viernes, 27 de diciembre de 2024

"¡Año Nuevo!" (1896). Artículo de Amado Nervo. Pedir mucho y hacer poco. Comentario filosófico de Francisco Huertas Hernández

"¡Año Nuevo!" (1896). Artículo de Amado Nervo.
Pedir mucho y hacer poco. Comentario filosófico de Francisco Huertas Hernández


С Новым Годом. Старинная русская открытка


"¡Año Nuevo!" (1896). Artículo de Amado Nervo (1870-1919)


 Ya está al cumplirse un período más de tiempo, denominado año como podría denominarse cualquier otra cosa.
 Llegamos a él con el fardo de trescientos sesenta y cinco días más sobre las espaldas, con algunas quimeras menos, y tan niños como hace doce meses, como hace un lustro, como hace diez años, y muy dispuestos a forjarnos, una vez más, la ilusión de que, al entrar el nuevo período de doce meses, vamos a ser más felices, como si el año que viene no fuese la continuación inmediata, sin solución alguna de continuidad, del año que se va, y como si los sucesos dependiesen de esas divisiones convencionales del tiempo que, relacionadas con la revolución del planeta alrededor del Sol, plugo hacer a los humanos.
 Nuestra fantasía se da amplio campo para sus vuelos, y nuestros brazos, más o menos elásticos, se estiran y abren ya dispuestos a estrechar efusivamente a media humanidad, deseándole un feliz año nuevo.
 Mejoraremos que ni duda cabe; el año pasado fue malo bajo todos los aspectos; el año entrante será bueno.
 ¡Singular quimera! ¿Por qué fue rematadamente malo el año que se fue? Pues por las mismas razones que lo será este y algunos más: porque entramos a él forjándonos ilusiones imposibles; porque le pedimos mucho y no nos dio sino lo que humanamente podía darnos. Ahora bien, ¿no entramos con las mismas exigencias al año nuevo? Sí, sin duda, y acaso con alguna más.
 ¡Será, pues, tan malo como el anterior y más malo aún, porque dándonos también lo humanamente posible, nos dejará más viejos!
 Pero ¡quién piensa en esto! ¡Curiosa estaría la vida si analizásemos prudentemente todo lo que de ella nos prometemos y descartásemos lo posible de lo fantástico!
 Soñemos, que el soñar cuesta menos que los billetes de lotería, que son ilusiones de papel, aunque luego suele costar más...
 Soñemos: En primer lugar, ¿el año entrante seremos ricos? ¿Ricos por qué? ¿Trabajamos para serlo? No nos preguntéis estas cosas que fastidian; lo seremos porque sí; porque en la teoría de las probabilidades todo cabe, y sobre todo porque los fantaseadores, a semejanza de los enfermos, juzgamos que cambiar de época es cambiar de destino.
 El año que entra seremos felices. Es claro. La dicha estaba tan lejos de nosotros el año pasado, que hoy debe estar muy cerca. ¿Acaso viene con el tiempo? Parece que sí, aunque siempre nos dice: "¡Mañana!"
 El año que entra seremos buenos. Hoy nolo fuimos por esto y por aquello; porque había hábitos contraídos. Pero mañana... ¿Que esos hábitos se arraigarán más? ¡Pues no y retenó!
 El año que entra, por último, sabremos cosas nuevas... Esto sí es cierto, en absoluto. La experiencia, aunque en dosis homeopáticas, aumenta año por año.
 ¡Lástima grande que cuando la poseemos toda no nos sirve de nada, porque hemos acabado el viaje!
 ¡El año que entra!
 Que entre en buena hora, y entre tanto: "¡Feliz año nuevo!"

Amado Nervo
31 de diciembre de 1896

*****

Comentario filosófico sobre el artículo "¡Año Nuevo!" de Amado Nervo, por Francisco Huertas Hernández


 El tiempo es la medida del movimiento y del reposo, pensó Aristóteles en "Physica", 221b7: "Ἐπεὶ δ᾿ ἐστὶν ὁ χρόνος μέτρον κινήσεως, ἔσται καὶ ἠρεμίας μέτρον κατὰ συμβεβηκός". Amado Nervo en un artículo de prensa del 31 de diciembre de 1896 analizaba las fantasías que las gentes proyectan cada nuevo año. Un pedir mucho y un hacer poco para que se cumplan esos deseos bienintencionados. Si, según el filósofo macedonio, hay tiempo porque necesitamos medir el cambio y el movimiento, se da por hecho que el paso del tiempo es una sucesión de cambios, pero no es así en nuestro progreso moral. Estamos estancados en la bondad, en la felicidad. El año entrante no es un corte con el anterior sino una continuación, y quienes éramos seguiremos siendo, al menos en lo esencial. Sólo que más viejos. El soñar, o, más bien, el fantasear consciente con un cambio total en nuestra vida (y la del planeta) nos sitúa en nuestra verdadera realidad paradójica: la "idealidad". Vivimos "proyectando" planes ideales de mejora, ser más ricos, más fuertes, más sanos, más poderosos. No vivimos la realidad, sino que esperamos la idealidad. Del actualísimo artículo de Amado Nervo tanto en su forma (estilo llano) como en su fondo, únicamente objetaríamos el deseo de ser más buenos en la sociedad contemporánea. No es este un valor que circule. La ética de la bondad se transformó con Kant en ética del deber moral, y, más tarde, retornó la ética de la felicidad, pero como utilidad. Finalmente ese criterio utilitarista se materializó en una díada de beneficio económico y placer sensible. El trabajo ya no es el medio de la riqueza, sino la inversión de los emprendedores audaces. La cultura ya no es el medio de la diversión y el placer sino el entretenimiento tecnológico. El bien o la bondad se desvaneció, y sus manifestaciones vicarias como la fraternidad, la solidaridad, la empatía son parte de la hipocresía social, ajenas a la felicidad individual circunscrita a riqueza y placer

 En 1896 se podía esperar mucho del nuevo siglo, y, en verdad, el siglo XX trajo mucho, mucha destrucción y mucha deshumanización. Quienes prefieran ver en ese siglo la fabricación en serie de automóviles, el desarrollo de los medios de entretenimiento de la cultura de masas, las vacunas, la llegada a la Luna, el aumento de la esperanza de vida y la renta per cápita, olvidando que casi todo ello ocurrió a través de guerras mundiales, dramáticas crisis económicas e invención de las más letales armas, que por vez primera podían acabar con la vida en el planeta, se atendrán a esa visión Disney que hace soñar a las masas con una felicidad siempre disponible en el consumo, que la publicidad incita fabricando deseos. Y esa felicidad no nos servirá de nada cuando nos demos cuenta de que el viaje se ha acabado...

