Mijail Bulgakov: "Мастер и Маргарита" (El Maestro y Margarita) (1929-1940).
1º Ensayo.
Más allá del psicologismo y el sociologismo. Una lectura trascendente de una obra maestra universal e intemporal.
Francisco Huertas Hernández
Prólogo para lectores que buscan la belleza y la verdad en el arte
A ti lector, que escuchaste hablar con encomio de la novela "El Maestro y Margarita" del escritor Mijail Bulgákov, creada en difíciles circunstancias, publicada con innumerables contratiempos, y mal leída bajo prejuicios sociológicos e históricos, es decir, políticos, cuando no, psicológicos.
Advierto que dos males acechan al crítico o historiador de la literatura y el arte.
El primero es el psicologismo estético, un reduccionismo interno que hace depender la interpretación y el valor de la obra artística de la vida del autor, de sus experiencias vividas, de su personalidad, en su vertiente genética (temperamento) y en su vertiente ambiental (carácter). Siendo así, que, por ejemplo, lo más importante del Quijote no es lo que pasa en las páginas del libro, sino lo que sucedió en la vida del autor, que da sentido, referencia y valor a lo escrito. Para un psicologista la obra no es más que una proyección material de estados mentales y vivencias temporales del creador. No hay forma de hacer valer la obra más allá de las circunstancias del autor. Aunque se adjudica a Sigmund Freud y Carl Gustav Jung la apoteosis de la hermenéutica psicologista quizás ellos dos, en su interpretación simbólica de conflictos profundos e inconscientes, fueron más allá de esa bienintencionada y pueril caracterización psicológica de los biotipos de Ernst Kretschmer (1888-1964): esquizotímico (introvertido y fantasioso), ciclotímico (alegre y práctico) y viscoso (perseverante y disciplinado). Ni el valor de una gran novela depende del morfotipo corporal de su autor, ni éste genera un carácter determinado, que explique la universalidad e intemporalidad de su obra, ni la emoción que recorre al lector que ni siquiera conoce la vida del artista.
El segundo gran mal, y, peor aún, que ronda a los intérpretes malintencionados de las obras de arte, es reducirlas al contexto social e histórico en que fueron producidas. El sociologismo estético es una lacra que ilustra el prestigio de la sociología como ciencia triunfante tras la Segunda Guerra Mundial. El arte queda reducido a un fenómeno social, sin valor objetivo ni trascendente, pues depende de factores sociales monocausales. El marxismo, en su aplicación estética, es una de las corrientes predominantes del sociologismo. Lo que podría ser una explicación complementaria de la génesis de la obra se eleva a explicación totalizadora del valor de ésta, que pasa a ser un mero fenómeno de la superestructura social que encubre las relaciones de producción de la infraestructura económica. El artista es un simple reflejo de la clase social a la que pertenece y de los modos de producción de la sociedad en la que vive. Los sociologistas ven a Dickens como un mero divulgador de los cambios sociales de la Revolución Industrial. Muchas corrientes se han multiplicado dentro del vasto panorama reduccionista del sociologismo estético: el marxismo cultural como teoría crítica, el feminismo, el positivismo comtiano, la ideología de género o las teorías poscoloniales.
Casi ninguna de esas interpretaciones es totalmente falsa, pero su parcialidad se transmuta, por arte de birlibirloque, en modelo universal y monocausal, no ya de la génesis de la obra de arte, sino de su discutido valor en sí. Dicho de otro modo: la creación artística no tiene autonomía ni forma propia, no es más que un reflejo de fuerzas superiores.
Gustave Flaubert, adorador de la belleza, sostuvo en su cartas una idea que tuvo notable eco: "La morale de l’Art consiste dans sa beauté même, et j’estime par-dessus tout d’abord le style, et ensuite le Vrai" (la moral del Arte consiste en su misma belleza, y estimo por encima de todo, primero el estilo, y enseguida la Verdad). No son separables, ¿para qué sirve el estilo si no contiene ideas y sentimientos, es decir, verdades? Lo que en la terminología clásica se ha venido llamando forma no es el único recipiente de la belleza, pues ésta se halla en una cima que exige al espectador un esfuerzo, la ascensión a una alta cumbre donde la música del viento de la verdad se complace en la visión del cielo de la belleza. Ese es el escalofrío que recorre al lector ante "El Maestro y Margarita".
