lunes, 22 de julio de 2024

"Canoa" (1976). Felipe Cazals. La horda criminal. Crónica de un linchamiento en Puebla. Cine político, testimonial, etnográfico, thriller y terror. Francisco Huertas Hernández

"Canoa: memoria de un hecho vergonzoso" (1976). Felipe Cazals
La horda criminal. Crónica de un linchamiento en Puebla.
Cine político, testimonial, etnográfico, thriller y terror.
Ficción y realidad. Contexto histórico-político de México. 1968.
Reflexión psicoanalítica y filosófica sobre la violencia
Francisco Huertas Hernández


"Canoa: memoria de un hecho vergonzoso" (1976). Felipe Cazals
La "horda criminal" (turba violenta), la "masa" irracional, poseída por el odio al "otro", deshumanizado, y hacia el que siente el impulso de aniquilación, porque amenaza a la comunidad de modo abstracto
 

























Presentación de la película

 "Canoa: memoria de un hecho vergonzoso" es una película mexicana, dirigida por Felipe Cazals, en 1975, que reconstruye con objetividad un hecho real: el linchamiento brutal de cinco empleados de la Universidad ocurrido el 14 de septiembre de 1968 en el poblado de San Miguel Canoa, estado de Puebla. Un film experimental en su estructura que alterna un falso documental -testimonio, mirando a cámara, de diversos testigos del pueblo- con la recreación de ficción, pero de extrema exactitud histórica, de la abortada excursión de un grupo de trabajadores públicos de la Universidad Autónoma de Puebla al volcán Malinche, que terminó en una matanza atroz. El espectador conocerá desde la primera escena el desenlace. En las películas históricas el final es, normalmente, el principio, y los guionistas persiguen profundizar en las causas y motivos de las conductas.

 La secuencia temporal de la narración no es lineal, hay numerosos flashbacks. Por otro lado, la perspectiva poliédrica del largometraje en el que diferentes géneros se yuxtaponen y concilian en una unidad artística, desde un género etnográfico, pseudo documental, testimonialhistórico o político, a un thriller, y, finalmente, una película de terror, junto a un distanciamiento objetivo, entre Brecht y Bresson, con la ruptura de la "cuarta pared" y diversos personajes mirando a cámara, al espectador, dan la posibilidad a Felipe Cazals, Tomás Pérez Turrent (guionista) y Alex Phillips, Jr. (operador de fotografía) de incorporar al público en la reflexión sobre la violencia en un entorno rural dominado por el clero
 
Los hechos


 El 15 de septiembre de 1968, un informe policial -muy mal redactado, semántica y sintácticamente- del Director Federal de Seguridad del Gobierno de México, detalla los siguientes sucesos del día anterior
 
 "Puebla.- Cinco empleados de la Universidad Autónoma de Puebla organizaron ayer un paseo a la falda del Cerro de la Malinche, cerca del pueblo de San Miguel Canoa, perteneciente al municipio de Puebla. Los organizadores del paseo, de nombres: Ramón Gutiérrez Calvario (mozo de la UAP), Jesús Carrillo Sánchez (bibliotecario de la UAP), Julián González Báez (mozo), Roberto Rojano Aguirre (mozo), Miguel Flores Cruz (mozo), fueron víctimas de un grupo de aproximadamente 800 vecinos del pueblo indicado, que se amotinaron, y al grito de "mueran los comunistas", asesinaron a machetazos a los dos primeros mencionados, y heridos a los tres restantes; matando también al Sr. Lucas Fuentes, y a su hermano, dueño de la casa de donde fueron sacados los empleados de la Universidad. Los hechos se realizaron en la forma siguiente:"

 El informe detalla a continuación lo sucedido cronológicamente, coincidiendo, punto por punto, con lo que el espectador verá en el largometraje:

 "Los cinco empleados, que se dirigieron en autobús de esta ciudad al pueblo de San Miguel Canoa, para iniciar la ascensión del cerro, aprox. a las 17 horas. Pero en virtud de que caía torrencial aguacero, decidieron a que pasara el mal tiempo, y entraron a una tienda a tomar unas tortas. Y como ya no había transporte para regresar a Puebla, decidieron pedir albergue en la Iglesia de ese lugar, ante el cura de nombre, Enrique Meza Pérez, al que le dijeron que eran empleados de la UAP; el cura mencionado se negó a permitir que pasaran la noche en la iglesia, por lo que los solicitantes lograron refugiarse... en la casa de Lucas Fuentes. Aprox. a las 22 horas empezaron a sonar las campanas de la iglesia y llegaron los vecinos del pueblo, gritando que iban a quemar a los comunistas que se habían encerrado en esa casa, ubicada a 300 m. de la plaza de San Miguel Canoa.- El mismo Lucas y su hermano (Pedro, que estaba de visita en Canoa, acompañado por dos de sus sobrinas y el novio de una de ellas, llamado Odilón) trataron de evitar el linchamiento, diciéndoles que no eran estudiantes, que eran empleados, pero los amotinados no quisieron escuchar razones, y los sacaron a todos, con los resultados que se indican"

 En el siguiente párrafo del informe, uno de los supervivientes, Roberto Rojano declaró que oyó que un grupo de estudiantes de la Escuela de Economía, encabezados por Roberto Burgos, habían ido con anterioridad a Canoa a pedir apoyo al Movimiento Estudiantil del D.F. Los del pueblo de Canoa dijeron que estos estudiantes saquearon una tienda e izaron una bandera rojinegra en el zócalo del pueblo, y por esta razón estaban enardecidos contra los empleados, confundidos con estudiantes, azuzados por el cura, que tiene antecedentes de intervenir en actos de agitación que se han realizado en este lugar.
 
 "Se hace notar que entre los agresores amotinados se encontraba Martín Pérez, Presidente de la Junta Municipal Auxiliar de San Miguel Canoa, quien goza de la confianza del cura mencionado"




Miguel Flores Cruz


"Trataron de izar una bandera rojo y negro y fue la consecuencia"
Criminal titular del periódico "El Sol de Puebla". 15 de septiembre de 1968.
El periodista no sólo es un analfabeto que no sabe escribir, también es un esbirro que justifica un linchamiento brutal. Denomina "zacapela" (riña o contienda con ruido y bulla) y "trifulca" (desorden y camorra entre varias personas) a lo que fue un asesinato con saña y alevosía. Y, justificando y amparando el crimen, el periodista habla de las víctimas así: "atacó a cinco que se dicen empleados de la Universidad Autónoma de Puebla". El infame redactor legitima la versión de la policía que repite las palabras de los "vecinos", que acusaron a los trabajadores de saquear tiendas y querer colocar una bandera roja y negra en la iglesia.
Turrent y Cazals reconstruyeron con absoluta fidelidad los hechos, usando recortes de prensa como éste


 Juicio y condena de los participantes

 Al final de la película leemos:

 "Se dictaron 17 órdenes de aprehensión. 5 personas fueron sometidas a proceso. 2 de ellas salieron libres al no comprobárseles su participación en los hechos. Una tercera fue condenada a 8 años, saliendo libre 2 años después, al ser revocada la sentencia. Los 2 restantes fueron condenados a 8 y 11 años de prisión y cumplen actualmente su sentencia. Ninguno de los señalados entre los principales incitadores fue sometido a proceso"

 Uno de los trabajadores que se salvó declaró medio siglo después:

 "A 50 años de lo ocurrido en San Miguel Canoa, al igual que en esa época, hoy la justicia es la misma porque tanto el cura Meza Pérez, como los señalados del múltiple homicidio, autores intelectuales y materiales, no recibieron su castigo, acusa Julián González Báez, único sobreviviente del linchamiento ocurrido el 14 de setiembre de 1968"
 
 El contexto político en México en 1968

 Gustavo Díaz Ordaz Bolaños (1911-1979) -miembro del PRI- fue presidente de México entre 1964 y 1970. Su gestión coincidió con el desarrollo urbano (Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey), gran crecimiento económico, la disminución de la inflación, y una represión sangrienta de los movimientos estudiantiles, cuyo máximo exponente fue la matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas, de la capital, con cifras de estudiantes muertos nunca dadas a conocer oficialmente, pero que se estiman en cerca de 400, asesinados por el Ejército y el grupo paramilitar Batallón Olimpia. 
 
 La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), fueron centros de debate y activismo político. La demanda de reformas educativas fue una de las causas principales del movimiento estudiantil.

 El presidente Gustavo Díaz Ordaz advertía que “los estudiantes anhelan la revolución comunista; quieren destruir México”, ese discurso del odio, que iba sembrando en la población el ánimo del linchamiento, tal como se dio en Canoa, donde el cura Meza repetía las consignas del gobierno y los medios de comunicación.

 La matanza de la Plaza de las Tres Culturas ocurrió unos días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos, celebrados en la capital mexicana, entre el 12 y el 27 de octubre de 1968. Las primeras olimpiadas en América Latina.
 

"Según conclusiones de la fiscalía mexicana dadas a conocer durante el sexenio del presidente Vicente Fox, Díaz Ordaz ordenó la represión sistemática al movimiento estudiantil de 1968 y el operativo militar denominada Operación Galeana que desencadenó la Masacre de Tlatelolco, dejando un número indeterminado de muertos, heridos y detenidos. También es responsable junto con su sucesor, Luis Echeverría Álvarez, de la persecución de movimientos de carácter izquierdista, tanto armados como pacíficos.

 Según documentos desclasificados oficialmente en 2017, Gustavo Díaz Ordaz, al igual que su antecesor Adolfo López Mateos, fue reclutado por la CIA, con la que colaboró bajo el nombre en clave Litempo-23".

