sábado, 9 de enero de 2021

Discépolo. Queja y evocación del tango. Francisco Huertas Hernández

Discépolo. Queja y evocación del tango
Francisco Huertas Hernández


"Yira Yira" (1931). Eduardo Morera
Enrique Santos Discépolo (1901-1951) & Carlos Gardel (1887/1890-1935)
Autor y Cantor juntos en este cortometraje filmado en Buenos Aires en 1930. Una de las primeras películas del cine sonoro latinoamericano con sonido óptico. Además puede considerarse uno de los primeros videoclips de la historia del cine.
"En 1930 Gardel protagonizó quince cortometrajes musicales sonoros, cada uno sobre una canción, con dirección de Eduardo Morera y producción de Federico Valle (1880-1960), uno de los pioneros del cine latinoamericano. Valle había nacido en Italia en 1880, y luego de trabajar con los Hermanos Lumière y tomar clases con Georges Méliès, emigró a la Argentina en 1911 y desde entonces produjo decenas de obras cinematográficas de gran valor, incluyendo los primeros noticieros y los largometrajes animados de Quirino Cristiani, los primeros en la historia del cine mundial en su género"

Enrique Santos Discépolo (1901-1951)
Compositor, músico, dramaturgo y cineasta argentino. También era conocido como Discepolín
"Recordado por componer varios de los llamados «tangos fundamentales»,​ o «tangos de oro», entre los que destacan "Yira, yira" (1929), "Cambalache" (1934), "Uno" (1943), y "Cafetín de Buenos Aires" (1948), en los que cristalizó la vena lírica del escritor"

 Le llamaban el “Príncipe de los tristes”. Parece que fue feliz en su matrimonio con la cantante española Tania, y, sin embargo, su talante fue de un pesimismo schopenhaueriano. Cuando se habla de los poetas del tango su nombre emerge de un océano de autores desconocidos para el gran público. La gente desconoce a Homero Manzi, pero, quizás ha oído el nombre del autor de “Cambalache”.

 Discépolo sólo escribió obras maestras. Unas veces el texto, y otras también la música. Caso un tanto excepcional en el tango, pues en él quedan separados siempre los compositores por un lado y los autores de la letra por otro. Así que los tangos vienen siempre firmados por parejas: Gardel-Le Pera, Troilo-Manzi, Troilo-Cátulo Castillo, Cobián-Cadícamo, Virgilio Expósito-Homero Expósito.

 Enrique Santos Discépolo también escribió algunos tangos legendarios con el extraordinario compositor Mariano Mores, entre otros: “Uno”, “Cafetín de Buenos Aires” y “Sin palabras”, y alguno con Juan de Dios Filiberto, como “Malevaje”.

Maestros del Tango
De izquierda a derecha: El compositor y director de orquesta Osvaldo Fresedo (1897-1984), el cantante y compositor José Razzano (1887-1960), el bandoneonista, compositor y director de orquesta Aníbal Troilo (1914-1975), sentado y con bandoneón, el compositor y director de orquesta Francisco Canaro (1888-1964), y el compositor, dramaturgo y cineasta Enrique Santos Discépolo (1901-1951)
Fotografía de 1944

 De la poesía discepoliana puede decirse que dominaba todos los registros del tango: el lunfardo heredado de maestros como Celedonio Flores, jerga de los arrabales donde nació este baile que luego buscó letras para ser cantadas; el lirismo desesperado del desamor, cuya cima indiscutible es “Uno”; la burla que encierra una profunda reflexión filosófica y una carga política incuestionable de “Cambalache”; la nostalgia de la juventud perdida y la evocación de la ciudad mítica de Buenos Aires de “Cafetín de Buenos Aires”. Todos los temas de la música ciudadana del Río de la Plata están presentes en Discépolo.

 Quizás en Enrique Santos Discépolo no abundan las metáforas. En esto se diferenciaba de los otros grandes poetas del bandoneón como Homero Manzi y Cátulo Castillo. Pensemos en “Malena” y “María”, del primero y el segundo respectivamente.

 El estilo de Discépolo es directo pero de una intensidad emocional inmensa. La desesperación es su nota dominante.

 El tango es, en manos, de Discépolo, queja y evocación. Es decir: nostalgia, tristeza. Sus tangos están marcados por una fatalidad de resonancias griegas. La tragedia del hombre que ama y pierde la razón y el honor en su intento mejor.

