lunes, 6 de enero de 2020

"Los pájaros" & "Tiburón". Entre los pájaros del amor y las fauces de la codicia. Una aproximación mundana a “Los pájaros" y "Tiburón". P. P. Elbo. Mijas (Málaga)


Entre los pájaros del amor y las fauces de la codicia. Una aproximación mundana a “Los pájaros" y "Tiburón"
P. P. Elbo
Mijas (Málaga)
Imágenes: Francisco Huertas Hernández




"The Birds" (1963). Alfred Hitchcock
El director británico Alfred Hitchcock en el set dando instrucciones a los actores y los técnicos

 En 1963 se estrenó "Los pájaros" (The Birds) dirigida por Alfred Hitchcock, basada en la novela homónima de la británica Daphne du Maurier (1907-1989), autora también de "Rebeca" y "Posada Jamaica", según leo en la Wikipedia

Daphne du Maurier (1907-1989)
Escritora británica. Autora de varias novelas llevadas al cine por Alfred Hitchcock: "Rebecca" (1940), "Jamaica Inn" (1936), "The Birds" (The Apple Tree: A Short Novel and Several Long Stories) (1952)

 Una chica refinada, consentida y adinerada de San Francisco, protagonista de algún que otro “eco de sociedad” en la vieja Europa (Tippi Hedren), tropieza por casualidad, en una lujosa tienda de animales con Mitch Brenner, un joven de marcados rasgos eslavos y culto abogado de clase media criado en un pequeño pueblo de pescadores, Bodega Bay (Rod Taylor)

"The Birds" (1963). Alfred Hitchcock
Tippi Hedren (Melanie Daniels) & Rod Taylor (Mitch Brenner) en la pajarería

 En la tienda -casi joyería- de animales extravagantemente exóticos y jaulas doradas de flamante pulimento, tendrá lugar un cómico episodio, que deja un tanto contrariada a la frívola Melanie, a la que Mitch conoce bien por haber tenido que representar a algún cliente agraviado por las ocurrencias infantiles de esta niña de papá.

 Melanie Daniels decide recomponerse, y arrastrada, a medias por el orgullo y a medias, por la curiosidad que despierta en ella un tipo tan diáfano y directo como Mitch, se le ocurre llevar a éste, la pareja de pájaros del amor que quería para el cumpleaños de su hermana pequeña. Sin embargo, y debido a un contratiempo notificado por un vecino, se ve obligada a tener que llevar personalmente su regalo a Bodega Bay en su deportivo Aston Martin. 

"The Birds" (1963). Alfred Hitchcock
Tippi Hedren (Melanie Daniels) delante de su coche deportivo inglés Aston Martin DB2/4 Drophead Coupé

 Tras dejar sigilosamente en el salón de la casa al par de animalitos, regresa al bote alquilado, para contemplar a cierta distancia, la reacción de Mitch cuando los encuentre. Éste, efectivamente sorprendido, pero en absoluto desconcertado, sale de la casa y mira a su alrededor. Tras localizar con sus prismáticos en el bote a Melanie, ésta, que se ha dado cuenta de que ha sido sorprendida, emprende complacida el regreso a puerto, en tanto que Mitch a toda velocidad, pretende por carretera, llegar antes que ella. Justo cuando está a punto de atracar la pequeña embarcación, Melanie sufre el ataque de una gaviota, ante la mirada perpleja de Mitch que la esperaba con cara de autosatisfacción en el muelle

"The Birds" (1963). Alfred Hitchcock
Tippi Hedren (Melanie Daniels)
El primer ataque de una gaviota a Melanie

 Total, otra escena más de esas que tienen como finalidad “hacer posible” un amor imposible, vamos, de cine propiamente dicho, entre una niña pija, cosmopolita y rica de ciudad y un pueblerino conservador, que deja la ciudad todos los fines de semana para estar con su madre viuda, y su hermana, y hacer de paso de "hombre de la casa". 

