domingo, 17 de enero de 2021

Enigmas (La pasión por la música). Francisco Huertas Hernández

Enigmas (La pasión por la música)
Francisco Huertas Hernández


"Phantom of the Paradise" (1974). Brian de Palma
Winslow Leach/The Phantom (William Finley)
Inspirada en "Le Fantôme de l'Opéra", novela de Gaston Leroux -llevada al cine muchas veces: Ernst Matray (film perdido), Edward Sedgwick (con Lon Chaney), entre otras-, y también en el "Faust" de Johann Wolfgang von Goethe, y en "The Picture of Dorian Gray" de Oscar Wilde, el film de Brian de Palma es una celebración del rock y el amor imposible. En la película, un compositor desfigurado escribe su música para una mujer que ama para que ella la cante. Sin embargo, un productor discográfico lo traiciona y le roba su música para abrir su palacio de rock, "The Paradise". Traicionado, el compositor adopta una nueva apariencia y se venga del productor.
La cinta fracasó en taquilla y crítica, aunque la música de Paul Williams fue celebrada. Hoy es un clásico del cine.
El poder de la música, un arte que no admite máscaras porque habla sin palabras. La música es la fuerza que une el alma humana a la naturaleza (percusión) y a lo divino (tonalidad menor). El único arte en el tiempo que omite el espacio. Dicen que el cerebro humano deteriorado en el lenguaje sigue conservando la memoria musical. La música une lo que las palabras y costumbres separan. No es posible vivir sin música. El llanto del bebé al nacer es semejante al grito del heavy metal. La poesía, el más depurado invento del lenguaje humano, aspira siempre al ritmo y armonía de la música, su modelo inalcanzable. Inglaterra, patria del pop y el rock, fue llamada "Das Land ohne Musik" (la tierra sin música) en 1904. Morir cantando es bella muerte aunque improbable, pero el Cielo prometido -como ese Cosmos de la armonía de las esferas, o musica universalis, pitagórico- será infinita melodía


La passion de la musique est en elle-même un aveu. Nous en savons plus long sur un inconnu qui s'y adonne que sur quelqu'un qui y est insensible et que nous approchons tous les jours"

(La pasión por la música es en sí misma una confesión. Más sabemos de un desconocido que la tiene que de alguien insensible a ella y que frecuentamos a diario)

E. M. Cioran. “Syllogismes de l'amertume” (1952)

 La música es un enigma para el ser humano. Querer explicarla es inútil. Hay tantas músicas como talantes, pero, mientras el misterio de un alma casi siempre acaba disipándose en contradicciones y brutalidades sin sentido, el misterio de la música nunca puede ser desvelado.

 La naturaleza produjo las primeras armonías. Los pitagóricos encontraron esa armonía de las esferas celestes. En la Tierra, es el agua, en su curso natural, la que produce el sonido más puro. Y, entre los animales, las aves, que, con su canto, inspiran el canto humano. Pero el enigma de la melodía, el ritmo y la armonía conjuntados por el hombre sigue desafiando todos los intentos de la razón para penetrarlos.

 El misterio que convierte el ruido en música, el sonido en melodía, es tan inmemorial como el agua fluyendo o el viento ululando en los bosques.

 Como todos los enigmas, la música trasciende los límites de lo humano. Nos interpela desde el infinito y nos dispone hacia él. Nunca he comprendido cuál es la relación entre la naturaleza y la eternidad en la música, en su absoluta contemplación.

 Cioran escribió acerca del vínculo que une a quienes aman la música, aunque sean desconocidos. Rara condición la afinidad de las almas a través de la música, mayor incluso que la lograda con las ideas, porque, al fin y al cabo, los gustos musicales son una de las más secretas confesiones que alguien pueda hacer. ¡Cuántas amistades surgen de la música compartidamente admirada!

 Es aventurado suponer que el alma es la música misma, pues reacciona ante ella con vehemencia y dulzura, como si estuvieran hechas de la misma materia, de infinitud y pureza, belleza y bondad. Pero siempre la música excede al alma en belleza y bondad. El ser humano cuando no participa de la música es bárbaro y criminal, incapaz de acceder a la eternidad, incluso de gozar de la naturaleza. 

 La música es un don divino del que el alma participa sin entender.

 El ser humano es el animal que compone música. Hay otros animales que cantan, pero el canto humano nace de su divinidad, no de su naturaleza.

 La música de los hombres es un enigma, la de las aves una respuesta.

Francisco Huertas Hernández
27 de diciembre de 2000 

3 comentarios:

Unknown dijo...

Muy de acuerdo. Sin música la vida no vale nada

Anónimo dijo...

Qué bella reflexión

RoodeyCole dijo...

Sin música la vida