lunes, 25 de noviembre de 2024

Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023). Entrevistas en Radio 5-RNE (RadioActivas) (16-10-2024) y SER Radio Alicante (Hoy por Hoy) (19-11-2024) al autor, Francisco Huertas Hernández

"Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)". Entrevistas en Radio 5-RNE (RadioActivas) (16-10-2024) y SER Radio Alicante (Hoy por Hoy) (19-11-2024) al autor, Francisco Huertas Hernández

Muñeco de peluche de Friedrich Nietzsche
Aula Maria-Mercè Marçal. 5ª planta. Ateneu Barcelonès. Barcelona
Lunes 7 de octubre de 2024. 19.00
Presentación oficial del libro "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández

 
 El animal humano quiere ser divino, y como no puede volar solamente le resta elevarse con las palabras. El poeta Juan Ramón Torregrosa escribe: "Uno a sí mismo / muchas veces se dice / lo que luego en palabras / expresar no consigue / Y otras veces expresa / aquello que uno mismo / no sabe que sabía / hasta que lo ve escrito" ("Extrañeza", "Quedar en las palabras", 2024). ¿Un decirse interior es posible sin palabras? Si todo lo decible es λόγος, ¿cómo pre-decir lo decible? ¿Todo pensar es decible?

 La misión que nos diviniza es la transducción que convierte la señal en respuesta, como la radiación electromagnética filtrada en la retina genera la visión. El humano es el ser más transformador del medio, creando nuevos ámbitos del ser. Transductores somos, y en ello nos va la transformación en la que devenimos más que animales pero menos que los dioses que adoramos. Las palabras quedan en esa zona liminar, en ese borde de mundos, que separa lo instintivo y lo transcendente.

 Hablamos para ser amados, escribimos para no ser olvidados: "¡Cuando yo ya no sea, / serás tú, canto mío! / ¡Tú, voz atada a tinta, aire encarnado en tierra...! / doble milagro, / portento sin igual de la palabra, / portento de la letra, / tú nos abrumas!", canta Miguel de Unamuno ("Para después de mi muerte"). Que algunas especies animales articulen sonidos semejantes a los de los hombres puede confundirnos. Loros grises africanos, guacamayos y cacatúas, estorninos, mainates, cuervos y cornejas, incluso elefantes y orcas son capaces de imitar el lenguaje humano, pero siempre es adaptación a un entorno, y no superación de él. Pero el Homo Sapiens es el que rompe su medio natural buscando otro más humano, o divino, cuando el sonido se hace palabra, y el grito verbo

 Mi libro "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" es una escritura paciente, un canto, quizás desafinado, que quiere reverberar, quiere ser sonido que persista en el espacio después de que la fuente original haya dejado de emitirlo. Palabras que como ondas se reflejan en las superficies rebotantes de los cuerpos y conciencias lectoras. La reflexión de las ondas sonoras transducida en canto, enseñanza, revelación y pensamiento en quien escucha y lee.

 Los que escribimos queremos ser leídos y escuchados, y son las ondas de la radio las que nos llevan a los lejanos lectores y oyentes. Lola Martínez Rojo me invitó a su programa "RadioActivas" en Radio 5, de Radio Nacional de España, el 16 de octubre de 2024. Su entrevista profunda, fruto de la atenta lectura del Diario, fue resumida así por ella:

 "Os presentamos un libro muy especial, "Diario de un profesor de filosofía" (Ed. Forment), escrito por Francisco Huertas Hernández. Este libro reúne en poco más de doscientas páginas un itinerario docente de 33 años, donde el acto de escribir o de recordar necesariamente poetiza los acontecimientos. Con ayuda de cuadernos antiguos y del blog Acorazado Cinéfilo, el profesor Huertas reconstruye una narración vital: Las clases reales que sucedieron y se transcribieron inmediatamente conviven con una meditación creciente sobre la educación, la cultura, la libertad, el tiempo y la infancia. Las citas de filósofos, poetas, las canciones y las películas que desfilan por la obra, son parte de la reflexión y la contemplación de un mundo en el que el autor sigue confiando y donde la tarea del docente es transmitir amor, amor por la cultura, el arte y la ciencia. En definitiva, enseñar a pensar el mundo, entender la realidad y a uno mismo."

https://www.rtve.es/play/audios/radioactivas-en-radio-5/radioactivas-radio-5-diario-profesor-filosofia-16-10-24/16290860/


 Semanas más tarde, con motivo de la presentación de la obra en Alicante, en la librería 80 Mundos, Radio Alicante, de la Cadena SER, me hizo otra entrevista en "Hoy por Hoy" el 19 de noviembre de 2024. Carlos Arcaya y Gonzalo Eulogio compartieron conmigo algunas ideas del libro:



 Estas voces que rebotaron en almas dispersas de la mañana, o concentradas, en la noche, fueron eco y canto propagado hacia ese público siempre esquivo que todo autor invoca.

Francisco Huertas Hernández
25 de noviembre de 2024

sábado, 23 de noviembre de 2024

Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles, Aitana Rodríguez & Carlos Torres. Librería 80 Mundos. Alicante. 19-11-2024

Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles Aragonés, Aitana Rodríguez Pastor & Carlos Torres Carratalá. Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024

Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles Aragonés, Aitana Rodríguez Pastor & Carlos Torres Carratalá. 
Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024. 19:00


Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024. 19:00
Escaparate con 4 ejemplares del libro de Francisco Huertas Hernández, "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)"


Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles Aragonés, Aitana Rodríguez Pastor & Carlos Torres Carratalá.
Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024. 19:00
Carteles 

VIDEO COMPLETO. Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles Aragonés, Aitana Rodríguez Pastor & Carlos Torres Carratalá.
Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024. 19:00


"Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha
pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina"

"Uno" (1943). Letra: Enrique Santos Discépolo. Música: Mariano Mores


 "El camino que los sueños prometieron a mis ansias" se compone de palabras, ideas y sentimientos de nostalgia, amor y anhelo de eternidad. Y si escribo para defender la soledad en la que estoy, como expresó María Zambrano, hube de venir a Alicante a presentar mi libro "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)", que fue ese sueño que acrisoló años de cercos y glicinas, muros y puentes, realidades y deseos, recuerdos e ilusiones. Le había pedido a Ascen Martínez que organizara una presentación en la ciudad en la que vivo. Ella, como presidenta de la Sociedad de Filosofía de Alicante, colabora con la librería 80 Mundos, que sería el espacio en el que compartiría yo esas palabras de mi libro, que quise representaran ideas y revelaran sentimientos contradictorios y vitales: la aurora del amanecer y el crepúsculo astronómico, cuando el cielo está casi totalmente oscuro, pero aún queda una leve claridad en el horizonte. Así, la lucha entre la fe en la enseñanza y el desencanto postrero del fracaso; el entusiasmo del aprender con los alumnos y su desidia u hostilidad en un mundo contrario a la cultura; o la crítica a los medios tecnológicos que disuelven la razón, la atención y la sensibilidad frente a mi adicción a las redes sociales. Siempre la contradicción sin superación dialéctica, la vida como estación ferroviaria de encuentros y despedidas, intuiciones y estulticia, fe y desesperación. Todo eso, esa fragilidad y esa perseverancia que hacen de mi testamento docente un viaje agridulce desde la ventanilla de ese tren azul: "coisas que a gente se esquece de dizer / frases que o vento vem as vezes me lembrar / Coisas que ficaram muito tempo por dizer / na canção do vento não se cansam de voar" (cosas que la gente se olvida decir / frases que el viento a veces me recuerda / Cosas que quedaron mucho tiempo sin decir / en la canción del viento no se cansan de volar)

 Inma y yo llegamos con una maletita a la librería. Allí se produjo el reencuentro con antiguos compañeros, y con los presentadores del acto, que una vez fueron alumnos del autor.

