Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes
Filosofía. 4º ESO & Bachillerato
Profesor: Francisco Huertas Hernández
4º ESO. Curso 2022-2023 & Curso 2021-2022
IES Dr. Balmis. Alicante
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (1)
Admiración, Estimación, Desprecio, Orgullo, Humildad, Amor, Odio
Filosofía. 4º ESO
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2022-2023
IES Dr. Balmis. Alicante
Pizarra escrita por Dani
24 noviembre 2022
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (2)
Deseo, Esperanza, Temor, Celos, Valor, Cobardía
Filosofía. 4º ESO
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2022-2023
IES Dr. Balmis. Alicante
Pizarra escrita por María
25 noviembre 2022
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (3)
Alegría, Tristeza, Burla
Filosofía. 4º ESO
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2022-2023
IES Dr. Balmis. Alicante
Pizarra escrita por Aarón
30 noviembre 2022
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (4)
Añoranza, Vergüenza, Gloria, Indignación, Arrepentimiento
Filosofía. 4º ESO
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2022-2023
IES Dr. Balmis. Alicante
Cuaderno - Trabajo en Grupo (Aarón, Izan, Sandra, Dani)
1 diciembre 2022
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (4)
Ira
Filosofía. 4º ESO
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2022-2023
IES Dr. Balmis. Alicante
Cuaderno - Trabajo en Grupo (Dani, Kelvin, José Antonio, Juan Camilo)
1 diciembre 2022
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (5)
Agradecimiento, Envidia, Ira, Arrepentimiento, Venganza
Añoranza, Gloria (Fama), Indignación
Filosofía. 4º ESO
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2022-2023
IES Dr. Balmis. Alicante
Pizarra escrita por María
2 diciembre 2022
Una de las "tareas" de la Filosofía es "saber leer" los textos de los filósofos. Hoy en día circulan muchos textos en internet, pero, ciertamente, cada vez menos personas tienen la capacidad de prestar atención y comprender los libros clásicos de la historia de la filosofía, la ciencia y la literatura, como por ejemplo "La República" (Πολιτεία) de Platón (427-347 aC), "El origen de las especies" (On the Origin of Species) de Charles Darwin (1809-1882), o "La Divina Comedia" (Comedia) de Dante Alighieri (1265-1321).
El filósofo francés René Descartes (1596-1650) es el "padre" de la Filosofía Moderna, porque situó la "conciencia" o "mente" como "centro" de la reflexión. Es famosa su frase "Je pense, donc je suis" (Pienso, por tanto existo) -"Cogito, ergo sum", en latín-, en la que entendemos que la única manera que tenemos de "saber" con "certeza" que existimos es dándonos cuenta de que estamos pensando. Este autor, que escribió en latín y francés, publicó en 1649 un libro de psicología llamado "Las pasiones del alma" (Les passions de l'âme). Hoy en día llamamos "sentimientos" o "emociones" a esas "pasiones" -por oposición a las "acciones"- que explicó con claridad el filósofo francés. Descartes entendía las "pasiones" como algo producido en el exterior del cuerpo y que la mente -alma- "padece" o "sufre". Todavía hoy hablamos de personas "apasionadas", "sentir pasión por algo o alguien", o "padecer" algo.
Una "tarea" filosófica es "aplicar" los textos a la experiencia personal del que lee y debate. O dicho de otra manera, "establecer un diálogo" con los textos para "aprender" de ellos en su "conexión" con el "presente". Un alumno de este curso insiste -en privado- en que "Platón está muerto", como "el resto de los filósofos". Su "intención" es despojar a los grandes pensadores de valor, de actualidad, de utilidad. Pero la prueba de que está equivocado es que se publican más libros (traducciones) de Platón, y sobre Platón, que sobre Messi, Mbappé, Maluma, Leonardo di Caprio, Donald Trump, Elon Musk, o cualquier otro "famoso" o "influencer" del presente. Cuando algún día lejano -si Google no desaparece, y este blog puede leerse- alguien se encuentre con René Descartes, será reconocido en el acto como un gran pensador, pero nadie se acordará de los otros nombres que he citado.