 La censura existente en México impidió el estreno de películas como "La sombra del caudillo" (1960) de Julio Bracho, una crítica al caudillismo posterior a la Revolución Mexicana, de los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Curiosamente la censura en la presidencia de José López Portillo (1976-1982) produjo la reacción del "cine de ficheras", que retrataba la vida de mujeres de cabaret a través de albures y desnudos. Existe un paralelismo con el "cine de destape" español en el mismo periodo (años 70 y 80). El "cabrito western" y el cine televisivo producido para Televisa, completaban la decadente producción mexicana posterior a la Época de Oro.

 "Rojo amanecer" (1990) de Jorge Fons, rodada clandestinamente, al no obtener permiso del RTC, trata de la matanza de estudiantes por parte del ejército ocurrida entre el 2 y el 3 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en la Ciudad de México. Un tema tabú, que Felipe Cazals trató implícitamente en "Canoa" (1976). Una versión censurada de "Rojo amanecer" logró estrenarse el 17 de octubre de 1990 en la Cineteca Nacional, y desató reacciones de catarsis entre el público, que, por primeva vez, contempló uno de los momentos más trágicos y silenciados de su historia. 

 "La ley de Herodes" (1999) de Luis Estrada, sobre la corrupción política mexicana, pudo estrenarse por la presión del público, a pesar del intento gubernamental de prohibirla. 


Preparación, filmación, estreno y premios
 
 "Canoa: memoria de un hecho vergonzoso" fue filmada en el pueblo de Santa Rita Tlahuapan, en la otra cara de la Malinche, del 7 de abril al 12 de mayo de 1975. Se pagaron 14 mil pesos semanales al cura, aunque el párroco terminó denunciando al director a la curia poblana. El pueblo era muy parecido a San Miguel, y hubo de vigilarse a los extras para que no se introdujera ningún espía de Canoa. Durante el rodaje, unos vigilantes con mangas amarillas, que portaban armas debajo, protegían al director y su equipo, que fueron amenazados. La filmación comenzó en 1975, siete años después de la masacre. Duró 6 semanas y 4 días. El presupuesto fue de 3 millones 700 mil pesos. Producida por Conacine (empresa estatal financiada por el Banco Estatal Cinematográfico, dirigido por Rodolfo Landa, de verdadero nombre, Rodolfo Echeverría Álvarez (1915-2004), hermano del presidente del país, Luis Echeverría, que gobernó entre 1970 y 1976), la película se encontró con el rechazo de los exhibidores en su primer visionado con el realizador en los Estudios Churubusco, "porque, si desde el principio, se cuenta el final, a nadie le interesa", recuerda Felipe Cazals. 
 El Banco Estatal Cinematográfico permitió que nuevos directores pudieran financiar sus obras: Ripstein, Leduc, Hermosillo, Fons, Cazals. 

 El guion fue escrito por Tomás Pérez Turrent (1935-2006) -tras haber investigado desde 1974, junto al director, los sucesos de Puebla- aunque durante el rodaje, Cazals introdujo cambios en la planificación y estructura narrativa, apoyado en el director de fotografía, Alex Phillips, Jr. (1935-2007). La idea era mostrar el espectador los hechos sin movimientos de cámara ni subrayados emocionales. 

 "Durante aquellas labores de investigación para realizar la cinta, Cazals recordaría que durante una entrevista que sostuvieron con el cura Enrique Meza, éste se levantó, fue por una pistola calibre 45, cortó cartucho y la puso sobre la mesa, “temblando nos subimos a mi Volkswagen y nos fuimos de allí”, dijo en 2016 a "Proceso""

 "Fiel en la medida de lo posible a los hechos, pues el guion se escribió con base a entrevistas a los participantes y supervivientes, en su búsqueda por hacer justicia y concientizar contra los alcances del fanatismo, es un referente obligado para quien quiera comprender la situación de violencia incontrolada a la que el cura Meza Pérez llevó a la población. Nunca recibió castigo, ante el escándalo se le cambió de curato a Santa Inés Ahuatempan", recordaría la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en una nota sobre las atrocidades cometidas en ese época".



 En entrevista con Alfonso Cuarón, Felipe Cazals explica que los supervivientes estuvieron durante el rodaje orientando a los actores que interpretaban sus personajes, lo que da al film una verosimilitud enorme. Y Cazals señaló que en la edición hubo de cortar muchas escenas: "si hubiera dejado todas las barbaridades que les hicieron, y que luego negaron, el público no hubiera resistido".

 "El reparto incluyó a Enrique Lucero, Salvador Sánchez, Ernesto Gómez Cruz, Rodrigo Puebla, Roberto Sosa, Arturo Allegro, Carlos Chávez y Jaime Garza"

 El preestreno tuvo lugar el 7 de diciembre de 1975 en el Cine Roble (1950-1979), en el 133 del Paseo de la Reforma, de Ciudad de México, en las Jornadas de la V Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional. 

 En el Festival de Cine de Berlín, el 16 de julio de 1976, ganó el Oso de Plata del Premio especial del jurado. Y Felipe Cazals fue nominado al Oso de Oro como director, que ganó Robert Altman. En diciembre de 1976 se estrenó comercialmente. La sorprendente combinación de cine político, thriller y terror funcionó y el largometraje estuvo muchas semanas en exhibición. 

 La Iglesia Católica mexicana incluyó la película en la lista de films prohibidos. El gobierno del país no recibió con gusto la obra. Y la prensa, que recibe una crítica implacable en el largometraje, tuvo una reacción dividida sosteniendo que se daba una imagen negativa de las comunidades rurales del país.

 
El director, Felipe Cazals

 Felipe Cazals Siena (1937-2021), director, guionista y productor nacido en Guéthary (Francia), fue registrado en Zapopán (Jalisco). El apellido original de su padre era Bourdelle, la familia emigró a México en marzo de 1949. Estudió cine en París, en el Institut des Hautes Études Cinématographiques. Produjo "La hora de los niños" (1969) de Arturo Ripstein, y su primer largometraje, "Familiaridades" (1969). Sus tres grandes filmes llegaron el mismo año: "Canoa" (1976), "El apando" (1976) -sobre las cárceles- y "Las Poquianchis" (1976) -sobre una red de prostitución y asesinatos-. La temática social de estas obras presenta la violencia real de la nación. "El año de la peste" (1979) -con guion de Gabriel García Márquez- obtuvo el Premio Ariel. "El Gran Triunfo" (1981) y "Las siete cucas" (1981), con la española Amparo Muñoz, abordan dramas familiares. "Bajo la metralla" (1983) ganó de nuevo el Premio Ariel, con cine político. "Los motivos de Luz" (1986), obtuvo la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián en 1985. Una historia real de una madre que asesinó a sus hijos, Elvira Luz Cruz, que, tras ser absuelta, demandó a los productores de la película y ganó el juicio. Hubo además intentos de impedir la exhibición de la cinta. "Digna...hasta el último aliento" (2004) es un documental sobre la abogada y luchadora social Digna Ochoa. "Las vueltas del citrillo" (2005) se ambienta en el México de 1903 en una pulquería, con personajes marginales. "Ciudadano Buelna" (2013) fue su última obra, una producción de alto presupuesto sobre un personaje sinaloense en la Revolución. Ganó dos Premios Ariel al diseño de arte y vestuario en 2014. 

 El cine de Felipe Cazals se caracterizó por huir del costumbrismo o idealización del México del cine de la Época de Oro. En su cine no hay canciones y se cuentan historias reales, incidiendo en la violencia, desde un realismo crudo. La temática social y política es su sello distintivo, alcanzando en la trilogía de 1976 su cumbre, con una dura crítica a la Iglesia y el Estado corrupto.
 Su estilo narrativo mezcla el documental y la ficción, huyendo de movimientos de cámara. El cine de Cazals es realista y sus personajes son víctimas, anegadas por la historia.

Estructura y significado de la película "Canoa: memoria de un hecho vergonzoso" (1976)

 "Canoa" es memoria colectiva de México, y, más allá de lo geográfico e histórico, se constituye como un testimonio sobre el fanatismo irracional que desata las pulsiones más agresivas de la especie humana, cuando la razón deja de guiar la conducta. Es una "película coral", como dice Cazals, en la que, a pesar de los numerosos carteles con los nombres (nomina) de las personas, sobre todo, las víctimas, es la "masa" anónima la que actúa, como una lava volcánica, desciende desde la iglesia del poblado de Canoa, arrasando todo, con sus antorchas y machetes, exaltada por el griterío, la impunidad del colectivo -suprime la libertad y responsabilidad individual-, el alcohol (escena eliminada del montaje final) consumido (pulque) en el atrio del templo, y el odio, uno de los motivos más fuertes de la conducta humana. 

 El largometraje se abre con unos versos de Lope de Vega sobre el poder del tirano y la justicia tomada por mano del pueblo al margen de la ley. La venganza bíblica es el sustrato religioso del linchamiento, pero este poder sólo corresponde a Dios. Es necesario conocer los diálogos de los otros personajes de "Fuenteovejuna", que dan sentido a las palabras de Esteban:

JUAN ROJO:     ¿Qué es lo que quieres tú que el pueblo intente?

REGIDOR:       Morir, o dar la muerte a los tiranos,
               pues somos muchos, y ellos poca gente.  

BARRILDO:      ¡Contra el señor las armas en las manos!

ESTEBAN:       El rey sólo es señor después del cielo,
               y no bárbaros hombres inhumanos.
               Si Dios ayuda nuestro justo celo,
               ¿qué nos ha de costar?