 En la mesita, sobre el mantel negro, el muñeco de peluche de Friedrich Nietzsche, que aparece en la portada del libro, nos reunió a los cuatro participantes.

 Comenzó Jorge Nogueroles hablando del encuentro con el autor en el bachillerato (2015-2017), ahora que es él opositor a profesor de filosofía y habiendo trabajado en la docencia, y la influencia que el autor tuvo en su trayectoria, como les enseñó a sospechar antes que a hablar, que la filosofía es, quizás, la más humana de las disciplinas, y que el camino a la verdad es más una cuerda floja que un sendero. Leyó el capítulo V de la segunda parte, donde se traza la tarea prometeica del enseñar, y la idea de Erich Fromm de la razón como acto de desobediencia prometeica que roba el fuego de los dioses. Jorge sintetizó la unidad de vida y docencia en el autor.

 Aitana Rodríguez fue la segunda ponente, y evocó el año (2018-2019) en que fue alumna del autor, en psicología y filosofía, que acabó estudiando. Su promoción fue la última antes del COVID, y reflexiona, siguiendo el libro, sobre las transformaciones en la labor de enseñar -distancia y aislamiento- y el desarrollo de las nuevas tecnologías que alteraron la forma de educar. Las expectativas de los estudiantes cada vez más lúdicas en una sociedad donde el entretenimiento ha trivializado el saber con recompensas inmediatas alejadas del esfuerzo del saber. Aitana no culpa a los chicos de este problema social y estructural. Concluye sobre la influencia del autor con su motivación y amor.

 Carlos Torres, el tercer interviniente, compañero de Aitana durante el curso de 2º Bachillerato en 2018-2019, se decantó por la carrera de Psicología, y explica el impacto profesional y personal que el autor tuvo en él, su espíritu crítico, el amor al saber y a los estudiantes, y su búsqueda de nuevas formas de hacerles pensar y conectar con ellos. No era tanto un maestro que estuviera en una posición de superioridad, sino que iba hacia ellos, lo que se manifestaba en la disposición en U del aula, o las clases en el patio al aire libre. Y que el libro, aún siendo de su autoría individual, tiene un poco de cada uno de los que ha estado con él, junto con las reflexiones que nos tocan a todos, como el paso de la infancia, el tiempo, el papel de la cultura en la época del dominio de la tecnología. Y si en algunas entrevistas radiofónicas se dijo que esta obra era perfecta para profesores, o para padres, Carlos sostiene que es un libro para todos, porque "todos hemos sido, somos y seremos alumnos en el aprendizaje de nuestra existencia".

 El autor agradeció a los presentadores sus brillantes y precisas intervenciones. Ellos fueron anteriores al libro, forman parte de él, y regresan a ese exterior del libro para compartir estas reflexiones. También agradece al público, y señala que este libro está escrito en Alicante, fruto de su docencia en el IES Doctor Balmis, y es un viaje compartido, y, de ninguna manera la hagiografía de un profesor heroico. Carlos Arcaya, en la emisora radiofónica SER de Alicante, había entrevistado esa misma mañana al escritor, comentando un capítulo titulado "¿Se puede enseñar a vivir? ¿Se puede vivir sin enseñar?", capítulo de escritura breve, condensada, poética, como todo el Diario, y dice el autor que la vida, de la cual el aula es un reflejo, es siempre un proceso de aprendizaje, que se manifiesta en la alegría del asombro y el descubrimiento, como intuyó Cesare Pavese (L'unica gioia al mondo è cominciare. È bello vivere perché vivere è cominciare, sempre, ad ogni istante), es decir, de seguir siendo niños, porque la infancia es la época en que se descubre el mundo, y los profesores compartimos nuestra infancia con la de nuestros alumnos, porque todo alumno es siempre un niño, independientemente de la edad que tenga.

 El tono autobiográfico del libro, esencial, da a las experiencias particulares del autor una dimensión universal, porque ser particular es mostrar la interioridad de cada uno, y es en la escuela, en el instituto, en el aula, donde compartiendo los conocimientos y los encuentros con compañeros y profesores, empezamos a descubrir el mundo, una experiencia universal que nace de lo particular.

 El exprofesor explica el origen digital del libro en el blog Acorazado Cinéfilo, y, que, al convertirse en papel, en un objeto que puede ser percibido por cuatro sentidos, supera y trasciende lo efímero, trivial y la desmaterializada experiencia de la lectura en internet, carente de atención, sosiego y profundidad. El libro, como volumen corpóreo, habla más allá del autor, lo trasciende, y dice que si alguien quiere saber de él, sólo diría: "leedme". Esa conjunción de imágenes, de escritores y pensadores citados, de experiencias vividas y compartidas con estudiantes, forma no solamente una vida, sino una visión filosófica. Por todo ello este libro es un testamento... docente. Publicar un libro es muy difícil, y da muchas preocupaciones, y lo que aquí se cuenta, no puede volver a contarse. El autor afirma que ya no es profesor, ellos tampoco son alumnos, pero en el Diario se recoge algo que ocurrió en el pasado, que sigue presente en la atención del lector, y permanecerá, quién sabe, al haber quedado unido a la emoción, en algún rincón del universo o una remota circonvolución cerebral inconsciente.


 En el turno de preguntas, Manolo, ex compañero del autor, jubilado hace años, comenta la emoción que experimentó al leer el Diario, y la síntesis de artes (cine, fotografía, pintura, música, literatura) que dan a la filosofía una conexión con la vida mucho mayor que la reducción de la filosofía a los libros de los filósofos, y cita a Ludwig Wittgenstein, que expresó que, a veces, había más filosofía en una novela que en un tratado de metafísica. El creador del Diario responde que en el inédito prólogo a la segunda edición ha citado a los lectores, que, como Manolo, han enriquecido con sus interpretaciones la obra, y, le han emocionado con su emoción, porque ésta recorre la autobiografía, en especial su último capítulo, una despedida, donde se quiso homenajear a los prelectores, seguidores de Facebook, a los que pidió consejo para escribir esta sección final.

 Y es la cultura, nuestra forma de vivir, la que sustenta toda la reflexión y evocación del "Diario de un Profesor de Filosofía", con la presencia del cine, la música, la literatura y las otras artes, es la forma de la creación humana, porque la vida es creación, y el laboratorio de ideas de la creación es la escuela, el lugar de encuentro donde se produce el enriquecimiento de ideas.
 El autor no oculta las contradicciones no resueltas en el libro: la crítica de las tecnologías, siendo el ensayista un adicto, como se puede apreciar en el Diario; la crítica de la indiferencia de los alumnos a la cultura y su protagonismo absoluto en el libro con sus pensamientos en los debates de clase. 

