jueves, 24 de diciembre de 2020

"The Big Parade" (1925). King Vidor. Pedro A. López Bellón. Guerra en el cine silente


"The Big Parade" (1925). King Vidor
Guerra en el cine silente
Pedro Antonio López Bellón

 "The Big Parade" (1925). King Vidor
Original American Poster

 "El gran desfile" (The Big Parade) (1925) de King Vidor (1894-1982) es otro ejemplo válido de la perfección narrativa y el dominio del lenguaje fílmico que se había alcanzado en un arte nuevo que apenas contaba con tres décadas de existencia. La confirmación del regocijo y el placer que supone para cualquier amante del séptimo arte ir descubriendo estas joyas del cine silente a las que, quizás, no prestamos la atención debida, ni considero que tengan la suficiente repercusión.

 En el momento del estreno comercial de El gran desfile de King Vidor, estaba cercana en el tiempo la llegada de una nueva revolución técnica, la irrupción del sonido al cine. Un avance que cambiaría drásticamente tanto la industria como el lenguaje cinematográfico. Y que daría un nuevo impulso a este arte que, como acabo de decir, a pesar de su juventud, estaba ya en posesión de una madurez creativa y un esplendor artístico fuera de toda duda. Y para ilustrar esta afirmación, nada mejor que echar un vistazo a algunas de las producciones del año 1925:

SIETE OCASIONES (SEVEN CHANCES, BUSTER KEATON)

ACORAZADO POTEMKIN (Броненосец Потёмкин, SERGEI EISENSTEIN)

LA QUIMERA DEL ORO (THE GOLD RUSH, CHARLES CHAPLIN)

EL FANTASMA DE LA ÓPERA (THE PHANTOM OF THE OPERA, RUPERT JULIAN Y LON CHANEY)

BEN HUR (BEN-HUR: A TALE OF THE CHRIST, FRED NIBLO)

EL JARDÍN DE LA ALEGRÍA (THE PLEASURE GARDEN, ALFRED HITCHCOCK)

EL MUNDO PERDIDO (THE LOST WORLDHARRY HOYT)

"The Big Parade" (1925). King Vidor
Original American Poster

"The Big Parade" (1925). King Vidor
Original Swedish Poster

 Producida por el inteligente y visionario Irving Thalberg (1899-1936), El gran desfile narra las vivencias de tres jóvenes estadounidenses que se alistan como soldados para participar en la Primera Guerra Mundial. John Gilbert (1897-1936) interpreta el papel protagonista dando vida a Jim, perteneciente a una familia acaudalada. Jim lleva una vida sin preocupaciones. Sin trabajar y dedicado a disfrutar de la vida, su participación en la contienda supondrá una transformación personal y la adquisición de una madurez que sirven muy bien al relato como ejemplo ilustrativo de las consecuencias y el terrible dolor ocasionados por las guerras.

 Porque, no hay que engañarse, a pesar de los elementos patrióticos y “moralistas” que en su momento se incluyeron en la película, casi con toda seguridad pensando en los resultados de taquilla, nos encontramos ante una obra que denuncia la crueldad, la barbarie y el sin sentido de los enfrentamientos bélicos. Hay un momento en la narración de El gran desfile donde Jim, en medio del fragor de la lucha y del horror del combate, prácticamente cuerpo a cuerpo, y con su amigo Slim (Karl Dane) recién caído en el campo de batalla, se expresa de este modo:

¡Órdenes, órdenes ! ¿Quién demonios combate en esta guerra? ¿Los hombres o las órdenes?

¡Barro, sangre, cadáveres malolientes! ¿Para qué diablos sirve la guerra? Gritos de júbilo al marcharse y al regresar ¿Y a quién le importa?

