Individuo & Totalidad (III)
Interioridad e Integración
Francisco Huertas Hernández
Nubes
10 de mayo de 2020
Fotografía de Francisco Huertas Hernández
La "quiddidad" (quidditas) -término en latín que tradujo el concepto árabe "mâhiyya" (ماهية) de Avicena (980-1037) con el significado de "esencia" (aquello por lo que un ser es lo que es)- se perdió con la filosofía escolástico-aristotélica, y "emergió" el "individuo", en el que destaca la "autonomía" y la "singularidad". El "individuo" ya no es la "abstracción" de la "quidditas" sino el "sujeto de derechos propios". Entre los forjadores del pensamiento burgués, John Locke (1632-1704) incluyó los "derechos naturales a la vida, la libertad y la propiedad", y en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en la Revolución Francesa (1789), quedan plasmados estos "derechos individuales".
Para el liberalismo burgués, el individuo puede triunfar a través de la iniciativa personal y empresarial en un entorno de libre competencia, donde la propiedad privada y el comercio son fundamentales. El Estado, o la sociedad, ponen en riesgo esa "interioridad" de la "libre elección" o "iniciativa emprendedora", basada en última instancia en el "ánimo de lucro" o "codicia".
Y, sin embargo, dos fuerzas poderosas subsisten en el siglo XX, rechazando esa "interioridad" antisocial: la religión y el marxismo. La religión organizada en comunidades de creyentes que defienden el "bien común" frente al "egoísmo" (fundamento de la interioridad burguesa en su doble vertiente de "intimidad de la vida privada" y búsqueda del lucro personal), y el marxismo, como proyecto político emancipatorio de una sociedad sin explotación económica, igualitaria y solidaria, oponen una resistencia, más o menos permanente, al "individualismo burgués" exaltando la "comunidad" y la "integración" en un bien superior, trascendente o inmanente
Y, sin embargo, dos fuerzas poderosas subsisten en el siglo XX, rechazando esa "interioridad" antisocial: la religión y el marxismo. La religión organizada en comunidades de creyentes que defienden el "bien común" frente al "egoísmo" (fundamento de la interioridad burguesa en su doble vertiente de "intimidad de la vida privada" y búsqueda del lucro personal), y el marxismo, como proyecto político emancipatorio de una sociedad sin explotación económica, igualitaria y solidaria, oponen una resistencia, más o menos permanente, al "individualismo burgués" exaltando la "comunidad" y la "integración" en un bien superior, trascendente o inmanente
Francisco Huertas Hernández
Viernes, 26 de enero de 2024
2 comentarios:
Poderoso análisis
Gracias lectores
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