2.
Con Platón llegamos a la cumbre del
pensamiento (al menos occidental). Vosotros lo ignoráis, pero cuando habláis y
pensáis sois platónicos. ¿Por qué? Porque creéis en valores universales, y en la diferencia entre lo ideal/perfecto/puro (racional) y lo imitado/imperfecto/mezclado (sensible),
entre otras muchas cosas.
3.
Platón es un filósofo racionalista.
¿Qué quiere decir eso? Pues que solo con la razón
podemos conocer la realidad,
no con los sentidos (la vista).
La verdad es racional,
no sensible. Ver no es saber.
Saber es entender.
Y entender es poder definir, argumentar y convencer. Por eso Platón recoge la
influencia del presocrático Parménides.
E, incluso, podríamos decir que de los pitagóricos que pensaban que los números son la esencia del universo. Los
números solo pueden ser conocidos mediante la razón. Platón mandó escribir en
la puerta de su Academia: “Que nadie entre
aquí que no sepa geometría”. Las matemáticas
son la prueba de un conocimiento
racional puro.
4.
De Sócrates, su maestro,
aprendió la técnica “dialéctica” (diálogo: intercambio de preguntas y respuestas entre varias personas
buscando la explicación o definición de las virtudes). Aunque Sócrates no escribió nunca nada -su filosofía era
hablar por las plazas, mercados y gimnasios-, Platón quiso escribir sobre la
vida -y muerte- de su maestro.
5.
Y de Sócrates también tomó su teoría ética del “intelectualismo moral”, que afirma que para ser bueno (virtuoso) hay que conocer
teóricamente el bien antes. Es decir: primero debemos mediante la inteligencia
(razón) definir la virtud, antes de poder
aplicarla/practicarla. No se puede ser bueno por casualidad. El mal es fruto de
la ignorancia.
6.
La filosofía de Aristocles (su verdadero nombre, pues Platón
es un mote: el de espalda ancha) es la primera que nos llegó escrita en su integridad. Son sus famosos
“Diálogos”,
género filosófico-literario inventado por él, en el que, en forma teatral, Sócrates
dialoga con discípulos y sofistas
(rivales) sobre temas morales,
metafísicos y político-educativos. El “diálogo”
platónico es una conversación en la que Sócrates siempre pregunta a sus interlocutores, y, entre todos, buscan definir virtudes como la amistad,
la valentía, o la justicia.
7.
El acontecimiento que más impactó
a Platón fue la condena a muerte de su maestro Sócrates, en la
restablecida democracia ateniense, tras
el gobierno de los 30 Tiranos. Fue una condena injusta basada en
acusaciones falsas. Esto unido a los orígenes familiares aristocráticos de
Platón hizo que fuese enemigo de la
democracia toda su vida, ya que si la mayoría gobierna
(democracia), y es ignorante, será injusta, y un estado injusto está enfermo,
ya que la salud del estado es la justicia y no la voluntad de la mayoría.
8.
Platón fundó la primera escuela de
filosofía: la Academia
(toma su nombre de un lugar de Atenas), en la que estudió durante 20 años su
más famoso discípulo, Aristóteles,
el otro gigante de la filosofía mundial.
9.
La gran preocupación de Platón fue ético-política:
se planteó si era posible lograr una sociedad gobernada por la Justicia y el Bien. Todo ello fue desencadenado, sin
duda, por la muerte de Sócrates. Esa defensa de un estado ideal (perfecto,
puro), es decir, justo, se plasmó en su libro más
importante: “República”.
10.
Platón intentó llevar a cabo en la
práctica su “modelo” ideal de estado justo en Siracusa (Sicilia), pero fracasó porque el tirano Dionisio (no confundir con el dios griego
del vino, Dioniso), no era el “rey-filósofo”
amante de la virtud que Platón proponía en “República”.
11.
La teoría más conocida de Platón es la de
las Ideas
(εἶδος), que
aparece con claridad en este diálogo de madurez.
En “República” (Politeia, en griego) está el
famoso mito o alegoría
de la Caverna, que sirve para explicar la Teoría
de las Ideas: el mundo o la realidad está
dividida en dos (dualismo) (mundo verdadero y mundo aparente) Tenemos, por
tanto, un dualismo ontológico (dos tipos de
realidad).