Lope de Vega Carpio (1562-1635): "Fuenteovejuna" (1614). Acto III

 Sebastián de Covarrubias aludiendo al hecho real (linchamiento de un Comendador) que Lope de Vega dramatizó escribe:

 "Los de Fuente Ovejuna, una noche del mes de abril de mil y cuatrocientos y setenta y seis, se apellidaron para dar la muerte a Hernán Pérez de Guzmán, Comendador Mayor de Calatrava, por los muchos agravios que pretendían haberles hecho. Y entrando en su misma casa le mataron a pedradas, y aunque sobre el caso fueron emviados juezes pesquisidores que atormentaron a muchos dellos, así hombres como mujeres, no les pudieron sacar otra palabra más ésta: «Fuente Ovejuna lo hizo»"

 El "derecho" del pueblo a la venganza, el "ojo por ojo, diente por diente" del Antiguo Testamento, representa un estado anterior a la sociedad civil regulada por el contrato social y la ley. Y además, excluye la libertad y responsabilidad de los actos realizados, que siempre recaen en un sujeto racional individual. El individuo, subsumido en la masa, no sabe, no responde. Y, al final, queda absuelto. La injusticia es mayor cuando no hay responsable: nadie fue, Canoa lo hizo. Nada menos que 2000 personas, la práctica totalidad del pueblo.

 Si el poder judicial es uno de los tres poderes del Estado descritos por Montesquieu en "De l'esprit des lois" (1748), al que los habitantes de Canoa ignoran, no menos importante es el "cuarto poder", la prensa, que sin formar parte orgánica del Estado, sirve de correa de transmisión de mensajes por parte de éste, y, en su interpretación más idealizada, controla al Estado, sirviendo a la verdad, y garantizando el derecho a la libertad de información, de prensa, y de expresión. Sabemos que los dueños de la prensa son los dueños de la información. Y los medios de comunicación mexicanos, como los del resto de los países capitalistas, están en manos de poderes económicos y oligarquías, que, sin pertenecer al Estado, lo manipulan, sobornan, chantajean y, si es necesario, lo destruyen. Por eso, la connivencia en los mensajes de odio a los estudiantes comunistas -¡y ateos!- en 1968 entre los periódicos, la radio, el gobierno y la Jerarquía Católica, todos ellos dirigidos desde la CIA estadounidense. "El Universal", "Excelsior", o "Novedades" fueron diarios progubernamentales y profundamente hostiles a los estudiantes. Y Televisa ejerció una nefasta influencia en la configuración de la imagen satánica de los universitarios.

Rótulo: "Esto sí sucedió". (Fuenteovejuna también, añadiríamos)

  Así que el film de Cazals se abre con el sonido de un teléfono. Un reportero de periódico transmite a otro los hechos ocurridos en San Miguel Canoa. El otro escribe a máquina. 
 Desde los primeros planos, Cazals encuadra con cámara fija la acción. Quiere que el público asista a la acción, como en la realidad, donde no hay travellings. Los encuadres (shots), muchos en escorzo, ligeramente picados, sitúan a un espectador ideal en posición de privilegio. Va a contemplar con la mayor objetividad posible por parte del equipo de filmación una realidad re-creada con actores, una realidad terrible, que no admite florituras ni embellecimientos estéticos. En la información transmitida se dan por muertos a algunos de los que sobrevivieron. 

 Siguiente escena: ligero movimiento de cámara. Lugar del sepelio de los dos trabajadores. Unos tipos han mirado a cámara. Primer indicio de metacine.

 Rótulo: 16 de septiembre. La mejor escena del film: dos desfiles convergen y divergen. La comitiva fúnebre de la Universidad de Puebla, con las coronas de flores y los féretros, clamando justicia en silencio; y en sentido inverso, un desfile militar con cornetas y tambores. Todo filmado en contrapicado, desde el piso. "Acusamos a la prensa amarillista de Puebla", se lee en una pancarta. "El Sol de Puebla", "El Heraldo de Puebla", "Diario de Puebla", todos estos medios escritos eran conservadores y anticomunistas, en plena Guerra de Vietnam y las protestas universitarias y campesinas en México. Hoy, como ayer, la prensa señala, y otros matan. El montaje alterno de los dos desfiles, con sus sonidos opuestos. La toma cambia, se eleva la lente tomando desde arriba (picado) las comitivas. "Exigimos justicia" dice otra pancarta del entierro. El espectador vive en suspenso el sonido discordante de las cornetas y tambores y la comitiva fúnebre. ¿Dónde chocarán? La sociedad civil y el Estado (militarizado). El súbdito y la autoridad. Como en "Fuenteovejuna". Justo en la intersección de dos calles, ambos grupos opuestos se encuentran y se desvían en aspa. Desde lo alto de una verja vemos las dos marchas, en paralelo, pero en sentidos contrarios. Las gentes que están apostadas en la acera contemplan estos dos mundos. 

 En blanco y negro, los cuerpos descuartizados, en la noche, y el sonido del proyector, los títulos de crédito. Un militar o policía tapa la cámara. Un grupo de habitantes del pueblo, con sus sombreros, miran. Las fuerzas de seguridad los apartan. Sabemos que fueron ellos los asesinos. No fue ninguno, y fueron todos: Fuenteovejuna. No hay más música que el traqueteo del proyector. La austeridad sónica de Cazals persigue ese "distanciamiento brechtiano" que la música melodramática impide. 

 La descripción geográfica de la Malinche y su paisaje, por parte de un narrador (Juan López Moctezuma), una voz en off, nos lleva al documental etonográfico. El color es aquí muy destacado:

 "Hermosa, espléndida montaña. 4150 metros sobre el nivel del mar. Volcán muerto, rodeado de tierra seca, erosionada, vecina de los grandes volcanes: el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, el Citlaltépetl. "Malintzin" en nahuatl es la nuera recién casada. Es malinchin desde que se casa hasta que tiene el primer hijo. También se le llamó "Matlalcueye", la señora de las faldas verdes. En nahuatl se pluralizan las palabras que implican vida, movimiento. La montaña tiene plural, porque no es inerte, vive. San Miguel Canoa está en las faldas de la montaña, dentro de las 34000 hectáreas de la zona que pertenece al estado de Puebla. Es una de sus 14 comunidades. 50000 personas forman la población de la zona. El porcentaje de erosión es 100%. La población toma pulque en vez de agua. Y carne sólo cada 8 días. Aunque algunos ni eso. 

 San Miguel Canoa. 1968 (rótulo), 5945 habitantes. Muchos no hablan español. La mayoría es analfabeta, o semi analfabeta. Está sólo a 12 kms de Puebla, la capital del estado. Se llega por una carretera pavimentada. San Miguel Canoa es la frontera con la montaña. Los hombres y mujeres del lugar han construido con sus propias manos un camino que llega hasta las faldas, hasta los viveros de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, y el Campamento de la Delegación de Conservación de Suelo y Agua. La gente vive en su mayoría de la agricultura. Según las estadísticas, se cosecha maíz, frijol, papa, trigo, haba..."

 Todo este parlamento de la voz en off se ha acompañado de imágenes estáticas de volcán, vegetación, campos áridos, habitantes del lugar, caminos, agricultores, y la cámara se detiene en uno de ellos, que se dirige al espectador. Es el documental ficticio. Cazals recuerda que había filmado el documental verdadero previamente con testigos de los sucesos en Canoa. El clic clic del proyector introduce un distanciamiento entre el público y el actor, que finge ser un testigo para un documental que otro espectador intermedio ve. El campesino-testigo (Salvador Sánchez), con lenguaje menos culto que el narrador, habla de la escasez de la cosecha, de la pobreza, en definitiva. Sigue el testigo campesino desde el interior de una pulquería hablando. Todo lo que explica este hombre es innecesario. Sabemos que son pobres, sin tantos datos. El claroscuro de esta toma es reseñable. Los focos de luz recaen únicamente en los dos hombres del local. 

 "La gente tiene que recurrir a la explotación de la madera. La tala inmoderada y clandestina, pero a los ojos de todos... Leña, carbón de madera, madera para la construcción que los hombres venden en la ciudad para poder sobrevivir", añade el narrador. El contraste verbal entre la incultura del testigo, que tiene dificultad en expresar ideas -aunque rectifica los datos del narrador-, y la claridad declamatoria de la voz en off, remite también a la oposición entre personaje individual y personaje colectivo, que, explícitamente, Cazals y Pérez Turrent quisieron plasmar. 

 El testigo, de repente, como en un aparte del teatro, se dirige a la cámara, y dice: "unos son dueños, de nosotros, de allá del pueblo; otros, ya no más agarran... ya ni les decimos nada. Ya no los paramos... porque... matan... Lo que es de la tierra no alcanza, y unos trabajan de piones con otros de nosotros, pero la mayor parte trabaja en Puebla: de albañiles, de ayudantes de macheteros de camión, en los molinos de trigo, en las Aguas Potables del Ayuntamiento. Unos están en la fábrica, pero pocos...". Detrás del testigo (sujeto individual) están los que hacen el carbón de madera (masa). Ni siquiera el testigo habla de sí mismo, ni tiene nombre. Todo es impersonal, fruto del sometimiento a la naturaleza árida, al poder de los caciques, al gobierno y sus instituciones, y, finalmente, veremos, al poder tiránico de la Iglesia.

