1. Leer a Platón es un gran placer. Es incluso una gran alegría. Los textos admirables presentan una perfección de la forma y una profundidad que resisten al paso del tiempo. Están siempre vivos.
2. En los primeros Diálogos –socráticos- la discusión siempre queda sin concluir.
3. El rol de Sócrates es examinar a los otros. En cuanto a él, sólo sabe una cosa: que no sabe nada.
4. Pero la enseñanza de los Diálogos es una lección de método: Sócrates nos enseña el uso y el valor de definiciones precisas de los conceptos empleados en la discusión. La lengua común es el punto de partida de la reflexión filosófica. La discusión dialéctica tiene como fin sobrepasarla.
5. En todo diálogo hay al lado de dos personajes patentes -los dos interlocutores que discuten-, un tercero, invisible: el lector-oyente (lecteur-auditeur)
6. Para Platón la ciencia verdadera no se aprende en los libros, no se impone al alma desde fuera. Está en ella misma. Es gracias a su trabajo interior como se alcanza, se descubre.
7. Platón nunca pretendió que la ciencia (el saber) fuera accesible a todo el mundo. Enseñó lo contrario. Por eso la dificultad propia del diálogo -inacabado, exigiendo un esfuerzo personal al lector-oyente- no es un defecto sino una ventaja: permite separar a los que comprenden de los que no.
8. En tres secciones siguientes Koyré analiza tres importantes Diálogos platónicos: “Menón” (de la virtud); “Protágoras”; “Teeteto” (de la ciencia)
9. El problema político es esencial en la obra de Platón. Ningún griego -especialmente ateniense- podía desinteresarse de la vida política, y menos el joven aristócrata Platón, hijo de Aristón.
10. Para Platón el problema filosófico y el político son uno solo.
11. Toda su vida filosófica ha sido determinada por un acontecimiento eminentemente político: la condena a muerte de Sócrates. Sócrates debía morir porque era filósofo, porque no había lugar para él, para el filósofo, en la ciudad.
12. Entonces, ¿qué hacer?, ¿cómo vivir? ¿Huir de la política -retirándose de la ciudad- como propondrán los epicúreos y los estoicos, refugiándose en la vida privada, el estudio, la contemplación?
13. El filósofo, extranjero en la Ciudad, en toda Ciudad terrestre, ciudadano del Reino del espíritu, ciudadano del Cosmos. Esa es una solución posible. Pero como la vida humana, plena y entera, es imposible fuera de la Ciudad. Esa es la lección de Sócrates que jamás quiso separarse de la Ciudad, de la suya.
14. No hay más que un solo medio para salir del dilema: hay que reformar la Ciudad, lo que será un bien para la Ciudad y para el filósofo. Pues la Ciudad que condenó a Sócrates era malvada y enferma (mauvaise et malade). Ella le condena, porque siendo injusta no podía soportar al hombre justo en su seno, porque siendo ignorante no podía sufrir al hombre que poseía el saber, y que le mostraba su ignorancia y su iniquidad.
15. Pero, ¿quién puede reformar la Ciudad injusta e ignorante -injusta por ignorante- sino el que sabe: el filósofo? El saber, sin embargo -el ejemplo de Sócrates lo prueba- no es suficiente. Es necesario aún el poder (Le savoir, toutefois, -l’exemple de Socrate le prouve- n’est pas suffisant. Il faut encore le pouvoir)
16. Para que la vida humana, una vida digna de ser vivida, sea posible, es necesario que los filósofos se conviertan en reyes, o los reyes, filósofos. La idea de que el filósofo debe ser el jefe o rey de la ciudad forma la base de “La República”
17. Esta ciencia “real” es la ciencia del bien y del mal, de lo justo y lo injusto, es decir, la filosofía.
18. La reforma de la Ciudad -política y moral, pues para Platón la moral no se separa de la política- supone e implica previamente una reforma de la educación.
19. Es necesario demostrar -o mostrar- que la formación filosófica vale más que cualquier otra y que es al filósofo al que incumbe el deber y el derecho de instruir a la juventud, formar y educar a las élites.
20. Platón rechazará los dos modelos educativos existentes en Atenas. El tradicional, basado en los mitos, porque enseña que los dioses son inmorales. Y el de los sofistas por defender el relativismo y negar la existencia de la justicia y la virtud. El sofista es el contraejemplo del verdadero filósofo, como el tirano del verdadero jefe de estado justo.
21. En “La República” Platón propone la Ciudad Ideal (Ciudad Perfecta). ¿Cuál es el tema principal: la justicia o la constitución de la Ciudad Perfecta? Esa pregunta es moderna, pero no griega. Para los griegos moral (justicia) y política (Estado/Ciudad) son lo mismo, es decir: filosofía.
22. Platón en el estudio de la Ciudad, empieza por su nacimiento, pero no acude a la historia. Como racionalista no siente ninguna estima por la historia. Su método es constructivo, imitando el de los geómetras. La génesis de la Ciudad es ideal.
23. La Ciudad es como el alma humana en mayúsculas. Habiendo leído las letras grandes de la Ciudad podremos entender mejor la segunda.
24. En sucesivas páginas magistrales Koyré analiza el modelo educativo que siguen los jóvenes de la Ciudad Ideal. Las tres clases: artesanos/labradores, guardianes, filósofos-gobernantes. Su relación con distintas virtudes o partes del alma. El ascenso a la contemplación del Bien. Finalmente dedica una sección a las Ciudades Imperfectas o tipos de gobierno, en escala decreciente, no partiendo de los casos observados, sino del modelo ideal descrito.
25. Desde luego recomendaros este libro a cuantos quieran estudiar la carrera de Filosofía, que, aunque fue traducido al español en Alianza Editorial en 1966, es difícil encontrar en esta lengua. Aunque por supuesto las dos obras de referencia siguen siendo las monumentales: * Werner Jaeger: “Paideia. Los ideales de la cultura griega”. FCE. México; y * W. K. C. Guthrie: “Historia de la Filosofía Griega”. Gredos. Madrid
4 comentarios:
Sensacional aporte
Gracias lector
Buen artículo para sacar material de cara a selectividad, me lo guardo para mi hija Ángela. Muchas gracias!
Gracias lector o lectora. Efectivamente es muy útil para la prueba de acceso a la universidad
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