En estas clases leemos el texto de Descartes, y, luego, les pido que definan ellos las "pasiones" que enumera el autor. Lo más interesante es que el filósofo francés acaba teniendo razón y siendo más actual que nosotros, cuando lo confrontamos con nuestro pensamiento. Ocurrió con el análisis que hicieron de la "admiración" -la primera de las "pasiones"- porque esa "idealización" de la "grandeza" de alguien, que sostuvo un alumno, es exactamente la "sorpresa" ante algo o alguien que nos parece "nuevo", también en el caso de que nuestro interés se modifique, o nuestro conocimiento se amplíe. Aunque no entendieron ni se fijaron en mi ejemplo: los cuartetos de cuerda de Ludwig van Beethoven son una "cima" de la música y del arte universal, pero, solo cuando uno ha desarrollado -"educado"- su "gusto" y su cultura puede "admirarlos", porque, justamente, en ese momento aparecen como algo "nuevo" para él: de la "apariencia" inicial de "música aburrida" ha pasado a la "esencia" de su "forma/estructura" oculta y su hondura emocional y expresiva, que solo la "admiración" descubre. Quien no se "admira" de las "cosas" no es humano, ni está "vivo" en un sentido "pleno"... De hecho la "filosofía" comienza con la "admiración" como escribió Aristóteles en su "Metafísica".
Franz Hals (1582-1666): "Portret van René Descartes" (1649)
Musée du Louvre. Paris
Tableau. Oil on canvas
El retrato más famoso de René Descartes pintado durante su estancia en Holanda por uno de sus más grandes pintores. Destaca la mirada penetrante
Jan Baptist Weenix (1621-1660): Portret van René Descartes (1647-1649)
Centraal Museum. Utrecht (Nederland)
Un retrato al óleo del filósofo francés que vivió en Holanda
René Descartes: "Les passions de l'âme"
par René Descartes
À Amsterdam par Louis Elzevier
et se vendent à Paris,
chez Henry Le Gras
1650
El tratado de las pasiones (sentimientos y emociones) de Descartes es un libro de psicología y de ética en el que se explica la actuación conjunta del alma (voluntad libre y pensamiento) y del cuerpo (músculos, nervios, venas, arterias, y "esprits animaux" que son las microscópicas partículas materiales que recorren el cuerpo transmitiendo la información del cuerpo al alma, y del alma al cuerpo) comunicados por la glándula H (llamada pineal) en el cerebro. Las pasiones son estados del alma (anímicos) que tienen su origen en el cuerpo (en la acción de esos "espíritus animales"). El dominio de las pasiones por parte de la mente (voluntad y pensamiento) nos hará felices
René Descartes: "Las pasiones del alma"
Estudio preliminar y notas de José Antonio Martínez Martínez
Traducción de José Antonio Martínez Martínez & Pilar Andrade Boué
Clásicos del Pensamiento. Editorial Tecnos. Madrid
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (1)
Admiración
Filosofía. 4º ESO B-PR4
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2021-2022
IES Dr. Balmis. Alicante
23 noviembre 2021
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (2)
Admiración, Estimación, Desprecio, Amor, Odio, Deseo (Pizarra 1)
Esperanza, Desesperanza, Temor, Celos (Pizarra 2)
Filosofía. 4º ESO B-PR4
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2021-2022
IES Dr. Balmis. Alicante
24 noviembre 2021
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (3)
Valor, Cobardía, Remordimiento, Alegría, Tristeza
Filosofía. 4º ESO B-PR4
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2021-2022
IES Dr. Balmis. Alicante
30 noviembre 2021
Sentimientos & Emociones. "Las pasiones del alma" (1649). René Descartes (4)
Simpatía, Agradecimiento, Indignación, Ira
Filosofía. 4º ESO B-PR4
Profesor: Francisco Huertas Hernández
Curso 2021-2022
IES Dr. Balmis. Alicante
1 diciembre 2021
René Descartes: "Las pasiones del alma" (artículos 52-69)
Observo, además, que los objetos que mueven los sentidos no excitan en nosotros diversas pasiones en razón de todas las diversidades que hay en ellos, sino sólo en razón de las diversas maneras como pueden dañarnos o beneficiarnos, o bien en general ser importantes; y que el comportamiento de todas las pasiones consiste únicamente en que disponen el alma a querer las cosas que la naturaleza nos prescribe como útiles, y a persistir en esta voluntad, y esta misma agitación de los espíritus que las causa dispone el cuerpo a los movimientos que sirven para la ejecución de estas cosas; por eso, para enumerarlas, basta con examinar por orden de cuántas diferentes maneras que nos importan pueden nuestros sentidos ser movidos por sus objetos; y haré aquí la enumeración de todas las principales pasiones según el orden en que pueden así ser descubiertas.
