Amado Nervo (1870-1919): "La Hermana Agua" (1901): "La Nieve".
Las metamorfosis de la sustancia primordial. Comentario filosófico por Francisco Huertas Hernández
Bosque nevado
А снег идет - Адольф Николаев 2020
Amado Nervo: "La Nieve". "La Hermana Agua" (1901)
Yo soy la movediza perenne; nunca dura
en mi una forma; pronto mi ser se transfigura,
y ya entre guijas de ónix cantando peregrino,
ya en témpanos helados detengo mi camino,
ya vuelo por los aires trocándome en vapores,
ya soy iris en polvo de todos los colores,
o rocío que asciende, o aguacero que llueve...
Mas Dios también me ha dado la albura de la nieve,
la albura de la nieve enigmática y fría
que cae de los cielos como una eucaristía,
que por los puntiagudos techos resbala leda
y que cuando la pisan cruje como la seda.
Cayendo silenciosa, de blanco al mundo arropo.
Subí, vapor, a lo alto, desciendo al suelo, copo;
subí gris de los lagos que la quietud estanca,
y bajo blanca al mundo... ¡Oh qué bello es ser blanca!
¿Por qué soy blanca? En premio al sacrificio mío,
porque tirito para que nadie tenga frío,
porque mi lino todos los fríos almacena
¡y Dios me torna blanca por haber sido buena!
¿Verdad que es llevadera la palma del martirio
así? Yo caigo como los pétalos de un lirio
de lo alto, y no pudiendo cantar mi canción pura
con murmurios de linfa, la canto con blancura.
La blancura es el himno más hermoso y más santo;
ser blanca es orar; siendo yo, pues, blanca, oro y canto.
Ser luminosa es otro de los cantos mejores:
¿No ves que las estrellas salmodian con fulgores?
Por eso el rey poeta dijo en himno de amor:
“El firmamento narra la gloria del Señor”.
Se tú como la Nieve que inmaculada llueve
Y yo clamé: -¡Alabemos a Dios, hermana Nieve!
Amado Nervo
1901
*****
Comentario filosófico de "La Nieve" ("La Hermana Agua") de Amado Nervo.
Las metamorfosis de la sustancia primordial.
Francisco Huertas Hernández
Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz (Tepic, Nayarit, México, 27 de agosto de 1870 - Montevideo, Uruguay, 24 de mayo de 1919). Conocido como Amado Nervo.
Poeta y diplomático mexicano, incluido en la corriente Modernista impropiamente. El misticismo y tristeza de su lírica lo aproximan a una poesía religiosa
Amado Nervo. Biografía de un poeta
Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz nació en Tepic (antes, en Jalisco; hoy en Nayarit) en verano de 1870, y, por feliz destino, recibió el nombre de su padre -Amado Nervo y Maldonado- lo que conviene plenamente a su obra, escrita con el cuidado por la realidad que llamamos amor. De su madre -Juana Ordaz y Núñez- quizás heredase ese catolicismo tradicionalista, que en él alza el vuelo de una espiritualidad cósmica. Su origen español explica esa hispanofilia permanente, corroborada en su estancia en Madrid. Para un católico la muerte es el eje de su creencia: el Dios muerto y resucitado que redime a los hombres arrojados al pecado original, concebido como una muerte del alma heredada. Y para Amado Nervo la muerte fue un horizonte irrebasable: en 1875 fue asesinada su medio tía Catalina Nervo; su padre murió cuando el poeta tenía unos doce años; su hermano Luis Enrique se suicidó en 1896, interrumpiendo su carrera poética que no prometía tanto como la de Amado. Las circunstancias literarias y de supervivencia del escritor de Tepic nos son prescindibles. El Derecho fue en él algo accidental, mero sustento. Su estar-en-el-mundo, teñido de melancolía romántica, y en relación con la vivencia de la muerte y el anhelo de inmortalidad impregna toda su obra lírica, no así la periodística o narrativa. El amor soñado se realizó en su convivencia con Ana Cecilia Luisa Daillez, a la que conoció en París. Su repentina muerte (1912) está descrita morbosamente en "La amada inmóvil" (1922), uno de sus libros esenciales. La pobreza franciscana no fue elegida, sino el resultado de sus trabajos intermitentes en la prensa. Y como estaba predestinado, Amado Nervo falleció joven, a los 48 años, el 24 de mayo de 1919, en Montevideo, en su cargo de ministro plenipotenciario de México en Argentina y Uruguay. Fue enterrado el 14 de noviembre en la Rotonda de las Personas Ilustres, acompañando el cortejo el presidente de la República, Venustiano Carranza, y convertido en poeta nacional. Los periódicos hablaron de doscientas mil personas en el funeral del escritor.
