sábado, 16 de mayo de 2020

Historia del psicoanálisis en el cine: "A Dangerous Method" & "Freud: The Secret Passion". María Verchili Martí. El tratamiento cinematográfico de la historia del psicoanálisis: Freud, Huston y las pasiones secretas (a propósito de "Un método peligroso", de David Cronenberg)


El tratamiento cinematográfico de la historia del psicoanálisis: Freud, Huston y las pasiones secretas (a propósito de "Un método peligroso", de David Cronenberg)
María Verchili Martí
Imágenes y Textos de imágenes: Francisco Huertas Hernández


"A Dangerous Method" (2011). David Cronenberg
Carl Gustav Jung (1875-1961) (Michael Fassbender) & Sigmund Freud (Viggo Mortensen) en Viena en la casa del segundo, en Berggasse 19. Jung fue un sabio: médico, psiquiatra, psicólogo, ensayista. Creador de la psicología analítica, tras romper con Freud. Se interesó por la antropología, la alquimia, el arte, la mitología, la religión y la filosofía. Aportó conceptos clave como "inconsciente colectivo", "arquetipo", "introversión/extroversión" o "complejo de Electra"

 La historia del psicoanálisis ha tenido un tratamiento cinematográfico bastante escaso. Muchas películas instrumentalizan, reflejan e incluso ironizan sobre esta rama del conocimiento tan influyente. Pero pocas han profundizado en algunos de los protagonistas de su construcción teórica.

 Hace algunos
años David Cronenberg (Shivers, Rabid, The Fly, Dead, Ringers, Videodrome, The Dead Zone, Crash, Spider, A History of Violence, Map of the Stars, entre otras) compensó esta falta, apartándose ostensiblemente de sus territorios habituales, con su película "Un método peligroso" (2011) 

http://www.youtube.com/watch?v=llE8T26chLU. 

"A Dangerous Method" (2011). David Cronenberg
Carl Gustav Jung (Michael Fassbender) & Sabina Spielrein (1885-1942) (Keira Knigthley). "El psiquiatra suizo Carl Jung, de 29 años, está empezando su carrera profesional y vive en el hospital Burghölzli con su esposa embarazada. Jung ensaya el tratamiento experimental inventado por Sigmund Freud, el psicoanálisis o “curación por la palabra”, como también se conocía entonces, con Sabina Spielrein, una paciente de 18 años. Sabina es una joven rusa de origen judío, muy culta, que habla alemán a la perfección, con un diagnóstico de histeria que puede llevarla a la violencia". Spielrein, una de las primeras psicoanalistas, elaboró el concepto de "pulsión destructiva y sádica" que influyó en la "pulsión de muerte" freudiana. Amante y colaboradora de su analista, Carl Gustav Jung, también mantuvo contacto profesional con Sigmund Freud en Viena, e introdujo el psicoanálisis en la Unión Soviética. Fue asesinada por el ejército alemán en su ciudad natal de Rostov del Don

"A Dangerous Method" (2011). David Cronenberg
Carl Gustav Jung (Michael Fassbender) & Otto Gross (Vincent Cassel). Otto Gross (1877-1920), un personaje marginal y fascinante en la historia del psicoanálisis muy bien descrito en el libro de George Makari: "Revolution in Mind: The Creation of Psychoanalysis". Psiquiatra, psicoanalista y anarquista austríaco. Fue uno de los primeros discípulos de Sigmund Freud. Más tarde se hizo anarquista y se unió a la comunidad utópica de Ascona (Monte Verità). Analizado por Jung en Burghölzli cambió las ideas del analista. En la película es el detonante de la liberación sexual de Jung. La influencia de Gross sobre Wilhelm Reich también fue notable

En 1909 la Clark University, de Worcester, Massachusetts, celebró el 20º aniversario de su fundación, y su presidente, G. Stanley Hall, invitó a Freud y a Carl G. Jung a participar de esa celebración, donde se les conferiría el título de miembros honorarios.
Universidad Clark (Estados Unidos). Septiembre 1909. En primera fila de izquierda a derecha, Franz Boas, E. B. Titchener, William James, William Stern, Leo Burgerstein, G. Stanley Hall, Sigmund Freud, Carl G. Jung, Adolf Meyer, H. S. Jennings. Segunda fila: C. E. Seashore, Joseph Jastrow, J. McK. Cattell, E.F. Buchner, E. Katzenellenbogen, Ernest Jones, A. A. Brill, Wm. H. Burnham, A. F. Chamberlain. Tercera fila: Albert Schinz, J. A. Magni, B. T. Baldwin, F. Lyman Wells, G. M. Forbes, E. A. Kirkpatrick, Sándor Ferenczi, E. C. Sanford, J. P. Porter, Sakyo Kanda, Hikoso Kaksie. Cuarta fila: G. E. Dawson, S. P. Hayes, E. B. Holt, C. S. Berry, G. M. Whipple, Frank Drew, J. W. A. Young, L. N. Wilson, K. J. Karlson, H. H. Goddard, H. I. Klopp, S. C. Fuller

