sábado, 23 de noviembre de 2024

Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles, Aitana Rodríguez & Carlos Torres. Librería 80 Mundos. Alicante. 19-11-2024

Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles Aragonés, Aitana Rodríguez Pastor & Carlos Torres Carratalá. Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024

Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles Aragonés, Aitana Rodríguez Pastor & Carlos Torres Carratalá. 
Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024. 19:00


Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024. 19:00
Escaparate con 4 ejemplares del libro de Francisco Huertas Hernández, "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)"


Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles Aragonés, Aitana Rodríguez Pastor & Carlos Torres Carratalá.
Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024. 19:00
Carteles 

VIDEO COMPLETO. Presentación. "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)" de Francisco Huertas Hernández. Con Jorge Nogueroles Aragonés, Aitana Rodríguez Pastor & Carlos Torres Carratalá.
Librería 80 Mundos. Avda. General Marvá, 14. Alicante. Martes 19 de noviembre de 2024. 19:00


"Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha
pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina"

"Uno" (1943). Letra: Enrique Santos Discépolo. Música: Mariano Mores


 "El camino que los sueños prometieron a mis ansias" se compone de palabras, ideas y sentimientos de nostalgia, amor y anhelo de eternidad. Y si escribo para defender la soledad en la que estoy, como expresó María Zambrano, hube de venir a Alicante a presentar mi libro "Diario de un Profesor de Filosofía (1989-2023)", que fue ese sueño que acrisoló años de cercos y glicinas, muros y puentes, realidades y deseos, recuerdos e ilusiones. Le había pedido a Ascen Martínez que organizara una presentación en la ciudad en la que vivo. Ella, como presidenta de la Sociedad de Filosofía de Alicante, colabora con la librería 80 Mundos, que sería el espacio en el que compartiría yo esas palabras de mi libro, que quise representaran ideas y revelaran sentimientos contradictorios y vitales: la aurora del amanecer y el crepúsculo astronómico, cuando el cielo está casi totalmente oscuro, pero aún queda una leve claridad en el horizonte. Así, la lucha entre la fe en la enseñanza y el desencanto postrero del fracaso; el entusiasmo del aprender con los alumnos y su desidia u hostilidad en un mundo contrario a la cultura; o la crítica a los medios tecnológicos que disuelven la razón, la atención y la sensibilidad frente a mi adicción a las redes sociales. Siempre la contradicción sin superación dialéctica, la vida como estación ferroviaria de encuentros y despedidas, intuiciones y estulticia, fe y desesperación. Todo eso, esa fragilidad y esa perseverancia que hacen de mi testamento docente un viaje agridulce desde la ventanilla de ese tren azul: "coisas que a gente se esquece de dizer / frases que o vento vem as vezes me lembrar / Coisas que ficaram muito tempo por dizer / na canção do vento não se cansam de voar" (cosas que la gente se olvida decir / frases que el viento a veces me recuerda / Cosas que quedaron mucho tiempo sin decir / en la canción del viento no se cansan de volar)

 Inma y yo llegamos con una maletita a la librería. Allí se produjo el reencuentro con antiguos compañeros, y con los presentadores del acto, que una vez fueron alumnos del autor.

 En la mesita, sobre el mantel negro, el muñeco de peluche de Friedrich Nietzsche, que aparece en la portada del libro, nos reunió a los cuatro participantes.

 Comenzó Jorge Nogueroles hablando del encuentro con el autor en el bachillerato (2015-2017), ahora que es él opositor a profesor de filosofía y habiendo trabajado en la docencia, y la influencia que el autor tuvo en su trayectoria, como les enseñó a sospechar antes que a hablar, que la filosofía es, quizás, la más humana de las disciplinas, y que el camino a la verdad es más una cuerda floja que un sendero. Leyó el capítulo V de la segunda parte, donde se traza la tarea prometeica del enseñar, y la idea de Erich Fromm de la razón como acto de desobediencia prometeica que roba el fuego de los dioses. Jorge sintetizó la unidad de vida y docencia en el autor.

 Aitana Rodríguez fue la segunda ponente, y evocó el año (2018-2019) en que fue alumna del autor, en psicología y filosofía, que acabó estudiando. Su promoción fue la última antes del COVID, y reflexiona, siguiendo el libro, sobre las transformaciones en la labor de enseñar -distancia y aislamiento- y el desarrollo de las nuevas tecnologías que alteraron la forma de educar. Las expectativas de los estudiantes cada vez más lúdicas en una sociedad donde el entretenimiento ha trivializado el saber con recompensas inmediatas alejadas del esfuerzo del saber. Aitana no culpa a los chicos de este problema social y estructural. Concluye sobre la influencia del autor con su motivación y amor.

