domingo, 28 de noviembre de 2021

El cine en mi infancia. Mercedes Sierra López. Directora de cine. Madrid. Memorias de una niña de Madrid (1)

El cine en mi infancia
Memorias de una niña de Madrid (1)
Mercedes Sierra López
Directora de cine, guionista y posproductora
Madrid

Mercedes Sierra López de niña con ocho años

 Me llamo Mercedes Sierra López  y soy Directora de Cine. Me crie en el Madrid del gato y la portera, más portera que gato, en la calle María Panes número 3, que está entre Alonso Cano y Modesto Lafuente, y al otro lado Agustín de Bethancourt y los Nuevos Ministerios. Una calle pequeña, pero llena de vida. Teníamos un negocio-vivienda, típico del Madrid de antes, es decir, una tienda con puerta a la calle y, a continuación, la casa, de techos altísimos, un salón que hacía las veces de trastienda, un pasillo muy largo de unos 90 metros y a los lados las tres habitaciones, la cocina, los baños y, al final del pasillo, otra habitación grande que era otro salón, y a continuación otro pasillo que daba la vuelta y era la zona de servicio con sus habitaciones pequeñas pensadas para las empleadas del hogar -que nunca tuvimos- que comunicaba con la cocina.

Electricidad Fernando Iluminación
Fachada
Calle María Panes, 3. 28003 Madrid
Era el "negocio-vivienda" familiar del padre de Mercedes Sierra

Electricidad Fernando Iluminación
Interior de la tienda
Calle María Panes, 3. 28003 Madrid

 La tienda era de electricidad, pilas, bombillas, ladrones, muy de moda en los años 50 y 60, que eran unos adaptadores que servían para conectar varios enchufes ,porque, antes, la luz se cobraba por número de enchufes, se hacían llaves, etc...
Electricidad Fernando Iluminación ponía en el rótulo. Ahora la tienda es Natursierra.

Electricidad Fernando Iluminación y edificio construido en 1947
Calle María Panes, 3. 28003 Madrid
Foto de Idealista.com

Calle María Panes, 3. 28003 Madrid

 En la calle había muchos negocios más. Estaba la juguetería de Maruja, Nicanor de la tienda de Ultramarinos, Pedro el carpintero, Conchita con la lechería, en Alonso Cano El Urbión, bar de obligada reunión para el aperitivo junto con el bar Pellico en la otra esquina de Alonso Cano, la frutería de Urbano y la pescadería en medio. Kiko trabajaba allí y siempre estaba cantando. El barrio se reunía en corrillos por la calle y si se paraban enfrente de la tienda, al final, acababan entrando, y ponían al día a mi madre de la conversación. La Floren -Mercedes- le estaba contando a Luis que por Modesto Lafuente pasaba el río Canalillo, y él dice que noLuis estaba más abajo, en Modesto Lafuente había unas cuevas, y así podían estar debatiendo un buen rato, se unían más vecinos hasta que llegaban a un consenso.

 Yo nací y crecí aquí, en los años 80. Mi madre abría la tienda a las 10:30 y siempre entraban las vecinas que iban a la compra como si fuesen al teatro y aunque no compraran, entraban a saludar y a hablar, de hecho, por fuera del mostrador había una silla. Antes las tiendas tenían el género detrás del mostrador. Siempre contando historias, siempre contando su vida: vinimos del pueblo, nos pilló la guerra en Zafra, peor fue la posguerra, mi hija está embarazada, cientos y cientos de historias de vidas que escuchaba con atención, cuando entraban a la tienda de camino a la compra arregladas de punta en blanco.

El Canalillo a su paso entre Príncipe de Vergara y Pedro de Valdivia. 22 de febrero de 1961. Madrid
Fondo Santos Yubero - Archivo Regional Comunidad de Madrid. Colección Anmogón

 Todas las personas que entraban en la tienda, todos, hombres y mujeres, sin excepción, en algún momento, hablaban de la Guerra Civil Española y todos relataban hechos horribles. De mayor me pregunté por qué nunca se estudió la Guerra Civil en el colegio, me la sabía al dedillo.
 
 Recuerdo que siendo mayor mi madre me contó que hubo una época en el barrio, estaba agitado, que entraban en la tienda vecinos y la decían que algo iba a pasar, algo
grave, que había movimientos raros que el vecino de tal piso se había ido a Londres, el otro vecino no llevaba a los niños al colegio porque estaba a la espera de lo que pudiera ocurrir en España, que cerrará la tienda durante unos días, por el día 23 ponían de fecha... iba a pasar algo muy grave... ¡¡¡y pasó!!! Fue el Golpe de Estado. La información corría por el barrio a todos los niveles, desde lo más nimio -una caída de alguien en una bañera, la enfermedad de un vecino, si a alguien le había tocado la lotería- hasta cuestiones políticas y de Estado. Si alguien sabía algo lo contaba. Los comercios y los vecinos compartían toda la información que les llegaba. Por supuesto en el barrio había un "secreta": "mira, mira, este es el secreta del barrio", te decían si lo veían pasar por delante del escaparate.

