lunes, 21 de febrero de 2022

Calígrafos y amanuenses. "The Pillow Book" (1996). Peter Greenaway. Francisco Huertas Hernández

Calígrafos y amanuenses. 1995
"The Pillow Book" (1996). Peter Greenaway

Calígrafos y amanuenses
Memorias de un Hombre de Acción (Diario)
Escrito en 1995 durante la preparación de la edición de mi libro "Entre la filatelia y la halterofilia. Diario de Oviedo" (Incipit. Madrid. 1996)
Francisco Huertas Hernández

"The Pillow Book" (1996). Peter Greenaway

El formalista y minimalista director británico Peter Greenaway (1942) dirigió esta "iniciática" coproducción erótica entre Reino Unido, Francia, Holanda y Luxemburgo. Rodada en seis idiomas: inglés, francés, japonés, italiano, cantonés y mandarín. El tema es japonés y caligráfico. "El libro de la almohada" es la traducción del título original, y expresa la costumbre japonesa de guardar en las almohadas los diarios íntimos.
Nagiko (Vivian Wu) es la narradora que recrea su proceso de aprendizaje. A lo largo del film hasta cinco actrices japonesas interpretan a este personaje. Su padre (Ken Ogata), calígrafo, le dibujaba en el rostro, cada cumpleaños, una bendición. 
Los avatares melodramáticos del padre, pobre y víctima de los abusos de su editor (Yoshi Oida), y la marcha de Nagiko a Tokyo para convertirse en modelo, son solo una excusa para que esta mujer busque al "padre" sustitutivo que vuelva a "escribir en su cuerpo". Una interpretación psicoanalítica edípica es evidente. La piel debe ser "acariciada" con los pinceles, punzada o tintada, para que las letras "alcen" el deseo al territorio de la consumación: la piel en "blanco" busca su "texto".
Sus amantes deben darle placer escribiendo sobre su cuerpo. Sin embargo, la insuficiencia de éstos ya en el terreno de la caligrafía, ya en el sexual hacen que Nagiko sólo pueda tener momentos de éxtasis, pero no una relación duradera. 

¡Qué raro es el éxtasis -"trascendencia del cuerpo al alma"- en el sexo! Este έκ στασις (estar fuera de uno mismo) que es la forma más profunda de "estar en el centro de uno mismo". El orgasmo y la unión mística con Dios son su expresión. Yo lo he llamado "unción sagrada" (fusión de dos seres en uno solo)

"The Pillow Book" (1996). Peter Greenaway

La aparición de un inglés, Jerome (Ewan McGregor), introduce una nueva "transacción" de deseo y caligrafía recíproca. Solo subliman el deseo los "libros" escritos en la piel del amante. Jerome será el "hombre-libro" que regresará al editor, amante del joven, como lo fue del padre de Nagiko

"The Pillow Book" (1996). Peter Greenaway

Los acontecimientos de piel y escritura contienen un sadismo que solo puede resolverse en la muerte ritual. La muerte de Jerome acelera el ansiado "escribir en los muertos" de Nagiko, quizás, porque toda escritura es muerte como escribió -paradójicamente- Platón en "Fedro" citando un mito egipcio de la invención de la escritura.

El shodō (書道) -literalmente: camino de la escritura- es la caligrafía japonesa. Es un arte y una de las complejas disciplinas que los niños ejercitan en la escuela. Su origen es chino, y usa pincel, tinta china, pisapapeles y papel de arroz. Practica la escritura de caracteres japoneses hiragana y katakana, así como caracteres kanji derivados de la escritura china. 
Roland Barthes en "L'Empire des signes" (El imperio de los signos) (1970) -tras un viaje al país nipón- asegura que Japón es el país de la escritura, el país de los signos

"The Pillow Book" (1996). Peter Greenaway

La compleja historia del film es una "travesía" por el tiempo, que solo en su "inscripción" es habitado por el humano: el tiempo es lo que escribimos, lo que leemos, lo que recordamos, lo que contamos... solo texto, solo letras...
El amor, la muerte -no pueden existir por separado-, la venganza, y, finalmente, la "escritura". 
Amar es escribir en los labios de la otra persona un "te amo". Morir es dejar de ser pronunciado tu nombre, dejar de ser escuchada tu voz. Morir es no poder ser ya un nombre o un relato. 
Y la venganza es la imposibilidad de vivir sin amor. Vengarse es "re-escribir" los actos del "otro" con nuestra caligrafía sangrienta y caliente: no me has amado-escrito-como debes, por eso ahora yo te mato simbólicamente-te reescribo-borrándote

"The Pillow Book" (1996). Peter Greenaway
Poster

"The Pillow Book" (1996). Peter Greenaway
Poster

Suzuki Harunobu (鈴木 春信) (1725-1770): Wisdom (Chi), from the series "The Five Virtues" (Gojô) - Museum of Fine Arts
Caligrafía femenina

Suzuki Harunobu (鈴木 春信) (1725-1770)
Mujer escribiendo

Calígrafos y amanuenses
Memorias de un Hombre de Acción (Diario)
Escrito en 1995 durante la preparación de la edición de mi libro "Entre la filatelia y la halterofilia. Diario de Oviedo" (Incipit. Madrid. 1996)

 Hablé con M., con N., y con la lectora Ferreira. Esta dijo que mi obra estaba manuscrita, y, que eso no era lo habitual. Reconoció, empero, la caligrafía acendrada. Un trabajo de chinos. Todo lo contrario. Trabajo de chinos sería mecanografiar todo lo manuscrito, matarlo, aniquilarlo.

