miércoles, 6 de julio de 2022

Diario de un Profesor de Filosofía (XVIII). Abandono, búsqueda y encuentro: la condición humana. Francisco Huertas Hernández

Diario de un Profesor de Filosofía (XVIII)
Abandono, búsqueda y encuentro: la condición humana
Francisco Huertas Hernández

Gran Hotel La Marina 1920
Altea (Alicante)
Viernes 1 de julio 2022
Foto de Francisco Huertas Hernández
Una "ascensión" difícil -con motivos ornamentales grabados en la experiencia de la escalada, en la escalera de la vida- y una puerta iluminada al final. La luz alumbra la escalera, infunde valor como meta preciada, proporciona visión al ojo y verdad a lo que ilumina. Esto nos recuerda la Alegoría de la Caverna de Platón

 Otro curso bien puede acabar, mas no cesa la vida. Una existencia concluye ineluctablemente, mas el fluir del ser sigue discurriendo. No me siento un profesor más, pues las competencias, los ámbitos, las codocencias y las digitalizaciones me resultan lejanas. Supongo que vivir filosóficamente es no quedarse en esas zaradanjas. La extrañeza es la situación del que piensa. En diálogo con una antigua alumna, hoy docente, tuve la intuición de la condición humana como un triple estado de abandono, búsqueda y encuentro. Una constante antropológica de disgregación, experiencia y fusión.

 El "abandono" es el nacer -"generación"-, una "separación" del ser que nos da la vida. La "madre" humana y ontológica, en uno de los primeros fragmentos de la historia de la filosofía: Anaximandro de Mileto (610-546 aC):

τῶν δὲ ἓν καὶ κινούμενον καὶ ἄπειρον λεγόντων Ἀναξίμανδρος μὲν Πραξιάδου Μιλήσιος Θαλοῦ γενόμενος διάδοχος καὶ μαθητὴς ἀρχήν τε καὶ στοιχεῖον εἴρηκε τῶν ὄντων τὸ ἄπειρον, πρῶτος τοῦτο τοὔνομα κομίσας τῆς αρχῆς. λέγει δ᾿αὐτὴν μήτε ὕδωρ ἄλλο τι τῶν καλουμένων εἶναι στοιχείων, ἀλλ᾿ ἑτέραν τινὰ φύσιν ἄπειρον, ἐξ ἧς ἅπαντας γίνεσθαι τοὺς οὐρανοὺς καὶ τοὺς ἐν αὐτοῖς κόσμους·

ἐξ ὧν23 δὲ ἡ γένεσίς ἐστι τοῖς οὖσι, καὶ τὴν
φθορὰν εἰς ταῦτα γίνεσθαι κατὰ τὸ χρεών
διδόναι γὰρ αὐτα δίκην καὶ τίσιν ἀλλήλοις
τῆς ἀδικίας κατᾶ τὴν τοῦ χρόνου τάξιν,
ποιητικωτέροις οὕτως ὀνόμασιν αὐτὰ λέγων

(Fragmento de Anaximandro de Mileto. Simplicio, In phys. 24. 13-21. Teofrasto, Opiniones de los físicos, frg. 2)

De entre los que dicen que [el principio] es uno, en movimiento e infinito, Anaximandro, hijo de Praxíades y sucesor de Tales de Mileto, dijo que el principio y elemento de las cosas existentes es lo ápeiron, siendo el primero en introducir este nombre de ‘principio’. Dice que este no es ni el agua ni ninguno de los llamados elementos, sino una naturaleza distinta e indeterminada de la cual llegan a ser los cielos todos y los mundos dentro.

de ellos; desde los cuales hay generación para las cosas que son y en ellos tienen su destrucción según lo que debe ser (la "deuda"); en efecto, ellas expían y reparan la injusticia recíprocamente según la disposición del tiempo, diciendo así estas cosas con nombres bastante poéticos

(27. 6D 6
LM / 12A 9, 12B 1 DK)

 El "abandono" del seno del ser, del "principio" unificador, es la "generación" de las "cosas que son". ¿Por qué llora el bebé humano al nacer? La expulsión del Paraíso de Adán y Eva. La sensación de haber sido "arrojados" al mundo de las cosas es lo que Jean-Paul Sartre (1905-1980) expresó en su famosa frase: "L'homme est condamné à être libre". La condena de la soledad, del vacío, de la oposición de las otras cosas-cuerpos-conciencias.
 No hay mayor dolor en la vida que el abandono, y se da en tres ocasiones: al nacer, al perder (morir/marchar/ser traicionado) al ser amado, y al temer la propia muerte/partida. El abandono es la "disgregación" de la unidad amorosa y vital que nos mantenía.

