domingo, 9 de octubre de 2022

"Энтузиазм: Симфония Донбасса" (1931). Д. Вертов. "Entuziazm: Simfoniya Donbassa" (1931). D. Vertov. "Enthusiasm: The Symphony of Donbas". Imagen vs. sonido en el documental revolucionario soviético. Francisco Huertas Hernández

"Энтузиазм: Симфония Донбасса" (1931). Дзига Вертов
"Entuziazm: Simfoniya Donbassa" (1931). Dziga Vertov
"Enthusiasm: The Symphony of Donbas"
Imagen vs. sonido en el documental revolucionario soviético
Francisco Huertas Hernández

"Энтузиазм: Симфония Донбасса" (1931). Дзига Вертов
"Entuziazm: Simfoniya Donbassa" (1931). Dziga Vertov
"Enthusiasm: The Symphony of Donbas"

 Dziga Vertov (Давид Абелович Кауфман) (1896-1954) ha pasado a la historia como creador del кино-оки, Киноки (Cine-Ojo), una estética cinematográfica, caracterizada por la búsqueda de la objetividad en la plasmación de las imágenes, filmadas sin preparación previa, aceptando que la cámara capta la realidad mejor que el ojo humano, con la consecuente eliminación de guion, puesta en escena, decorados y actores. Nace así el documental (noticiario), puesto al servicio de la causa revolucionaria en la URSS. El montaje -como en todos los maestros del cine mudo soviético- une los instantes/fragmentos tomados de la realidad.

 "Энтузиазм: Симфония Донбасса", realizada en 1930, es un ejemplo de esta estética. El documental sobre el primer plan quinquenal (1928-1932) es presentado como un film épico. El objetivo de este Plan era crear una industria pesada en la Unión Soviética sin ayuda de los países extranjeros, hostiles a la Revolución. 

 El aspecto más innovador de esta obra es el diálogo o antilogía entre el sonido y las imágenes. El equipo de Vertov se desplazó desde Moscú a la región del Donbass donde grabó durante un mes sonidos, cuando aún no disponían de grabadoras portátiles. Después se filmó la parte visual, donde el movimiento humano, y, sobre todo, maquinístico, es esencial. El cine sonoro había comenzado en 1928 de manera precaria. Y Vertov pretendía revolucionar el tratamiento del sonido: no usar más que registros reales, no de estudio. El cine como reflejo de la realidad social incluye también la parte acústica

 En los títulos de crédito escuchamos una banda festiva mientras vemos los nombres de Vertov; Yelizaveta Svilova (1900-1975) -esposa del director- como asistente de dirección; el operador de fotografía Boris Tseytlin (1896-1960); la toma de sonido por Pyotr Shtro; y el productor ejecutivo, Nemirovsky.
 Se nos advierte que la grabación de imágenes y sonidos se realizó en lugares reales como minas, fábricas o calles. La música usada en el film pertenece a Nikolay Timofeyev -una marcha de su "Sinfonía del Donbass"-, y Dmitry Shostakovich (1903-1975) -último movimiento de su Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor, "Primero de Mayo"-.
 
