"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Pesadilla hiperrealista de la desigualdad y la crueldad
The Platform
Análisis filosófico
Francisco Huertas Hernández
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Goreng (Iván Massagué) es un joven que entra en El Hoyo para conseguir un "título homologado"
"El hoyo" (2019), dirigida por el debutante Galder Gaztelu-Urrutia, es una película vasca de ciencia ficción que, en estilo hiperrealista, recrea una distopía de la desigualdad y la crueldad humanas. En una estructura llamada "El hoyo" compuesta por indefinidas plantas, en cada una de las cuales hay encerradas dos personas, el único problema es comer. Una plataforma baja con la mesa de comida que las plantas superiores dejan. Cada persona al entrar, por fuerza, o voluntariamente como en el caso del protagonista, Goreng (Iván Massagué), puede llevar un objeto. Él entra con un libro, "El Quijote". En la planta 48 en la que despierta encuentra al compañero de celda, un hosco Trimagasi (Zorion Eguileor), que se acompañó de un cuchillo. Libros contra cuchillos. Ahí está planteada la dialéctica simple del film: civilización o agresión. La pesadilla reside en que cada vez que despiertan pueden estar en una planta superior o inferior, aleatoriamente, sin que mérito o culpa alguna pueda explicarlo. Así despierta Goreng en la planta 171. Eso entraña que no llegará comida. Está atado y amordazado en la cama. Y Trimagasi le explica que se lo va a comer. De hecho le corta un trozo de carne, cuando salta desde la plataforma la madre que busca a su hijo y mata al viejo. Los episodios de la pesadilla continúan por diferentes plantas con Goreng herido: 33, 202, 6. En ésta se topa con Baharat (Emilio Buale), y, juntos, ponen en marcha un plan para salir del infierno.
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Alta cocina en el nivel superior. Tanto esfuerzo para que la voracidad de unos pocos privilegiados sacie su gula, que se transforma en el hambre de los niveles inferiores, a los que no llegan ya ni los despojos. Una metafóra de la desigualdad económica en el planeta
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
El ojo es la conciencia que despierta a la realidad, o al sueño, en la pesadilla. Goreng "nace" para el espectador como una percepción distorsionada. Cuando el ojo enfoca el campo visual surge el desconcierto. ¿Dónde está? Y solo un ser humano puede tener respuestas a esos enigmas angustiosos: el "otro". La "alteridad" es el "descubrimiento" que el "yo" hace del "otro". Tras la filosofía de René Descartes con su descubrimiento de una conciencia solipsista que se piensa a sí misma, un "cogito", era necesario dar un paso en la comunicación de autoconciencias. Goreng no sabe nada de sí mismo, y , por eso, el "otro", Trimagasi, tiene las "claves" para saber algo de su propio "yo"
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Trimagasi (Zorion Eguileor), el personaje mejor construido del guión, interpretado brillantemente en su mezcla de indiferencia, humor y terror por el actor vasco
La película remite necesariamente a otras como la canadiense "Cube" (1997) de Vincenzo Natali -muy parecida en el planteamiento de personas encerradas en un edificio de apariencia infinita, resolviendo enigmas matemáticos para salir, mientras que en el film vasco se recurre solo a la violencia-; la británica "High-Rise" (2005) de Ben Wheatley -cuya Torre Elysium no es la ciudad ideal sino su sombra siniestra-; la mexicana "El ángel exterminador" (1962) de Luis Buñuel -con unos burgueses que no pueden salir del salón de una mansión-; la francesa "La Grande Bouffe" (1973) de Marco Ferreri -cuatro amigos que se suicidan comiendo hasta reventar-; o la española "La cabina" (1972) de Antonio Mercero, realizada para televisión, y en la que el guionista Juan José Plans nos ofreció la tragedia de un hombre anónimo atrapado en una cabina telefónica -de esas que ya no existen-, cuyo crescendo dramático es pavoroso.
