Platón. ¿Cuál es el conocimiento más valioso?. Alegoría de la Línea. "República". VI
El pintor, el biólogo, el matemático y el filósofo: ¿quién conoce la justicia?
Interpretación del texto por Francisco Huertas Hernández
Símil de la Línea Dividida
Platón: "República". Libro VI
Pide Sócrates a Glaucón (hermano real de Platón) que divida una línea en dos segmentos desiguales, y, posteriormente, los vuelva a dividir. La desigualdad representa la superioridad del segmento anterior sobre el posterior -que depende de él y lo imita como un reflejo-. Estos 4 segmentos son un símil de la realidad (ontología), el conocimiento (epistemología) y la educación.
La primera división corresponde epistemológicamente a dos niveles de conocimiento: el segmento superior es la ciencia (ἐπιστήμη), un conocimiento universal (objetivo) y necesario de realidades invisibles permanentes (Ideas y objetos matemáticos).
El segundo segmento de esta primera división (más corto, o sea, inferior, imitación del primero) es la opinión (δόξα), un conocimiento particular (subjetivo) y probable de realidades visibles en devenir (cambio) (seres físicos e imágenes).
Volvemos a dividir la línea, y tenemos otros dos segmentos:
La doxa (opinión), un tipo de conocimiento del cuerpo poco claro (verdadero) de lo que parece ser (apariencia).
Se divide en dos: la sección inferior de la línea es la eikasía (εἰκασία) (imaginación) que capta imágenes (reflejos, sombras...), y la sección superior de la recta es la pistis (πίστις) (creencia del sentido común) que percibe las realidades físicas visibles en el espacio y el tiempo, es decir, en el devenir. Es un conocimiento verosímil (probable), pero no se puede probar, porque no se fundamenta en la razón (λόγος). Puede ser verdadero, pero no sabemos por qué. No podemos justificarlo. Por eso es opinión.
La importancia de la vista en este tipo de conocimiento revela también su fragilidad: lo que vemos (objeto percibido) necesita de la luz (aunque casi siempre permanece en sombras, por lo que es poco claro) y está en movimiento (por lo que es borroso: falta de distinción). Nada de lo que se ve, "es", únicamente "parece ser". La realidad (mundo) visible, para Platón, es una especie de "alucinación" del cuerpo.
Para "elevarnos" por encima del cuerpo, el alma capta realidades permanentes, que "son" (esencias), mediante la razón.
Este tipo de conocimiento se denomina episteme (ciencia). La simetría entre la realidad inteligible y la sensible es la relación proporcional entre "original" pensado y "copias" visibles. En Platón, siguiendo a Parménides, lo que es pensado, "es". Coinciden el pensamiento y el ser. Son las "Ideas". Pero, para mantener la simetría tiene que volver a dividir en dos el ámbito inteligible.
El subsegmento inferior, menos claro (verdadero) de lo inteligible pertenece a la dianoia (διάνοια) (pensamiento, razonamiento discursivo) propio de las matemáticas, que usan la "demostración", una captación indirecta de la verdad, siguiendo pasos deductivos.
El subsegmento superior es el nivel supremo del conocimiento: la noesis (νόησις) (intuición) que permite al alma racional captar las Ideas, sus relaciones y su conexión con el Bien Absoluto y la Idea de Bien, directamente, pues la intuición es el conocimiento más claro.
En Diálogos posteriores ("Sofista", "Político", "Filebo") Platón explicó el método dialéctico propio del filósofo como una división dual de géneros y especies, que, más tarde, usó Aristóteles. La división (διαίρεσις, diairesis) de lo real inteligible permite su definición, clasificación y relación.
El filósofo como persona que sabe definir retoma la enseñanza socrática que buscaba definir las virtudes. Platón concibe al filósofo como el gran taxónomo de la realidad (ser) mediante la razón, y no la observación, de la que partirá Aristóteles en su giro empirista
La justicia es el conocimiento más necesario, pues de ella depende la salud del alma individual y el alma de la ciudad. La justicia es la virtud unificadora (armonizadora) de la moderación, la valentía y la prudencia, y, como tal, solamente puede ser contemplada (intuida) por la persona que haya purificado su alma mediante el conocimiento, en un larguísimo proceso educativo de 35 años, que pasa del adiestramiento físico, al placer de las artes, la observación de la naturaleza en devenir, luego, por la lenta demostración matemática, y, finalmente, asciende hasta la intuición de las verdades (éticas y metafísicas) supremas, entre las que se alza la Justicia.
