Diario de Santander (8). Orgullo & Prejuicio. 1994
Francisco Huertas Hernández
Puerto Chico
Santander
Vista aérea
Diario Montañés
Santander, sábado 9 de julio de 1994
Debo reflejar en este diario algunos hechos que irán cargados de valoraciones y sentimientos: a) esta mañana Milagros, muy amable, ha estado hablando conmigo; yo miraba su piel oscura; b) he pensado llevar a una imprenta mi cuento "La Risa", registrarlo en la SGAE, editarlo, ¿por qué no permitirme ese sueño cándido?; c) estaba haciendo tiempo esta mañana para recoger el pantalón de la lavandería Andalucía, y, en la calle Burgos, una señora rubia me paró, pensé que era una turista que quería preguntar por una calle. Era una adepta alemana a los Hare Krishna. Compré un libro sobre un tipo, un guía espiritual, porque habla de los Beatles. Esa fue la única razón; d) “¿Adónde iré que no tiemble?”, preguntaba José Bergamín, y yo pregunto gogolianamente: ¿Por qué, Dios mío, siempre esto? Milagros ha dicho que soy tranquilo, a quiet man? Un lerdo, un parsimonioso, un tipo sin ardides -mi abuela decía, equivocadamente, "ardiles"-, un tipo sin vitalidad, quería decir. Lo que pudo ser un halago, o una simple descripción objetiva, se transformó en una ofensa, porque es cierto y es falso. Las cosas se ven pero no se sienten. La gente ve mi parsimonia, mi falta de brío, y piensan que soy un “quiet man” o un “quiet boy”, pero ¿qué saben ellos de mi espina, de mis sombras, de mi tempestad interior que me anega, que me consume?, ¿qué saben ellos de la ansiedad, del fuego, de los terremotos que me habitan y me hacen enloquecer? ¿Creen que no sufro acaso? No soy John Wayne. ¿Dónde está Maureen O`Hara? Odio los puntos y aparte. Aspiro al continuo... ¡¡¡Dios santo, me ha caído Tipp-ex en el pantalón!!! ¡¡Maldita sea!! Mierda: no se van las putas manchas...
El pantalón ha quedado manchado. He ido a una imprenta y el dueño se ha echado las manos a la cabeza al escuchar mis intenciones. Jamás había oído un proyecto tan descabellado: ¡¡imprimir cuatro ejemplares!! Saldría la broma por veinte mil o más. Pensé: “¿merece la pena?” Halagar mi ego de esta manera, ¿para qué? Además habría que solicitar los derechos de autor antes de la imprenta. ¿Qué haría con los ejemplares? ¿Mandarlos a Tusquets, a Anagrama, al contenedor azul? ¡Qué estúpido soy!, ¡y qué solitario! No tengo nada y pretendo despilfarrar mi sueldo en un proyecto insensato y vanidoso, en una acción de desmedida soberbia. Yo sí ansío la inmortalidad. El otro gedeónico proyecto -muy bouvardiano y pécuchetiano, sin duda- es el de la “investigación” sobre la risa. Ya llevo gastado algún dinero en fotocopias y aún no sé para qué. Es cierto que tengo algo in mente pero dudo que llegue a buen puerto (milagros que vendrán a dar sentido a nuestras existencias portuarias). ¿Qué diablos significa esto? Pero, ¿qué burla es ésta? Todo lo referente a mi vida es necio y ridículo. Todos mis fracasos, sentimentales, creadores, opositores, físicos, químicos, biológicos. ¿Qué he hecho bien en la vida?, ¿qué? No he demostrado nada. Richard Strauss tiene en sus “Cuatro últimos lieder” uno, el último, que dice: “¿Estamos cansados de caminar? Acaso sea la muerte”. ¿Cansado de caminar? Pero, ¿hacia dónde el camino irá? Caminante, no hay camino sino estelas en la mar. Yo le recitaba algunos de mis aforismos a Inmaculada, la orientadora burgalesa, y ella escuchaba arrellanada en el sofá apretando un almohadón. No entendía nada. La vida para mí es solamente un “no” desolador y mortificante. Otros llevan prendido al alma, al cuerpo, un “sí” constante, dicharachero y despreocupado, un “sí” tan sencillo como inocente. Les reconozco por la calle. Yo, sin embargo, llevo el “no” en mi ser y eso es lo que transmito. Así lo vio claramente Inmaculada y me lo dijo brutalmente
El pantalón ha quedado manchado. He ido a una imprenta y el dueño se ha echado las manos a la cabeza al escuchar mis intenciones. Jamás había oído un proyecto tan descabellado: ¡¡imprimir cuatro ejemplares!! Saldría la broma por veinte mil o más. Pensé: “¿merece la pena?” Halagar mi ego de esta manera, ¿para qué? Además habría que solicitar los derechos de autor antes de la imprenta. ¿Qué haría con los ejemplares? ¿Mandarlos a Tusquets, a Anagrama, al contenedor azul? ¡Qué estúpido soy!, ¡y qué solitario! No tengo nada y pretendo despilfarrar mi sueldo en un proyecto insensato y vanidoso, en una acción de desmedida soberbia. Yo sí ansío la inmortalidad. El otro gedeónico proyecto -muy bouvardiano y pécuchetiano, sin duda- es el de la “investigación” sobre la risa. Ya llevo gastado algún dinero en fotocopias y aún no sé para qué. Es cierto que tengo algo in mente pero dudo que llegue a buen