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
La geometría aterradora del infinito en el hueco de las plantas. Ese respiradero es también el balcón de la separación de los cuerpos y los estados de miseria alimenticia -¡cómo recuerda esos balcones de nuestras casas en estos días de confinamiento!-. Una "biblioteca de Babel" vertical. En el cuento de Jorge Luis Borges, el vértigo de indefinidos libros que componen una biblioteca-universo se transforma aquí en el vértigo de las indefinidas estancias del hambre
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Goreng (Iván Massagué) mira hacia arriba con desesperación, mientras come con voracidad repulsiva su compañero Trimagasi. En este plano, y a través del hueco del horror, en un picado, casi cenital, vemos a un empequeñecido Goreng, reducido a diminuto insecto atrapado en la caja de las moscas, como en la canción "Colecciono moscas" (1984) de Golpes Bajos
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Trimagasi (Zorion Eguileor) y Goreng (Iván Massagué). Un plano cenital de la planta 171. Goreng ha despertado atado, amordazado, mientras Trimagasi se relame. Ha pasado de vecino de celda a alimento necesario en la sima del "Hoyo", donde no llega ni una miga, solo los cristales rotos de las copas. El canibalismo simboliza la aniquilación de la dignidad humana. Uno ya no es conciencia ni lenguaje, ni menos aún, alma libre sino carne cruda. "Es usted un puto asesino" espeta Goreng. "No, soy alguien que tiene miedo" responde con el cuchillo presto Trimagasi. El asesino no se hace responsable de su acción: "son los de arriba". La renuncia a la responsabilidad individual es propia de los seres amorales o inmorales. Los primeros por ser indiferentes, los segundos por ser cobardes o malvados. En esta película el mal es fruto del hambre. Son los crímenes del hambre, que circula en la plataforma en su descenso mortal -y moral-. Y alguien ha dispuesto ese movimiento de la "escasez": un poder invisible, al que llaman la "administración", que tiene un eco de Kafka
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Los caracoles en la cocina. En la película hay dos metáforas. Una, espacial, es la estructura del edificio: un agujero que vertebra la desesperación jerarquizada de los condenados -no es un panóptico, pero permite que sus habitantes puedan verse-. Y la segunda metáfora es alimenticia: los caracoles. Trimagasi va a dejar a Goreng prepararse como si de caracoles se tratase, para luego ingerirlo. El caracol es un molusco gasterópodo provisto de una concha espiral. Su uso culinario se remonta a la Edad de Bronce, hacia 1800 a. C.
Y también la literatura nutre el imaginario claustrofóbico de este largometraje: la "Divina Commedia" (1304-1321) de Dante Alighieri, con sus nueve círculos infernales en forma de cono invertido, que son el arquetipo de todas las películas de este tipo. La gradación de sufrimiento de los círculos es creciente, como la escasez de comida en las plantas inferiores de "El hoyo"; "La biblioteca de Babel" (1941) de Jorge Luis Borges -magistral cuento que describe una biblioteca compuesta por un número indefinido de galerías hexagonales e idénticas, donde hay grandes ventilaciones en el medio; una disposición idéntica a la de la película aunque en horizontal-; "La Fundación" (1974) de Antonio Buero Vallejo, obra de teatro en la que cinco científicos trabajan en un centro de investigación luminoso y confortable, pero que, poco a poco, descubrimos que es una alucinación de Tomás, el personaje principal. Están en la cárcel esperando su ejecución; "En attendant Godot" (Esperando a Godot) (1952) de Samuel Beckett, la pieza teatral emblemática del absurdo, en la que Vladimir y Estragón esperan a Godot, pero éste no llega nunca. Si bien estos personajes no están encerrados en un espacio físico, lo están en el mental, porque Godot es el sentido de la existencia, justo lo que en "El hoyo" está en juego.
Creo que "El hoyo" tiene un buen planteamiento y unos diálogos claros en su inicio, con la oposición entre un idealista, luchador y culto Goreng, por un lado, y el materialista, resignado y brutal Trimagasi -cuyo nombre malayo "Terima Kashi" significa "agradecimiento"-. El que busca el aliento del espíritu en las páginas de "El Quijote" frente al que solo piensa en defenderse y agredir con su cuchillo "Samurai +". La hostilidad hacia las preguntas que expresa el viejo Trimagasi refleja un mundo donde solo las necesidades básicas cuentan. Al fin y al cabo él está allí por un homicidio -chiste adolescente: tiró la televisión por la ventana y mató a un emigrante tras sentirse engañado por la compra de un cuchillo que cortaba ladrillos, engañosamente publicitado- mientras que el joven que interroga buscaba un "título homologado". Si para el viejo su palabra mantra es "obvio", que viene a ser un término que elimina cualquier duda o intento de pensar, para el joven la búsqueda de explicaciones racionales es una necesidad más acuciante que el hambre. Empero, el desarrollo de la trama descubre un guión bisoño apoyado por un exceso de "gore" y una misión poco definida de los personajes liberadores de la prisión.