 Plano inicial: una chica ajusta unos auriculares de radio. Ella será el nexo en la yuxtaposición de secuencias posteriores. La "escucha" pasa a ser el centro de atención "diegético" y narrativo. Unos movimientos de cabeza y un primer plano-perfil del auricular hacen entrar al espectador en un mundo acústico que dialogará o entrará en conflicto con las imágenes. Un tic tac. Una sinfonía de fondo. Golpe de campana: una corona tallada. Unos ojos en primerísimo plano. ¿Por Dios, qué está escuchando esta mujer? Nuevo golpe de campana: plano picado de un santo de piedra y dos diminutas figuras humanas abajo. Fieles se persignan. Ahora sabemos que la corona pertenece a una Iglesia Ortodoxa, de la que vemos en contrapicado sus grandes cúpulas. Esta iglesia podría estar en Gorlovka. Cantos litúrgicos con voces graves. Orejas que giran buscando la escucha. ¿Vertov quiere crear una experiencia "psicoacústica" en su montaje? Un efecto de esculturas con cruces que desaparecen, como la influencia perniciosa del clero contrarrevolucionario. Y la chica de los auriculares oye: "Habla Radio Leningrado RW3. Longitud de onda 1000. Transmitiendo la marcha "El último domingo" de la Sinfonía del Donbass". La radiofonista es mostrada de perfil. Vertov no es un simple "paseante de cámaras" por la realidad: él realiza "l'invention du rèel", una "construcción icónico-acústica" que busca la armonía estética en el desorden de los trabajos y los días del proletario, el campesino, la fábrica y la ciudad. Si los pitagóricos y Platón encontraron un orden matemático en el mundo, Vertov lo "construye" en su planificación visual, y el montaje es el gran Demiurgo (Artesano), que modela la belleza armónico-matemática de los esfuerzos humanos en la creación de la sociedad socialista.

 Un director -contrapicado- dirige una orquesta interpretando la partitura anunciada por la radio. La música suena con un tic tac (¿metrónomo?) de fondo. La campana se funde en el oído de la radiofonista con la orquesta. Un órgano. El plano de sus ojos es sorprendente: ¡unos ojos que escuchan! La historia del cine está llena de miradas que escuchan palabras de amor y dolor, sin embargo aquí, es un collage sonoro, una "arquitectura sonora" que introduce imágenes subsidiarias. La salida del templo de los fieles, en el montaje alternada con la mirada que escucha de la mujer de los auriculares, y con el duelo entre la música litúrgica y la festiva, simboliza el paso de la sociedad pre-revolucionaria religiosa a la nueva sociedad comunista. Hombres bebiendo vodka y emborrachándose. Mujeres persignándose y arrodillándose en la iglesia. Un caos sónico de gemidos. Pero esta alienación a través de la religión y el alcohol se transforma en un desfile con banderas comunistas del Komsomol, filmado en picado, y el humo y las sirenas de las fábricas. La mujer de los auriculares continua su "escucha" de un mundo que surge, y que el espectador puede ver, pero ella no. La manifestación va inundando la pantalla. El Primero de Mayo, probablemente. El montaje opone planos de la Iglesia y las campanas. Conflicto de mundos. El movimiento del desfile y la alegría de su música se opone al estatismo de los iconosesculturas religiosas y las cúpulas y lo fúnebre de sus campanas. El pueblo entra en la iglesia, derribando sus símbolos sagrados y sustituyéndolos por símbolos proletarios. La radiofonista inquieta se levanta. Un plano de una iglesia con una fábrica detrás. "La lucha contra la religión es una lucha por una nueva vida". Caen la cruces derribadas. Estrellas y banderas rojas las sustituyen. Ahora la iglesia es el Club de los Trabajadores Jóvenes. Siguen los desfiles. El culto a Lenin, padre de la Revolución (el modelado de un busto, las citas de su obra). Muchos planos contrapicados de rostros alegres y las nubes que veloces pasan tras el campanario del Club, la antigua iglesia. Este "Cine-Ojo" sitúa la cámara en distintos ángulos, no a la altura de nuestros ojos, sino de la ambición estético-política de su director. Y lo que la cámara selecciona luego es transformado en el montaje. Al igual que nuestros órganos sensoriales no perciben, sino nuestra corteza cerebral, eso hace el cine de Vertov: el montaje es el procesamiento cognitivo de los datos sensoriales, previamente seleccionados por la atención y el gusto por la  armonía.