ORDEN Y ENUMERACIÓN DE LAS PASIONES
Art. 53. La admiración:
Cuando nos sorprende el primer encuentro de un objeto, y lo juzgamos nuevo o muy diferente de lo que conocíamos antes o bien de lo que suponemos que deba ser, lo admiramos y nos impresiona fuertemente; y como esto puede ocurrir antes que sepamos de ninguna manera si este objeto nos es conveniente o no, paréceme que la admiración es la primera de todas las pasiones; y no tiene pasión contraria porque, si el objeto que se presenta no tiene nada en sí que nos sorprenda, no nos conmueve en modo alguno y le consideramos sin pasión.
Art. 54. La estimación o el desprecio, la generosidad o el orgullo, y la humildad o la bajeza:
A la admiración va unida la estimación o el desprecio, según que lo que admiramos sea la grandeza de un objeto o su pequeñez. Y podemos así estimarnos o menospreciarnos a nosotros mismos; de donde resultan las pasiones, y luego los hábitos de magnanimidad o de orgullo y de humildad o de bajeza.
Art. 55. La veneración el desdén:
Pero cuando estimamos o despreciamos otros objetos que consideramos como causas libres capaces de hacer bien o mal, de la estimación nace la veneración, y del simple desprecio el desdén.
Art. 56. El amor y el odio:
Ahora bien: todas las precedentes pasiones pueden producirse en nosotros sin que advirtamos en modo alguno si el objeto que las causa es bueno o malo. Pero cuando se nos presenta una cosa como buena para nosotros, es decir, como conveniente, esto nos hace sentir amor por ella; y cuando se nos presenta como mala y nociva, esto nos mueve al odio.
Art. 57. El deseo:
De la misma consideración del bien y del mal nacen todas las demás pasiones; más, para ponerlas por orden, distingo los tiempos, y conceptuando que nos llevan a considerar el futuro mucho más que el presente o el pasado, comienzo por el deseo.
Más no sólo cuando se desea adquirir un bien que no se tiene aún, o bien evitar un mal que se cree puede ocurrir, sino también cuando se desea simplemente la conservación de un bien o la ausencia de un mal, que es a lo único que puede alcanzar esta pasión, es evidente que esta se refiere siempre al futuro.
Art. 58. La esperanza, el temor, los celos, la seguridad y la desesperanza:
Basta pensar que es posible la adquisición de un bien o la evitación de un mal para sentirse movido a desearlo. Pero cuando se considera además, si hay pocas o muchas apariencias de conseguir lo que se desea, lo que nos hace ver que hay muchas provoca en nosotros la esperanza, y lo que nos hace ver que hay pocas suscita temor, una especie del cual son los celos.
Cuando la esperanza es extrema, cambia de naturaleza y se llama seguridad o certidumbre, y al contrario, el temor extremado se torna en desesperación.
Art. 59. La irresolución, el valor, la intrepidez, la emulación, la cobardía y el terror:
Y podemos, pues, esperar y temer, aunque el acontecimiento de lo que va a ocurrir no depende en modo alguno de nosotros; pero cuando se nos presenta como dependiente de nosotros, puede haber dificultad en la elección de los medios o en la ejecución. De la primera resulta la irresolución, que nos dispone a deliberar y tomar consejo. A la segunda se opone el valor, o la intrepidez, una especie del cual es la emulación. Y la cobardía es opuesta al valor, como el miedo o el terror a la intrepidez.
Art. 60. El remordimiento:
Y si nos determinamos a una acción antes de disiparse la irresolución, esto produce el remordimiento de conciencia, que no se refiere a tiempo futuro, como las pasiones precedentes, sino al pasado.
