Diario de un profesor de Filosofía (VII)
La confianza, entre la certeza y la duda
Epistemología del corazón
Francisco Huertas Hernández
Óptica Molina
Poeta Quintana, 42
03004 Alicante
Foto: Francisco Huertas Hernández
Miércoles 22 diciembre 2021
El buzón real donde Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente recibirán, individualizadas, las cartas de los niños pidiéndoles juguetes. La infancia, esa época en que la confianza es certeza
El último día de clase del aciago año 2021 nos pilló en miércoles. Y ahora los miércoles son mi día de paseo, entre el café en Darya con mi amigo Paco, y la clase de Filosofía de 4º ESO en el IES Dr. Balmis. Frecuento la calle Poeta Quintana, porque, a mi parecer, es la más hermosa de Alicante, junto a la Avenida de la Constitución, si bien aquella lo es por sus comercios, y ésta, por su arquitectura y su arbolado.
En Poeta Quintana, que, por cierto, fue un olvidado -y mediocre- poeta español ilustrado, Manuel José Quintana y Lorenzo (1772-1857), de plúmbeo tono patriótico y epíteto fácil, pues, digo que en la calle dedicada al mal poeta hallamos buenos comercios. No hay en esta calle rastro de la crisis económica que ha dejado tantos locales cerrados por toda la ciudad. Uno de esos comercios nos acerca al tema del Diario que hoy quiero analizar: la confianza. Se trata de Óptica Molina, en el 42 de esa arteria tan concurrida cercana al Mercado Central. Un buzón "real" con tres aberturas para que los niños depositen sus cartas para cada uno de los Reyes Magos. A los niños les gusta esperar a los Reyes Magos porque traen regalos, confían en el misterio, oriental, como todos los misterios que se precien. Sin proponérmelo ese fue el tema que hoy apareció en la última clase del año de Filosofía de 4º ESO, con apenas media docena de alumnos: Máximo, Juan Carlos, Sebas, Nahicari, Romina, Yeremy
Óptica Molina
Poeta Quintana, 42
03004 Alicante
Foto: Francisco Huertas Hernández
Miércoles 22 diciembre 2021
En esos días anteriores a las vacaciones en que los alumnos solo saben decir: "¡¡¡película, película!!!", sin importarles cuál ni para qué, yo solo les puse mi blog, este blog, y allí vimos que en el cine de juicios es decisivo distinguir entre certeza, opinión y duda. Los conceptos de certeza, opinión y duda son grados del conocimiento estudiados en la Epistemología en este tema. Son vitales porque permiten condenar o absolver a una persona. La seguridad en las pruebas -empíricas- apoyadas en la argumentación -racional-lógica- de los profesionales del Derecho son la garantía de un proceso judicial justo. La libertad, la vida y el honor de un ser humano dependen del grado de seguridad que se tenga de lo sucedido. El conocimiento no es un pasatiempo. En caso de duda el juicio (proposición, enunciado) no puede aceptarse ni negarse porque hay tantas razones a favor como en contra. Entonces suspendemos el juicio (ἐποχή, epojé: “estado de reposo mental por el que ni afirmamos ni negamos”). No puede condenarse a alguien si hay dudas. Pues todo ello me llevó a preguntarles por las certezas de su vida, aparte de morir -la única y fatal certeza de la vida-, y así, sin haberlo premeditado, surgió la gran cuestión: debemos tener "confianza", sin ella, no hay posibilidad de certeza, porque ésta es solo confianza en nuestra razón, o en nuestros sentidos, o en nuestra voluntad, como pareció querer decir Romina acerca de su futuro laboral. Un sinsabor, un rictus, no disimulado, experimenté al escuchar que no confían en la gente. Ninguno espera que un desconocido les devuelva el dinero extraviado, o el teléfono celular, ni siquiera confían en las personas que se presentan como amigas. Juan Carlos fue el primero en negar esa confianza en el ser humano. Jeremy dijo que en la Biblia se dice que no se puede confiar en el prójimo. Me pareció imposible, y Máximo buscó el pasaje de la Biblia: "Así dice el Señor: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor! Será como una zarza en el desierto: no se dará cuenta cuando llegue el bien. Morará en la sequedad del desierto, en tierras de sal, donde nadie habita»" (Jeremías 17:5-10). Nahicari aclaró que el texto significa que el verdadero amor y, por tanto, la verdadera confianza, solo se deben a Dios. Invocar la Biblia para desconfiar de las personas va en contra del amor universal que el propio libro predica. Fue más la experiencia personal de un pesimismo antropológico basado en la "deslealtad" o "traición" a la confianza dada lo que hizo que se extendiera por la clase esa negación de la confianza en los "otros".
Cuántas veces planteo yo la necesidad de la certeza para distinguir al verdadero amigo o el verdadero amor, pero bien respondió alguno al decir que, en cosa de sentimientos, solo hay opinión, creencia, que no certeza. Para René Descartes la certeza, o la evidencia, era un conocimiento claro y distinto, un convencimiento íntimo de la verdad de algo. ¿Pero la subjetividad de la certeza la distingue de la objetividad de la verdad? Esto no se planteó hoy en esta sesión.
La confianza es el motor de la vida. El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua da varias acepciones, muy distintas entre sí. Una habla de la "esperanza firme que se tiene de alguien o algo". No es muy claro este significado. Otra acepción reza: "seguridad que alguien tiene en sí mismo", lo cual la acerca a la certeza. Pero una acepción fundamental es ésta: "ánimo, aliento, vigor para obrar". O sea fuerza de voluntad. La confianza pertenece a la voluntad, no al entendimiento, y es la bisagra que une la puerta de la razón y la puerta de la voluntad, del querer. Tenemos confianza en nosotros, o en la vida, porque tenemos esperanza, seguridad y ánimo. Vemos, entonces, que la confianza nos afianza, porque afianzar es "hacer que una cosa inmaterial adquiera firmeza o solidez". Nada de esto salió en la clase de hoy, donde la duda, la opinión y la certeza fueron solo palabras del Tema 4, pero el conocimiento no es un pasatiempo, como escribí hace un tiempo: el conocimiento es la manera en que nos relacionamos con el mundo, porque hasta la voluntad y el deseo se transforman en saber. Cuando amamos nos hacemos más sabios porque el amor nos saca de nuestro ensimismamiento y nos "abre" al mundo. Todo deseo es una forma de "intencionalidad". Y lo que nos espera fuera de nosotros son los "otros", las "cosas". A los otros, y a las cosas, se les conoce, porque se les ama, y se les desea. ¿Y qué es el amor sino confianza, certeza? Nada es más cierto que el amor que nos lleva hacia el mundo, más que las matemáticas y los argumentos filosóficos
3 comentarios:
Qué hermosas reflexiones
Por eso, para poder confiar en otros, debemos estar seguros y confiar en nosotros mismos. No necesitamos la confianza en el mundo en su totalidad. Bastara partir, moverse uno mismo hacia algo o alguien sin miedo a fracasar, pues la respuesta vendrá sola y se cumplirá al menos una vez. Estad seguros que confiar es posible gracias al convencimiento propio que eres un Ser Humano confiable, en quien se puede confiar, porque todos no somos iguales, pero si unos menos iguales que otros.
Así es, es la proyección de nosotros mismos en lo que queremos que sea, que se realice y se haga cierto , porque lo anhelamos con absoluta voluntad
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