 La voz en off del narrador pasa a enumerar las tres escuelas primarias y la secundaria, recién inaugurada, de la localidad. Los planos generales de lo explicado siempre estáticos, como fotografías o tarjetas postales de una realidad inmóvil. El movimientos de los niños asemeja más el discurrir involuntario de los arroyos y los vientos. La voluntad libre individual del pueblo es un oxímoron. Libertad no hay donde no hay voluntad racional individual
 El testigo, con un fatalismo propio del oprimido, asegura que a secundaria no llega casi ningún chamaco: "los ricos, como los hijos de los (dueños) de los camiones van a Puebla a estudiar".

 Nuevos testigos hablan para los reporteros, que nunca sabremos quiénes son. Con sombreros y, en silencio, escuchan al hombre pronunciar con dificultad. "Antes aquí, en el pueblo, nomás había la escuela del señor cura".

 Imagen de la iglesia. Entra el personaje principal. El narrador: "Como en todos los pueblos hay una iglesia. También aquí el párroco ocupa un lugar importante en la organización social, y su influencia es determinante en la vida del pueblo, pero quizás sea difícil encontrar a un párroco tan particular. Llegó con su cocinera o ama de llaves a San Miguel Canoa, hace 8 años, procedente de Aguatempan, Puebla, de donde salió, dicen sus enemigos, ante las protestas de los habitantes, por lo que llamaron "sus abusos"".
 Vemos posar al cura con otros hombres ante un fotógrafo. 
 "Desde que llegó formó varias congregaciones. Los congregantes se hicieron sus incondicionales, y, a través de ellos, empezó a controlar el pueblo". En encuadre picado dorsal el sacerdote oficia la eucaristía, entre cánticos desafinados de los congregantes. 
 "Quienes están contra él, aducen que tiene un dominio completo sobre buena parte del pueblo. Es el cacique, pone alcaldes, regidores, jueces de paz, controla el poder. Es, además, tesorero de la Junta de Mejoras, de la Junta del Agua Potable, de la luz eléctrica, etc." La cámara volteada enfoca en primer plano al cura Enrique Meza (Enrique Lucero), ocultos sus ojos escudriñadores, tras unas lentes oscuras. Sus primeras palabras son: "Adoremos al Señor".

 El testigo 1 habla del cura. Le dicen algunos "cacalote". Un "cuervo". En imagen vemos un corrido, "Un cura impío", sobre un "cura maligno y muy vejete", en el año 1966, que azuzó a sus partidarios a lapidar a los seguidores de su contrincante martinista. 

 Esta suma de documentos y testimonios ofrecen la primera perspectiva de la poliédrica película de Cazals: un documental y un film etnográfico. Del documental ficticio sabemos, que, previamente, Cazals filmó a los testigos reales, y, luego, reconstruyó fielmente en el film lo escuchado. 

 El cura Meza hizo una fuente en el pueblo con el agua de la montaña, negando el agua a los que él consideraba sus enemigos, dice el testigo 2. Cobró para que Canoa no se anexará al municipio de Puebla, pero se anexó, y el dinero voló. Se excusó diciendo que la carretera se había construido por sus contactos con gobernadores y políticos. "¿Las autoridades locales? ¡Pues, él las pone!"
 
 Y otro corrido sobre Canoa, "Nefasta división y odios":

"Voy a contarles un negro corrido,
de cinco años de negras estafas,
que el pueblo de Canoa ha sufrido,
por un puñado de chacales y cafres

El primero el cura Enrique Meza,
el segundo J. Carmen Arce Marcial,
el tercero J. Carmen Zepeda Pérez,
el cuarto Rafael Arce Marcial...

...Salieron por todas las secciones,
a exigirles dinero a cada cabeza,
y al que no daba, imponían sanciones,
cometiendo bestiales torpezas...

... Con qué adversidad atraviesa el pueblo,
corrompido por causa de un infiel,
dictador, y usurpador de sotana,
que vino a perturbar como un Lucifer.

Consérvese este corrido para la Historia"

 Enrique Lucero, que era católico, se negó a actuar al principio en un personaje tan detestable. Después de confesar a tres personas en el pueblo de rodaje, vestido ya con sotana, se decidió.

 El testigo 2 se enoja contando los robos del cura a la gente, a los que obliga a pagar por todo. "Vinieron los compañeros del C.C.I. (Central Campesina Independiente) a hacer un mitín. Llamó a su gente con la campana, los encerró en la iglesia, les dio (?), les dijo que ahí estaban los comunistas que querían llevarse a otros del pueblo, para hacerlos ateos y enemigos de Dios... entonces salió toda la gente de la iglesia, y los compañeros tuvieron que salir corriendo".

 El odio y persecución a los sindicatos y los estudiantes, todo ellos etiquetados como "comunistas", formó parte de la represión citada más arriba. Ernesto "Che" Guevara había sido asesinado el 9 de octubre de 1967 en Bolivia por la CIA, la misma para la que trabajaron los presidentes mexicanos Gustavo Díaz Ordaz, y su antecesor Adolfo López Mateos. La connivencia entre la oligarquía mexicana, el gobierno, la prensa y la jerarquía católica en la persecución de los trabajadores y estudiantes degeneró en matanzas como la ocurrida en Canoa.

 En un plano en que el testigo 1 da cuenta de las coacciones del cura Meza, se observa una pintada en una pared con las siglas del Partido Acción Nacional (PAN), fundado el 17 de septiembre de 1939, por sectores católicos, contra el presidente Lázaro Cárdenas, que había nacionalizado el petróleo en 1938. Durante décadas el PRI gobernó en México, entre 1929 y 2000: ¡71 años!

 El reportaje sobre los habitantes de Canoa sigue con la opinión favorable del cura de otros vecinos. Un político, desde su despacho, loa todos los beneficios que el padre Enrique Meza ha traído al pueblo: la luz, el agua, la carretera y el teléfono. Se contrapone el testimonio del testigo 2, que se queja de los cobros. Nuevo testimonio a favor y réplica del testigo 2, con unas palabras donde avisa de que van a matar a la gente del pueblo.

 En el minuto 22 una vista panorámica de la ciudad de Puebla introduce a las víctimas. Rótulo escueto: "Puebla, las víctimas". Campanadas de muerto. Los jóvenes trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) van siendo presentados con sus nombre reales: Julián González Báez (Roberto Sosa Rodríguez), un mozo dicharachero que quiere organizar una excursión de montañismo a la Malinche en un puente de 3 días. El sonido directo, con mucho ruido ambiente, da un gran realismo, pero resta inteligibilidad a los diálogos. El plano con la cámara baja permanece tan estático como en el resto de escenas. Ramón Calvario Gutiérrez (Arturo Alegro), un muchacho más grueso, y simpático, entra en la sala. También es mozo, según el Informe policial. Miguel Flores Cruz (Carlos Chávez), otro mozo que bosteza, platica con Ramón, que lee el diario "El Sol de Puebla", y pregunta si el primero va a las manifestaciones de desagravio. Ramón ironiza con las palabras del libelo conservador y antiestudiantil: "se me hace que usted es uno de esos granujas y alborotadores, criminales y antimejicanos, que como dice aquí, que los sociólogos y los psicólogos, que, con toda su ingenuidad y pedantería... les han inventado filosofías y coartadas, disculpas y paliativos. ¿Qué saben nuestros jóvenes pandilleros y glandulares de estructuras políticas, económicas y sociales, como para poder cambiarlas y sustituirlas por otras más justas y eficaces? ¿Qué saben del Sr. Marx, y, por supuesto, del Sr. Marcuse? ¿Qué saben de gramática y de ortografía?".
 Estos empleados apenas saben gramática y ortografía y viven algo al margen de las protestas estudiantiles, que desde París y Berkeley, recorren el mundo. Roberto Rojano Aguirre (Jaime Garza) habla de montar una tienda para la excursión, en un claustro de la Universidad. Es otro mozo. 
 Los amigos trabajadores conversan en un bar sobre los agitados acontecimientos en la universidad. Julián y Ramón, parecen los más concienciados, y apoyan a los estudiantes: "yo, personalmente, estoy con los estudiantes... Sé que hay errores, que se alocan, pero, en el fondo, lo que buscan es positivo para el pueblo". Otro, de espaldas, platica: "lo que pasa es que nosotros somos trabajadores... yo creo que los trabajadores no se han compenetrado mucho con los estudiantes... el trabajador es uno, el estudiante es otro. Los respeto, los respetamos... pero somos muy aparte".

 En mayo de 1968, en París, el principal sindicato obrero, la Confédération Générale du Travail (CGT), fundada en 1895, quedó al margen, en los primeros momentos, de las protestas universitarias. La diferencia en los objetivos, enfoques y métodos de lucha, ocultaba, en realidad, un conflicto generacional e ideológico. Las transformaciones utópicas que reclamaban los estudiantes, sintetizadas en "Soyons réalistes, demandons l'impossible", mezclaban la liberación sexual, la crítica al poder y a las instituciones educativas, chocaban con objetivos más concretos de los sindicatos.
 
 La evolución de aquellos jóvenes radicales franceses (Daniel Cohn-Bendit, André Glucksmann, Bernard Kouchner, Alain Geismar, Romain Goupil) en viejos conservadores y retrógrados europeos, que encarnan el sistema contra el que combatieron en su juventud, demuestra que la revolución devora a sus hijos, y que el sistema muta para permanecer igual

 Ramón, el más lúcido de todos, junto a Julián, critica a la prensa: "Lo que pasa es que no sabemos nada, sólo lo que dicen los periódicos... ya ven cómo son los pinches periódicos". Uno de los muchachos sostiene que eso de poner una bandera en el Zócalo de México no está bien. Julián comenta sobre la represión del gobierno contra los estudiantes en México, y se reafirma en su apoyo a los estudiantes. La disensión entre los compañeros de oficina les divide en favorables y contrarios a los estudiantes. Julián recuerda que trabajan en el mismo lugar y viven en el mismo país. Ramón concluye que ya va siendo hora de que conozcan algo de política. 