 En fin, el rechazo de pequeña burguesía, representado por la responsable madre desconfiada Lydia Brenner (Jessie Tandy), frente a frente, con la lujosa burguesía capitalista encarnada por la irresponsable Melanie. Todo este potencial conflicto digamos costumbrista, queda subrayado a su vez, por el enorme enjambre de pájaros diurnos de todas las especies (excepto rapaces) que emulando el comportamiento de los insectos, y con una violencia inexplicable, se han congregado en Bodega Bay, coincidiendo con la llegada de la joven y sus pajaritos (y es que, aunque no podamos desarrollarlo más, parece que como asegura Melanie Klein, no puede haber amor sin la protección del sentimiento de culpa, el otro gran tema del director británico)

Melanie Klein (1882-1960)
Psicoanalista austriaca, nacionalizada británica, especialista en terapia infantil
En el texto citado se expone la relación entre el amor y el sentimiento de culpa

 En fin, a medida que avanzan la película se va comprendiendo que el ataque a Melanie solo fue el principio, y que los pájaros están decididos a exterminar a todo el pueblo si nada lo impide. Estos ataques llevarán al límite a la familia de Mitch, especialmente a su madre, despertando los instintos adormecidos por la caprichosa educación de una mal herida pero compasiva Melanie, metamorfoseándose en medio de los ataques de los enloquecidos plumíferos, en la hija mayor que la madre necesita a su lado. De esta manera la solidaridad, se irá transformando en fraternidad, dejando finalmente el paso libre a la pareja, que por fin huye sigilosamente junto a la madre y la hermana, apretujados en el Aston Martin, de Bodega Bay ante la mirada un tanto distraída del terrestre enjambre avícola, hacia un nuevo amanecer sonrosado.

"The Birds" (1963). Alfred Hitchcock
Rod Taylor (Mitch Brenner), Jessica Tandy (Lydia Brenner), Tippi Hedren (Melanie Daniels), Veronica Cartwright (Cathy Brenner)
Las fuerzas del mal amenazan con invadir el templo de la paz: el hogar familiar. Una metáfora de la naturaleza instintiva cercando a la cultura racional. La lectura psiconalítica es clara: los "pájaros" representan la dimensión inconsciente de la mente humana que amenaza al yo continuamente. Otras lecturas son posibles como la que expone el autor del artículo

 Las fuerzas naturales más o menos divinas, han fundado una nueva unidad primordial en la que quedan difuminadas las diferencias de clase. Frente a la calamidad no hay diferencias, ya que la única distinción extrema que puede darse es la que hay entre vivos y muertos, como sucede en esa otra película dirigida también por Hitchcock, "Náufragos", o aquella otra de John Ford, algo más patriotera de "La Diligencia".

"Lifeboat" (1944). Alfred Hitchcock
"Náufragos"

"Stagecoach" (1939). John Ford
"La diligencia"

 Aparente mito fundante de un mundo utópico, pospolítico, en plena Guerra Fría, aglutinado por el amor-imposible -de cine- burgués, el gran tema recurrente en la trayectoria cinematográfica de este director británico. Sembrador de amor burgués y culpa puritana, que como aquellos pueblos agrícolas, atrae en este caso a los pájaros metafísicos, pero no solo para comerse la semillas como dijo aquel, sino para sembrar y reconducir con su místico terror interclasista a la civilización, si hace falta, apretujada junto a Melanie en su fraternal Aston Martin conducido por el bueno de Mitch

"The Birds" (1963). Alfred Hitchcock

 Por otro lado tenemos, como se anunciaba, "Tiburón" (Jaws) de 1975 dirigida por Steven Spielberg (eterno émulo de Hitchcock, y maestro “Jedi” del merchandising como Lucas). Otro caso de fuerza numinosa de primer grado, que protege con su insaciable apetito la Naturaleza de la voracidad especulativa de ese otro monstruo que es el capital, en forma de explotación turística. Se trata también de una adaptación de la obra homónima "Jaws", del estadounidense Peter Benchley. Y si en el caso de "Los pájaros" hablábamos, contradictoriamente de un terror o mito "fundante", en caso de "Tiburón" sería más apropiado referirnos a una especie de mito o terror "purgante", contra el exceso.

Peter Benchley (1940-2006)
Escritor norteamericano autor de la novela "Jaws". Escribió con Carl Gottlieb la adaptación para el cine dirigida por Steven Spielberg

 Amity Island, es un pequeño paraíso de tranquilidad, arenas blancas y aguas esmeraldas, cuya economía depende del turismo estival. Cuando precisamente está a punto de comenzar la temporada alta, se presenta una macabra calamidad, (los restos de una joven semidevorada aparecen en la playa) que los vecinos bien representados por su eficientísimo alcalde, Larry Vaughn (Murray Hamilton) tratan de minimizar, a pesar de las dudas de su jefe de policía Martin Brody (Roy Scheider). Sin embargo, poco tiempo después, se hará evidente lo impensable: un monstruo marino ha decidido convertir en despensa las playas abarrotadas de Amity Island.