puerto (milagros que vendrán a dar sentido a nuestras existencias portuarias). ¿Qué diablos significa esto? Pero, ¿qué burla es ésta? Todo lo referente a mi vida es necio y ridículo. Todos mis fracasos, sentimentales, creadores, opositores, físicos, químicos, biológicos. ¿Qué he hecho bien en la vida?, ¿qué? No he demostrado nada. Richard Strauss tiene en sus “Cuatro últimos lieder” uno, el último, que dice: “¿Estamos cansados de caminar? Acaso sea la muerte”. ¿Cansado de caminar? Pero, ¿hacia dónde el camino irá? Caminante, no hay camino sino estelas en la mar. Yo le recitaba algunos de mis aforismos a Inmaculada, la orientadora burgalesa, y ella escuchaba arrellanada en el sofá apretando un almohadón. No entendía nada. La vida para mí es solamente un “no” desolador y mortificante. Otros llevan prendido al alma, al cuerpo, un “sí” constante, dicharachero y despreocupado, un “sí” tan sencillo como inocente. Les reconozco por la calle. Yo, sin embargo, llevo el “no” en mi ser y eso es lo que transmito. Así lo vio claramente Inmaculada y me lo dijo brutalmente
Puerto Chico
Santander
2 Postales antiguas
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En realidad yo no paseaba por aquí, sino por El Sardinero
Calle Magallanes
Santander
Diario Montañés
Aquí tenía Milagros habitaciones para viajeros. Me alojé allí los veranos de 1993 y 1994, mientras opositaba el primer año, y el segundo, investigando en la Biblioteca Menéndez Pelayo, sobre la risa, un proyecto ingenuo y descabalado.
Milagros fue una especie de musa para mí, aunque era una señora completamente convencional. Sale crípticamente en mi libro "Entre la filatelia y la halterofilia. Diario de Oviedo": "Milagros que vendrán a dar sentido a nuestras existencias portuarias". Es un fragmento del "Diario de Santander". Sospecho que alquilaba ilegalmente las habitaciones de un apartamento en la misma planta del suyo. Me lo recomendó mi amiga Antonia. Y Santander se convirtió en mi "centro de operaciones" para escribir, pasear y... comprarme un equipo de música de Alta Fidelidad (amplificador Copland a válvulas, lector CD Rotel y cajas acústicas Sonus Faber Minima) en "Mozart", un establecimiento ya desaparecido
Biblioteca y Casa Museo Menéndez Pelayo
Calle Rubio 6
39001 Santander
Aquí investigaba yo unas cuantas horas al día sobre la esencia de la risa y el humor. Estaba muy cerca de la calle Magallanes, donde vivía y escribía el "Diario de Santander" en 1994.
"La risa es la máscara de la muerte" decía pomposamente el protagonista de mi mediocre cuento "La Risa", el sacerdote Íñigo Unzué.
Esta idea trágica está tomada de Platón, Freud y Bergson. Y era mi gran descubrimiento, por el que me haría célebre: la risa como pulsión de muerte... ¡Pobre infeliz!
10 comentarios:
Qué raro y qué hermoso lo que escribís
Santander es una ciudad muy bonita y tiene un clima muy agradable durante el verano horrible de España
No es raro ni hermoso .
Muchas gracias
Muchas gracias
Hay un tipo anónimo que me ataca. Bueno, es un cobarde, no da la cara. Los otros anónimos me felicitan
Teniendo en cuenta que está escrito bajo el lema de un diario personal, era justo y necesario que transquibieses a tus lectores valoraciones, sentimientos, tus sombras, tus tempestades, de tus interiores objetivos, subjetivos, complejos, simples, sencillos...de todo. O de todo lo que seleccionaste por bello o no bello, profundo o superficial, por todo lo que quisiste seleccionar, llana y claramente, Asi es. Yo no te encuentro complicado, más bien profundo y en eso no hay reproche que valga. Si alguien no te entiende, en el plano escrito o personal, es que no es profundo o no quiere serlo, lo cual no es atractivo para otros. En fin, hay tantos perfiles de personas que tú, y yo y cualquiera, eres, somos un elemento más. No se trata de aceptarlos a todos o quizás sí, pero para nada es necesario ser los amiguitos del alma de todos ellos. ¿Que puede que se nos pase el tiempo buscando el amiguito del alma? Pues puede. Se encuentre o no, siempre se hallan otras perspectivas fascinantes.
La esencia es la esencia, Francisco, pero es susceptible de modificaciones, cambios, si uno lo desea o no está a gusto con esa férrea esencia.
Me ha gustado leerte, como siempre. Verdad de la buena.
(Independientemente de cómo se viaje, de los atajos que se tomen, del cumplimiento o no de las expectativas, uno siempre acaba aprendiendo algo.
Jack Kerouac - Generación Beat USA )
Solo el honor es patrimonio del alma ",y el alma solo es de dios
Anónimos y enigmáticos comentarios, con buen o mal celaje. El venero ignoto do parten
¡Santander es tan bonito y tan inspirador! Me gusta lo que escribes.
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