 Las demandas de los estudiantes mexicanos en 1968, agrupados en el Movimiento Estudiantil, incluían: libertad de expresión y prensa, derecho de manifestación, desaparición del Cuerpo de Granaderos (policía antomotines), retiro del Ejército de los Campus, liberación de los estudiantes presos, derogación del Artículo 145 del Código Penal (permitía la persecución y encarcelamiento de personas bajo acusaciones de "disolución social", un término vago utilizado para silenciar a opositores políticos y manifestantes), castigo a los responsables de la represión, y reformas educativas. 


 Rótulo: San Miguel Canoa. 14 de septiembre de 1968. Bocinas que resuenan en todo el poblado. Los habitantes pagan por retransmitir canciones dedicadas ("El pecador", "Las rejas no matan", por Javier Solís), y el cura aprovecha ese altavoz para denunciar a los que no pagan y controlar al pueblo. 

 El ama de llaves (Malena Doria), cizañadora, le platica al cura sobre las banderas de los estudiantes en la Catedral, que lo ha visto en la televisión. "Comunistas, hijos del diablo", exclama otra mujer joven. El párroco come tranquilamente, en plano frontal. "Ateos, enemigos de Dios, y de nuestra Santa Madre Iglesia", concluye el sacerdote, y sigue con los frijoles. "Hay que estar alertas, como lo he venido repitiendo, van a venir a buscarme... todas esas calumnias, todas esas difamaciones... esos escritos al Obispo, y hasta al Papa...". Meza era consciente del rechazo que provocaba, pero eso lo hacía más cruel, con el apoyo de su secta de congregantes ignorantes y primarios. ¿Quiénes son sus enemigos? "Todo empezó cuando vinieron esos del C.C.I. Ellos alborotaron y dividieron al pueblo. Ellos son los que incitan a los que no quieren pagar", asegura el mendaz cura. Y se lamenta de no haber sido más "enérgico" contra los sindicalistas campesinos. El siniestro clérigo, tras sus lentes oscuras, identifica al pueblo con la Iglesia, y con su poder. Algunos primeros planos, escasos en el film, potencian el terror. 
 Los vecinos empapelan con carteles denunciando el comunismo en la catedral de la capital: "Guerrilla comunista urbana en catedral. Les costará la vida". Firma: Movimiento Cívico Nacionalista.
 Los vecinos hablan, sin saber, de cómo les quitarán la religión los pinches estudiantes comunistas, mientras beben cerveza o pulque. 

 El testigo 1 habla al público en la puerta de la cantina: "Ya no tienen juicio. ¡Qué caso le hacen al Padre! ¿Qué nos van a quitar? ¡No tenemos nada! Pero lo dice. El pueblo trae susto ya de anterior. De veras, feo...".

 El testigo, rompiendo la cuarta pared, retoma funciones del coro en la tragedia griega. Contextualiza, juzga, reflexiona y vaticina los hechos. El testigo 1 es el personaje mediador entre el director y el espectador, entre los personajes y el público. No actúa. Pero anticipa la acción


 "Puebla. 14 de septiembre. 10:30 a. m.". En las oficinas de la universidad la radio informa tendenciosamente de los estudiantes reunidos en Tlatelolco ("muchedumbre tumultuaria"), acusándolos de intentar usurpar el poder mediante "la acción callejera y el terror motinesco". Julián guarda informes en carpetas. El actor Roberto Sosa Rodríguez (1942-2020), que lo interpretó, padre de actores famosos, fue un hombre de izquierdas, como su personaje, que escucha con descreímiento irónico las arengas del locutor, que identifica la paz con las Olimpiadas, y, sin duda, con la represión. Los "conjurados" son la "antipatria". 

 Los muchachos han de apresurarse porque va a llover el puente. Julian va a casa de Jesús Carrillo Sánchez (Gerardo Vigil), bibliotecario de la Universidad, que no pensaba ir a la excursión a la montaña, pero cambia de opinión. La toma en contrapicado leve proyecta el reflejo de los dos amigos en un espejo. La cámara fija proporciona imágenes más estables, sin vibraciones, y da un tono de control y vigilancia. La objetividad requerida en la presentación de los hechos. Jesús es el guapo del grupo, que se acicala con el peine. 

 Varios minutos de conversaciones anodinas sobre la ascensión a la Malintzi de los cinco empleados. Plano picado. Un vistoso casco amarillo pone la nota de color y humor, mientras Julián no para de hablar de la montaña. Los muchachos demuestran un comportamiento algo infantil. Preparan sus mochilas. Toman el autobús (camión) hacia San Miguel Canoa.

 17.50 horas. Los chavos dentro del camión siguen platicando. Exultantes de alegría. Ramón imita a Pedro Infante (1917-1957) y a José Alfredo Jiménez (1926-1973), como si fuera el (la) radio. Todos cantan "Ella", canción que compuso José Alfredo inspirado por María Félix en 1943: "Me cansé de rogarle / Me cansé de decirle/ Que yo sin ella / De pena muero / Ya no quiso escucharme / Si sus labios se abrieron / Fue pa' decirme: "ya no te quiero"". 
 La mexicanidad musical de los chicos, que se resisten a la beatlemania y el rock anglo, es sorprendente. Un pasajero les grita que se callen. Los jóvenes no reparan en que el mundo no se ha hecho para ellos, sino para todos. Son egoístas y osados. Algún pasajero (extra) mira a la cámara de reojo. 
 
 18.30. El autocar llega a Canoa entre truenos y un rebaño de ovejas. Empieza a llover, y se resguardan en una tienda. Jesús pide sardinas y chiles. Otros compran cacahuetes y galletas. La lluvia arrecia, y está completamente oscuro. No hay hotel y un vecino les dice que vayan al curato. Se separan. Dos de ellos van a comprar pilas para las linternas. Y piden posada al curato, que les rechaza. El plano de los habitantes con sombrero y los dos muchachos, entre ellos, guareciéndose de la tormenta, ante la puerta del curato, establece la oposición visual y ontológica, entre la inocencia y el fanatismo. Los que quieren vivir, y los que quieren matar. El trabajo del operador de fotografíaAlex Phillips, Jr, es excelente en chiaroscuro (contraste, realismo, dramatismo): con escasísima luz resalta perfectamente las figuras de los demandantes de ayuda y el ama de llaves que sale a atenderles, con una luz cenital. El espectador empieza a estar inquieto ante la situación. 

 El film deviene un thriller. Y la oscuridad devora el espacio para socavar el tiempo de la espera. En la fosca noche el tiempo se torna amenazante. La inocencia de los jóvenes excursionistas es cegada por el impulso latente en el pueblo hacia la aniquilación del enemigo ateo y comunista, y unos muchachos que vienen de la universidad, son candidatos perfectos para ocupar el lugar de víctimas propiciatorias. El sacrificio del "maligno" sólo puede darse en la oscuridad, y en el tiempo demorado. Cazals entra en una narración excesivamente lenta, que anticipa el horror. El público ya sabe lo que va a pasar, lo que resulta más angustioso, pues no puede evitarlo
 Los tres que quedaron en la tienda buscan a sus compañeros y piden pasar la noche en la iglesia. Los lugareños les niegan cobijo y les dicen que se larguen, que les va a ir mal. Cuando uno de los excursionistas explica que sólo quieren albergue, uno de los de Canoa les apunta con una escopeta. Los tipos del poncho y el sombrero son secuaces del Padre Meza, que quiere que los excursionistas se identifiquen. Cuando declaran que vienen de la Universidad han firmado su sentencia de muerte. "No voy a dejar en mi iglesia a gente que no sé quién es ni de dónde viene", expresa con indiferencia hostil el cura. 
 Son empleados, trabajadores de la universidad, aclaran, cuando les pregunta el Comandante (Jorge Fegán) si son estudiantes. Les habla de un posible cuarto para rentar en la tienda. En poco tiempo las cosas se han torcido para los chavos. La lluvia ha impedido el ascenso a la Malintzi, el cura les ha negado pernoctar en la iglesia, han intentado balacearlos, y les han amenazado para que se larguen del pueblo, sin que se sepa por qué. No caben en el cuartito de la tienda, y ya no hay camiones para regresar a Puebla.

 En su periplo por el Infierno recalan en una especie de cantina preguntando por cómo regresar a Puebla. En la rockola (jukebox) ponen un disco del Ruiseñor de América, el ecuatoriano Julio Jaramillo (1935-1978): "El divorcio". La ausencia absoluta de música extradiegética (banda sonora) se compensa con la música diegética de las bocinas y rockolas. Pedro García (Rodrigo Puebla), con su sobrina Sabina (María de los Ángeles Rodríguez), se ofrecen a llevarlos a casa de Lucas García, su hermano. Discuten si irse andando a Puebla, o quedarse en casa de ese compadre, para subir a la montaña luego. Echan un volado (lanzamiento de moneda al aire) y se quedan. Se hacen las presentaciones. Las dos sobrinas (Flor Trujillo, María de los Ángeles Rodríguez), y el novio de una de ellas, y Pedro, de espaldas, frente a los cinco excursionistas, comandados por Julián González. La oscuridad de la toma está corregida por el color y la iluminación tenue del espacio. 