 La segunda parte de esta "Sinfonía cinematográfica" comienza con los letreros donde leemos "Плян" (Plan). El Primer Plan Quinquenal (1928-1932). La industrialización de la Unión Soviética, necesaria para su supervivencia. "Hacia el socialismo". ¡Estos carteles están en ucraniano, y en ruso! Una cinta rodante nos enseña maquetas de objetos producidos por el socialismo. Una característica poco apreciada en los planos de Vertov es la iluminación en claroscuro que realza las figuras. El film se ha convertido ya en propaganda. Pero Vertov es un genio del arte, y sus angulaciones, iluminación, encuadre y montaje experimental con sobreimpresiones e imágenes multiplicadas sobrepasa con creces la motivación política. Toda la segunda parte es una exhortación a cumplir con las metas del Plan Quinquenal en la extracción de carbón, la producción de acero y de trigo. Obreros que marchan al amanecer al trabajo entre nubes oscuras que pasan. Bellos planos subrayados con sonidos varios, alternados en el montaje con un plano cenital de una inmensa sala en la que toman asiento personas que no podemos distinguir. Minas de carbón. Mineros con casco. El espectador quizás asiste a una meta-representación: las personas que observamos en la sala probablemente ven el noticiario que nosotros también estamos viendo: el Plan Quinquenal en el Donbass al que han llegado brigadas de trabajadores de choque en tren. Vertov combina hombres y máquinas, éstas multiplicadas en el plano. Los hieráticos espectadores de la sala, inmóviles, contemplan el rótulo "Falta. El país necesita carbón". Se ponen en pie y cantan "La Internacional". La cámara siempre cenital, como ese Demiurgo citado, presenta a la "masa", el sujeto colectivo, protagonista del cine mudo revolucionario soviético. El individuo -anónimo- ha desaparecido: ya no está la radiofonista de los auriculares. Los sonidos estridentes ya no tienen un destinatario intrafílmico. Es la "masa" del público del Kino-Teatro, y nosotros, espectadores extrafílmicos extemporáneos, de un siglo ajeno a la URSS, al comunismo... ¡y al arte! La cámara ha descendido: muchas cabezas cantan el himno de los trabajadores. Tren, vías, movimiento. 

 Un portavoz de los trabajadores habla a la cámara: llamamiento a incrementar la producción. Un hombre no puede conseguirlo, por más poder que tenga. "Todo el Komsomol debe ser movilizado". Y Vertov, didáctico y vanguardista al tiempo -¡qué cosas conciliaban los viejos maestros del cine!- presenta ese objetivo alcanzado por los trabajadores de choque en secuencias fabriles, donde, no nos engañemos, hay "puesta en escena". Una "danza" en contrapunto, de mineros de carbón en oscuras galerías con picos, y un entrenamiento de obreros golpeando troncos con hachas, siempre con el ruido de fondo, que llega a ser desagradable. Las "coreografías" documentales de Vertov han creado "nuevas realidades". Los trabajadores prometen sobrepasar las 28000 toneladas de carbón. Una épica proletaria impulsa las búsquedas formales del director. Imágenes del procesado del carbón extraído. Mensajes gubernamentales recordando que el país necesita el carbón del Donbass. Miembros del Komsomol (organización juvenil del Partido Comunista de la URSS) desfilando. Esto ya lo habíamos visto en la primera parte. Los trabajos de los mineros se funden con los altos hornos que producen acero. Esas secuencias sí que parecen de un noticiario. El conjunto de la película, evidentemente no. Arengas en favor del socialismo registradas por el equipo in situ mientras vemos la producción de acero en duras condiciones. "Días de lucha para conseguir cumplir el Plan. El heroísmo inconcebible del proletariado... La construcción del socialismo avanza a toda velocidad". Vagones cargados de carbón y acero parten hacia toda Rusia, desde Новороссия (Nueva Rusia)

 Un último sector, el campesino, en la producción de cereal, con el canto folclórico de sus mujeres, llega a la pantalla. El montaje mezcla todo: desfiles del Komsomol, fiesta campesina, máquinas cosechadoras, obreros siderúrgicos, objetivos logrados del Plan. Una especie de vértigo orquestal de final de Sinfonía. Los soldados músicos que desfilan cierran la película.   