En el fondo de una caverna hay unos prisioneros encadenados que ven las sombras reflejadas en el fondo de la cueva. Somos nosotros en nuestra vida ordinaria,
atados a la opinión o conocimiento de
apariencias, conocimiento de la vista (sensible), nada fiable. El prisionero
que se libera y sale de la caverna, ve las cosas tal y como son, no sus
sombras, y ve lo que las hace visibles y las mantiene con vida: el Sol. Esto equivale al filósofo
que, educando su alma
y guiándola con la razón, se eleva por encima de
lo sensible, cambiante, efímero y múltiple, y contempla la esencia de las cosas (Platón lo denomina εἶδος o ἰδέα) y la Idea de Bien, que, como el sol,
nos permite conocer el resto de ideas y les da existencia (o sea, las hace
perfectas, cada una en su género) La esencia de algo es única, eterna, permanente,
inmaterial y perfecta (Ej: hay muchas
personas más o menos bellas en el mundo sensible, pero ninguno es la Belleza.
La idea de Belleza es perfecta y eterna, y las cosas bellas que vemos son sólo copias o participaciones parciales de dicha idea,
que pierden su belleza, porque no les pertenece) Por tanto, el mundo real y verdadero, inteligible,
formado por Ideas
perfectas tiene una proyección en un mundo aparente y confuso, sensible,
formado por copias imperfectas, en el espacio y
el tiempo, que son imitaciones de las Ideas.
Pero, entonces, surge una pregunta: ¿cómo se duplica el mundo? ¿quién o qué produce
esa duplicación? Platón propone la hipótesis de una Inteligencia
Divina ordenadora, un Artesano (Δημιουργός,
Demiurgo)
que copia las Ideas en la materia (que es imperfecta,
eterna y caótica) movido por la Bondad (Bien)
y siguiendo formas geométricas y números, lo que convierte el Universo Sensible en
un κόσμος (orden). El Demiurgo es el creador del Cosmos
Visible (ο ορατός κόσμος) -formado por todas las copias materiales de
las Ideas en el espacio y el tiempo-, pero no del Cosmos
Inteligible (κόσμος νοητός, Mundo inteligible) que es eterno e
inmaterial. El Demiurgo no puede asimilarse al Dios de las religiones
monoteístas, porque no crea la realidad -que
son las Ideas-, solo crea la apariencia. Sin
embargo, la suprema Idea de Bien que “ilumina” -da perfección- al resto de Ideas sí podría considerarse
semejante a Dios, porque lo que hay de perfecto y bueno en todo el universo
inteligible y sensible (aquí solo en pequeñas proporciones) se debe a su causa.
Como el prisionero de la caverna todo lo existente sensible tiende (es atraído)
a la perfección: es la “luz” del Bien la que permite que la materia tenga
orden, sentido y tienda a la perfección. Imagina
una habitación oscura y desordenada, solo cuando encendemos la luz podemos
“saber” qué es cada cosa, ponerla en su sitio, y “sacar partido” a cada elemento.
Para ello nos tenemos que ayudar necesariamente de un plano ideal. ¿No es el feng shui un ejemplo
de esa guía para ordenar el caos, para perfeccionar el espacio, darle armonía
(perfección)? Platón considera que esa guía o plano ideal es lo verdaderamente
real: el mundo inteligible lleno de Ideas/Formas/Esencias,
y el Bien su fundamento.
12.
La realidad (ser) es estudiada por la parte de la filosofía
llamada ontología (ὄντος-λόγος, estudio del
ser). En “República”,
Platón usa dos alegorías para comparar la realidad con una caverna y una línea.
