viernes, 13 de octubre de 2023

Origen conciencia moral & responsabilidad. Ética. 4º ESO C. Clase nº 9 (Ampliación). 13-9-2023. Profesor: Francisco Huertas Hernández. 2023-2024. IES Dr. Balmis. Alicante

Origen de la conciencia moral y responsabilidad moral
Educación en Valores Cívicos y Éticos. 4º ESO C
Clase nº 9 (Ampliación). Viernes 13 octubre 2023
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2023-2024
IES Dr. Balmis. Alicante


Origen de la conciencia moral y responsabilidad moral
Educación en Valores Cívicos y Éticos. 4º ESO C
Clase nº 9. Viernes 13 octubre 2023
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2023-2024
IES Dr. Balmis. Alicante
Pizarra escrita por Roberta Sulea Ilies


 El conflicto moral, sea interno o externo, incluyendo el social, es el desencadenante que nos lleva a preguntarnos por nuestra responsabilidad moral y qué valores elegimos. En situaciones de confrontación con otra persona, o con los dilemas morales internos que nos surgen, entramos en crisis existencial: ¿por qué hacer esto y no lo otro?, ¿apoyo la justicia o mi beneficio propio, aunque cause injusticia a otro?, ¿defiendo a quien realiza actos inhumanos porque es mi amigo, mi socio?, ¿reivindico mis derechos como trabajador, soldado, consumidor, hijo, alumno o paciente, frente al silencio y el miedo de los que están en mi misma situación?, ¿debo ser leal o veraz?, ¿es moral mentir piadosamente para no hacer daño aunque cuando se descubra causaré más daño y perderé la confianza de la persona a la que mentí?, ¿puedo actuar racionalmente cuando mis tendencias naturales -emocionales o instintivas- ejercen fuerza sobre mí? En definitiva: ¿soy responsable de lo que decido y hago?

 Franca definió "responsabilidad moral" como "asumir las consecuencias de tus actos". ¿Ante quién? Lógicamente ante los demás, que suelen ser los que reciben o padecen nuestras acciones. Pero, sobre todo, tenemos que responder ante nosotros mismos, ante nuestra "conciencia moral". El filósofo español José Luis López Aranguren (1909-1996) -con el que pude hablar en persona, en Ávila en 1994- escribió en su libro "Ética" (1958):

"Pero realizadas (mis acciones), ¿dónde? Por supuesto en la realidad exterior a mí, en el mundo; pero también -y ésta es la vertiente que aquí nos importa, porque es la vertiente moral- en sí mismo, de modo que quedan incorporadas a mi propia realidad. Así se comprende este carácter constitutivamente moral, responsable de sus actos porque los proyecta y realiza libremente; pero con una paradójica libertad necesaria, pues, según vio ya Ortega y Gasset, somos «a la fuerza libres»".

 Así, la "responsabilidad moral" es la "obligación" de reconocernos autores de nuestros actos, ante mi propia conciencia, y ante los otros -la sociedad, el mundo-. Pero, ¿puede haber responsabilidad sin libertad? Evidentemente no. Volviendo a la hipótesis del neurocientífico Paul D. MacLean (1913-2007), sobre la existencia en el Homo Sapiens de "tres cerebros" (The triune brain) en su desarrollo evolutivo -uno instintivo (ganglios basales), otro emocional (sistema límbico), y otro racional (corteza cerebral)-, diríamos que con instintos y emociones no podemos elegir, es decir, ser libres. Si la "libertad interna" -a diferencia de la "libertad externa" (no tener coacciones desde fuera)- consiste en la "capacidad de elegir", pensando antes de decidir, está claro que únicamente somos "responsables" si hemos sido "libres" al elegir.

 Incluso, en el caso de estar sometidos a "coacción externa" (por ejemplo: que nos amenacen de muerte para impedirnos realizar un acto), nuestra "libertad interna" nos permite elegir la opción contraria a nuestro instinto de supervivencia. El gran filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) llamó "autonomía" a esta "libertad interna". Kant defiende la "autonomía moral" (capacidad de darnos a nosotros mismos nuestras normas morales) (αὐτός=sí mismo, νόμος=norma). La ética de Kant defiende que como somos "seres racionales" podemos encontrar en nosotros mismos (conciencia moral) "deberes morales" "universales".

