre el padre Iósif
(— Зачем живет такой человек! — глухо прорычал Дмитрий Федорович, почти уже в исступлении от гнева, как-то чрезвычайно приподняв плечи и почти от того сгорбившись, — нет, скажите мне, можно ли еще позволить ему бесчестить собою землю, — оглядел он всех, указывая на старика рукой. Он говорил медленно и мерно.
— Слышите ли, слышите ли вы, монахи, отцеубийцу, — набросился Федор Павлович на отца Иосифа)
"Pero toda esta escena llevada a tal exceso fue interrumpida del modo más inesperado. De repente se levantó de su lugar el stárets. Casi por completo extraviado de miedo por él y por todos, Aliosha alcanzó no obstante a sostenerlo por el brazo. El stárets caminó en dirección a Dmitri Fyódorovich y, cuando lo tuvo enfrente, se arrodilló ante él. Aliosha casi pensó que se había caído por la debilidad, pero no era eso. Después de ponerse de rodillas, el stárets se inclinó a los pies de Dmitri Fyódorovich con una inclinación plena, nítida, consciente, e incluso tocó con su frente el suelo"
(Но вся эта дошедшая до безобразия сцена прекратилась самым неожиданным образом. Вдруг поднялся с места старец. Совсем почти потерявшийся от страха за него и за всех, Алеша успел, однако, поддержать его за руку. Старец шагнул по направлению к Дмитрию Федоровичу и, дойдя до него вплоть, опустился пред ним на колени. Алеша подумал было, что он упал от бессилия, но это было не то. Став на колени, старец поклонился Дмитрию Федоровичу в ноги полным, отчетливым, сознательным поклоном и даже лбом своим коснулся земли)
Tras este instante de enigmático perdón y dolor, parte de los presentes marchan al almuerzo con el abad.
Este capítulo teatral concentra en un reducido espacio a gran cantidad de personajes, todos hombres. El ámbito profano de Dmitri y su padre se mueve por el deseo sexual, aunque, en el hijo hay una rara bondad, sometida a una impulsividad violenta. El ámbito sagrado formado por los monjes, la mayoría silenciosos en todo el capítulo, encabezados por el sabio y sereno Zosima, stárets enfermo, acompañado de su discípulo fiel, Aliosha, que, aún siendo un Karamazov, está del lado de su padre espiritual y no del terrenal, y tienen en la piedad y el perdón su ideal de vida.
El episodio es de una densidad filosófica notable y ha pasado a la cultura de masas con la frase atribuida a Ivan Fyódorovich Karamázov sobre la imposibilidad de la moral y la bondad si Dios no existe, es decir, si el alma no es inmortal. Dostoyevski afirma a través de su personaje que la fe sólo contiene dos grandes principios: la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, relacionados entre sí. La reflexión de Ivan es más profunda: el amor entre los hombres desaparece si el alma no es inmortal. Hay que entender ese amor como simpatía, respeto, confianza, agradecimiento, cooperación, piedad, compasión, entrega, perdón, mucho más que la secularizada palabra empatía, que, más parece tomada del vínculo entre personas y perros que de la fraternidad a la que alude Ivan Karamazov, sobre la que se sustenta toda la moral, es decir, toda convivencia armónica y pacífica entre los hombres. Aunque sea Miúsov el que explica la idea de Ivan, las repercusiones de un mundo sin fe en la inmortalidad afectarían a la desaparición de la fuerza vital para seguir en el mundo. Entonces el delito ya no lo sería respecto al bien sino al castigo de las leyes arbitrarias del Estado. Nada sería delito porque nada sería inmoral. Dostoyevski, a través de Ivan Karamazov, expone un escepticismo de funestas consecuencias, como si la ética del imperativo categórico de Immanuel Kant jamás hubiera existido, o como si fuera inútil para guiar a los hombres. Para Kant somos libres y racionales, y encontramos en nuestra conciencia el deber como una voz interior y universal, ese deber racional que nos da sólo la forma de nuestras acciones, no su contenido: nos dice que tratemos a todos, incluido nosotros mismos como fines, nunca como medios, y que nos preguntemos en cada acto si nuestra máxima individual de conducta podría ser racionalmente universal, es decir, convertirse en ley moral universal. Nada de esto parece servir para hacer el bien. El deber en Kant es frío y severo, y no tiene premio ni satisface su realización. Es racional, y sólo en eso, está su fundamento. La razón no une a los seres humanos: es el amor, es decir, la fe. Nadie ama sin fe en el otro, sin confianza, entrega y perdón. El bien se hace, no por deber, sino por amor. Todo el bien que se hace por deber, no es un bien, es una coacción autoimpuesta. El deber moral cumplido por puro respeto al deber no es amable ni gratificante. A lo largo de los capítulos en los que se cuenta la vida de niño y de joven del stárets Zosima nos enteramos de que el bien le llegó a través del amor y la gratitud que en el corazón de su hermano se desarrolló antes de su muerte. La vida como alegría de celebrar la presencia de los seres: el cielo, las aguas, la tierra, las plantas, las aves, los hermanos nacidos del Padre de todos. Esa luz, esa alegría, son el amor que mueve a los hombres a hacer el bien, a entregarse y perdonar, no el imperativo categórico que exige contra nuestra felicidad el sacrificio de la alegría.