Art. 61. La alegría y la tristeza:
Y la consideración del bien presente suscita en nosotros la alegría; la del mal, la tristeza, cuando se trata de un bien o un mal que se nos aparece como propio.
Art. 62. La burla, la envidia, la piedad:
Mas cuando se nos presenta como perteneciente a otros hombres, podemos juzgarlos dignos o indignos de él; y cuando los juzgamos dignos, ello no produce en nosotros otra pasión que la alegría, porque significa para nosotros algún bien el ver que las cosas ocurren como deben. Hay sólo la diferencia de que la alegría que procede del bien es seria, mientras que la que procede del mal va acompañada de risas y de burla. Pero si los juzgamos indignos, el bien mueve a la envidia, y el mal a la piedad, que son dos especies de tristeza. Y es de observar que las mismas pasiones que se refieren a los bienes o a los males presentes pueden con frecuencia referirse también a los futuros, pues el pensar que van a ocurrir los representa como presentes.
Art. 63. La satisfacción de sí mismo y el arrepentimiento:
Podemos también considerar la causa del bien o del mal, tanto presente como pasado. Y el bien que nosotros mismos hemos hecho nos produce una satisfacción interior que es la más dulce de todas las pasiones mientras que el mal produce el arrepentimiento, que es la más amarga.
Art. 64. La simpatía y el agradecimiento:
Mas el bien que han hecho otros da lugar a que sintamos simpatía hacia ellos, aunque no nos lo hayan hecho a nosotros; y si es a nosotros, a la simpatía se une el agradecimiento.
Art. 65. La indignación y la ira:
De la misma manera, el mal hecho por otros, no siendo contra nosotros mismos, nos produce sólo indignación; y cuando es contra nosotros, nos mueve también a la ira.
Art. 66. La gloria y la vergüenza:
Por otra parte, el bien que está o que ha estado en nosotros, en cuanto afecta a la opinión que los demás pueden tener de
nosotros, nos produce vanagloria, y el mal, y la vergüenza.
Art. 67. El hastío, la añoranza la alegría:
Y a veces la duración del bien causa el hastío o la saciedad, mientras que la del mal disminuye la tristeza. Por último, del
bien pasado proviene la añoranza, que es una especie de tristeza, y del mal pasado proviene la alegría que es una especie de gozo.
Art. 68. Por qué esta enumeración de las pasiones es diferente de la comúnmente aceptada:
He aquí el orden que me parece el mejor para enumerar las pasiones. Sé que en ella me alejo de la opinión de cuantos han escrito sobre esto, pero mi discrepancia está muy justificada. Pues ellos deducen su enumeración de que distinguen en la parte sensitiva del alma dos apetitos, que llaman respectivamente concupiscible e irascible. Y como yo no encuentro en el alma ninguna distinción de partes, como ya he dicho, esa diferencia me parece que sólo significa que hay en ella dos facultades, una de desear y otra de rechazar; y puesto que el alma tiene de la misma manera las facultades de admirar, de amar, de esperar, de temer y de recibir en si cada una de las demás pasiones, o de realizar las acciones a que la impulsan esas pasiones, no veo por qué han querido adscribirlas todas a la concupiscencia o a la ira. Aparte de su enumeración no comprende todas las principales pasiones, como creo que las comprende ésta. Hablo sólo de las principales, pues se podría distinguir otras varias más particulares, y su número es indefinido.