Dividimos la línea
en dos partes (una visible/sensible,
y otra racional/inteligible) (dualismo
ontológico). Volvemos a dividir cada parte en otras dos. Y
tenemos 4 niveles de realidad:
a) imágenes
(sombras, reflejos);
b) cosas que producen esas imágenes (seres vivos y artificiales); c)
estructura matemática de esos seres (números, figuras geométricas); d)
ideas
perfectas (esencias, modelos originales) de esos seres. (Ej: vemos la sombra de un perro,
luego vemos un perro que produce esa sombra, luego entendemos la estructura
geométrica de ese perro que vemos, y finalmente entendemos qué es el perro, su
definición, su esencia, su idea) (a)
y b) son grados de la realidad sensible;
c) y d) grados
de la realidad inteligible). Por lo que el grado
a) es el menos real
y el grado d) el más
real.
13.
Ese es el camino de ascenso
desde el fondo de la caverna
del prisionero, es decir, la educación
que nos lleva desde la visión de copias de copias (imágenes) a las copias
sensibles múltiples cambiantes de las ideas (φύσις, naturaleza),
de ahí a su estructura matemática (cantidad numérica y figura geométrica), y de
ahí a la comprensión de qué son las esencias permanentes (ideas). La educación
(liberación del prisionero) es el paso de lo sensible a lo
inteligible.
14.
Las alegorías de la
línea y de la caverna
también sirven para explicar los tipos de conocimiento de esa realidad. La epistemología
es la parte de la filosofía que estudia el conocimiento humano. Hay dos
niveles de conocimiento: conocimiento sensible
(opinión, doxa)
y conocimiento racional (ciencia,
episteme).
Son las dos divisiones de la línea (dualismo epistemológico).
A su vez, recordemos que habíamos dividido de nuevo los dos segmentos de la
línea. Los cuatro
grados de conocimiento resultantes, que corresponden a
los niveles de realidad arriba explicados son: Doxa:
a) imaginación
(eikasía);
b)
creencia o conocimiento de la naturaleza (física,
φυσική) (percepción) (pistis); Episteme:
c)
pensamiento por demostración
matemática (conocimiento indirecto, se apoya en hipótesis) (dianoia); d) inteligencia pura por intuición (conocimiento
directo) de las ideas y de la causa de su perfección: la idea de Bien (nóesis). El grado de la eikasía es el conocimiento menos
verdadero y la nóesis el más verdadero.
15.
¿Por qué Platón tuvo que duplicar
el mundo, y colocar la realidad y
la verdad más allá de lo sensible?
(Teoría de las Ideas).
Hay varios argumentos: a) Platón
piensa que no podemos conocer lo que siempre cambia.
Y lo que está en el tiempo siempre cambia. Prueba a decir qué hora es, no
podrás. Cuando lo has dicho, ya ha pasado; b) No podemos conocer lo
múltiple (ni el ojo ni la mente pueden abarcarlo). Hay que reducirlo a unidad. Para conocer hay que olvidarse
de las diferencias individuales [Ej: Los niños pequeños aprenden lo que son las
cosas cuando pueden agruparlas bajo una palabra. Todos los gatos que ve son
diferentes (múltiples), y solo puede saber que son gatos cuando entiende la
palabra/idea general (única)]; c) Existe un conocimiento real que son las matemáticas y que no
depende de lo sensible, solo de la razón. Por eso la verdadera ciencia
(episteme) debe ser de lo permanente, porque si
fuera de lo cambiante no habría ciencia. ¿No sería ridículo decir que
únicamente hay ciencia mientras vive un ser humano?; d) la virtud no puede ser
algo cambiante y subjetivo como decían los Sofistas, porque entonces no
podríamos conocerla, y sin conocerla no podríamos aplicarla. Dejaríamos de ser
racionales. Por tanto, la ética también debe basarse en realidades permanentes y objetivas.
Y solo pueden existir fuera del espacio y el tiempo que son cambiantes; e) cuando hablamos (usando
nombres comunes) nombramos cosas que
permanecen. Decimos “luna” y da igual
qué aspecto, tamaño o brillo tenga. El lenguaje usa conceptos de cosas que no cambian (eso son las
palabras del diccionario. ¿Alguien ha visto envejecer la palabra “niño” en el
diccionario?). Así que las palabras, si nombran algo real, deben referirse a realidades no espaciales ni temporales, no materiales ni sensibles, o sea inteligibles/racionales, eternas. Eso son las “ideas”
16.
