martes, 9 de junio de 2020

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia. Iglesia y Lucha Obrera. Francisco Huertas Hernández


"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Iglesia y Lucha Obrera
Francisco Huertas Hernández


"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) intentando mediar con el patrón del astillero cuyos obreros están en huelga

 El segundo -y último- largometraje de Aldo Francia (1923-1996) es una película política rodada en la época de la Unidad Popular, y estrenada un año antes del golpe militar. Sobre un guión de José Román, Jorge Durán y el propio realizador, recrea la experiencia real del párroco del Cerro Cordillera -en Valparaíso- Darío Marcotti. El Padre Jaime (Marcelo Romo) se rodea de benefactores de la alta burguesía, pero siente inclinación por los oprimidos y toma conciencia de la injusticia al ver la represión de los trabajadores en huelga. 

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Créditos. Título

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Créditos. Un film de Aldo Francia
Este palacete es la casa del patrón, el dueño del astillero, cuyos obreros en huelga reivindican mejoras salariales. La señora y el marido realizan obras de caridad para los pobres. El Padre Jaime vive en este entorno al comienzo del film. Una burguesía católica de fachada, pero enfrentada en el conflicto de clases con los trabajadores

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
El ascensor (funicular) que comunica los Cerros con el Plan de Valparaíso fue un elemento central de "Valparaíso, mi amor" (1969), y, de nuevo, adquiere en la segunda producción de Aldo Francia un lugar simbólico. El medio que transporta a los pobres al centro de la ciudad, rico. La desigualdad económica impide la "movilidad social vertical", el ascenso en la escala social. El ascensor se mueve, pero no sus habitantes, atados a la explotación laboral y la miseria. La Iglesia Católica se debate entre la caridad, entendida como paternalismo condescendiente, o el compromiso en la transformación social y económica poniéndose al lado de los pobres. El obispo o el Padre Justo representan esa Iglesia conservadora del paternalismo, mientras que el Padre Jaime es un ejemplo del compromiso que dio origen a la Teología de la Liberación, en la que se unieron marxismo y cristianismo

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
El ascensor y el puerto. El trabajo (fuerza de trabajo o mano de obra) y el capital (medios de producción). Los obreros del astillero viven arriba, el patrón abajo, en el palacio. La posición incómoda de la Iglesia, que sube y baja, se muestra en el ascensor, mientras se oye una obra religiosa del compositor franco-flamenco Pierre de Manchicourt (1510-1564)

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) 
Se ha señalado que el sacramento de la extremaunción con el que se inicia la película es el símbolo de la muerte de la Vieja Iglesia

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) reflejado en el espejo de la casa del finado. La alta burguesía es el entorno inicial del cura. En su evolución -toma de conciencia- se aleja de ella: renace en la pobreza evangélica, que toma forma de lucha obrera y campesina

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) y la esposa del dueño del astillero. Las obras caritativas de la alta burguesía industrial

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) y el dueño del astillero que se queja del aumento desmesurado de los salarios. Un televisor informa de la epidemia de tifus agravada por la falta de agua potable en Puertas Negras. Dos mundos antagónicos

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) en la misa. Este hombre realizará un viaje inverso: del espíritu al cuerpo, de la gracia a la lucha por la subsistencia

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) leyendo la homilía con visible incomodidad: la condena del uso del bikini, que atenta contra la moral cristiana. Para la Iglesia Católica solo parecía haber un mandamiento: el sexto (“No cometerás actos impuros”).
Dice Aldo Francia en su libro: "Un amigo me habló de hacer un documental sobre el increíble arzobispo de Valparaíso, Emilio Tagle, quien en plena conmoción social seguía sacando a luz un tema de la moral patriarcal neolítica: la desnudez de la mujer en la playa. Y año tras año, para la época de Navidad, precursora del veraneo, volvía a insistir, con una circular, sobre el 'uso del bikini', excomulgando a las que lo usaren y a los familiares que permitiesen a sus hijas usarlo. Un hecho de la 'antología del ridículo', totalmente anacrónico y que no se compadecía con los tiempos de hambre, miseria e injusticia social que estábamos viviendo. Allí estaba mi película" (2)