El estilo de la poesía de Amado Nervo
Los grandes escritores realizan un tránsito desde sus maestros y las corrientes dominantes de la época a un sello propio. Amado Nervo partió de un romanticismo enfático, y lleno de adjetivos, según el estudio de Manuel Durán, de sentimientos tristes, pasó por un segundo periodo modernista, central en su obra, y terminó en una etapa más austera verbalmente, y más espiritual en su contenido. Una poesía de hálito religioso, con base en el amor humano, siendo la muerte el tema central. Nervo jamás abandonó el Modernismo, y no fue innovador, siendo coherente con su tradicionalismo.
El agua en la poesía de Amado Nervo. "La Hermana Agua" (1901). Las metamorfosis de la sustancia primordial. La Nieve. Comentario filosófico
Amado Nervo parte de la experiencia cotidiana, del fenómeno que se presenta al oído, a la mirada, y, más tarde, a la reflexión lírica:
"A quien va a leer
Un hilo de agua que cae de una llave imperfecta; un hilo de agua, manso y diáfano, que gorjea toda la noche y todas las noches cerca de mi alcoba; que canta a mi soledad y en ella me acompaña; un hilo de agua: ¡qué cosa tan sencilla! Y, sin embargo, estas gotas incesantes y sonoras me han enseñado más que los libros.
El alma del Agua me ha hablado en la sombra –el alma santa del Agua- y yo la he oído, con recogimiento y con amor. Lo que me ha dicho está escrito en páginas que pueden compendiarse así: ser dócil, ser cristalino; esta es la ley y los profetas; y tales páginas han formado un poema.
Yo sé que quien lo lea sentirá el suave placer que yo he sentido al escucharlo de los labios de Sor Acqua; y este será mi galardón en la prueba, hasta que mis huesos se regocijen en la gracia de Dios"
¿No es la llegada a la existencia mortal extrauterina del humano una salida del agua materna? Tránsito de lo líquido a lo sólido, de la permeabilidad del agua amniótica a la impenetrabilidad opaca de la tierra, envuelta en su capa de aire. Que el nacimiento, el parto, sea el "romper aguas" de la mujer, la ruptura de la bolsa amniótica, sitúa al ser humano como un ser de agua. La fruición espontánea del chapotear charcos, hacer muñecos de nieve, la exaltación ante la tormenta y el entusiasmo por los baños en la playa son regresiones amnióticas en los niños. Somos embrión y feto en el medio líquido, como los primeros organismos que vivieron en el mar. El líquido amniótico representa un vestigio evolutivo de nuestro origen acuático. Los primates homínidos venimos de los peces. Filogenéticamente somos hijos del mar. Amado Nervo conserva esa querencia del origen acuático en su poema religioso "La Hermana Agua".