"El intento de golpe de Estado en vías de fracaso"
"Guardias civiles rebeldes se hacen fuertes en el Congreso y mantienen como rehenes al Gobierno y al Parlamento"
Portada del periódico madrileño "El País". Martes 24 de febrero de 1981

 Nadie era anónimo, todos se conocían por el nombre o por el apodo. Recuerdo que venía a la tienda un comisario con sombrero, más galán que comisario, siempre fumando, preguntaba por esto, por aquello, siempre hacía llaves, y, luego, se quedaba hablando con mi madre, le relataba con todo lujo de detalles las torturas que infligía, dios sabe dónde, a multitud de personas. Recuerdo frases como: “si vieras como gritan cuando les metes un palillo, un simple palillo, un palillo del bar, no necesitas más -así lo decía, para enfatizar- entre la carne y la uña del dedo y le saltas la uña entera” haciendo el gesto con las manos, el muy psicópata se recreaba en ello, creo que lo contaba para agradar o por el ego o por las ínfulas que se daba. A mi madre se le torcía el gesto. Era la época del ver, oír y callar. 
 Muchas gracias señor Comisario. Yo apenas tendría 8 años. Echo por tierra mi idea de país democrático. Es usted un canalla. Me ha hecho desconfiada del sistema. Pero eso a usted le importaba una mierda porque le gustaba mi madre y su soberbia le dominaba. Solo consiguió desprecio y que cuando bajaba a la calle avisaran a mi madre y esta echaba el cierre. Cerrado para psicópatas.

El comisario Antonio Juan Creix, condecorado por el gobernador civil de Vizcaya, Fulgencio Collen. 1970.
Uno de los más siniestros torturadores de la dictadura militar nacional-católica española de Francisco Franco.
"La terrorífica fama negra de Antonio Juan Creix queda resumida en el hecho de que fue el único mando de la policía política franquista depurado antes de la muerte del dictador. Acabó su carrera de policía de la forma más ignominiosa, con un expediente disciplinario y una sanción de tres años de empleo y sueldo"

 La gente del barrio se juntaba en grupos para ir a comer un día a la semana. Nosotros nos íbamos los jueves a la Arriaca, un restaurante en Alonso Cano, regentado por dos hermanos -hoy el Nibur- que hacía las mejores gambas al ajillo (ya las tenía bastante afición), mis padres, sus amigos del barrio y nosotros, mi hermano y yo, desde la 14:30 hasta las 17.30. Era imposible salir antes. Siempre había un vecino al que se le invitaba a un café, o el vecino invitaba, y ya se quedaban charlando. El ambiente era entrañable.

Farah Pahlaví, conocida también por su nombre de nacimiento, Farah Diba (Teherán, 14 de octubre de 1938), fue la última emperatriz y shahbanou de Irán. Farah fue la tercera esposa de Mohammad Reza Pahleví, después de la princesa Fawzia de Egipto y de la princesa Soraya"
Foto de 1972
Fue habitual de las revistas del corazón españolas

 Me enteraba de todos los estrenos de cine, teatro y de la vida de las famosas de antes, por las vecinas del barrio, que venían a la tienda. Una vecina, Paquita, le copió el look de boda a una socialité de la época Farah Diba. Podía estar escuchándola horas hablar de como copió el mismo vestido, con la misma tela, el mismo escote, el velo, el peinado, y hasta los zapatos. Casualidades de la vida, o no, vivió desgracias parecidas. Cuántas veces habré oído hablar en la tienda de Zorba el Griego y el baile final, de Anthony Quinn y Alan Bates, durante años. Se estrenó en 1964 y 30 años después seguían hablando en la tienda de ella. Lo mismo pasaba con el Doctor Zhivago y su banda sonora, Lo que el viento se llevó o Rebeca, pero, sobre todas, Zorba el Griego, y el insuperable Julio Iglesias, yo creo que mi amor por él viene de mi infancia de aquella época. Casi todas habían coincidido con él, en algún hotel en verano. Ya soñaba despierta con ir a un concierto suyo. Hace muchos años dio un concierto en el estadio Santiago Bernabéu, todo el barrio fue a verle, incluidos mis padres. A mí no me dejaron ir, era muy pequeña... lloré lo que no está en los escritos.
 También estaba "La Jackie Kennedy del barrio" a la que todas admiraban con sus trajes Tweed y su tipo imperturbable a pesar de los cuatro niños que tenía. Siempre venía alguna vecina a contar el modelito con el que la había visto y la peluquería a la que iba, porque en este barrio todas iban a la peluquería una vez a la semana.