No confundáis nunca lo que entiende Platón por idea
(esencia, verdadera realidad de las cosas, eterna, perfecta, independiente de la mente humana),
con lo que, desde Descartes (s. XVII), entendemos por idea: contenido
mental de una persona, o sea, pensamiento. La idea (ἰδέα)
o forma
(μορφή) es la realidad verdadera en Platón, y
existe independientemente de que la conozcamos o no. Hay una idea para cada clase de cosas. Por ejemplo,
una persona puede morir sin haber visto o conocido (pensado) el ornitorrinco o
la función logarítmica, pero el ornitorrinco y la función logarítmica existen,
se piensen, se vean, o no.
17.
Por eso, Platón propone hipótesis racionales
sobre la inmortalidad
del
alma, que garantizan que nuestra razón (la principal función del alma
humana) puede recuperar (recordar) las ideas de las cosas conocidas por el alma
antes de unirse al cuerpo (o sea, antes de nacer) en un proceso de recuerdo/reminiscencia
o anámnesis. Solo lo
inmortal humano (alma racional) puede conocer lo que es inmortal no humano (ideas), lo mortal (cuerpo, y sus sentidos, con la
vista en primer lugar) no puede conocer lo inmortal (ideas)
Y es que la antropología (ἄνθρωπος-λόγος, estudio del ser
humano) platónica
también es dualista. El ser humano está compuesto de dos elementos: a) cuerpo
material, sensible, mortal, imperfecto; b) alma inmaterial, racional, inmortal, semejante a
las ideas. Hay que aclarar algo acerca de la teoría del alma en Platón: el alma está
formada por tres partes: concupiscible o apetitiva (deseos),
irascible (voluntad), racional (razón).
Sólo ésta última es inmortal. Alma y cuerpo están unidos accidentalmente, pero
es el alma racional la que debe guiar las
otras dos partes y al cuerpo, como un cochero un carruaje (mito del carro alado: "Fedro")
Como el alma
es inmortal posee todo el conocimiento, pero al
nacer (unión accidental de un cuerpo y un alma) este conocimiento se olvida por
influencia del cuerpo y sus necesidades, y lo que llamamos aprender es recordar
las Ideas innatas (de nacimiento), que ya
poseíamos al nacer.
Conocer es recordar (ἀνάμνησις) a partir de las copias sensibles sus originales (Ideas). La percepción
es el punto de partida del recuerdo, pero ver no
es conocer. Conocer solo es una actividad de la razón (re-conocer:
comparo -y clasifico- lo que veo con su idea original), no de los sentidos. El olvido de las Ideas, cuando nacemos, se debe a las
necesidades y deseos del cuerpo que apartan al alma de la contemplación de lo
eterno y lo dirigen hacia lo sensible.
Para que el alma "recuerde"
o recupere esos conocimientos es necesario un proceso
educativo (mito de la caverna: "República") que nos
permita pasar de lo sensible (arte, física) a
lo inteligible/racional (matemáticas, filosofía). Así nuestra alma va liberándose de las
"cadenas" del cuerpo, de la apariencia y el cambio y elevándose a las
esencias (Ideas),
que son la verdadera realidad y el verdadero conocimiento.
18.
Solo el conocimiento de la verdadera realidad
nos hace humanos, y lo más elevado en el mundo de las Ideas
es la Justicia y el Bien, que en Platón, coincide con la
Belleza.
De la belleza habla en “Banquete”, donde dice que el amor o deseo de belleza nos eleva al conocimiento puro y
el ser verdadero. Por tanto, nos hace filósofos
(φιλόσοφος, amantes
del saber). El saber es bello y bueno.