Parte Amado Nervo del "Cantico delle creature" (Laudes Creaturarum) (1224) de San Francesco d'Assisi (1181-1226), alabanza de los entes de la Naturaleza, en donde el santo se refiere así al agua: "Laudato si', mi' Signore, per sor'aqua, la quale è multo utile et humile et pretiosa et casta" (Alabado seas, mi Señor por la hermana agua, la cual es muy humilde, preciosa y casta). Los elementos bendecidos por Francesco son reflejo de la creación divina, y quedan unidos fraternalmente como creaturas al alma humana. "Sor Acqua" o "Sorella Acqua", humilde, preciosa y casta, calificativos impropios para lo inanimado, pero expresión de la sacralización de la naturaleza que inviste de espíritu lo material. Nervo plasma en una simbología cristiana la limpieza, renacimiento y purificación de las aguas, que son espejo del alma.
El poema, en nueve partes, descubre las distintas formas en que el agua adquiere presencia: la subterránea, que corre bajo la tierra; la que discurre sobre la tierra; la nieve; el hielo; el granizo; el vapor; la bruma; las voces del agua; el agua multiforme. Todas ellas vinculan el cielo, la tierra y el alma humana.
El agua que nos vio nacer y la de la infancia. El chamaquito Amado -nombre premonitorio- conoció el río de Tepic, en Nayarit, el Mololoa -hoy muy contaminado-, y, quizás, la Playa El Borrego a 57 kms. Los niños del mar y los niños de río. Amado era un niño de nube, como todos los poetas, hijo de las fuentes celestes del agua. En Michoacán estudió, y, más tarde, en Mazatlán -"la perla del Pacífico"- pudo abismar su mirada en el Oceano. Los hombres no necesitan ver el mar, lo llevan dentro, por eso el lactar (mamar), el beber, el tomar, el salivar, el sudar, el lavar(se), el llorar, el moquear, el miccionar, el eyacular, el sangrar, tienen ecos de nuestro origen líquido. No en vano el primer filósofo, Thales de Mileto (624-546 aC), sostuvo que el agua era el principio de todo lo que existe, según el doxógrafo Diógenes Laercio.
Amado Nervo escribió diversos poemas por donde se escucha el rumor del agua, o se presiente su húmeda piel cambiante: "El puente", "Los dos claveles", "Destino", "El héroe", "Trilogía", "Gratia plena"... Entre los líquidos acuosos siente predilección Nervo por el vocablo "linfa", poético fluido de vida por donde circulan nutrientes, se eliminan desechos y se defiende inmunológicamente el cuerpo, tal como se lee en "Destino":
"Destino, cuya mano, si la toca,
hacer nacer la linfa de la roca
y el bien o el mal con rudo impulso fragua
acuérdate de mí, soy una boca
que se muere de sed junto del agua"
"La Hermana Agua" tiene alma, y habla en la sombra, enseña su ser: dócil y cristalino, y el poeta lo va desvelando desde el interior de la tierra:
"Yo canto al cielo porque mis linfas ignoradas
hacen que fructifiquen las savias; las llanadas,
los sotos y las lomas por mí tienen frescura.
Nadie me mira, nadie; más mi corriente obscura
se regocija luego que viene primavera,
porque si dentro hay sombras, hay muchos tallos fuera"
En la superficie de la tierra:
"Yo alabo al cielo porque me brindó en sus amores,
para mi fondo gemas, para mi margen flores;
porque cuando la roca me muerde y me maltrata
hay en mi sangre (espuma) filigrana de plata;
porque cuando al abismo ruedo en un cataclismo,
adorno de arco-iris triunfales el abismo,
y el rocío que salta de mis espumas blancas
riega las florecitas que esmaltan las barrancas;
porque a través del cauce llevando mi caudal,
soy un camino que anda, como dijo Pascal"
La tierra accede a ser materia de un agua que le da forma, aristotélicamente. El agua crea los entes que la tierra ofrece aún sin vida: los campos, las plantas, las flores. Y el aire, o cielo humano, modifica el estado líquido en sólido de nieve:
"Cayendo silenciosa, de blanco al mundo arropo.