Reparto:
Iván Massagué como Goreng
Alexandra Masangkay como Miharu
Zorion Eguileor como Trimagasi
Antonia San Juan como Imoguiri
Emilio Buale como Baharat
Eric Goode como Sr. Brambang
Mario Pardo como prisionero indeterminado
Creo que "El hoyo" tiene un buen planteamiento y unos diálogos claros en su inicio, con la oposición entre un idealista, luchador y culto Goreng, por un lado, y el materialista, resignado y brutal Trimagasi -cuyo nombre malayo "Terima Kashi" significa "agradecimiento"-. El que busca el aliento del espíritu en las páginas de "El Quijote" frente al que solo piensa en defenderse y agredir con su cuchillo "Samurai +". La hostilidad hacia las preguntas que expresa el viejo Trimagasi refleja un mundo donde solo las necesidades básicas cuentan. Al fin y al cabo él está allí por un homicidio -chiste adolescente: tiró la televisión por la ventana y mató a un emigrante tras sentirse engañado por la compra de un cuchillo que cortaba ladrillos, engañosamente publicitado- mientras que el joven que interroga buscaba un "título homologado". Si para el viejo su palabra mantra es "obvio", que viene a ser un término que elimina cualquier duda o intento de pensar, para el joven la búsqueda de explicaciones racionales es una necesidad más acuciante que el hambre. Empero, el desarrollo de la trama descubre un guión bisoño apoyado por un exceso de "gore" y una misión poco definida de los personajes liberadores de la prisión.
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Goreng (Iván Massagué) tras salvar la vida gracias a la ayuda de Miharu (Alexandra Masangkay), la madre que busca a su hijo
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Imoguiri (Antonia San Juan), una funcionaria que cree en la "solidaridad espontánea" de los oprimidos, pese a que defiende a la "administración". "Usted es de los que cree que todo lo que hace la administración está mal. Yo he trabajado 25 años en la administración" afirma dirigiéndose a un aturdido Goreng. Enseguida empieza a dar instrucciones a los de abajo para que no coman mucho. "Si todo el mundo comiera solo lo que necesita, la comida llegaría al nivel más bajo" había dicho la mujer. Parece una frase de la FAO (Food and Agriculture Organization) o alguna ONG. Como el instinto de supervivencia no atiende a razones ni a nobles ideales, Goreng asoma al hueco y grita a los de abajo: "¡Vamos a ver hijos de puta, o hacéis exactamente lo que dice la señora o me voy a cagar en vuestra comida todos los días!". No basta con la intención, la buena voluntad, para imponer la justicia, se necesita la fuerza. En "El Hoyo" no hay guardianes, solo las paredes. La fuerza es ejercida por los mismos prisioneros, de tal forma que se exterminan entre ellos. El deseo sexual está en un segundo plano, si bien Miharu satisface a los hambrientos. Aquí no se da la hipotesis de Freud de una pulsión sexual predominante sobre la de autoconservación
Sobre el significado del film se ha discutido mucho. Es, ante todo, una parábola política de opresión de la "administración" -invisible- que genera desigualdad -división jerárquica de la riqueza (alimento) en plantas- y fomenta el individualismo de la supervivencia más animal en la lucha por la comida. Algunos detalles son totalmente infantiles como los de las plantas de arriba escupiendo, meando y defecando a los de abajo. ¿No es demasiado "obvio" o, acaso, al espectador hay que triturarle bien la papilla para que no se atragante?
Más interesante es una interpretación filosófica de la existencia humana sometida al conflicto entre impulsos irracionales (nutrición, sadismo) y el deber ético de la solidaridad. El personaje femenino de Imoguiri (Antonia San Juan) -una funcionaria enferma, que comparte el piso 33 con Goreng- cree en la "solidaridad espontánea" de los prisioneros, una profesión de fe en la naturaleza bondadosa de los hombres al estilo de Rousseau: "Si todo el mundo comiera solo lo que necesita la comida llegaría al nivel más bajo" le dice a su compañero de celda, pero éste responde: "los cambios nunca se producen de manera espontánea". Esta necesidad de la acción -revolución- para modificar el estado de cosas dado une a Baharat y Goreng en su descenso hasta el "infierno" más profundo donde no alcanza el alimento (luz de la razón y del bien) y solo impera el canibalismo, que el director nos ofrece con toda crudeza en modo gore o splatter.
