Individuo & Totalidad (XX)
La locura del saber y la cordura de la ignorancia
Francisco Huertas Hernández
Stadsfeestzaal
Antwerpen (Belgie/Belgique)
9 agosto 2013
Fotografía: Inma Arriero Doblado
Grande es la "locura" del saber, y mayor, aún, la "cordura" de la ignorancia. Si el "saber" -en la medida que alcance- separa al humano de sus congéneres, la ignorancia lo asienta en la multitud, que, de tan poco "preguntarse", termina por ser apaciblemente obediente.
Una vez más el loco es poeta y profeta, y se rebela como individuo aislado de sus coetáneos. Don Quijote pronuncia unas enigmáticas palabras: "La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura", que, no son únicamente recurso cómico para lectores memos, sino dialéctica de una razón "enflaquecida" por los delirios del amor, la belleza y la aventura del Bien, pues en las travesías del hidalgo manchego no hay sino el corregir injusticias, proteger a los débiles y defender la verdad y la virtud. El amor mueve la voluntad de Don Quijote, su rocín le lleva por caminos de polvo y hambre, y sus lecturas y su fe le alzan a la fama, hecha de nobles acciones aunque ello le valga la vida.
Thales de Mileto cayó en un hoyo por ir mirando el cielo: su "saber" (fue uno de los 7 Sabios de Grecia, junto a Solón, Pitágoras, Cleóbulo, Quilón, Periandro, Bias) no sólo era "prudencia" y "consejo", también "θεωρία", una contemplación del entendimiento de cuanto sorprende al alma humana, intentando establecer una respuesta racional al misterio del devenir. Locos son quienes contemplan la lluvia y las estrellas cuando la muchedumbre corre presurosa a guarecerse o duerme pesadamente tras agitarse sin ton ni son durante la jornada.
Don Quijote de la Mancha -loco poeta aventurero de "ficción" (?)- y Thales de Mileto -loco filósofo contemplador de la "realidad"- adquieren saber en tanto que son risibles para la masa. La criada tracia que reía al ver al gran matemático en el hoyo y los duques que se burlaban del Caballero andante eran "cuerdos" porque no pensaban, sólo vivían como todo el mundo, sin preguntar, como nuestros semejantes que repiten las consignas del telediario en un discurso lleno de frases hechas y pensamiento deshecho.
La "cordura" de la ignorancia es la "sensatez" del "tópico", porque fuera del tópico sólo queda la locura. El diccionario define "tópico" como lo "perteneciente a determinado lugar", "medicamento externo", "expresión vulgar o trivial" y "lugares comunes, principios generales".
El "tópico" designa el "lugar" (τόπος), y se necesita un lugar en el que apoyar los pies y las ideas. Ni Thales ni Don Quijote apoyaban sus ideas en la tierra, sino en el "cielo". Las ideas bien apoyadas en el suelo son las que reciben el gran peso de la costumbre inveterada; son ideas que permanecen estáticas, quietas, muertas. Comunes a la muchedumbre, necesitan aquietarse en lugares, también, comunes. Y son ideas comunes porque no son propias. Provienen del "sentido común", que es lo contrario de la razón, como nos dijeron desde Platón a Hegel. El sentido común, aquel que nos hace miembros de la sociedad, al decir "sí" a lo establecido, impuesto, dado, "real".
El tópico es común, superficial, general, vale para todo porque no vale para nada. Nos iguala a los necios, niega nuestra identidad, nuestra interioridad, cercena toda esperanza de apertura a lo otro porque nos encadena a un lugar.
El "loco" refuta al vulgo, huye del tópico, y, eso, ha de castigarse con dureza. La "locura" del saber individualiza; la "cordura" del "tópico" gregariza, dado que el loco es "utópico" –no tiene lugar- y el cuerdo tiende a ser pragmático. Un "saber" que se "rebela" contra lo que los otros "creen", simplemente, porque siempre fue así, "y fue como tenía que ser". El "saber" empieza cuando las cosas no son como "deben ser". La "normatividad" de la ley científica, del mandato ético y del principio filosófico (αρχή, ουσία, φύσις, αιτία) excluye la credulidad sumisa de las cosas en su "lugar". Thales y Don Quijote "sabían" que el lugar del "saber" no está anclado en la tierra, sino en el movimiento de ascenso del espíritu racional hacia las estrellas, que únicamente son contempladas por los que nunca duermen...
Francisco Huertas Hernández
11 de abril de 2024
Revisión de mi texto "Fuera del tópico sólo queda la locura" (1991)
4 comentarios:
Muy buena reflexión, pero el saber no es para los locos. Además, usted sabe, no hay locos. Esa palabra es un estigma social. Los enfermos mentales no son quijotes ni filósofos distraídos. No haga bromas, hombre. Que sufren y mucho, y razonan mejor que usted y que yo. Agustín Romero. Cáceres
Agustín, tiene usted mucha razón, hay que ser respetuoso con la enfermedad mental. Los románticos idealizaron a Don Quijote y a todos los idealistas de las novelas y los convirtieron en "locos", pero en el buen sentido de la palabra. Francisco
"El tópico es común, superficial, general, vale para todo porque no vale para nada. Nos iguala a los necios, niega nuestra identidad, nuestra interioridad, cercena toda esperanza de apertura a lo otro porque nos encadena a un lugar" Nos encadena a los lugares comunes, sí. Esos que les gustan tanto a las masas (y más a los que se sirven de ellas) y que inundan oa propaganda política. De vez en cuando podemos respirar en medio de la mediocridad pero, como dijo Dante, aunque en otro contexto, "perded toda esperanza". Hoy vivimos en el infierno de la ignorancia (esto no es privativo de esta época) y de la manipulación (esto último si es una característica generalizada de nuestro tiempo). La alienación "voluntaria" y "no consciente" que ejercitan sobre los individuos los poderes fácticos. Y sus títeres.
Me gustan los locos bajitos..y los vejetes locos.
Publicar un comentario