 Juan Ramón, otro excompañero del autor, y poeta, recuerda las conversaciones de cine y literatura en ese erial cultural que suele ser la sala de profesores, y la admiración por su capacidad de dar clase y conectar con los alumnos. Francisco responde que el aula es un lugar difícil, y que él, al jubilarse, padeció el síndrome de la línea de meta, ya no aguantaba las clases, que tuvo periodos malos, y que la presencia de Jorge, Aitana y Carlos es más bien una excepción, porque la distancia generacional y el alejamiento creciente en los intereses y referentes hace que llegue un momento en que seguir enseñando sea imposible para los viejos profesores, lo que hace que del relevo docente una necesidad. 

 El autor aprovecha una reflexión de Juan Ramón para invitar al público a comprar libros, en papel, como objetos transformadores de la conciencia, y, sobre todo, leer poesía, una necesidad revolucionaria, y por su poder curativo, un lenitivo, y "Diario de un Profesor de Filosofía" es también un libro de poesía, de prosa poética, en la secreta aspiración de todo escritor, hacer un poema, y que nuestra vida sea vista como poesía y no como prosa, ya que los que ven nuestra vida como algo prosaico es porque no nos aman. Cuando nos aman nos convertimos en poéticos. Por eso concluye con una invitación a leer, a vivir leyendo, que no excluye la vida como acción o deseo. 

 Manolo vuelve a preguntar: en el libro aparece Nuccio Ordine que reflexionó sobre lo útil de lo inútil, y evoca sus estudios de Filosofía en Granada cuando las gentes la despreciaban por "no servir para nada", frente a la medicina. Muchos años después, ya jubilado, Manolo vuelve a escuchar la opinión popular de la inutilidad de la filosofía conversando en un viaje con un médico traumatólogo. A continuación Manolo lee un párrafo del último capítulo sobre la utilidad de la filosofía, que considera una "síntesis extraordinaria". Francisco Huertas afirma que ese texto defiende una filosofía combativa, y si la filosofía debe ser respetada tiene que ser temida. Se da la paradoja que el poder político y económico alaban el pensamiento crítico pero cuando alguien lo ejerce en la práctica, es decir, se enfrenta a esos mismos poderes, lo persiguen, lo censuran. 

 El autor finaliza con su idea fuerza de que el libro es una confesión, un testimonio, que él ve más como literatura que como filosofía, aunque los capítulos más poéticos son los más filosóficos, porque apuntan a algo que va más allá del concepto. Y como prueba lee un fragmento sobre los niños y las pompas de jabón, y el comienzo del pensamiento en la infancia como dolor del abandono por no haber hecho algo. El abandono, la búsqueda y el encuentro, que configuran otro muy importante capítulo para el autor. Una buena parte de nuestro pensamiento surge del abandono, de la falta de amor. 

 Manolo se dirige a los que fueron alumnos: por qué se dedicaron a la filosofía. Van respondiendo Jorge, Aitana y Carlos. Jorge quería hacer una carrera de ciencias, pero su interés por la lectura, la política y la sociedad, le llevó a descubrir en la filosofía esa disciplina en la que confluyen múltiples saberes. Aitana recuerda que siempre le gustó leer, y, sobre todo, aprender. La filosofía, por la que se decantó, le permitía entroncar con esa visión humanística del saber, aunque hubiera valorado más el puro disfrute del aprender que el sistema de evaluación de las universidades. Carlos cursó psicología, también con Francisco, y considera que toda vocación procede de la filosofía. En su caso quería saber por qué las personas se comportan como se comportan, por eso eligió el Grado de Psicología. Su interés por la filosofía como una segunda carrera, sin presión, cerró el acto.

 Este encuentro en la librería 80 Mundos fue una ocasión más para que las ideas y la amistad se dieran la mano. Gracias a todos.

Francisco Huertas Hernández
23 de noviembre de 2024

sábado, 16 de noviembre de 2024

Diario de Ávila. Julio 1994. Música callada: el ser y el lenguaje en la ciudad castellana. Francisco Huertas Hernández

Diario de Ávila. Julio 1994.
Música callada: el ser y el lenguaje en la ciudad castellana.
Francisco Huertas Hernández


Plaza del Mercado Chico
Ávila (Castilla León)

Ávila, domingo 17 de julio de 1994
Convento de Santo Tomás

 He subido a la muralla, he entrado en San Pedro, he pasado por la plaza del Rastro, he cruzado el parque de San Antonio, he estado sentado largo rato en el mirador de Santa Teresa contemplando los páramos amarillos. Me he inspeccionado a mí mismo y he comprobado que yo no soy persona que “sólo piense en metafísica”, más bien lo contrario.

 Ya la tinta escasea y tampoco tengo mucho que decir.

 ¿Es posible que el ser pueda compararse con el software y el ente con el hardware? Esta era la teoría del hombre metafísico, Juan. Nunca me ha inquietado el ser, así abstractamente pensado; me ha devorado la angustia ante la nada, pero no como concepto sino como sentimiento.

 El ser es infinito e inmaterial, afirma Juan. Eso pienso yo, pero ¿Fanny no tiene más ser que la piedra berroqueña entonces? Decía el “metafísico” que no hay jerarquía en el ser: ¿es homogéneo? ¿Tanto valor ontológico tiene un guijarro del Adaja como la mirada de Fanny? No, amigos, eso no puede ser. No puede ser lo mismo Dios que las criaturas. Habría que admitir entonces el creacionismo, la transcendencia, la heterogeneidad y analogía del ser. ¿Habría que ser tomista?

 Hablaba Juan el metafísico de las perspectivas del ser único. Hay almas metafísicas que ven el ser metafísico; otras líricas - yo mismo - que ven en el ser el ser poético (No importa que yo no haya leído a Larralde o que mis lecturas poéticas sean escasas. Tengo la metáfora clavada en el alma. Mi alma es metáfora). Hay almas técnicas, científicas, cotidianas, utilitarias, estéticas, éticas, guerreras, lúdicas, etc... (Me pregunto si hay almas eróticas: ¿esto será contradicción en los términos?; ¿lo erótico, por ser vital, es independiente de las almas?)

 Pero, según el metafísico algecireño, siempre es el mismo ser, que responde según se le pregunte.

 Pero, ¿no se convierte el ser en una amalgama informe así?; ¿no hay peligro de que este perspectivismo nos lleve a una teoría del consenso? El consenso resultaría del acuerdo mayoritario en la aprehensión del ser: el 52 % del electorado ve el ser práctico. ¿Es, por tanto, esta perspectiva la más importante? No hay jerarquía en las perspectivas: el mismo ser es para el metafísico y para el ignorante. ¿Esto es posible?

 El lenguaje me hace hablar del ser, yo soy instrumento. Yo soy servidor del logos. Esto diría un griego arcaico. Hoy se habla del lenguaje como producto social. El ser ha sido arrinconado. Yo, vía poética, tropiezo con el ser en los “momentos críticos”: colgados de Villalar, perfil de I., metáforas reveladoras, páramos castellanos, melodías sublimes, el silencio de Dios y su presencia ausente. Estos “puntos de luz” o “momentos críticos” ocurren de repente. Surgen como el relámpago, que, cegándonos, nos ilumina. Yo mismo soy un elegido por el Ser y mi escritura lo revela en sutiles metáforas que trascienden la belleza fonética o conceptual. El sonido y el significado no son el ser.