 La película está ambientada en 1967, época del gobierno de Eduardo Frei. Otros tres clérigos sirven de contrapunto al sacerdote que marcha al Cerro a compartir su destino con los pobres: el Padre Justo (Tennyson Ferrada), conservador y entregado a los banquetes de los ricos; el Padre Gabriel (Leonardo Perucci) que ejerce un paternalista apostolado social entre los obreros separando fe y lucha de clases; el Obispo (Eugenio Guzmán) que intenta apartar de veleidades revolucionarias al Padre Jaime leyendo la encíclica "Rerum Novarum" (1891) de León XIII que denuncia el trabajo convertido en mercancía, la especulación con los salarios y la vida de los trabajadores, pero rechaza firmemente el exceso de la revolución y sostiene que la propiedad privada es un "derecho natural". El Padre Jaime no es un personaje atormentado por crisis de fe, a diferencia de su modelo real, el cura Marcotti, que se casó y dejó el sacerdocio, sino un revolucionario en ciernes. José Román recuerda a María Eugenia Meza que la imposición del cine militante primó sobre otras complejidades (1). El desplazamiento del sacerdote protagónico desde las esferas de la burguesía a las de los obreros se produce tras la violencia contra los huelguistas del astillero

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) y Padre Justo (Tennyson Ferrada) llegan al Policlínico con medicamentos comprados con las donaciones del dueño del astillero

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Médico (Gonzalo Palta) encargado del Policlínico, un hospital benéfico en lo alto del cerro, que tiene que atender una epidemia de tifus que se ceba en los habitantes más pobres (situación bien parecida al actual Covid-19)

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Justo (Tennyson Ferrada), Padre Jaime (Marcelo Romo) y el médico (Gonzalo Palta) haciéndose cargo de los enfermos de tifus en los barrios pobres de Valparaíso

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Niños pobres en los cerros de Valparaíso. La mirada documental pura siempre está presente en el nuevo cine chileno, y, especialmente, en Aldo Francia

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Escenificación infantil de la Epifanía. No sin sus dosis de humor el director presenta a unos niños que tienen que recitar palabras incomprensibles para ellos en una celebración dramatizada del nacimiento de Cristo y de los presentes traídos por los Reyes de Oriente. El Padre Justo y las damas burguesas se azoran ante la candidez y torpeza infantiles

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Justo (Tennyson Ferrada) en la comida con los burgueses ricos hablando de la guerra de Vietnam y otros temas. Un modelo de cura conservador, no exaltado, pero contrario a las ideas y prácticas socialistas

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Los obreros del astillero se encierran en la fábrica en huelga. "Más derechos para el pueblo" reza el cartel

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
El Padre Jaime (Marcelo Romo) rodeado de "pacos" (policía) dialoga con los obreros y sindicalistas en huelga

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
El Obispo (Eugenio Guzmán) hace leer la Encíclica "Rerum Novarum" de León XIII para rechazar la lucha sindical y el ataque a la propiedad privada. "Fue promulgada por el papa León XIII el viernes 15 de mayo de 1891. Fue una carta abierta dirigida a todos los obispos y catedráticos, que versaba sobre las condiciones de las clases trabajadoras. En ella, el papa dejaba patente su apoyo al derecho laboral de «formar uniones o sindicatos», pero también se reafirmaba en su apoyo al derecho de la propiedad privada. Además discutía sobre las relaciones entre el gobierno, las empresas, los trabajadores y la Iglesia, proponiendo una organización socioeconómica que más tarde se llamaría distributismo" (8). El Vaticano colaboró con EEUU apoyando el golpe de Pinochet en 1973. El número dos del papa Pablo VI, Giovanni Benelli, defendió el régimen militar chileno y negó la represión, cuya denuncia atribuyó a la "propaganda comunista". La lucha de clases también se da en el interior de la Iglesia. Estos días quieren juzgar -¡¡¡en España, 31 años después!!!- a los asesinos del Padre Ignacio Ellacuría en El Salvador en 1989, promotor de la Teología de la Liberación. La posición de los sacerdotes comprometidos con la lucha de los pobres es vista como amenaza por los poderes, económico, militar y eclesiástico. La intervención del obispo del film es reveladora al respecto

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) plantando la cruz en su nueva parroquia en Puertas Negras. El sacramento, renovado en los pobres, de la eucaristía, con la cruz de simple madera a la puerta del templo es el símbolo del nacimiento de la Nueva Iglesia, la del compromiso con los necesitados