"Jaws" (1975). Steven Spielberg
Larry Vaughn (Murray Hamilton) (a la izquierda) junto a la valla que promociona Amity Island. El político que oculta la realidad para no perjudicar el negocio

 Para evitar tener que cerrar definitivamente las playas al baño, se decide dar caza, cueste lo que cueste, al enorme “Carcharodon carcharias”. El encargado será un fanfarrón, Sam Quint (Robert Shaw) viejo lobo de mar al mando de “Orca”, su embarcación, así llamada en alusión quizá a estos magníficos enemigos de los tiburones. Se trata de una antigualla de madera en la que no tendrá más remedio que enrolar al jefe de policía y a un científico, Matt Hooper (Richard Dreyfuss

"Jaws" (1975). Steven Spielberg
Robert Shaw (Quint), Roy Scheider (Chief Martin Brody) & Richard Dreyfuss (Matt Hooper)
Tres fuerzas humanas (valor, armas y ciencia) frente a la fuerza de la Naturaleza (tiburón)

 Se trata de un joven algo obsesionado con el estudio de los tiburones, que durante todo el proceso de investigación se mostró más acorde con las sospechas del jefe de policía, que con la interesada versión de las autoridades civiles, cuyo objetivo era más, salvar sus legítimos intereses, que la vida de los bañistas. Sin embargo y a pesar de lo que parece, será el propio tiburón el que intentará dar caza a los variopintos cazadores. El que peor suerte correrá será el avariento y soberbio capitán, que terminará en el estómago de la bestia, después de que el animal destrozara su “Orca”, en tanto que el científico sobrevivirá agazapado en el fondo marino, tras un desastroso intento de acabar con el enorme pez, para que finalmente y por casualidad, sea el hidrófobo jefe Brody, el que in extremis, colgado del mástil de la semi hundida y destrozada embarcación, dispare a la botella de oxígeno que indiscriminadamente casi se traga el tiburón, mientras asomaba por su boca dentada, cuando se dirigía a toda velocidad hacia el policía, dispuesto seguramente a terminar su merienda

"Jaws" (1975). Steven Spielberg
Roy Scheider (Chief Martin Brody) intentando huir de las fauces del tiburón

 Tras la enorme explosión producida por el disparo algo azaroso a la mentada botella, emerge el científico de las profundidades, y sujetos a una barra y un par de bidones de flotación ambos, nadan satisfechos, un poco a lo Casablanca, hacia las playas de “blanca” arena de la isla.

"Jaws" (1975). Steven Spielberg
Agua ensangrentada

 Librados de la bestia, todo parece regresar con cierta naturalidad a la casilla de salida, coincidiendo tiempo real o histórico, con un momento en el que en casi todo el mundo, termina fracasando una gran revuelta mayormente universitaria, pero no solo, contra la nueva fase en la que entraba el capital, anunciando lo que un poco más tarde daría en llamarse neoliberalismo. Aparecerán entonces, los famosos tiburones en este caso, “aleteando” en el agua acristalada de las altas e inalcanzables torres de Wall Street.

"The Wolf of Wall Street" (2013). Martin Scorsese
"El lobo de Wall Street" narra la historia real de Jordan Belfort que se negó a participar en un fraude de títulos que involucraba la especulación financiera neoyorkina. "Tiburones" o "Lobos", metáforas de fieras salvajes depredadoras para los héroes del modelo neoliberal reaganiano inspirado en la Escuela de Chicago (los "Chicago Boys" de Milton Friedman)

 Quizá por eso, puede que el monstruo marino sea la representación subconsciente de la reprimida conciencia ecológica por un lado, y social por otro, en un intento desesperado de destruir con sus fauces los nuevos excesos dinerarios que terminarán por convertirlo todo en una autodestructiva merienda bursátil (incluido claro está, el propio cine)

"Jaws" (1975). Steven Spielberg
El científico Matt Hooper adiverte a su compañero de la cercanía del tiburón

 Tanto en un caso como en el otro, en la pantalla se nos muestra un tipo de desorden antinatural y por lo tanto divino, del que el nuevo hombre secular e ilustrado, debe salir por sí mismo. A la divina pregunta lanzada a Job encarnado por lo a que a nosotros respecta por el rudo capitán de Orca: "¿Acaso vas a sacar a Leviatán con un anzuelo y a atarle la boca con un cordel?" el nuevo Job posibilista parece responder: "¡No, con un poco de suerte, lo haré volar por los aires!"

