"La perla" (1947). Emilio Fernández
"Objeto mágico", "Sagrada Familia" y tragedia indígena en las costas de México
Francisco Huertas Hernández
Colaboración especial: Marilú Mendoza Mendoza
"La perla" (1947). Emilio Fernández
Kino (Pedro Armendáriz) & Juana (María Elena Marqués)
La "Sagrada Familia" y el "objeto mágico" que "desata" la "tragedia" en un mundo feudal de pobres y ricos. Los "pobres" no pueden poseer propiedad. Y serán castigados si desafían el cerrado orden de clases
La "tragedia" es la estéril "acción" de los humanos para escapar al "destino" asignado por ignotas "fuerzas", superiores a la voluntad individual. El escritor estadounidense John Steinbeck (1902-1968) publicó la novela corta "The Pearl" en noviembre de 1947 -previamente editada en una revista en 1945-, pero la película -en la que intervino como guionista, junto a Emilio Fernández y Jackson Wagner- se estrenó el 12 de septiembre de 1947, obteniendo un gran éxito internacional: premio a la mejor fotografía en los Festivales de Venecia, Madrid y Golden Globe Awards.
Reyes Bercini, en su monografía sobre el film, señala que "Emilio Fernández y John Steinbeck se conocieron en 1941. El escritor le contó la historia sobre el pescador y su perla, sucedida en La Paz, Baja California, y Fernández le pidió que escribiera un guion, pero el novelista estaría ocupado durante varios años antes de decidirse por este proyecto. ¿Por qué un reconocido escritor estadounidense, con ascendiente sobre el mundo de Hollywood, buscaría a un director mexicano para ofrecerle una historia que aún no estaba escrita?". El largometraje se rodó en 1945 en dos versiones: en español y en inglés.
El cine de Emilio "Indio" Fernández (1904-1986) presenta una serie de características propias: sus héroes son los "marginados", dentro de un "cine institucional mexicano", con el campo como escenario; una enorme influencia del director soviético Sergei Eisenstein (1898-1948) con el "plano" como "célula de montaje"; la forma de "narrar" de John Ford (1894-1973), remitiendo al "nacimiento de una nación", de una "ley", y "tomas largas" (long-shots), que "retratan el carácter universal, abarcador y orgánico del ambiente", y reconcilian la oposición entre individuo y totalidad (naturaleza o sociedad); la "profundidad de campo" es otro rasgo de su cine; y todo ello bajo las gigantescas figuras del director de fotografía Gabriel Figueroa (1907-1997), y la edición (montaje) de Gloria Schoemann (1910-2006).
Charles Ramírez Berg ("The Cinematic Invention of Mexico. The Poetics and Politics of the Fernández-Figueroa Style". "The Mexican Cinema Project". UCLA Film and Television Archive. Los Angeles. 1994) distingue algunos aspectos en el estilo del "Indio" Fernández: una "puesta en escena" orientada hacia la profundidad del espacio; "low-angle-shots" (contrapicados) que bajan la línea del horizonte; compleja técnica de "encuadres" que agudizan los "contrastes" entre las figuras y el fondo; la "configuración dialéctica" del "plano" al estilo de Eisenstein y de Ford; o la "perspectiva oblicua".
"La perla" fue la primera cinta del director de Coahuila aclamada internacionalmente por la "fuerza" y "belleza" de sus imágenes, con un reconocible patrón anticolonial y señas nacionales en su estética. Las críticas de "esteticismo" que recientemente se han hecho a este film no son más que ecos de una "posmodernidad feísta" a la que "rechina" la "belleza clásica".
