BEETHOVEN: Musik und Kino
Francisco Huertas Hernández
Alicante (Spanien)
"Un grand amour de Beethoven" (1936). Abel Gance
Avec Annie Ducaux, Jean-Louis Barrault
Ludwig van Beethoven (1770-1827) es el músico más excelso de la historia. De su Bonn natal llegó a la capital de la música, la Viena imperial. Allí cambió el curso de la historia del arte, liberando al artista de su sumisión a la nobleza, sentando el monumental edificio de las formas sinfónica, cuartetística y la sonata para piano (el "Nuevo Testamento" del teclado sus 32 sonatas, al lado del "Antiguo Testamento", "El clave bien temperado" de J. S. Bach)
Mi relación con Beethoven es la de un niño de los setenta. Beethoven era la quintaesencia de la música, del genio, del heroísmo musical, y de la libertad creadora.
Y eso tenía su reflejo en el cine, donde no es que el músico de Bonn saliera como protagonista, sino más bien que su obra era música de fondo del cine y de la vida. Mi infancia tuvo el eco solemne de la Quinta Sinfonía. Y aún me estoy preguntando cómo se llamaba aquella película sobre la segunda guerra mundial protagonizada por Maximilian Schell donde Beethoven era el espíritu imperante.
Eso era Beethoven, el "espíritu imperante" de la música, del arte, de la libertad. Su grandeza estaba teñida de lucha contra la limitación física, de exaltación de la naturaleza y del sentimiento romántico que él trajo a la música.
He procurado que mi vida fuera siempre un fondo para la música, no la música un fondo para mi vida. Ser un servidor de la música es ser un servidor de la potencia creadora que habita en el alma humana y que nos hace trascender nuestros límites físicos. Si alguien dijo que escuchando a Bach se creía en Dios, escuchando a Beethoven se cree en la humanidad. Y, al fin, la humanidad fue la deificación de los poderes creativos y prometeicos de esta caña pensante y sintiente que es el hombre.
La humanidad tiene su acabado perfecto en el "Himno a la alegría" (que debió ser el Himno a la Libertad) de la Novena Sinfonía. No somos un conjunto de seres racionales movidos por la historia de la libertad, sino un fondo para la música, y cuando nuestras vidas eran el fondo de la música de Beethoven, alcanzaban éstas una dignidad, una majestad, un anhelo, que perdimos definitivamente.
El cine reflejó la majestad beethoveniana en esas décadas del siglo XX en que el mundo era heroico y humano.
"Inmortal Beloved" (1994). Bernard Rose
Gary Oldman
Mi relación con Beethoven es la de un niño de los setenta. Beethoven era la quintaesencia de la música, del genio, del heroísmo musical, y de la libertad creadora.
"Eroica" (1949). Walter Kolm-Veltée
Ewald Balser (Ludwig van Beethoven)
Y eso tenía su reflejo en el cine, donde no es que el músico de Bonn saliera como protagonista, sino más bien que su obra era música de fondo del cine y de la vida. Mi infancia tuvo el eco solemne de la Quinta Sinfonía. Y aún me estoy preguntando cómo se llamaba aquella película sobre la segunda guerra mundial protagonizada por Maximilian Schell donde Beethoven era el espíritu imperante.
"Counterpoint" (1968). Ralph Nelson
Beethoven's music. With Maximilian Schell and Charlton Heston
"Counterpoint" ("La Symphonie des héros") (1968). Ralph Nelson
Beethoven's music. With Maximilian Schell and Charlton Heston
"Beethoven: Tage aus einem Leben" (1976). Horst Seemann
Donatas Banionis (Ludwig van Beethoven)
He procurado que mi vida fuera siempre un fondo para la música, no la música un fondo para mi vida. Ser un servidor de la música es ser un servidor de la potencia creadora que habita en el alma humana y que nos hace trascender nuestros límites físicos. Si alguien dijo que escuchando a Bach se creía en Dios, escuchando a Beethoven se cree en la humanidad. Y, al fin, la humanidad fue la deificación de los poderes creativos y prometeicos de esta caña pensante y sintiente que es el hombre.
"Copying Beethoven" (2006).Agnieszka Holland
Ed Harris (Beethoven)
La humanidad tiene su acabado perfecto en el "Himno a la alegría" (que debió ser el Himno a la Libertad) de la Novena Sinfonía. No somos un conjunto de seres racionales movidos por la historia de la libertad, sino un fondo para la música, y cuando nuestras vidas eran el fondo de la música de Beethoven, alcanzaban éstas una dignidad, una majestad, un anhelo, que perdimos definitivamente.
El cine reflejó la majestad beethoveniana en esas décadas del siglo XX en que el mundo era heroico y humano.
Ludwig van Beethoven
Ludwig van Beethoven: "Adelaide", op. 46
Fritz Wunderlich singt "Adelaide" von
Ludwig van Beethoven
Hubert Giesen, Klavier
Ludwig van Beethoven: "An die ferne Geliebte", op. 98
Dietrich Fischer-Dieskau
Gerald Moore (piano)
Ludwig van Beethoven: "Symphony No 9 in D minor", op. 125
4. Movement "Finale - Presto"
Irmgard Seefried, soprano
Sieglinde Wagner, mezzosoprano
Anton Dermota, tenor
Joseph Greindl, bass
Wiener Staatsopernchor
Wiener Philharmoniker
Wilhelm Furtwängler, conductor
Salzburg Festival, 31.VIII.1951
Bibliografía:
1 comentario:
Beethoven no solo es el músico más excelso, con J.S. Bach, es también el guía de la humanidad. Sus sinfonías son hitos que iluminan el cosmos. Sus sonatas de piano son la respiración del alma. Y sus cuartetos de cuerda son la esencia de la música humana que ahonda en lo divino.
Publicar un comentario