viernes, 16 de febrero de 2024

Individuo & Totalidad (VII). Angustia y Alegría como estados de fisión y fusión social. Francisco Huertas Hernández

Individuo & Totalidad (VII)
Angustia y Alegría como estados de fisión y fusión social
Heidegger, Spinoza & Happycracia
Francisco Huertas Hernández

Francisco Huertas Hernández (alegría)
Gent, 12 augustus 2013. Een plaatselijke krant lezen
Photo: Inma Arriero Doblado

Francisco Huertas Hernández (angustia)
Alicante. Domingo 2 de diciembre de 2018
Un yo contra el espejo a través de la cámara en un día aciago.
Fue en Londres, en Candem, donde compré esa chaqueta mod y esa camisa, en enero de ese año. Pero el hombre no es más que una sucesión de espejos. En los que se mira al despertar y al acostarse, al encerrarse para sus necesidades diarias, en las fiestas y los lutos. Jorge Luis Borges pudo escribir clarividente: "Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de los hombres". Jacques Lacan habló del "stade du miroir" entre los 6 y los 18 meses en que el niño descubre su yo a través de su cuerpo en el espejo. Lewis Carroll en "Through the Looking-Glass, and What Alice Found There" cuenta la entrada de Alicia en el mundo fantástico a través de un espejo de su casa. Un mundo invertido que probará la lógica de la niña.
Pero las cámaras fotográficas son otro espejo incómodo de nuestra identidad vulnerable. La dismorfofobia, ahora llamada trastorno dismórfico corporal (TDC) es un trastorno obsesivo que abomina del propio cuerpo representado en la imagen fotográfica, videográfica o del humilde espejo.
Sea como fuere esta fotografía me resulta tan extraña como las sensaciones que aquel día viví


 El estado propio del individuo, ante sí mismo, es la "angustia". Martin Heidegger (1889-1976) relacionó este estado del espíritu humano con la inquietud ante la "nada". Una "conciencia de la finitud" surge a partir de la "experiencia" de la angustia, que nos lleva a una "comprensión" más "auténtica" de nuestra vida, nuestro "estar en el mundo"

 Heidegger escribe en "Sein und Zeit": "El ante-qué de la angustia se caracteriza por el hecho de que lo amenazante no está en ninguna parte. La angustia "no sabe" qué es aquello ante lo que se angustia" (Daß das Bedrohende nirgends ist, charakterisiert das Wovor der Angst. Diese »weiß nicht«, was es ist, davor sie sich ängstet). Un "estado de amenaza" que no está en el mundo.

 "En el ante-qué de la angustia se revela el "no es nada, no está en ninguna parte"" (Im Wovor der Angst wird das »Nichts ist es und nirgends« offenbar)

 "El angustiarse abre originaria y directamente el mundo en cuanto mundo" (Das Sichängsten erschließt ursprünglich und direkt die Welt als Welt). El "mundo" deja de ser un conjunto de "cosas" útiles (a la mano) o "separadas". De repente, se "abre" (se descubre) como una interrogación que lanza nuestras "posibilidades" entre la nada y la verdad.

 "El "mundo" ya no puede ofrecer nada, ni tampoco la coexistencia de los otros" (Die »Welt« vermag nichts mehr zu bieten, ebensowenig das Mitdasein Anderer)

 "Arroja al Dasein de vuelta hacia aquello por lo que él se angustia, hacia su propio estar-en-el-mundo. La angustia aísla al Dasein en su más propio estar-en-el-mundo, que... se proyecta esencialmente en posibilidades" (Sie wirft das Dasein auf das zurück, worum es sich ängstet, sein eigentliches In-der-Welt-sein-können. Die Angst vereinzelt das Dasein auf sein eigenstes In-der-Welt-sein, das als verstehendes wesenhaft auf Möglichkeiten sich entwirft). Este "retorno" a su "ser" aislado es una vivencia de soledad, libertad, muerte y expansión. Es la "posibilidad".

 La angustia es un estado de "fisión", divide el "ente social", aunque la "liberación de energía" en forma de radiación gamma y neutrones propia del proceso físico, en el individuo es un colapso interno, por el cual los pensamientos y sentimientos quedan paralizados por la "extrañeza de ser", es decir, de "no estar muerto".

 La alegría es el estado anímico contrario a la angustia, en cierta forma. El filósofo que reivindicó la "alegría" (laetitia) fue Baruch Spinoza (1632-1677). La "laetitia" surge cuando estamos en armonía con nuestra naturaleza esencial y con las leyes naturales que rigen el universo. "Lætitia est hominis transitio a minore ad majorem perfectionem" (La alegría es el paso del hombre de una perfección menor a una mayor), la define Spinoza en "Ethica ordine geometrico demonstrata". Esta "pasión" que nos hace más "perfectos", porque impulsa el deseo (conatus). El que algo sea deseable (apetecible) lo convierte en bueno, para Spinoza. Y la alegría es la pasión que enriquece el deseo, entendido éste como "esfuerzo que busca aumentar la potencia de existir". 

 Si la angustia reduce el mundo a una implosión interna en la que el individuo queda enfrentado a la nada y la libertad, aislando al individuo de la totalidad, la alegría fusiona al individuo en la totalidad porque expande su poder y su pertenencia al todo. En la sociedad post-tecnológica y poscapitalista se ha impuesto una "alegría" fingida de un bienestar consumista, expresada en la "psicología positiva". Se da por hecho que los "tristes" y "angustiados", autoconscientes o no, son potenciales enemigos del sistema social y económico-militar. Los tristes no "participan" de la "comunidad" porque su "consumo" no es inocente. Y en el peor de los casos, han abandonado la "cadena" de producción, distribución y consumo. La angustia es fisión social, y semilla de interioridad trascendente, o de nihilismo antisocial. La alegría es fusión social espontánea, o, más frecuentemente, impuesta por los medios de comunicación y la psicología positiva, una obligación capitalista de "ser feliz", que -mal que Spinoza se rebelara en su tumba- procede de la libertad individual: "la felicidad/alegría depende sólo de uno mismo". La alegría (felicidad) se convierte en la "ideología" de dominio del sistema tecnocapitalista. Es la "happycracia". Socializar desde la "felicidad/alegría" consiste en legitimar el "desorden" social y la "explotación/desigualdad" porque "una sonrisa cambia el mundo..."

Francisco Huertas Hernández
Viernes, 16 de febrero de 2024

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo

Francisco dijo...

Gracias lector, por tan atinado y pormenorizado análisis

Anónimo dijo...

Excelente análisis, Francisco. ¿Qué tal añadir a Nitzsche, a partir de Spinoza? ¿O vincular hermenéutica gadameriana y mantenimiento de la Happycracia? Saludos

M. Amorós

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Gracias Miquel por tu observación. Nietzsche admiraba a Spinoza, claro. Y esa conexión de la alegría con el conatus remite a la Wille zur Macht, sí. Lo de Gadamer no sé. La Happycracia se forja en la sociedad de consumo y su publicidad, apoyada por la industria de Hollywood. A mi abuelo Basilio le desagradaba mucho "Ladrón de bicicletas" cuando se estrenó en los cines de España, porque no mostraba esplendor y felicidad, sino miseria y dolor. La gente común no quería ver "su realidad", sino el "ideal" alienador de la fantasía de cartón piedra