La historia de Kino y Juana es la "tragedia" de las gentes humildes, que se topan con la riqueza inesperada en un golpe de fortuna. Los pescadores de perlas de Baja California Sur se enfrentan a la furia del Océano Pacífico cada día. "Esta es una historia que corre de boca en boca por las costas de México" recita la voz en off al inicio, mientras vemos las "nubes mexicanas" típicas del estilo del "Indio", sobre una bahía. "Nadie se acuerda ni del año ni del lugar". Situar "míticamente" un "relato" es "desubicarlo" espacio-temporalmente. Y la "historia" que veremos a continuación es "mítica", pues toda "tragedia" lo es: el "destino" es incompatible con la cronografía y la geografía. Las olas rompiendo sobre la arena y unas "hieráticas" figuras humanas dorsales, cubiertas sus cabezas con sábanas blancas, frente al mar. La alternancia de las "tomas" "documentales" del mar, y las "tomas" de las "figuras humanas" de espaldas -sin rostro, sin ojos- resume bien la "dialéctica trágica" del hombre frente a "poderes superiores". Ante el imperio de la naturaleza no hay mirada humana. En un corte de plano "escenográfico" vemos después a los pescadores, vestidos de blanco y con anchos sombreros- junto a sus esposas. Ahora sí tienen rostro. Y mirada. Ya no están cubiertos. Y la cámara introduce al "héroe individual" en "contrapicado": es Kino (Pedro Armendáriz), que espera que el mar se calme para salir a pescar. Hacia 1857 existían 3 distritos "perleros" en Baja California: Mulegé, Loreto y La Paz. En este último está ambientada la película -aunque la voz en off nos niegue el dato-. La extracción de la concha madre perla se hacía por medio de "armadas" con "buzos". Kino era uno de ellos. La técnica de buceo a pulmón implicaba una gran "resistencia" física, que era, inversamente proporcional a la "educación" y "cultura" de los pescadores. Kino vive pobremente, en una cabaña con su esposa, Juana (María Elena Marqués), y su bebé, Juanito -en la novela se llama "Coyotito"-. La cabaña no tiene sillas ni cama. Juana amasa tortillas de maíz. La bellísima Juana escucha los "sueños" "extractores" de su marido, que mira hacia el mar, como "recipiente de perlas": "No te aflijas. Mañana iré a bucear. Y vamos a sacar mucha concha... Tengo un presentimiento", dice, pensando en encontrar una gran perla. Los frijoles, mientras, escasean. La alimentación de esta familia se basa en las tortillas de frijoles. Se están acabando. La extrema necesidad de estos habitantes de la costa ha de ser confrontada con la "revolución social" o con el "destino". El "mito" transita por la segunda de ellas. La fotografía de interiores de Figueroa es pictórica, y la luz que "baña la faz" del primer plano de Juana ya nos advierte de su dimensión "religiosa". El amor que une esta familia es un don divino, que les mantiene vivos y les aleja de la rebelión contra la injusticia social. Es la "Sagrada Familia": el matrimonio pobre y el niño inocente. La asechanza de la naturaleza, ajena a la dicha humana, desliza un alacrán en la cuna del bebé.
A pesar de que los allegados aseguran que el doctor no vendrá, la "Sagrada Familia" acude angustiada a la casa del médico (Charles Rooner), un "personaje" extranjero, "caricaturesco" e "histriónico", que, como Oblomov, no se levanta de su cama, donde come y se deleita en su holganza: no atiende a pacientes indios sin dinero, y atesora perlas en frasquitos. Se niega a ver al bebé, mientras recibe a una rica dama, que, probablemente, desea abortar. Juana implora ver al médico porque "los alacranes matan a los niños". La dama lo escucha con estupor y gesto malévolo y afectado. Estos personajes secundarios desvían la atención del drama social de los pescadores.
"Los indios, con su chamaquito" -como dice la criada del doctor, Cruz- regresan a casa sin haber sido admitidos. La comadre, usando un remedio tradicional -piel de culebra-, quita el dolor del chamaquito.
La bajada de la marea retorna a los pescadores al mar. Planos de gran fuerza plástica y verdad documental, que pueden entroncar con "Tabu: A Story of the South Seas" (1931) de Friedrich Wilhelm Murnau, con sus pescadores de los Mares del Sur. Grandes planos generales de la naturaleza marina, o planos generales de Juana y el fornido Kino arribando con sus útiles de pesca, nos conducirán a la hermosísima secuencia subacuática del hallazgo de la gran perla, que, con tensión de "thriller", enfrenta la pericia de Kino, sumergido en el océano, y la "resistencia" de la enorme concha u ostra, firmemente agarrada en el fondo. Kino, nadando bajo el mar, visto casi siempre dorsalmente, pues se tratará de un "doble" seguramente, nos evoca el excelso cortometraje documental "Taris, roi de l'eau" (1931) de Jean Vigo, con su "celebración" del "cuerpo" y el "dinamismo ondulatorio del movimiento". En la superficie le espera su compañera infatigable. Conquistado el tesoro, Kino y Juana lo contemplan, y él se alza en la barca mirando al cielo, atlético, altivo y heroico, y ríe locamente: la oscura nube es testigo. Juana hunde su cabeza avergonzada ante el blasfemo gesto. Mal augurio. La música orquestal de Antonio Díaz Conde (1914-1976) -extradiegéticamente- subraya la amenaza que se cierne sobre la pareja.