En el escritor de Moscú el conflicto trágico es a vida o muerte. El hijo ha de matar al padre porque es culpable por desear a la madre. Aquí no hay madre. El lugar de ésta es ocupado por la exuberante joven Grúshenka, deseada por el hijo y por el padre. El padre abandonó a los hijos, se entregó al placer carnal y cuando los hijos regresaron ya mayores, el padre les temió, con la excepción del hijo menor, Aliosha. Los hijos reclaman el dinero del padre, que les corresponde. Ninguno de ellos, ni siquiera Aliosha, buscan recuperar el amor que jamás existió en el progenitor casual. Sigmund Freud escribió en 1928 "Dostojewski und die Vatertötung" (Dostoyevski y el parricidio) donde sostiene que la culpa inconsciente por el deseo de muerte del padre y la creatividad y ludopatía del autor están íntimamente relacionadas. Conocida es mi oposición al psicologismo y sociologismo estético que reducen el valor de una obra artística a los márgenes biográficos e históricos, pero en Freud, la elaboración del concepto universal del Complejo de Edipo tiene en sí la dialéctica de Hegel, el pesimismo de Schopenhauer y la voluntad de poder de Nietzsche. El enfrentamiento inconsciente entre creadores y creados, la corriente de la vida, el impulso vital, por el que luchan unos y otros a través de encarnaciones en objetos de deseo. Ser sujeto de deseo que puede expresarse y reconocerse y realizarse. Sólo hay dos deseos instintivos en juego: la fusión sexual y la destrucción. Dostoyevski era recatado por la época en la que escribía y por sus creencias religiosas: la furia del deseo sexual está siempre sugerida, como en el juego de Grúshenka con el ingenuo Aliosha, aunque la violencia homicida sí puede expresarse más directamente. No obstante, todo lector de sus grandes novelas encontrará siempre en ellas ese conflicto a vida (deseo) y muerte (asesinato).
Y ese Padre ausente es también el Padre Celestial. Los hijos giran en torno a la figura del Pater absconditus, en su experiencia humana de sufrimiento, duda y silencio divino. Ivan Karamazov relata su poema del Gran Inquisidor para apoyar el rechazo de un mundo en el que los niños sufren sin explicación, sin coartada para un Dios creador. La relación con el Padre es dependencia y rivalidad, respeto y amor. Nadie que haya sido creado aceptará jamás una identidad incompleta de deuda con el creador. Por eso la rebelión es inevitable: pecado original o libertad -robo prometeico del fuego sagrado. El vórtice vertiginoso en el que todo gira, todo sufre. Seres que actúan en la atracción y repulsión del centro imposible, perdido y anhelado.
En definitiva, la conexión entre nuestros instintos, nuestras emociones y nuestras ideas y creencias, es un vórtice, un torbellino psicológico y metafísico, que el Maestro Dostoyevski mostró como nadie: amor, odio, fe, duda, culpa, rebelión, bondad y maldad, todas impregnadas del más profundo sufrimiento y el más luminoso amor encarnados siempre en personajes que son más verdaderos que quienes encontramos a nuestro lado cada día...
Francisco Huertas Hernández
8 de noviembre de 2025

2 comentarios:
El ambiente de las novelas de Dostoievski es claustrofóbico. Los personajes se consumen en su angustia
De acuerdo lector. Y yo diría más. Buscan la redención en el amor y la fe. En este ensayo sugiero que le fe es amor
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