Mijail Bulgakov: "Мастер и Маргарита" (El Maestro y Margarita) (1929-1940).
2º Ensayo.
Estructura y Convergencia.
Francisco Huertas Hernández
Mijail Bulgakov y Yelena Bulgakova.
В квартире №50 на Большой Садовой, 10 жил легендарный писатель Михаил Булгаков вместе со своей женой. Именно сюда он «поселил» одного из главных героев романа «Мастер и Маргарита» Воланда.
En el apartamento n° 50 de la Bolshaya Sadovaya, 10 el legendario escritor Mijaíl Bulgákov vivió con su esposa. Fue aquí donde se instaló Woland, uno de los personajes principales de su novela "El Maestro y Margarita"
La novela es la "épica de una era" (Epopöe eines Zeitalters), según György Lukács (1885-1971) en "Die Theorie des Romans" (1916). El lector de la novela contemporánea anhela la totalidad que ya no puede abarcar. La vida se ha vuelto compleja y fragmentaria, y el narrador tiene esa capacidad -destino- de articular con mayor o menor fortuna la "totalidad de la vida" (Totalität des Lebens). Mijail Afanasyevich Bulgakov (1891-1940) había dado muestras en su producción teatral y en las "Notas de un joven médico" (Записки юного врача) (1925-1926) de esa facultad unificadora.
La ambición de "El Maestro y Margarita" (Мастер и Маргарита) apunta a esa totalidad de la vida, y, por decirlo de alguna manera, aspira a reunir las dos mitades de la vida: lo cotidiano y lo siniestro. La muerte es la bisagra entre las dos, como supo bien Martin Heidegger (1889-1976). La exclusión del horizonte de la muerte como constitutivo del ser del hombre caracteriza la existencia impropia o inauténtica. Negar la muerte -vivir como si ésta no tuviera una presencia en su ausencia- que cierra la totalidad de la existencia individual, eso es lo propio del que se deja llevar por la rutina de la cotidianidad. La lógica, la experiencia de la vida (acontecimientos, vivencias y recuerdos) y el transcurso del tiempo como sucesión inacabable de instantes configuran esa cotidianidad.
Así, pues, en "Мастер и Маргарита" tenemos una primera estructura metafísica: la existencia cotidiana, dentro de la lógica, los hechos y el discurrir de un tiempo ajeno a la muerte, de individuos y grupos, que, además, viven dentro de una organización social, un estado comunista, burocrático y en permanente acoso por parte de potencias imperialistas, lo que desarrolla una desconfianza hacia todo lo extranjero. La preservación de un estado en tales condiciones sólo puede realizarse bajo la unificación de vigilancia, obediencia y represión. El plano ontológico se revela en sucesivas lecturas de la novela más certero que el político. El Moscú de "El Maestro y Margarita" resulta universal, porque trasciende el contexto histórico del stalinismo, en el que una y otra vez insisten todos los lectores occidentales y rusófobos. Reducen esta obra maestra a una interpretación sociologista tan pobre como malintencionada.
Sin embargo, ni un solo capítulo de la novela contiene el plano de la existencia cotidiana separado de la existencia siniestra, inquietante, misteriosa o sobrenatural. Ésta es la segunda estructura metafísica. Desde el mismo momento en que el ser humano sueña, tiene deseos, miedo o hace arte, la existencia cotidiana queda orillada. Vivimos en la orilla del río de la vida, temerosos de su empuje, negando que el río -a pesar de su caudal impetuoso y variable, o de su cauce apaciguado y constante- se encamina inevitablemente a morir en el mar. Orillar la existencia cotidiana es más fácil para los artistas.
La primera estructura de "Мастер и Маргарита" contiene un tiempo presente, un espacio concreto y múltiples personajes que viven mecánicamente.
Un editor y presidente de una asociación literaria de Moscú, con apellido de músico, Berlioz, es el primer figurante de esa galería de sujetos de la cotidianidad, que Bulgakov describe con la distancia del humor de Nikolai Gogol. Pero el humor grotesco de Gógol y Bulgákov no resta humanidad a sus personajes: una corriente de afecto une a lector y personajes. El humor es un oscuro mecanismo de la razón humana que también se sitúa cerca de esa bisagra entre lo cotidiano y lo siniestro, como intuyeron Platón (427-347 aC) en su condena de la risa, Sigmund Freud (1856-1939) en su análisis del chiste, y Henri Bergson (1859-1941) en su ensayo sobre la risa. "La risa es la máscara de la muerte".