La "noticia" corre de boca en boca por toda la aldea. La "perla" es el "objeto mágico" que confiere "poder" a quien lo captura. La "perla" proviene de un reino subacuático, ha sido "arrancada" a un ser vivo, y es, por su "escasez" y "apariencia" "poseedora" de "valor" y "precio": el "lustre" (poder de reflejar, como un espejo), la "forma" (la esférica es la más apreciada), la "pureza de superficie" (sin manchas ni puntos), la "talla" (tamaño), el "color" (el blanco es más común), y el "grosor del nácar" (durabilidad: una capa muy gruesa llega a los 500 años de vida de la perla) son los parámetros que confieren "valor" a estos "objetos". Y la perla de Kino, ¿cómo es? El espectador la ve oscura, grande y esférica. La "codicia" nace en quien supo de ella. Y la "maldición" de la "oscura nube divina" se desata en la "Sagrada Familia".
La "codicia" -anhelo de poseer más riquezas- es más acusada en los que ya disfrutan de ellas. El doctor y su hermano (Fernando Wagner) son "arquetipos" de esa "sed de abundancia". En una secuencia festiva, la música popular -en formidables planos detalle- acompaña a los habitantes que, se congregan -de nuevo, la "iconografía religiosa"- ante el "pesebre" donde la "Sagrada Familia" de la "pobreza" (la angelical Juana y el radiante Kino) exhibe el "cáliz de salvación" mundano: la "perla" que se "transmuta" en "libertad", en el nuevo "Sermón de la Montaña" que promete "felicidad terrenal" a los "desposeídos". "Levántala, Kino, que yo no la he visto todavía", solicita uno.
Emilio Fernández, Gabriel Figueroa y Gloria Schoemann consiguen esta "transfiguración": la "forma mortal" de la "perla" emite un brillo, que, reflejado, en los ojos de los pescadores adquiere "forma glorificada". Primeros planos de ojos extáticos. La perla es ofrendada al niño por el padre. El "dios dinero" eleva las almas de los desposeídos.
"Nuestra suerte ha cambiado, ¿verdad?" exclama la celestial Juana. "¿Y qué piensas hacer ahora que ya eres rico?" pregunta el pueblo. Tras unos sublimes planos en silencio de las miradas místicas de la "Sagrada Familia", Kino responde que comprara una pistola, un rifle -¿para qué?-, ropa nueva, "y ella tendrá sus zapatos". El "realismo" de Emilio Fernández, es "mágico" en estos encuadres. La "adivinación poética", "la consideración del hombre como misterio", fue lo que el escritor venezolano Arturo Uslar Pietri (1906-2001) llamó "realismo mágico". Y el mayor misterio está escondido en el anhelo humano de ser divino, y en habitar una naturaleza, que, en su exuberancia y majestad, deshacen la costumbre y la lógica, "empequeñecedoras" de lo humano. No es posible contemplar los rostros iluminados de estos pobres seres por la luz del arte y de la esperanza, sin sentir el hálito inexpresable del misterio.
Un plano detalle de la perla como "objeto místico", en la que Kino "adivina" -"profetiza"- el dichoso porvenir de su hijo, "reflejado" en el interior de la perla: "Mi hijo sabrá leer, y sabrá lo que es un libro, y mi hijo aprenderá a escribir, y sabrá lo que son las palabras escritas, y mi hijo aprenderá a hacer números, y sabrá lo que son los números. Estas cosas nos harán libres. Él tendrá saber, y por él, nosotros también llegaremos a saber". ("My son will read and open the books, and my son will write and will know writing. And my son will make numbers, and these things will make us free because he will know—he will know and through him we will know. . . This is what the pearl will do", es el texto en la novela "The Pearl" de John Steinbeck)
El plano se abre a la pareja unida y abrazada, y Kino sentencia, apretando la piedra marina en su mano: "Esto es lo que hará la perla". Y alzando su vista al infinito: "La perla nos hará libres". Juana le contempla arrobada. La "proclamación" de la "fe ilustrada" en la "cultura" y la "educación" como base de la "libertad", y el dinero, solo un medio para adquirir esos "valores supremos", revela una humanidad que ya no existe. Y eso hace de la novela de Steinbeck y la película de Fernández un testimonio de una era donde el arte, la cultura y el intelecto eran los bienes mayores del hombre.