Art. 69. Hay sólo seis pasiones primarias:
Mas el número de las simples y primarias no es muy grande. Pues, examinando todas las que he enumerado, es fácil observar que sólo hay seis que lo sean, a saber: la admiración, el amor, el odio, el deseo, la alegría y la tristeza; y que todas las demás son compuestas de algunas de estas seis, o son especies de las mismas. Por eso, para evitar que el gran número embarace a los lectores, trataré aquí separadamente de las seis primarias, y después indicaré de qué manera se originasen estas todas las demás"
René Descartes: "Les passions de l'âme" (articles 52-69)
Ésta es la enumeración de las pasiones en el texto original en francés de René Descartes (artículos 52-69):
"Art. 52. Quel est leur usage, et comment on les peut dénombrer:
Je remarque outre cela que les objets qui meuvent les sens n’excitent pas en nous diverses passions à raison de toutes les diversités qui sont en eux, mais seulement à raison des diverses façons qu’ils nous peuvent nuire ou profiter, ou bien en général être importants; et que l’usage de toutes les passions consiste en cela seul qu’elles disposent l’âme à vouloir les choses que la nature dicte nous être utiles, et à persister en cette volonté, comme aussi la même agitation des esprits qui a coutume de les causer dispose le corps aux mouvements qui servent à l’exécution de ces choses. C’est pourquoi, afin de les dénombrer, il faut seulement examiner par ordre en combien de diverses façons qui nous importent nos sens peuvent être mus par leurs objets. Et je ferai ici le
dénombrement de toutes les principales passions selon l’ordre qu’elles peuvent ainsi être trouvées. (373) L’ordre et le dénombrement des passions:
Art. 53. L’admiration:
Lorsque la première rencontre de quelque objet nous surprend, et que nous le jugeons être nouveau, ou fort différent de ce que nous connaissions auparavant ou bien de ce que nous supposions qu’il devait être, cela fait que nous l’admirons et en sommes étonnés. Et parce que cela peut arriver avant que nous connaissions aucunement si cet objet nous est convenable ou s’il ne l’est pas, il me semble que l’admiration est la première de toutes les passions. Et elle n’a point de contraire, à cause que, si l’objet qui se présente n’a rien en soi qui nous surprenne, nous n’en sommes aucunement émus et nous le considérons sans passion.
Art. 54. L’estime et le mépris, la générosité ou l’orgueil, et l’humilité ou la bassesse:
A l’admiration est jointe l’estime ou le mépris, selon que c’est la grandeur d’un objet ou sa petitesse que nous admirons. Et nous pouvons ainsi nous estimer ou nous mépriser nousmêmes; d’où viennent les passions, (374) et ensuite les habitudes de magnanimité ou d’orgueil et d’humilité ou de bassesse.
Art. 55. La vénération et le dédain:
Mais quand nous estimons ou méprisons d’autres objets que nous considérons comme des causes libres capables de faire du bien ou du mal, de l’estime vient la vénération, et du simple mépris le dédain
Art. 56. L’amour et la haine:
Or, toutes les passions précédentes peuvent être excitées en nous sans que nous apercevions en aucune façon si l’objet qui les cause est bon ou mauvais. Mais lorsqu’une chose nous est représentée comme bonne à notre égard, c’est-à-dire comme nous étant convenable, cela nous fait avoir pour elle de l’amour; et lorsqu’elle nous est représentée comme mauvaise ou nuisible, cela nous excite à la haine.
Art. 57. Le désir:
De la même considération du bien et du mal naissent toutes les autres passions ; mais afin de les mettre par ordre, je distingue les temps, et considérant qu’elles nous portent bien plus à regarder l’avenir que le présent ou le passé, je commence par le désir. Car non seulement lorsqu’on désire acquérir un bien qu’on n’a pas encore, ou bien éviter un mal qu’on juge pouvoir arriver, mais aussi lorsqu’on ne souhaite que la conservation d’un bien ou l’absence d’un mal, qui est tout ce à quoi se peut étendre cette passion, il est évident qu’elle regarde toujours l’avenir.
Art. 58. L’espérance, la crainte, la jalousie, la sécurité et le désespoir:
Il suffit de penser que l’acquisition d’un bien ou la fuite d’un mal est possible pour être incité à la désirer. Mais quand on considère, outre cela, s’il y a beaucoup ou peu d’apparence qu’on obtienne ce qu’on désire, ce qui nous représente qu’il y en a beaucoup excite en nous l’espérance, et ce qui nous représente qu’il y en a peu excite la crainte, dont la jalousie est une espèce. Lorsque l’espérance est extrême, elle change de nature et se nomme sécurité ou assurance, comme au contraire l’extrême crainte devient désespoir.