El símil (analogía) o alegoría de la Línea dividida es un difícil texto de Platón, en su libro "República", Libro VI. Éste es el fragmento:
— Sócrates: Toma, pues, una línea que esté cortada en dos segmentos desiguales y vuelve a cortar cada uno de los segmentos, el del género visible y el del inteligible, siguiendo la misma proporción. Entonces tendrás, clasificados según la mayor claridad u oscuridad de cada uno: en el mundo visible, un primer segmento, el de las imágenes. Llamo imágenes ante todo a las sombras, y en segundo lugar, a las figuras que se forman en el agua y en todo lo que es compacto, pulido y brillante, y a otras cosas semejantes, si es que me entiendes"
...
— Sócrates: Pues bien, aprende ahora que sitúo en el segundo segmento de la región inteligible aquello a que alcanza por sí misma la razón valiéndose del poder dialéctico y considerando las hipótesis no como principios, sino como verdaderas hipótesis, es decir, peldaños y trampolines que la eleven hasta lo no hipotético, hasta el principio de todo; y una vez haya llegado a éste, irá pasando de una a otra de las deducciones que de él dependen hasta que, de ese modo, descienda a la conclusión sin recurrir en absoluto a nada sensible, antes bien, usando solamente de las ideas tomadas en sí mismas, pasando de una a otra y terminando en las ideas.
— Glaucón: Ya me doy cuenta -dijo-, aunque no perfectamente pues me parece muy grande la empresa a que te refieres, de que lo que intentas es dejar sentado que es más clara la visión del ser y de lo inteligible que proporciona la ciencia dialéctica que la que proporcionan las llamadas artes, a las cuales sirven de principios las hipótesis; pues aunque quienes las estudian se ven obligados a contemplar los objetos por medio del pensamiento y no de los sentidos, sin embargo, como no investigan remontándose al principio, sino partiendo de hipótesis, por eso te parece a ti que no adquieren conocimiento de esos objetos que son, empero, inteligibles cuando están en relación con un principio. Y creo también que a la operación de los geómetras y demás la llamas pensamiento, pero no inteligencia, porque el pensamiento es algo que está entre la simple creencia y la inteligencia"
— Sócrates: Lo has entendido -dije- con toda perfección. Ahora aplícame a los cuatro segmentos estas cuatro operaciones que realiza el alma: la inteligencia (νόησις - nóesis), al más elevado; el pensamiento (διάνοια - diánoia), al segundo; al tercero dale la creencia (πίστις - pístis) y al último la imaginación (εἰκασία - eikasía); y ponlos en orden, considerando que cada uno de ellos participa tanto más de la claridad cuanto más participen de la verdad los objetos a que se aplica"
( ὥσπερ λέγομεν , δύο αὐτὼ εἶναι , καὶ βασιλε ύειν τὸ μὲν νοητοῦ γένους τε καὶ τόπου , τὸ δ᾽ αὖ ὁρατοῦ , ἵνα μὴ οὐρανο ῦ εἰπὼν δόξω σοι σοφίζεσθαι περὶ τὸ ὄνομα . ἀλλ᾽ οὖν ἔχεις ταῦτα διττὰ εἴδη, ὁρατόν, νοητόν;
ἔχω .