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
El Padre Jaime (Marcelo Romo) colocando un anuncio de la inauguración del nuevo templo. "Comunidad Puertas Negras. Misa dominical. 19 horas. Inauguración". El cura -no obrero, por cierto- se resitúa en un barrio humilde tras rechazar la connivencia de la Jerarquía Católica con los explotadores

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
La Pasión de Cristo representada por el pueblo en Valparaíso. Poncio Pilatos en la imagen. Hay abundancia en el largometraje de representaciones teatrales, populares y de origen religioso. La propia religión, como rito, es una representación. Y el mundo, con sus clases sociales, otra representación. El conflicto de intereses es una batalla de argumentos y caracteres. La burguesía ejemplariza el triunfo del esfuerzo. Pero ese triunfo únicamente se sostiene sobre el sufrimiento de quienes ponen sus brazos y sus vidas. El brillo del capital se erige sobre el sudor del trabajo. La nueva iconografía del siglo XX fue revolucionaria, no sagrada

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Padre Jaime (Marcelo Romo) y Padre Gabriel (Leonardo Perucci). Dos modelos de apostolado evangélico: luchar con los pobres o atraerlos a la iglesia. Justicia o Compasión. Algunas de las discusiones más intensas del film tienen lugar entre estas dos cosmovisiones

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
El patrón capitalista del astillero en plena negociación sindical con los trabajadores. El empresario siempre alega pérdidas para no atender las demandas obreras

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Fiesta marinera de San Pedro. "El día de San Pedro, patrono de los pescadores, se celebra en todos los puertos y caletas del litoral de la región, cada 29 de junio, pero es en Valparaíso donde los actos alcanzan mayor realce y colorido. En esa oportunidad, la imagen del San Pedro es llevada en una lancha procesión, acompañada por cientos de pequeñas embarcaciones por toda la bahía. Mientras esto ocurre, los barcos hacen sonar sus sirenas y las embarcaciones que participan van vistosamente engalanadas" (7). El montaje en paralelo de la fiesta popular presidida por el Arzobispo y la manifestación en la que desfila el Padre Jaime es un hallazgo formal extraordinario de Aldo Francia

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Manifestación obrera. "Basta de atropellos a los trabajadores" se lee en una pancarta. Durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva se dio la crisis económica de 1967, año en que se desarrolla la película. "El gobierno del Partido Demócrata Cristiano (1964-1970) y su promesa de "Revolución en Libertad" sembró altas expectativas en un electorado que había acumulado mucha frustración luego de sucesivos fracasos de gobiernos reformistas" (6). Aumentaron las huelgas y la conflictividad social. Todo ello está presente en el film. En septiembre de 1970 la candidatura de Unidad Popular encabezada por Salvador Allende Gossens ganó las elecciones y comenzó la "vía chilena al socialismo"

 "Si "Valparaíso, mi amor" era imposible filmarla en colores, "Ya no basta con rezar" exigía el color. En la primera, no había ninguna salida, ninguna salvación, todo era gris. En cambio, la segunda es un camino a la libertad (...) por lo tanto, el color era fundamental. Y todo el film debía ser filmado con otra cámara, no ya "intrusa y ágil" como la de "Valparaíso, mi amor", sino que contemplando todo en forma calmada desde el mejor ángulo posible (...). Por ese motivo elegí a Silvio Caiozzi como camarógrafo (...). Su cámara aportó mucho a la claridad y fuerza del film" (2) explicó Aldo Francia.