 El psicoanalista Otto Rank (1884-1939) sostuvo que "el trauma del nacimiento" (das Trauma der Geburt) es la experiencia más dolorosa de la vida humana. En una conferencia en la Universidad de Minnesota en 1938 dijo:

"La vida en sí misma es una mera sucesión de separaciones. Comienza con el nacimiento, pasa por varios periodos de destete y el desarrollo de la personalidad individual, y finalmente culmina con la muerte, que representa la separación final. Al nacer, el individuo experimenta el primer choque de la separación, que a lo largo de su vida se esfuerza por superar. En el proceso de adaptación, el hombre se separa persistentemente de su antiguo yo, o al menos de aquellos segmentos de su antiguo yo que ya están superados. Como un niño al que se le ha quedado pequeño un juguete, se deshace de las viejas partes de sí mismo para las que ya no tiene uso..."

 El neurótico carece de la capacidad de "separarse" de las capas de su antiguo "yo", añade Rank. El "neurótico", debido al miedo y a la culpa, no puede "desprenderse" del pasado, no acepta el cambio -"separación"-, y "permanece suspendido en algún nivel primitivo de su evolución". Decir "adiós a las cosas, los tiempos y los seres" es lo que ni el neurótico ni el filósofo quieren. Porque si el filósofo investiga el principio, éste no es pasajero.

Michelangelo Buonarroti: "Creazione di Adamo"
Volta della Cappella Sistina
Città del Vaticano. Roma
La búsqueda

 Quien siente el abandono emprende la búsqueda del origen, o la salida del túnel o cueva de nuestra existencia. Extendiendo la mano -el alma- hacia lo "Otro", hacia el "Principio", como el Adán que pintó Michelangelo Buonarroti (1475-1564) en la Capilla Sixtina, emprendemos la "búsqueda" de sentido, de totalidad y verdad. El "prisionero" "liberado" de sus "cadenas" en la caverna de la Alegoría de Platón (427-347 aC) inicia el "ascenso", el camino de la educación que culmina en el conocimiento de la Idea más perfecta: el "Bien", cuyo símbolo es el "Sol". Y, sin embargo, la verdadera búsqueda humana es el amor, o lo que el amor revela: la Belleza, que es el Bien. Para amar hay que necesitar. Para amar hay que haber sido abandonado. Para buscar la verdad, el bien y la belleza, hay que estar carente de ellas. Esa es la situación intermedia del "filósofo" que Platón pone en boca de Sócrates, que, a su vez, cita a la sacerdotisa Diotima, en "Banquete": el filósofo es amante, porque no tiene, pero busca, es "el que ama la sabiduría".

 Anaximandro nos sitúa en el origen del dolor: "el nacimiento" o "disgregación" del ser, el "abandono" del Todo. Platón nos indica un camino de regreso, duro camino, "mortal" porque nos cuesta la vida, en su brevedad, su apariencia, la hostilidad de los "otros" y la "escisión" de ser almas encerradas en cuerpos. Si el cuerpo inicia la búsqueda en el "deseo" de otros cuerpos, que hay que mirar, tocar, oler, oír, degustar, son esos "cuerpos" bellos un simple "reflejo" de lo que de verdad queremos: la totalidad de lo bello, más allá de estos resplandores efímeros de lo físico. La búsqueda del "saber" que trasciende el deseo. La "erfahrung" (experiencia) es un "hacerse" en el movimiento del deseo, de la voluntad, del camino del saber. La búsqueda humana es nuestra experiencia.