 "The Big Parade" (1925). King Vidor
Mrs. Apperson (Claire McDowell) & Jim (James) Apperson (John Gilbert)

"The Big Parade" (1925). King Vidor
Melisande (Renée Adorée) & Jim (James) Apperson (John Gilbert)

"The Big Parade" (1925). King Vidor
Melisande (Renée Adorée) & Jim (James) Apperson (John Gilbert)

"The Big Parade" (1925). King Vidor
Melisande (Renée Adorée) & Jim (James) Apperson (John Gilbert)

"The Big Parade" (1925). King Vidor
Estados Unidos entró en la Gran Guerra (1914-1918) el 6 de abril de 1917. El presidente Woodrow Wilson entre 1913 y 1921 mantuvo una política de neutralidad. Un incidente con un telegrama alemán proponiendo a México combatir juntos contra Estados Unidos para recuperar sus territorios perdidos pesó más que los barcos de pasajeros británicos hundidos por torpedos alemanes. Con el pretexto consabido de defender la democracia Estados Unidos entró en la guerra en Europa

"The Big Parade" (1925). King Vidor
Las trincheras fueron una de las estrategias más representativas de la Gran Guerra. Conocida como "Guerra de trincheras" o "Guerra de posiciones". Hoyos cavados en tierra donde los soldados esperaban meses. No podían avanzar ni huir, pero la finalidad era mantener el territorio bajo control para evitar que el enemigo pudiera conquistarlo. La gran película sobre el tema es "Paths of Glory" (1957) de Stanley Kubrick, cuyo antibelicismo es tan acusado que fue prohibida en países como España

"The Big Parade" (1925). King Vidor
Paul McCartney hizo un vídeo con la canción "Pipes of Peace" (1983) en el que un soldado británico y otro alemán salen de las trincheras en Francia durante la Gran Guerra para celebrar la Navidad con sus respectivas tropas

"The Big Parade" (1925). King Vidor

"The Big Parade" (1925). King Vidor

 La carga crítica, el miedo ante la inminente batalla, las consecuencias calamitosas de la contienda, el temor a matar o a morir y tantos otros sentimientos se muestran con óptimos resultados, a pesar de ser contados con una enorme contención en la pantalla. Pero en mi opinión, lo que verdaderamente funciona en esta película es la historia de amor. Jim, en su paso por la guerra, conoce a Melisande (extraordinaria Renée Adorée (1898-1933)), una francesa de la que se enamora pasionalmente. Todo el fragmento donde se nos narran sus diversos encuentros y el cortejo amoroso por parte de Jim es realmente sensacional. King Vidor, a través de planos medios y planos generales, y con un exquisito sentido de la naturalidad, nos narra esta relación a través de un tono convincente y muy romántico, donde por momentos los protagonistas parece que están improvisando ante la cámara: tal es el grado de espontaneidad y frescura que se desprende de la excelente química entre John Gilbert y Renée Adorée.

 De ello se sirvió King Vidor para ofrecernos una serie de planos mucho más largos de lo habitual en el cine mudo. Planos que funcionan estupendamente en mi opinión, como aquel donde los dos protagonistas demuestran su talento y su eficacia interpretativa únicamente con la ayuda de un chicle y un diccionario... Esta técnica basada en largos planos es simplemente el anticipo de la narrativa que se impondrá con la revolucionaria llegada del cine sonoro.

 Cabe destacar que El gran desfile ganó la Medalla de la revista Photoplay a la mejor película del año en 1925. La medalla se considera el primer premio cinematográfico anual significativo, antes del establecimiento de los Oscar. 

 El relato, a pesar de las circunstancias trágicas que narra, desprende un halo de positivismo, resaltando la transformación integral sufrida por Jim como consecuencia de los hechos vividos. Y que lo conducen a la fortaleza moral y física, además de a su encuentro con el amor verdadero. A pesar de contener algún elemento melodramático, la historia es conducida sabiamente a través del terreno de la emoción. En otro momento, reflexionando sobre Amanecer (Sunrise, 1927) de F. W. Murnau, destacaba la inteligencia, el conocimiento y buen saber hacer de los pioneros a la hora de contarnos sus historias. En El gran desfile, nos encontramos ante la misma tesitura. King Vidor fue otra de esas personalidades que conocían como nadie los entresijos del cine, y la película resulta una obra maestra de la emoción que logra convencer al espectador de que, lo que está viendo en la pantalla, es tan real como la vida misma. 