 Carlos Torres, el tercer interviniente, compañero de Aitana durante el curso de 2º Bachillerato en 2018-2019, se decantó por la carrera de Psicología, y explica el impacto profesional y personal que el autor tuvo en él, su espíritu crítico, el amor al saber y a los estudiantes, y su búsqueda de nuevas formas de hacerles pensar y conectar con ellos. No era tanto un maestro que estuviera en una posición de superioridad, sino que iba hacia ellos, lo que se manifestaba en la disposición en U del aula, o las clases en el patio al aire libre. Y que el libro, aún siendo de su autoría individual, tiene un poco de cada uno de los que ha estado con él, junto con las reflexiones que nos tocan a todos, como el paso de la infancia, el tiempo, el papel de la cultura en la época del dominio de la tecnología. Y si en algunas entrevistas radiofónicas se dijo que esta obra era perfecta para profesores, o para padres, Carlos sostiene que es un libro para todos, porque "todos hemos sido, somos y seremos alumnos en el aprendizaje de nuestra existencia".

 El autor agradeció a los presentadores sus brillantes y precisas intervenciones. Ellos fueron anteriores al libro, forman parte de él, y regresan a ese exterior del libro para compartir estas reflexiones. También agradece al público, y señala que este libro está escrito en Alicante, fruto de su docencia en el IES Doctor Balmis, y es un viaje compartido, y, de ninguna manera la hagiografía de un profesor heroico. Carlos Arcaya, en la emisora radiofónica SER de Alicante, había entrevistado esa misma mañana al escritor, comentando un capítulo titulado "¿Se puede enseñar a vivir? ¿Se puede vivir sin enseñar?", capítulo de escritura breve, condensada, poética, como todo el Diario, y dice el autor que la vida, de la cual el aula es un reflejo, es siempre un proceso de aprendizaje, que se manifiesta en la alegría del asombro y el descubrimiento, como intuyó Cesare Pavese (L'unica gioia al mondo è cominciare. È bello vivere perché vivere è cominciare, sempre, ad ogni istante), es decir, de seguir siendo niños, porque la infancia es la época en que se descubre el mundo, y los profesores compartimos nuestra infancia con la de nuestros alumnos, porque todo alumno es siempre un niño, independientemente de la edad que tenga.

 El tono autobiográfico del libro, esencial, da a las experiencias particulares del autor una dimensión universal, porque ser particular es mostrar la interioridad de cada uno, y es en la escuela, en el instituto, en el aula, donde compartiendo los conocimientos y los encuentros con compañeros y profesores, empezamos a descubrir el mundo, una experiencia universal que nace de lo particular.

 El exprofesor explica el origen digital del libro en el blog Acorazado Cinéfilo, y, que, al convertirse en papel, en un objeto que puede ser percibido por cuatro sentidos, supera y trasciende lo efímero, trivial y la desmaterializada experiencia de la lectura en internet, carente de atención, sosiego y profundidad. El libro, como volumen corpóreo, habla más allá del autor, lo trasciende, y dice que si alguien quiere saber de él, sólo diría: "leedme". Esa conjunción de imágenes, de escritores y pensadores citados, de experiencias vividas y compartidas con estudiantes, forma no solamente una vida, sino una visión filosófica. Por todo ello este libro es un testamento... docente. Publicar un libro es muy difícil, y da muchas preocupaciones, y lo que aquí se cuenta, no puede volver a contarse. El autor afirma que ya no es profesor, ellos tampoco son alumnos, pero en el Diario se recoge algo que ocurrió en el pasado, que sigue presente en la atención del lector, y permanecerá, quién sabe, al haber quedado unido a la emoción, en algún rincón del universo o una remota circonvolución cerebral inconsciente.


 En el turno de preguntas, Manolo, ex compañero del autor, jubilado hace años, comenta la emoción que experimentó al leer el Diario, y la síntesis de artes (cine, fotografía, pintura, música, literatura) que dan a la filosofía una conexión con la vida mucho mayor que la reducción de la filosofía a los libros de los filósofos, y cita a Ludwig Wittgenstein, que expresó que, a veces, había más filosofía en una novela que en un tratado de metafísica. El creador del Diario responde que en el inédito prólogo a la segunda edición ha citado a los lectores, que, como Manolo, han enriquecido con sus interpretaciones la obra, y, le han emocionado con su emoción, porque ésta recorre la autobiografía, en especial su último capítulo, una despedida, donde se quiso homenajear a los prelectores, seguidores de Facebook, a los que pidió consejo para escribir esta sección final.