Un acompañante joven de Berlioz es el poeta Bezdomni, seudónimo (sin casa, desamparado) de Iván Nikolayevich. Una pareja que camina en una calurosa tarde de Moscú, que nos evoca otras parejas literarias: Don Quijote y Sancho Panza, Fausto y Wagner, Dante y Virgilio. Ser dos es lo más importante de la vida (Zu zweit geht alles besser). Al ser dos, el lenguaje cobra sentido y el amor alcanza plenitud. Bulgakov engaña al incauto lector: Berlioz y Bezdomni no serán los protagonistas de la obra, sino figurantes necesarios en el paso de la existencia cotidiana a la existencia siniestra.
Aún estamos en el capítulo I de la Primera Parte, "Никогда не разговаривайте с неизвестными" (Nunca hable con desconocidos), y la segunda estructura penetra en la primera: la existencia siniestra, lo desconocido es siempre siniestro. El vano intento de la razón humana de achicar el ámbito inabarcable de lo desconocido es una necesidad terapéutica: no queremos verdades, únicamente, queremos seguridades. Las grandes seguridades metafísicas en las que el hombre vive son la realidad de la verdad, del conocimiento, del bien, de la felicidad, de la belleza, del orden, de la permanencia, de la libertad, del ser y la existencia. Por así decirlo, son valores que caen del lado luminoso, en que la cotidianidad da por supuesta su realidad indiscutible. Claro que hay mentirosos, pero son descubiertos, ignorantes que son enseñados, malvados que son castigados, desgraciados que anhelan la felicidad y que no gozan de acogida social si presumen de infelicidad, y cosas feas que se tiran, rompen o rechazan -¡una de las mayores tragedias de la existencia es ser feo!-. Berlioz ha reprendido a Bezdomni por su poema sobre Jesús, demasiado vívido, como si hubiera existido de verdad.
La aparición de un extranjero en los jardines del Estanque del Patriarca alterará las seguridades de la cotidianidad racional de Berlioz y Bezdomni. Ese especialista en magia negra, profesor, consultor o consejero, Woland, es nada menos que el demonio. Pregunta y disuelve las seguridades de los literatos. El mundo empieza a no obedecer ni a las leyes de la física ni a las de la racionalidad, bases de la confiada seguridad de la existencia cotidiana. Alguien deberá morir de forma incomprensible para que esa segunda estructura metafísica (lo siniestro) invada la primera y la paralice.
Por otro lado, narrativamente hay en el texto dos estructuras temporales: el presente en los años 30 del siglo XX en la capital rusa, y el pasado en el siglo I en Yershalaim (Imperio Romano), en el palacio del procurador Poncio Pilato que juzga a un extraño iluminado, Yeshuá Ga-Notsri.
La intercalación de estos capítulos I (Poncio Pilato) y XVI (El suplicio) en la Primera Parte, y XXV (Cómo el procurador intentó salvar la vida a Judas de Keriot) y XXVI (El entierro) de la Segunda Parte, con la historia del juicio y muerte de Jesús de Nazareth, que terminarán convergiendo con la historia del Maestro y Margarita, protagonistas del presente, en el limen entre pasado y presente, lo cotidiano y lo siniestro, en el capítulo XXXII (El perdón y el refugio eterno), último de la Segunda Parte, antes del Epílogo, y cerrando así esa "totalidad de la vida" que se eleva a épica -aquella totalidad perdida en que los destinos individuales y colectivos vivían en armonía-. "El Maestro y Margarita" es esa épica moderna, que anhela la totalidad perdida del mundo homérico. Sus múltiples ámbitos fragmentarios -el relato de Moscú, la pasión de Margarita, la dimensión mesiánica de la historia de Poncio Pilato y Yeshuá- funden lo cotidiano, lo sobrenatural y lo histórico. Y hacen de la literatura del Maestro el gozne que acepta lo siniestro, trascendiendo la inmanencia de la cotidianidad. Su reescritura de la historia sagrada cristiana se realiza desde el exterior de la fe, pero el amor de Margarita, que acepta el Pacto fáustico con lo siniestro, salva la literatura (el manuscrito quemado se reconstruye y el Maestro prosigue su escritura), que, tal vez, sea la única totalidad redimida posible...
Francisco Huertas Hernández
Domingo, 28 de septiembre de 2025
2 comentarios:
Felicidades Maestro
Gracias. Firmado: Margarita
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