Música y Cosmopolitismo
Una Ética de la Fraternidad y el Gusto Estético
A la memoria de Juan David García Bacca (1901-1992), el "filósofo de la música"
Francisco Huertas Hernández
Bella Bellow: "Zelié / Rockia"
Akue. 1968
Single. 45 Tours
France
Bella Bellow (Tsévié, 1945 - Lilikopé, 1973) fue una legendaria cantante y compositora de Togo. Una de las mejores voces femeninas del planeta, dotada de una potente voz, un timbre especial y una emoción única al cantar. Murió con 28 años en accidente de tráfico, lo que agrandó su aura. Llegó a actuar en L'Olympia de Paris y en el Estadio Maracaná de Rio de Janeiro. Cantó en lengua mina.
Bella Bellow es mi ejemplo de una estética cosmopolita. La emoción que experimenta un oyente desprejuiciado al escuchar su voz, su canto y sus composiciones, une culturas lejanas, y advierte cuán falsa es la visión "gringocéntrica", que ha hecho creer a multitudes que las mejores cantantes del mundo son todas norteamericanas. Que nadie quiera saber si existen voces, melodías y belleza fuera del Imperio Occidental es una muestra de la arrogancia ignorante y racista de quienes adoran a Aretha Franklin, olvidando que era descendiente de esclavos africanos, de un continente olvidado, tanto como Asia, o, incluso, Europa (??) -¿quién ha escuchado en su lengua materna a cantantes de Suecia, Rusia, Holanda o Chequia?
«Comenzó siendo filósofo. Terminó siendo músico»
Epitafio de Juan David García Bacca. Cumbayá (Ecuador) (Pamplona, 26 de junio de 1901 - Quito, 5 de agosto de 1992)
"«¿Con qué se tapan los errores culinarios? Con salsas. ¿Con qué se tapan los errores arquitectónicos? Con plantas. ¿Con qué se tapan los errores médicos? Con tierra». A lo que añadían José Bergamín y él lo siguiente: «Con qué se tapan los errores religiosos? Con dogmas. ¿Con qué se tapan los errores filosóficos? Con palabras»"
Juan David García Bacca. Conferencia. Salón de Actos del Instituto de Cooperación Iberoamericana. Madrid. 23 de mayo de 1985
(Citado por Miguel Ángel Palacios Garoz)
Juan David García Bacca
Joven
Imagen: Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Juan David García Bacca». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/garcia_bacca.htm [fecha de acceso: 7 de abril de 2023]
Juan David García Bacca
Mayor
Juan David García Bacca: "Filosofía de la Música"
Anthropos. Barcelona. 1990
La gran obra postrera del filósofo hispano-venezolano
Fue Immanuel Kant (1724-1804) en "Ideas para una Historia Universal con propósito cosmopolita" (Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absicht) (1784) quien planteó una federación de estados con una cultura moral universalista y "cosmopolita". La vaguedad de su propuesta teórica no afecta a su aliento en pos de una paz mundial basada en valores compartidos.
El "cosmopolitismo" es una ideología que sostiene una sola comunidad humana que comparte una moral. Kwame Anthony Appiah (1954) en "Cosmopolitanism: Ethics in a World of Strangers" (2006), y "Mi cosmopolitismo" (2008, en español), mantiene que las relaciones de respeto mutuo conforman una comunidad universal más allá de sus posiciones, ubicaciones y creencias diferentes.
Ser "cosmopolita" es sentirse "ciudadano" del mundo, sentir la "hospitalidad" en toda tierra pisada o anhelada (el viajero "anhela" los lugares en los que aún no ha estado) Jacques Derrida (1930-2004) declaró: "Il n'y a pas de culture ni de lien social sans un principe d'hospitalité" (Entretien avec Jacques Derrida. "Le Monde" du mardi 2 décembre 1997. "Horizons-entretiens")
Derrida fue alumno de Emmanuel Lévinas (1906-1995) -otro francés de origen extranjero-, quien redefinió "persona" (le "moi" et les "autres") a partir del concepto -más bien, "vivencia"- de "visage" (rostro) del "otro". Desde la "contemplación" del "rostro" del "otro", el "yo" trasciende su límite y su indiferencia ontológica. Hay una "mirada" que vincula y eleva. En Lévinas esta experiencia se hace teológica.