 El film no tuvo repercusión. Su estreno coincidió con
 el Paro de Octubre de 1972 en el país. Luego vino el golpe militar, el exilio, y el cine político perdió el interés de la crítica y el público. La Iglesia Católica chilena rechazó la película, aunque tuvo acogida favorable en Europa. La sencillez argumental puede hacer creer en el simple panfleto. Jaime está despojado de complejidad psicológica. Sin embargo, Francia, no caricaturiza la posición rival del capitalista o de los sectores conservadores de la Iglesia. Aldo Francia no ha perdido su mirada documental. Las escenas de los habitantes reales de los cerros, el folclore y las tradiciones (representación infantil de la Epifanía en el jardín de los ricos; la escenificación popular de la Pasión de Cristo con el lavado de manos de Poncio Pilatos y la quema de Judas; la fiesta de San Pedro el 29 de junio, el patrono de los pescadores de Valparaíso, con la imagen llevada en lancha en procesión) o la manifestación de los trabajadores, son tan reales como verosímil es la historia argumental contada. La canción que da nombre al film cantada por Osvaldo Rodríguez y Tiemponuevo (en los créditos finales), músicos de Valparaíso exiliados un año después de estrenarse el largometraje, dice: "Ya no basta con rezar / si permaneces pasivo / rezar es un artificio / para poder escapar / Es en la entrega y la acción / donde se prueba el cristiano / luchando por sus hermanos / avanza en su religión / ¿Y dónde vas a rezar? / Ya no basta con rezar / con los puños bien en alto / marchando moros y cristianos / a enfrentar la realidad / Se acabó el contemplativo / Es la hora de la acción...".
 Aldo Francia, médico, cristiano y marxista, dirigió este film de cine político con sinceridad y talento. Una película necesaria de compromiso, en la que el eterno debate entre la teoría y la práctica, la contemplación y la acción, queda resuelto de inmediato por la existencia de la injusticia y la explotación.

"Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia
Cartel

Ya no basta con rezar
1972
Chile
80 minutos


Aldo Francia y Raúl Ruiz
Cine Club Viña del Mar. 1969

Dirección: Aldo Francia
Guión: José Román, Darío Marcotti, Jorge Durán, Aldo Francia
Argumento: Aldo Francia
Producción: Cine Nuevo Viña del Mar, Emelco
Dirección de fotografía: Silvio Caiozzi
Montaje: Carlos Piaggio, Rodolfo Wedeles
Sonido: Jorge di Lauro
Música: Tiemponuevo, Osvaldo Rodríguez, Pierre de Manchicourt
Actuación:
Padre Jaime (Marcelo Romo)
Padre Justo (Tennyson Ferrada)
Padre Gabriel (Leonardo Perucci
Roberto Navarrete
Mujer (Claudia Paz)
Trabajador (Rubén Sotoconil)
Médico (Gonzalo Palta)
Arnoldo Berríos
Gitano Rodríguez
Mónica Carrasco
Mario Montilles
Obispo (Eugenio Guzmán)
Cristo de Palo
Grupo Teatral Los Placeres
Niños de la Providencia
Estreno: Muestra Internacional de Cine. UNCTAD III. Abril 1972. Cine Gran Palace. Santiago
Festivales y Premios:
XIV Semana Internacional de Cine de Barcelona. Noviembre 1972
Semana de la Crítica. Festival de Cannes. 1973
Premio Ocic. Oficina Católica Internacional. Festival de Cannes. 1973
Premio Colón de Oro del Público al mejor Largometraje. Primera Semana de Cine Iberoamericano de Huelva. 1975
Sinopsis:
Igualmente ambientado en la ciudad de Valparaíso, este filme aborda las relaciones entre la pertenencia a la Iglesia Católica y la creencia en la liberación social, a través del proceso interno de toma de conciencia de un sacerdote enfrentado a las injusticias que observa en su entorno parroquial y la indolencia de la jerarquía eclesiástica

Bibliografía:

- María Eugenia Meza B: "Nuestro Cine. Aldo Francia. Antología". Centro Cultural Palacio La Moneda. Cineteca Nacional Chile. Edición 2 DVD + Libro (1)
- Aldo Francia: "El Nuevo Cine Latinoamericano en Viña del Mar". Cesoc. 1990 (2)
- Jacqueline Mouesca: "Plano secuencia de la memoria de Chile: veinticinco años de cine chileno (1960-1985)". Ediciones del Litoral. 1988
- Verónica Cortínez, Manfred Engelbert: "Evolución en libertad: el cine chileno de fines de los sesenta". Cuarto Propio. Santiago. 2014

Tiemponuevo interpreta "Ya no basta con rezar". Créditos finales de la película "Ya no basta con rezar" (1972). Aldo Francia. En la imagen, Osvaldo Rodríguez

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Comentarios de nuestros lectores:

- Francisco Huertas Hernández: "El cine político aún vive en Konstantinos Costa-Gavras, Ken Loach, los hermanos Taviani, Ousmane SembèneYilmaz Güney. Entre el drama y el documental, este cine social de denuncia opta por despertar las conciencias de los espectadores. Unido a la canción de autor, el cine político de izquierdas, da voz al pueblo, que, en Latinoamerica, ha sido víctima de una explotación inmisericorde, frente a la que algunos sectores de la Iglesia Católica respondieron bajo formas diversas: los curas obreros, campesinos, guerrilleros, la Teología de la Liberación. "Ya no basta con rezar" describe todo ese mundo basándose siempre en la realidad. Un espejo que refleja la realidad para cambiarla. Aldo Francia dedica la película "a mis amigos cristianos, por ser cristianos". Y como en toda obra se oculta siempre un tesoro, en este caso es la voz y la presencia como actor del sublime cantor folclórico de Valparaíso, Osvaldo "Gitano" Rodríguez, tan injustamente olvidado como genial"


- Manuel Gómez Román (ex director Cinemateca de Sevilla): "El primer encuentro que tuve con Aldo Francia fue en la primera edición de la Semana de Cine Latinoamericano, organizado por el Cine-Club de Huelva comandado por José Luis Ruiz Ortiz, mentor y hacedor de posteriores ediciones. Corría el año 1975 y la Semana fue orquestada en la agonía del dictador y celebrada días después de su muerte... La Muestra (que más tarde se convertiría en Festival) contó con obras de Littín, Maura, Leduc, Gutiérrez Alea (Titón), Solas, Ruiz, Guzmán, entre otros directores. Esta edición, y hasta 1993, se celebró en el desaparecido Cine Emperador, contando como Sala de Prensa con el Salón de Actos de una entidad bancaria... Fue allí donde tuvimos el primer contacto con Aldo Francia, uno de los pocos invitados que acudieron a la Semana. La proyección tuvo una acogida entusiasta que se convertiría a la salida en una manifestación reivindicando las libertades, no solo del país Andino sino la del nuestro. La Semana constituyó una de las primeras manifestaciones artísticas que se celebraron en España tras el deceso de Franco. Era un Festival muy doméstico y todos estábamos en el Tartessos, cuyo director era el mismo Ruiz, así que comíamos juntos. Hacía la crónica para el "Correo de Andalucía". Allí vi por primera vez a D. Luis (Buñuel), en 1977. El Festival ya no es ni sombra. Entonces éramos unos treinta o cuarenta invitados. Ahora pasan de mil, y las gentes de Huelva pasan un kilo.
 "Ya no basta con rezar", junto a "Tres tristes tigres", y "El chacal de Nahueltoro", constituía una Trilogía sobre los años que precedieron a la llegada al poder de la Unidad Popular y sus directores, junto a Patricio Guzmán y Valeria Sarmiento, entre otros, que elaboraron el Manifiesto de Cine Popular. Un cine que anteponía los valores autoriales frente a las exigencias de producción, destacando los valores éticos sobre los estéticos, y con un lenguaje directo y didáctico. Todo esto lo vemos en este trabajo de Francia, crónica desgarrada de un tiempo en donde los derechos humanos eran vejados y pisoteados por los poderes fácticos, algo de lo que los españolitos de a pie "sabíamos" mucho... La caligrafía personalísima de Aldo Francia y el ritmo contenido en su narración son algunos de los valores a destacar en esta película que obtuvo el Colón de Oro en la Muestra, máximo galardon que otorga el ya Festival de Cine, que, actualmente lo compagina con Cine Europeo, u otras Cinematografías. Durante más de una década se centró en este cine que, lamentablemente, no llega a las salas comerciales.
 Felicito a mi amigo Francisco, a la vez que le animo a proseguir en la búsqueda de este cine, boicoteado en su rodaje, prohibido en sus países, y vetado en su distribución. Añadamos la tibia o escasa respuesta que tiene el espectador ante estas Cinematografías. Los últimos Premios Ariel se han exhibido en nuestro país casi de forma clandestina. Otra reivindicación pendiente. "La tierra prometida" de Miguel Littín tuvimos que ir a Portugal a verla. En España sigue pendiente"