Hoy estamos aquí para intentar sentir y comprender la grandeza de una novela rusa, "Мастер и Маргарита", de Mijail Afanasyevich Bulgákov (1891-1940), del que no basta conocer las circunstancias vitales e históricas, para reconocer la valía de su narración, pues el autor da a luz la obra, pero ésta vive después de la muerte de éste. Y, ¿cómo sea esto posible si todo valor reside en su vínculo con la circunstancia psicológica y social que son tan pasajeras como el humo de una hoguera, un incendio o un volcán? Porque, lectores, cuando el humo se desvanece, entonces, podemos ver a través del aire las cosas y los seres que pueden ser nombrados, y combinadas las palabras que los designan con estados de ánimo, acciones recíprocas y fines, incluso desconocidos por los agentes y los espectadores, todo ello despierta verdades dormidas en el alma, ante la inesperada belleza de los enlaces verbales que dan vida a seres de papel que nos interpelan y nos invaden alterando nuestro descanso. La literatura, la gran literatura, nace para desvelar y revelar.
Nos desvela del tiempo neutro y vacío de la cotidianidad, con su discurrir inane, donde lo que se vive no deja huella ni anuncia nuevos reinos. "El Maestro y Margarita" nos desvela, sí. Bulgakov bordeó, sin abandonarlo (¿y quién puede abandonarlo?), el realismo de sus extraordinarias "Notas de un joven médico" (Записки юного врача), pero decidió atravesarlo por un desvelo: el terror del mal que irrumpe en el tiempo de la cotidianidad. Lo sobrenatural está representado en el Demonio y su séquito que llegan al Moscú de los años 30. Bulgakov, con maestría inigualable, al igual que Cervantes y Shakespeare, introduce lo inexplicable en lo cotidiano, lo carente de lógica en el reino de la rutina. Un mago negro opera sobre la naturaleza ejerciendo en ella daño y aflición. Pero, el daño y la aflición ya están en la naturaleza, y, más aún, en la organización social basada en la obediencia y el miedo. El diablo que llega a Moscú desvela al lector, porque, en el primer capítulo -titulado sintomáticamente: "Никогда не разговаривайте с неизвестными" (Nunca hable con desconocidos)- el diablo ejerce una argumentación impecablemente lógica que contrasta con los prejuicios de un editor literario y un joven poeta materialista, ambos ateos por la gracia de Marx. Así, llega el primer desvelo, y el segundo: la dificultad para dormir por el mucho pensar, y, al mismo tiempo, un nuevo cuidado, un nuevo esfuerzo de esa misma mente, enfrentada a lo sobrenatural que surge al llevar la lógica al extremo de descubrir lo absurdo de la cotidianidad. El demonio, en guisa de extranjero, pregunta, como un tábano socrático con su aguijón lógico, por la existencia conjunta e inseparable de un Dios y un Demonio, ambos negados por los literatos materialistas. Las aventuras extravagantes que, a continuación, vivirán múltiples personajes moscovitas cual gran coro grotesco, bajo la mirada de Nikolai Gogol, quedarán anudadas a una historia de amor más allá de la muerte, sellada en un pacto faústico, de un verdadero Maestro escritor y su amante sensual, constante y temeraria, Margarita.
