La "maldad" humana. Reflexión filosófica ilustrada
Francisco Huertas Hernández
Secuencia de un crimen
1- Valla de una finca con aviso de no dar de comer a los animales: "No echar comida dentro de mi patio. Alimenten a los animales en el suyo"
27 mayo 2023
La Unión (Murcia). España
Fotografías: Francisco Huertas Hernández
Secuencia de un crimen
2- Gato envenenado a la puerta de una finca con aviso de no dar de comer a los animales
27 mayo 2023
La Unión (Murcia). España
Fotografías: Francisco Huertas Hernández
"Mitleid mit Tieren hängt mit der Güte des Charakters so genau zusammen, dass man zuversichtlich behaupten darf: wer gegen Tiere grausam ist, kann kein guter Mensch sein"
(La compasión por los animales está tan estrechamente relacionada con la bondad de carácter que se puede afirmar con seguridad: quien es cruel con los animales no puede ser una buena persona)
Arthur Schopenhauer (1788-1860): "Die beiden Grundprobleme der Ethik" (1841). Preisschrift über die Grundlage der Moral, § 19
El "problema del mal" es el más terrible de los que enfrenta el ser humano. Es la "pesadilla" que continúa al despertar, como el cuento más breve del mundo: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí", de Augusto Monterroso (1921-2003)
Pero, ¿a qué llamamos "mal"? La palabra es polisémica, o anfibológica (doble sentido), y, en todo caso, ambigua. El mal es la ausencia de bien. En la filosofía de Platón (427-347 aC) no es "algo" en sí, y surge de la falta de perfección o participación del Bien, y, en el caso del alma humana, de la ignorancia. La "carencia" es un "vacío" de "ser" que amenaza la plenitud, y nos acerca a la "nada". Así la enfermedad no es más que la ausencia de salud, la ignorancia ausencia de saber, la fealdad carencia de belleza, y la oscuridad falta de luz. Lo "no-ente" solamente puede "decirse" por la vía de la negación: lo que no es.
En San Agustín de Hipona (354-430), siguiendo a Platón, el mal es privación, impotencia, infertilidad, por alejamiento de Dios. Es la "finitud" el origen del mal. Si Dios es infinitamente bueno y todopoderoso: ¿de dónde procede el mal? Este desasosegante problema atormentará a los creyentes, y no tiene fácil solución. Que el mal no es "ser", y, por tanto, no "creado" por Dios, es una respuesta poco convincente. Es "corrupción", o "privación" de "ser".
Es necesario distinguir entre el "mal físico" (finitud de la naturaleza, imprevisibilidad de la naturaleza que trae desgracia al ser humano: catástrofes naturales, enfermedad, muerte) y el "mal moral" (daño voluntario -e, incluso, involuntario- causado por el hombre a otros seres sintientes). El "mal moral" queda asociado a la ética. Ésta permite juzgar -y condenar- a la persona que lo comete (y solidarizarse con quien lo padece). La ética se convierte en derecho, y el castigo moral (reprobación) se transforma en sanción legal (cárcel). Lamentablemente una enorme cantidad de mal moral en el mundo no es delito, o queda sin descubrir. Y legiones de personas que se complacen en el sufrimiento de otros duermen tranquilamente cada noche.