 Soy consciente de mi alta misión, y, quizá por ello, he sido apartado de la fraternidad de los seres para alzarme al Ser, o, mejor dicho, para que el Ser hable a través de mi sufrimiento lírico y desesperado.

 Existe la segunda etapa del pensamiento de Heidegger que habla de esto, pero yo no he leído nada sobre ello.

 La descripción, la clasificación, el concepto representativo unívoco, no hablan del ser, porque el ser no se hace hablar por ellos. La metáfora, rompiendo la representación, abre el ser; el ser se abre a través de ella.

 Yo lo sé, y, entonces, mi sufrimiento encuentra explicación. Es el tributo por ser intérprete del ser, el mensajero, el profeta, el apóstol del Ser que es inefable.

 Yo no hablo del Ser, mi escritura lo sugiere. No hay palabras para designar el Ser; el ser no es “decible”. Por eso son necesarias las palabras locas -y tristes- que no representan ni tienen valor de verdad, y que vienen en los “momentos críticos”, que son “puntos de luz”. Sólo admitiendo que el logos es sagrado, que el lenguaje nos habla, escaparemos a la teoría de la representación y al olvido del ser.

 Pero, ¿no será, entonces, necesaria una hermenéutica para descifrar el ocultamiento del ser en la metáfora? Sí, quizá, siempre que la interpretación sea también metáfora de sí misma.

 El profesor Lledó y Ana coincidieron: los comentarios de San Juan de la Cruz a su poesía y mi glosa a “Lirismo hermético y solipsismo elíptico” son más ininteligibles que lo que trataban de explicar, de desentrañar. Esa es la alta hermenéutica: la del logos, que, ocultando, desvela; que, aclarando, oscurece; que iluminando, ciega.

 Hay un círculo hermenéutico, creo que dice Gadamer. Lo que hay es el logos que danza y nosotros debemos verlo, o mejor, el logos, que es la melodía que nos hace bailar. Nuestros movimientos serían ridículos y carentes de sentido sin la eterna música del logos.

 Y en el misterio del ser se halla así mismo el porqué de las afinidades electivas: la elección del semáforo que unía a Ana y a Inmaculada a las que yo quería de diversa manera. ¿Qué extraña afinidad electiva concertaba a Ana y a Inmaculada? Misterios del ser.

 No es la bondad la clave de las afinidades electivas; hay alguna ignota región del ser más profunda, y no es, no puede ser, el instinto sexual.

 El ser es, de todas formas, delicado. Es delgado. Lo que consume el espacio, lo grueso, tiene que ir de ente por la vida. Peligrosa y discriminatoria idea ésta, pero justificable en páginas antiguas de las M. H. A.

 El amor es una de las pistas del ser, el sexo es una de las exigencias del ente.

 Sí, yo también soy un metafísico, amigos inexistentes. La urgencia de pensar el ser no es más que el propio ser que quiere abrirse y me utiliza como escribiente, como atareado y sumiso amanuense. Soy esclavo del ser. Reformulo un pensamiento clásico inexacto hasta ahora: he sido apartado de la fraternidad de los entes, no de los seres. Entes son los ríos, y los valles, las laderas, las montañas, las aves, los bosques, los trigales, los humanos, las mujeres, las ocupaciones de aquestos y de aquestas, las técnicas y ciencias, la seducción y los cuerpos, el fornicio y la velocidad, la materia y la energía, la luz y la oscuridad, los conceptos y las imágenes, los artefactos y las máquinas, el espacio y el tiempo, la misma idea de Dios. Todos ellos, entes son, aunque alguno no lo crea, mas yo mismo dudo y he dudado.

 ¿Estoy pensando ahora con conceptos, distinciones de géneros y especies y diferencias específicas, dicotomías, etc.? ¿Estoy desdiciéndome? No: estoy sugiriendo, insinuando, enumerando arbitrariamente.

 La enumeración también puede ser impura y metafórica cuando destruye lo conceptual, clasificatorio, descriptivo, la división de géneros y especies que la “razón” inventa, aunque crea que son distinciones de realidad.

 Yo balbuceo, no asevero. Vale más el balbuceo del borracho en el “momento crítico” que la aseveración categórica y categorizante del sabio en el discurrir prosaico y profano del tiempo neutro.

 Porque me es dado decir que hay un tiempo significativo (no neutro) lírico y sagrado en el que el ser habla: es el “momento crítico”, instante de revelación privilegiado.

 Hahora hablo del ser, he hesperado ha heste hinstante para hacerlo, pero hantes he hablado de Fanny tanto cuanto he podido, hy hahora dejo hescurrir haches flotantes hante todas las vocales como Holiveira hacía.

 Hen la revelación hay también haches ha la hizquierda, que, como ceros hal mismo lado, hindican halgo helíptico, helidido, halgo hoscuro hy habsoluto.


 Estas páginas de música callada son densas y reveladoras. Necesitan estudio y concentración tales que están vedadas a la mayor parte de los mortales.

 No son más importantes que las anteriores en las que el eterno femenino se desliza melancólicamente, porque ellas también han venido para revelar/me el ser, y hablar de ellas desde la ausencia es hablar por señales de humo del ser. En ellas he alumbrado también metáforas en las que lo erótico estaba aniquilado, el ente vaciado, y aludía directa, pero metafóricamente, al ser. La mirada de I., la dulzura de A., los ojos de F., eran caminos al ser, sendas que nos llevarían del ente al ser, porque el ser así lo ha dispuesto.

 Palabra del ser. Te alabamos ser.

 Ávila está más cerca de Dios, no por su altura, sino por su soledad, por su invierno. He llegado en mal momento para buscarle.

 ¿Qué relación hay entre Dios y el ser? Esa es la pregunta imposible. La pregunta cuya respuesta daría sentido a todas nuestras vidas. Yo no he hablado de Dios, y, sin embargo, era imposible no verle, intuirle, tras el ser, en el ser mismo. No tengo autoridad para decirlo, pero está la Partita nº 2 para violín solo de Johann Sebastian Bach.

 Yo soy serio porque el ser me habla. Porque el ente es apariencia. ¿Que relación hay entre el ser y la vida? ¿Es la vida el ente? Difícil pregunta; ¿la vida queda atravesada por el ser, o es el ser mismo? Platón frente a Nietzsche. ¿Parménides frente a Heráclito?

