Orgullo y Prejuicio. Pride & Prejudice
Texto político-filosófico
Francisco Huertas Hernández
"Pride and Prejudice" (1940). Robert Z. Leonard
"Más fuerte que el orgullo"
Elizabeth Bennet (Greer Garson) & Fitzwilliam Darcy (Laurence Olivier). La adaptación de Hollywood -con actores ingleses- de la novela de Jane Austen (1775-1817). Cinco hermanas buscando marido en la Inglaterra del siglo XIX sujetas a estrechas normas y valores morales. La novela empieza con la famosa frase: "It is a truth universally acknowledged, that a single man in possession of a good fortune, must be in want of a wife", claro ejemplo de creencias (beliefs) o certezas no discutidas propias de una época. La palabra "orgullo", según el Diccionario de la Real Academia Española, tiene varias acepciones. Una positiva: "Sentimiento de satisfacción por los logros, capacidades o méritos propios o por algo en lo que una persona se siente concernida", y, la más común, negativa: "Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que suele conllevar sentimiento de superioridad". O satisfacción o vanidad. Mi reflexión de 2001 ataca el orgullo como vanidad apoyada en los prejuicios heredados. El amor propio -como desde Nietzsche a Erich Fromm se ha señalado- impulsa a la superación personal, pero en exceso conduce al empequeñecimiento moral. Eso es la vanidad, orgullo en su acepción negativa
An 1894 engraving depicts chapter 18 of Jane Austen's Pride and Prejudice.
De Agostini Picture Library/Getty Images
La estupidez humana suele consistir en un
montón de prejuicios y una buena dosis de orgullo. Jane Austen escribió una
gran novela con título tan acertado. Respecto a los prejuicios, éstos brotan tanto en el ignorante como en el ilustrado.
La diferencia es que los prejuicios del
ignorante ni siquiera son propios: son heredados,
impuestos; el bruto acepta las consignas,
los infundios, calumnias, mentiras,
patrañas, que le ofrecen desde su televisión
y su entorno, y las convierte en modo de
vida. Inútil tratar de hacerle entender. El ilustrado, en cambio, es capaz de producir prejuicios, aunque tiene la capacidad de cambiarlos, dependiendo de modas y sistemas. Los prejuicios, es decir, las creencias, están tan arraigados, que determinan lo que se es, como dijo Ortega, mientras que las ideas son volátiles y añadidas. Los que nacen siervos, morirán siervos,
mientras no se liberen de los prejuicios que el poder hábilmente inocula en
sus cortas entendederas. Y en cuanto a la soberbia
es proverbial que aumenta cuanto más
necio es el sujeto, siendo así que los
que más prejuicios tienen son los más soberbios. La soberbia que gusta al poder
es la que se muestra servil con éste, pero arrogante y brutal con el disidente,
el marginado, el diferente. Todos los males
de la convivencia vienen de esa soberbia que alimenta el poder y que
adquiere múltiples rostros: la
xenofobia, el racismo, la intolerancia, la hipocresía, la avaricia. Y como creo que escribió Quintiliano: “Los que quieren parecer
sabios a los necios, parecen necios a los sabios”. El poder es un necio letal
enmascarado en sabio: el cónclave de periodistas, políticos,
banqueros, militares y famosos que nos destilan su veneno bajo la apariencia de
información y entretenimiento. Los
creadores de prejuicios del capital y el Estado. Los verdaderos necios a los
que habría que barrer de una vez.
Francisco Huertas Hernández
Sábado, 4 de agosto de 2001
7 comentarios:
Muy de acuerdo. El orgullo es como la parte ridicula de uno. No dar tu brazo a torcer. Ser tan cerrado como ciego a los demás y a las críticas
He recuperado un escrito de 2001 (una época de abundante grafomanía a falta de otra cosa) de tinte marcadamente político. Y más de actualidad que nunca. Aprovecho este texto para defender la enseñanza pública como el espacio físico de libertad de pensamiento. No lo va a ser la privada en manos de la Iglesia, ¿no? Y he leído que el gobierno prepara la transición de la educación presencial a la virtual, no dirigida y controlada por humanos sino por empresas como Google. Yo, aunque tengo este blog, al que le dedico parte de mi vida, creo en la enseñanza como relación cara a cara, hecha de encuentros y convivencia, en recintos con bibliotecas y patios, aulas, pizarras, tizas y libros, cuadernos, risas, sol en la ventana y alumnos copiando en los exámenes, guardias en los pasillos, semana cultural con carreras y bailes, pasteles y ajedrez. Si amamos a nuestros alumnos queremos estar con ellos
Se ve que el 2001 fue muy prolífico para ti. He leído todos los que publicas y me suelen gustar mucho.
En este caso es acertado hablar de los prejuicios y creencias en relación a las personas con o sin formación.
Lo que más preocupa y hace más daño es cuando gente ilustrada y que ostenta el poder perpetúa y utiliza esos prejuicios y creencias para someter a la sociedad. Y cuando en esta abunda la necedad, es un caldo de cultivo.
Excelente, conciso y directo como a mi me gusta.
Estamos en una sociedad idiotizada por creerse lo que dicta los poderes: políticos, medios de comunicació (el cuarto poder) y la élite mundial, con el fin de anular criterios individualitzades, libertad de pensament...
Vaya, personalmente, no por mi, sino por mi hijo, me preocupa sobre el control de la educación a distancia por megamáquinas cono Google.Tendré que informarme mejor, porque ahora mismo no tengo criterio...pero sin duda es preocupante.
El ministro de Educación habló de ir acostumbrándose a la educación on line. En manos de empresas privadas cuya tecnología pasa a ser el fin y no el medio
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