La "maldad" humana es otro nombre que recibe el "mal moral" voluntario, o "perversidad". La psiquiatría y el cine han planteado si puede existir una persona completamente malvada, deliberadamente (intencionadamente y sabiendo el daño que causan sus acciones)
¿Qué es la "maldad"?. El DRAE la define como "acción mala e injusta". Y define "mal" como "lo contrario al bien, lo que se aparta de lo lícito y honesto" y "daño u ofensa que alguien recibe en su persona o hacienda", dejando aparte el "mal natural" no deliberado, el causado por la naturaleza (enfermedades, terremotos...). La "injusticia" y el "daño" son las características esenciales del "mal moral" (deliberado, voluntario). La injusticia (como concepto negativo designa solo una "ausencia") no se define, por lo que el DRAE nos remite a "justicia": "principio moral que lleva a determinar que todos deben vivir honestamente" (acepción vacía de contenido, por no precisar qué es la honestidad), o "derecho, razón, equidad". Esta última acepción nos acerca a la dimensión filosófico-jurídica de la "justicia": el respeto de nuestros derechos y los de los otros, la racionalidad de nuestras decisiones y acciones y las que recibimos de los demás, y la equidad (dar a cada uno lo que merece)
Dicho en otras palabras, la maldad deliberada es la injusticia que causa daño, porque se trata a los demás como "medios" (cosas), sin respetar sus derechos ni la igualdad o equidad que nos debemos como seres racionales dotados de dignidad y valor. Ser malvado es ser irracional. No hay razón para tratar a nuestros semejantes como "cosas" a nuestro servicio. No basta con la empatía emocional (básica) sino que hay que añadir una "racionalidad" (saber qué debemos hacer y cuáles son las consecuencias de nuestras acciones) que trate a los demás como seres racionales como nosotros. Esto es lo que propone el filósofo Immanuel Kant (1724-1804)
El enfoque kantiano es antropocéntrico, o "especista" (creencia según la cual el ser humano es superior al resto de los animales, y por ello puede utilizarlos en beneficio propio), y no tiene en cuenta a los animales como "seres sintientes".
Los animales son seres vivos con capacidad de sufrir, y como dijo el pensador Jeremy Bentham (1748-1832):
"The question is not can they reason? Nor, can they talk? But can they suffer?"
(Bentham, J. 1789. "An Introduction to the Principles of Morals and Legislation". Chapter XVII)
"La cuestión no es si pueden (los animales) razonar. Ni si pueden hablar. ¿Pero pueden sufrir?"
(Jeremy Bentham. 1789. "Introducción a los Principios de la Moral y la Legislación". Capítulo XVII)
El mismo año en que se produjo la Revolución Francesa escribió este pensador británico que no sólo los seres humanos debían tener derechos. La libertad, la igualdad y la fraternidad eran los principios de esta Revolución contra la opresión de la Monarquía Absoluta. Pero, ¿cómo se seguía olvidando a nuestros hermanos animales? No es lo importante que los animales puedan tener capacidad de razonar ni de hablar, resolver problemas matemáticos, fabricar herramientas, tener ciencias, arte o moral. Los animales sufren dolor físico y psíquico. Cuanto más desarrollado esté su sistema nervioso más sufren. ¿Por qué el ser humano puede seguir despreciando el sufrimiento animal? Tienen derecho a no sufrir. Bentham fue el primer autor occidental importante que habló de los derechos de los animales, justo en 1789.
Y el mal extiende su sombra sobre la existencia individual y social del ser humano.
El origen del mal es un problema filosófico y teológico que ha tenido, al menos, tres grandes respuestas: a) es fruto de un poder exterior al hombre (diabólico); b) es la ausencia de bien, y no tiene existencia propia, surgiendo de la ignorancia o el azar; c) es consecuencia del libre albedrío humano, que puede elegir entre lo bueno y lo malo. El mal sería fruto de la libre decisión humana, y tendría un componente interno.
La literatura de terror y el cine que de ella deriva, siguen la primera línea o la tercera, pero las mezclan: el ser humano estaría poseído en su interior de una fuerza maligna -animal, criminal, enloquecida- que le privaría, o bien de elegir lo correcto, o bien de quererlo.