 Vamos a recordar el ejemplo clásico que siempre se usa para explicar la ética de Kant: ¿es moral el comportamiento de una madre que cuida a su hijo únicamente por amor? La respuesta kantiana es, obviamente, que no. Ninguna acción que se base solamente en emociones es moral, porque es subjetiva, y no universal. Nuestras emociones cambian continuamente: si la madre deja de amar a su hijo, ¿desaparece su obligación moral de cuidarlo? Claro que no. Por tanto, la libertad que hace posible la elección de la madre es una "libertad racional". No hay otra. La libertad basada en el instinto no es libertad. Los animales no pueden elegir ser carnívoros si son -instintivamente- herbívoros, ni vivir en árboles si son peces.

 El ser humano puede elegir casi cualquier cosa, al menos, mentalmente, porque es "autónomo", no "heterónomo". La "heteronomía moral" (las normas morales proceden de otro) (ἕτερος=otro, νόμος=norma) fue rechazada por Immanuel Kant. La "heteronomía moral" es contraria a la razón y la libertad interna en las que debe basarse la ética, pues si las normas proceden de fuera de nuestra conciencia moral (razón), nuestra voluntad ya no está dirigida por nuestra razón, sino por la voluntad de otros. La heteronomía moral es necesaria cuando el niño aún no tiene capacidad de pensar por sí mismo, y distinguir lo bueno de lo malo. Pero anula la libertad racional (interna) del sujeto moral cuando éste ya puede decidir por sí mismo.

 Y los instintos y emociones forman parte de la "heteronomía moral" porque nos dominan irracionalmente, impidiendo tomar las mejores decisiones, que siempre son racionales

 Imaginemos una madre buena en sentido moral porque cuida a su hijo. Según Kant actuaría por una decisión racional. Kant lo explica así: a) todas las madres en mi situación deberían cuidar a su hijo. Esto es "racional". Por tanto, el "deber moral" autónomo (que cada madre decide por sí misma) de cuidar al hijo es "universal" (obliga -desde la autonomía moral- a todas las madres); b) debo cuidar a mi hijo, porque es racional tratarlo como un "fin" (valioso), y no como un "medio". Si yo cuidara a mi hijo solamente por el sentimiento del amor, lo estaría usando como un "medio" para sentirme yo bien, dice la madre racional

 Comenté en 4º ESO C acerca de este ejemplo que hay madres que "recuerdan" a sus hijos la obligación (?) de "cuidarlas" en la ancianidad, "devolviéndoles" lo que éstos recibieron de niños. Esto sería totalmente inmoral en la ética kantiana: pues "usaría" como un "medio" a mi hijo, exigiendo una "reciprocidad" más propia de un contrato interesado, donde se busca el beneficio y no la moralidad.

 Hemos visto que las decisiones que tomamos dependen de la conciencia moral que distingue racionalmente lo que está bien de lo que está mal, antes de elegir. Pero, ¿de dónde procede la conciencia moral? ¿Cuál es su origen?

 En clase, entre todos, dimos cuatro respuestas posibles:

 a) la conciencia moral se forma en el ambiente (entorno) social en el que el niño crece. Primero es la familia la que le dice lo que está bien, o mejor, lo que está mal. Es ingenua la manera en que los padres de todos los tiempos señalan al pequeño lo que está mal, diciendo "caca". Una imagen pre-racional del valor de las cosas o acciones se va formando en los primeros meses y años de vida. Luego, llegan los amigos -antes este mundo era la calle- con valoraciones ligadas al juego (lúdicas) y la exploración del mundo. Después viene la escuela, una institución que trasmite valores acerca del bien centrado en la cultura, el saber, la ciencia, el respeto, el esfuerzo, la superación, la cooperación. Una conciencia moral formada en la escuela identifica la cultura y la educación con uno de los mayores "bienes" que ofrece la vida humana. La cultura (p. ej: los libros) nos hace más racionales (más sabios) y, por tanto, más libres. Y hay un cuarto "agente socializador", trasmisor de valores morales: los medios de comunicación, con internet desplazando claramente a la televisión y el cine. Mencioné casos de niños que se lanzaron por la ventana "imitando" los "poderes" de "Superman", héroe de comics y cine. Por no hablar de las redes sociales, en las que se adquiere identidad de grupo;