Francisco Huertas Hernández
Viernes 27 de diciembre de 2024

jueves, 26 de diciembre de 2024

"Тучи" (1840). Михаил Ю. Лермонтов (1814-1841). "Nubes" (1840). Mijail Y. Lermontov (1814-1841). La indiferente naturaleza contemplada desde el pesar humano. La poesía que los niños rusos aprendían. Francisco Huertas Hernández

"Тучи" (1840). Михаил Юрьевич Лермонтов (1814-1841).
"Nubes" (1840). Mijail Yúrevich Lérmontov (1814-1841).
La indiferente naturaleza contemplada desde el pesar humano. La poesía que los niños rusos aprendían. Francisco Huertas Hernández


Nubes sobre la playa del Postiguet. Alicante
2022
Fotografía: Francisco Huertas Hernández

"Тучи" (1840). Михаил Юрьевич Лермонтов (1814-1841)


"Тучи" (1840). Михаил Юрьевич Лермонтов (1814-1841)
Стихи на свежем воздухе * Юрий

 
"Тучи" (1840). Михаил Юрьевич Лермонтов (1814-1841)
Михаил Юрьевич Лермонтов Тучи Учить стихи легко Аудио Стихи Слушать Онлайн
Александр Теренков

"Тучи" (1840). Михаил Юрьевич Лермонтов (1814-1841)
Песня «Тучи» (2024) проекта «Воскрес».
Стихи «Тучи» (1840): Михаил Юрьевич Лермонтов (1814-1841).
Картина «Знамение» (1915): Николай Константинович Рерих (1874-1947).
Канал «Воскрес»: песни на стихи поэтов.


"Тучи" (1840). Михаил Юрьевич Лермонтов (1814-1841)


Тучки небесные, вечные странники!
Степью лазурною, цепью жемчужною
Мчитесь вы, будто как я же, изгнанники
С милого севера в сторону южную.

Кто же вас гонит: судьбы ли решение?
Зависть ли тайная? злоба ль открытая?
Или на вас тяготит преступление?
Или друзей клевета ядовитая?

Нет, вам наскучили нивы бесплодные…
Чужды вам страсти и чужды страдания;
Вечно холодные, вечно свободные,
Нет у вас родины, нет вам изгнания.

1840 г.



 "Nubes" (1840). Mijail Yurevich Lermontov (1814-1841). Versión de Mijail Chílikov


¡Nubes errantes del cielo azulado!
Sobre los llanos bogáis peregrinas, 
yendo del norte, cual, yo confinado,
hacia el sur en hileras perlinas.

¿Os ahuyenta el destino fortuito?
¿Una calumnia, un rencor solapado?
¿Os atormenta un grave delito
o el engaño de un ser bienamado?

No, os ha hastiado la mies infecunda,
nunca os duelen congojas ajenas.
Frías y libres, viajáis vagabundas
sin conocer del destierro las penas

1840


"Nubes" (1840). Mijail Yurevich Lermontov (1814-1841). Traducción automática corregida por Francisco Huertas Hernández


¡Nubes celestiales, eternas vagabundas!
Por la estepa azul, por una cadena de perlas,
corréis, como yo, exiliadas
del dulce norte hacia el sur.

¿Quién os aleja? ¿Es decisión del destino?
¿Es secreta envidia? ¿Es abierta ira?
¿Os pesa el crimen?
¿O la venenosa calumnia de los amigos?

No, estáis aburridas de los estériles campos...
Las pasiones y los sufrimientos os son ajenos;
siempre frías, siempre libres,
ni patria tenéis ni exilio padecéis.

1840

*****

Comentario filosófico de la poesía "Тучи" (Tuchi, Nubes) de Mijail Y. Lermontov, por Francisco Huertas Hernández


 "Тучи" (Tuchi) (Nubes) es una poesía de Mijail Yúrevich Lérmontov escrita en abril de 1840 tras recibir la orden de abandonar San Petersburgo para incorporarse a su regimiento en el Cáucaso. En forma de tetrámetro dactílico, con rima cruzada, la musicalidad desbordante de la obra en su invocación elegíaca a la naturaleza celeste la convirtió en materia escolar en toda Rusia. Se analizaba, recitaba y aprendía de memoria, como los versos de Pushkin. Desde una interpretación biográfica "Nubes" trata del exilio impuesto por el Zar Nicolás I a un intelectual rebelde, que, desde el poema dedicado a Pushkin tras su muerte, había caído en desgracia. La precoz madurez literaria y vital de estos hombres del siglo XIX resulta sorprendente. Si acaso algunos músicos de rock podrían comparárseles. Lermontov muere asesinado en un duelo con sólo 26 años. John Lennon y Paul McCartney compusieron sus obras maestras antes de los 30 años. 

 Militar y poeta, Lermontov cae hechizado ante la naturaleza salvaje de las tierras del sur, el Cáucaso. La mayor parte de su obra lírica y narrativa tiene a estos paisajes como escenario. Lermontov posee esa capacidad única de fundirse con la tierra, que la literatura rusa muestra desde Pushkin a Tolstoi. Únicamente la nación más extensa del planeta puede tener una mirada tan vasta y telúrica. En las estrofas de "Тучи" el héroe lírico, el poeta mismo, apela a la naturaleza libre y fría, indiferente a las cuitas humanas. Ambos se mueven, pero el movimiento de las nubes es "libre" (ajeno a la voluntad humana) mientras que los pasos del militar Mijail Yurevich están determinados por la voluntad de otros, que ejerciendo su potestad, rango y designio, envían al destierro y la muerte a sus súbditos. El poeta, bien lo supo Lermontov, no es súbdito más que de la belleza y la verdad, pero el hombre está atado a los imperativos terrenales, y sucumbe su existencia corporal aunque sus versos sobrevivan en las almas de sus lectores. 