 Esta película relata la historia, que podríamos considerar colateral respecto a la narración central de la revolución freudiana, de un triángulo con dos vertientes. La vertiente amorosa, que forman Jung, Sabina Spielrein, una paciente perteneciente a la nobleza de ascendencia rusa, y la esposa de aquél, por un lado. Y la académica, por otro, entre los dos primeros y Sigmund Freud. 
 En esta película el punto de vista referencial es el de Carl Gustav Jung. Asistimos más bien a la paulatina transformación del que fuera el discípulo más amado, y fatalmente repudiado al final, de Sigmund Freud, a través del tratamiento y curación de una paciente ciertamente especial que terminará también ejerciendo la psiquiatría en su vertiente psicoanalítica. El tratamiento que Jung desarrolla para curar la histeria de la rusa, le acaba descubriendo sus propios deseos sexuales autocensurados, hasta que se convierten en amantes, contraviniendo éste con una importante carga de culpa la más básica ética profesional.
 Más allá
de poner en entredicho la capacidad de establecer los límites imprescindibles entre terapeuta y paciente, la película ofrece un retrato más bien empobrecido, repleto de frustraciones y encorsetamientos morales, del célebre discípulo del padre del psicoanálisis. Como también refleja paralelamente las razones más o menos inconfesables de las desavenencias entre el maestro Freud y su delfín, lastradas sin duda por los peajes de la relación paterno filial que desarrollaron. De hecho, quizá el personaje más luminoso, que más liberado resulta a lo largo de la narración de las pesadas cargas del subconsciente que todos ellos soportan, sea Sabina Spielrein, que termina mostrando más fuerza personal, moral y profesional que su atribulado doctor. En la película contemplamos a unos individuos fascinados por los resortes de la mente y el origen de la conducta. Una pasión que traspasa la pantalla, por medio de una puesta en escena inteligente que explota el juego de puntos de vista en los planos donde se analizan sueños, recuerdos o pensamientos. Aunque finalmente, la impresión general que nos deja el film queda de alguna manera huérfana de la profundidad y capacidad de evocación que han tenido otras aproximaciones anteriores al estudio del inconsciente humano.

"Freud: The Secret Passion" (1962). John Huston
Sigmund Freud (Montgomery Clift) & Cecily Körtner (Susannah York). Cecily es, en realidad, Anna O (1859-1936), la paciente con la que se inició el psicoanálisis como terapia de "libre asociación" de palabras, que sustituía a la hipnosis que Freud aprendió en París con Charcot. La película de Huston es la mejor que se ha realizado sobre el tema. Planteada con estructura y pathos de thriller, y filmada en blanco y negro, con un excelente guión de Charles Kaufman, Wolfgang Reinhardt y Jean-Paul Sartre (no acreditado), reconstruye perfectamente la formación del joven Freud entre 1885 (estancia en Hospital de Viena y en París con Charcot) y 1890 (tratamiento de Anna O. que había sido paciente de Josef Breuer y descubrimiento del psicoanálisis)

"Freud: The Secret Passion" (1962). John Huston
Josef Breuer (Larry Parks) & Cecily Körtner (Susannah York). Josef Breuer (1842-1925) ejerce como mentor -figura paternal- del joven Freud y le presenta su caso con la paciente histérica Cecily (Anna O.) a la que hipnotiza para producir una descarga emocional de recuerdos dolorosos

"Freud: The Secret Passion" (1962). John Huston
Martha Bernays (Susan Kohner) & Sigmund Freud (Montgomery Clift). Martha Freud (1861-1951), nacida en Hamburgo y muerta en Londres, fue la esposa del célebre investigador desde 1886. En el film experimenta recelo por las teorías sexuales de su marido aunque le apoya firmemente

"Freud: The Secret Passion" (1962). John Huston
Sigmund Freud (Montgomery Clift) & Cecily Körtner (Susannah York). Montgomery Clift (1920-1966) compuso un Freud introvertido y atormentado, quizás alejado del real, pero su interpretación es verdaderamente concentrada. Ésta fue su penúltima película 