"Zorba, the Greek" (1964). Michael Cacoyannis
Con Anthony Quinn, Irene Papas, Alan Bates
Película británico-griega basada en la novela "Vida y aventuras de Alexis Zorbas" de Nikos Kazantzakis
"Zorba, el griego". Cartel español

Julio Iglesias (Madrid 1943)
Cantante español muy popular en el mundo

Jackie Kennedy (Jacqueline Kennedy Onassis). Nacida Jacqueline Lee Bouvier (Southampton, 28 de julio de 1929 - Nueva York, 19 de mayo de 1994) fue primera dama de los Estados Unidos por ser la esposa del trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, durante su presidencia desde 1961 hasta el asesinato de su esposo en 1963

 Teníamos un juez, con seis hijas, la mujer y la asistenta, que venia a la tienda y en tono de humor contaba que habían ido a la playa y sus seis hijas y su mujer hacían topless y que el cogía su silla de playa la ponía al revés, de espaldas a ellas y al mar, y a leer el periódico, que no quería saber nada, nos reíamos con él... para colmo le habían hecho un neceser con un peine, la brocha de afeitado, el jabón y el cepillo de dientes para que no tuviera sus cosas en los baños, e iba pidiendo la vez para entrar al baño. Un neceser, Mercedes, un neceser, no tengo ni baño, si lo llego a saber...


Neceser de baño Iberia. Años 80

 Había muchas clientas que iban al teatro los viernes, después al bingo y a cenar, y los sábados por la mañana estaban en la tienda contando la obra de teatro que habían visto el viernes. El teatro más visitado era el de Cibeles.
 He visto a clientas, entre risas, imitar a Lina Morgan, después de ver la obra de teatro El último tranvía, y contar las picardías de las obras de teatro de Concha Velasco, en voz baja, para que no lo oyera, y luego contar donde fueron a cenar lo que cenaron. Por aquella época la merluza era el plato ganador "muy bien hecha, eh, y fresca, con su ensaladita", del Bingo contaban poco… algunas llegaron a fingir a sus maridos que la habían tirado del bolso... la vida y tal...

“El último tranvía” es una revista musical con música de Gregorio García Segura, libreto de Manuel Baz e interpretación de Lina Morgan, estrenada el 29 de octubre de 1987 en el Teatro La Latina de Madrid y manteniéndose en cartel cuatro temporadas, hasta el 3 de febrero de 1991, con un total de 1.599 funciones

Bingo Canoe
P.º de la Castellana, 93. 28046 Madrid
La sala de Bingo Canoe, en Madrid, es una de las más grandes de España | Sergio González. El Mundo
"El bingo (del inglés bingo) es un juego de azar que consiste en un bombo con un número determinado de bolas numeradas en su interior. Los jugadores juegan con cartones con números aleatorios escritos en ellos, dentro del rango correspondiente. Un locutor va sacando bolas del bombo, anunciando los números en voz alta. Si un jugador tiene dicho número en su cartón lo tacha, y el juego continúa así hasta que alguien consigue marcar todos los números de su cartón"
En España estuvo de moda desde finales de los años 70 hasta hace una década. Hoy está en desuso

Merluza con ensalada
Un plato que se puso de moda en España en los restaurantes en los años 80 y 90

 Cuando las vecinas me veían la frases que más repetían a mi madre eran: mira cómo crecen los niños, ellos van pa´ rriba y nosotros pa´ bajo, así es la vida, es así... Madre mía, qué les tocará ver a estos niños... con lo que hemos pasado nosotros, quién puede saberlo...

 Pues mis queridas vecinas y vecinos, clientas y clientes de aquella época, que me enseñasteis a ver la esencia del alma de las personas y a darme cuenta de que cada una es única y por eso creo que nunca se muere, a vosotros y vosotras que erais parte de la ilusión por la vida, que forjasteis vuestros destinos en aquellas calles de Madrid, que me hicisteis participe de vuestras vidas, vuestras ilusiones, vuestros anhelos, de vuestras vivencias, que de alguna manera forjasteis este alma de cineasta, os lo voy a contar: "HEY JEFE, ¿VIO USTED, ALGUNA VEZ, UN DESASTRE MÁS ESPLENDOROSO?". Esto es lo que mejor lo define, pero contaros también, que hoy en Radio Nacional, Íñigo Alfonso, el locutor, ha entrevistado a la escritora y profesora Noreena Hertz, han hablado de Reino Unido, allí hay un Ministerio de la Soledad, aquí en España, 4 de cada 5 personas se sienten solas, la ciudad es un lugar solitario con personas con prisas, hablan de una crisis pandémica de la soledad, de hecho ella ha escrito un libro de título "El siglo de la Soledad", a vosotros, mis queridos clientes y clientas, vecinos y vecinas de antes, en qué gesto de alguien durante la guerra os salvó la vida o una seña os indicó donde había comida. En época de miseria Noreena ha dicho que las personas han perdido la capacidad de identificar los gestos del rostro en otras personas, esto a vosotros que os reuníais en la calle María Panes en corrillos, que decíais que la vida esta en la calle, os parecería una sinrazón pero lamentablemente, TODOS ESTOS MOMENTOS, SE HAN PERDIDO EN EL TIEMPO, COMO LÁGRIMAS EN LA LLUVIA.

