domingo, 20 de julio de 2025

"Faust" de Johann W. von Goethe. Un acercamiento (I). Los gigantes de la sabiduría literaria. Orígenes de un mito moderno. Francisco Huertas Hernández

"Faust" de Johann W. von Goethe.
Un acercamiento (I). Los gigantes de la sabiduría literaria.
Orígenes de un mito moderno.
Francisco Huertas Hernández

Rembrandt van Rijn (1606-1669): "Een geleerde in zijn studeerkamer (‘Faust’)" (1652)
Rijksmuseum. Amsterdam.
Aguafuerte, punta seca y buril, con tono plancha sobre papel japonés.
"Un erudito en su estudio (Faust)" es un grabado de Rembrandt. La web del Rijksmuseum lo explica así: "Este erudito que experimenta una visión es una alegoría de la fe. La aparición ante la ventana representa la sabiduría divina, que los humanos solo pueden comprender de forma indirecta e incompleta. Sin embargo, Rembrandt permite que la luz sobrenatural brille visiblemente sobre la cabeza y los hombros del hombre. El papel japonés confiere a la impresión un tono agradable y cálido"


  El mito de Faust adquiere su plenitud en el magno poema de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) en dos obras casi antagónicas conocidas como "Faust I" (1808) y "Faust II" (1832). "Faust: der Tragödie erster Teil" (Fausto: Primera parte de la tragedia) es la más conocida, y su destino es paralelo al de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" (1605), primera parte del Quijote. En ambos, un protagonista solitario, ajeno al mundo, imbuido por un espíritu todopoderoso, quiere arrojarse en pos de lo infinito. Las aventuras de Faust y su guía infernal Mefistófeles, personaje cuasi bufonesco, siguen el esquema de las del hidalgo manchego y su escudero Sancho Panza. Las diferencias, no obstante, son abismales: Faust, doctor en medicina y oscuras artes alquímicas, se entrega a la lujuria engañando a la inocente Margarete (Gretchen), mientras que el otrora conocido como Alonso Quijano, profesa una castidad, propia del amor cortés, rayana en lo patológico, mezcla de devoción a una figura idealizada, un sufrimiento acrecentado por la ausencia y el culto a la virtud. Escribió José Bergamín (1895-1983) un bellísimo ensayo, totalmente olvidado, "La edad de Don Quijote" ("La corteza de la letra", 1957), donde señala que Don Quijote no tuvo infancia y murió virgen. 
 
 El "Fausto I" se inspira en la leyenda de un tal Faust, mago, alquimista y aventurero, coetáneo de Paracelso, nacido en torno a 1480 en Württemberg. Se dice que hizo aparecer a Homero a unos estudiantes en la taberna de Auerbach, en Leipzig, y partió a lomos de un tonel poco después. El joven Goethe vio los grabados que representaban estos sobrenaturales hechos mientras estudiaba en la Universidad de Leipzig (1765-1768). Este Faust histórico vivió hasta 1540, y ya en 1587 circuló su historia en un libro: "Historia del Doctor Johann Faustus, el famosísimo mago y nigromante: de cómo empeñó su alma a plazo fijo al Diablo, y de las singulares que vio y corrió él mismo, o provocó en los demás, hasta que finalmente recibió su bien merecida paga". En esta historia están Faustus, su ayudante Wagener (Wagner), el diablo Mephostophiles (Mefistófeles) con el que pacta, el Emperador y su corte, Elena de Troya (arquetipo de la belleza), con la cual tiene un hijo. Hay, pues, en esa primera irrupción faústica en la imprenta personajes de los dos Faustos goethianos, aunque no está Margarete, la figura más humana y dulce de todo el poema, pura invención del genio de Frankfurt am Mein.

 El gran éxito de este Faust de 1587 dio lugar a muchas versiones, hasta que en 1604 se publicó en Londres "The Tragical History of the Life and Death of Doctor Faustus" de Christopher Marlowe (1564-1593), escrita probablemente en 1592. El héroe marlowiano, un teólogo con aspiraciones divinizantes, no acepta la muerte como castigo del pecado, y recurre a magia y nigromancia, en busca de la inmortalidad. La fuerte religiosidad cristiana de la pieza teatral de Marlowe está ausente en el poema dramático de Goethe, decididamente orientado al mundo de los mitos helénicos en el "Faust II".

 La obra de Marlowe se representó en Alemania, y el joven Goethe la vio y leyó. Los teatros de guiñol convirtieron esta leyenda en parte del folclore popular. Por eso los lectores del "Faust I" en Alemania, podían reconocer perfectamente la trama. Hasta Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781) escribió su propio "Doctor Faustus", lamentablemente fragmentario, de corte racionalista, ya que el héroe del pensamiento se salva.

 El "Urfaust" (Fausto primigenio) de Goethe es la versión inicial de la obra en la que trabajó el resto de su vida. En 1775 ya estaba redactada cuando el literato llegó a Weimar. En esos azares (nombre que el destino recibe en las pacatas lenguas de quienes se niegan a admitir la predestinación) de la vida, una dama de la Corte, Louise von Göchhausen copió este "Urfaust", antes de que el escritor destruyera el manuscrito original, que nunca fue dado a imprenta, de ahí que hoy conservemos este testimonio inestimable de la evolución del libro. En 1887 Erich Schmidt lo publicó dándole el nombre actual. El Ur-Faust, alterna verso (Mefistófeles) y prosa (Fausto). Las escenas principales del "Faust I" están ya en este Proto-Fausto.

Francisco Huertas Hernández
20 de julio de 2025

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran aporte maestro

Francisco dijo...

Gracias amigos

Anónimo dijo...

Muy interesante, Francisco. 🤗

Anónimo dijo...

Las gracias a ti amado amigo http://adagioalamor.blogspot.com/2025/07/el-santo-evangelio-comico-segun-san-juan.html

Francisco dijo...

Gracias Laura

Francisco dijo...

Gracias fraternal amigo Christian