 Según se cuenta, Lermontov estaba en casa de la familia Karamzín, en San Petersburgo, y, contemplando las nubes y el Jardín de Verano (Летний сад), recitó la nueva obra. La premonición de su propia muerte presente en los escritos últimos ronda estos versos elegíacos.

 La primera estrofa, admirativa, introduce el personaje de las nubes: "Тучки небесные, вечные странники!" (¡Nubes celestiales, eternas vagabundas!). El sujeto poético contempla la región aérea desde la ventana. La ventana son nuestros sentidos, la direccionalidad de nuestra conciencia, abierta al mundo. El mundo no es un simple marco estético, un envoltorio de las acciones humanas. No, es una realidad prístina, que renace en su circular transcurso del día y la noche, la periodicidad de las estaciones y los ciclos de traslación alrededor del Sol de la Tierra. El movimiento natural de los astros y las nubes es percibido como "libre" por el contemplador humano. Esas nubes que "corren" por la estepa azul, del dulce norte (San Petersburgo, Moscú) al sur (montañas del Cáucaso): "Степью лазурною, цепью жемчужною / Мчитесь вы, будто как я же, изгнанники / С милого севера в сторону южную". El alma del escritor proyecta su amargura en las nubes, en ellas ve también "изгнанники" (izgnanniki, exiliadas). Las nubes van hacia el Sur, adonde también es conducido el hombre, el súbdito, por el poder del Zar, pero su alma, se demora en el cielo móvil de las nubes. Lamentablemente, la versión métrica de Mijail Chílikov nos hurta el contenido semántico del poema para mantener el ritmo de la forma. Esta opción de la traducción toma el poema como un texto en el que las palabras y las ideas son algo accidental y privilegia una rima en la lengua de llegada que traiciona por completo la materia misma de la obra. "Sobre los llanos bogáis peregrinas / yendo del norte, cual yo, confinado, / hacia el sur en hileras perlinas" suena mal en español y poco se parece al original ruso, cuya traducción más literal posible sería: "Por la estepa azul, por una cadena de perlas, / corréis, como yo, exiliadas / del dulce norte hacia el sur". El "милый север" (milyi sevier) es el "querido norte", ignorado por Chílikov en su adaptación rítmica. Esto nos plantea el problema ontológico de la naturaleza del poema en sí, y en nuestra experiencia de lectores sabemos que los grandes poetas transmiten una verdad intuitiva acerca de la realidad, esa verdad revelada en sus palabras exactas, adquiere fuerza en la memoria por su forma musical, pero su fuerza en el recuerdo no sustituye su esencia filosófica. La poesía es la verdad del Ser que se "des-vela" en las palabras exactas del poeta. Los traductores que traicionan esta naturaleza profundamente filosófica del poema lo despojan de su relación con el Ser. El "С милого севера в сторону южную" (del dulce/querido norte al (lado) sur) es esencial porque conecta lo biográfico y lo poético. La rima masculina de los versos impares y femenina de los pares es conservada por Chílikov.

 La segunda estrofa es toda ella interrogativa. El poeta pregunta a la naturaleza como si ella pudiera entender las miserias humanas: "Кто же вас гонит: судьбы ли решение?" (¿Quién os aleja? ¿Es decisión del destino?) No, nadie ordena a las nubes alejarse. No son militares a las órdenes de sus mandos. Las bajas pasiones humanas son proyectadas retóricamente por el escritor en las móviles nubes: "Зависть ли тайная? злоба ль открытая?" (¿Es secreta envidia? ¿Es abierta ira?). El vocablo "злоба" (zloba) se traduce más bien por "malicia" que por "ira". La mala voluntad humana, en todo caso, se opone a la ausencia de voluntad y entendimiento en la indiferente naturaleza. El poeta inquiere a esas "vagabundas eternas" celestes por los motivos de su marcha, su pasar. La envidia (Зависть) y la ira (злоба) del sexto verso se unen al crimen (преступление) y la calumnia (клевета) del séptimo y el octavo. Estas pasiones venenosas persiguieron a Lermontov en su breve vida. El consuelo de contemplar a seres (entes) no aquejados de la maldad humana, sabiendo que recorren caminos paralelos arriba en el cielo a los asendereados de los humanos abajo en la tierra.  

 La filosófica elegía concluye con la respuesta en la tercera estrofa a las preguntas de la segunda. Una tajante negación en el noveno verso: "Нет, вам наскучили нивы бесплодные…" (No, estáis aburridas de los estériles campos...) o "hastiadas de la mies infecunda" en la inspirada versión de Chílikov. "Чужды вам страсти и чужды страдания" (Las pasiones y los sufrimientos os son ajenos) del décimo verso nos traen el recuerdo del famosísimo poema de Rubén Darío "Lo fatal" (1905): 

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
y no saber adónde vamos,
¡ni de dónde venimos!...

 El ser sintiente es el ser sufriente. Arthur Schopenhauer formuló el pesimismo cósmico: el mundo es voluntad, y toda manifestación de voluntad conduce al sufrimiento, siendo el mayor de los sufrimientos el del ser que más voluntad y entendimiento tiene: el ser humano. Lermontov y Darío envidian la naturaleza no sintiente cuando la carga humana es insoportable. El consuelo de la contemplación estética de la naturaleza calma e impulsa la creación artística con su doble y fatal origen: el sufrimiento humano exige la creación de belleza artística como bálsamo, y la naturaleza da su regla al arte, como pensó Immanuel Kant: "Genie ist das Talent (Naturgabe), welches der Kunst die Regel gibt. Da das Talent, als angebornes produktives Vermögen des Künstlers, selbst zur Natur gehört, so könnte man sich auch so ausdrücken: Genie ist die angeborne Gemütsanlage (ingenium), durch welche die Natur der Kunst die Regel gibt." (El genio es el talento (don natural) que rige el arte. Dado que el talento, como capacidad productiva innata del artista, pertenece en sí mismo a la naturaleza, también se podría expresar así: el genio es la disposición innata (ingenium) mediante la cual la naturaleza da la regla al arte).