Subí, vapor, a lo alto, desciendo al suelo, copo;
subí gris de los lagos que la quietud estanca,
y bajo blanca al mundo... ¡Oh qué bello es ser blanca!"
"La movediza perenne" a la que nunca dura una forma, "pronto mi ser se transfigura" -dice el Agua por mano del mediador poeta. Los "témpanos de hielo" son forma de cristal sólido del agua, hexagonal estructura de enlaces de hidrógeno. Misterios ónticos: el hielo tiene menos densidad que el agua, y flota sobre ella. Son los espacios vacíos de las moléculas gélidas lo que lo posibilitan. La nieve dicta al autor de Tepic: "Mas Dios también me ha dado la albura de la nieve / la albura de la nieve enigmática y fría / que cae de los cielos como una eucaristía". Nieve creada de mano divina, alba, enigmática, fría, eucarística. Empecemos por su "albura", ese blancor puro y brillante. Bajo el conocimiento de la Física, el blanco es la suma de todos los colores visibles del espectro electromagnético. No es, propiamente, un color sino la combinación de todas las longitudes de onda de la luz visible reflejadas de manera uniforme. Tomemos el fenómeno de la luz solar blanca: al pasar por un prisma se descompone en los colores del arcoíris. El blanco viene a ser un metacolor, equivalente a la Idea de Bien como metaidea en el mundo inteligible, descrito por Platón, y comparada certeramente con la luz del Sol. Así que simbólicamente -sin connotación étnica- el blanco representa la pureza, la inocencia, la luz y lo divino. Nervo, amanuense del agua, escribe: "Cayendo silenciosa, de blanco al mundo arropo / Subí, vapor, a lo alto, desciendo al suelo, copo; / subí gris de los lagos que la quietud estanca, / y bajo blanca al mundo... ¡Oh, qué bello es ser blanca!". Una nieve protectora del hombre, del paisaje, de la belleza. La nieve compacta mantiene a los seres reunidos en el invierno, los congrega en sus cuevas, madrigueras, troncos y grietas arbóreas, lodo, casas, templos. Hibernación.
"¿Por qué soy blanca?... / porque tirito para que nadie tenga frío". Una inocencia nívea de estampa infantil del norte de Europa es patente aquí. La conexión atávica entre blancura y bondad, y un Dios que premia con blancor: "La blancura es el himno más hermoso y más santo; / ser blanca es orar; siendo yo, pues blanca, oro y canto". Nervo cae en la redundancia. Su proselitismo religioso a veces es repetitivo. El verso final de "La Nieve" es una alabanza a Dios del poeta, junto a la Hermana Nieve.
De nieve a hielo hay un suspiro:
"Tú ignoras esa angustia: mas yo no me rebelo,
y ansiosa de que todo en mi Dios sea loado,
desprendo radiaciones al bloque de mi hielo,
y en vez de azul oleaje soy témpano azulado"
El hielo para el campesino muta en fatal granizo:
"Soy diáfano y geométrico, tengo esmalte y blancura
tan finos y suaves como una dentadura,
y en un derroche de ópalos blancos me multiplico"
Todo lo sólido se desvanece en el aire. Y quien líquida y turbulenta corría peña abajo, luego se vio etérea despojándose de materia, hasta ser "alma del agua", vapor que es rocío:
"El vapor es el alma del agua, hermano mío,
así como sonrisa del agua es el rocío"
Nervo no siempre es sutil en sus versos. Pero, sin esfuerzo, alcanza cimas metafísicas en lenguaje llano, ribete modernista y temple católico. Un poeta sensual, místico, trivial y filosófico. Él revela cada íntimo pliegue de las metamorfosis de la sustancia primordial, que, para los antiguos filósofos y poetas, es el agua, pero para los químicos sólo una molécula de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Como lírico de una naturaleza reflejo de Dios, Amado Nervo vira de vapor a bruma. La bruma formada por pequeñas gotas de agua líquida en el aire es la séptima metamorfosis acuática del poema, en la que el autor de Tepis accede a lo onírico buscando la región en que lo líquido y lo gaseoso se confunden como en un sueño:
"La bruma es el ensueño del agua, que se esfuma
en leve gris. ¡Tú ignoras la esencia de la Bruma!