El tiempo presente es uno de los más oscuros y malvados que la humanidad ha vivido. El avance moral que supuso extender el "círculo de consideración moral" propuesto por el filósofo Peter Singer (1946) en su libro "The Expanding Circle" (1981) con la idea de que los seres humanos a lo largo del tiempo han ido extendiendo su círculo de consideración moral, es decir, de respeto a los derechos de otros seres: de los varones europeos a otras razas, a las mujeres, niños, prisioneros, discapacitados, y animales, capaces de sufrir como nosotros, no se ha mantenido, pues las "fuerzas" malignas han pervivido: el egoísmo y la codicia, la carencia de empatía y psicopatía (amoralidad), el narcisismo, la arrogancia, el sadismo, el rencor u odio visceral, y, muy probablemente, la "pulsión de muerte" (Todestrieb) señalada por Sigmund Freud (1856-1939) en "Jenseits des Lustprinzips" (Más allá del Principio del Placer) (1920), instintiva tendencia a reducir las tensiones regresando al estado inorgánico, y manifestándose en la autodestrucción (melancolía) y la agresión externa.
Vivimos en un mundo donde la ley consagra la injusticia, y la indiferencia es el peor de los males morales. La filósofa Hannah Arendt (1906-1975) denominó "banalidad del mal" (Banalität des Bösen) al fenómeno social según el cual algunas personas actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre la repercusión de sus actos, limitándose a cumplir (obedecer) las órdenes recibidas.
El fanatismo, que incluye la "deshumanización del otro", se conjuga con la indiferencia, de manera aterradora, creando monstruos morales que justifican cualquier cosa. Cualquiera que escuche a los dirigentes europeos, a sus medios de comunicación (propaganda), y a sus "intelectuales" comprenderá esto. Hoy el nazismo está más vivo que nunca, pues, dialécticamente, lo encarnan quienes históricamente parecieron haberlo combatido y padecido.
En la infancia, la desobediencia del niño al mundo adulto es calificada como maldad. La transgresión de las prohibiciones. Cuando somos mayores, y, por tanto, sujetos morales, la obediencia puede ser signo de irracionalidad, ignorancia, cobardía, indiferencia y fanatismo.
El esfuerzo racional por comprender el mundo y nuestro modo de estar en él exige estar en guardia ante el discurso dominante del poder. El activista afroamericano Malcolm X (Malcolm Little, El-Hajj Malik El-Shabazz) (1925-1965) escribió: "If you're not careful, the newspapers will have you hating the people who are being oppressed, and loving the people who are doing the oppressing" (Si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido), y fue asesinado como Martin Luther King (1929-1968). El sociólogo Johan Galtung (1930) amplió el concepto de violencia, añadiendo a la visible (directa), la violencia cultural que protege y justifica la violencia estructural (impide la satisfacción de las necesidades humanas), y que Malcolm X denunció.
La maldad humana oscila entre la pulsión de muerte (biológica) que se introyecta y nos aleja de la salud, el placer, la felicidad y la acción vital, la crueldad con animales y personas, la ignorancia expresada en la indiferencia y fanatismo promovido por los medios de incomunicación, y la agresión egoísta (codicia) incapaz de experimentar a los otros seres sufrientes como "semejantes".
Francisco Huertas Hernández
Domingo, 5 de noviembre de 2023
11 comentarios:
Una reflexión agudísima
Gracias amigo lector
Buenísimo el aporte
Gracias lector o lectora
Una vez más describes el horror que vivimos actualmente, en todos los ámbitos. Y sobre todo con los animales existe una maldad desmedida!!! Gente mala y sin escrúpulos....se les puede llamar seres humanos????
Sí. El horror recorre todo lo que el ser humano hace: destruir lo que le rodea. Gracias Felicidad
Muchas gracias por este sublime artículo. Como activista en contra de la crueldad y la explotación animal y como amante de la filosofía lo he disfrutado enormemente... Genial.
Gracias amiga Lourdes por tus palabras. Claramente eres un ejemplo de integridad moral, inteligencia, compromiso moral y activismo en la defensa de los animales, nuestros hermanos
Este escrito está bastante inspirado en tu ejemplo y tu activismo
Los gatos callejeros merecen amor y cuidado. Tomar precauciones, como vacunar y esterilizar, es esencial. Al hacerlo, podemos preservar su bienestar y contribuir a una coexistencia armoniosa en nuestras comunidades.
Gracias Marcos
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