"Blade Runner" (1982). Ridley Scott
Roy Batty (Rutger Hauer), el replicante que teme a la muerte, el "ser-para-la-muerte", pronuncia una de las despedidas filosóficas más sublimes de la historia del cine:
"I've seen things you people wouldn't believe... Attack ships on fire off the shoulder of Orion... I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those moments will be lost in time, like tears in rain... Time to die"

Cine

 Estábamos al tanto de los estrenos de cine. Recuerdo un sábado por la tarde, en concreto, que en Madrid estrenaban los Goonies y en mi casa ir al cine formaba parte de la educación. Era tan importante como "lávate los dientes, recoge tus cosas o ponte a estudiar". En aquella época no existía Ticketea, ni internet, solo el teléfono y la guía de teléfono amarilla. A llamar al cine Espronceda, no hay entradascine Cristal, no hay entradas; cine Lido, no hay entradas; cine Condado, no hay entradas; cine Versalles, no hay entradas. Mi madre no dejaba de llamar... hasta que, al final, consiguió las entradas en un cine del centro del que no recuerdo el nombre. No había mucho dinero. Hacían un esfuerzo considerable por llevarnos al cine porque lo veían importante para nuestra educación. Así que nada de palomitas. Éramos muy pequeños, mi hermano tendría 3 o 4 años, y yo 5 o 6, pero recuerdo a esos niños caer por la cascada de agua, a Olot, y mi imaginación volaba. Oohhh, me pareció genial, qué sensación al salir del cine, casi mágica. Años antes cuando estrenaron E.T., hicieron cola en un cine que había en las confluencias de las calles Paseo de La Castellana con Paseo de la Habana durante horas, varias sesiones. Recuerdo vagamente que iba en brazos y por supuesto no me acuerdo nada de la película. La volví a ver años después, pero si le preguntas a mi madre, dice que sí, que la vi de estreno, aunque fuera un bebé. Recuerdo correr para ver Lo que el viento se llevó en aquellos sábados casi navideños en que nos sentábamos a ver las 4 horas de película, tan felices, aunque ya las hubiéramos visto 20 veces.
No sé cómo, pero una noche con 6 años más o menos, en televisión, echaron El Carnicero de Claude Chabrol, no tenía edad para ver esa película, pero en mi casa el cine era sagrado y si me había quedado ensimismada viendo una película por algo sería. Nunca la olvidé. Ya veía en planos, pero eso todavía no lo sabía. Recuerdo perfectamente los planos sostenidos cuando el carnicero le enseña a su novia, que ya sospecha que el asesino era él, y le dice: ves tengo tu mechero. Una película prohibida ha sido siempre Y "Johnny cogió su fusil". No me han dejado verla ni con 30 años.

Cine Espronceda
Calle Alonso Cano, 24. Madrid
Se inauguró en 1944. Tenía un aforo de 950 localidades. Se especializó en programación infantil y se metió al publico en el bolsillo. Cerró en 1987




Cine Lido
Bravo Murillo, 200, 28020 Madrid
Fachada e interior del espléndido cine
Se empezó a construir en 1954. Se inauguró en octubre de 1955. Tuvo 1500 butacas. En 2012 cerró como cine Lido 3D

Cine Montija-Condado
Bravo Murillo 121. Madrid
"Inaugurado en 1934, con entrada por la calle Topete, contaba con 800 localidades. Tras la guerra la sala se reinauguró, ya en Bravo Murillo, adoptando el nombre de Cine Condado en 1976. Cerró sus puertas en 1991, ocupando el lugar un establecimiento de la cadena de supermercados Lidl"

Cine Versalles
Bravo Murillo 308. Madrid
Fue inaugurado en 1965. Tenía un aforo de 1398 localidades. Fue una sala de reestreno. Cerró sus puertas a mediados de 1989

"The Goonies" (1985). Richard Donner
Cartel español

"E. T." (1982). Steven Spielberg
Cartel español

"Gone with the Wind" (1939). Victor Fleming
"Lo que el viento se llevó". Cartel español

"Le Boucher" (1970). Claude Chabrol
"El carnicero". Cartel español

"Johnny Got His Gun" (1971). Dalton Trumbo
"Johnny cogió su fusil". Cartel español

 Cuando tenía 15 años, más o menos, un verano la Asociación de Vecinos El Organillo en la calle Gaztambide, creo recordar, organizó un curso de cine. En esas clases ya descubrí claramente mi vocación. Ya sabía perfectamente a lo que iba a entregar profesionalmente. Ahí senté las bases del guion, los planos, y algo de dirección. Más adelante con 16 años lo planteé en mi casa abiertamente. Dejaba de estudiar y me dedicaba al cine. Obviamente me dijeron que no, pero ya escribía, y con pequeñas cámaras de fotografía que me podía costear empezaba a rodar mis primeros planos
 Seguí estudiando otras cosas, hasta que por fin empecé a estudiar cine y a dedicarme a ello...
(continuará)

viernes, 26 de noviembre de 2021

Puerto de sueños / Églogas. Francisco Huertas Hernández. El amor que fue y ya no es