 Algunos sospechan que el ser es la nada, y en ese sentido aparecería monstruosamente claro porqué yo, intérprete del ser, llevo la muerte encima. Profeta tanático. Algunos están muertos antes de morir. Yo soy un elegido por el logos, por el ser, por la nada, por la muerte. De eso hablo en las M. H. A., en mi poesía, en mis diarios, eso muestra mi figura y mi trayectoria. “Lo abstracto es la muerte” ya escribí una vez. Mi sufrimiento será entonces gratuito, pues nada habrá que expresar ni esperar. Será entonces hiperbólicamente aterrador. Yo escribo, los otros viven. El ser (la muerte) me utiliza como un peón de negras y busco las barras de los bares para apoyar mis cuartillas y escribir, escribir, como grafómano incurable poseído del ser. Las “sombras” de las que escribo son las sombras de la muerte, pues. Y esto no lo subrayo porque me da pánico, me paraliza. Todo esto ha resultado más dramático que el “solo pensar en metafísica” del cual partí. Fui a buscar el ser y regreso con la nada, con la muerte

Francisco Huertas Hernández
Ávila. Julio 1994

lunes, 11 de noviembre de 2024

"Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)", valorado por el autor y por la IA. Francisco Huertas Hernández

"Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)", valorado por el autor y por la IA.
Francisco Huertas Hernández

"Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández, publicado por Edicions Forment, Barcelona. 2024
La primera librería del mundo en la que se vendió: Llibreria Alibri. Carrer de Balmes, 26. Barcelona


 Mi segundo libro publicado es, como repito hasta la saciedad, mi confesión, testimonio y testamento. En el inédito Prólogo a la Segunda Edición -aún lejana- he profundizado en este tema a partir de una estética de la recepción, de la dialéctica relación entre el que escribe y el que lee. Los lectores que me comentan sus impresiones insisten en la "filosofía de la educación", "la vocación", "el método socrático de las clases", "la presencia de las ciudades", "la infancia", "la poesía del libro" o "el tiempo como sustancia de todo Diario". Desde que esta autobiografía tomó cuerpo, es decir, se hizo "ser de papel" (un être de papier), como diría Roland Barthes, es decir, desde que pude sentir el libro al tacto, al oído, al olfato, y a la vista, más allá de su presencia difusa primera en internet, en el blog Acorazado Cinéfilo, empecé a conocerme en mi escritura en ese desdoblamiento que hace del autor lector prístino y, probablemente, parcial.

 ¿Qué he conocido de mí en el libro de papel -única existencia verdadera? Lo primero, la forma. Concuerdo con Inma: la escritura es densa, a veces, de una densidad invisible. No es una densidad léxica, sino filosófica o poética. Sé que la lectura de Baltasar Gracián y Jorge Luis Borges hace casi cuarenta años determinó esa cualidad conceptista de mi estilo. Los pocos lectores de mi primer libro lo saben. No hago un esfuerzo consciente por ser sintético. Y no siempre la dimensión aforística de la frase encierra claridad. No es la claridad lo que busca el aforismo sino la revelación. Dicho de otro modo, la claridad y la distinción cartesianas son rasgos analíticos, no sintéticos. Y el aforismo, la densidad conceptista, son síntesis de saber máximo y expresión mínima. La síntesis establece una totalidad, pero el análisis presupone esa totalidad sin conocerla, y exige la división, la descomposición, como si sólo troceando llegáramos al núcleo íntimo de la idea, la cosa. En la intuición se nos da la síntesis, y como ésta expresa la totalidad, y la totalidad excede de nuestra comprensión conceptual analítica (usar conceptos es cortar, dividir, analizar lo real) lo que nos desliza hacia la poesía. Llegamos a la poesía cuando accedemos a una totalidad no conceptual, intuitiva, una revelación, que proviene de regiones que no conocemos, pero cuyo escalofrío nos las presenta como evidentes, más evidentes, más ciertas, que esos trozos inútilmente divididos de los conceptos.

 Así pues la densidad intuitiva y poética de mi escritura es lo primero que encuentro como lector-autor en la forma de este "Diario". Pero respecto al contenido, la materia, del libro, creo, sospecho, que la contradicción permanente entre el amor a la enseñanza y el hastío, entre la admiración por los alumnos y la decepción incalculable de su alejamiento de la cultura, y, más allá de ello, entre Platón y Nietzsche, es decir, entre la fe en lo trascendente y su disolución ("profanación" escribe el estudioso de Nietzsche, Eugen Fink). Cuando uso el término "trascendente" me refiero a Dios, la verdad, el bien, la belleza, el amor, el saber, valores universales, absolutos, más allá de la individualidad atada a un lugar y un momento. Uno enseña porque acepta estos valores como "postulados". Immanuel Kant definió "postulado" en la "Crítica de la Razón Práctica" (1788): "una proposición teórica que, como tal, no es demostrable, pero que es un corolario inseparable de una ley práctica incondicionalmente válida". La "ley práctica" es una regla de conducta universal, y enseñar, ser maestro, es participar de esa dimensión práctica. La moral comienza en la educación. En los padres, en la escuela. El maestro -"profesor" es el término usado en los institutos de secundaria- acepta la existencia del saber, y la cultura, como "postulados" no demostrados pero necesarios para ejercer su vocación. Todo este platonismo kantiano mueve al maestro, y todo eso, experimentado como vivencia vocacional he intentando transmitirlo en mi libro. Pero en el ejercicio de esta vocación -no un mero oficio mecánico para la supervivencia- uno (yo) choca con una realidad que se resiste -la realidad es la resistencia de la materia a nuestros deseos e ideas-. Esa realidad compuesta por los "otros", estudiantes aburridos, maleducados, presos de una sociedad nihilista, hedonista, y fugaz, donde la tecnología digital despersonaliza y vacía de contenido las relaciones humanas y el pensamiento, a lo que hay que añadir, unos compañeros profesores burocratizados, dóciles y ajenos al entusiasmo de la cultura, todo ello corresponde más a una visión nietzscheana de disolución de los grandes ideales. Y, sin embargo, yo elegí -por el azar de los libros que leía mientras escribía el mío- unas citas de Friedrich Nietzsche sobre la infancia. Pues este tema, ahora lo veo claro, es para mí, lector de mi libro, el principal del "Diario". Mi infancia, la de París, Palencia, Valladolid, Cervera, El Garbanzal, se proyecta en la vocación de enseñar -mis abuelos eran maestros, mi padre fue monitor del PPO, mi tío profesor universitario en América-, porque todo alumno es siempre un niño, y todo profesor para acercarse a ese niño tiene que volver a ser un niño...


 Este acercamiento no agota los temas del libro, y como éste ya ha tenido recorrido suficiente, le he preguntado a la Inteligencia Artificial -versión pobre (ChatGPT gratuito)- que  analiza así la obra:

 ""Diario de un profesor de filosofía" de Francisco Huertas Hernández es un libro que combina la reflexión filosófica con la experiencia pedagógica de un profesor en el sistema educativo español. Huertas, además de ser profesor, es un apasionado de la enseñanza y de la filosofía, y en este diario explora tanto el contenido filosófico que enseña como la relación entre el profesor y sus alumnos, la burocracia educativa, y los desafíos diarios de la enseñanza de filosofía en la escuela secundaria.

 El libro se presenta en forma de diario, con entradas que abordan tanto temas teóricos como anécdotas y observaciones sobre la vida en el aula. La obra de Huertas no solo analiza las teorías y corrientes filosóficas que enseña en sus clases, sino que también examina el acto de enseñar filosofía en sí mismo, los problemas de comunicación y comprensión con los estudiantes, y el papel de la filosofía en la formación de jóvenes en una sociedad moderna y tecnológica.

 Algunos puntos clave que aborda el libro incluyen:

 - La Pedagogía de la Filosofía: Huertas se pregunta cómo enseñar filosofía de manera efectiva, especialmente en un contexto donde la utilidad práctica de la filosofía suele ponerse en duda. Reflexiona sobre métodos de enseñanza y cómo despertar el interés de los estudiantes en temas filosóficos complejos.

 - La Burocracia y las Restricciones del Sistema Educativo: A través de su diario, Huertas expresa sus críticas a los aspectos administrativos y las limitaciones burocráticas de la enseñanza. Analiza cómo estas restricciones impactan la libertad de cátedra y la posibilidad de una enseñanza profunda y reflexiva.