La ambición de Kino constituye un intento de sacudir los cimientos de su sociedad poniendo a su hijo al mismo nivel que los opresores europeos y gringos. No habrá ninguna posibilidad de "subvertir" ese "orden social" de "explotación". El silencio con que los pescadores escuchan, más propio de siglos de "sumisión religiosa", presume la inviabilidad de la vehemente profecía. Los "buzos" seguirán muriendo en el mar, y las perlas seguirán engrosando la "codicia" de los patronos blancos extranjeros.
Sigue la fiesta. La "Sagrada Familia", con el chamaquito con gorrita de "almirantito", sigue intercambiando miradas de temor reverencial ante el futuro. La celestial Juana es la viva imagen de María, con velo en el cabello y paz en el semblante.
Violines, bailes -más propios de Yucatán que de Baja California-, canciones sobre perlas, y encuadres bajo la influencia del cine soviético de Eisenstein, Pudovkin o Dovzhenko. La proporción y simetría de la composición en vistas frontales o laterales, la sincronía de los movimientos dextrógiros y levógiros, los zapateados y figuras de las parejas que bailan, van más allá del documento antropológico y la exaltación nacional mexicana. La filmación en estudio, con el piso artificial, disimulado entre palmeras y fuegos de artificio, no resta valor, pero sí acrecienta su belleza. El "rito", ajeno al tiempo, en el que el "alma del pueblo mexicano" se manifiesta en su folclore.
Emilio Fernández es partidario del "rito", y, éste, es indiferente al tiempo: “Yo he vivido siempre en una especie de cuarta dimensión: el tiempo no existe, para mi todo es igual: ayer, hoy y mañana, todo es presente, ¿no?”, y declaraba por eso su interés en mostrar el campo, porque “ahí no pasa nunca nada”, “todo es igual siempre”. (Julia Tuñón)
Los "personajes" "malos" -o "grotescos"- irrumpen en la "profecía de bienaventuranza" de Kino. El doctor llega de improviso para "curar" al niño que está muy sano. El "son jarocho" de "La Bamba", interpretado por un grupo con arpa jarocha veracruzana, acompaña a las parejas danzantes, que bailan suelto. Sigue la coreografía de la celebración popular. No importa la falta de verosimilitud, en este contexto de pobreza, de la perfección de un Ballet Folclórico tan ordenado y elaborado.
Tras el "interludio musical" se inicia la segunda parte de la película: la "tragedia" de la "codicia" de los ricos y el "fatalismo de los desposeídos". Los "amigos de lo ajeno" quieren emborrachar a Kino en la taberna, arrojarlo en los brazos de una mujer, robarle su perla. Kino es "tentado". Corre el tequila. En esas escenas casi "oníricas", con el entendimiento nublado, el pescador rico, tiene siempre a su mujer en su corazón. El "amor" es la "santidad" de los pobres. Juana ha "escondido" la perla. Los ladrones fracasan en su intento. Más tarde sabremos que son "esbirros" del hermano del doctor. Pedro Armendáriz ofrece una variedad de "recursos expresivos". Juana sigue a su marido, con el niño en brazos.
Kino y Juana van a vender la perla al rico del pueblo, el hermano del doctor, que, intenta engañarles, ofreciendo 900 pesos. Kino se niega. Otros mendaces tasadores solo aminorarán el valor de la perla. Con Kino negándose a vender, a los "codiciosos" únicamente les queda una solución: matarlo. "Cuando gente como esta se vuelve rica, solo Dios sabe adónde vamos a parar" dice un tipo fumando un habano, mirando pasar la comitiva popular que escolta a la pareja que se dirige a la oficina del patrón.
Hay que destacar la extraordinaria secuencia de la "lupa", cuando uno de los taimados tasadores que desprecian la perla hace "mirar" a Kino esa "cáscara de huevo". Juana toma la "lupa" y el espectador ve su ojo "agrandado", "distorsionado". La "nueva realidad aumentada" -tan en boga ahora- despierta la "curiosidad" femenina que "escudriña" el ojo del marido. Ríe. Él repite la acción con ella. Ríen. Hay una inocente alegría, en ese "realismo mágico", en "descubrir" la "otra realidad" presente en lo "cotidiano".