Ya estamos revelando esas verdades que la rutina del tiempo cotidiano esconde: la búsqueda de la verdad en la belleza, o de la belleza en la verdad, es decir, el Arte, que choca siempre con límites (prohibiciones) sociales. El Maestro -sin nombre- escribe una novela sobre el juicio y condena a Yeshúa por parte de un atormentado e insomne procurador romano, Poncio Pilato. Los psicologistas gritan: "Ahí lo tienes: el Maestro es el mismo Bulgákov, en narración autobiográfica, que describe todos sus tormentos vitales: sus dudas, que le llevaron a quemar la primera versión de la novela, la censura férrea del periodo stalinista, y la ayuda inquebrantable de su esposa Yelena. Todo eso, tal cual, se cuenta en la narración". Admitamos que esos señores, críticos psicologistas, con la profundidad insondable del tópico de lo "autobiográfico", que nunca cesa, por más que lo agujereemos y desmenucemos, tuvieran algo de razón, les preguntaríamos, entonces, si el valor de "El Maestro y Margarita" reside esencialmente en ser una confesión autobiográfica, o, quizás, el lector exija algo más: ¿acaso un estilo, una verdad, como señaló Flaubert? ¿quizás un desvelo que hace que el lector quiera despertar para seguir leyendo la historia? ¿tal vez el escalofrío de una revelación al modo inocente en que lo explicó Rosa Chacel: "¡así que esto era aquello!"?
Continuará...
Francisco Huertas Hernández
Viernes, 26 de septiembre de 2025
6 comentarios:
No espero ser leído ni entendido, ni menos aún apoyado por todos esos que dicen haber leído la novela con esos anteojos prejuiciosos que reducen el arte a mala psicología y sociología barata, aunque la sociología casi siempre es barata
Descomunal
Sublime novela
No tendré ni talento ni fuerzas para realizar la deconstrucción de la lectura monocausal sociologista de la magna obra maestra de Bulgakov. No es una novela antistalinista y chimpún, y, aprovechando, que el Pisuerga pasa por Valladolid, pues decimos que no existe la literatura rusa y que Bulgakov odiaba Rusia. Toda esa propaganda hedionda existe a poco que uno lee los títulos de los libros que se publican en Occidente sobre el autor, o los papers universitarios, por no hablar de los booktubers atrevidos e ignorantes. Por supuesto, también hay lectores nobles, humildes, que sienten reverencia por la obra, que no mencionan el país que empieza por U. para hablar de Bulgakov y su valía. Pero, teniendo en cuenta la gigantesca campaña de manipulación de Google, Wikipedia y las IA programadas y dirigidas por el Pentágono, la CIA, Silicon Valley y el USAID, uno no puede esperar nada bueno...
El artículo es el primer ensayo de Francisco Huertas Hernández sobre la novela "El Maestro y Margarita" de Mijaíl Bulgákov, titulado: "Más allá del psicologismo y el sociologismo. Una lectura trascendente de una obra maestra universal e intemporal."
A continuación, un resumen de los puntos principales:
Propósito: El autor busca ofrecer una lectura de la novela que vaya más allá de los prejuicios comunes, especialmente el psicologismo y el sociologismo estético, para destacar su valor universal y atemporal.
Crítica al Psicologismo: Condena el psicologismo estético como un reduccionismo que interpreta la obra de arte basándose solo en la vida, las experiencias, o la personalidad del autor (lo autobiográfico), negando su valor objetivo e intemporal.
Crítica al Sociologismo: Critica el sociologismo estético por reducir el arte a un mero fenómeno social e histórico, dependiente de factores monocausales (como las relaciones de producción en el marxismo) que despojan a la obra de su autonomía y valor trascendente.
Defensa del Arte Trascendente: El autor se alinea con la idea de Gustave Flaubert de que "la moral del Arte consiste en su misma belleza" y en la búsqueda del "estilo, y enseguida la Verdad". La gran literatura, como la de Bulgákov, debe "desvelar" y "revelar" verdades dormidas en el alma.
Análisis de "El Maestro y Margarita":
La novela "desvela" al lector al introducir lo inexplicable (el Demonio y su séquito) en la vida cotidiana de Moscú en los años 30, contrastando la lógica implacable del diablo con el materialismo de los literatos ateos.
La trama combina el coro grotesco de las extravagantes aventuras moscovitas con una historia de amor faústico entre el Maestro y Margarita.
La obra "revela" la búsqueda de la verdad y la belleza (el Arte), que choca contra los límites y la censura social, ejemplificada en la novela que escribe el Maestro sobre el juicio de Yeshúa (Jesús) por Poncio Pilato.
El artículo es presentado como el "1º Ensayo" y termina con un "Continuará...".
Fuentes
Deep Research
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