Art. 59. L’irrésolution, le courage, la hardiesse, l’émulation, la lâcheté et l’épouvante:
Et nous pouvons ainsi espérer et craindre, encore que l’événement de ce que nous attendons ne dépende aucunement de nous; mais quand il nous est représenté comme en dépendant, il peut y avoir de la difficulté en l’élection des moyens ou en l’exécution. De la première vient l’irrésolution, qui nous dispose à délibérer et prendre conseil. A la dernière s’oppose le courage ou la hardiesse, dont l’émulation est une espèce. Et la lâcheté est contraire au courage, comme la peur ou l’épouvante à la hardiesse.
Art. 60. Le remords:
Et si on s’est déterminé à quelque action avant quel’irrésolution fût ôtée, cela fait naître le remords de conscience, lequel ne regarde pas le temps à venir, comme les passions précédentes, mais le présent ou le passé.
Art. 61. La joie et la tristesse:
Et la considération du bien présent excite en nous de la joie, celle du mal, de la tristesse, lorsque c’est un bien ou un mal qui nous est représenté comme nous appartenant.
Art. 62. La moquerie, l’envie, la pitié:
Mais lorsqu’il nous est représenté comme appartenant à d’autres hommes, nous pouvons les en estimer dignes ou indignes; et lorsque nous les en estimons dignes, cela n’excite point en nous d’autre passion que la joie, en tant que c’est pour nous quelque bien de voir que les choses arrivent comme elles doivent. Il y a seulement cette différence que la joie qui vient du bien est sérieuse, au lieu que celle qui vient du mal est accompagnée de ris et de moquerie. Mais si nous les en estimons indignes, le bien excite l’envie, et le mal la pitié, qui sont des espèces de tristesse. Et il est à remarquer que les mêmes passions qui se rapportent aux biens ou aux maux présents peuvent souvent aussi être rapportées à ceux qui sont à venir, en tant que l’opinion qu’on a qu’ils adviendront les représente comme présents.
Art. 63. La satisfaction de soi-même et le repentir:
Nous pouvons aussi considérer la cause du bien ou du mal, tant présent que passé. Et le bien qui a été fait par nous-mêmes nous donne une satisfaction intérieure, qui est la plus douce de toutes les passions, au lieu que le mal excite le repentir, qui est la plus amère.
Art. 64. La faveur et la reconnaissance:
Mais le bien qui a été fait par d’autres est cause que nous avons pour eux de la faveur, encore que ce ne soit point à ous qu’il ait été fait; et si c’est à nous, à la faveur nous
joignons la reconnaissance.
Art. 65. L’indignation et la colère:
Tout de même le mal fait par d’autres, n’étant point rapporté à nous, fait seulement que nous avons pour eux de l’indignation; et lorsqu’il y est rapporté, il émeut aussi la colère.
Art. 66. La gloire et la honte:
De plus, le bien qui est ou qui a été en nous, étant rapporté à l’opinion que les autres en peuvent avoir, excite en nous de la gloire, et le mal, de la honte.
Art. 67. Le dégoût, le regret et l’allégresse:
Et quelquefois la durée du bien cause l’ennui ou le dégoût, au lieu que celle du mal diminue la tristesse. Enfin, du bien passé vient le regret, qui est une espèce de tristesse, et du mal passé vient l’allégresse, qui est une espèce de joie.
Art. 68. Pourquoi ce dénombrement des passions est différent de celui qui est communément reçu:
Voilà l’ordre qui me semble être le meilleur pour dénombrer les passions. En quoi je sais bien que je m’éloigne de l’opinion de tous ceux qui en ont ci-devant écrit, mais ce n’est pas sans grande raison. Car ils tirent leur dénombrement de ce qu’ils distinguent en la partie sensitive de l’âme deux appétits, qu’ils nomment l’un "concupiscible", l’autre "irascible". Et parce que je ne connais en l’âme aucune distinction de parties, ainsi que l’ai dit ci-dessus, cela me semble ne signifier autre chose sinon qu’elle a deux facultés, l’une de désirer, l’autre de se fâcher; et à cause qu’elle a en même façon les facultés d’admirer, d’aimer, d’espérer, de craindre, et ainsi de recevoir
en soi chacune des autres passions, ou de faire les actions auxquelles ces passions la poussent, je ne vois pas pourquoi ils ont voulu les rapporter toutes à la concupiscence ou à la colère. Outre que leur dénombrement ne comprend point toutes les principales passions, comme je crois que fait celui-ci. Je parle seulement des principales, à cause qu’on en pourrait encore distinguer plusieurs autres plus particulières, et leur nombre est indéfini.