Puerto de sueños & Églogas
El amor que fue y ya no es
Francisco Huertas Hernández


"L'Atalante" (1934). Jean Vigo
Juliette (Dita Parlo) & Jean (Jean Dasté)
Esta es la película más bella jamás filmada. El poeta visual francés Jean Vigo tuvo una vida breve, pero sus creaciones alcanzaron todas la altura de lo inmortal -"À propos de Nice" (1930), "Taris, roi de l'eau" (1931), "Zéro de conduite" (1933), "L'Atalante" (1934)-. 
"L'Atalante" es un canto al amor que fluye como agua. Río y navegación. Tiempo del deseo. Eternidad de la ternura. El estrecho espacio de la péniche (barcaza de transporte fluvial) que discurre hacia París donde las tareas de la vida separan y unen a la pareja mecida por las aguas. Gatos, un viejo, cacharros. La guinguette (taberna) que seduce con sus engaños a Juliette. Los celos. La ira. La separación. El dolor insoportable de perder a la mitad amada. Y el obsesivo deseo de recuperar en el sueño del fondo del canal la imagen amada. Juliette regresa en la película. En la vida nunca existe el regreso.

El amor puede venir como una costumbre o como un destino. Si es lo primero uno camina, si lo segundo uno navega o vuela, y termina naufragando ahogándose o se estrella contra una cumbre nevada. Pero antes hay que dormir juntos abrazados. Como Marianne, el primer amor-destino, imperioso, hipnótico, infantil, lunático y fatal


A la memoria de mi amada Marianne

Puerto de sueños

 Leonard Cohen cantaba. Mi mujer cocinaba. Hacía sol. Las nubes nos miraban entre las cortinas y los cuadros que dejó el último inquilino que huyó de improviso. Tomábamos té. Bailábamos. Caminábamos deprisa entre las olas y el vigía jugaba al ajedrez con el cartero. Leonard Cohen cantaba y estábamos felices aunque sólo los extranjeros conjugan la felicidad con el verbo estar. Andábamos entre sueños pero habíamos atracado en puerto firme y creíamos que eso era definitivo. Un puerto de sueños

Noviembre 2001

Égloga I

 Quedé yo confundido por su misterio, por sus secretos; enredado en su voz y sus ojos. Su destino se hizo el mío, porque ella y yo fuimos uno. Había tardes de puzzle y telenovela, de viento, de crepúsculo de noviembre en la hora de la digestión, de conversaciones misteriosas, de secretos imposibles, de esperanza y licor de manzana. En esas tardes de sofá y punto ella tejía mi corazón uniendo mi hilo rojo al suyo con su ternura y mi tristeza. Los secretos eran de amor, pero su mundo era la mentira, una mentira de niña que hace novillos, pero quiere, y, por querer, se entrega a una vida llena de inventos y acontecimientos míticos. No, el mito no es un engaño. El engaño es el odio y la maldad. En el corazón del amor no hay mentira: hay imaginación y poesía. Vida y poesía. Una poesía de combate como un desodorante contra el hedor del destino. Una poesía de vida deseada, temida, soñada. Éramos un abrazo de manos que han temblado, y un beso de labios que han temblado, y un hogar de existencias que han temido por su futuro. Toda existencia es un misterio, pero el amor no cede a los secretos, a los mitos. El amor se crece ante ellos, los hace suyos sin entenderlos, los sublima. No, no me digáis que, en el fondo de los secretos, de los misterios, de la poesía, del mito, de la vida, que, en el fondo más terrible, más inaccesible, se escondía el más espantoso de los secretos: la mentira de un falso amor. No. No es verdad. En su corazón habría crucigramas, habría enigmas en su mente, pero su alma era una luz cristalina de amor, de amor, de amor.

Martes 31 de julio de 2001

Égloga II

 Tú. Te hiciste destino. Entonces no hubo más mujeres que tú en el universo. Recuerdo cada detalle. El comienzo. El final. Los días de vino y endibias. Éramos habitantes de una tierra prometida. Caminabas descalza, sonriente. Atabas los misterios en un hatillo y lo dejabas caer en la corriente. Navegaban mansos mientras había flores y sueños. Luego llegaban los riscos, los rápidos, las cascadas. Salías de la ducha y los misterios estaban revueltos. Pero tú eras buena y me amabas. Paseábamos por la playa. Los misterios eran fuegos dorados, destellantes. Pasábamos entre ellos y sobrevivíamos. Había galletas, leche, fruta, amor. Te deshiciste de secretos que eran mitos y te envolviste en mitos que eran imposibles. Te bañabas. Yo escuchaba el agua correr. Los misterios te rodeaban, lentos, rápidos, silenciosos, estridentes. Te bañabas. El mar estaba dentro de tus ojos, y los misterios. Entonces no había más mujeres que tú en el universo. Te hiciste destino. Tú