 Estas nubes pasajeras que admiran y serenan al poeta perseguido por la maldad humana. Los dos últimos versos "Вечно холодные, вечно свободные, / Нет у вас родины, нет вам изгнания) (siempre frías, siempre libres,
ni patria tenéis ni exilio padecéis) contrastan la condición del hombre exiliado por tener patria con la fría libertad espacial de la naturaleza ajena a los pesares humanos.

Francisco Huertas Hernández
Jueves 26 de diciembre de 2024

miércoles, 25 de diciembre de 2024

"Поэзия" (1850). Фёдор И. Тютчев (1803-1873). "La Poesía" (1850). Fyodor I. Tyutchev. Desde regiones celestes la palabra ígnea al hombre llega y cura. Análisis ontológico de Francisco Huertas Hernández

"Поэзия" (1850). Фёдор Иванович Тютчев (1803-1873).
"La Poesía" (1850). Fyodor Ivanovich Tyutchev (1803-1873).
Desde regiones celestes la palabra ígnea al hombre llega y cura. Análisis ontológico de Francisco Huertas Hernández

Фёдор Иванович Тютчев (1803-1873)
Fyodor Ivanovich Tyutchev (1803-1873)


"Поэзия" (1850). Фёдор Иванович Тютчев

Среди громов, среди огней,
Среди клокочущих страстей,
В стихийном, пламенном раздоре,
Она с небес слетает к нам —
Небесная к земным сынам,
С лазурной ясностью во взоре —
И на бунтующее море
Льет примирительный елей.

1850 г.


"La Poesía" (1850). Fyodor Ivanovich Tyutchev
Versión de Joaquín Torquemada Sánchez

Vuela entre truenos, entre fuego,
entre pasiones y deseos
y entre discordias desatadas,
desde regiones celestiales
hasta sus hijos terrenales;
con el azul en la mirada,
sobre la mar alborotada
vierte su bálsamo sereno

1850


"Poesía" (1850). Fyodor Ivanovich Tyutchev
Traducción automática corregida por Francisco Huertas Hernández

Entre truenos, entre fuegos,
entre bramantes pasiones,
en elemental y ardiente discordia,
ella baja del cielo hacia nosotros -
hijos celestiales de la tierra,
Con claridad azul en la mirada -
Y sobre el mar rebelde
Derrama aceite conciliador

1850


Análisis ontológico de "Поэзия" de Fyodor Tyutchev. Por Francisco Huertas Hernández

 Fyodor Ivanovich Tyutchev (Ovstug, 5 de diciembre de 1803 - Sankt Peterburg, 25 de julio de 1973), el poeta del "фрагмент" (fragmento), según la opinión del crítico Yuri Tynyanov, quien comprende la forma de Tyutchev como una Oda sintética, fruto de la descomposición del género practicado por los autores anteriores Derzhavin y Lomonosov. El gran tema de la poética de Tyutchev, en esa condensación expresiva que le emparenta con los presocráticos, es la presencia del cosmos en el hombre, como depositario reflectante de la lucha de opuestos del universo, la tensión entre la violencia destructora y la armonía de la creación. La repetición es, pues, estructura formal de su escritura, pero también estructura ontológica del cosmos: todo lo inmenso se refleja en lo pequeño, lo eterno en lo fugaz, la palabra busca su imagen exacta en su duplicación. El ser humano es el que, cuando ama, implora, maldice o alaba, necesita repetir sus palabras, porque la lejanía del cielo y la insignificancia del hombre le obligan a gritar y redecir su disposición afectiva (Befindlichkeit, lo llama Martin Heidegger), para ser escuchado por el silencio de lo divino, ignorado por la música de las esferas. 

 "Поэзия" (Poesía) es una obra breve de ocho versos en tetrámetro yámbico, donde el autor utiliza una rima mixta (fuegos - pasiones - discordia - nosotros - hijos - mirada - mar - aceite) con rima abierta y cerrada, femenina y masculina. Sus recursos estilísticos incluyen la repetición léxica, los epítetos, las personificaciones y las metáforas.
 Perteneciente a la tercera etapa del autor, tras una década sin escribir. Su trabajo como censor superior en el Ministerio de Relaciones Exteriores en San Petersburgo en esos años no debe condicionar nuestra interpretación del texto, pues hay en el poeta un don de hablar por el Ser, y no por las cosas de la cotidianidad. Si la voz del poeta fuera un espejo simple de su biografía, la poesía carecería de valor propio y la literatura quedaría reducida a psicología. 

 El simbolismo cósmico de la obra queda ya apuntado, y es oportuno recordar que en ruso la palabra "поэзия" (poesía) remite a una obra breve, mientras que "поэма" (poema) alude a obras extensas como la Oda. Pero también "поэзия" tiene el significado de género literario frente a la prosa. En este escrito de Tyutchev, "Поэзия" remite al arte Poética, al don recibido por el poeta, al modo de vida que transforma la prosa del mundo en revelación de la belleza.