La filosofía, dice Platón, en “Fedón”, es una preparación para la muerte, es decir, un separarse de lo sensible y cambiante (lo material), para conocer lo inteligible (racional) y eterno (lo inmaterial)
19. Platón establece una estrecha correspondencia entre las partes del alma (concupiscible/apetitiva, irascible y racional) con las clases sociales que constituyen el Estado ideal (productores: agricultores y artesanos, guardianes y filósofos-gobernantes)
La ética platónica estudia la virtud (bien) característica de cada parte del alma y la clase social que le corresponde: Por tanto los productores serán virtuosos cuando pongan freno a su codicia. Su virtud será la moderación o templanza. Los guardianes (soldados) serán virtuosos cuando sean valientes. Su virtud será la valentía. Los gobernantes (reyes-filósofos) serán virtuosos cuando sean sabios (buenos). Su virtud será la sabiduría -que es teórica y práctica (prudencia) a la vez-
La justicia es, así, la virtud resultante de la armonía de sabiduría, valentía y moderación, tanto en el alma individual como en el “alma” (estructura) del estado (ciudad). Porque la ética y la política son inseparables en Platón: el ser humano solo es humano, o sea, racional dentro de la ciudad.
20. Para que un Estado se mantenga debe basarse en un programa de educación que desarrolle las virtudes propias de cada clase. La educación comienza en la infancia. Se atenderá especialmente a la clase de los guardianes –de entre los que saldrán los mejores como gobernantes- con una formación elemental que incluye la gimnasia (fortalece el cuerpo y la voluntad) y la música (recordad que, en griego, se refiere al arte de las Musas, que comprende la música y la poesía. Pero Platón introduce limitaciones o censura al arte: debe imitar las virtudes, y no enseñar mentiras que debiliten el carácter). Es la fase de la educación elemental para todos. Dura hasta los 20 años.
Los mejores de los guardianes recibirán una educación superior de los 20 a los 35 años en matemáticas (aritmética, geometría, astronomía), y, desde los 30 años la “ciencia más difícil”: la dialéctica (filosofía) que permite conocer la Idea suprema: el Bien.
Después de dedicarse 5 años a la Dialéctica (ascendiendo de Idea en Idea hasta el Bien-en-sí) tienen la obligación de “descender de nuevo a la caverna” (regreso a la caverna (política): compartir con la sociedad el conocimiento y la virtud aprendidos). Desde los 35 a los 50 años aplican lo aprendido, desempeñando cargos oficiales, impartiendo justicia a través de leyes. La educación de los filósofos-gobernantes concluye a los 50 años.
La finalidad de la educación del político-filósofo es el conocimiento (contemplación, intuición) de la Idea de Bien, el “máximo conocimiento”. El Bien (la Justicia) es el fundamento del Estado (Ciudad) y del actuar político. Su conocimiento es aplicado a las normas de la ciudad (influencia socrática)
Para evitar el egoísmo de los guardianes Platón propone un comunismo de los bienes, de las mujeres y los hijos.
En su última obra (“Leyes”), y tras varios fracasos personales al aplicar sus teorías en Sicilia, Platón modificó esta visión “idealista” del Estado, dando prioridad a las leyes. Pasó a considerar a los hombres más como son en realidad que como deberían ser.
21. La filosofía de Platón ha sido la más influyente de la historia (junto con la de Aristóteles). Su Academia, que existió durante casi 9 siglos, es el precedente de las universidades (educación superior). Aristóteles, su alumno más famoso, fundó su propia escuela: el Liceo, también en Atenas. Y rechazó la Teoría de las Ideas. Las ideas no están separadas de las cosas, enseñó Aristóteles. La realidad verdadera no es universal como decía Platón sino individual, se llama sustancia y está compuesta por materia (particular) y forma (universal). El ser humano conoce las formas (esencias, ideas) porque “abstrae” (separa mentalmente) las características comunes de las sustancias que ve/observa. No existen esas características esenciales separadas (fuera) de la materia. Aristóteles representa el empirismo (el conocimiento comienza con los sentidos) frente al racionalismo platónico. Aristóteles está más interesado en los seres vivos (animales, plantas) que en los números e ideas
4 comentarios:
Esto es un tesoro para los estudiantes. Gracias. Alberto. Managua
Ilustre y distinguida demostración de que ni la Filosofía ni sus profesores son soporíferos o carentes de atractivo.
Un encanto de explicación, verdad absoluta.
Que maravilla de explicación! Dan ganas de imprimir los apuntes y volver a estudiar como hace más de treinta años…
Gracias Amelia. Es un honor leer esto
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