Miércoles 1 de agosto de 2001

Égloga III

 Nos movíamos por las estaciones. Andenes que nos separaban y nos volvían a juntar. Bajabas en una noche de otoño de uno. Subía en un mediodía de otoño en otro. Incluso íbamos a tomar café a las estaciones. Dormíamos en ellas. Yo te conocía como se conoce a un viajero misterioso en una estación suiza una tarde de invierno. Te sabía de raíles y traviesas, de ciudades y cafés, como quien nunca puede llegar a la ciudad definitiva, a la estación término. Yo estuve siempre esperándote en todas las estaciones. Viendo partir todos los trenes. Tu equipaje siempre ligero, como si no hubiera tiempo para abrirlo del todo. Nos queríamos en los vestíbulos de las estaciones cargados de maletas y de amor. Yo llevaba una maleta grande para poder apresar en ella todo el amor que había perdido en mi vida, pero tú sólo tenías un bolso de viaje y tu abrigo y nuestras manos enlazadas entre los viajeros indiferentes a nuestro destino ferroviario. Nos queríamos en las estaciones. Yo quería llevarte siempre a las estaciones. A veces, al principio, ni siquiera partíamos, sólo mirábamos y escuchábamos. El latido de los trenes que me recordaba al de nuestros corazones. Yo sentía que tu vida y la mía eran trayectos sin vuelta. Unas veces eras tú quien me esperabas en el andén con tu mirada llena de brillo, de alegría. Otras era yo quien te recibía. Nos arrullábamos con las sirenas de los trenes. Nuestro destino era ferroviario, desesperadamente ferroviario

Domingo 26 de agosto de 2001

Égloga IV

 Muchas vueltas ha dado la tierra alrededor del sol y muchas migraciones de aves que desconozco han tenido lugar desde que nuestros destinos siguieron rutas diferentes. No sé si tú caminaste hacia la luz o hacia la noche, mas yo te aseguro que fui preso de una niebla que fue apagando mi corazón como los dedos expertos del ama de llaves hacen desaparecer la llama de una vela cuando, de camino a su habitación, va cerrando las estancias. Y esa oscuridad que se instaló aquí sólo se atenúa cuando el recuerdo de tu amor y nuestro hogar arde como un ascua rediviva al encontrar cualquier objeto, que, ahí, perdido, un día fue tuyo, y, acaso mío, pero, finalmente, nuestro. Qué paz cuando bordabas y el mundo era un envoltorio del tesoro que guardábamos: nuestro amor. El universo era un papel de plata que brillaba al sol y dentro estábamos nosotros, más ricos que el oro y más claros que el manantial. Yo te veía dormir por las tardes en el sofá tumbada, y no podía ver tu sueño sino tu pelo y tu aliento que era más suave que la brisa y más poderoso y significativo que las cosas que oponen su resistencia a nuestra mano. Destacábamos entre la multitud por nuestra fe en algo que estaba dentro del mundo y que el mundo desconocía. Íbamos y veníamos del mundo a casa y de casa al mundo, con el carrito de la compra, con diccionarios y herramientas, con sopa y cuadros. Todos nuestros pasos resonaban claros en nuestras almas por fin liberadas de presagios y fantasmas. Demasiado tiempo habíamos -cada uno a su manera, sin todavía conocernos- devorado en la lucha indigna de la vida que esquiva a los que aman y acuna a los que porfían insensibles y feroces. Mas, ¿qué ferocidad esconde la caricia? ¿y qué emboscada la ternura?  Subíamos a casa con la comida que rebosaban los cestos y los licores que irradiaban en nuestras venas cristalina alegría. Y, quizá, una leve algarabía estallaba en el pasillo como una celebración solar de un mundo acabado de nacer, recién salido del horno, para el único disfrute de los que se aman. Así estaba el universo acurrucado en torno a nuestro regazo meciendo nuestro amor, así estábamos sintiéndolo nosotros, aunque hoscos rostros no participaran de nuestra consagración de la vida. Íbamos y veníamos del universo a casa, y de casa al universo, y, en el camino, dejábamos migas de pan para poder regresar al hogar que quería ser indestructible y fecundo. Fecundo como el sueño de un niño que sacia su sed de golosinas mientras duerme, como tú dormías en el sofá por las tardes después de bordar o de mecer suavemente la cuna del universo en el que habitábamos entonces