 Todos salen corriendo hacia la casa de Lucas, pero rostros escondidos les vigilan. El thriller, con oscuridad, lluvia y tañidos de campana, amenaza convertirse en terror
 Los cuates se instalan en la casa de Lucas García (Ernesto Gómez Cruz). Un chingo de gente dentro: chamaquitos, adultos, visitantes. La película es cada vez más coral. Las individualidades se van disolviendo en el plano general, en la sombra, en el tiempo de la espera de la tragedia

 Los paisanos de Canoa hablan de los "alborotadores estudiantes" que están en la casa de Lucas García, mientras beben en la cantina (Tienda La Providencia): "hijos de la chingada tenían que ser". "Ahora no se escapa el cabrón". Hay ánimo de venganza contra los enemigos del pueblo. Quien habla es la masa de ponchos y sombreros
 
 El Padre Meza, impávido, siempre escribiendo en una libreta, no interviene ya. Sus esbirros (congregantes) ya están adiestrados. 

 20.15 horas. El pueblo se organiza. Magnavoces, columnas de hombres y mujeres. Las campanas tocan a difuntos. Dentro de la casa de Lucas todo se disuelve. Hay chavas lindas ahí dentro, y cuates jóvenes. Todos esperan. La radio. Volutas del tabaco. Primeros planos de los que van a morir, los "estudiantes alborotadores". Campanadas y plomazos (disparos). Algunas pláticas sobre las Olimpiadas próximas, las manifestaciones estudiantiles en México, y otras cosas intrascendentes, en el paréntesis de la espera. Por los magnavoces una voz de mujer habla en nahuatl
 Lucas critica al Padre Meza porque le quería quitar sus tierras: "las quería pa' él, el pinchipadre". Y ahora la voz femenina grita en español por las bocinas: "Ya llegaron los bandidos al pueblo". El linchador (Salvador Garcini) organiza a los hombres en la plaza de la iglesia. 
 En paralelo, Lucas habla del C.C.I. al que pertenece. Sabido es el odio que el cura y sus secuaces tienen al sindicato. Cuenta cómo la masa del cura mató a un niño cuando perdieron unas elecciones hace dos años. Desde los magnavoces una histérica y beata mujer, Andrea (Adriana Rojo), convoca a todos ante la llegada de los bandidos. Lucas usa las palabras mal. Es hombre de escasa cultura. Todos escuchan con atención: su hermano Pedro, los cuates. Fuera los gritos continúan. La biliosa Andrea acusa a los estudiantes de poner una bandera roja y negra en la iglesia, y de querer robar. Lucas platica sobre el uso malévolo de las bocinas para controlar a la gente, denunciando y señalando a los enemigos del cura. 

 El Padre Meza da aviso al Presidente Municipal marioneta que él puso (Sergio Calderón) que informe a la policía de los estudiantes que vinieron a robar y poner una bandera al pueblo, y que se una a la muchedumbre. El Presidente no quiere participar. 

 20.50 horas. La arenga contra los "comunistas" se hace más virulenta en las bocinas. La larga plática de Lucas sobre los diezmos y primicias del cura, y la exclusión a la iglesia de los que no pagan, es demasiado larga, pero sirve de colchón a la espera de la tragedia. 

 Un estrépito de gentes corriendo con antorchas en una imagen infernal, convocados a golpes de campana, desencadena un nuevo rumbo en el género cinematográfico: el terror satánico (aunque aquí lo satánico es el cristianismo fanático e ignorante). El terror satánico es el imperio del mal, un mal inhumano, que excluye la racionalidad, la libertad y la responsabilidad. 

 Lucas recuerda que hace quince días estuvieron los estudiantes de Puebla, en tanto que los excursionistas empiezan a estar alarmados antre el estruendo. Inventaban bulos contra los estudiantes, que robaban y querían poner banderas. 

 La horda criminal baja por la pendiente con el fuego de las teas y la algarabía. De pronto, asustado, Lucas, les increpa a los empleados: "¿Pues qué hicieron?". Los muchachos están aterrados. Quieren sacarlos por la barranca, pero ya es tarde. Pedro cierra la puerta con tranca. La horda, enloquecida de odio, ya está en la puerta. 

 La historia de terror gore de machetazos y pedradas. El sacrificio de los comunistas. Los muchachos retroceden en estado de pánico. Se les acusa de ser "estudiantes", nefanda condición en México en 1968. Hasta Lucas participa de la ideología antiestudiantil. Julián replica que son empleados, pero ya no le importa a nadie. La mujer de Lucas (Alicia del Lago) llora y dice algo en nahuatl, con sus niños en brazos. 

 16 de septiembre. El Padre Meza habla con los reporteros de los sucesos. Estos saltos temporales de acción y reconstrucción, de narración e informe, plantean la tensa cuerda sobre la que la existencia humana se inclina: los actos y los motivos. El cura se desentiende de lo sucedido: "No pude hacer nada, como me encuentro un poco enfermo, de embolia, decidí dormir... se encontraban tirados dos cuerpos y dije a los campesinos que avisaran a Puebla". Este Poncio Pilatos mexicano se lava las manos. Imágenes de los momentos posteriores al linchamiento, con sujetos mirando a cámara, junto a los asesinados, cubiertos de mantas. 
 El siniestro ministro de la Iglesia Católica, caminando entre los surcos de la tierra, miente diciendo que las cocineras no quisieron albergar en el templo a los excursionistas. Es curioso el parecido del cura con Pier Paolo Pasolini. Enrique Lucero luce un atuendo (saco, corbata) y unas lentes oscuras casi idénticas a las del cineasta italiano, asesinado en Ostia el 2 de noviembre de 1975, mientras se rodaba la película. "Como dije anteriormente, me encuentro enfermo... tal vez su error fue asegurar que eran universitarios, en un momento en que hay tensión, y en el que el pueblo se siente agraviado porque anteriormente otras gentes... habían tratado de realizar propaganda anticatólica... El sentimiento católico de esta gente es muy profundo", y tras un zoom in el inicuo sacerdote se despide con una leve inclinación ante los reporteros invisibles y se da la vuelta alejándose.

 El testigo 1 informa de los avisos del cura de que llegarían de la universidad unos enemigos. Contradice la versión del Padre Meza.

 8 de septiembre. Misa. Mujeres cubiertas con mantillas de vistosos colores que refuerzan la luz, al igual que la casulla del cura. Un acople en el micrófono pone una nota de humor. En su sermón arremete incluso contra otros sacerdotes "llevados por la mano del demonio", "los nuevos Judas" en connivencia con el comunismo. Este integrismo religioso es el mismo que apoyó los golpes militares en España en 1936 o Chile en 1973, frente al acercamiento de la Teología de la Liberación a los pobres y la lucha contra la injusticia, aunque ese movimiento pertenece más bien a los años 70. Meza acusa de delitos a los estudiantes, que "ya pusieron una bandera, roja como el infierno, negra como el pecado. Se la pusieron a las autoridades... La pusieron en la catedral, pero no sólo están en México. Están en Puebla, y pronto estarán aquí". Luego recuerda que la llegada de unos estudiantes al pueblo, que fueron recibidos por algunos enemigos de Dios. En su delirio acusa a los estudiantes que vendrán que van a matarlo y quemar al Príncipe San Miguel. Y se llevarán los animales, robarán a los hijos "para hacerlos servidores del diablo".

 Si algún lector cree que esto es una exageración cinematográfica, debería conocer la teoría de la conspiración anticomunista publicada en 1950 por el jesuita mexicano Joaquín Cardoso, en un impreso titulado "El comunismo y la conspiración contra el orden cristiano". Todo ello se respiraba en el ambiente previo y contemporáneo al Concilio Vaticano II (1962-1965). En el Concilio, una posición más pastoral y ecuménica, frente a la confrontación anticomunista de Cardoso y los sectores preconciliares, se impuso. El Padre Meza era uno de los intransigentes cardosianos

 El testigo 1 comenta estos sermones y unas juntas en la noche que el cura hacía. Al ser un hombre de lengua nahuatl, y poco instruido, habla muy mal español. 

 21.15 horas. Noche del linchamiento. Derribo de la puerta de la casa de Lucas a machete limpio. Purito espanto viene a continuación: asesinato de Lucas. Persecución y descuartizamiento de los empleados. "Vamos a rezar porque nos va a llevar la chingada", suplica Jesús Carrillo. Felipe Cazals ha dicho muchas veces que los hechos reales fueron aún más brutales que lo visto en pantalla. La manada sedienta de sangre, amorfa, inhumana, devota de la religión, se extiende como la lava del volcán. Ramón Calvario es molido a palos y muerto a machetazos. Yace sobre el barro. 

 Una visión borrosa de una de las víctimas sobre el lodo es infernal: la silueta siniestra del cura con sotana con las luces de la iglesia detrás. Las palabras psicóticas de la horda criminal fanática religiosa son un calco de las palabras del cura. 

 22 horas. El Presidente Municipal intenta avisar a Puebla. La turbamulta ha impedido acceder al pueblo a unos de la ciudad. Con hoces, palos, hachas, todo para herir y matar, el pueblo se defiende de los estudiantes comunistas. Jesús Carrillo ya ha sido descuartizado. Los trabajadores imploran clemencia ante los satánicos creyentes. Un herido que intentó parar la carnicería explica lo sucedido. Se oyen voces de llevar a la barranca los cuerpos y hacerlos desaparecer. El Presidente se emborracha. 

 El testigo 1, intempestivamente, habla a la cámara, en mitad del linchamiento. Un distanciamiento ante tamaña barbarie por parte de guionista y director intenta mitigar el horror. Pero lo que dice no tiene sentido. La dualidad humana (amor/agresión) se da en la conversación sobre los animales de la granja de dos paisanos, mientras descuartizan a unos semejantes. Cortan la mano de uno de los cuates de un machetazo. ¡Qué monstruosidad! Es Julián, que se ve a sí mismo mirando a cámara, como en sueños, antes de desmayarse. 