Se inician las tentativas de matar al poseedor de lo que no le corresponde, dictaminado por los poseedores de los desposeídos. Steinbeck fue un autor de "izquierdas" que denunció la "explotación social" de los terratenientes. Poco importa que al final de su vida apoyara a Lyndon B. Johnson y la guerra de Vietnam. En esta novela -y película- la "división social" es decididamente maniquea, pero "realista". El Evangelio de Mateo, 19, 23-30, lo proclama: "Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”". Y el doctor y su hermano son los "representantes" de esos "ricos explotadores" del "trabajo" de los campesinos y pescadores.
El "compadre" (Alfonso Bedoya) aconseja a Kino y su familia vender la perla o huir: "Ahora ya sabes que no puedes vivir en paz". Los contrapicados, la iluminación contrastada, y el "tono dramático" dan al cuadro general un pathos fatalista. El "objeto mágico", en el que se cumpliría la "profecía de la bienaventuranza", ha devenido "objeto maldito" que acarrea destrucción y muerte a quien lo posee. Juana, llorando, por primera vez le pide a su marido una cosa: "tira la perla al mar". Pero el hombre no renuncia a la "bienaventuranza". Ella, aprovechando el sueño del marido, pretende arrojar la perla, y Kino lo impide, en plano general de nubes y arena.
Escenas de lucha entre sicarios y el "héroe de la perla" en el mar, y la "huida" por los mangles, cual "huida a Egipto" de la "Sagrada Familia": es el "futuro" de "libertad", de "cultura", de Juanito, el que persigue el Nuevo Herodes -el innominado terrateniente, hermano del doctor- a caballo, con dos husmeadores. Con ecos del "western", Juana, Kino y el niño, atraviesan manglares y desiertos, seguidos de cerca por el implacable asesino. Juana, desfallecida, con los pies sangrando, se resigna a la muerte. Pero Kino no la abandona.
La "fatalidad" se cumple: la perla acaba siendo arrojada al mar tras la muerte del chamaco de un disparo del perseguidor.
"La perla" es una gema del séptimo arte. Conjuga la belleza formal del trío Fernández-Figueroa-Schoemann, con un "realismo mágico" en el que los desposeídos irradian una "santidad" que solo surge del amor
"La Perla" (1947). Emilio Fernández
Película mexicana
Análisis poético de Marilú Mendoza Mendoza
Guadalajara (Jalisco)
Golpeando y amasando los granos del maíz sobre la piedra (metate) se saciará el hambre, más no la justicia… Así, justo así, se inicia la travesía ante un mundo de riesgos, ante los problemas y retos que entraña la sobrevivencia.
Es en el mar de La Paz (Baja California, México) donde surge la esperanza; es mirando al mar donde vuela el inherente deseo de dignidad, de una vida buena con muchas tortillas y frijoles, con sonrisas dibujadas y expectativas aún no cumplidas.
Quino, el pescador ha encontrado una perla ¡Qué hermosa es!
Es grande y brilla con cientos de haces de luna, esparcidos a la mirada de quien la contempla. La perla será el medio para mitigar estómagos vacíos y pies resecos y rajados por la tierra sembrada o por sembrar.
Es Juana, la esposa quien tiene el cometido de alimentar y quien lleva en emblemático reboso a su pequeño Juanito.
En el pueblo la ambición y el abuso se asoman, como sombras alertas a que la luz decline y presta a salir desde la oscuridad, en un absurdo de segundo orden, que relaciona la vida y la muerte.
Quino, el buscador de ostras, está en la mira de quienes solo son nutridos por la codicia, nada nuevo de la condición humana. El despojo de la pequeña esfera nacarada es el objetivo, un pensamiento está latente en los miserables hombres -Si una vida o más se pierden por una perla ¡Qué más da!-
Ha empezado a dormitar la humanidad intrínseca del hombre ambicioso; ha empezado el viacrucis de una familia en aras de defender lo que le ha obsequiado el mar.
Ramas, manglares y lodo; piedras, arena y tierra yerma es el camino
¡Qué vulnerable es la convivencia y el equilibrio entre la naturaleza y los seres humanos! Pero es menester proteger la hermosa perla hallada.
Ramas, manglares y lodo; piedras, arena y tierra yerma es el camino
¡Qué vulnerable es la convivencia y el equilibrio entre la naturaleza y los seres humanos! Pero es menester proteger la hermosa perla hallada.
El encuentro entre los opuestos es inminente, hay que enfrentarlo.
