"¿Vendrán los Reyes Magos con tanto frío?". Sobre la ópera "Andrea Chénier". La Semana. Domingo, 10 de diciembre de 1899. Amado Nervo.
Observaciones y evocaciones de Francisco Huertas Hernández
24 de noviembre de 2019
Alicante
La Semana. Domingo 10 de diciembre de 1899.
Sobre la ópera "Andrea Chénier" de Umberto Giordano y Luigi Illica.
Amado Nervo
Mi alma repite a menudo las ingenuas y divinas palabras de la Condesita Magdalena a Chénier, en el segundo acto de la gran ópera:
- Sono sola e ho paura! (¡Estoy sola y tengo miedo!)
Se acerca la Nochebuena, la santa noche, la única e incomparable, y hace frío. "Ella" es huérfana, y no quieren darle uno de esos cariños que acarician el corazón y lo melifican. Es muy noche; es la hora "¡en que las cosas y los remordimientos duermen!", y temblando de frío va a poner su zapatilla a la ventana.
También para los pobres, para los que siempre están tristes, para los que no dan luz, pero tampoco proyectan sombra en la vida, pasan los Reyes Magos -¿verdad, Cristo niño y misericordioso?-. Y la pobrecilla espera. Al abrir la ventana ha entrado sollozando a la estancia una ráfaga de aire helado, y ella se estremece.
Qué, ¿vendrán los Magos con tanto frío?
El termómetro marca tres grados bajo cero. Las casas de la Colonia, techadas a la europea, están blancas de nieve. Pero los Reyes Magos tienen grandes abrigos de armiño, caftanes ricos, zapatillas forradas de sedeña felpa.
La pobrecilla se recoge en su lecho, pero no duerme, el ojo avizor, atento el oído al rumor más tenue...
¿No vendrán porque es pobre? Y está triste y llora mucho sin causa.
Pues qué, ¿para las almas humildes no hay Reyes Magos? Sí que los hay. ¿No era, por ventura, humilde el Salvador?... Su glorioso lecho un pesebre fue..., ¡y vinieron!
¡Alma mía, también para ti vendrán! ¡No te duermas!
Amado Nervo
Domingo 10 de diciembre de 1899
Umberto Giordano: "Andrea Chénier" (1896)
Acto II: "Udite! Son sola! Ora soave, sublime ora d'amore!" (Maddalena/Chénier) · Maria Callas · Mario Del Monaco · Orchestra del Teatro alla Scala, Milano · Antonino Votto
La interpretación excelsa de Callas en 1955 en directo en la Scala de Milán, con Mario del Monaco
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Observaciones y evocaciones sobre un texto de Amado Nervo. Por Francisco Huertas Hernández
Martes, 24 de diciembre de 2024
Mi alma repite a menudo canciones que sonaban en las emisoras de radio más lejanas en aquellas noches de verano cuando las ondas del transistor traían apenas una ráfaga reconocible, y evoca congojas que despertaron palabras precisas y bellas de grandes novelas del siglo XIX o diálogos entrecortados de películas vistas tantas veces... Un mundo de objetos: la radio, los discos, los libros, la televisión, las salas de cine. Y esas Nochebuenas en que me pasaba por librerías de saldo y tiendas de discos atestadas de compradores de éxitos, villancicos o películas en VHS.
Acá en Europa las Navidades eran frías, y a través de los cuentos, las leyendas y las películas siempre había nieve y abetos... en nuestra alma. Antes de que supiera que los Reyes Magos eran quienes eran, antes de trazar las hipotenusas con cartabón (quartabono) y distinguir los hiatos, los calderones y los travellings, ya sentía quella solitudine, che era la maschera della paura. "Son sola e minacciata! Son sola al mondo! Ed ho paura!", dice Maddalena de Coigny. Estar solo es tener miedo. Martin Heidegger entiende la soledad como una carencia del constitutivo "mitsein" (estar con) que somos. En la soledad se abre el abismo de la ausencia de sentido. Por eso la infancia debe ser una compañía perpetua, mas ya tendrá el niño la desdicha de ser abandonado, e iniciar la búsqueda tortuosa del amor. Los mitos de protección, como los Reyes Magos, los μάγοι -portadores del misterio, oriental como todos los misterios- que traen presentes (tesoros minerales y vegetales) al niño para no recordarle que nacemos y morimos solos, aunque seamos "seres con otros" durante el paso por los años y los caminos, los "mitos de protección" inundan los cielos, el horizonte, los mares, los bosques, de seres mágicos que nos guían, consuelan y custodian, para que no lloremos en las noches de estrellas lejanas. La Nochebuena, tradición cristiana construida durante los primeros siglos, es fría en Europa, hermanos del Cono Sur, y en el frío la soledad llora, como vuestro bandoneón, y el alma tirita como los niños a los que sus padres han abandonado. Los mitos de protección son imágenes cálidas y resplandecientes para los inviernos fríos, y el poeta Amado Nervo acaba su escrito con palabras de niño:
"Pues qué, ¿para las almas humildes no hay Reyes Magos? Sí que los hay. ¿No era, por ventura, humilde el Salvador?... Su glorioso lecho un pesebre fue..., ¡y vinieron!
¡Alma mía, también para ti vendrán! ¡No te duermas!"
El poeta habla a su alma religiosa e infantil, y presiente la cercanía -o "des-alejamiento" (Ent-fernung) heideggeriano- de su gran amor, Ana Cecilia Luisa Dailliez (la "amada inmóvil"), que el amor erótico trae la protección envuelta en el deseo, la luz en el fuego... y todos los tesoros de los μάγοι, pues el tesoro mayor del existir humano es sentir la protección de los cielos en la tierra...
Francisco Huertas Hernández
Martes, 24 de diciembre de 2024
3 comentarios:
Que hermosura, por Dios
Que lindo
”la infancia debe ser una compañía perpetua”…para no recordarle que nacemos y morimos solos.
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