Art. 69. Qu’il n’y a que six passions primitives:
Mais le nombre de celles qui sont simples et primitives n’est pas fort grand. Car, en faisant une revue sur toutes celles que j’ai dénombrées, on peut aisément remarquer qu’il n’y en a que six qui soient telles; à savoir: l’admiration, l’amour, la haine, le désir, la joie et la tristesse; et que toutes les autres sont composées de quelques-unes de ces six, ou bien en sont des espèces. C’est pourquoi, afin que leur multitude n’embarrasse point les lecteurs, je traiterai ici séparément des six primitives ; et par après je ferai voir en quelle façon toutes les autres en tirent leur origine"
*****
Comentarios de nuestros lectores:
- Francisco Huertas Hernández: "He usado en este artículo las fotos de las pizarras de los cursos 2021-2022 y 2022-2023 con el análisis del texto de René Descartes "Las pasiones del alma", un libro precursor en psicología filosófica, con un fino estudio de los sentimientos y emociones humanas. He añadido el texto de los capítulos 52 a 69, en donde aparece toda la clasificación del autor, y las definiciones correspondientes. En clase lo que hicimos fue combinar la explicación del filósofo francés con la de los estudiantes, que fue muy valiosa, por contener una visión más personal.
Este libro es muy importante, y, como todas las obras clásicas, es siempre actual. Cada generación, cada época, cada lector, "hace suya la obra", la "reinterpreta", y obtiene "enseñanza" y "deleite". Los "clásicos" están más "vivos" que los "contemporáneos" porque ya han "vivido" muchas "vidas": cada lector los "revive", como pasa con Homero, Dante, Virgilio, Cervantes, Shakespeare, Molière, Goethe, Tolstoi o Melville, en la literatura, o Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, el mismo Descartes, Hume, Kant, Hegel, Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche, Wittgenstein, Sartre, Ortega y Gasset, Heidegger o Hanna Arendt en la filosofía.
La "tristeza" -esa "consideración del mal presente que se nos aparece como propio", según Descartes- se apodera del profesor cuando comprueba que vano es su esfuerzo, que persistente es el olvido de lo que enseñamos, aunque siempre queda la "esperanza" -"la mucha apariencia de conseguir lo que se desea"- de "sembrar" en una "tierra" que no sabemos si dará "fruto"..."
Este libro es muy importante, y, como todas las obras clásicas, es siempre actual. Cada generación, cada época, cada lector, "hace suya la obra", la "reinterpreta", y obtiene "enseñanza" y "deleite". Los "clásicos" están más "vivos" que los "contemporáneos" porque ya han "vivido" muchas "vidas": cada lector los "revive", como pasa con Homero, Dante, Virgilio, Cervantes, Shakespeare, Molière, Goethe, Tolstoi o Melville, en la literatura, o Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, el mismo Descartes, Hume, Kant, Hegel, Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche, Wittgenstein, Sartre, Ortega y Gasset, Heidegger o Hanna Arendt en la filosofía.
La "tristeza" -esa "consideración del mal presente que se nos aparece como propio", según Descartes- se apodera del profesor cuando comprueba que vano es su esfuerzo, que persistente es el olvido de lo que enseñamos, aunque siempre queda la "esperanza" -"la mucha apariencia de conseguir lo que se desea"- de "sembrar" en una "tierra" que no sabemos si dará "fruto"..."
7 comentarios:
Es un tesoro este post maestro
Bravooo
Magnífico artículo. Muy entretenido, además.
¡¡ Y, además, explicado de manera tan bella...!! Reconocimientos a granel, sin ninguna clase de dudas.
Muchas gracias amiga Lourdes. El querer saber no es un lujo, es la condición humana. Y eso es lo que buscamos con el placer de la lectura de los que nos alumbraron el camino
Gracias Laura. Esa es nuestra tarea: escribir, pensar, debatir, compartir...
Artículo. 53 y Artículo. 64
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