Irremediablemente ha corrido sangre ¡Sí! pero la más pura e inocente que pueda beber la tierra. Juanito, su pequeño, ha muerto en la vorágine y la persecución, el precio ha sido alto. El dolor y el sufrimiento de Quino y Juana es devastador, la desolación en persona. Georg Büchner lo cita bien: El problema acerca de la razón del sufrimiento “le hace un desgarrón de arriba abajo a la Creación”
Ahora “la perla” es sólo arena y desecho, cuerpo extraño sin valor alguno. Un talismán del mal. Será arrojada a su origen. Nunca debió ser encontrada…
¡Vuelve al mar y purifícate destructora de vidas! –Una culpa echada inmerecidamente, pero necesaria ante la impotencia y la fragilidad humana-
Sólo el recuerdo de un ser precioso e inocente –Juanito- será la nueva perla redimida. Su tesoro más allá de la vida, más allá de la muerte.
Marilú Mendoza
"La perla" en planos
"La perla" (1947). Emilio Fernández
Todo el film, plano a plano, advierte de su grandeza, poesía, plasticidad y mexicanidad.
Pedro Armendáriz y María Elena Marqués están sobresalientes en sus roles.
La historia de amor, más allá de la esperanza, del miedo, es la más verdadera enseñanza de esta obra maestra
"La perla" (1947). Emilio Fernández
Cartel original mexicano
México
1947
85 minutos
Dirección: Emilio Fernández
Producción: Óscar Dancigers
Guion: Emilio Fernández, John Steinbeck, Jackson Wagner, basado en la novela "The Pearl" de John Steinbeck.
Música: Antonio Díaz Conde
Sonido: James L. Fields
Producción: Óscar Dancigers
Guion: Emilio Fernández, John Steinbeck, Jackson Wagner, basado en la novela "The Pearl" de John Steinbeck.
Música: Antonio Díaz Conde
Sonido: James L. Fields
Escenografía: Javier Torres Torija
Maquillaje: Armando Meyer
Productora: Águila Films. Film Asociados Mexico-Americanos
Localizaciones: Acapulco, Guerrero (México)
Reparto:
Pedro Armendáriz como Kino
María Elena Marqués como Juana
Fernando Wagner como comerciante 1
Gilberto González como ayudante 1
Charles Rooner como doctor
Juan García como ayudante 2
Alfonso Bedoya como Padrino
Raúl Lechuga como comerciante 1
Max Langler como campesino
Pepita Morillo
Guillermo "Indio" Calles
Columba Domínguez
Enriqueta Reza
Beatriz Ramos
Luz Alba
Victoria Sastre
Margarito Luna
Carlos Rodríguez
Irma Torres
Bibliografía:
- Christian Wehr (ed.): "Clásicos del cine mexicano. 21 películas emblemáticas desde la Época de Oro hasta el presente". Colección Americana Eystettensia. Iberoamericana-Vervuert. Madrid. Frankfurt am Main. 2016
- Reyes Bercini: "Poética del instinto. La Perla, de John Steinbeck y Emilio Fernández". Centro Universitario de Estudios Cinematográficos. UNAM. 2013
- https://www.sparknotes.com/lit/pearl/quotes/page/4/
- Julia Tuñón: "En su propio espejo. Entrevista con Emilio “Indio” Fernández". UAM Iztapalapa, Colección Correspondencia. México. 1987
"La perla" (1947). Emilio Fernández
Película en HD
Comentarios de nuestros lectores:
- Francisco Huertas Hernández: "Tras ver repetidas veces "La perla" he comprendido que Emilio "Indio" Fernández es uno de los mejores directores del mundo, que Gabriel Figueroa es uno de los mejores directores de fotografía de la historia, que el cine mexicano es un don, que necesitamos historias de amor puro, necesitamos la belleza pura, y que los "objetos mágicos" son nuestras esperanzas proyectadas en cosas inertes"
5 comentarios:
Fantástico post
Qué maravilla la fotografía! Da para analizar cualquiera de los cuadros, completamente al azar y salir ganando muchísimo. No tenía idea de qué esta joya era de RKO. Excelente trabajo!!!!
Irrefutable, verdad absoluta, casi dogma de fe:
"Necesitamos historias de amor puro, necesitamos la belleza pura, y que los "objetos mágicos" son nuestras esperanzas proyectadas en cosas inertes".
Muchas gracias Laura
Muchas gracias lector
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