 19 de septiembre. Prensa. El Sol de Puebla. Novedades. Los supervivientes en el hospital explican lo acontecido. La noticia infame que arriba he comentado de El Sol de Puebla -"Trataron de izar una bandera rojo y negro y fue la consecuencia"-, muestra la corrupción criminal de los periodistas, que escupen sobre las víctimas, lavan los crímenes de los verdugos, que suelen ser sus amos, y forjan la opinión pública con mentiras y calumnias, difundiendo la imagen deshumanizada de sus enemigos, en este caso, los estudiantes. Hoy como ayer. "El País" de España, o "El Mercurio" de Chile, ejemplos de panfletos y libelos, correas de transmisión del capital y los intereses de Estados Unidos. Los siniestros periodistas, hombres de negro, a contraluz, en sombras, se justifican ante el lecho de la víctima, que, indignado, rechaza lo publicado.

 Los tres supervivientes, en un café, amputados, hablan ante los reporteros. Julián, sin mano, explica que cada uno recuerda cosas diferentes. 

 22.30 horas. Noche del linchamiento. Llegan las ambulancias y un camión de la policía con cascos (¿Batallón Olimpia?), y salvan a tres de los empleados, a pesar de su actitud contraria a los estudiantes. El agente del Ministerio Público, el borracho Presidente Municipal, títere del cura, se presenta ante el llamado del policía. Cuesta a los agentes contener la furia de la horda criminal. 
 Les entran en la ambulancia. Y Julián girando la cabeza hacia la cámara dice: "Ahora sí, ya me voy para mi casa". Es sabido que ante un accidente o muerte uno vive una sensación de irrealidad, y más cuando lo recién ocurrido es difícil de asimilar racionalmente. Uno sólo quiere volver a casa.
 "Y ustedes que son las autoridades, ¿dónde estaban?", pregunta el policía. "No pudimos hacer nada", responde el Presidente Municipal. Borracho, casi sin poder tenerse en pie. A la derecha, los cuerpos sin vida de dos personas. 
 Los gritos de dolor de las víctimas con sus cuerpos amputados, en la ambulancia de Cruz Roja, camino de Puebla. 

 En el hospital, un enfermero se sorprende de que viva aún, a pesar de estar destrozado. Se desmaya.

 Entierro. 17 de septiembre. En silencio. Únicamente se oyen las campanas.

 Epílogo documental. 29 de septiembre. Danza del diablo (nahua). Esta toma adicional (pickup) filmada en secreto en San Miguel Canoa, en el atrio de la iglesia, tiene carácter etno-antropológico. Es la procesión de la fiesta de la localidad. La Danza del Diablo en Puebla es una representación simbólica del bien contra el mal. Los diablos suelen personificar fuerzas negativas o el pecado, y su derrota simboliza la victoria del bien, generalmente representado por figuras religiosas como San Miguel Arcángel.
 "El diablo está en el atrio, no dentro de la iglesia. De la iglesia sale el santo y la procesión", le explica Cazals a Cuarón. "¿Qué dice al final Salvador Sánchez (testigo 1)?", añade. 

Es terrible pensar que muchas de las personas reales que contemplan la Danza del Diablo participaron en el linchamiento, y en el asesinato impune. El colorido vivaz y los movimientos de la Danza contrastan con la oscuridad y estatismo de la acción contada por Cazals. 
 Los vecinos miran a la cámara. Es la feria. La fiesta no ha sido interrumpida por el crimen comunal (fuenteovejunesco).

 El plano dentro de la iglesia pertenece ya a la ficción. Enrique Lucero mira la figura de San Miguel Arcángel, que saldrá en procesión. Los fieles asesinos se arrodillan, con velas. 

 Una escena metacinematográfica concluye esta película audaz en contenido y forma. El Testigo 1 (Salvador Sánchez) recibe instrucciones del equipo de filmación del falso reportaje, que, a su vez, recrea, uno que hizo realmente Cazals. Vemos al camarógrafo y el sonidista. Suena la banda del pueblo con los pasacalles. Y el Testigo 1, apoyándose en una columna, dice: "Ya andan pidiendo casa por casa... pa'l arreglo con el gobierno de los muertos de la universidad. A los que se metieron y a los que no. Por culpa de unos... ahora el pueblo trae juicio y ahora trae sosto con el gobierno. Estábamos mal, ahora estamos pior..."

 En toma picada vemos la procesión (¿ficticia?) de San Miguel Arcángel, encabezada por el párroco Enrique Lucero. El ominoso pueblo canta tras la banda desafinada

 "Se dictaron 17 órdenes de aprehensión. 5 personas fueron sometidas a proceso. 2 de ellas salieron libres al no comprobárseles su participación en los hechos. Una tercera fue condenada a 8 años, saliendo libre 2 años después, al ser revocada la sentencia. Los 2 restantes fueron condenados a 8 y 11 años de prisión y cumplen actualmente su sentencia. Ninguno de los señalados entre los principales incitadores fue sometido a proceso".

 El sonido del cántico de alabanza de la procesión se mezcla con la Danza del Diablo, cacofónicamente, sobre los rótulos de la impunidad de los asesinos e instigadores. Freudiana síntesis de Eros y Thanatos, Pulsión de Vida y Pulsión de Muerte.

 Fin


Otras películas de linchamientos

 El séptimo arte ha abordado frecuentemente el tema del linchamiento. Un género fílmico tiene en el linchamiento uno de sus núcleos: el western. Este acto de violencia colectiva, de justicia ilegal, expresa poderosos instintos reprimidos en el inconsciente, y grandes frustraciones sociales.

 "Fury" (1936) de Fritz Lang, es la historia de un hombre inocente (Joe Wilson), acusado de un secuestro, y encarcelado preventivamente. La gente empieza a lanzar bulos, se desata el odio, se congregan ante la comisaría, con griterío, y quieren lincharlo. Incendian el edificio y se da por muerto a Joe. Pero éste se ha salvado. A partir de ahí, trama su venganza. Los guionistas Fritz Lang y Bartlett Cormack se inclinan por el perdón y el acto de la horda criminal no recibe su castigo. Spencer Tracy compuso uno de sus mejores papeles en este durísimo film.

 "The Ox-Bow Incident" (1943) de William A. Wellman. Protagonizada por Henry Fonda. Dos hombres son acusados falsamente de robar ganado y de asesinato. Una turba decide hacer justicia por su cuenta y lincharlos. La cultura del western y la horca. 

 "To Kill a Mockingbird" (1962) de Robert Mulligan, ofrece la lacra del racismo en Estados Unidos. El abogado Atticus Finch (Gregory Peck) es designado para defender a Tom Robinson, un hombre negro acusado de violar a una joven blanca. El pueblo quiere lincharlo. 

 "The Chase" (1966) de Arthur Penn, es una violenta película protagonizada por Marlon Brando, Jane Fonda y Robert Redford, que se desarrolla en un pueblo de Texas, donde el alcohol y la venganza extrajudicial convierten a los humanos en bestias, haciendo fracasar el imperio de la ley.

 "Mississippi Burning" (1988) de Alan Parker, también une racismo y linchamiento en el Sur de Estados Unidos. Basada en hechos reales, narra la investigación del FBI sobre el asesinato de tres activistas de derechos civiles en Mississippi.


Reflexión sobre el linchamiento, la violencia, el fanatismo, el odio, el mal. La masa

 El linchamiento es un acto de violencia colectiva en el que un grupo de personas toma la justicia por su mano y asesina, extrajudicialmente, de forma pública y brutal, a una persona a la que consideran culpable de algún delito o transgresión. 
 El individuo, amparado en la masa, desata sus impulsos más primitivos. 

 En un estudio sobre Linchamientos en México (1988-2014), de la Universidad Autónoma Metropolita (UAM), se contabilizaban, al menos, 366 casos. En San Miguel Canoa hubo un nuevo linchamiento años después. 

 La "horda criminal" (turba violenta) es la "masa" irracional, poseída por el odio al "otro", deshumanizado, y hacia el que siente el impulso de aniquilación, porque amenaza a la comunidad de modo abstracto

 El odio es el desencadenante de los linchamientos. En la perspectiva psicoanalítica, el odio (base de la agresión) tiene varias causas: a) en la infancia se forman sentimientos de frustración, rechazo o falta de amor que generan odio hacia figuras de autoridad o hacia uno mismo. Una agresividad extroyectada o introyectada; b) el odio puede ser visto como una manifestación de la pulsión de muerte (Thanatos) en oposición a la pulsión de vida (Eros); c) es un mecanismo de defensa: proyección. El odio puede ser una forma de defenderse contra sentimientos de vulnerabilidad o impotencia. Una persona puede atribuir (proyectar) sus propios sentimientos inaceptables de odio a otros, lo que le permite mantener una imagen positiva de sí misma. En la turba fanática que obedece a un líder esto es evidente; d) un odio introyectado es fruto del SuperYo. El SuperYo, que representa las normas y valores internalizados, puede ser una fuente de odio hacia uno mismo cuando las expectativas y exigencias son demasiado altas o punitivas. Este odio interno puede manifestarse en forma de autocrítica severa o comportamientos autodestructivos. Una forma de aliviar esa autoagresión moral es desplazarla (proyectarla) hacia un enemigo externo al que se ha deshumanizado

 El odio es una forma de circulación del mal. El mal, como daño, necesita ser impulsado por la corriente del odio y el resentimiento, presentes en la venganza.