ὥσπερ τοίνυν γραμμὴν δίχα τετμημένην λαβὼν ἄνισα τμήματα, πάλιν τέμνε ἑκάτερον τὸ τμῆμα ἀνὰ τὸν αὐτὸν λόγον , τό τε τοῦ ὁρωμένου γένους καὶ τὸ τοῦ νοουμένου , καί σοι ἔσται σαφηνείᾳ καὶ ἀσαφείᾳ πρὸς ἄλληλα ἐν μ ὲν τῷ ὁρωμένῳ τὸ μὲν ἕτερον τμῆμα εἰκόνες — λέγω δὲ τὰς εἰκόνας πρῶτον
μὲν τὰς σκιάς, ἔπειτα τὰ ἐν τοῖς ὕδασι φαντάσματα καὶ ἐν τοῖς ὅσα πυκνά τε καὶ λεῖα καὶ φανὰ συνέστηκεν, καὶ πᾶν τὸ τοιοῦτον, εἰ κατανοεῖς.
ἀλλὰ κατανοῶ.
τὸ τοίνυν ἕτερον τίθει ᾧ τοῦτο ἔοικεν, τά τε περὶ ἡμᾶς ζῷς καὶ πᾶν τὸ φυτευτὸν καὶ τὸ σκευαστὸν ὅλον γένος.
τίθημι, ἔφη.
ἦ καὶ ἐθέλοις ἂν αὐτὸ φάναι, ἦν δ᾽ ἐγώ, διῃρῆσθαι ἀληθείᾳ τε καὶ μή, ὡς τὸ δοξαστὸν πρὸς τὸ γνωστόν, οὕτω τὸ ὁμοιωθὲν πρὸς τὸ ᾧ ὡμοιώθη;
ἔγωγ᾽, ἔφη, καὶ μάλα.
σκόπει δὴ αὖ καὶ τὴν τοῦ νοητοῦ τομὴν ᾗ τμητέον.
πῇ;
ἧι τὸ μὲν αὐτοῦ τοῖς τότε μιμηθεῖσιν ὡς εἰκόσιν χρωμένη ψυχὴ ζητεῖν ἀναγκάζεται ἐξ ὑποθέσεων, οὐκ ἐπ᾽ ἀρχὴν πορευομένη ἀλλ᾽ ἐπὶ τελευτήν, τὸ δ᾽ αὖ ἕτερον—τὸ ἐπ᾽ ἀρχὴν ἀνυπόθετον—ἐξ ὑποθέσεως ἰοῦσα καὶ ἄνευ τῶν περὶ ἐκεῖνο εἰκόνων, αὐτοῖς εἴδεσι δι᾽ αὐτῶν τὴν μέθοδον ποιουμένη.
ταῦτ᾽, ἔφη, ἃ λέγεις, οὐχ ἱκανῶς ἔμαθον.
ἀλλ᾽ αὖθις, ἦν δ᾽ ἐγώ: ῥᾷον γὰρ τούτων προειρημένων μαθήσῃ. οἶμαι γάρ σε εἰδέναι ὅτι οἱ περὶ τὰς γεωμετρίας τε καὶ λογισμοὺς καὶ τὰ τοιαῦτα πραγματευόμενοι, ὑποθέμενοι τό τε περιττὸν καὶ τὸ ἄρτιον καὶ τὰ σχήματα καὶ γωνιῶν τριττὰ εἴδη καὶ ἄλλα τούτων ἀδελφὰ καθ᾽ ἑκάστην μέθοδον, ταῦτα μὲν ὡς εἰδότες, ποιησάμενοι ὑποθέσεις αὐτά, οὐδένα λόγον οὔτε αὑτοῖς οὔτε ἄλλοις ἔτι ἀξιοῦσι περὶ αὐτῶν διδόναι
ὡς παντὶ φανερῶν, ἐκ τούτων δ᾽ ἀρχόμενοι τὰ λοιπὰ ἤδη διεξιόντες τελευτῶσιν ὁμολογουμένως ἐπὶ τοῦτο οὗ ἂν ἐπὶ σκέψιν ὁρμήσωσι.
πάνυ μὲν οὖν, ἔφη, τοῦτό γε οἶδα.