 La película no agradó al público soviético tras su première en Moscú el 8 de febrero de 1931"Entusiasmo" solo encontró cierto eco en algunos cines extranjeros. El mismo Charles Chaplin alabó el uso del sonido directo en esta obra audaz de VertovThorold Dickinson cuenta que en el estreno en Londres en la Film Society el 15 de noviembre de 1931, Vertov insistió en controlar el sonido, y en la proyección, con la ayuda de un técnico del Cine Tivoli y uno de los directivos de la Film Society, hizo subir el volumen hasta unos niveles insoportables haciendo temblar la sala. Vertov comprendía que el corazón de su cinta estaba en el sonido, y éste, en su aparente desorden, debía manifestar la pujanza del pueblo trabajador soviético.

 John MacKay escribe en "Disorganized Noise: 'Enthusiasm' and the Ear of the Collective" que "Vertov regarded Enthusiasm as, if not an “unfinished,” certainly a not-fully-realized". MacKay, por supuesto, comienza su ensayo atacando el "delirio modernizador stalinista" de la colectivización de la tierra (sovjozes) y la conversión acelerada de una economía agraria en una industrial, para lo que se programó una movilización prácticamente militar de obreros y campesinos. Vertov afrontó todo tipo de dificultades. 
 Gorlovka fue uno de los lugares de filmación en el Donbass. El Plan incluía el desmantelamiento de la Iglesia Ortodoxa, fuertemente anticomunista. En diciembre de 1929 en Gorlovka "4.000 iconos fueron quemados ceremoniosamente en una hoguera en la plaza de la ciudad mientras una multitud de mineros -se calcula que entre 15.000 y 18.000 personas- bailaron y celebraron en las calles". Vertov filmó esto. El juicio del historiador y crítico occidental es tendencioso. Vertov no pudo culminar el rodaje en ocho localizaciones más del Donbass durante la primavera. Buena parte de lo filmado se estropeó debido a las duras condiciones físicas. 

 "El oído de la colectividad" que da nombre al ensayo de MacKay ya ha sido tratado más arriba: el "ruido desorganizado" es un "hilo acústico" que une las imágenes narrativamente: la radio trasmite una música del Donbass, donde la transformación del Plan Quinquenal de Stalin elimina los cantos litúrgicos y las campanas y las sustituye por el fragor de sirenas y siderurgias. El sujeto colectivo revolucionario ha sustituido al héroe individual, como el ruido ha eliminado la melodía. Las vanguardias cinematográficas soviéticas de los años 20, a las que pertenece Vertov, se estaban convirtiendo en "realismo socialista". Vertov está en la encrucijada, como esta atípica producción que es, al tiempo, muda -carece de diálogos de personajes- y sonora -la arquitectura sónica es su ADN-. 

 Laurent Jullier sostiene en su conferencia ""Enthousiasme! Travail de l'ouvrier, travail du cinéaste" (“Enthousiasme!: Travail de l’ouvrier, travail du cinéaste” in Vertov : L'Invention du rèel: Actes du colloque de Metz, 1996, ed. Jean-Pierre Esquenazi) que el film tiene una estructura comparable a un holograma, que, aún rompiéndolo, cada fragmento sigue reflejando la totalidad de la imagen inicial. "Cada plano, incluso aislado, continúa reflejando el mensaje de exaltación: "¡Producid!"". "Máquina de guerra comunicativa" (Machine de guerre "communicationnelle") adelantándose cinco años al "stajanovismo" (método de aumentar la productividad laboral ideado en 1935 por Aleksey Stajanov durante el stalinismo), señala Jullier. El crítico francés mantiene que el film adopta el "constructivismo", "adaptando la forma a la función del objeto", lo que implica una "elementarización" de las materias cinematográficas. La búsqueda de la "metáfora estilística" (práctica discursiva que realiza un comentario sobre acontecimientos históricos), tal como aparece, por ejemplo, en los planos de la "iglesia" declinante, vestigio de la sociedad que la Revolución destierra. 