La Bruma es el ensueño del agua, y en su empeño
De inmaterializarse lo vuelve todo ensueño.
A través de su velo mirífico, parece
como que la materia brutal se desvanece"
Los poetas son el oído del mundo, y lo cantan, le prestan la voz que los dioses les conceden. Este don que Anna Ajmátova (1889-1966) sintetizó en su poema "Многим" (Para la mayoría): "Я — голос ваш, жар вашего дыханья" (Soy vuestra voz, el calor de vuestro aliento). "Я — голос ваш" (Ya - golos vash, Yo soy vuestra voz). Y la voz del poeta debe hablar a muchos como pocos, por todos los elementos del cosmos, reducidos a palabras esenciales. Amado Nervo distigue las voces del agua:
"-Soy pródiga de fuerza motriz en mi caída.
-Yo escarcho los ramajes. –Yo en tiempos muy remotos
dí un canto a las sirenas. –Yo, cuando estoy dormida,
sueño sueños azules, y esos sueños son lotos.
-Poeta, que por gracia del cielo nos conoces,
¿no cantas con nosotras?
-¡Sí canto, hermanas voces!"
Estos altísimos versos de las "hermanas voces" con las que el vate canta, por gracia del cielo, reúnen los trabajos del agua en paisajes y oficios, en ritos y artes. La condensación de un saber intuitivo, sinóptico, de los ejes del ser y una exuberante flora verbal elevan el poema hasta el empíreo.
El noveno canto o transfiguración del agua es multiforme. Muchas voces, muchas formas. Una reflexión metafísica sobre la materia y la forma, donde el poeta es mero transmisor de lo que dijo el agua, "sabiendo que es el Padre quien habla entre la noche":
"¿No ves que a cada instante mi forma se aniquila?
Hoy soy torrente inquieto y ayer fui agua tranquila;
hoy soy, en vaso esférico, redonda; ayer, apenas,
me mostraba cilíndrica en las ánforas plenas,
y así pitagorizo mi ser, hora tras hora;
hielo, corriente, niebla, vapor que el día dora,
todo lo soy, y a todo me pliego en cuanto cabe.
¡Los hombres no lo saben, pero Dios si lo sabe!"
La docilidad y cristalinidad del agua es metáfora de la llamada de Dios a los humanos a través de su fluida criatura sustentadora de vida, pero que no vive en sí, el Agua:
"¿Pretendes ser dichoso? Pues bien: sé como el agua;
sé como el agua, llena de oblación y heroísmo,
sangre en el cáliz, gracia de Dios en el bautismo;
sé como el agua, dócil a la ley infinita,
que reza en las iglesias en donde está bendita,
y en el estanque arrulla meciendo la piragua"
La dicha humana es la sumisión a la voluntad divina, cual agua. Pero esto no es esclavitud. El agua "llena de oblación y heroísmo", es sangre y gracia bautismal, quietud y ola. Fertiliza la blanda tierra y horada la dura roca. Gaston Bachelard (1884-1962) en "L'eau et les rêves" (1942) acerca este líquido elemento a las emociones y los sueños. Su tipología de arquetipos del agua incluyen el agua clara, oscura, corriente y estancada. En Nervo no hay voz para la oscura ni estancada. Bachelard se inspira en el simbolismo de Carl Gustav Jung (1875-1961). El ciclo de la vida, de nacimiento y renacimiento alcanza en las metamorfosis del agua su más perfecta expresión. Ni tierra, ni fuego ni aire tienen esa multiformidad.
Francisco Huertas Hernández
Sábado 4 de enero de 2025