 Y es la cultura, nuestra forma de vivir, la que sustenta toda la reflexión y evocación del "Diario de un Profesor de Filosofía", con la presencia del cine, la música, la literatura y las otras artes, es la forma de la creación humana, porque la vida es creación, y el laboratorio de ideas de la creación es la escuela, el lugar de encuentro donde se produce el enriquecimiento de ideas.
 El autor no oculta las contradicciones no resueltas en el libro: la crítica de las tecnologías, siendo el ensayista un adicto, como se puede apreciar en el Diario; la crítica de la indiferencia de los alumnos a la cultura y su protagonismo absoluto en el libro con sus pensamientos en los debates de clase. 

 Juan Ramón, otro excompañero del autor, y poeta, recuerda las conversaciones de cine y literatura en ese erial cultural que suele ser la sala de profesores, y la admiración por su capacidad de dar clase y conectar con los alumnos. Francisco responde que el aula es un lugar difícil, y que él, al jubilarse, padeció el síndrome de la línea de meta, ya no aguantaba las clases, que tuvo periodos malos, y que la presencia de Jorge, Aitana y Carlos es más bien una excepción, porque la distancia generacional y el alejamiento creciente en los intereses y referentes hace que llegue un momento en que seguir enseñando sea imposible para los viejos profesores, lo que hace que del relevo docente una necesidad. 

 El autor aprovecha una reflexión de Juan Ramón para invitar al público a comprar libros, en papel, como objetos transformadores de la conciencia, y, sobre todo, leer poesía, una necesidad revolucionaria, y por su poder curativo, un lenitivo, y "Diario de un Profesor de Filosofía" es también un libro de poesía, de prosa poética, en la secreta aspiración de todo escritor, hacer un poema, y que nuestra vida sea vista como poesía y no como prosa, ya que los que ven nuestra vida como algo prosaico es porque no nos aman. Cuando nos aman nos convertimos en poéticos. Por eso concluye con una invitación a leer, a vivir leyendo, que no excluye la vida como acción o deseo. 

 Manolo vuelve a preguntar: en el libro aparece Nuccio Ordine que reflexionó sobre lo útil de lo inútil, y evoca sus estudios de Filosofía en Granada cuando las gentes la despreciaban por "no servir para nada", frente a la medicina. Muchos años después, ya jubilado, Manolo vuelve a escuchar la opinión popular de la inutilidad de la filosofía conversando en un viaje con un médico traumatólogo. A continuación Manolo lee un párrafo del último capítulo sobre la utilidad de la filosofía, que considera una "síntesis extraordinaria". Francisco Huertas afirma que ese texto defiende una filosofía combativa, y si la filosofía debe ser respetada tiene que ser temida. Se da la paradoja que el poder político y económico alaban el pensamiento crítico pero cuando alguien lo ejerce en la práctica, es decir, se enfrenta a esos mismos poderes, lo persiguen, lo censuran. 

 El autor finaliza con su idea fuerza de que el libro es una confesión, un testimonio, que él ve más como literatura que como filosofía, aunque los capítulos más poéticos son los más filosóficos, porque apuntan a algo que va más allá del concepto. Y como prueba lee un fragmento sobre los niños y las pompas de jabón, y el comienzo del pensamiento en la infancia como dolor del abandono por no haber hecho algo. El abandono, la búsqueda y el encuentro, que configuran otro muy importante capítulo para el autor. Una buena parte de nuestro pensamiento surge del abandono, de la falta de amor. 

 Manolo se dirige a los que fueron alumnos: por qué se dedicaron a la filosofía. Van respondiendo Jorge, Aitana y Carlos. Jorge quería hacer una carrera de ciencias, pero su interés por la lectura, la política y la sociedad, le llevó a descubrir en la filosofía esa disciplina en la que confluyen múltiples saberes. Aitana recuerda que siempre le gustó leer, y, sobre todo, aprender. La filosofía, por la que se decantó, le permitía entroncar con esa visión humanística del saber, aunque hubiera valorado más el puro disfrute del aprender que el sistema de evaluación de las universidades. Carlos cursó psicología, también con Francisco, y considera que toda vocación procede de la filosofía. En su caso quería saber por qué las personas se comportan como se comportan, por eso eligió el Grado de Psicología. Su interés por la filosofía como una segunda carrera, sin presión, cerró el acto.

 Este encuentro en la librería 80 Mundos fue una ocasión más para que las ideas y la amistad se dieran la mano. Gracias a todos.

Francisco Huertas Hernández
23 de noviembre de 2024

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Estupendo resumen del evento

Francisco dijo...

Gracias lector

Laura Antonino dijo...

Me alegro tanto...!!

Francisco dijo...

Gracias Laura aunque cuesta horrores vender un libro

Anónimo dijo...

Hoy por hoy es un problema con tanto libro, todo el mundo tiene un libro, es una locura de narcisismo

Francisco dijo...

Es verdad, hay que competir con alumnos y profesores y todo tipo de tuiteros y gente que salta de las redes sociales a la imprenta