sábado, 12 de febrero de 2022

Estética. Daniel Sempere García. Ejercicios. Filosofía. 1º Bachillerato. IES V. Kent. Elx. 2009-2010. Profesor: Francisco Huertas Hernández

Estética. Cuaderno de ejercicios.
Alumno: Daniel Sempere García
Asignatura: Filosofía
1º Bachillerato C
IES Victoria Kent. Elx (Alacant). Curso 2009-2010
Profesor: Francisco Huertas Hernández











Estética. Cuaderno de ejercicios. 11 páginas
Alumno: Daniel Sempere García
Asignatura: Filosofía
1º Bachillerato C
IES Victoria Kent. Elx (Alacant). Curso 2009-2010
Profesor: Francisco Huertas Hernández

 Doce años han pasado de este cuaderno de ejercicios de Estética. Apenas lo recuerdo, porque mi memoria no es muy buena. Pensar sobre la belleza, o sobre lo que han pensado los que han meditado sobre ella -los filósofos de la estética- es necesario. Es tan fácil caer en el relativismo cuando se habla de belleza y de arte como incoherente, pues el gusto estético se forma, se educa, y es, precisamente, la capacidad de apreciar la belleza lo que distingue al humano de otros animales. Don Miguel de Unamuno señaló el sentimiento estético como propio de los seres humanos. Yo nunca he sido partidario de identificar lo estético con lo sensible, aunque desde Baumgarten éste es el uso de la palabra, cuya etimología griega es inequívoca: αἰσθητική, procede de αἴσθησῐς, que significa "percepción" o "sentimiento". Pero digo yo, ¿cómo se puede realizar ninguna reflexión filosófica sino es con la razón, estableciendo categorías racionales? Y la estética es aquella rama de la filosofía que reflexiona sobre la belleza en el arte y la naturaleza desde Platón.

 Mi empeño en defender la racionalidad de la estética tiene que ver con el "gusto". Si el gusto se educa, y, desde luego, se educa -y lo podemos probar en la existencia de conservatorios, academias de pintura, cursos de historia del arte o conciertos, museos, recitales de poesía...-, pues, si el gusto se educa, entonces es que hay algún canon, alguna norma, criterio o valor que guía al contemplador, al creador, y al crítico del arte. El que nadie tome en serio tirar los cuadros de Picasso o Miró de los museos y sustituirlos por pinturas de niños y aficionados, o deleitarse escuchando canciones de borrachos desafinados en lugar de sonatas de Beethoven, es una prueba de la inconsistencia de los que defienden el relativismo sensualista de la belleza que está solo en los ojos y los oídos del que disfruta.

 No, no y no. La belleza no es materia de opinión subjetiva e ignorante, sino del gusto formado por las formas puras, la emoción inserta en la forma, la técnica y la pasión de lo trascendente. El que no sienta esto no lo entenderá, pero el que lo sienta no se conformará con callar cuando el ignorante pretenda igualar su zafio gusto con el suyo. Entonces comprenderá que hay que explicar por qué hay objetos más bellos que otros, por qué la belleza del paisaje también está sometida a criterios racionales, en los que la emoción queda inscrita como el rostro en la moneda.

 El cuaderno del antiguo alumno de 1º de Bachillerato Daniel Sempere García resume y profundiza en lo que yo intenté explicar con mayor o menor éxito en aquellos años

1 comentario:

Anónimo dijo...

Increíble cuaderno. Cómo aprendemos con el Maestro