 Nosotros somos hijos del poeta argentino. Somos herederos de su mundo de personajes derribados por el destino, un mundo que fue y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos tres y en el dos mil también, pero en el que se ama y se llora, se lucha y se huye por miedo a matar, pero, ante todo, se recuerda, pues ése, y no otro, es el centro mismo de todo el universo discepoliano: la memoria, que nos devuelve con amargura, con desesperación, con lucidez, la vida ya pasada, el amor ya muerto, la ilusión ya destruida. “El príncipe de los tristes” supo bien que la memoria es la forma de amar de los seres humanos. Por eso sus versos son evocación y meditación sobre la fugacidad del amor y de la vida. Una filosofía del corazón que se duele.

Francisco Huertas Hernández
Noviembre. 2001

7 comentarios:

Unknown dijo...

Bárbaro

Anónimo dijo...

Discépolo, uno de los más grandes como autor, director, cantante ¡Maravilloso! Cambalache es tan actual que pone la piel de gallina...su película ” El hincha" a pesar de los años, nos muestra la pasión por el fútbol de los argentinos.Amo el tango hasta los huesos. Miriam

Amante de cine dijo...

Hablar de tango es palabra mayor y solo los que lo llevamos dentro lo comprendemos. Gracias amigazo Huertas por este homenaje.

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé
En el 510, y en el 2 000 también
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos
Contentos y amargaos, valores y dublé
Pero que el siglo 20 es un despliegue
De maldad insolente, ya no hay quién lo niegue
Vivimos revolcaos en un merengue
Y en el mismo lodo, hmm, todos manoseaos
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor
¡Ignorante, sabio o chorro, pretencioso o estafador!
¡Todo es igual! ¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplazaos (¡Qué va a haber!), ni escalafón
Los inmorales nos han igualao
Si uno vive en la impostura
Y otro afana en su ambición
Da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos
Caradura o polizón
Qué falta de respeto, qué atropello a la razón…

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Uno busca lleno de esperanzas
El camino que los sueños
Prometieron a sus ansias...
Sabe que la lucha es cruel y es mucha
Pero lucha y se desangra
Por la fe que lo empecina.
Uno va arrastrandose entre espinas
Y en su afan de dar su amor...
Sufre y se destroza hasta entender,
Que uno se quedo sin corazón...
Precio de castigo que uno entrega
Por un beso que no lllega
O un amor que lo engaño,
Vacio ya de amar y de llorar
Tanta traición...
Si yo tuviera el corazón...
El corazón que di...
Si yo pudiera como ayer...
Querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos
Que me gritan su cariño
Los cerrara con mis besos...
Sin pensar que eran como esos
Otros ojos los perversos
Los que hundieron mi vivir...
Si yo tuviera el corazón,
El mismo que perdí;
Si olvidara a la que ayer
Lo…

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

¡Decí, por Dios, que me has dao,
Que estoy tan cambiao!...
¡No sé más quién soy!...
El malevaje extrañao
Me mira sin comprender;
Me ve perdiendo el cartel
De guapo que ayer
Brillaba en la acción.
No ven que estoy embretao
Vencido y maniao
En tu corazón.
Te vi pasar tangueando, altanera,
Con un compás tan hondo y sensual,
Que no fue más que verte y perder (1)
La fe, el coraje, el ansia'e guapear...
No me has dejado ni el pucho en la oreja
De aquel pasao malevo y feroz.
Ya no me falta pa completar
Más que ir a misa e hincarme a rezar.
Ayer, de miedo a matar,
En vez de pelear,
Me puse a correr...
Me vi en la sombra o finao,
Pensé en no verte y temblé.
Si yo –que nunca aflojé—
De noche angustiao
Me encierro a llorar... (2)
¡Decí por Dios que me has dao
Que estoy tan cambiao!...
¡No sé más quien soy!
En otra versión dice:
Que no hice más que verte...

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

De chiquilín te miraba de afuera
Como a esas cosas que nunca se alcanzan...
La ñata contra el vidrio
En un azul de frío
Que sólo fue después viviendo
Igual al mío
Como una escuela de todas las cosas
Ya de purrete me diste entre asombros
El cigarrillo
La fe en mis sueños
Y una esperanza de amor...
¿Cómo olvidarte en esta queja?
Cafetín de Buenos Aires
Si sos lo único en la vida
Que se pareció a mi vieja
En tu mezcla milagrosa
De sabihondos y suicidas
Yo aprendí filosofía, dados, timba
Y la poesía cruel
De no pensar más en mí...
Me diste en oro un puñado de amigos
Que son los mismos que alientan mis horas
José, el de la quimera
Marcial, que aún cree y espera
Y el flaco Abel que se nos fue
Pero aún me guía
Sobre tus mesas que nunca preguntan
Lloré una tarde el primer desengaño
Me hice a las penas
Y bebí mis años
Y me entregué sin luchar...
En tu mezcla milagrosa
De sabihondos y suicidas
Yo aprendí filosofía, dados, timba
Y la poesía cruel
De no pensar más en... mí...