Sigmund Freud (1856-1939) en un café de Viena, su amada ciudad. El autor que revolucionó la concepción que el ser humano tenía de sí mismo. Situó una zona inconsciente de la mente como depósito de las pulsiones primitivas y los recuerdos reprimidos. Nosotros no somos racionales como nos creemos. Algo oscuro e innombrable -el pronombre neutro alemán "es", traducido como "ello", era la palabra que balbuceaban los pacientes freudianos para referirse a esa fuerza que les poseía y les empujaba a seguir conductas irracionales- nos dirige. La lucha entre la civilización (gobernada por la conciencia racional, yo y superyo moral) y el instinto (inconsciente o ello) es dramática y se da en el interior de cada ser humano desde la infancia. La lucha entre el original "principio del placer" y el secundario "principio de realidad". La oposición entre el deseo sexual (libido) y el instinto de autoconservación (hambre). El conflicto -ya elaborado en la segunda etapa del psicoanálisis- entre las pulsiones de vida (Eros) y las pulsiones de muerte (Thanatos). El triángulo dramático de atracción y odio denominado "Complejo de Edipo" que articula las relaciones entre el niño/niña y su madre por un lado y su padre por otro. La compleja arquitectura dinámica de la mente y la conducta analizada por el psicoanálisis a partir de los sueños, los lapsus, los síntomas, ha calado a fondo en la cultura de todo el siglo XX y el XXI. Aunque hoy muchos digan que esta teoría y terapia están acabadas, sus conceptos, sus símbolos, siguen determinando nuestra manera de entender lo humano

Sigmund Freud (1856-1939) en su despacho en Berggasse 19, Viena, con su perra Jofie (chow chow). En la imagen se aprecia la colección arqueológica que atesoró en sus viajes. Hoy, en la casa museo vienesa, apenas quedan restos de todo esto, porque fue trasladado a Londres tras su exilio en 1938, un año antes de su muerte

Sigmund Freud (1856-1939) en su despacho en Berggasse 19, Viena, junto a la ventana

 Precisamente esta sensación de falta, nos puede llevar a retomar una película bastante anterior en el tiempo, del año 1962, dirigida por un director destacado del cine norteamericano, John Huston, y que centra su narración en los años iniciáticos durante los que Freud, interpretado por Montgomery Clift, formuló sus teorías más relevantes, entre 1885 y 1890. Considero esta película bastante más interesante para entender cuales fueron las investigaciones, meditaciones y circunstancias tanto de índole científica como personal, que llevaron a la formulación de los Principios básicos del psicoanálisis.

https://www.facebook.com/watch/?v=190316542115126

 "Freud, pasión secreta" arranca
 con una declaración sobre la trascendencia histórico-cultural de la narración que presenta en la evolución del conocimiento del ser humano sobre sí mismo a través de la indagación en su psique. Equipara las formulaciones copernicanas, la teoría de la evolución darwinista y la revolución freudiana, presentándolas como los tres grandes asaltos al sentimiento de omnipotencia del hombre. Y considera que esta última ha abierto un campo de conocimiento de la vertiente inconsciente del pensamiento humano de una trascendencia fundamental en la vida de las personas. 
 A propósito del visionado de esta película por segunda vez, pero desde el recuerdo de la primera, que fue hace más de veinte años, leí una calificación sobre su director John Huston, que me pareció ilustrativa del espíritu que habita el film. Era un buscador, en sus producciones de subsistencia para la industria (son muchas y la mayoría, brillantes), pero especialmente en sus proyectos más personales, como La noche de la iguana, Misfits, por no hablar de sus ilustres aportaciones al cinema noir, o desde luego, Freud, pasión secreta. Huston busca, y narra las peripecias vitales de unos personajes que son también buscadores. Concretamente en esta película no se me antoja en absoluto casual que Huston se enrolase en una aventura fílmica de disección de las teorías psicoanalíticas. El interés por las facetas más ocultas de la naturaleza humana se puede rastrear a lo largo de su filmografía, que siempre es pertinente revisar. El uso de un enigmático, a la vez que elegante, blanco y negro, junto a la banda sonora y determinadas combinaciones de planos en algunas secuencias, transmite con eficacia la incertidumbre y desazón que los procesos inconscientes provocan en las personas. También, la genuina expresividad de los actores protagonistas, especialmente Monty Clift, que ya había sufrido el accidente que le desfiguró la cara.
 En torno a las investigaciones de una dolencia marginada y desacreditada por la academia científica de Viena, la histeria, Freud llega a definir la neurosis que aqueja al común de los seres humanos. En los traumas que brotan de sus pacientes, por medio de la hipnosis, va perfilando unos sentimientos profundos, primigenios y universales, que conectan con la sexualidad infantil y el complejo de Edipo. Hay que destacar aquí el análisis que nos muestra el film del trauma de su paciente Cecily (Susannah York), en especial a través de la rememoración bajo los efectos de la hipnosis de la identificación del cadáver de su padre muerto en un hospital donde las enfermeras miran y se ríen extrañamente, y los pacientes no parecen estar enfermos, sino divirtiéndose. Acompañado por este personaje, que a lo largo del tratamiento recupera la visión, Freud evoluciona en el método hasta ser capaz de analizar el inconsciente humano a través de la interpretación del lenguaje simbólico de los sueños.
 Pero además en la trama narrativa de la película, los descubrimientos científicos de Freud corren paralelos a sus descubrimientos personales, sobre la relación compleja que tenía con su padre, por el deseo inconfeso y frustrado que en la infancia sintió hacia su madre. Freud sueña con el funeral de su padre, en el que todos lloran excepto él, o con su madre a la que, como niño, intenta mantener pendiente de él en exclusividad, provocando la ira de su padre. Y en el análisis de estos sueños llega al origen de su propia neurosis, que no es muy diferente a la de su paciente Cecily. Se debe enfrentar con el rechazo de su más estrecho y único colaborador en Viena, Josef Breuer (Larry Parks), hacia sus teorías sobre la pulsión sexual en la infancia, como también de la comunidad científica al completo. Una resistencia que es la misma que se da en la mayoría de personas a entrar en contacto con una parte de nosotros mismos. Es una realidad incómoda por las pulsiones que todos querríamos mantener ocultas. “Una región casi tan oscura como el mismísimo infierno”, según reza un narrador desconocido al inicio del film, “el inconsciente humano”.