 En el inicio de la obra lo divino (cósmica infinitud) es trueno y luz. Es decir, terror e iluminación. Que el trueno, que por las leyes de propagación de las ondas, llegue al oído humano tras el rayo es metáfora de una verdad luminosa profunda que se enmascara en la apariencia de lo terrible del ruido sordo. El relámpago puede aterrorizar más que el propio trueno, porque ciega y vuelve impotente al hombre. El relámpago llega súbitamente, no como la aurora o la luz lunar. No como la antorcha, la vela y la lámpara, prendidas por el hombre. El relámpago y el trueno están en el primer verso, "Среди громов, среди огней", en plural. La palabra clave, la palabra repetida, que actúa de "puente", es "среди" (sriedi, entre). Tres veces se repite en los dos primeros versos. Las "pasiones ardientes" (клокочущих страстей) son el término humano que "relaciona" ese "entre" con los poderes divinos aterrorizantes del trueno y el relámpago. La naturaleza humana de las pasiones (deseo) es tan ígnea como la naturaleza supralunar del cosmos. Somos fuego irracional deseante, como reflejo del fuego de las tormentas y las estrellas lejanas. El огонь (ogon, fuego) y las огней (ognei, luces) están en comunión óntica. El fuego es luz, calor, iluminación, quemadura, vida y destrucción. ¿Nuestras pasiones ardientes son chispa que se desprende del fuego cósmico? El cosmos, lejano y sordo a nuestras plegarias, es "ἐκπύρωσις" (ekpyrosis, conflagración) como Heráclito y los estoicos concibieron el inicio y destrucción periódicas del universo, como la misma hipótesis del Big Bang. El trueno, la gran explosión, el debut de un mundo sin alma que diminutos seres sintientes intentan apresar con sus almas ardientes de saber, de salvación, encerradas en cuerpos ardientes de placer y violencia destructora. Esa "раздоре" (razdorye, discordia) que "cae" de los cielos cósmicos a la existencia humana. Toda discordia echa fuego por la boca, los ojos, los puños. Tyutchev quizás no sea heraclíteo ni estoico, mas los hombres cuando poetizan son siempre el mismo ser, son el Ser de la Poesía, que une a los mortales y a los inmortales. El poeta es un poseído por las Musas, según Platón en "Ion": "ἡ Μοῦσα ἐνθέους μὲν ποιεῖ αὐτή". Ese "descenso" "desde regiones celestiales hasta sus hijos terrenales", en la magnífica versión de Joaquín Torquemada, es la "inspiración", esa "divina locura", ígnea, irracional, incontrolable del poeta. Los versos rusos de Tyutchev lo expresan así: "Она с небес слетает к нам — / Небесная к земным сынам" (Ella vuela del cielo hacia nosotros / hijos celestiales de la tierra). La dualidad celeste/terrenal del cosmos divino/mundo humano surge de una tensión de opuestos, de una lucha, que aspira a resolverse en concordia y armonía, en la visión luminosa que el poeta adquiere al ser poseído por la inspiración y le da la facultad de calmar las aguas alborotadas de la pasión y el caos de la vida. La poesía alcanza la propiedad curativa de un bálsamo (aceite) milagroso: "И на бунтующее море / Льет примирительный елей". El "aceite conciliador" (примирительный елей) o "bálsamo sereno" en la adaptación de Joaquín Torquemada, resuelve la furia de los elementos (fuego, agua) en curación por la belleza: poesía.

 No se engañe el lector: el amor humano está detrás de todo poema, de este mismo poema. Mas el valor de éste transciende su origen biográfico. Fyodor Ivanovich Tyutchev se enamoró en 1850 de Yelena Aleksandrovna Denisyeva. Su relación difícil duró catorce años, hasta la muerte de ella en 1864. Tyutchev era viudo desde 1838. Su primera esposa, Eleanor Peterson, condesa Bothmer, con quien tuvo tres hijas, era alemana. Su bellísima segunda mujer también lo era: Ernestina Dernberg (de soltera Pfeffel). A ella abandonó por Yelena. Muchos amores, ininterrumpidos, tuvo el poeta. Y regresó con Ernestina a la muerte de Yelena Aleksandrovna.

 Tyutchev es uno de los más grandes poetas rusos. Si bien su formación alemana le inclinó por la filosofía panteísta de Schelling, su pensamiento poético es más cercano a Kierkegaard. Los estudios de Tyurchev le permitían entender muy bien el mundo clásico grecolatino. Algo que, por desgracia, hemos perdido con la eliminación progresiva del griego y el latín de los planes de estudio. 

 Escribió poco más de 400 poemas. Y la división de su obra en tres periodos, propuesta por Yuri Lotman, va de una etapa juvenil (1810-1820) con estilo arcaizante, a una segunda (1820-1840) donde une la influencia de Schelling y la poesía ódica rusa del siglo XVIII, terminando en una fase (1850-1870) con poemas políticos y el ciclo a Yelena Denisyeva.
 La oposición establecida entre la poética de Pushkin y la de Tyutchev también manifiesta sus temples vitales contratrios: la exuberancia vital del primero y la intimidad con la naturaleza del segundo. 

 Tyutchev sigue siendo un clásico de las letras rusas. Incluso en 2003, con motivo del 200 aniversario del nacimiento del poeta, la directora de cine Natalya Bondarchuk filmó una película para televisión en tres partes, "Любовь и правда Фёдора Тютчева" (El amor y la verdad de Fyodor Tyutchev). 

 El poeta es el pastor del Ser, pensó Martin Heidegger. El Ser como misterio y des-ocultamiento. Esa "lichtung" (claro) que se abre en la lectura o escucha del poema, que va más allá de la naturaleza, y se eleva por encima de los sentimientos del creador o del lector, que no atiende a las limitaciones espaciales o temporales de la creación de la obra, nos estremece y nos ampara. Tyutchev, como todos los poetas que puedan recibir ese sagrado nombre, concilia al lector con el Ser, tantas veces postergado en nuestra cotidianidad prosaica.

Francisco Huertas Hernández
Miércoles, 25 de diciembre de 2024

martes, 24 de diciembre de 2024

"¿Vendrán los Reyes Magos con tanto frío?". Sobre la ópera "Andrea Chénier". La Semana. Domingo, 10 de diciembre de 1899. Amado Nervo. Observaciones y evocaciones de Francisco Huertas Hernández

"¿Vendrán los Reyes Magos con tanto frío?". Sobre la ópera "Andrea Chénier". La Semana. Domingo, 10 de diciembre de 1899. Amado Nervo.
Observaciones y evocaciones de Francisco Huertas Hernández

24 de noviembre de 2019
Alicante

La Semana. Domingo 10 de diciembre de 1899.
Sobre la ópera "Andrea Chénier" de Umberto Giordano y Luigi Illica.
Amado Nervo