 Respecto al tema general del mal, podemos decir que el mal es un problema filosófico y teológico que ha tenido, al menos, tres grandes respuestas: a) es fruto de un poder exterior al hombre (diabólico); b) es la ausencia de bien, y no tiene existencia propia, surgiendo de la ignorancia o el azar; c) es consecuencia del libre albedrío humano, que puede elegir entre lo bueno y lo malo. El mal sería fruto de la libre decisión humana, y tendría un componente interno.
 La literatura de terror y el cine que de ella deriva, siguen la primera línea o la tercera, pero las mezclan: el ser humano estaría poseído en su interior de una fuerza maligna -animal, criminal, enloquecida- que le privaría, o bien de elegir lo correcto, o bien de quererlo.

 Y el mal, el odio, la agresión, necesitan un agente, un sujeto que es más dañino, en tanto que está desposeído de los atributos esenciales del ser humano: la razón y la libertad, y sus correspondientes conciencia moral y responsabilidad moral. Ese agente (sujeto irracional) es la "masa".

 Gustave Le Bon (1841-1931) analiza en "Psychologie des foules" (Psicología de las masas) (1895) el comportamiento colectivo, que es diferente al de esos individuos cuando actúan solos. Las características de la masa (foule) incluyen el anonimato, la irresponsabilidad moral, ser fácilmente sugestionados (manipulados) por líderes o propaganda, ser emocionales e irracionales. La violencia es la expresión del poder de la masa, y puede apoyarse en la sensación de injusticia sufrida. Vivimos en la "era de las masas". En el análisis de Le Bon subyace una ideología reaccionaria, que desconfía de la democracia y de la clase proletaria, pero su descripción del comportamiento colectivo es atinada.

 José Ortega y Gasset (1883-1955) publicó en 1930 "La rebelión de las masas", continuando la crítica del comportamiento social en la sociedad europea urbana e industrial. "El hombre-masa", indiscernible, mediocre, conformista, carente de responsabilidad moral, que rechaza las jerarquías, la autoridad y la élite cultural, y puede llegar a la violencia para derribar la autoridad y el poder de la élite. El libro fue acusado de antidemocrático, anticomunista y reaccionario, y retoma muchas ideas de Le Bon.

  Elias Canetti (1905-1994) prosiguió el estudio de la conducta social en "Masse und Macht" (Masa y Poder) (1960). Define la masa como una agrupación de individuos que, al unirse, experimentan una sensación de igualdad y de disminución de la responsabilidad personal. Distingue masa abierta al crecimiento de masa cerrada. El poder, según Canetti, tiene una relación intrínseca con la masa, ya que los líderes y los gobernantes dependen de la masa para legitimar y ejercer su autoridad. Una reflexión original del autor es como la masa disuelve el miedo individual a ser tocado. El contacto físico en la masa aumenta la sensación de igualdad. 

 En las reflexiones de Le Bon, Ortega y Gasset, y Canetti, encontramos los rasgos de un ente (la masa) que actúa irracionalmente, pero con una sensación de poder inaudita. Sin cortapisas morales ejerce su fuerza mediante la violencia, aunque el origen de su acción esté en la capacidad de sugestión (manipulación) de un individuo (líder), o de la propaganda.
 Todos estos rasgos son visibles en el linchamiento.


Conclusión

 "Canoa: memoria de un hecho vergonzoso" es una obra maestra del cine mexicano. Original en su forma, donde se combinan las perspectivas de cine testimonial (reportaje ficticio sobre los hechos, con personajes rompiendo la cuarta pared y hablando a la cámara directamente), cine político (recreación del convulso México anterior a las Olimpiadas de 1968, con la persecución del movimiento estudiantil), cine etnográfico (descripción del paisaje y el modo de vida en torno al volcán La Malintzi), thriller (suspenso en una noche de tormenta, con unos protagonistas víctimas de una amenaza latente), y el cine de terror (matanza gore de la horda criminal, con descuartizamiento y ensañamiento). Además, la historia está contada en flashbacks , siendo el tiempo un vector de doble estructura bergsoniana: a) el tiempo histórico (le temps) que se mide, y se ofrece al espectador en rótulos con fechas y horas exactas; b) la duración (la durée) o tiempo subjetivo, que se siente en la preparación de la excursión o la espera de la tragedia.
 Todo ello da al largometraje una composición formalmente experimental, como un poliedro de muchas caras.

 Felipe Cazals entendía su película como un estudio general sobre el problema del mal, expresado en la violencia ciega del linchamiento. Pretendía huir del sentimentalismo del cine comercial, eliminando por completo la música, para dar una verosimilitud mayor a la reconstrucción fiel de los hechos, tras una labor de documentación tan exhaustiva que hace coincidir el guion de Pérez Turrent con el informe policial y las declaraciones de los supervivientes. El escalofriante detalle de que los tres supervivientes estuvieran en la filmación asesorando a los actores que les interpretaban, convierte esta cinta en un documento más valioso aún, si cabe.
 El sonido directo, que, en ocasiones, hace ininteligibles los diálogos, con el fuerte ruido ambiental. El hecho de que en la zona se hable nahuatl, y muchos habitantes conozcan mal el español, se plasma en los monólogos llenos de errores gramaticales y sintácticos de los testigos y protagonistas. 

 Todo este esfuerzo de objetividad es filmado con la cámara fija. No hay ni un solo desplazamiento de la lente. El espectador asiste a los hechos sin distorsiones. Los espacios quedan realzados, como contenedores de los personajes: la cantina, la oficina, el autobús, la casa de Lucas, la iglesia.
 El uso del color compensa la iluminación predominantemente lúgubre de los espacios interiores en noche con lluvia, y equilibra la falta de movimiento de la cámara.

 "Canoa" es una película coral, aunque destaquen algunos personajes. La valentía de Cazals y Turrent, que critican abiertamente al estamento eclesiástico (fanático), a la prensa (mendaz, manipuladora) y al gobierno (represor), manteniendo los nombres reales de los personajes, filmando en los lugares reales y contando los acontecimientos con toda su brutalidad, convierten esta obra en un documento que es arte y conciencia social, al mismo tiempo. 

Francisco Huertas Hernández
Lunes, 22 de julio de 2024




Ficha técnica

Canoa: memoria de un hecho vergonzoso
1976
México
115 minutos
Director: Felipe Cazals
Guion: Tomás Pérez Turrent
Productor Ejecutivo: Roberto Lozoya
Director de fotografía: Álex Phillips Jr.
Sonido: Manuel Topete, Sigfrido García
Edición / Montaje: Rafael Ceballos
Maquilladora: Felisa Ladrón de Guevara
Efectos Especiales: Federico Farfán
Vestuario: Elba Castillo

Reparto:
Enrique Lucero: Padre Enrique Meza
Salvador Sánchez: Testigo 1
Ernesto Gómez Cruz: Lucas García
Roberto Sosa Rodríguez: Julián González Báez
Arturo Alegro: Ramón Calvario Gutiérrez
Carlos Chávez: Miguel Flores Cruz
Jaime Garza: Roberto Rojano Aguirre
Gerardo Vigil: Jesús Carrillo Sánchez
Rodrigo Puebla: Pedro García
Manuel Ojeda: El que trata de detener el linchamiento
Malena Doria: Ama de llaves del cura
Flor Trujillo: Sobrina de Pedro
María de los Ángeles Rodríguez: Sabina, sobrina de Pedro
Gastón Melo: Sacristán
Jorge Fegán: Comandante
Gerardo del Castillo: Manuel, el de las bocinas
Salvador Garcini: Linchador
Sergio Calderón: Presidente municipal
Baltazar Oviedo: Amigo de Pedro
Juan Ángel Martínez: Comisario
Maricruz Nájera: Pueblerina en iglesia
Adriana Rojo: Doña Andrea
Pedro Montero
Julio Alejandro Lobato: Linchador
Jorge Guzmán
Miguel Ángel Turrent
César Sobrevals
Guillermo Gil: Representante del ejército
Paco Mauri: Moi, empleado Universidad
Blas García
Alicia del Lago: Esposa de Lucas

Elsa Benn
Álvaro Carcaño
Adrián Castell
Rodrigo Cruz: Tendero
Miguel Flores Cruz
Julián González
César Jiménez
Juan López Moctezuma: Narrador
Homero Maturano
Bárbara Maya
Érica Mireles: Mujer que cura a hombre herido
Inés Murillo: Señora de la tienda
Roberto Rojano
Eduardo Santos
Enrique Santos


Bibliografía:

- AGN, DFS, Caja AC 1062/4223, Exp. 100-19-1, Legajo 18

- Meaney, Guillermina, CANOA. El crimen impune Puebla, Gobierno del estado de Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2000.
 
 
 

- Canoa, la película mito de Felipe Cazals. Proceso


Referencia de las imágenes:
 
- AGN, Archivos Fotográficos, Instrucción Pública y Bellas Artes, Sección Propiedad Artística y Literaria, PAL/143, Torre de iglesia, Cuernavaca

- Meaney, Guillermina, CANOA. El crimen impune, Puebla, Gobierno del estado de Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2000.

- AGN, DFS, Caja AC 1062/4223, exp. 100-19-1, Legajo 18

- Meaney, Guillermina, CANOA. El crimen impune, Puebla, Gobierno del estado de Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2000.
 
- Meaney, Guillermina, CANOA. El crimen impune, Puebla, Gobierno del estado de Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2000.
 
- Meaney, Guillermina, CANOA. El crimen impune, Puebla, Gobierno del estado de Puebla, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2000.AGN, DFS, Caja AC 1062/4223, exp. 100-19-1, legajo 18

- Meaney, Guillermina. Canoa. El crimen Impune. P. 51-52