Lunes 30 de septiembre de 2002

Égloga V

 Cada objeto del universo fue hecho para que tú lo tocaras, para que tu mano se posara en la cosa y tuviera vida, para que lo que era sólo materia tuviese alma y misterio. Así recuerdo ahora todo lo que tú tocaste, cuando, juntos, descendíamos por el ancho río de la dicha, vecinos del limpio cielo del otoño y de la tibia brisa de la tarde. Junto a mí, inertes, las cosas que el mundo dejó dispersas y sin alma cuando te fuiste. Pequeños seres sin vida que lloran por la noche mientras duermo soñando contigo y esas cosas que te amaban y corrían a tu lado para que tú las acariciaras y las insuflaras una vida que perdieron con tu ausencia. Como un ballet de Chaikovski o Stravinski, esos artilugios domésticos, llenos de polvo y olvido, únicamente podían existir en la luz de tu vida, al paso de tu alegría. Juntos nos movíamos por ese reino de muñecas con alma y carritos diligentes, posa servilletas amables y manteles obsequiosos, con música que inundaba nuestro hogar de júbilo y sentido. Un reino de hadas y de ron, de tabaco y puzzle, de ángeles y redenciones. Tú eras mi ángel y guardabas mi camino, que tan tortuoso y miserable había sido antes de que bajaras a la tierra a redimirme. Pero no puedo decir si ascendiste del infierno y tus alas límpidas aletearon toda la ceniza a la entrada de nuestra casa, quizá, al bajar del tren, porque del cielo o del infierno todo viene al mundo, a enloquecernos de ternura y de ira. Y así eras tú: exaltación de lo divino y lo terrible. Una fuerza incontenible que anegaba de dulzura el vasto dominio de nuestra casa. Cada objeto del universo fue hecho para que tú lo tocaras, para que tu mano se posara en la cosa y naciese a la vida, para que lo que era sólo materia tuviese alma y misterio. Así recorro las calles buscando en ellas las huellas de tus pasos, el líquido cristalizado de los escaparates que miraste, las tiendas, bares, mercados, semáforos, aceras, jardines, plazas, supermercados, cornisas, ventanas, puertas, calzadas, losas, juntas, que cruzaste, a mi lado siempre. Unidos como dos manos de un mismo cuerpo o dos estrellas o dos gotas de rocío. Busco el alma y el misterio de lo que recibió tu mirada y tu mano, y mis ojos y mis manos ya no pueden sino inventarte rodeada de inútiles trozos de ciudad carentes de sentido y dignidad

Jueves 3 de octubre de 2002

Égloga VI

 Lo que en ti vivía era mi esperanza y mi destino. En ti confluía el agua de las lluvias escuchadas en las escuelas de la infancia y el sol de los sueños felices del atardecer. Tomaba forma la vida, en tus impulsos siempre enérgicos y espontáneos, en tus silencios tristes, tregua de tanto trajín e industria. No había otro proyecto que vivir, vivir juntos, marchar rectos hacia la ternura despojada de nombres y etiquetas. Quitar las ínfulas del aire que nos envolvía desdeñoso cuando nos miraba avanzar unidos de la mano. Estar en ti era la única manera de estar en mí. Sí. Porque toda mi vida te busqué, para que el hueco frío que me habitaba llegara a llenarse de cielo, llegara a ser parte de mí porque tú lo habitaras. Qué importaba que estuvieses reñida con el subjuntivo. La lengua española era abstrusa en su conjugación verbal, pero en ti era un idioma infantil y puro. Qué verdad que cada lengua es un mundo y una vida. Qué verdad que cada idioma da al amor y a la ternura un matiz, un giro, un perfume, un sonido, nunca antes imaginado. Esto era nuestro amor: un amor que ronroneaba en lenguas germánicas y románicas. Yo memorizaba tus expresiones, imprecisas para los gramáticos castellanos, pero plenas de vida y de luz, con tus mezclas de idiomas del norte y del sur. Nuestro amor era mayor que el lenguaje, y, sin embargo, sus recodos lo ensalzaban. Era lo que se esconde bajo la sintaxis y el subjuntivo. En ti vivía la corriente vertiginosa de la vida, y ésta saltaba por encima de las piedras del lenguaje, las pulía y daba forma. Todo era un fluir submarino y transparente. Yo te podía ver siempre acuática, con tus espumas y tus olas. Lo que en ti vivía era mi esperanza y mi destino. En ti confluía el agua de las lluvias escuchadas en las escuelas de la infancia y el sol de los sueños felices del atardecer. Tomaba forma la vida, en tus impulsos siempre enérgicos y espontáneos

Octubre de 2002

Égloga VII

 No sé de cosmogonías, de cuándo y cómo los hombres se hicieron, ni sé del sol ni de la luna, ni de los héroes ni las bestias. Qué me importan el fuego y las estrellas, ni las inundaciones ni las almas. Acaso, ¿no fue tu mirada la que me creó con sólo posar esas pupilas azules y tristemente alegres en mi ser? Si el Cielo era luz sólo lo era porque tú lo mirabas, si la luna era silencio tú lo mandabas. ¿Cómo un ser puede…

Bosquejo incompleto. 2002 (?)

