Prosas de lo lejano: las mejores músicas provienen de las emisoras más lejanas
Revolución y Edad de Oro (Fragmento. 2002)
Francisco Huertas Hernández
Con motivo de la visita de unos aristócratas en 1808, el asilo mental de Charenton organiza una función teatral, representada por algunos pacientes y escrita y dirigida por el Marqués de Sade, también recluido allí. El núcleo central del argumento es el asesinato del líder de la Revolución Francesa, Jean-Paul Marat, a manos de Charlotte Corday y plantea un debate acerca de las relaciones entre políticos, la sexualidad y la violencia. El director del hospital, Monsieur Coulmier, supervisa la actuación, acompañado de su esposa e hija. Coulmier, que apoya al gobierno de Napoleón, cree que la obra apoyará sus propias ideas burguesas y denunciará las de la Revolución Francesa que Marat representó. Pero los pacientes y el propio Marqués llevarán la representación por otro lado.
Basada en una obra teatral de Peter Weiss que, Peter Brook, maestro del teatro inglés contemporáneo, supo plasmar en una película impactante.
Este film británico de culto plantea algunas cuestiones fundamentales de la dimensión ética y política del ser humano: ¿justicia o seguridad? El sueño ilustrado de un mundo regido por la razón (frente al oscurantismo de las fuerzas eclesiásticas) y la libertad (frente al poder absoluto de la monarquía y la aristocracia) hubo de enfrentarse a la naturaleza devastadora del ideal que niega lo dado (hoy simbolizado en la repugnante frase: "esto es lo que hay"). La opresión reina sobre las vidas de las gentes, tanto de los opresores como de los oprimidos. Y ese reinado es tan invisible como la ideología de la resignación y la obediencia a las supuestas leyes naturales que la consagran. Cuando los revolucionarios desencadenan la violencia purificadora que reinstaure (instaure) la justicia y la igualdad (y la fraternidad) no hay orden natural que valga. Todo "orden natural" es una mentira del poder para perpetuarse ("siempre ha habido ricos y pobres"), por eso el Ideal revolucionario quiere un orden racional, no natural, porque la naturaleza ha sido pervertida por la dominación religiosa y monárquica. Que la Revolución devore a sus hijos es solo una consecuencia de la ruptura del orden natural de la espera, la rutina y la obediencia
Quien escribió que las mejores músicas provenían siempre de las emisoras más lejanas acertó sin duda. En esto de lo lejano se percibe el rumor del inicio sin el que nada somos ni comprendemos. Cuando la conciencia histórica de nuestros días asume que las filosofías del porvenir surgidas en la Ilustración no hicieron otra cosa que proyectar el pasado perfecto, la edad de oro, en un futuro revolucionario, no hace sino invertir el sentido del proyecto emancipador. La razón y la libertad no están al final de la historia. Éstas, son sublimaciones de la edad de oro perdida…
Francisco Huertas Hernández
2002
1 comentario:
Otro texto sugestivo. Felicidades
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