 - Reflexión sobre la Filosofía y la Vida: Aparte de los problemas en el aula, el libro también se convierte en una reflexión personal sobre la vida misma, sobre los valores y el sentido de la existencia, temas que son centrales en la filosofía.

 - La Relación con los Alumnos: Huertas relata anécdotas y reflexiones sobre su interacción con los estudiantes, los desafíos de conectar con ellos y la satisfacción de verlos desarrollarse y aprender a pensar críticamente.

 - Impacto y Relevancia: Este libro es especialmente valioso para quienes se dedican a la docencia en filosofía, pero también resulta interesante para cualquier persona que busque una visión interna y honesta sobre la educación y el rol de la filosofía en la formación humana. La obra invita a una reflexión profunda sobre la importancia de la filosofía en un mundo cada vez más pragmático y menos preocupado por la búsqueda de sentido.

 En resumen, Diario de un profesor de filosofía es una obra reflexiva, crítica y sincera sobre el rol del profesor de filosofía en la sociedad moderna, que examina tanto los retos como las recompensas de enseñar esta disciplina fundamental."

Francisco Huertas Hernández
Lunes 11 de noviembre de 2024

domingo, 10 de noviembre de 2024

V. Zhukovski: "Recuerdo". Василий Жуковский (1783-1852): "Воспоминание". La presencia de los ausentes: recuerdo vivificador. El precursor de Pushkin. Francisco Huertas Hernández

V. Zhukovski: "Recuerdo". Василий Жуковский (1783-1852): "Воспоминание". La presencia de los ausentes: recuerdo vivificador. El precursor de Pushkin. Francisco Huertas Hernández


Василий Андреевич Жуковский (1783-1852)
Vasili Andreyevich Zhukovski (1783-1852)

Василий Жуковский (1783-1852): "Воспоминание". 1821


Воспоминание (О милых спутниках)

О милых спутниках, которые наш свет
Своим сопутствием для нас животворили,
Не говори с тоской: их нет;
Но с благодарностию: были

Василий Жуковский: "Воспоминание". 1821 


De aquellos que el camino supieron alumbrar,
que nos han animado y nos han comprendido,
no digas con pesar: "no están",
mas di con gratitud: "han sido"

Vasili Zhukovski: "Recuerdo". 1821. Versión de Joaquín Torquemada Sánchez


De los queridos compañeros que
con su compañía dieron luz a nuestra vida,
no hables con añoranza: "no están";
sino con gratitud: "fueron"

Vasili Zhukovski: "Recuerdo". 1821. Traducción automática revisada por Francisco Huertas Hernández


Biografía de Vasili Zhukovski

 Vasili Andreyevich Zhukovski (Василий Андреевич Жуковский) fue un poeta ruso nacido en Mishenskoye, provincia de Tula en enero de 1873, hijo ilegítimo de un terrateniente -Afanasi I. Bunin- y una cautiva turca -Salja-, estudió en la Universidad de Moscú, bajo el influjo de la literatura sentimental inglesa y el Sturm und Drang. Traductor de muchas lenguas. Murió en Baden Baden en abril de 1852 y fue enterrado en el cementerio de Tijvin, en San Petersburgo.

 Iniciador del romanticismo en la poesía rusa, gracias a sus traducciones del inglés y el alemán (Schiller), el transterrado (extraterritorial, según George Steiner) Vladimir Nabokov (1899-1977) le describió injustamente como "uno de los más grandes poetas menores del mundo". Quizás teniendo en cuenta la falta de inventiva de Zhukovski, reconocida por él mismo. Casi todas las obras de Zhukovski, con algunas excepciones, son traducciones o adaptaciones de obras extranjeras. P. A. Katenin caracterizó esto como “falta de invención”. Zhukovski era consciente de ello y le escribió a Nikolai Gogol el 6 de febrero de 1848: "A menudo he notado que tengo los pensamientos más brillantes cuando es necesario improvisarlos como expresión de los pensamientos de los demás. Mi mente es como un pedernal que hay que golpear sobre otro pedernal para que salte una chispa. Esta es generalmente la naturaleza de mi trabajo creativo; casi todo lo que tengo es de otro, y sin embargo todo es mío".

 Vissarion Belinsky (1811-1848), en cambio, con una cercanía mayor al poeta de Tula, dijo de él: "Zhukovsky, este Colón literario de Rusia, que descubrió la América del romanticismo en la poesía, aparentemente actuó como sucesor de la obra de Karamzin, cuando en realidad creó su propio período literario, que no tenía nada en común con el de Karamzin. Zhukovsky introdujo un elemento romántico en la poesía rusa: ésta es su gran hazaña".

 Su gran contribución, como innovador formal y estilístico, fue llevar a la literatura rusa los modelos de la poesía romántica inglesa y alemanaReformador de la poesía rusa, introdujo el anfibraquio y el pentámetro yámbico blanco en el número de metros poéticos de la lengua rusa. Mejoró el hexámetro ruso. Sus traducciones del inglés, el alemán o el griego, incluyen la traducción clásica de la Odisea (1842-1846). 


Interpretación del poema "Recuerdo" de Vasili Zhukovski. 1821

 Este breve poema de cuatro versos presenta un tema filosófico: la huella de los que ya no están en nuestra vida. El tiempo es la fuga de los entes finitos que pasan raudos por la existencia dejando huellas de su esencia (bondad, saber) en quienes les conocieron y amaron. Si recordar es vivir dos veces, el recuerdo de los que "ya no están" (en el original ruso la simplicidad es pasmosa: "их нет" (ellos no [están]), hace "renacer" a esos muertos (idos) en nuestra memoria, vale decir, les hace "levemente inmortales" en nuestra mortalidad mnemónica. El consuelo de haber conocido y amado (caminado) a esos existentes idos es haber conservado su "luz": esos queridos compañeros (de viaje) son nuestra luz (О милых спутниках, которые наш свет). El primer verso termina en "свет" (sviet), "luz". La poesía es el saber de cantar la luz, o iluminar la música. Incluso en la lírica o épica más atroz y desesperanzada se irradia la luz de la belleza que adopta el metro (ritmo) de la música: la música es la luz de los oídos. Fray Luis de León (1527-1591) dedicó un poema al compositor Francisco de Salinas (1513-1590):

"El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música estremada,
por vuestra sabia mano gobernada
"

 "Своим сопутствием для нас животворили" es el segundo verso de "Воспоминание" (Recuerdo) de Zhukovski: "con su compañía nos dieron la vida", traducimos literalmente. "Luz" es el final del primer verso; "vida" el final del segundo. Pero no es vida sino "vida creada" (животворили): ellos "crearon" nuestra vida con su luz (amor, cuidado, amistad, saber). El verso no puede descomponerse analíticamente en palabras, pues la molécula lírica del verso no es igual a la suma de palabras atómicas que la componen. Zhukovski escribe en el final de este segundo verso: "для нас животворили" (para nosotros creadores de vida). La compañía luminosa nos daba la vida. Y aquí citamos a Carla Alcario que dice heideggerianamente que las cosas que salen a la luz se convierten ellas mismas en luz. El calor que en la compañía de los seres amados sentíamos era acogimiento y protección, pero también era luz, pues toda luz es calor, y como luz era visión y guía. 