οὐκοῦν καὶ ὅτι τοῖς ὁρωμένοις εἴδεσι προσχρῶνται καὶ τοὺς λόγους περὶ αὐτῶν ποιοῦνται, οὐ περὶ τούτων διανοούμενοι, ἀλλ᾽ ἐκείνων πέρι οἷς ταῦτα ἔοικε, τοῦ τετραγώνου αὐτοῦ ἕνεκα τοὺς λόγους ποιούμενοι καὶ διαμέτρου αὐτῆς, ἀλλ᾽ οὐ
ταύτης ἣν γράφουσιν, καὶ τἆλλα οὕτως, αὐτὰ μὲν ταῦτα ἃ πλάττουσίν τε καὶ γράφουσιν, ὧν καὶ σκιαὶ καὶ ἐν ὕδασιν εἰκόνες εἰσίν, τούτοις μὲν ὡς εἰκόσιν αὖ χρώμενοι, ζητοῦντες
δὲ αὐτὰ ἐκεῖνα ἰδεῖν ἃ οὐκ ἂν ἄλλως ἴδοι τις ἢ τῇ διανοίᾳ.
ἀληθῆ, ἔφη, λέγεις.
τοῦτο τοίνυν νοητὸν μὲν τὸ εἶδος ἔλεγον, ὑποθέσεσι δ᾽ ἀναγκαζομένην ψυχὴν χρῆσθαι περὶ τὴν ζήτησιν αὐτοῦ, οὐκ ἐπ᾽ ἀρχὴν ἰοῦσαν, ὡς οὐ δυναμένην τῶν ὑποθέσεων ἀνωτέρω ἐκβαίνειν, εἰκόσι δὲ χρωμένην αὐτοῖς τοῖς ὑπὸ τῶν κάτω ἀπεικασθεῖσιν καὶ ἐκείνοις πρὸς ἐκεῖνα ὡς ἐναργέσι δεδοξασμένοις τε καὶ τετιμημένοις.
μανθάνω, ἔφη, ὅτι τὸ ὑπὸ ταῖς γεωμετρίαις τε καὶ ταῖς ταύτης ἀδελφαῖς τέχναις λέγεις.
τὸ τοίνυν ἕτερον μάνθανε τμῆμα τοῦ νοητοῦ λέγοντά με τοῦτο οὗ αὐτὸς ὁ λόγος ἅπτεται τῇ τοῦ διαλέγεσθαι δυνάμει, τὰς ὑποθέσεις ποιούμενος οὐκ ἀρχὰς ἀλλὰ τῷ ὄντι ὑποθέσεις, οἷον ἐπιβάσεις τε καὶ ὁρμάς, ἵνα μέχρι τοῦ ἀνυποθέτου ἐπὶ τὴν τοῦ παντὸς ἀρχὴν ἰών, ἁψάμενος αὐτῆς, πάλιν αὖ ἐχόμενος τῶν ἐκείνης ἐχομένων, οὕτως ἐπὶ τελευτὴν καταβαίνῃ,
αἰσθητῷ παντάπασιν οὐδενὶ προσχρώμενος, ἀλλ᾽ εἴδεσιν αὐτοῖς δι᾽ αὐτῶν εἰς αὐτά, καὶ τελευτᾷ εἰς εἴδη.
μανθάνω, ἔφη, ἱκανῶς μὲν οὔ—δοκεῖς γάρ μοι συχνὸν ἔργον λέγειν—ὅτι μέντοι βούλει διορίζειν σαφέστερον εἶναι τὸ ὑπὸ τῆς τοῦ διαλέγεσθαι ἐπιστήμης τοῦ ὄντος τε καὶ νοητοῦ θεωρούμενον ἢ τὸ ὑπὸ τῶν τεχνῶν καλουμένων, αἷς αἱ ὑποθέσεις ἀρχαὶ καὶ διανοίᾳ μὲν ἀναγκάζονται ἀλλὰ μὴ αἰσθήσεσιν αὐτὰ θεᾶσθαι οἱ θεώμενοι, διὰ δὲ τὸ μὴ ἐπ᾽ ἀρχὴν
ἀνελθόντες σκοπεῖν ἀλλ᾽ ἐξ ὑποθέσεων, νοῦν οὐκ ἴσχειν περὶ αὐτὰ δοκοῦσί σοι, καίτοι νοητῶν ὄντων μετὰ ἀρχῆς. διάνοιαν δὲ καλεῖν μοι δοκεῖς τὴν τῶν γεωμετρικῶν τε καὶ τὴν τῶν τοιούτων ἕξιν ἀλλ᾽ οὐ νοῦν, ὡς μεταξύ τι δόξης τε καὶ νοῦ τὴν διάνοιαν οὖσαν.