El hoyo
Más interesante es una interpretación filosófica de la existencia humana sometida al conflicto entre impulsos irracionales (nutrición, sadismo) y el deber ético de la solidaridad. El personaje femenino de Imoguiri (Antonia San Juan) -una funcionaria enferma, que comparte el piso 33 con Goreng- cree en la "solidaridad espontánea" de los prisioneros, una profesión de fe en la naturaleza bondadosa de los hombres al estilo de Rousseau: "Si todo el mundo comiera solo lo que necesita la comida llegaría al nivel más bajo" le dice a su compañero de celda, pero éste responde: "los cambios nunca se producen de manera espontánea". Esta necesidad de la acción -revolución- para modificar el estado de cosas dado une a Baharat y Goreng en su descenso hasta el "infierno" más profundo donde no alcanza el alimento (luz de la razón y del bien) y solo impera el canibalismo, que el director nos ofrece con toda crudeza en modo gore o splatter.
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Baharat (Emilio Buale), el inquieto inquilino de la planta 6. Jamás subió tan alto nuestro protagonista. Baharat es tan ingenuo que pide ayuda a los de arriba para ascender. Éstos le responden cagándole encima, cuando trepa por una cuerda. Una innecesaria muestra de escatología adolescente. Y no es que eso no pueda pasar en un contexto así, pero es un recurso fácil que presume un espectador garrulo. Baharat será el compañero de Goreng en su intento de liberar "El Hoyo"
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Baharat (Emilio Buale) y Goreng (Iván Massagué) subidos a la mesa de la comida dispuestos a bajar para administrar el alimento y expandir una rebelión solidaria
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Un prisionero (Mario Pardo). Brevísimo papel de este portentoso actor que hizo de Maxi Rubí en "Fortunata y Jacinta" (1980). Mario Camus, y de Mojamé en "Makinavaja" (1995). Carlos Suárez
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Sr. Brambang (Eric Goode), una especie de sabio, o profeta, que aconseja a los liberadores en su descenso al "Hades". Un Virgilio de pacotilla guiando a Dante a los infiernos, que dice frases ridículas como "convencer antes de vencer" (sacada del discurso de Unamuno en 1936, y que hemos visto en la reciente producción "Mientras dure la guerra" (2019). Alejandro Amenábar),"la administración no tiene conciencia. Sin embargo hay una mínima posibilidad de que la tengan los que trabajan en el nivel 0". Se refiere a las cocinas. "¿Cómo hacer eso? Con un símbolo. Necesitamos un plato delicioso e impecablemente presentado que regrese el tacto al nivel 0". Y no digo más para no hacer spoiler total. Parece que el Sr. Brambang ha salido de "Master Chef", un Jordi Cruz o Pepe Rodríguez de "The Hunger Games" (2012). Gary Ross
Diré, pues, que "El hoyo" es una sugestiva cinta de ficción gore, concebida minimalistamente -el escenario es casi inexistente-, con una dirección que prioriza los primeros planos agresivos y un sadismo exacerbado, bien narrada, aunque con subrayados pueriles en el guión. La interpretación de Zorion Eguileor destaca sobre el resto de actores -que también están bien- en un papel que alterna humor y terror. El mayor problema de la interpretación es la pésima vocalización de los actores, de la que solo se salvan Eguileor, Mario Pardo y Eric Goode. La música no es demasiado brillante y la fotografía solvente en la gradación de luz, sombra y rojo. He disfrutado más con la primera mitad del film que con su desarrollo, porque el guión se atasca en el desenlace. Todo indica que ya se ha convertido en una película de culto dado su éxito internacional y buenas críticas. "El hoyo", vista ahora, en pleno confinamiento por el coronavirus, adquiere una insospechada actualidad, y no puede dejar de recordarme a esos compradores furiosos de papel higiénico en los primeros días del encierro cuando veo a los "confinados" de la película abalanzándose cual bestias sobre los despojos de la comida dejada por los de "arriba". Porque, en una cosa, coincidimos Gaztelu-Urrutia y nosotros: estamos hartos de los de "arriba" y sus migajas.