 La caligrafía es el alma de la escritura. La verdad del Logos. No linotipia. No impresora. Sí amanuenses. Amanuenses del espíritu. ¡Vivid, aunque no sean tiempos propicios! ¡Caligrafiad nuestro destino! ¡Mi vida ha sido tan caligráficamente triste! ¡Tan caligráficamente lenta!

 Todo lo triste es lento. Lectora Ferreira: ¿qué sabes tú del vivir del calígrafo, del mundo del amanuense? Creéis que lo correcto, lo políticamente correcto, es la impresora y el wordperfect, y olvidáis que la caligrafía es el movimiento de la mano, impulsada por el alma, por el corazón, por las vísceras. La memoria cargada de tinta que se desliza parsimoniosa por el escenario vacío de la hoja en blanco, la blanca. Ya no hay amanuenses ni escribas: hay taquígrafas. Ya no hay tinteros ni plumas en las mesas de los contadores.

 Escribanos, copistas, honrados y laboriosos. Víctimas de los tiempos modernos. La máquina les barrió.
 Con la letra y la sangre, con la tinta y el tintero. Antaño se decía a los niños en tono amenazante, cuando se disponían a aprender a leer, que “la letra con sangre entra”.

 Eran tiempos de caligrafismo tiránico, pero también de hombres que acariciaban el pergamino y la holandesa, que blandían la pluma y el lápiz, que bailaban con letras de salón gótico o de jardín inglés, que susurraban los signos de puntuación raspando el folio y aspirando el aire teñido de querencias caligráficas.

 Todo se ha vuelto hosco y maquinístico. Todo inhumano. El procesador de textos, imprenta electrónica de andar por casa, ha matado al amanuense. Y el amanuense era un ruiseñor de las selvas del sentir y el contar, y el cantar y el bailar. Oremos por nuestra memoria, por nuestros antepasados, por nuestra historia hecha de caligrafías enrevesadas y tenaces. Oremos por lo que ha muerto y por quienes con ello han muerto de nuevo.

 No hay memoria informática. Terror de los monstruos del control total. No hay escritura sin mano, sin alma.

 Soy un romántico, de la caligrafía, al menos. Daría todo por una buena P mayúscula gótica, aunque fuese para escribir “puta”, palabra comodín y palabra mar, que siempre insulta más que describe, aunque sea toda una confesión calígrafa

Francisco Huertas Hernández
Memorias de un Hombre de Acción
19 de octubre de 1995





Francisco Huertas Hernández: "Diario de Oviedo". Agosto 1995
Cuaderno Gris (bloc) escrito a mano

Este manuscrito fotocopiado fue el que envié a Gabriela Ferreira, lectora de la Editorial CYAN (Incipit). Al principio lo rechazó por no estar mecanografiado. Luego mostró interés y me llamó al IES Cabo de la Huerta donde yo trabajaba en 1995-1996. Di las fotocopias a un mecanógrafo que las pasó a Word, con grandes dificultades por lo denso y abstruso del texto.

Este libro se editó en Madrid en 1996, y pasó sin pena ni gloria. Solo cuatro personas lo entendieron: un profesor de Filosofía de un Instituto de Toro (Zamora); mi amada Inma, que se enamoró de mí tras leerlo; un ex compañero de Instituto, Juan Esteve; y la prologuista, la poeta y amiga Luisa Castro.

Decir que ese Diario, que forma parte de "Entre la Filatelia y la Halterofilia. Memorias de un Hombre de Acción", está escrito con sangre de mi alma solitaria es innecesario, se siente en todo él. La editorial liquidó unas ventas ridículas, y años después, supongo que por el tema asturiano, varias bibliotecas de América del Norte lo adquirieron: Universidad de Toronto, Universidad de Harvard, Biblioteca Pública de Nueva York, además de la Biblioteca Nacional de España -por Depósito Legal- y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Sigue siendo de lo mejor que he escrito, aunque sigo escribiendo porque no quiero morir...

Francisco Huertas Hernández: "Entre la Filatelia y la Halterofilia. Diario de Oviedo"
Incipit Editores. Madrid. 1996
Así se publicó el libro

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Escribe, escribe, para no morir, que cuando otros te lean te hagan renacer en cada palabra salida de tu alma...

Anónimo dijo...

El amor y la muerte,se mezclan.La venganza?no tiene sentido,en el amor,quizás en el desamor,donde la escritura"se vuelve calunniadora y sin sentido.