 Mi alma repite a menudo las ingenuas y divinas palabras de la Condesita Magdalena a Chénier, en el segundo acto de la gran ópera:
 - Sono sola e ho paura! (¡Estoy sola y tengo miedo!)
 Se acerca la Nochebuena, la santa noche, la única e incomparable, y hace frío. "Ella" es huérfana, y no quieren darle uno de esos cariños que acarician el corazón y lo melifican. Es muy noche; es la hora "¡en que las cosas y los remordimientos duermen!", y temblando de frío va a poner su zapatilla a la ventana.
 También para los pobres, para los que siempre están tristes, para los que no dan luz, pero tampoco proyectan sombra en la vida, pasan los Reyes Magos -¿verdad, Cristo niño y misericordioso?-. Y la pobrecilla espera. Al abrir la ventana ha entrado sollozando a la estancia una ráfaga de aire helado, y ella se estremece.
 Qué, ¿vendrán los Magos con tanto frío?
 El termómetro marca tres grados bajo cero. Las casas de la Colonia, techadas a la europea, están blancas de nieve. Pero los Reyes Magos tienen grandes abrigos de armiño, caftanes ricos, zapatillas forradas de sedeña felpa.
 La pobrecilla se recoge en su lecho, pero no duerme, el ojo avizor, atento el oído al rumor más tenue...
 ¿No vendrán porque es pobre? Y está triste y llora mucho sin causa.
 Pues qué, ¿para las almas humildes no hay Reyes Magos? Sí que los hay. ¿No era, por ventura, humilde el Salvador?... Su glorioso lecho un pesebre fue..., ¡y vinieron!
 ¡Alma mía, también para ti vendrán! ¡No te duermas!

Amado Nervo
Domingo 10 de diciembre de 1899

Umberto Giordano: "Andrea Chénier" (1896)
Acto II: "Udite! Son sola! Ora soave, sublime ora d'amore!" (Maddalena/Chénier) · Maria Callas · Mario Del Monaco · Orchestra del Teatro alla Scala, Milano · Antonino Votto
La interpretación excelsa de Callas en 1955 en directo en la Scala de Milán, con Mario del Monaco

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Observaciones y evocaciones sobre un texto de Amado Nervo. Por Francisco Huertas Hernández
Martes, 24 de diciembre de 2024


 Mi alma repite a menudo canciones que sonaban en las emisoras de radio más lejanas en aquellas noches de verano cuando las ondas del transistor traían apenas una ráfaga reconocible, y evoca congojas que despertaron palabras precisas y bellas de grandes novelas del siglo XIX o diálogos entrecortados de películas vistas tantas veces... Un mundo de objetos: la radio, los discos, los libros, la televisión, las salas de cine. Y esas Nochebuenas en que me pasaba por librerías de saldo y tiendas de discos atestadas de compradores de éxitos, villancicos o películas en VHS. 
 Acá en Europa las Navidades eran frías, y a través de los cuentos, las leyendas y las películas siempre había nieve y abetos... en nuestra alma. Antes de que supiera que los Reyes Magos eran quienes eran, antes de trazar las hipotenusas con cartabón (quartabono) y distinguir los hiatos, los calderones y los travellings, ya sentía quella solitudine, che era la maschera della paura. "Son sola e minacciata! Son sola al mondo! Ed ho paura!", dice Maddalena de Coigny. Estar solo es tener miedo. Martin Heidegger entiende la soledad como una carencia del constitutivo "mitsein" (estar con) que somos. En la soledad se abre el abismo de la ausencia de sentido. Por eso la infancia debe ser una compañía perpetua, mas ya tendrá el niño la desdicha de ser abandonado, e iniciar la búsqueda tortuosa del amor. Los mitos de protección, como los Reyes Magos, los μάγοι -portadores del misterio, oriental como todos los misterios- que traen presentes (tesoros minerales y vegetales) al niño para no recordarle que nacemos y morimos solos, aunque seamos "seres con otros" durante el paso por los años y los caminos, los "mitos de protección" inundan los cielos, el horizonte, los mares, los bosques, de seres mágicos que nos guían, consuelan y custodian, para que no lloremos en las noches de estrellas lejanas. La Nochebuena, tradición cristiana construida durante los primeros siglos, es fría en Europa, hermanos del Cono Sur, y en el frío la soledad llora, como vuestro bandoneón, y el alma tirita como los niños a los que sus padres han abandonado. Los mitos de protección son imágenes cálidas y resplandecientes para los inviernos fríos, y el poeta Amado Nervo acaba su escrito con palabras de niño:

"Pues qué, ¿para las almas humildes no hay Reyes Magos? Sí que los hay. ¿No era, por ventura, humilde el Salvador?... Su glorioso lecho un pesebre fue..., ¡y vinieron!
 ¡Alma mía, también para ti vendrán! ¡No te duermas!"

 El poeta habla a su alma religiosa e infantil, y presiente la cercanía -o "des-alejamiento" (Ent-fernung) heideggeriano- de su gran amor, Ana Cecilia Luisa Dailliez (la "amada inmóvil"), que el amor erótico trae la protección envuelta en el deseo, la luz en el fuego... y todos los tesoros de los μάγοι, pues el tesoro mayor del existir humano es sentir la protección de los cielos en la tierra...

Francisco Huertas Hernández
Martes, 24 de diciembre de 2024

"Hambre de publicidad" (1896), artículo de Amado Nervo. Fama, exhibicionismo, simulacro, "postureo" y reconocimiento público. Comentario de Francisco Huertas Hernández

"Hambre de publicidad" (1896), artículo de Amado Nervo (1870-1919).
Fama, exhibicionismo, simulacro, "postureo", narcisismo y reconocimiento público. La publicación de lo privado.
Comentario de Francisco Huertas Hernández

Autorretrato. Enero 2017

"Hambre de publicidad" (1896)
Amado Nervo
 
 Una de las formas de moderna neurosis, ya que hoy la neurosis ha de inmiscuirse en todo, es la afición decidida a ver el nombre propio en letras de molde, que trae inquieto a medio mundo.
 No recuerdo quién refería que cierto individuo guardaba con profundo esmero, en un cajón de su escritorio, un periódico en que se leía su nombre... ¡en una lista de viajeros!
 Como ese individuo conozco yo muchos. La impresión que les produce la lectura de las breves letras que constituyen su designación en el mundo, los hace palidecer, palidecer de alegría.
 Y no me refiero, por cierto, a los hombres de dotes intelectuales. Estos,es cierto, palidecen también cuando reciben el bautismo de la publicidad, y aun suelen llevar un registro, que podría llamarse El libro de las vanidades, en que van fijando con goma todos los recortes laudatorios de los periódicos, que dicen poco más o menos:
 
 "El estimable joven Fulano de Tal leyó una sentida poesía".