ἱκανώτατα, ἦν δ᾽ ἐγώ, ἀπεδέξω. καί μοι ἐπὶ τοῖς τέτταρσι τμήμασι τέτταρα ταῦτα παθήματα ἐν τῇ ψυχῇ γιγνόμενα λαβέ, νόησιν μὲν ἐπὶ τῷ ἀνωτάτω, διάνοιαν
δὲ ἐπὶ τῷ δευτέρῳ, τῷ τρίτῳ δὲ πίστιν ἀπόδος καὶ τῷ τελευταίῳ εἰκασίαν, καὶ τάξον αὐτὰ ἀνὰ λόγον, ὥσπερ ἐφ᾽ οἷς ἐστιν ἀληθείας μετέχει, οὕτω ταῦτα σαφηνείας ἡγησάμενος μετέχειν)
Símil de la Línea Dividida
Platón
El pintor, el biólogo, el matemático y el filósofo hablan de la justicia
En el enlace de arriba puede leerse un completo análisis del texto. Sin embargo, hoy propongo una nueva interpretación del pasaje conclusivo (511e) acerca de "las cuatro operaciones del alma": a) imaginación (eikasía); b) observación (pistis); c) medida y cálculo cuantitativo (dianoia); d) inteligencia cualitativa (noesis) Las dos primeras dependen del cuerpo (sentido de la vista, oído...) aunque se "procesan" en el alma. Por eso Platón escribe "καί μοι ἐπὶ τοῖς τέτταρσι τμήμασι τέτταρα ταῦτα παθήματα ἐν τῇ ψυχῇ γιγνόμενα λαβέ".
Si personificamos estas cuatro operaciones del alma tendremos cuatro tipos de actividad intelectual: a) el artista crea imágenes por tener una imaginación muy desarrollada. Por ejemplo, el pintor (del que Platón habla más de una vez); b) el "científico" que observa la naturaleza (realidad física en devenir). Por ejemplo, el biólogo; c) el matemático, que mide y calcula el espacio y usa series numéricas temporales. El matemático tiene un pie en lo sensible, porque se ayuda de signos visibles (dibuja ángulos, figuras geométricas, trazos numéricos) y parte de hipótesis (existencia de tres clases de ángulos, existencia de números pares e impares...) aunque no se remonta al "principio" (la definición de las ideas y el conocimiento del Bien). Para el matemático la realidad (inteligible) es "cantidad" (cuantitativa), algo que admite grados de comparación (homogeneidad), o es medido espacialmente (geometría), o es contado en una serie numérica (aritmética) como conjunto de elementos de un todo. Pero la realidad no es comprendida en su "esencia" por el matemático. Sólo en su "representación inteligible" espacial y temporal. Las "demostraciones" (deducciones) matemáticas, al ser cuantitativas, son indirectas, largas, lentas e inseguras, pues deben encadenar pasos que dependen unos de otros, para llegar a una conclusión; d) el filósofo o dialéctico, que se ha "elevado" por encima de lo cuantitativo a lo cualitativo, y por eso puede intuir (captar directamente) la esencia de cada cosa (Idea), es decir, "definirla", y esto es posible porque cada "realidad" (Idea) es perfecta y luminosa al participar del Bien, que es la Perfección. Cada esencia es "diferente" de otra, es "heterogénea". Y, al mismo tiempo, es "idéntica" a sí misma, en tanto que sus características propias son permanentes, eternas. La intuición de la "diferencia" (alteridad) y la "identidad" de cada Idea (ser) es una captación directa del alma, pues ésta ya ha sido "entrenada" en el proceso del razonamiento deductivo matemático y está preparada para "descubrir" ("recordar") la significación y el sentido intrínseco de la realidad, es decir, su esencia, no su medida. El valor del ser -incluyendo el alma humana- no está en su extensión sino en su intensión, o sea, su "esencia".