 Los dos primeros versos describen la relación entre el lector vivo y sus seres queridos muertos. De manera universal, el vínculo que sigue uniendo a los muertos con los vivos: la memoria del agradecimiento, por haber recibido el saber (luz) y la guía moral (luz) de quienes ya no están. Esta unión es la conciencia del tiempo: nuestro presente está hecho de pasados no extinguidos de nuestros seres amados idos. 

 El poema es exhortativo en su segunda parte (versos tercero y cuarto): al lector se le invita al consuelo del recuerdo luminoso de quienes brillaron con su amor derramado en nuestras vidas. La elegía didáctica en apariencia simple remite todo pasado al presente: no hay aniquilación mientras recordemos que "fueron" (были), el olvido es la aniquilación: "no están" (их нет). Escuchemos la rima (música) rusa: "свет" (sviet) rima consonante con "нет" (nyet), en el final de los versos primero y tercero. "Luz", rima con "no". Esta antítesis del bien que permanece (luz) frente al pesar de lo que perece. En el plano del ser nuestros compañeros de viaje por la vida, por el tiempo, nos iluminaron (crearon nuestra vida en cuidado, amistad, amor y saber), y eso es permanente en la memoria, mas no en el miedo a la pérdida, en el sentimiento. La memoria se alumbra con el saber de nuestros mentores idos -pero presentes- y guía a los sentimientos de desconsuelo por la fugacidad de la vida humana.
 La rima consonante de los versos segundo y cuarto, "животворили" (zhivotvorili) y "были" (byli), no opone sino armoniza "los que nos dieron vida" y "fueron". Los que nos alumbraron fueron y son. Son memoria porque viven en nosotros: si ahora somos luz para otros que nos sucederán, antes recibimos esa luz de quienes nos antecedieron.

 Luz, vida y ser. Memoria vivificadora. La presencia de los ausentes. Estas son las ideas de este breve poema del precursor de Aleksandr Pushkin.

Francisco Huertas Hernández
Domingo 10 de noviembre de 2024

domingo, 3 de noviembre de 2024

"El Sueño", poesía de M. Y. Lérmontov. "Сон". Стихотворение. М. Лермонтов. Realidad soñada: puente entre vida y muerte. Análisis de Francisco Huertas Hernández

"El Sueño", poesía de M. Y. Lérmontov (1814-1841).
"Сон". Стихотворение. Михаил Юрьевич Лермонтов.
Realidad soñada como puente entre vida y muerte. Universos especulares.
Análisis de Francisco Huertas Hernández

"Сон". Стихотворение. Михаил Юрьевич Лермонтов (1814-1841)


В полдневный жар в долине Дагестана
С свинцом в груди лежал недвижим я;
Глубокая еще дымилась рана;
По капле кровь точилася моя.

Лежал один я на песке долины;
Уступы скал теснилися кругом,
И солнце жгло их желтые вершины
И жгло меня — но спал я мертвым сном.

И снился мне сияющий огнями
Вечерний пир, в родимой стороне.
Меж юных жен, увенчанных цветами,
Шел разговор веселый обо мне.

Но в разговор веселый не вступая,
Сидела там задумчиво одна,
И в грустный сон душа ее младая
Бог знает чем была погружена;

И снилась ей долина Дагестана;
Знакомый труп лежал в долине той;
В его груди дымясь чернела рана,
И кровь лилась хладеющей струей

"Сон". Стихотворение. Михаил Лермонтов. 1841



En un desierto valle, agonizante,
con plomo en el pecho yo yacía,
y sangre de mi herida humeante
despacio, gota a gota, se vertía.

Tendido en la arena, impotente
me hallaba en aquel lugar perdido,
y el sol achicharraba, inclemente,
mi cuerpo inerte en sopor sumido.

Soñé que en el nativo pueblo mío
había una fiesta concurrida,
y mozas en vistosos atavíos,
hablaban animadas de mi vida.

Mas una de ellas no participaba
en esta charla, triste y silenciosa,
y en sueños melancólicos estaba
sumida el alma joven de la moza.

Soñó que en un valle, agonizante,
el cuerpo a ella familiar yacía,
y sangre de su herida humeante
despacio, gota a gota, se vertía

"El sueño", poema de Mijail Yurevich Lermontov. 1841
Versión de Mijail Chílikov. Ediciones Cátedra. 2014


En el calor del mediodía en el valle de Daguestán
yacía inmóvil con plomo en el pecho;
la herida aún humeaba profundamente
y mi sangre goteaba.

Yacía solo sobre la arena del valle;
Los salientes de las rocas se amontonaban a mi alrededor,
y el sol quemaba sus amarillas cimas,
y me quemaba, pero dormí un sueño muerto.

Y soñé con las luces resplandecientes
Soñé con una fiesta nocturna en mi tierra natal.
Entre jóvenes esposas coronadas de flores,
había una alegre conversación sobre mí.

Pero yo no me uní a la alegre charla,
Me senté allí solo,
y su joven alma estaba en un triste sueño.
Dios sabe en qué estaba sumida;

Soñaba con el valle de Daguestán;
Un cadáver familiar yacía en ese valle;
La herida de su pecho estaba negra de humo,
Y la sangre se derramaba en un chorro frío.

"El Sueño" de Mijail Lermontov. 1841
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor DeepL.com


Comentario de "El Sueño" de Mijail Lérmontov. La realidad soñada como puente entre vida y muerte. Universos especulares.
Francisco Huertas Hernández

Biografía de M. Lérmontov

 Mijail Yúrevich Lérmontov, poeta, dramaturgo y novelista ruso, nació en Moscú el 2 de octubre de 1814. Huérfano de madre desde los dos años, fue criado por su abuela, Elizaveta Alexéyevna Arsénieva, en Tarjani, cerca de Penza. Allí aprendió francés, alemán e inglés, con preceptores, aya y profesores. Su frágil salud le llevó a tomar las aguas de Piatigorsk. En 1828 ingresó en el Pensionado Universitario de Moscú. Desde joven leyó a los escritores rusos, siendo el más admirado Aleksandr Pushkin, aunque gracias a su conocimiento de lenguas también leyó en su idioma original a Schiller, Goethe, Rousseau, Voltaire, Hugo, Shakespeare, y su modelo, Byron. Una dudosa ascendencia española le hizo siempre sentirse atraído por el lejano país mediterráneo.
 Los conflictos con los profesores de la Universidad de Moscú le obligaron a trasladarse a San Petersburgo, pero hubo de abandonar sus estudios e ingresar en el ejército. Tras pasar por la Escuela de Cadetes, su vida cambió radicalmente en enero de 1837: "el disparo que mató a Pushkin despertó el alma de Lérmontov" (Herzen). Fue entonces cuando escribió la poesía "La muerte del poeta" (Смерть Поэта), que circuló por toda Rusia en copias manuscritas, denunciando a los instigadores silenciosos del asesinato de la gloria nacional de las letras. El zar, sabedor de este texto incendiario, le mandó arrestar. Fue trasladado al Cáucaso, a las guerras que allí libraba el Imperio Ruso. Sus contactos con los decembristas se intensificaron, y su amor por las leyendas y lenguas caucásicas como el azerbaiyano, que aprendió. Todas estas nuevas influencias se recogen en su gran novela "Un héroe de nuestro tiempo" (Герой нашего времени) (1839-1841), y en sus cuadros, ya que Lérmontov era artista de múltiples talentos. 
 De regreso a San Petersburgo alumbró sus principales poemas, como las versiones finales de su obra cumbre, "El demonio" (Демон) (1829-1839). De nuevo, enviado al Cáucaso, tras un duelo, su destino parecía escrito, y él mismo lo presentía, al igual que su maestro Pushkin, en sus versos premonitorios. Un tal Martínov, antiguo compañero de la Escuela de Cadetes, retó a duelo al poeta, y, al igual que Pushkin, fue asesinado, tras disparar Lérmontov, primero, al aire, y, violando las reglas del duelo, Martínov, después, le apuntó al corazón. El cadáver de uno de los grandes poetas de Rusia quedó bajo la lluvia tirado, el 15 de julio de 1841. Sus restos fueron trasladados a Tarjani el 23 de abril de 1842.