- Estrella Millán Sanjuán: "Hoy la he visto. Creo que Aldo Francia se equivocaba sobre la opinión de su propia película. A mí sí me parece una gran obra. Es de esas películas sencillas, que relatan perfectamente la realidad de la diferencia de clases sociales, además el toque documental que tiene en muchos momentos aumenta esa sensación de denuncia de la situación que viven esas personas oprimidas. Y me gusta también mucho el distinto retrato que hace de cada representante de la Iglesia, quedándome, por supuesto, con el Padre Jaime por su vocación de ayuda a los pobres, su compromiso y su fuerza por actuar y no predicar palabras vacías. Su apoyo a los huelguistas es encomiable y el detonante para la separación de esa burguesía a la que se mantenía unido para lograr sus cínicos donativos. La caridad no es la solución para esa zona marginal, con tifus, niños enfermos y condiciones laborales nefastas. El médico también es un hombre comprometido y lúcido, que conoce in situ la problemática de la zona. Las palabras del hombre al que han dañado un ojo en una de las manifestaciones son muy elocuentes: "No tengo nada contra los curas y la Iglesia, pero ellos nunca me han ayudado a mí". También es muy elocuente la escena en que el otro cura hace repetir los mandamientos a los niños que no están entendiendo absolutamente nada, pero sí esboza una sonrisa cuando repiten, "no fornicarás". La escena de la conversación en la cena de los burgueses no tiene desperdicio y la inquietud de ese cura que sobra en ella y demuestra otro tipo de preocupaciones, les separa un abismo.
 El Padre Jaime es un cura activo, que llevará su Iglesia a los pobres, que sufre los golpes físicos, detención de una violenta policía y que participará activamente en la manifestación final, demostrando de qué lado está.
Cine necesario, gracias por difundirlo Francisco, por el esfuerzo que haces en estos estupendos y elaborados artículos y que facilitan nuestro conocimiento del cine de otros países menos conocido"




9 comentarios:

Unknown dijo...

Valiosa película que hay que reivindicar. Gracias

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

El cine político aún vive en Konstantinos Costa-Gavras, Ken Loach, los hermanos Taviani, Ousmane Sembène o Yilmaz Güney. Entre el drama y el documental, este cine social de denuncia opta por despertar las conciencias de los espectadores. Unido a la canción de autor, el cine político de izquierdas, da voz al pueblo, que, en Latinoamerica, ha sido víctima de una explotación inmisericorde, frente a la que algunos sectores de la Iglesia Católica respondieron bajo formas diversas: los curas obreros, campesinos, guerrilleros, la Teología de la Liberación. "Ya no basta con rezar" describe todo ese mundo basándose siempre en la realidad. Un espejo que refleja la realidad para cambiarla. Aldo Francia dedica la película "a mis amigos cristianos, por ser cristianos". Y como en toda obra se oculta siempre un tesoro, en este caso es la voz y la presencia como actor del sublime cantor folclórico de Valparaíso, Osvaldo "Gitano" Rodríguez, tan injustamente olvidado como genial

jdavdlopezsalas dijo...

Excelente Francisco. Un acierto dar a conocer a otros valores de ese cine político o social del que se habla aquí. Imagino que la mayoría conocemos a Gavras o a Loach, incluso a nuevos valores como la libanesa Labaki o el turco/germano Fatih Akin, pero desconocía el trabajo de este chileno.

Msnuel Gomez dijo...