 En el momento de filmar El gran desfile, Vidor acumulaba una larga trayectoria profesional en el mundo del cine: acomodador y proyeccionista en una sala de cine, conserje en los estudios Universal, guionista, director… Un hombre hecho a sí mismo y conocedor de todos los secretos y entresijos de la producción cinematográfica. El gran desfile resultó la película más importante de Vidor hasta la fecha y supuso el mayor éxito de taquilla del año.

 Y en toda esta etapa del cine silente se encuentra la esencia de tantas y tantas películas maravillosas que se fueron sucediendo con posterioridad, desde el momento de la llegada del sonido y a medida que el cine se iba haciendo mayor. Contemplar estas producciones supone, además de un gran disfrute, conocer en profundidad y entrar en complicidad con los secretos del séptimo arte, a pesar de que no lleguemos a entenderlos del todo.

"The Big Parade" (1925). King Vidor
Original American Poster

 El gran desfile supone, en definitiva, uno de los títulos claves del período mudo y una de las grandes películas de la historia del cine. Un título entrañable cargado de fascinación, encanto, y de la magia primitiva e incipiente de cualquier manifestación artística. Magia que, irremediablemente, va desapareciendo con el paso del tiempo

6 comentarios:

Unknown dijo...

Qué descubrimiento

Unknown dijo...

El cine mudo está muy dejado de lado y es el mejor

Estrella dijo...

Leí este magnífico texto de Pedro Antonio hace unos días. Es normal que lo eligieras Francisco Huertas Hernández para complementarlo con tu estupenda aportación.
La vi esta película hace unos días, la tenía muy pendiente después de quedarme impactada por otra de Vidor, "The crowd".
"The big parade" es muy buena también. Bien hecha, bienintencionada, con buenas interpretaciones. Está muy bien recordar el cine silente y con artículos como éste de un gran blog, se consigue plenamente.

MARCELO dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Gracias Marcelo por tu aporte poético de alta calidad como siempre. Gracias Estrella por tu saber y tu voluntad de hierro viendo y escribiendo sin cesar. Gracias Pedro por incorporarte a la nómina de colaboradores de ACORAZADO CINÉFILO. Felices Fiestas a todos

MARCELO dijo...

1925 "The big Parade" de King Vidor
La fosa de navidad
El nacimiento de una visión total sobre la guerra me la ha dejado siempre la primera guerra mundial, las trincheras, la mugre, las ropas hechas tiras, los cuerpos amontonados que no pueden más que pegarse al barro mezclado con sangre y olor a pólvora.
Los aullidos de los hombres que despedazados atraen a las ratas, los sueños sin mujeres, los sueños sin chocolate, las latas de alimentos sin sabor, el gas que arremete contra los pulmones, los pulmones que explotan, el arcabuz que invade la trinchera, las fiestas que no pueden ganarle a la desesperación. El alcohol con forma de mujer, la fotografía de alguien que nada en charcos de sangre, la sangre que se seca al sol, el sol que seca la tierra, la tierra que se abre, la tierra que se abre. Herman Hesse leyendo como un lobo estepario sobre la trinchera (“trinchera” palabra que cabe destacar como si fuese el pelo de Mae West sobre una cama de un soldado surrealista), Apollinaire que cae herido y el mundo que se queda sin libros de poesía sagrada, Louis Ferdinand Céline que atraviesa una batalla escribiendo un insulto perfecto.
El mundo que pierde los dientes y ya no puede comer más carne porque sabe a cuerpos podridos, el mundo que se ha despertado por efecto del motor y su inmundo cuerpo de metal.
El silencio que te deja sordo, la sordera que te acompaña paso a paso, camino a camino, la hierba que no crece, los pájaros…
Los pájaros que nos abandonan
las palabras sordas
surcando los mares
las olas que se amontonan
las arenas movedizas,
los pájaros que dejan sobre el cielo
la soledad lóbrega
las estrellas que no pueden hacer nada
las palabras que se me escapan,
las miradas sordas,
la fosa que medita
la sombra de los vuelos
que ya no se verán.
Marcelo López