Enseñanza (Poema. 2019)
"二十四の瞳" (1954). 木下 惠介 - "Nijū-shi no Hitomi" (24 eyes) (1954). Keisuke Kinoshita
Francisco Huertas Hernández
"二十四の瞳" (1954). 木下 惠介 - "Nijū-shi no Hitomi" (24 eyes) (1954). Keisuke Kinoshita
"24 ojos" es un film dramático clásico japonés basado en la novela de la escritora Sakae Tsuboi (1952). Es la historia de una maestra, Hisako Ōishi (Hideko Takamine), que llega a un pequeño pueblo costero en la isla de Shodoshima. Sus costumbres modernas -monta en bicicleta- despiertan rumores en los habitantes del lugar. A lo largo de la película (y la novela) los niños van creciendo, y así pasan veinte años, en los que arriba la guerra y la derrota, y la renuncia a su cargo por la presión militarista. Lo más inolvidable del film es el fuerte vínculo de afecto que se desarrolla entre alumnos y maestra, lo que me reafirma en mi idea, adquirida tras 31 años dando clase, según la cual enseñar es dar amor. La filiación platónica de esta manera de entender la educación es clara. En "El Banquete", el filósofo ateniense conectó el saber con el amor, a través de la búsqueda de la belleza. Solo conocemos lo que amamos. Solo buscamos lo que nos falta. Solo el impulso del amor se dirige a lo más bello. Se remonta desde el cuerpo bello a la Belleza Absoluta, y ahí reside la labor del filó-sofo, etimológicamente, el que ama la sabiduría, que es una de las cosas más bellas. Es Platón el primero que identifica el saber (verdad) con la moral (bien) y la estética (belleza). Amar es salir de nosotros mismos, para darnos a otros, a los que fecundamos, procreando en sus almas. Nadie ha podido explicar mejor la enseñanza. Esta bellísima película con la angelical Hideko Takamine, y la dirección poética de Keisuke Kinoshita es una prueba: verdad, bien y belleza lucen en sus cerezos blancos
"二十四の瞳" (1954). 木下 惠介 - "Nijū-shi no Hitomi" (24 eyes) (1954). Keisuke Kinoshita
Los niños juegan y corren tras la maestra. Como nieto de maestros algo habré heredado. ¿Puede aprenderse aquello que se teme, se odia o resulta indiferente? Si se responde no, solo queda afirmar que la única manera de enseñar es amando. Si el alumno ama, busca y crea lo que el maestro ofrece como un don de amor, de búsqueda conjunta y de oportunidad de creación, entonces germina el concepto, que ya no es abstracción libresca sino vivencia propia traspasada de amor. Mi venerado Carlos Monsiváis no sé si incluiría mis palabras en la historia de la cursilería, mas resulta revelador que no solo se reprime el deseo sexual y la agresión sino la ternura y la bondad. Socialmente se teme el amor como motor del alma y el discente. Vivimos en sociedades miedosas del eros que quiere volcarse en el conocimiento divino. Si habéis aceptado la consigna de que el conocimiento es rendimiento, valor de cambio y necesidad de los mercados para formar mano de obra dejad de seguir leyendo. Estas palabras no son para vosotros. No profanéis el sagrado oficio de enseñar
"二十四の瞳" (1954). 木下 惠介 - "Nijū-shi no Hitomi" (24 eyes) (1954). Keisuke Kinoshita
Poster
Mi poema del año 2019 no es bueno, pero es sincero. Hablo de mi vida. Cuánto más envejezco menos confianza tengo en el poder y más en el amor, aunque lacere y oprima las más de las veces. Lo diré finalmente: no creo en las reuniones ni en los papeles, no creo en los administradores ni en los burócratas, solo creo en ti y en mi. Ambos, buscándonos para ser libres y trascender las necesidades y rendimientos tasados. Si eres alumno yo también lo soy. Mientras estás vivo estás aprendiendo a vivir. Si soy profesor tú también lo eres. Mientras vives y hablas, mientras tu pensamiento se levanta del pupitre y alza su verdad íntima y precisa yo lo escucho y lo recojo en mi alma, porque no hay una sola dirección en el aprender, sino un círculo infinito de intercambio de amor, vida y libertad
Un maestro saca la tiza
Y abre en la pizarra
Un camino de libertad.
Un alumno saca el lápiz
Y abre en el cuaderno
Una senda de curiosidad.
Enseñar es despertar
Potencias dormidas,
Sembrar madreselvas,
Escalar atalayas.
Tuve abuelos maestros,
Tuve un abuelo minero.
Aquellos enseñaron
A los hijos de los mineros
Para que un día
Fueran hombres libres.
Y mi abuelo al salir
De la mina de plomo
Escribía novelas,
Y se instruía
En los principios
Del socialismo,
En el que los hombres
Y las mujeres
Serían iguales
Y no habría ya
Patrones que les mandaran
Llenar sus pulmones
De sílice
Por unas vetas
De galena y pirita.
Un abuelo maestro.
Un abuelo minero
Francisco Huertas Hernández
9 de abril de 2019