El vínculo entre hospitalidad, viajero y anfitrión, identidad y alteridad, mediación, mirada, escucha, reconocimiento, amor y alegría del encuentro conforman los rasgos del sentimiento cosmopolita. Pero falta un vínculo estético: la emoción ante la belleza artística (musical) comúnmente creada y compartida.
Toda la tradición que ha fundamentado la idea "cosmopolita" -desde Diógenes el Cínico, el estoicismo, San Pablo, Kant, Lévinas o Derrida- es de carácter ético-político-religioso, pero nunca nadie ha reparado en la universalidad de la música como raíz de esta "fraternidad". Todos los pueblos del mundo se expresan con la música, y proyectan su carácter y su percepción de la belleza en el canto, la danza y la interpretación musical.
Juan David García Bacca (1901-1992) en su magno ensayo "Filosofía de la Música" (1990) afirma que la música es un tipo de ente y de lenguaje que refuta la metafísica. La creatividad del compositor "emana" en las cuatro dimensiones de la música: altura, duración, intensidad y timbre. García Bacca estudia los elementos de las totalidades musicales -sonidos (ser musical) y pausas o silencios (no ser musical)- como melodía, acorde y ritmo.
"La música, según García Bacca, dice, expresa y da sentido a lo más profundo del universo y del hombre: es el lenguaje del yo, de la vida, de la creación, de los sentimientos y de los valores" resume Miguel Ángel Palacios Garoz.
Esta idea puede encontrarse ya en "Die Welt als Wille und Vorstellung" (1818) de Arthur Schopenhauer (1788-1860) cuando nos revela que:
"Weil die Musik nicht, gleich allen andern Künsten, die Ideen, oder Stufen der Objektivation des Willens, sondern unmittelbar den Willen selbst darstellt; so ist hieraus auch erklärlich, daß sie auf den Willen, d.i. die Gefühle, Leidenschaften und Affekte des Hörers, unmittelbar einwirkt, so daß sie dieselben schnell erhöht, oder auch umstimmt"
(Porque la música, como todas las demás artes, no representa las ideas o las etapas de la objetivación de la voluntad, sino directamente la voluntad misma; por tanto, también es explicable que actúe directamente sobre la voluntad, es decir, sobre los sentimientos, las pasiones y los afectos del oyente, de modo que los exalte rápidamente o también cambie su estado de ánimo)
Si la música rebasa -trasciende- los conceptos y las palabras, como voluntad, belleza y emoción, y si tiene el poder de conmover por igual a doctos y legos, niños y ancianos, sanos y enfermos, malos y buenos, debemos aceptar su "potestad", que "ordena" sin leyes, "cura" sin fármacos, y "enseña" sin teorías.
Antes de nacer ya escuchamos la música en el útero materno. De madres "musicales" saldrán niños sensibles al sonido y la melodía. La sociedad es un enjambre de instituciones e imágenes, con una velocidad -"alteridad" o "disolución"- en progresión geométrica, pero la música que acompaña cada acto de la vida se mantiene en su "mismidad". El concepto de García Bacca expresa una identidad de la pieza musical "resistiendo" variaciones y contradicciones (¿tensiones?). La "forma musical" tiende a "perseverar en su ser" más allá de las tensiones internas de su desarrollo, o sea, su "discurrir en el tiempo", pues el gran misterio de la música es que su ser es dejar de ser, "transcurrir".
Durante años busqué una cita del pitagórico Aristóxeno de Tarento (350-300 aC) que decía que la música era sensación y memoria: "Estas dos cosas coexisten verdaderamente en la música: la sensación y la memoria. Hace falta, en efecto, sentir lo que pasa y acordarse de lo que ha pasado" ("Elementos armónicos")
Esta "reunión" del instante (sensación) y el pasado (memoria) es placentera, o, más aún, sublime, pues la música "lanza" al "oyente" hacia regiones plenas del ser. Stendhal (1783-1842), en su famosa definición de la belleza: "la beauté est une promesse de bonheur" ("De l'amour", 1822), sitúa la belleza -y la música es su máxima encarnación no verbal ni visual- en el horizonte de un futuro "escatológico": la felicidad absoluta.
Si Aristóxeno y Stendhal -que amaba la música de Cimarosa, Haydn, Mozart y Rossini, y escribió: "En musique, il y a deux routes pour arriver au plaisir: le style de Haydn et le style de Cimarosa, la sublime harmonie ou la mélodie délicieuse" ("Journal de Paris", 1826)- nos descubren la "transtemporalidad" de la música, que "es" mientras se "escucha", "fue" cuando la memoria perceptiva "reúne" lo antes "escuchado" asociándolo a lo ahora escuchado, y "será" en tanto nos "eleva" a la "felicidad prometida" de la "belleza".