8 comentarios:

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

El psicoanálisis es cinematográfico porque adquiere la forma de relato. Una narración de intriga en la que el culpable es inocente, porque es la misma naturaleza. Gracias por este valioso estudio

Wildberry continua dijo...

Buen trabajo, muy interesante.

Huston investigó y estudió el psicoanálisis en profundidad, y eso se tradujo en un tratamiento mucho más riguroso y profundo del que en el caso de Cronenberg, que se centra más en las fogosas relaciones extra matrimoniales de Jung con su discípula y la tormentosa lucha de egos que mantuvo con su mentor, Freud.
Una película interesante, pero que de puntillas por la esencia del psicoanálisis, centrándose más en la relación entre personajes.

John Huston siempre estuvo fascinado por el psicoanálisis, que por aquel entonces fuera tan iconoclasta e innovador y estaba en plena boga...
Toda su filmografía está impregnada de ese halo.
Tal vez, Reflejos en un ojo dorado sea una de la mejores muestras en este aspecto, aparte de su obra dedicada al figura de Freud, magníficamente encarnado en el atormentado Monty... Una visión del personaje diametralmente opuesta a la de Cronenberg, que nos muestra a un Freud travieso y jocoso.

La película de Cronemberg es valiosa sobre todo por el carisma de los actores que interpretan a los personajes principales y por la situación histórica y geopolítica que retrata, ante un creciente auge del nazismo y la persecución a los judíos por la que Freud/ Mortensen se siente amenazado...

Wildberry continua dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Hola Isabel. Estoy muy de acuerdo con tu análisis de la sombra (Huston/Clift) y la luz (Cronenberg/Mortensen) del personaje de Freud, siempre fascinante

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Yo llevo toda mi vida viendo estas películas psicoanalíticas y usándolas en clase, claro. Todas me parecen interesantes, hasta la descabellada "El día que Nietzsche lloró" en la que sale igualmente Freud

MaryHall dijo...

Efectivamente estoy de acuerdo en tus planteamientos.Como decía en el comentario, el interés de Huston por las facetas más inconscientes, angustiosas, o digamos 'explosivas' está muy presente en sus pelis.Él mismo, tiene un aura conflictiva..Supongo que me baso en las declaraciones que he leído a su hija, la fantástica Angelica Huston sobre su tormentosa relación con su padre.Y también me viene siempre a la cabeza su rol, corto en cámara, pero presente en gran parte de la peli en 'Chinatown'...Perversidad en estado puro.A mi me encanta la peli de Polanski.

MaryHall dijo...

Respecto, a la peli de Cronenberg, personalmente destacaría la presencia de Sabina Spielrein, una psicoanalista que destacó profesionalmente y es mucho menos conocida por el gran público.Aunque la peli pase de puntillas por las cuestiones más teoricas de esta rama del saber.

MaryHall dijo...

A ni faltan unas cuantas por ver.La de Huston es que la llevo conmigo hace muchos años.