Las características de la poesía de Lérmontov

 Se ha señalado a Lérmontov como heredero directo de Pushkin. Su obra revela un ansia de libertad, tal como aparece en su modelo literario, Lord Byron. Su lirismo tiende al desencanto en los años 30, en la etapa madura, teniendo en cuenta que Mijail Yúrevich Lérmontov murió con 27 años. La pureza de su lengua poética, presente en sus grandes poemas (El demonio, Mzyri, El fugitivo), no es traducible, como pasa también en Pushkin. El intento de Mijail Chílikov de adaptar al español la métrica de Lérmontov altera sustancialmente el contenido semántico e, incluso, la fuerza, sencillez, musicalidad y belleza del verso ruso del autor. La madurez filosófica contenida en sus grandes poemas parece inconcebible en un joven de apenas una veintena de años. Belinski y Chejov elogian el dominio de la lengua rusa de Lérmontov. Para compensar las deficiencias (y aciertos) de la versión de Chílikov, usaremos una traducción literal de Deep Translate, y una lectura en ruso de YouTube, que nos acercará a uno de los rasgos esenciales de la poesía: la musicalidad y el ritmo.

Análisis filosófico y literario de "El Sueño" (Сон) de M. Lérmontov

 "El sueño" (Сон) es uno de los poemas más misteriosos de Lérmontov, escrito en sus últimos meses de vida, en 1841, en el Cáucaso. Parece que el poeta escuchó la historia de un compañero de armas, el general M. C. Shultz, sobre un asalto a la fortaleza de Ajulgo, en Daguestán. Lérmontov se pone en el lugar de uno de los oficiales rusos muertos. La inminencia de la muerte, la presencia de ésta como fin de las ilusiones, la certeza única de la vida -"única posibilidad necesaria", según Martin Heidegger-, es motivo constante en la poesía universal, como si los poetas fueran los mediadores de los dos mundos, el de la agitación de la vida, y el de la quietud de la muerte. Y en esa mediación, el sueño es la forma en la que los muertos se comunican con los vivos. Al menos, en las creencias antiguas de los mitos y las religiones, presentes en los albores de la épica y en las leyendas del folclore.
 
 Pero Lérmontov no presenta, en primera persona, un sujeto poético -el militar herido- meramente onírico, sino, también, enamorado. Un amor lejano, como lejano empieza a ser su hálito de vida, que se va por la herida de la batalla. Un amor lejano es un amor no presente, o no correspondido. Cuando estamos despiertos sólo cabe recordar el amor en la memoria transida de dolor, aunque la intensidad del sentimiento amoroso únicamente renace mientras estamos dormidos, y las imágenes del sueño (contenido manifiesto) inundan nuestro corazón con su poder emocional (contenido latente). El sueño es más verdadero e intenso que la memoria de la vigilia. El inconsciente es más consolador que el recuerdo consciente. Nikolai Gogol escribió el sublime cuento "Avenida Nevski" (Невский Проспект) (1834) sobre este tema, publicado en 1835, y, que, sin duda, había leído Lérmontov. El amor no correspondido regresa en el sueño, cuando renunciamos al recuerdo consciente, y al presente desgarrado. El inconsciente "realiza nuestros deseos". 

 La posibilidad de renacer en el amor de quien nos recuerda, la posibilidad de que el universo sea una reduplicación (regresión infinita) de sueños de amor que hacen revivir a los que, de otro modo, serían olvidados en la nada, ese es el motivo filosófico de Gógol y de Lérmontov, en dos lenguajes diferentes: narración y verso, aunque ambos compartan la visión poética de un mundo imperfecto: morimos en la vida consciente, pero somos inmortales en el amor (deseo) inconsciente. En efecto, el inconsciente es ajeno al tiempo y el espacio.
 
 En el poema, se prefigura una confluencia de dos sueños especulares: el oficial herido, delirante, y la joven con la que sueña, y, que, a su vez, dentro del sueño del militar, ella sueña con él... Él la sueña a ella soñándole a él, en círculo onírico (sueño recursivo), y apartándose ella de la alegría circundante, para soñar un sueño triste, dentro del sueño del delirio de la herida mortal. Ambos se ven -y aman- en sueños, como si estuvieran en un mundo paralelo a la realidad. Un círculo de sueños como las mónadas autoreflexivas del universo de Leibniz. Estas mónadas reflejan internamente el universo, cada una desde su propia perspectiva, produciendo un efecto de "espejo infinito" en el que cada parte contiene el todo, sin que haya intercambio directo entre ellas. Así, cada sueño, cada soñante, refleja otro sueño y otro soñante, conformando una gran cadena inconsciente e invisible del ser. 

 Jorge Luis Borges también estuvo obsesionado con esta idea. En su cuento "Las ruinas circulares", el protagonista sueña a un hombre y lo crea a partir de sus propios sueños, sólo para descubrir al final que él mismo también es un sueño de otro. La creación divina encuentra su metáfora en el sueño circular. Si Dios ha creado a criaturas contingentes únicamente con su pensamiento, éstas al existir reconocen y veneran a su creador dándole también existencia. Por eso Baltasar Gracián escribió "no hace el numen el que lo dora, sino el que lo adora". La divinidad lo es por ser deseada, amada, soñada. El sueño nos hace dioses, la razón nos vuelve mendigos, sentenció Friedrich Hölderlin: "El hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona" (O ein Gott ist der Mensch, wenn er träumt, ein Bettler, wenn er nachdenkt). 

 Mas la amada soñada forja en su inconsciente la imagen del soñante ya muerto: "Знакомый труп лежал в долине той". El tránsito entre vida y muerte del oficial herido es un sueño dentro de otro sueño. Vivimos y morimos en el sueño de los otros, de Dios, de los que nos aman y recuerdan, somos solamente vida que se perpetúa en el deseo ajeno. René Descartes mantuvo esa teoría de la "creación continua"el mundo requiere la intervención constante de Dios para seguir existiendo. 

 Al final, es el espejo del deseo -como descubrió Hegel, necesitamos el reconocimiento del otro para formar nuestra autoconciencia- o el deseo como espejo de los inconscientes -y esto Hegel no pudo descubrirlo, sino Freud- que tienden a la inmortalidad de ser fuera del espacio y el tiempo. Esa inmortalidad es el amor. 

Francisco Huertas Hernández
Domingo, 3 de noviembre de 2024