¿Y la "transtemporalidad" es isomórfica con la "transespacialidad"? ¿La música -como "reunión" de pasado, presente y futuro, en horizonte de eternidad- tiene la misma "estructura" que el mundo -como conjunto de culturas que coexisten sin conocerse, que forman tradiciones que se ignoran, y, sin embargo, cantan y tocan instrumentos con la misma necesidad de expresión y emoción?
El "cosmopolitismo" es la "transespacialidad" que, a través de la música de otras tradiciones, nos reconcilia con otras culturas, que también experimentan la emoción del canto, la danza y el tañido.
Lata Mangeshkar (1929-2022) fue la más importante y amada cantante india en ¡¡¡siete décadas de carrera!!! Desconocerla es una nefasta señal de provincianismo. Lo mismo vale para Bella Bellow (1945-1973), diva togolesa de la canción, quizás la mejor intérprete popular del planeta. Cuando en la Exposición Universal de París de 1889, Claude Debussy (1862-1918) escuchó una orquesta de gamelán balinesa, encontró inspiración para su composición "orientalista" "Pagodes" ("Estampes", 1903), y los poliritmos africanos, descritos por Léopold Sédar Senghor (1906-2001) pasan a la música afrocubana y el jazz. Y, a pesar de la herencia africana o asiática (pentatónica), en la música occidental, sus medios de comunicación y público dan la espalda a esas tradiciones. Leer un ranking de las mejores cantantes femeninas de la historia hecho en Estados Unidos o sus países vasallos es grotesco (The 30 greatest female singers of all time, ranked in order of pure vocal ability): ni una sola que no sea anglosajona. Es que ni siquiera tienen en cuenta a Brasil, Méjico, Francia, Alemania o Italia. Ya ni hablar de Japón, India, China, Rusia o Arabia.
La mal llamada "globalización" fue un movimiento internacional generalizado de bienes, capital, servicios, tecnología e información, pero con el dominio de Estados Unidos sobre el resto del mundo al que obligó a levantar aranceles y consumir sus mercancías físicas o culturales. Ya desde Hollywood, en los años 20 -¡hace 100 años!- la industria cinematográfica yanqui se hizo universal, pero aún quedaba el dominio musical, televisivo, de la moda, la comida basura, las empresas tecnológicas y el control total de internet. Nunca hubo "cosmopolitismo" de "respeto mutuo" ni "hospitalidad", ni "emoción musical compartida" en la "globalización", una fase avanzada del imperialismo y el colonialismo.
Una tarde escuchando la canción "Ha legközelebb látlak" (1977) de Kovács Kati (Kati Kovács) recordé mi infancia y adolescencia húngara, que nunca tuve. Una canción icónica de un país desconocido podía evocar en mí recuerdos inexistentes. Quizás fueran el ritmo y los arreglos, o, incluso, la melodía pop Schlager tan parecida a otros cientos de canciones eurovisivas o radiables, lo que, por asociación, me llevara a una infancia húngara que no viví en 1977 en Budapest. Y, sin embargo, lo importante es que incorporé a Kati Kovács como una de mis cantantes favoritas, compré muchísimos discos suyos en Hungría -vía Discogs-, y me sentí más cercano al país, a una época -que también era la mía-. Hice un salto "transespacial" para conciliar el "zeitgeist" común de la época. Cada música "quintaesencial" de otro país "lejano" que uno incorpora le hace más "universal", más "cosmopolita", porque rompe las "barreras" del idioma y el imperialismo de los medios de comunicación.
Una ética de la "fraternidad" (solidaridad, respeto y empatía con otras personas a los que consideramos como "hermanos") que supere los límites culturales gringocéntricos y provincianos (neocolonialistas) puede desarrollarse fácilmente prestando oído a las músicas de los "otros mundos" que viven en éste. El gusto estético participa de la emoción y el placer, especialmente en la música, y ese "impulso" acerca a todos los seres humanos, conservando sus "diferencias" y ampliando la "armonía" de los pueblos.
6 comentarios:
Una reflexión genial
Una reflexión genial? No!!
Estúpido anónimo mentecato. Tu pensamiento es denigrar lo que no entiendes
Gracias amable lector
Compartido. Hermosísimo y esperanzador
Gracias Clara
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