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Cartel original
Euskadi
2019
Duración 94 minutos
Dirección: Galder Gaztelu-Urrutia
Producción: Carlos Juárez, Raquel Perea
Guión: David Desola, Pedro Rivero
Música: Aránzazu Calleja
Fotografía: Jon D. Domínguez
Montaje: Haritz Zubillaga, Elena Ruiz
Género: Ciencia ficción - Thriller
Estreno: 6 de septiembre de 2019 en el TIFF
2019
Duración 94 minutos
Dirección: Galder Gaztelu-Urrutia
Producción: Carlos Juárez, Raquel Perea
Guión: David Desola, Pedro Rivero
Música: Aránzazu Calleja
Fotografía: Jon D. Domínguez
Montaje: Haritz Zubillaga, Elena Ruiz
Género: Ciencia ficción - Thriller
Estreno: 6 de septiembre de 2019 en el TIFF
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
El director y el equipo de la película en el set de rodaje. La planta 48 con la plataforma de la comida
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
El director bilbaíno con la actriz Antonia San Juan
"El hoyo" (2019). Galder Gaztelu-Urrutia
Rodaje. Claqueta y Antonia San Juan
Iván Massagué como Goreng
Alexandra Masangkay como Miharu
Zorion Eguileor como Trimagasi
Antonia San Juan como Imoguiri
Emilio Buale como Baharat
Eric Goode como Sr. Brambang
Mario Pardo como prisionero indeterminado
11 comentarios:
He hecho este artículo por una sugerencia de Juan Francisco Navarro Cornejo, que dice que tengo potencial en el coaching, pero comentando, no cine clásico, sino películas de actualidad, de interés filosófico, como esta producción vasca. Pues bien la he visto, la he analizado. Está bien, pero, claro, no es el cine que me subyuga. La recomiendo no obstante.
Super
Creo que eres duro con la peli. La crítica internacional la ha alabado en general
Me resulta raro leerte sobre películas más actuales. Ayer "Thelma y Louise" y, sobretodo hoy, con esta de 2019. Yo no la he visto, pero cuando he leído que tiene similitudes con "Cube", pues me ha interesado más. Analizas, como siempre, muy bien con tu aporte de Filosofía y Literatura, lo cual la ensalza más. Pero no creo que se una peli que esté deseando de ver.
Está muy bien tu artículo, aunque
me gusta más cuando analizas clásicos. Me llegan más. Eso es un gusto particular mío, está claro.
Gracias Francisco, eres nuestro coach. Esta película no la he visto. Me ha dicho un amigo que prefiere Cube. Yo tengo claustrofobia y agorafobia así que mis hermanos me han dicho que mejor no la vea. Me gustan los temas distópicos, como Farenhait, 1984, Un mundo feliz, V de Vendetta, etc. El angel exterminador me angustió mucho cuando la vi de adolescente, y ahora no sería capaz, por la claustrofobia. Me ha encantado que me recuerdes La grande Bouffe. Esa la vi hace mucho y me impresionó. NO la he vuelto a ver y la había olvidado. Ahora mismo no hay libertad, ni igualdad. La igualdad de oportunidades, la igualdad ante la ley y la igualdad en otros campos la han sustituido por el pensamiento único. Y libertad no hay tampoco, ni democracia. Después de este confinamiento habrá quien no tenga ni para comer, habrá castas y quizás tengamos que aprendernos de memoria los libros para transmitirlos a otras generaciones. Yo soy optimista porque quiero romper este régimen corrupto. Enhorabuena por tu labor.
Manuela Pilar Millán SAnjuán
Una película que no está hecha para todos los públicos, pero que, pese a los pequeños fallos e imprecisiones, es una muy buena cinta de terror psicológico, de claustrofobia y de reflejo social. ¡Enhorabuena por la gran crítica!
Me falta verla a pesar de que a ti parece que no te ha llegado a convencer del todo Francisco.En una cosa si que estaremos de acuerdo, puede que sea una muy buena idea con un buen comienzo, como tantas otras, pero a medida que avanza se irá perdiendo en cuestiones pueriles, pero tendré que averiguarlo por mi mismo.
El hoyo se parece al covid 19
Hola Francisco primero el articulo es brillante en su análisis gracias había visto esta película la cual ha llegado en un momento histórico que la hace mas adaptable al mundo que tenemos hoy. Los que dirigen un mundo rectangular, los que manejan todo y manejan la vida de todos se parecen a esos seres que no aparecen en la película los personajes con marionetas en un mundo que debe entretener a otros observadores, en este 2020 todos pasamos por ser los personajes alguien nos mira y manipula y como va el mundo nos seguirán manipulando. El final bien nadie puede conocerlo, solo luchar por sobrevivir sin perder la vida, lo que me perdemos es nuestra humanidad esa es la maldición, perdemos sensibilidad y vivimos a través de las manos de otros.
Marcelo López
Gracias amigo Marcelo
El análisis está bien definido; más sin embargo, hay disparidad de caracteres, lo cual me desconcierta (en lo personal) cuando hay un acto de canibalismo. Aún sabiendo que es ciencia ficción, tampoco he visto la película, no sé si la quisiera ver.
Gracias lector
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