jueves, 11 de marzo de 2021

Las olas. Poema (1980). Francisco Huertas Hernández

Las olas
Poema (1980)
Francisco Huertas Hernández


"From Here to Eternity" (1953). Fred Zinnemann
"De aquí a la eternidad". Escena del baño en la playa de Halona Cove. Oahu (Islas Hawai)
Sargento Milton Warden (Burt Lancaster) & Karen Holmes (Deborah Kerr)
Film estadounidense bélico en el que priman las pasiones sobre los acontecimientos militares. Esta famosa escena del beso apasionado de Warden y Karen en la playa, entre las olas, revela el carácter salvaje de la pasión identificado con la fuerza de la naturaleza. Como si la premonición del ataque japonés sobre Pearl Harbor poco después llevara a los cuerpos al éxtasis. Un capitán sádico pretende hacer boxear a un soldado que dejó ciego a un rival en un combate, otros oficiales presentan rasgos psicopáticos. Y las olas lo traen todo y todo se lo llevan: pasiones, odios, recuerdos, esperanzas. La naturaleza es fuerza irracional, dimensión dionisíaca según Nietzsche. Ola, llama. Mar, fuego. Fecundación y Destrucción. Y los hombres son olas de ese mar inaplazable, indomable. Con fiereza rompen contra la arena y las rocas. La calma de esos días de mar llana cuando la superficie está lisa como un espejo, el grado 0 en la Escala Douglas que mide el oleaje, equivale a ese estado apolíneo del orden y la armonía que Nietzsche encontró en la escultura y arquitectura griegas representadas en la proporción áurea (número φ). Los hombres y las mujeres en "estado φ" guiados por el juicio, la lógica y la moderación de la virtud, apolíneas apariencias de quietud, estallan como las olas cuando sus instintos, su sentidos, su voluntad deseante entran en éxtasis dionisíaco. Así el soldado Prewitt, el sargento Warden, Karen Holmes, son llevados más allá del límite y la medida.

Escribí este poema, "Las olas", en 1980, con 16 años. Probablemente en la cocina de mi abuela, y bajo no sé qué influencias. De esa época recuerdo leer a García Lorca y otros poemas surrealistas cuya huella matizada está presente. Hoy, jueves 11 de marzo de 2021, solo con la compañía de Richard Wagner, y embebido con la explicación de la filosofía de Friedrich Nietzsche en mis clases, regreso a estas "olas", que no son de Virginia Woolf

Las olas


En la vida has de contemplar las olas,
esas que vienen y van de la playa al horizonte,
cambiando nuestro destino con gaseosas espumas,
saltando y desgañitándose contra la arena.

Chocan y se retuercen frente a las rocas,
nacen del mar y mueren en tierra.
Arrastrándose gloriosas sobre el suelo,
viendo la luz del día que comienza.

En la vida y en el tiempo,
surcan paralelas olas de púrpura,
emergen del fondo de los abismos de Neptuno,
y soplan con fuerza sobre las cabezas.
Quiebran la monotonía del vivir cotidiano,
resuellan misteriosas entre los hoscos laberintos.
Gritan y conjuran los males de Satán.

En la noche de los tiempos silban
las olas que apagarán la sed moribunda.
Crecen en blancos mantos de novia,
y ríen de espumas blasfemas al alba.

Las olas del seguro porvenir,
de los ensueños arcanos del pasado
arremolínanse en la costa del devenir.

Suspiran solas en su ocio amedrentado,
envueltas en noches de blanco satén,
y nada queda igual tras su paso,
sólo las huellas del húmedo barro,
en la fiereza del salvaje grito sarraceno.

El lamento de la ira aplacada,
de la sal sobre el cruel idilio,
maliciosa frivolidad de voluntad truncada,
entronca el gemido con la columna marina.

Olas salvajes y renovadas,
saladas y espumosas, levantan sus crines
a la brisa del atardecer, sus cabellos blancos,
volando gotas de espuma oceánica,
de mar inquieto y gigante.

Las olas que mecen la vida,
como una sinfonía de agua y de sal.
De espuma y coral.

Florece la vida a su paso,
hurtando unas y depositando otras,
rebanadas de vida.

En la frente su hermosura,
danzando mayestáticas como un himno triunfal.
Brotan de la mar oceana,
bañan las vidas polvorientas,
de sudor y de lágrimas,
limpian delicadas las bisagras
y hendiduras olvidadas de las almas.
Flotan en el mar, como aire puro.

Las olas, que se acercan, te miran,
y se van, como un murmullo de la tarde.
Y van con el sol y las gaviotas,
vuelan a la cuna del horizonte.

Expresión de vidrios rotos de tu vida,
hechos no consumados de otros tiempos.
Alguna vez has visto las olas
desfilar suaves ante tus azules pupilas.

Las olas de la vida y la muerte
cabalgan sobre el ancho océano,
ebrias y sórdidas entre el vendaval,
incólumes tallas de mármol
de perfiles ondulantes y sonrisa celeste.
Removiendo mares, cielos y tierras,
por las sendas del camino de la luz crepuscular,
henchidas de líquido elemento,
contagiosos anestésicos de vida.
Olas algésicas, olas errantes.

Francisco Huertas Hernández
1980

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuánto escribe el ser humano

Estrella dijo...

Inquieto desde siempre, amigo. Vaya poema de adolescente. Y esta peli que has elegido, pues qué te voy a decir...