 b) otro origen posible de la conciencia moral es la herencia (genética) que puede formar personas con predisposición a la generosidad, o, al revés, a la frustración y la agresividad. Este "determinismo genético" representado por la "sociobiología" del biólogo norteamericano Edward O. Wilson (1929-2021) mantiene que comportamientos como la cooperación, la agresión, la territorialidad, los sistemas sociales y la elección de pareja son heredados y compartidos por animales y humanos. Habría así genes que predisponen al altruismo (generosidad) y se ven favorecidos por la "selección natural" de la que habla Charles Darwin en su Teoría Evolutiva
 El peligro de "discriminar" a los niños atribuyéndoles "malos genes" y reducir el peso de la "libertad interna racional" en la conducta humana es una objeción a esta teoría;

 c) la libertad y autonomía personal pueden explicar también cómo surge la conciencia moral. Éste es el enfoque de Kant, aunque no explica tanto el surgimiento como la madurez de la razón. Está claro que los niños al principio solamente obedecen por premios, castigos, imitación y condicionamiento, pero, luego, aprenden a pensar, y valorar lo que está bien y mal de manera "autónoma". Llegan a ser libres cuando pueden decidir por sí mismos, incluso rechazando lo que aprendieron en su entorno familiar o social, y venciendo las tendencias naturales. Si no fuéramos capaces de "construir" nuestra propia vida, eligiendo autónomamente seríamos animales o máquinas. Ya sabemos que hay muchos individuos que simplemente repiten las conductas mayoritarias sin reflexión ni elección personal. Estos sujetos obedecen sin más repitiendo las consignas de la televisión y usando tópicos y frases vacías de moda. Son "heterónomos", según Kant. Para este autor da igual si siguen a la masa, a sus instintos o emociones, en todo caso, actúan irracionalmente;

 d) Dios es la justificación de la conciencia moral del creyente. En cada religión hay una moral (código de normas de buen comportamiento) que procede del ser divino. Pensemos en las Tablas de la Ley de Moisés, en la Biblia, para los cristianos; o los cinco pilares en el Corán, para los musulmanes: profesión de fe (shahada), oración (salat), limosna (zakat), ayuno (sawm) y peregrinación (hajj).
 Los ateos (niegan la existencia de Dios) y los agnósticos (indiferentes a la existencia de Dios) no admiten el origen divino de la conciencia moral humana.

 Tras todo esto, cabe preguntarse cómo afecta el origen de la conciencia moral a la responsabilidad moral. Si nos piden cuentas por lo que hemos hecho y decimos que no hemos sido nosotros, que la culpa es de la educación de nuestros padres, maestros y youtubers, o que son nuestros genes, o que Dios me lo mandó, estamos rechazando ser "dueños de nuestros actos". Puede que la ética, tan desprestigiada y pisoteada, tenga que doblar su rodilla ante estos sujetos que no asumen su responsabilidad, pero cuando pasamos al campo del Derecho y las Leyes del Sistema Judicial, esto ya no vale. Un acusado, en su sano juicio, es decir, con su uso de razón, y, por tanto, su capacidad de elección intactas, debe "responder" ante el juez, y será castigado, sin que se admita la excusa infantil de que la culpa es de "otros". No fueron "otros" los que cometieron el delito por el que se te juzga. Y no serán esos "otros", en los que te escudas, los que serán condenados. Aunque hay discusiones terribles en la Ética (Filosofía) y las Ciencias Sociales (Sociología, Antropología) sobre la existencia de la libertad interna o si estamos "determinados" (ausencia de libertad) -"económicamente", "geográficamente", "genéticamente" o "socialmente"-, en el Derecho se da por supuesta la libertad. Por eso se condena a una persona, porque actuó sabiendo lo que hacía. La responsabilidad penal (se basa en la responsabilidad moral) es el deber jurídico que se le atribuye a un individuo que hubiera cometido un delito o hubiera implicado en la consumación del mismo.