 Hitchcock nos presenta, aparentemente, la animalada de des-orden fundacional contra la frivolidad clasista. No hay más que recordar un poco aquella escena, en la que de pronto, mientras Mitch, su madre y hermana están tomando el té con Melanie, un humilde gorrión aparece un tanto despistado por la chimenea rompiendo la armonía convencional de la escena, cuando acto seguido cae en catarata, por la misma chimenea, una nube parda que revolotea alocada por todo el -no menos convencional- salón, haciendo buena aquella antigua imagen en la que los pajarillos representaban la intemperancia del lenguaje, la cháchara o el aturdimiento. Sin ir más lejos, en el simbolismo cristiano, los pájaros también protagonizan algunas páginas representando directamente a Satán, el Devastador. Por ejemplo, en aquella parábola del sembrador, estos pequeños pajarillos se llevan las preciosas semillas, que son las palabras divinas

Cuervos

 Por otro lado, contradictoriamente, los imponentes córvidos -aves de buen augurio, para griegos y romanos-, representan para los pieles rojas, verdaderos nativos de aquellas tierras, a los creadores del mundo visible, que regeneran y redimen uniendo lo que estaba separado, destruyendo y construyendo al mismo tiempo el mundo. Quizá como el cine arquitectónico y su sala negra, uniendo y separando lo real de lo irreal, hasta hacerlos en muchos casos indistinguibles. Proyecciones-identificaciones, como las llama Edgar Morin, que están tanto en el corazón del cine, como lo están en el de la vida… "representamos un papel en la vida, no sólo con respecto al prójimo, sino también (y sobre todo) con respecto a nosotros mismos. El traje (el disfraz), el rostro (esa máscara), la conversación (esas convenciones), el sentimiento de nuestra importancia (esa comedia), mantiene en la vida corriente ese espectáculo dado a uno mismo y a los otros, es decir, las proyecciones-identificaciones imaginarias. En la medida que identifiquemos las imágenes de la pantalla con la vida real, se ponen en movimiento nuestras proyecciones-identificaciones propias de la vida real"

Edgar Morin (1921)
Filósofo francés que reflexiona sobre el cine: "C'est dans le film qu'est le noyau naissant du système de projection-identification qui s'irradie dans la salle..."

 Y siguiendo un poco más a contradanza, se podría decir que en el fondo, estas dos películas no dicen o son, lo que parece, sino que usan de esa apariencia para reconducir las posibles identificaciones en un sentido contrario, al que imagina el metafísico ‘espectador’. Por eso, el sencillo jefe de policía de Amity Island que nos dibuja Spielberg, más que un héroe parece un estúpido villano, que con sus buenas intenciones no hace más que enlosar el infierno, pues a quien salva finalmente jugándose la vida, no es a los bañistas (como se puede comprobar en la segunda entrega), sino, a ese otro monstruo terrestre de infinitas mandíbulas que pone en marcha la irremediable codicia capitalista, verdadera responsable de las muertes de los infelices bañistas, turistas, pasajeros, automovilistas, etc. No hay más que pensar en la escena en la que el alcalde, con su ridículo traje estampado, inspecciona las playas dándose cuenta de que los turistas atemorizados no son capaces de abandonar la seguridad de la arena, y se acerca a una pareja de vecinos para exigirles que se metan en el agua y dar ejemplo al resto de los bañistas. Efectivamente, tras la dubitativa pareja de ancianos, se zambulle la masa vociferante, dando al tiburón, como era de esperar, una nueva y trágica satisfacción. 

 Así que se podría decir sin exagerar demasiado, ni llegar a mentir más de lo corriente, que, de la misma forma, que es "Tiburón" el purgante marino que emerge como una amenaza casi ecologista o casi social, al imparable capital, para terminar feneciendo por la casual intervención de digamos, la clase trabajadora encarnada en el celoso agente de ese “orden reinante” que en cierta medida, nos entrega a las fauces económicas, como necesarias víctimas propiciatorias; en el caso de "Los pájaros" se termina por aceptar como felicidad última el lujo burgués, y la artificial sofisticación de la vida de ciudad, cerrando sigilosa, pero definitivamente, la puerta a la simplicidad y rutina de la pautada vida rural. En un caso y en otro, se nos plantea el fin de una época, la modernidad, y el principio de otra, la denominada posmodernidad, caracterizada por el traído y llevado neoliberalismo, que ha terminado por hacer de la cultura, principalmente una pura herramienta de propaganda; de la idea de humanidad, una religión, y del hombre, un nuevo dios secular cuya doctrina nihilista nos ha terminado instalando en un dorado paraíso comercial de relativismo pueril, con la promesa eterna, de una adolescencia extrema, también de la razón, que es esta vida de película -es decir, sustituta- que no pocos, pretenden llevar.