 "El "conocido" periodista don Mengano publica en el... de ayer un "concienzudo" artículo".

 "El aventajado cronista don Perengano de Cual ha escrito una "conceptuosa" crítica...", etc., etc.

 No me refiero a estos, no; que estos, al fin y al cabo, concluyen por ver sin estremecimientos, sin rubores deliciosos, los elogios que se les consagran, y sin pena las censurascon que se pretende abrumarlos.
 Me refiero a los otros, a los deheredados de la publicidad, a los hombres privados, que deliran por un párrafo de gacetilla; que se rebelan contra su condición atómica y sienten un despecho infinito porque la tierra no se estremece bajo sus pies, impidiéndoles así decirle como el portugués:
 - Non tiembles, que non te fago nada.
 Me refiero a esos enamorados de la popularidad que intentan conseguirla con sonrisas azucaradas.
 Yo he tenido que ver con muchos de estos nostálgicos de las letras de molde.
 Conocí, por ejemplo, en un pueblo, a un malaveriguado muchacho, que recorriendo, como el amor de Don Juan, toda la escala social, acabó por hacer su entrada en México entre las filas de un batallón, en calidad de recluta.
 La primera vez que me columbró en la calle se separó rápidamente de su compañía y, tras saludarme, me dijo:
 - Hombre, ya que escribes, hazme la caridad de decir en los periódicos que he llegado a México, para que se sepa.
 En otra ocasión me encontré en Plateros a un amigo. Iba llorando a lágrima viva y a toda prisa.
 - ¿Qué te pasa?- le dije.
 - Que mi mujer se muere - contestó haciendo pucheros.
 - ¡Hombre, cuánto lo siento!
 - Y te voy a pedir un favor.
 - Sí, puedes decir... (y creí que se trataba de que le ayudase a pagar el médico o la medicina, o de llamar al cura).
 - Que pongas un parrafito en los periódicos diciendo eso que me pasa.
 - Así lo haré - repuse.
 Y mi amigo se alejó todo lloroso.
 Pero pronto volvió grupas, me alcanzó, y con voz plañidera aún, añadió:
 - Oye, no se te olvide poner: Nuestro querido amigo..."
 - Sí, hombre, no tengas cuidado.
 Dos o tres días después me envió una esquelita enlutada, diciéndome:

 "Estimado amigo:
 "Ya se murió mi mujer. Soy un infeliz. Ahí te adjunto un parrafillo, para que te sirvas publicarlo".

 El párrafo estaba concebido así:

 "Nuestro distinguido y fino amigo X acaba de perder a su estimabilísima esposa, que murió a consecuencia de un sobreparto. El vacío que esa dama de excelsas cualidades deja en el hogar, no es para dicho.
 "Damos, etc."
 "P. D. - Ponlo en plecas negras y mándame cinco ejemplares del número en que salga".

 ... Sí, es cierto: no solo de pan vive el hombre; también vive de publicidad... ¡Cuántas veces la mejor limosna es un párrafo de gacetilla!

Amado Nervo
5 de marzo de 1896

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Fama, exhibicionismo, simulacro, "postureo", narcisismo y reconocimiento público. La publicación de lo privado.
Comentario de Francisco Huertas Hernández

 Amado Nervo, no sólo fue un gran poeta, sino también un observador penetrante de la vida alrededor. El alrededor de la vida, es decir, las costumbres y ocupaciones de los coetáneos, son diseccionadas por el escritor perspicaz como el entomólogo hace con los insectos, y no es, por ventura, la analogía infundada. La masa de los humanos no se distingue de la vida en las colmenas, los hormigueros o los termiteros. Estos hombres (y mujeres) en su quehacer diario actúan bajo el imperativo invisible del "das Man" explicado por Martin Heidegger (1889-1976), es decir, bajo la presión social del "uno", el "se hace", "se dice". Uno de los imperativos sociales (y aún morales) que ejercen esa tiranía ciega es la necesidad de exhibirse ante los ojos de los congéneres. Quizás haya un resto instintivo asociado con el apareamiento, la vistosidad del cortejo. La selección sexual exige un mostrarse ante la posible pareja, llamar la atención, atraer la atención. Es una señal de buena salud, fuerza genética o capacidad reproductiva. El mundo humano es, a gran escala, una reproducción del ámbito zoológico inferior. Según la sociobiología nuestros genes mandan, y la creencia en la libertad no es más que un consuelo de autoengaño. El exhibirse de los Homo Sociologicus (inseparable del Homo Economicus y el Homo Sapiens) queda así atado al "das Man" (el "uno" indeterminado del "todo el mundo", que son todos y no es nadie), y operativamente se manifiesta en un conjunto de normas sociales y roles, fruto de la socialización, desde la infancia, al aprender, a través de otros, a hablar, a caminar, y a obedecer y a temer. O sea, a esperar. El hombre en sociedad es el que espera de los otros su reconocimiento, su valor, su identidad. Somos lo que los demas dicen. Desde el esclarecedor análisis de G. W. F. Hegel (1770-1831) sobre la dialéctica entre el señor y el esclavo, sabemos que no hay individuo (identidad del yo) si no existe el espejo de los otros (oposición del tú/otro). Los primeros "otros" (socialización primaria) son los padres. Ellos "nos" configuran tempranamente, tal como delicadamente cantó Joan Manuel Serrat en "Esos locos bajitos". En el psicoanálisis de Sigmund Freud (1856-1939), esos "otros" (madre/padre) son el origen del conflicto interno, porque aparecen como fuente de deseo, competencia, exigencia y renuncia/represión

 En marzo de 1896, Amado Ruiz de Nervo y Ordaz (27 de agosto de 1870, Tepic, Jalisco, México - 24 de mayo de 1919, Montevideo, Uruguay) tenía... ¡25 años! y escribía en los diarios. Este artículo titulado "Hambre de publicidad", aunque irregular, es profético en la proyección del hombre futuro del siglo XXI: un humano insatisfecho con su privacidad, porque ésta ya no es suficiente si no se exhibe públicamente, casi en su integridad. Para ello, se cuenta con una herramienta poderosísima, como jamás la humanidad imaginó: internet. Internet es el tercer escalón en la evolución del "mundo" humano: primero fue la naturaleza (aunque es dudoso que alguna vez lo humano fuera meramente natural, dado que el arte, la fabricación de utensilios, el habla o el culto a los muertos ya implica una ruptura con aquella); más tarde la sociedad, que partió de la familia, la casa, la tribu, las leyes, el parentesco y la escritura; y, finalmente, en una tercera etapa, la misma sociedad queda superada en internet (ciberespacio, red global, tecnomundo), un mundo sin contacto físico, donde queda abolida la separación entre lo privado y lo público.