 Terminaré esta disertación que se inspira parcialmente en la clase de hoy sosteniendo que la razón y la libertad son los fundamentos de todo acto humano adulto. Que la responsabilidad moral (civil y penal), que deriva de ellas, obliga al sujeto que realizó la acción a asumir sus consecuencias, presuponiendo en él "autonomía" para tomar sus propias decisiones, y, por tanto, ser castigado o premiado. Como la responsabilidad moral se da, en primer lugar, ante uno mismo, ante la conciencia, hay dos consecuencias morales de la acción. El premio moral siempre nos dijeron que era la satisfacción moral de haber actuado bien, haber cumplido con nuestro deber moral. Por otro lado, el castigo moral en forma de culpa, miedo a ser descubierto, remordimiento y arrepentimiento, actúa socavando la confianza y seguridad en uno mismo, haciéndonos más infelices y débiles.

Francisco Huertas Hernández
Viernes 13 de octubre de 2023

Posdata:

 Tengo que hacer una puntualización muy importante. En una sociedad desigual económicamente y en términos de poder de expresión y acción, las leyes del Derecho son la expresión de esa correlación de fuerzas. Dicho en términos un tanto simples: el Código Penal de un país capitalista protege los intereses de los ricos (bancos, empresas multinacionales...) frente a los derechos de las clases medias o pobres. Si condenamos al que se rebela contra la injusticia olvidando las causas de la desigualdad y la opresión estamos legitimando un Derecho punitivo -siempre el Derecho lo es- que perpetúa la estructura de poder. En la reflexión sobre la responsabilidad moral y penal de un individuo yo había olvidado esta variante fundamental. Somos seres sociales, y estamos, efectivamente, condicionados por la economía y la ideología que la justifica

 Y como ejemplo, quiero denunciar el "delito de odio" que el Código Penal español introdujo en 2022 en su artículo 510, que supone, arbitrariamente la potestad de un juez para perseguir la libertad de expresión, o las leyes que protegen a los bancos en los casos de desahucios de viviendas de personas desfavorecidas

7 comentarios:

El Novel Eterno dijo...

Es impresionante que, por primera vez en mi vida, este de acuerdo en algo con Kant. En efecto, la racionalidad, el acto de pensar y de discernir el bien del mal (algo fundamental mentalmente hablando en cualquier persona sana) es fundamental, si no imprescindible para, a posteriori, ser libres y elegir los actos que cometemos o no.

El ejemplo de la madre es la mar de interesante y ejemplificador (valga la redundancia), ya que toda madre, más allá del amor subjetivo que procede a su hijo/a. Siempre cuidará de él ya que es algo no solo moralmente aceptado en la sociedad actual (aunque me temo que muchos valores éticos se están perdiendo), si no que es algo racional.

Lo dicho, un gran ejemplo el que da Kant y una gran entrada que, nos demuestra, desgraciadamente, que la mayoría de la sociedad está atrapada en cavernas de placer y emocionalidad desbordante. Mis felicitaciones Francisco. Siga escribiendo estas maravillas.

Laura A dijo...


Embelesada, maravillada delante de tu explicación. Auténtico placer y auténtica delicia leerlo y constatar el buen empleo y uso de las palabras. De ti, siempre aprendiendo.

Francisco dijo...

Muchas gracias Andrés

Francisco dijo...

Gracias amiga Laura

Francisco dijo...

Andrés, tu reflexión final platónica es muy oportuna

Anónimo dijo...

Grande el Maestro

Francisco dijo...

Muchas gracias lector