P. P. Elbo
Mijas, diciembre de 2019
Imágenes y Textos de imágenes: Francisco Huertas Hernández



7 comentarios:

Unknown dijo...

Profundo análisis. Gracias

Unknown dijo...

Me encanta

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Explicar una película es recorrer sus acontecimientos encontrando en ellos una ley interna. Pero comprender una película es algo más: es ascender desde los acontecimientos y sus leyes internas hasta una relación con el ámbito general humano y de la naturaleza. Comprender una película no solo es explicar qué pasa sino por qué pasa, y por qué eso que pasa es una parte de la realidad total. Toda película pasa a ser así un espejo de lo humano y del cosmos. Si existe algo como "una gran cadena del ser", la ficción también es una parte del ser, aunque necesite de instrumentos hermenéuticos diferentes: la analogía, la metáfora, la alegoría.
"The Birds" es de una potencia simbólica innegable, al igual que "Jaws". El autor de este estudio realiza un análisis profundo que eleva la anécdota de los acontecimientos a revelación del ser

Anónimo dijo...

Muy interesante. Felicito al autor. Siempre he visto más mensajes en Los pájaros: primero, en la VO el nombre de los pajaritos que compra Generen es "love birds",los pájaros del amor, los únicos que no se rebelan y que al final se los llevan toda la familia. Luego, los pájaros que atacan es un terror inexplicable, una fuerza misteriosa,un horror abstracto, el miedo a lo desconocido. Además, la familia de Connery es edípica: al ser huérfano de padre él hace el papel del hombre de la casa. La llegada de Hendren es un peligro para la madre. No quiere perder la figura masculina hijo-padre. Pero luego se arregla la situación,la madre gana una hija gracias a la situación extrema que sufren. Una curiosidad: no hay música, sólo el sonido de las aves tratadas electrónicamente. Y seguro que hay más mensajes. Cada vez que la veo (ya van más de 5 veces) encuentro detalles nuevos,como todas las obras maestras del director, como este film. Otra apreciación es que Hendren sufrió tortura física en el rodaje. El director antes de rodar la escena que queda atrapada, le tiraban muñecos de pájaros constantemente día a día, hasta el día del rodaje, que los gritos y pánico de la actriz es real. Quedó desquiciada.

Estrella dijo...

Muy buen artículo. Lo recomiendo totalmente. Una interpretación diferente de estas dos películas. Es de muy buena calidad el texto, el análisis. Muy redondo con la aportación también de Francisco.

Estrella dijo...

Mando la opinión de la pareja del autor del artículo. Él no tiene redes sociales.

"He releído el comentario de Acorazado y se lo he leído a él . Coméntale a Francisco, creo que se llama así, que le agradecemos mucho el detalle de haberlo publicado y haberlo enriquecido con su aportación . Como yo fui la que tuvo la ocurrencia, espero que, tanto a él como al resto de lectores, os haya aportado una visión diferente de ambas películas.
Lo único es que él (o P. P. Elbo) no se siente cómodo con estos medios y prefiere el contacto directo, pero eso es más difícil en estos tiempos. Está muy de acuerdo con lo que plantea Francisco en el comentario acerca de explicar y comprender una película (eso del qué y el porqué a mí me ha gustado mucho también) y en general con lo expuesto.
Mejor hacer el agradecimiento a través de ti que poner un comentario porque a Elbo le cuesta mucho sintetizar y no se ajusta al formato de los blogs.
Y como dicen en la película de Amadeus, no quiere abusar del oído real. Y las redes van a otra velocidad.
Bastante que este profesor se ha tomado la molestia de publicarlo...
Tú dile que Elbo es un hombre clásico..."😁😁

jdavdlopezsalas dijo...

Completo y aclaratorio análisis. En el caso de "Los pájaros" quizás mucho más evidente que en la película de Spielberg.