Ya se han sentado en la mesa del debate el pintor, el biólogo, el matemático y el filósofo. Y ahora, Platón les lanza la pregunta más importante para la vida humana: ¿qué es la justicia? Solamente sabiendo lo que "es" podremos "aplicarla" (intelectualismo moral socrático-platónico). La salud del alma es la justicia, tal como la del cuerpo lo es la dieta y el ejercicio físico. Para curar los cuerpos están los médicos, pero para curar las almas tenemos a los filósofos porque únicamente ellos son capaces de definir qué es la justicia, y el conocimiento de la virtud (en este caso, la justicia) implica su realización. La voluntad obedece al intelecto (razón). Por eso Platón es "intelectualista": si entiendo lo mejor, lo quiero y lo hago. Muy distintos son los "voluntaristas" para quienes la realización de la virtud, es decir, la conducta moral, es independiente del conocimiento, y se basa en los buenos sentimientos o intenciones. Así el filósofo cura la verdadera enfermedad del alma (individual y social): la "injusticia".
Preguntemos a los "4 sabios" convocados en esta asamblea: a) ¿Qué nos tiene que decir el pintor acerca de la justicia? Nada. La justicia no es la diosa Themis, una figura coloreada de una señora con los ojos tapados y una balanza; b) ¿Qué nos tiene que decir el biólogo, el observador de plantas, animales, células y ecosistemas, sobre la virtud más importante, la justicia? Nada. La justicia no es una propiedad observable en los procesos físico-químicos de la vida; c) ¿Qué nos dirá el matemático sobre la justicia? Nada. O, quizás, algo, pero insuficiente. No podrá definirla aunque intente reducirla a una fórmula, una ecuación que mida ciertos parámetros, ciertas variables, pero sin saber por qué. No nos dirá qué es la justicia, en su esencia; d) ¿Y el filósofo qué dirá de la justicia? Éste, que ha pasado previamente por todos los escalones de la imaginación, la observación y el cálculo, sí podrá definirla. Si la definición se ajusta al ser de la "Idea" de Justicia, es decir, si expresa una definición de su esencia, habrá encontrado el pharmakon, el medicamento, que curará del peor de los males: la injusticia. Este sabio dialéctico (usa el diálogo y reconoce la separación de la esencia de sus manifestaciones sensibles en las copias múltiples y fugaces) ha intuido que la Justicia puede ser conocida y comunicada porque participa del Bien. Y esto es una "iluminación" intelectual, una intuición directa. Solamente hay conocimiento directo de algo cuando esto es claro, iluminado por el ser y la verdad del Bien. Nuestra razón ha sido iluminada porque la hemos "abierto" al Ser, a la Luz. Esa es la metáfora del Sol y de la salida de la Caverna. Es la intuición (noesis) que nos ha abierto el alma a la verdad y el ser, porque previamente hemos escalado toda la escarpada subida desde las profundidades de la caverna donde reinan las confusas imaginación y percepción, y un primer contacto con el exterior en el que aún no podemos "alzar" la vista sino conformarnos con las "imágenes inteligibles" de las "formas matemáticas" que "representan" las "esencias", pero no lo son. Recordemos ese pasaje del prisionero mirando los reflejos de los seres del exterior en el agua. Esa intuición (synopsis, insight, einsicht) -comprensión súbita- de la que hablaron los psicólogos de la Gestalt siguiendo a Kant, o, más exactamente, este texto de la Línea de Platón, que sienta la bases de la superioridad de un conocimiento cualitativo directo y simple del mundo, separado de sus accidentes sensibles, y su estructura espacio-temporal cuantitativa, puede remitir a la reducción eidética de la Fenomenología de Husserl.
El pintor alegra la vista, el biólogo sosiega el perpetuum mobile de la Naturaleza, el matemático rentabiliza el espacio y el tiempo midiéndolos, pero el filósofo, ajeno a la alegría, el sosiego y la rentabilidad, dice la verdad que cura las almas porque es un buscador de luz
Francisco Huertas Hernández
Viernes, 10 de noviembre de 2023