El primer encuentro que tuve con Aldo Francia fue la la primera Edicion de ls Semana de Cine Latinoamericano, organizado por el Cine-Club de Huelva comandado por Jose Luis Ruiz Ortiz, mentor y hacedor de posteriores Ediciones.Corria el año 1.975 y la Semana fue orquestada en la agonia del Dictador y celebrada dias despues de su muerte....La Muestra ( que mas tarde se convertiria en Festival, conto con obras de Litin,Maura, Leduc,Titon,Solas
Rouiz, Guzman entre otros directores.
Esta Edicion, y hasta 1.993, se celebro en el desaparecido Cine Emperador, contando como Sala de Prensa el Salon de Actos una entidad bancaria...Fue alli donde tuvimos el primer contacto con Aldo Francia, uno de los pocos invitados que acudieron a la Semana.
La proyeccion tuvo una acogida entusiasta que se convertiria a la salida en una Manifestacion reevindincando las libertades, no solo del pais Andino sino la de nuestro pais.La semana constituyo una de las primeras manifestaciones artisticas que se celebraron en España tras el deceso de Franco.
" Ya no basta con rezar",junto a Tres tristes tigres"y ""El chacal de Naueltoro", constituia una Trilogia sobre los años que precedieron a la llegada al Poder Popular y sus directores junto Patricio Guzman y Valeria Sarmiento, entre otros, los que elaboraron el Manifiesto de Cine Popular.Un cine que anteponia los valores autoriales frente a las exigencias de produccion,destacando los valores eticos a los esteticos, y con un lenguaje directo y didactico.
Todo esto lo vemos en este trabajo de Francia,cronica desgarrada de un tiempo en donde los derechos humanos eran vejado y pisotados por los poderes facticos, algo que a los españolitos de a pie " sabiamos" mucho...La caligrafia personalisima de Francia y el ritmo contenido en su narracion son algunos de los valores a destacar en esta pelicula que obtuvo el Colon de Oro en la Muestra, maximo galardon que otorga el ya Festival de Cine que, actualmente lo compagina con Cine Europeo u otras Cinematografias.
Durante mas de una decada se centro en este Cine que, lamentablemente llega a las Salas comerciales.
Felicito a mi amigo Francisco a la vez que le animo a proseguir en la busqueda
de este Cine, boicotado en su rodaje prohibido en sus paises y vetado en su distribucion. Añadamos la tibia o escasa respuesta que tiene el espectador ante estas Cinematografias.
Los ultimos Premios Ariel se han exhibido en nuestro pais casi de forma clandestina. Otra reevidicacion pendiente."La tierra prometida" de Miguel Littin tuvimos que ir a Portugal a verla.En España sigue pendiente

Msnuel Gomez dijo...

F.E: Que lamentablemente NO llega.

Msnuel Gomez dijo...

F.E.que lamentablemente No llega

Msnuel Gomez dijo...

F.E.que lamentablemente No llega

Laura dijo...

No he visto la película, ni siquiera sabía de ella. Debe de ser muy muy digna de ver y la veré. Quizás no tuvo repercusión porque...bueno todos sabemos porqué. Tal vez no interesaba a grupos concretos.
Como pura anécdota puedo decir que al actor Marcelo Romo lo conocía porque intervino en muchas series televisivas venezolanas y vi algunas.
Tengo que ver la película. Gracias por el informe tan detallado.

Estrella dijo...

Hoy la he visto. Creo que Aldo Francia se equivocaba sobre la opinión de su propia película. A mí sí me parece una gran obra. Es de esa películas sencillas, que relatan perfectamente la realidad de la diferencia de clases sociales, además el toque documental que tiene en muchos momentos aumenta esa sensación de denuncia de la situación que viven esas personas oprimidas. Y me gusta también mucho el distinto retrato que hace de cada representante de la Iglesia, quedándome, por supuesto, con el Padre Jaime por su vocación de ayuda a los pobres, su compromiso y su fuerza por actuar y no predicar palabras vacías.
Su apoyo a los huelguistas es encomiable y el detonante para la separación de esa burguesía a la que se mantenía unido para lograr sus cínicos donativos. La caridad no es la solución para esa zona marginal, con tifus, niños enfermos y condiciones laborales nefastas. El médico también es un hombre comprometido y lúcido, que conoce in situ la problemática de la zona.
Las palabras del hombre al que han dañado un ojo en una de las manifestaciones son muy elocuentes: "No tengo nada contra los curas y la Iglesia, pero ellos nunca me han ayudado a mí". También es muy elocuente la escena en que el otro cura hace repetir los mandamientos a los niños que no están entendiendo absolutamente nada, pero sí esbozan una sonrisa cuando repiten, "no fornicarás".
La escena de la conversación en la cena de los burgueses no tiene desperdicio y la inquietud de ese cura que sobra en ella y demuestra otro tipo de preocupaciones, les separa un abismo.
El Padre Jaime es un cura activo, que llevará su Iglesia a los pobres, que sufre los golpes físicos, detención de una violenta policía y que participará activamente en la manifestación final, demostrando de qué lado está.
Cine necesario, gracias por difundirlo Francisco, por el esfuerzo que haces en estos estupendos y elaborados artículos y que facilitan nuestro conocimiento del cine de otros países menos conocido.