 Y el encontrar -azaroso o laborioso- es, sin duda, la más feliz de las condiciones humanas: la meta o el milagro del bien que nos viene. El buscador abandonado es ansioso, pero el que halla es feliz. El amor es encuentro. La verdad es encuentro de pregunta, método y respuesta. Hans-Georg Gadamer (1900-2002) plantea un "acontecer" como "proceso" del "ser" sin una finalidad extramundana o un fundamento racional trascendente. El "encuentro" no es un mero "acontecer" con las cosas, las tradiciones y los significados mundanos. Es una "vivencia" de "fusión", una "restitución" de la "unidad perdida". El acto sexual del amor, la contemplación estética en el sentimiento "oceánico" de lo "sublime", el "descubrimiento" científico de una "verdad", el "logro" deportivo, la "revelación" de un "nexo" de Totalidad del Universo de lo que vemos, sentimos y entendemos en un "instante significativo"...

Pilar Sordo. Ser feliz
La lista de las cosas felices que escribió Jaime, un hombre ciego de 40 años
El encuentro
Vídeo compartido por Rosana Beatriz Ruiz Díaz

 Y como el filósofo, muchas veces, se aleja de las cosas sencillas de la vida, quiero dejar la palabra a la terapeuta Pilar Sordo que contó la historia de un hombre ciego de 40 años llamado Jaime, con depresión, al que le pidió que apuntara todas las cosas buenas que le pasaban en el día. La doctora Pilar Sordo critica a los "discapacitados del alma" que somos todos nosotros, con nuestra falsa "omnipotencia"y que "hacemos lo posible por que no se note", mientras la del "ciego" la "vemos", aquellos, que usando mis términos arriba expuestos, somos incapaces del "encuentro" con las cosas, con los seres. Esta es una parte de la lista de Jaime:

"la temperatura de la ducha en la mañana; la maravilla de secarse el cuerpo con una toalla seca; el poder meterse en una cama con sábanas limpias; poderse acostar con un piyama limpio; el olor a pan tostado; la textura de la salsa de tomate a la hora del almuerzo; el sol pegándome en la cara cuando camino; el olor a jazmín; las chispitas de la Coca Cola pegándome en la nariz; la gentileza de una cajera en el supermercado..."

 La psicóloga se encoleriza con todos nosotros, que vivimos cada día todo esto, "porque estamos más ciegos que Jaime, y no vemos nada". No "encontramos" nada, diría yo. "Por eso -añade la psicóloga- tenemos una generación de niños tremendamente mal agradecidos que son capaces de penquearse una mamá porque se demora 10 minutos en ir a buscarlo al colegio... niños que no han aprendido a valorar nada de lo que tienen, y eso es producto de nosotros... nunca ellos nos han visto decir que la ducha estaba exquisita, que la toalla estaba suave, que gracias a Dios tenemos un pan tostado para comer, que los que tenemos la fortuna de tener nuestras necesidades básicas satisfechas cada vez nos hemos vuelto más insatisfechos, y cada vez esperamos cosas distintas para poder ser felices, sin entender que la felicidad es una decisión... que depende de la capacidad de registrar las cosas que tengo, y no las que me faltan... Ser feliz es un tema de actitud, y yo puedo estar permanentemente feliz, no siempre contento, en la medida en que logre encontrar sentido a lo que hago"

 El "encontrar" es "descubrir" el "sentido". No hay sentido de la realidad sin el encuentro con ella. Ni encuentro con ésta sin que adquiera sentido, un "ver", "sentir" y "entender" que "revela" una "plenitud" "reconquistada", nuestro "retorno" a la "totalidad" rota al nacer, el sentido del encuentro es la fusión con la tostada, con las gotas del agua en la ducha y el calor del sol en el rostro... es el "amor"

Prohibido el acceso a toda persona ajena al ser
Una placa abandonada a la que faltan letras. Humor filosófico
Me encanta el olor a Heidegger por las mañanas...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Maravillosoo

Rosana Ruiz dijo...

Tenés razón, me gusta. Muchas gracias por compartirlo. Un abrazo desde Uruguay