"La Mañana". Francisco Huertas Hernández
Texto literario. 1986
"La Mañana". Francisco Huertas Hernández. Texto literario. 1986
"Memorias de un hombre de acción"
Manuscrito original
Inspirado por la suite instrumental de la música escénica sobre el drama de Henrik Ibsen (1828-1906), "Peer Gynt" compuesta por Edvard Grieg (1843-1907). "Morgenstemning" (La Mañana) escrita por Grieg en 1886 es el primer movimiento de la Suite nº 1 de "Peer Gynt". Su famosísima melodía describe la salida del sol en el desierto de Marruecos donde el héroe que da nombre a la obra se encuentra perdido. "Escrita en mi mayor, la melodía usa la escala pentatónica y alterna entre flauta y oboe". Siempre me gustó esa música. Bueno, amo a Grieg, forma parte de mi infancia. El contraste bucólico de la melodía orquestal subrayada por los instrumentos de viento madera con las oscuras sensaciones que inundaban mi yo de entonces vienen a revelar que lo más terrible es el contraste. Solo en el contraste el horror se agiganta. Creo que escribí esto, o en casa de mi abuela, o en el último piso de estudiante encima de la cafetería Ipanema, en Murcia. Por esa época leía "The Waste Land" (La Tierra Baldía) de T. S. Eliot -cuya influencia en mi vida es incalculable-, y escuchaba pop británico que iba desde Sade y Tears for Fears, a Cocteau Twins, The Cure, The Psychedelic Furs o The Smiths, y siempre Dmitri Shostakovich, cuyas sinfonías eran el diario más fiel de mi vida
La Mañana
Y Dios creó cielos y tierra, y dijo: "¡Hágase la Luz!", y la luz se hizo. Y en la luz nacieron las criaturas. Pero una oscura sombra arrebató a los hombres la divina luz de la mañana. No la noche, necesaria compañera de la luz, sino las tinieblas ocuparon el alma humana, como fue todo antes que Dios hiciese la luz.
El hombre perdido erró por tierras baldías en las que los yermos páramos simbolizaron su esterilidad, y el mismo vuelo de las aves auguró fatales designios al linaje humano. Las mismas estrellas creadas para iluminar los cielos se conjuraron contra la dicha de los hombres, y los niños nacieron de entre las tinieblas ciegos a la luz, sollozando y gimiendo, y crecieron llorando, enfermando y aprendiendo que se nace engañado y se muere desengañado.
¿Qué fue de la mañana del hombre? ¿Qué fue de mi mañana, si es que alguna vez la hubo?
Francisco Huertas Hernández. 1986
4 comentarios:
Muy buen texto. Me recuerda a Eliot. Y siento algo desolador como en la Octava sinfonía de Shostakovich
Es buenísimo
Qué edad tendría el que escribió esto
Negra aurora
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