 En la relación sonido/imagen, Jullier habla de un "cinéma de l'hétérogéneité", por la ausencia de sincronía entre ambos, rompiendo/desafiando el "naturalismo" habitual del cine, persiguiendo un modo de mostrar el mundo "neutro"

 "Энтузиазм: Симфония Донбасса" es fiel a su doble título: el "entusiasmo" (exaltación del ánimo producido por la admiración apasionada de alguien o algo, que se manifiesta en la manera de hablar o de actuar) colectivo en la construcción del socialismo viene a ser "materia" de la película, aunque su "forma" plenamente vertoviana tiende al arte de la armonía visual y sonora -incluso en su conflicto-, en un montaje que "inventa una realidad" más bella

Estructura visual y narrativa de"Энтузиазм: Симфония Донбасса" (1930)

Primera Parte















































Segunda Parte

















































"Энтузиазм: Симфония Донбасса" (1931). Дзига Вертов
"Entuziazm: Simfoniya Donbassa" (1931). Dziga Vertov
"Enthusiasm: The Symphony of Donbas"

"Энтузиазм: Симфония Донбасса" (1931). Дзига Вертов
"Entuziazm: Simfoniya Donbassa" (1931). Dziga Vertov
"Enthusiasm: The Symphony of Donbas"
Original Poster

Энтузиазм: Симфония Донбасса
1930
СССР
65 мин

Режиссёр: Дзига Вертов
Автор сценария: Дзига Вертов
Ассистент: Елизавета Свилова
Оператор: Борис Цейтлин
Звукооператор: Пётр Штро
Композитор: Николай Тимофеев, Дмитрий Шостакович
Кинокомпания: Украинфильм

Bibliografía:

- Enthusiasm (Wikipedia)

- “Enthousiasme!: Travail de l’ouvrier, travail du cinéaste” in Vertov : L'Invention du rèel: Actes du colloque de Metz, 1996, ed. Jean-Pierre Esquenazi (Paris: L'Harmattan, 1997)

- MacKay, John. "Disorganized Noise: 'Enthusiasm' and the Ear of the Collective". KinoKultura Journal


- Leda, Jay. "Kino. Histoire du Cinéma Russe et Soviétique". Éditions L'Âge de l'Homme. Lausanne. 1976

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Enorme análisis de una película desconocida para mí

antonio pardines dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
antonio pardines dijo...

Magnífica película. De Vertov he visto unas cuantas (y espero ver más), entre ellas “Cine-ojo”, “Tres cantos sobre Lenin”, “El hombre de la cámara”. Pero esta es la que más me gusta. En la entrada que le dediqué en mi blog puse esto que Vertov escribió en su diario, el 13 de enero de 1941: No hay que oponer lo educativo a lo poético. No hay que oponer lo divertido a lo didáctico. Se trata de una interpretación. De un enriquecimiento de la poesía por la ciencia y de la ciencia por la poesía. No la fría información, sino la música de la ciencia. La poesía de la realidad. La actitud emocional hacia lo educativo y el interés educativo hacia lo emocional. La búsqueda por los medios propios del artista y no solo por unos medios puramente científicos. (Creo que cumplió lo dicho)

Anónimo dijo...

Hace dos días volví a ver después de leerte "El hombre con la cámara" y después ésta que describes tan bien.
Son distintas en las motivaciones, aunque conservan ese montaje soviético tan frenético que causa un diálogo constante entre las imágenes y hacia nosotros.
En ésta hay un afán de explotar el sonido, una auténtica fiesta sonora que debió impactarle y quería homenajearlo, sin duda. Y la otra motivación es propagandística de la URSS y la revolución, está muy claro. Como hicieron muchos países en el cine. Nos enseña todas las esferas que desea políticamente, pero las eleva por encima de todo por su talento y forma de narración visual tan singulares.
Aunque, si te digo la verdad, me quedo con la otra. Veo un documental más objetivo, sin tanta intencionalidad (no lo critico), más libre y fresco en esa manifestación y celebración urbanas en su esplendor. Y el montaje también me sugiere más.

Laura A dijo...


Pienso siempre: bella densidad, bonita manera de transmitirla e informarnos.