 Amado Nervo parte de la extendida idea de la neurosis -palabra caída en desuso hoy-, fruto de la influencia de la psicología, si bien el psicoanálisis apenas había empezado a desarrollarse ("Estudios sobre la histeria" de Sigmund Freud y Josef Breuer, se publicó en 1895). La neurosis era el término genérico para las enfermedades mentales no alienantes (psicosis), que incluye ansiedad, conflictos emocionales internos, y malestar e inadaptación. Esa necesidad de vanagloria, fama o halago es tan antigua como la sociedad humana, e, incluso, hemos visto su origen biológico. Los antiguos griegos -fundadores de nuestra racionalidad- hablaban de "κλέος" que celebraba el nombre y hazañas de uno a oídos de los demás, siendo así este "renombre" "lo que escuchan de uno los demás". En definitiva, ser tenido en cuenta, más allá de los afectos domésticos y familiares. La necesidad de ser "inmortal"... en la tierra (efímera y leve), a través de lo público. Ser público era estar de boca en boca, mejor dicho, de oreja en oreja. Amado Nervo retoma en las postrimerías del siglo XIX esa κλέος: "la afición decidida a ver el nombre propio en letras de molde". Si los periódicos eran la bocina decimonónica, hoy lo son las "social network / social media" en internet. La diferencia abismal entre un medio de comunicación unidireccional textual, y otro "holodireccional", o bidireccional icónico, con estructura de malla o red. La vanidad afectada de los escritorzuchos a los que dedica unas frases Nervo puede incluso ser una pulla a sus compañeros de tinta, aunque ellos tienen el privilegio de ser nombrados en la prensa, porque incluso trabajan en ella. Pero es cuando alude a "los otros, los desheredados de la publicidad, los hombres privados... que se rebelan contra su condición atómica y sienten un despecho infinito porque la tierra no se estremece bajo sus pies", cuando el poeta de Jalisco se acerca a nuestra condición: la de seres arrojados en el anonimato de la masa. Y la tecnología ha liberado de las cadenas del anonimato a los atómicos individuos, esos "seres fungiformemente anónimos", que ahora, renacen en los likes y retuits. "Los enamorados de la publicidad que intentan conseguirla con sonrisas azucaradas" ya no son los concursantes medrosos que llegan a los estudios de televisión, o los afortunados con la lotería de Navidad, que posan sonrientes y ebrios de cava recién descorchado, ante las cámaras, explicando la fortuna de que les tocara el premio siendo humildes trabajadores con necesidades familiares (una observación: en la tele la lotería nunca toca a los ricos, siempre son personas anónimas, trabajadores y alegres). Ese "para que se sepa" del que entró en la capital con su batallón, es hoy conseguible desde casa, con un teléfono celular. Los riesgos que corren los seres atómicos haciéndose "selfies" (anglicismo absurdo para "autorretrato fotográfico") son el precio de ese "para que se sepa", esa κλέος de una "hazaña" de individuo que quiere sobresalir de la masa, siendo visto, aceptado, reconocido y aclamado por ella, que no destaca por crear nada, ni odas épicas, ni baladas, ni óleos, ni victorias militares, que, por no tener un "sí-mismo", hace lo que todos, y se complace en ganar su identidad repitiendo la conducta grupal automática. Uno es como los demás, es decir uno es público, y por eso publica su privacidad (narcisismo) que es tan fungiforme, tan inane, que no rompe los esquemas de lo que se espera de uno más, otro más, poniendo fotos de sus vacaciones, sus nietos, su operación quirúrgica, y, en el caso más morboso, su enfermedad y su encaminamiento a la muerte. 
 Ese amigo encontrado en Plateros -actualmente calle Francisco I. Madero- en la Ciudad de México, desolado, porque su "mujer se muere", y le pide un favor al escritor, que ponga "un parrafito... diciendo eso que me pasa", es tan contemporáneo, como el turismo de las catástrofes, esa curiosidad mórbida, búsqueda de sensaciones extremas y desconexión emocional, que quiere repetir lo que hace la gente. Un turismo voyeur, que representa la vertiente sádica de la masa que goza de reunirse en el lugar donde se rompió la normalidad. El exhibicionismo (postureo) erotizante de las amas de casa anónimas en TikTok, con millones de visitas, es otra vertiente de esa necesidad de fama, convertible en ingreso económico y refuerzo de la autoestima. Amado Nervo descubre que "no sólo de pan vive el hombre; también vive de la publicidad". Y la infinita serie de imágenes, de videos, donde los seres atómicos quieren ser victoriosos héroes del like revela sumisiones pasivas a los modos de vida imperantes, ciegos e irracionales. El "simulacro" de una vida fingida cuanto más espontánea quiere aparentar. Las pantallas convierten en simulacro todo lo que retransmiten. No re-crean la realidad, inventan una realidad "virtual", un mundo vertiginoso de estímulos visuales y sonoros, que aturde, enerva, excita, confunde y hastía, con la misma velocidad con la que se propaga. Y los "figurantes", que se imaginan actores de este espectáculo permanente en el que la vida en directo (The Truman Show) se convierte, sienten esa necesidad de ser "molécula", "célula", "tejido", "órgano", de una "comunidad online" de voyeurs exhibicionistas que se han despojado de sus deseos, creencias, ideas, cuerpos en unas pantallas omnivigilantes que venden su privacidad en la misma medida que les permiten ser famosos durante unos segundos... porque, al cabo de unos minutos, otros les habrán sustituido haciendo exactamente lo mismo y creyéndose absolutamente diferentes...

Francisco Huertas Hernández
Martes, 24 de diciembre de 2024