domingo, 21 de noviembre de 2021

Mis 12 canciones chilenas favoritas. Marcelo Benavente. Santiago de Chile

Mis 12 canciones chilenas favoritas
Marcelo Benavente
Santiago de Chile

Los Jaivas: "Alturas de Machu Picchu"
SYM Producciones. 1981
LP
"Alturas de Machu Picchu es el álbum de estudio de la banda chilena Los Jaivas, lanzado en 1981, y probablemente el más importante y popular de toda su discografía. En él, el grupo musicaliza el popular poema de Pablo Neruda, del mismo título, aparecido en su libro Canto General, de 1950. En este poema, el poeta canta, subyugado por la grandeza de la creación humana que él atestigua en las ruinas de Machu Picchu, en Perú, sobre el glorioso pasado indígena de América Latina, las miserias humanas, la muerte y el dolor que la majestuosidad a menudo causa en quienes la forjan. El poema es uno de los más trascendentes de la poesía de Neruda, y su musicalización por parte de Los Jaivas ha sido considerada como magistral y fiel al contenido de la obra original.
En abril de 2008, la edición chilena de la revista Rolling Stone situó a este álbum en el segundo lugar dentro de los 50 mejores discos chilenos, solo por detrás de Las últimas composiciones de Violeta Parra (1966)"

1- Los Jaivas: "Del aire al aire" (Alberto Ledo). Álbum: "Alturas de Machu Picchu" (1981)

2- Congreso: "Vuelta y vuelta" (Sergio "Tilo" González). Álbum: "Terra Incógnita" (1975)

3- Los Blops: "Los momentos" (Eduardo Gatti). Álbum: "Blops" (1970)

4- Electrodomésticos: "Yo la quería" (Carlos Cabezas Rocuant). Álbum: "Viva Chile" (1986)

5- Ana Tijoux: "Libertad" (Stuart Menderman - Jonathan Grandcamp - Ana Tijoux). Tema principal del film "Pacto de fuga" (2020)

6-  Buddy Richard: "Tu cariño se me va" (Ricardo Toro) (1973). Álbum: "Mis más grandes éxitos"

7-  Los Prisioneros: "El baile de los que sobran" (Jorge González - Miguel Tapia). Álbum: "Pateando Piedras" (1986)

8- Joe Vasconcellos: "Hijo del Sol luminoso" (Joe Vasconcellos). Álbum: "Vivo" (1999)

9-  Patricio Manns: "Arriba en la cordillera" (Patricio Manns). Álbum: "Entre mar y cordillera" (1966)

10- Víctor Jara: "El derecho de vivir en paz" (Víctor Jara). Álbum: "El derecho de vivir en paz" (1971)

11- Violeta Parra: "Gracias a la Vida" (Violeta Parra). Álbum: "Las ultimas composiciones" (1966)

12- Chico Trujillo: "Loca" (Aldo Asenjo Macha). Álbum: "Plato único bailable" (2008)

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Comentarios de nuestros lectores:

- Francisco Huertas Hernández: "A mi amigo Marcelo le pedí una lista de sus doce canciones chilenas favoritas, y me ha llegado esta colección de joyas en las que la memoria individual y la de un país se entrelazan armónicamente. Somos un "collar de canciones" que fuimos confeccionando navegando entre estaciones de radio y boliches, orquestas de boda y emisiones de televisión en blanco y negro. De Los Jaivas a Chico Trujillo toda la música acá contenida es grande y emocionante. Como español de más de 50 años -muchos más- la voz de Víctor Jara me estremece. Al igual que el himno de Violeta Parra. Como joven de la década de los 80 escuchar el clásico techno experimental de Electrodomésticos me produce una inquietante sensación de misterio hipnótico. Ahora me siento más chileno porque, gracias a la memoria y la sensibilidad de mi hermano Marcelo, yo también siento haber tenido esa infancia y juventud en el país andino. Como he dicho alguna vez, a través de las canciones "recuerdo" infancias y vidas en otros países en los que nunca estuve. Un abrazo amigo"

Inti Illimani, Quilapayún y Daniel Alcaíno: "El derecho de vivir en paz" (Víctor Jara)
‪Concierto-homenaje "A Víctor Jara, Justicia!". Dirección: Pato Pimienta. ‪Junio 2019

Por alguna razón que desconozco Marcelo Benavente no ha incluido en su lista a Inti Illimani y a Quilapayún, dos grupos de la Nueva Canción Chilena que sufrieron el exilio y alcanzaron una dimensión épica en Europa.
Esta versión de "El derecho de vivir en paz" de Víctor Jara modifica la letra, y, de ser un canto a la lucha anticolonial del pueblo vietnamita contra el imperialismo, pasa a ser un himno fraternal y revolucionario a favor de la revuelta chilena

Quilapayún: "El pueblo unido jamás será vencido" (Sergio Ortega Alvarado - Quilapayún)
Un himno universal de la lucha social.
En 1973, poco antes del golpe militar, Quilapayún ofrece este concierto multitudinario en Santiago en apoyo del gobierno de la Unidad Popular y en contra del fascismo. Sobrecogedor.
Aunque Marcelo no incluyó esta canción yo he querido recuperarla por lo mucho que ha significado en nuestra vida.
Imágenes procedentes de la televisión francesa